EL ARTE DE PASAR DE TODO está protagonizada por Freddie Highmore (CHARLIE Y LA FÁBRICA DE CHOCOLATE, DESCUBRIENDO NUNCA JAMÁS), Emma Roberts (HISTORIAS DE SAN VALENTÍN, SCREAM 4), Michael Angarano (RED STATE, EL REINO PROHIBIDO), Elizabeth Reaser (la serie de CREPÚSCULO) y Sam Robards ("Gossip Girl"), junto a Rita Wilson (NO ES TAN FÁCIL) y Blair Underwood ("The Event").
La película ha sido escrita y dirigida por Gavin Wiesen y producida por P. Jennifer Dana (WINTER PASSING), Gia Walsh (THE WINNING SEASON), Kara Baker (THE WINNING SEASON) y Darren Goldberg (KICK-ASS: LISTO PARA MACHACAR). La producción ejecutiva ha estado a cargo de Andrew Levitas (818), David Sweeney (THE WINNING SEASON), Henry Pincus (SPIN), Patrick Baker (ITS KIND OF A FUNNY STORY), Nick Quested (VANISHING ON 7TH STREET), Gretchen McGowan (LOS LÍMITES DEL CONTROL), Jonathan Gray (THE MUSIC NEVER STOPPED) y Anthony Gudas (MACHETE). El equipo creativo incluye, además, al director de fotografía Ben Kutchins (HOLY ROLLERS); a la diseñadora de producción Kelly McGehee (A LITTLE HELP); a la montadora Mollie Goldstein (MONOGAMY); al compositor Alec Puro (HIGHER GROUND); a la supervisora musical Linda Cohen (NICK & NORAH: UNA NOCHE DE MÚSICA Y AMOR) y a la diseñadora de vestuario Erika Munro (THE GOOD GUY).
Acerca de la producción
Para su primer largometraje, EL ARTE DE PASAR DE TODO, el guionista y director Gavin Wiesen ha regresado a un momento que, en su opinión, constituye la primera encrucijada que cambia la vida de muchas personas. "A los 17 ó 18 años, la mayoría de nosotros atravesamos un periodo crítico", afirma. "Estamos a punto de acabar la enseñanza secundaria y adentrarnos en un espeluznante y desconocido mundo: el de los adultos. Hay que deshacerse de la niñez a toda velocidad".
Con esta idea en mente, a Wiesen se le ocurrió la idea de una película sobre un alumno de instituto que lleva un ritmo diferente, no sólo respecto de sus iguales, sino también del mundo en general, y que protesta por la inutilidad del último curso haciendo lo menos que puede. "Para George, el instituto es un quehacer totalmente estéril", asegura. "Pero, en este caso, las tareas escolares son una imagen de la vida. Es aquello que no queremos hacer pero que tenemos que realizar si deseamos llevar una vida que merezca ese nombre, incluidos el amor, los deportes, el arte, la familia y hacerse mayor".
Pero George, según Wiesen, está pasando por esta etapa sin haber hallado sentido a nada de cuanto jamás ha hecho. "No tiene motivo alguno para intentar nada, ni tampoco la menor idea del rumbo que esté tomando su vida. Cuando conoce a esta chica tan especial, adquiere, de repente, algo que da sentido a su vida. Aun si ella no le corresponde y no pasan de estar haciéndose amigos, ello le espolea para entrar en actividad".
El propio guionista y director había llegado a un punto crítico cuando se le ocurrió la idea. "Yo había estado durante un tiempo trabajando en guiones basados en ideas de otras personas", dice. "Pero no hacía más que pensar en la clase de películas que yo quería ver y realizar. Por tanto, decidí descolgarme con algo emotivamente personal, aunque no completamente autobiográfico".
Una vez que se decidió por el concepto, el primer borrador no tardó en salir a la luz. Wiesen se pasó aproximadamente un año mostrando su guión finalizado a sus amigos, recibiendo información y reescribiéndolo. El guión cinematográfico acabó llegando a manos del actor y artista Andrew Levitas, que accedió a ser productor ejecutivo de la película e incorporó a P. Jennifer Dana como productora.
Dana reaccionó a la delicada descripción que el guión hace del primer amor y del inicio de la edad adulta. "Recuerdo bien lo que suponía ser un alumno de último curso en el instituto", asegura. "El guión vuelve la vista atrás con nostalgia sobre ese periodo, y ello me mandó un mensaje".
Dana colaboró estrechamente con el novel guionista y director para perfeccionar lo que éste había escrito. "Cuando entré por la puerta, el papel transmitía una clarísima sensibilidad y hablaba con una voz singular", explica la productora. "Leíamos un borrador y, luego, hablábamos de lo que funcionaba y de lo que era necesario ajustar. Hubo un intercambio bidireccional de ideas y Gavin volvía sobre sus pasos y trabajaba sobre ellas. Cada vez que había un nuevo guión, lo devolvía con personajes y con argumento enriquecidos. Ver cómo iba tomando forma era todo un espectáculo".
A la labor de producción se incorporaron Dana Kara Baker, Darren Goldberg y Gia Walsh. Baker y Walsh habían dado fin en fecha reciente a la producción de su primera película, THE WINNING SEASON, protagonizada por Emma Roberts. Recibieron una llamada del representante de Roberts, que había leído el guión y estaba de lo más entusiasmado con él. "Nos dijo que este joven y asombroso guionista y director tenía un guión maravilloso", recuerda Walsh. "Y Emma Roberts quería participar en él. Sabiendo que estábamos buscando nuestro siguiente proyecto, nos lo envió".
Walsh organizó una reunión con Wiesen antes de que hubieran transcurrido 24 horas desde la finalización del guión. "Su integridad es pasmosa y se percibe al instante", sentencia la productora. "Después de haberme sentado con él, no me quedaba la menor duda de que esto era lo que él pretendía hacer. Tampoco había forma de yo permitiera que realizase esta película sin mí".
El personaje protagonista se ganó por completo a Walsh desde el principio. "Me enamoré de George", recuerda. "La forma de presentar su lucha es muy conmovedora. Se está enamorando de Sally de una forma tan completamente torpe como absolutamente real. Es una clásica historia de fin de la adolescencia, tan bellamente escrita y hondamente sentida que creo que tanto adolescentes como adultos se identificarán con él".
"J.D. Salinger no se me va de la mente", prosigue. "George es muy parecido al personaje de Holden Caulfield".
George está pasando simultáneamente por más de una experiencia de las que a uno le cambian la vida, comenta la productora. "Es su primera aventura amorosa. Al mismo tiempo, se da cuenta de que la vida se compone de algo más que de sus propios problemas. Descubre que su padrastro es profundamente imperfecto y que su madre le necesita de una forma que jamás hubiera imaginado".
"Me parece que es un rito iniciático para la mayoría de los adolescentes", añade. "Se ven en dificultades por no esforzarse o por incumplir las reglas de alguna forma. Y responden de ello ante los adultos que los rodean, quienes, a su vez, no tienen todas las respuestas. Nuestro personaje está sometido a presión, tiene que rendir pero, al mismo tiempo, pasando dificultades por la forma como todas las personas que le rodean están decepcionándole".
Si bien los sucesos que relata EL ARTE DE PASAR DE TODO son del todo ficticios, el protagonista está muy próximo a Wiesen. "George es una versión exagerada del muchacho que yo fui", asegura el director. "Se ha rendido antes de haber siquiera hecho un intento. Llega hasta el final de la enseñanza secundaria simplemente asistiendo a clase. Y todo cuanto es necesario para hacerle comprender el valor del esfuerzo es que determinada chica aparezca en su vida y conquiste su imaginación".
Hacerse cargo de las labores de guionista y director en la primera película podría resultar abrumador para algunos, pero Wiesen dice que, para él, era la solución ideal. "Una de las frustraciones que acarrea ser guionista es que el resultado no es forzosamente el que uno había previsto", explica. "Es parecido a ser arquitecto y limitarse a dibujar los planos. No sucede a menudo que se presente una oportunidad como ésta para supervisar, hasta la finalización de la película, lo que uno ha imaginado".
Acerca del reparto
Cuando llegó la hora de confeccionar el reparto de su primera película, Wiesen apuntó alto, poniendo tanta pasión y entusiasmo en el proceso como los que aportó al desarrollo del guión. Gracias a ese compromiso se ganó a cada uno de los actores que conoció, precisa Walsh. "Cada vez que celebrábamos una conversación sobre el reparto, yo acababa diciendo: Gavin, ve a comer con esa persona. Si lo haces, no hay forma humana de evitar que haga la película".
Freddie Highmore, que da vida a George, es más conocido por el público norteamericano por su trabajo como actor infantil en DESCUBRIENDO NUNCA JAMÁS y CHARLIE Y LA FÁBRICA DE CHOCOLATE. En EL ARTE DE PASAR DE TODO interpreta su papel más maduro hasta la fecha. "Darme cuenta de que Freddie tenía la edad adecuada para encarnar a George fue una sorpresa para mí", dice Dana. "Tengo la sensación de que en esta película estamos redescubriéndolo".
Highmore estaba a punto de cumplir 17 años cuando Wiesen celebró la primera reunión con él, aproximadamente un año antes del comienzo previsto del rodaje. "Ello suponía que tendría la edad exacta del personaje cuando comenzáramos el rodaje", especifica el director. "La idea de captarlo en el mismo momento de la vida que a George era muy atrayente. Y además, naturalmente, es un actor extraordinario. Tiene una dulzura que, en mi opinión, se opondría al lado más repelente de George. Es enormemente distinto a otros actores de su misma edad. Esa alteridad hace que el personaje resulte francamente peculiar".
Highmore, que causó todo un revuelo a los 11 años de edad gracias a una actuación asombrosamente madura dando la réplica a Johnny Depp en DESCUBRIENDO NUNCA JAMÁS, estaba precisamente acabando el instituto cuando obtuvo el papel en la película. "Seguía haciendo tareas, lo que no deja de ser irónico", nos dice. "George no tiene una enorme capacidad de concentración. Es muy inteligente, pero de forma distinta a como las personas son evaluadas en teoría. Las caza al vuelo y es ocurrente, por lo que, a pesar de no presentar trabajos, disfruta de una buena relación con sus profesores. Ésa es la razón por la que le dejan irse de rositas sin trabajar mucho: porque es un tío francamente simpático".
"Las contradicciones de George le convierten en un personaje interesante al que enfrentarse", asegura el joven actor. "Cuando lo vemos al principio de la película, no puede decirse que tenga ningún amigo. Tiene miedo de hablar con cualquier chica a la que encuentre atractiva. Es francamente cerrado pero se enamora de Sally. Y aun no estando seguro de cuáles son las intenciones de ella, la experiencia le hace salir de su concha".
Una vez Highmore se comprometió a interpretar a George, llegaba la hora de encontrar a su Sally. Emma Roberts, una estrella en ascenso que goza de creciente reputación en los mundos de las producciones de estudios y los proyectos independientes, fue la primera candidata de los realizadores. Estaban decididos a conseguirla y no cupieron en sí de gozo cuando Roberts leyó el guión y rápidamente se incorporó al proyecto.
Inmediatamente surgió la química entre las dos jóvenes estrellas. "Nos llevamos increíblemente bien, lo que hace que sea muy sencillo rodar escenas más íntimas. Y besar a Emma Roberts no es precisamente un castigo", dice Highmore de su coprotagonista.
Roberts quedó impresionada por la descripción auténtica que la película hace de la vida en el instituto y la relación entre Sally y George. "Es excepcional sintonizar personalmente con un proyecto y yo verdaderamente lo hice con éste", afirma Roberts. "Me encantó la honestidad de la que Gavin dotó a todos los personajes y lo fácil que era relacionarse con todos ellos. La mayoría de los papeles escritos para chicas adolescentes rara vez captan la voz de una verdadera mujer joven. A menudo, los personajes de las películas de adolescentes son catalogados de forma elemental: el ganso, el célebre o el deportista. Creo que Sally es en gran medida tal y como realmente somos y eso me gustó de ella. Es un personaje de numerosas facetas".
Sally parece tenerlo todo cuando la comparamos con George, pero Roberts vio otra cosa bajo la fachada de artificiosidad que cultiva la adolescente. "Al igual que George, se encuentra en esa edad confusa en la que no sabe verdaderamente lo que quiere hacer en la vida", apunta Roberts. "Está tratando de comprenderlo y de seguir divirtiéndose. Yo misma tengo idéntica edad y la cosa es complicada. Una no sabe todavía quién es y trata de averiguarlo".
También se sintió atraída por la complicada relación entre Sally y George. "Todo cuanto contenía el guión parecía verdaderamente sincero", dice. "Sally y George mantienen una relación parecida a las que yo mantengo en mi vida real. Cada persona, por separado o en compañía de otras, siempre tiene problemas que superar, pero ésta es una relación especial para ambos".
"En este caso, ninguno de ellos acaba tampoco de entender lo que el otro quiere", añade. "Ella está acostumbrada a que los chicos quieran salir con ella y él lo está a que las personas le necesiten por su cacumen con los libros. Cuando los dos empiezan a hablar, están tratando de descifrar a su interlocutor".
Comparado con los demás chicos del instituto, George se le antoja a Sally un tipo complejo y ello hace que aumente su atractivo. "Él no pone todas sus cartas sobre la mesa", dice Roberts. "Ella se siente intrigada por eso. A la mayoría de los chicos con los que ha salido o de los que ha sido amiga se les ve venir más fácilmente. El aire de misterio que rodea a George le interesa".
Con Sally inspirándole, la vida de estudiante cobra repentinamente importancia y George comienza a abrirse. Cuando se tropieza con Dustin, un antiguo alumno del instituto interpretado por Michael Angarano, comienza a reconocer las posibilidades que se le abren con que sólo sea capaz de esforzarse. "Dustin acude al instituto para dar una charla sobre lo que significa ser artista profesional", dice Wiesen. "Por primera vez, George ve a alguien al que piensa que puede parecerse. Dustin es una posible versión de sí mismo pasados cinco años y comienza a hacerse una idea de lo que podría ser su futuro".
Angarano dice sobre su personaje: "Creo que Dustin ha pasado por el mismo tipo de crisis contra la que George está luchando, a saber, hallar la voz y la personalidad propias. Son muy parecidos. Los dos son inteligentes y artistas visuales, pero Dustin tiene 25 años y vive en su propia buhardilla de Brooklyn. Lleva la vida ideal de un artista joven".
"George está francamente impresionado con la feliz confianza en sí mismo que le rezuma a Dustin", afirma. "Es algo de lo que George carece por completo. Dustin mira a George y ve a alguien sobre el que puede realmente influir".
El argumento le resultaba convincente a Angarano en muchos aspectos. "EL ARTE DE PASAR DE TODO logra captar tan sumamente bien algunos de esos momentos reales que tienen lugar dentro y fuera del aula, que a menudo no parecía ser una película. Se diría que me estaban transmitiendo la experiencia de la vida real de alguien".
Al igual que muchos adolescentes neoyorquinos, George y Sally disfrutan de mucha libertad para deambular por la ciudad de día y de noche. Peros sus mundos, para bien o para mal, siguen estando bajo la influencia de sus padres. "George y Sally mantienen relaciones interesantes y complicadas con sus respectivas madres", explica Wiesen. "Tales relaciones son reflejo de las normales entre padres e hijos, aunque de formas completamente distintas. George y su madre no se llevan bien. Están distanciados la una del otro de una forma que no guarda relación con ningún drama específico. Simplemente se fueron separando. Dejaron de comprenderse recíprocamente".
La madre de George, Vivian, es una mujer de negocios de la ciudad de Nueva York que opta por no preocupar a su hijo con sus problemas. "Vivian tiene algunas dificultades personales que no comparte con George", dice Rita Wilson, que encarna a Vivian. "Situación que se ve complicada por estar educando a un hijo en medio de la ciudad de Nueva York. El guión me transmitió un eco. Yo tengo dos hijos adolescentes y me he enfrentado a muchos de los problemas que recoge este guión".
"A esa edad, todos andamos a la busca de nuestras identidades", añade. "Uno llega a entrever experiencias vitales que, es de esperar, lleguen a cuajar en determinado momento y le permitan comprender lo que uno puede llegar a ser. De ello trata la odisea de George en esta película. ¿Quién soy yo? ¿Qué voy a hacer con mi vida?"
"Creo que Vivian está muy preocupada por el futuro de George y no tiene ni idea de cómo ayudarle ni de cómo solucionarlo", asegura Wiesen.
Sally, al igual que George, está lidiando con una vida doméstica complicada, a pesar de la imagen de ensueño que proyecta. En contraste con la frustrante preocupación de Vivian, la madre de Sally, Charlotte, interpretada por Elizabeth Reaser, ha hecho de su hija adolescente su mejor amiga. "Charlotte dio a luz a Sally a los 16 años", dice Wiesen. "Más que otra cosa parecen hermanas. Se sientan en el jardín, beben y fuman cigarrillos, probablemente hablando de chicos y de ropa. Pero, en realidad, se abre entre ellas una línea divisoria mucho más profunda de lo que parece. Sus metas son completamente diferentes y, a sus 35 años de edad, Charlotte está más preocupada por su propio futuro que por el de Sally. Adora a Sally, pero sigue tratando de entenderse a sí misma".
Sally y su mamá sólo se han tenido la una a la otra durante unos cuantos años y han llegado a establecer una relación muy íntima, dice Roberts. "En muchas ocasiones, Sally tiene la sensación de ser ella la madre. Elizabeth Reaser y yo establecimos lazos muy estrechos. Siempre estábamos riéndonos porque nos daba la sensación de que ello se asemejaba a nuestra relación en la película".
En el instituto, a George le defienden y a la vez le plantan cara tres docentes totalmente entregados a su trabajo: su director, su profesor de inglés y su profesor de arte. Interpretados por un trío de veteranos actores, cada uno de ellos le pone cara a cara con su falta de iniciativa y las consecuencias de ésta. Irritado al principio por tanta intromisión, George acaba dándose cuenta de que han estado apoyándole desde siempre.
Es el director del instituto, al que da vida Blair Underwood, el que acaba fijando un límite para el rebelde alumno, insistiendo en que complete las tareas inacabadas de todo un año si es que quiere graduarse con su promoción. "El director Martinson no es en absoluto el típico director inflexible", asegura Underwood. "Mi personaje es una de esas figuras de autoridad que todos hemos tenido o que esperamos tener; alguien que nos plantea un reto desde una posición comprensiva. Puedo afirmar sin duda que en mi vida ha habido ángeles que tenían de mí una opinión suficientemente buena como para no dejarme que aflojara; personas que me espoleaban porque creían en mí. Y ése es precisamente mi personaje. Se siente realmente vinculado a George y quiere que éste tenga éxito".
El director Martinson ve en George algo que el propio joven es incapaz de percibir en sí mismo. "George, en gran medida a semejanza de Freddie, tiene un espíritu maravilloso, caracterizado por la vulnerabilidad y la transparencia", afirma Underwood. "El director Martinson lo reconoce y le resulta frustrante ver a alguien que no es un mal chico, sino que simplemente no se esfuerza. Necesita un pequeño empujón añadido, y aquí es donde mi personaje interviene".
George recibe una buena ración de cariño exigente de su profesor de arte, Harris McElroy, encarnado por el veterano actor de Broadway, Jarlath Conroy. Éste ve el talento del muchacho e insiste acérrimamente en que George haga algo útil con su vida. "Se esfuerza muchísimo para lograr que George se exprese a través de las artes", asegura Conroy. "No trata a George, ni a ningún otro, con guantes de seda, pero es compasivo a más no poder. Yo respeto a los profesores que quieren zarandear a las personas y Gavin ha escrito un personaje fantástico".
Sally y George se evaden de las presiones del instituto y la familia con sus amigos Zoe y Will, cuyas fiestas hasta altas horas de la madrugada y cuya vida sin padres constituyen una nueva experiencia para el más protegido George. "Fue muy divertido trabajar con otras personas de mi edad", asegura Highmore. "Todos nos llevamos realmente bien. Nunca me sentí ajeno al grupo, al contrario de lo que le ocurre a George al principio de la película. Eran personas verdaderamente cordiales".
Marcus Carl Franklin interpreta a Will. "Tiene 19 años y es un tipo de primera", dice Franklin. "Conduce un BMW y organiza unas fiestas fabulosas, por lo que resultó un personaje divertido de interpretar. Yo me sentí atraído por su sentido de la moda, ya que a mí me gusta de verdad la ropa. Para prepararme para el papel, hice una verdadera razzia en las tiendas".
Su compinche, Zoe, está interpretada por Sasha Spielberg. "Zoe tiene mucho que decir de todo, independientemente de que lo exprese a través de la moda o de las palabras que se le vienen a la boca", apunta Spielberg. "Es muy dogmática. Zoe quiere a sus amigos, pero se quiere a sí misma sólo un poquito más".
Spielberg quedó impresionada con la matizada descripción que Wiesen hace de los alumnos del instituto y de sus cambiantes lealtades. "Gavin transmitió el argumento con enorme sencillez", asegura. "Me encantó la relación existente entre George y Sally, que es el verdadero motor del guión. Me cautivó la forma como cada personaje es diferente. Pude identificarme con ello y creo que eso es lo más importante en una película".
Que, por supuesto, es exactamente lo que Wiesen pretendía cuando emprendió este proyecto. "Yo había pasado por experiencias semejantes en mi adolescencia que nunca he olvidado", afirma. "Sé que eran experiencias relativamente normales por las que pasan muchas personas, pero tuvieron lugar en un momento en el que todo parecía tan importante. A medida que George, Sally y Dustin iban adquiriendo vida propia, yo siempre volvía a los detalles para contribuir a que todo ello se asentara sobre una realidad en la que el público pudiera creer y con la que fuera capaz de identificarse. Tenía la sensación de que si lograba captar esas emociones, ello haría que la película fuera excelente".
"Tuve la suerte suficiente para haber reunido un magnífico equipo en torno a este proyecto", dice Wiesen. "Me ayudaron a darle vida a los detalles que había imaginado durante tanto tiempo. Y fui especialmente afortunado al poder disponer de unos actores prodigiosos, empezando por Freddie Highmore y Emma Roberts. Fueron capaces de gobernar convincentemente la transición de sus personajes desde la inocencia a la experiencia, y de personificar los delicados matices de ese momento de la vida en particular".
En las calles de Nueva York
La ciudad de Nueva York sirve de impactante y vibrante telón de fondo para el íntimo relato de EL ARTE DE PASAR DE TODO. Exteriores simbólicos, desde el Prado de las Ovejas de Central Park, pasando por Chinatown, hasta el recientemente finalizado Highline Park de Chelsea, brindan a George y a Sally un lugar donde refugiarse del instituto y de casa. Pasean por el West Village, cruzan el Puente de Brooklyn para visitar la buhardilla de Dustin en la floreciente comunidad artística de Greenpoint, y visitan algunos de los rutilantes clubes y los sórdidos antros del Sur de Manhattan.
"El guión fue escrito para Nueva York", explica Dana. "Siempre me pareció que era un personaje más. Al principio, no estábamos seguros de que pudiéramos llevarlo a cabo económicamente, pero el Estado de Nueva York nos ofreció algunos valiosos incentivos para rodar aquí. La comunidad cinematográfica de la ciudad está muy unida. Hay mucho apoyo para guionistas y directores que realizan películas. Son auténticos posibilitadores".
Tanto Wiesen como Dana aportaron a la película sus propias experiencias sobre lo que es crecer en Nueva York. La segunda observa que el ambiente de crisol de Nueva York se filtra hasta llegar a los institutos. "La ciudad ofrece distracciones buenas y malas. Uno puede saltarse las clases y conseguir una educación yendo a ver una película de Louis Malle. No es una ciudad donde resulte fácil vivir, pero la energía lo impregna todo".
El director de fotografía Ben Kutchins fue seleccionado, en parte, por las hondas raíces que le unen a la comunidad neoyorquina del cine independiente, y por su experiencia en hacer frente a los muchos retos que presenta la ciudad a las producciones de reducido presupuesto. "Me encanta filmar en Nueva York, pero si la ciudad es un personaje de la película, es el de ese actor extremadamente impredecible que llega tarde y borracho al trabajo", dice, riéndose. "Constantemente se tropieza uno con taxistas, camioneros y camiones de basura que se detienen justo en medio de un fotograma. Cualquier cosa que uno sea capaz de imaginar puede colarse en el fotograma mientras uno está rodando. El reto consiste en saber cómo rodar evitándolo".
Kutchins utiliza su amplio conocimiento de las vistas menos conocidas de Nueva York cuando ayuda a seleccionar exteriores para las películas que rueda. "Cuando no estoy rodando, paseo por la ciudad buscando cosas que no haya visto en las películas", dice. "Todos conocen el aspecto del Empire State Building y el de Times Square, pero yo siempre ando a la búsqueda de ese rincón recóndito que nos transmite una nueva sensación. Gavin y yo compartimos muchos exteriores secretos que habíamos estado guardando a lo largo de los años".
Rodar la película en Nueva York fue parte esencial del proceso, afirma Sasha Spielberg, natural ella misma de Los Ángeles. "Fue muy eficaz porque Nueva York se mueve a un ritmo rapidísimo y el guión se desarrolla a idéntica velocidad. Utilizamos todos los singulares recovecos que la ciudad ofrece. Un instituto neoyorquino es muy distinto de aquél en el que yo estudié. Los chicos van más deprisa y crecen con mayor rapidez. Ver esa realidad me ayudó de veras a dar forma a mi personaje".
El sin igual aspecto y el estado de ánimo propio de la Gran Manzana transmiten un sabor que no tiene sustituto, según Rita Wilson. "Yo siempre puedo distinguir cuándo una película está supuestamente ambientada en Nueva York y en realidad ha sido rodada en Toronto o Vancúver", asegura esta mujer nacida y criada en California. "Nueva York transmite una sensación muy específica. Las calles son facilísimas de reconocer y muy características".
Emma Roberts está de acuerdo en que la película no podría haberse rodado en ningún otro lugar. "La ciudad es un personaje destacado del guión", afirma. "No es la típica ciudad de los rascacielos, con su Estatua de la Libertad o su Empire State Building. No todos los que vean la película sabrán exactamente dónde están las cosas, mas para las personas que sí lo sepan, será realmente de lo más. Rodamos en un club que un par de personas pueden identificar. Estuvimos en la zona residencial, delante de un instituto al que quizá asistieran otras dos o tres personas. Es una visión muy personal de Nueva York. Cuando veo una película rodada en Los Ángeles, disfruto viendo algún lugar relativamente poco conocido y eso es lo que me gusta".
Pero ni siquiera la ciudad de Nueva York podía facilitar en un solo lugar todos los recursos que los realizadores tenían en mente. "Por ejemplo, no pudimos hallar un único instituto en el que hacer todo lo que necesitábamos", dice Dana. "Para crear nuestro espacio tuvimos que hacer un batiburrillo entre unos pocos. Town School, en el Upper East Side, es el exterior pero no tenía todos los distintos espacios interiores que nos hacían falta. Saint Cecilia, que en sus tiempos fue una escuela católica femenina, pero que actualmente ha sido convertida en estudios de artistas y en lugar de rodaje, fue utilizada para las aulas. También tienen un antiguo convento que ha sido convertido en espacios artísticos. Algunos de los artistas viven en el piso superior, por lo que también allí creamos la buhardilla de Dustin".
Aunque el limitado presupuesto de la película obligó a convertir el calendario de producción en una verdadera vorágine, Wiesen sacó el máximo partido de cada toma gracias a su diligente preparación, explica Wilson. "Sin duda hizo su tarea, y cuando uno rueda una película independiente eso resulta esencial. Incluso creó un pequeño gran libro que parece una libreta de redacciones moteada de blanco y negro, en el que detallaba su visión de la película para todos nosotros".
Rodando en película de 35 mm, Wiesen y Kutchins presentan al público a George utilizando una tosca estética de documental a fin de crear una conexión emotiva con la odisea y el dolor de George, según explica el fotógrafo. "Comenzamos con un aspecto casi chirriante, logrado mediante una cámara de mano, cuando seguimos al protagonista por las calles", dice Kutchins. "A medida que éste se va asentando, la cámara se vuelve más firme. La película también presenta un cambio muy importante de la gama de colores: empieza con tonos más fríos que van volviéndose cálidos a medida que salimos del invierno para adentrarnos en la primavera. De modo que, a medida que George va centrando su vida, el lenguaje visual también comienza a asentarse".
Kutchins diseñó la iluminación para subrayar la relación existente entre los dos personajes principales. "Para mí era realmente importante que Emma fuera una fuente de luz en la vida de George", comenta. "Utilicé esa idea muy literalmente. Durante toda la película, mi mantra era que él necesita que le saquen de las sombras y adentrarse en la luz de ella. Ella es la inspiración para que él cambie su vida y también para que pinte. Siempre que pude, incluí en el fotograma luces realistas -iluminación navideña, lo que fuese-, de modo que ella siempre irradiase luz".
La insistencia de Wiesen en la autenticidad también se extendió al vestuario de la película, creado por el taller neoyorquino de la diseñadora Erika Munro. "El diseño del vestuario de una película no es un desfile de modelos", sentencia Munro. "Gira en torno a los personajes. Teníamos que mostrar el paso del tiempo, por lo que hubo numerosos cambios. Con una pequeña producción independiente como ésta, no es posible estar nunca seguro de cuánto tarde en estrenarse, por lo que quería que tuviese un estilo intemporal. Reconocer algo perteneciente a la colección 2010 de Marc Jacobs puede sacar al público del relato".
Munro creó un armario para cada personaje, repitiendo y volviendo a combinar piezas tal y como las personas hacen en el mundo real. "Esta película gira en torno a libros, a ir al cine y a pasar tiempo con la gente, lo que es excepcional en una película sobre alumnos de segunda enseñanza. Esto fue un trampolín para el aspecto general".
"Para George, me fijé en Woody Allen y Charlie Chaplin, personajes modestos e involuntariamente interesados en lo nuevo y lo original", explica. "George es un chico de Nueva York, pero un tanto simple en lo referente a la moda. Tiene un uniforme que le protege del mundo exterior: pantalones de pana, abrigo y botas. El abrigo era una reliquia de una mis tiendas secretas favoritas de segunda mano de Nueva Jersey. Hay un momento fundamental cuando él decide que necesita hacerse cargo de su propia vida. Se quita el abrigo y no volvemos a verlo. Se ha deshecho de ese escudo que se ponía todos los días para no tener que enfrentarse a las cosas".
Munro era plenamente consciente de que la ambientación de la película en el Upper East Side podría recordar al popular programa de televisión "Gossip Girl", que se ha hecho famoso por las extravagantes prendas que lucen sus acaudalados personajes. "Yo no quería que Emma tuviera un aspecto semejante", afirma Munro. "Sally no dispone de mucho dinero para comprar ropa, por lo que tiene que esforzarse un poco más para singularizarse. Su aspecto exterior tiene algo de rocker".
La apariencia de Sally se formó a base de combinar la propia ropa de Roberts con artículos de tiendas de época y creaciones de diseñadores con futuro. "Emma parece única en su especie y a mí me gusta apoyar a los pequeños diseñadores", explica la diseñadora. "En la fiesta de Nochevieja, lleva un vestido creado por una empresa llamada Sea. Es un estampado que reproduce la piel de leopardo con lentejuelas cuadradas muy sutiles. No es algo que se encuentre en las tiendas de primera, pero se parece a algo que una joven inteligente y bien informada, que quiera algo mejor para sí misma, podría encontrar. También lleva un viejo par de pantalones de boy scout que conseguí en una tienda de ropa de época en la que me gusta pensar que el personaje compraría".
Munro se remontó a sus raíces universitarias para confeccionar el vestuario de Dustin. "Yo fui alumna de la Escuela de Diseño de Rhode Island, por lo que he visto a muchos pintores jóvenes", afirma. "Para Dustin buscábamos una especie de uniforme, teniendo presente que él ya goza de un cierto éxito. Gavin estaba interesado en que su ropa tuviera un toque raro. Le pusimos un impresionante pañuelo de abuela que teníamos destinado para un personaje femenino. Era el toque adecuado para alguien con sensibilidad artística. Es algo que le hace destacar como artista, sin llegar a ser completamente estrafalario, como un kilt. Le conseguimos una enormes botas y, luego, pusimos en ellas toneladas de pintura. Es una forma de decirle a todos que él pinta".
Lograr finalizar su película de la forma como él había imaginado fue enormemente satisfactorio para Wiesen; y la clave, asegura, fue la preparación que llevó a cabo y que le permitió transmitir su idea aun antes de dar comienzo al rodaje. "Puede representar un reto transmitir lo que uno ve mentalmente a las personas con las que realiza la película", dice el director. "Era importante hacerlo entender al principio. En una película como ésta, con un presupuesto y un plazo de realización limitados, todo el mundo hace un millón de cosas. Es necesario que sepan exactamente la sensación que debe transmitir, el aspecto que ha de tener e incluso cómo debe sonar y oler. Por suerte, todos captaron realmente la película y la trasladaron del papel a la pantalla exactamente tal y como era mi intención hacerlo".