Amber (Madonna), de 40 años, es una mujer atractiva, rica, caprichosa y arrogante de manera inconmesurable. Egoísta, superficial e infantil, impone sus deseos en la vida, dejando a su paso una siempre presente aura de ira reprimida, mordaz insatisfacción y secreta nostalgia. Nada le hace feliz a esta mujer, incluyendo su rico pero pasivo marido Tony (Bruce Greenwood), farmacéutico.
Como sabe que su mujer está aburrida de sus habituales vacaciones exóticas, Tony le da una sorpresa a Amber llevándosela a ella y a otras dos parejas, Marina (Jeanne Tripplehorn) y Michael (David Thornton), Todd (Michael Beattie) y Debi (Elizabeth Banks) a un crucero privado desde Grecia a Italia. Pero como siempre, Amber desestima los patéticos esfuerzos de su marido por agradarla con un despectivo bufido. Quejándose de todo, desde el tamaño de su jet privado hasta de sus acompañantes, Amber pierde los papeles cuando ve que el impecable yate que estaba esperando en realidad es un barco griego de pescadores transformado, y con una maloliente tripulación, y lo peor de todo, ¡no tiene gimnasio!. Obligada a unas vacaciones sin ningún tipo de comodidades, de jugar a las cartas y relajarse, Amber encuentra un blanco para descargar su furia, el primer oficial del barco, Giuseppe (Adriano Giannini).
Giuseppe, un robusto y joven pescador con un pícaro sentido del humor y una ira reprimida de sí mismo, odia a sus clientes americanos y todo lo que estos representan, especialmente Amber. Amber percibe su rechazo y empieza a burlarse de él contrariándole continuamente. Desafiada por la negativa de Giuseppe de amedrentarse ante la imponente presencia de ésta, se mete con él incesantemente, llamándole cosas como Guido, Pepe, Pipí, etc, riéndose de sus "peces" y ridiculizándole delante de toda su tripulación y el resto de los pasajeros. Indefenso a defenderse por no perder su trabajo, Giuseppe está furioso, pero también es consciente de una involuntaria e incontrolable atracción hacia la mezquina de Amber.
Un día, varias horas después de que sus acompañantes hubieran salido a explorar unas cuevas sumergidas en el agua, Amber le exige a Giuseppe que la lleve con ellos, a pesar de sus advertencias sobre lo tarde que es y el dudoso clima. En poco tiempo, el motor del barco falla y sin poder hacer nada se va a la deriva a medida que se aproxima la noche y las quejas maliciosas de Amber alcanzan un punto que llega a romper los tímpanos. Dos días en alta mar, una tormenta y una sardina más tarde, son náufragos en una isla desierta. De pronto, las normas han cambiado.
Amber, a su pesar, ahora depende completamente de Giuseppe, y éste se aprovecha de la situación tomando represalias contra ella. ¿Serán algún día rescatados? ¿El nuevo tono burlón de Giuseppe, será demasiado para que lo pueda soportar la nueva vulnerable de Amber? El resultado es un apasionado y divertido cambio de papeles, con un sorprendente final que ni Amber ni Giuseppe se imaginan.