Cinemanía > Películas > Con derecho a roce > Comentario
Destacado: Paul Mescal es Lucio en 'Gladiator II' de Ridley Scott
Con derecho a roce cartel reducidoCon derecho a roce(Friends with benefits)
Dirigida por Will Gluck
¿Qué te parece la película?

Con derecho a roce está protagonizado por Justin Timberlake (La red social, Bad Teacher), Mila Kunis (Cisne negro, El Libro de Eli), Patricia Clarkson (Rumores y mentiras), Jenna Elfman ("Dharma & Greg"), Bryan Greenberg ("Buscarse la vida en América"), con Richard Jenkins (Querido John) y Woody Harrelson (2012).

Con derecho a roce está dirigida y producida por Will Gluck (Rumores y mentiras), también producen Martin Shafer, Liz Glotzer, Jerry Zucker y Janet Zucker. El guión es de Keith Merryman & David A. Newman, junto con Gluck. La historia es de Harley Peyton y Keith Merryman & David A. Newman. El productor ejecutivo es Glenn S. Gainor (Burlesque). El director de fotografía es Michael Grady (Rumores y mentiras). Marcia Hinds es la directora de producción. Tia Nolan es la editora. La supervisión musical es de Wende Crowley. La diseñadora de vestuario es Renee Ehrlich Kalfus.

El director Will Gluck acababa de terminar la edición de Rumores y mentiras para Screen Gems y estaba buscando otro proyecto cuando llamó su atención el guión de Con derecho a roce. "Siempre he querido hacer una película que actualizara las viejas películas de Hepburn y Tracy," asegura Gluck, explicando lo mucho que le gustan las comedias sexys y graciosas del pasado dorado de Hollywood. Y claro, con su mordaz diálogo, sus tentadoras y adultas situaciones cómicas y sus encantadores aunque imperfectos personajes, Con derecho a roce encajó perfectamente con lo que buscaba. Dylan y Jamie son los personajes Hepburn/Tracy de nuestros tiempos, con nuestras sensibilidades, aspiraciones, y sobre todo, con la visión de la familia, la amistad, el amor y el sexo, de nuestra generación.

Gluck sabía que el éxito de la película dependía de contar con actores que pudieran igualar la dinámica y coqueta química que captan aquellas icónicas películas. Explica Gluck: "Justin y Mila tienen muy buena química, es increíble. Es mágica. Apetece verlos juntos, haciendo lo que sea, cualquier cosa. La parte más importante de esta película es cuando están los dos juntos." prosigue Gluck: "Me tocó la lotería con ellos dos. Mila es graciosa, lista, carismática, bella, loca. Es muy divertido verla, especialmente con Justin."

Gluck recuerda lo impresionado que estuvo al ver a Timberlake en "Saturday Night Live." "Me impresionó y luego hizo otro 'Saturday Night Live' y estuvo incluso más gracioso. Y la razón por la que es tan gracioso es porque es un gran actor. Este es su primer papel plenamente cómico. Puede hacerlo todo. Es tan carismático que sencillamente no le puedes quitar los ojos de encima."

Por su parte, a Timberlake no sólo le encantó el humor adulto del guión, sino que además le intrigaba el momento vital en el que se encuentran Dylan y Jamie cuando les conocemos. Ambos son jóvenes y tienen éxito en sus trabajos pero también se sienten circunspectos acerca del amor, y tienen algún que otro problema familiar. Es justo lo que ocurre cuando llegas a cierta edad, como la mía," explica Timberlake, "en la que cuestionas ‘lo establecido’, es decir la forma en la que te criaron, especialmente en cuanto a las relaciones se refiere, te preguntas lo que realmente significa todo ello."

Continua el actor: "Nuestros personajes se conocen en ese momento en el que ambos han terminado recientemente con sus respectivas relaciones amorosas y estamos en esa mentalidad de querer estar solteros."

Mila Kunis ve a su personaje Jamie como alguien quien "realmente cree en el amor verdadero y cree que su Príncipe Azul está ahí fuera y lo busca desesperadamente." Pero Jamie no muestra sus emociones tan fácilmente. "Es una neoyorquina típica," dice Kunis entre risas. De hecho Jamie es lista, habladora, decidida, y en todos los aspectos es más realista que soñadora.

Además Jamie es graciosa y es muy fácil llevarse con ella. Así que cuando Dylan se traslada a Nueva York después de que ella lo recluta para un emocionante trabajo en la revista GQ, rápidamente se hacen amigos, compañeros en su cinismo, listos para reírse de la demencia del mundo y las debilidades del otro.

El personaje de Timberlake, Dylan, se esfuerza por consolidarse en su nuevo empleo en una ciudad nueva y no tiene tiempo de perseguir los aspectos más frívolos de la vida. El personaje de Kunis, Jamie, conoce muchos chicos "majos" que al final resultan no ser tan majos, así que ambos llegan a un acuerdo de mutuos derechos y beneficios sin la complicación emocional de una relación. Se convencen de que todos tenemos necesidades físicas. ¿Qué podría salir mal?

Explica Timberlake: "Va de dos personas que en cierta manera viven vidas paralelas. Se juntan e idean un plan alocado de compartir el aspecto físico de una relación sin el aspecto emocional. Y así se crea una dinámica divertida cuando los personajes no están vinculados emocionalmente, o al menos creen que no lo están."

Patricia Clarkson interpreta a Lorna, la madre de Jamie, con excelencia, y aporta una gran dosis de humor y color además de ayudarnos a comprender mejor a Jamie. Explica Will Gluck: "Lorna es una madre soltera. La clase de chica que probablemente fue grupi de una banda de rock en los 70 y 80. Está muy ausente y probablemente en esa relación Jamie ejercía de madre." Unida a una serie de relaciones decepcionantes, es fácil comprender que Jamie asuma la postura en la que es mejor no depender de los demás para tus necesidades emocionales.

Aunque Gluck había trabajado recientemente con Clarkson en Rumores y mentiras, y conocía de sobra su genialidad, era la primera vez que Kunis y Clarkson trabajaban juntas. Kunis estaba impresionada. "Es una de las mejores actrices con las que jamás he trabajado," asegura Kunis. "Ojalá hubiéramos tenido más escenas juntas porque me encantó trabajar con ella."

La familia de Dylan reside en Los Ángeles. Su padre, un respetado periodista, ahora está jubilado y padece la primera fase de la enfermedad de Alzheimer. Lo interpreta de manera conmovedora el actor nominado al Oscar® Richard Jenkins. La hermana de Dylan, Annie, la interpreta Jenna Elfman, quien siente el peso de llevar la enfermedad de su padre sola a la vez que intenta criar a su hijo.

"Contamos con grandes actores en esta película," afirma Timberlake, "pero tener a Richard como tu padre, y disfrutar de grandes escenas con él, creo que ha sido mi momento preferido."

No es común incluir un tema serio como el Alzheimer en una comedia, pero a Gluck le gusta la yuxtaposición y explica: "Me gusta hacer cosas más emocionales. No sólo con el Alzheimer, sino además con su relación (Dylan, el Sr. Harper y Annie) y también la tensa relación entre Jamie y su madre. Siempre que se puedan reír en las duras circunstancias que atraviesan, hace que todo salga aún mejor."

Gluck cuenta cómo fue el casting de Elfman: "Leyó el guión y en los primeros segundos sentíamos que Justin y Jenna eran hermanos de toda la vida. Jenna tiene una gran mezcla, por una parte ejerce de madre pero también lo trata mal. Parece como si se hubieran peleado mucho de críos. Lo sentí muy real."

Para Elfman, su personaje representa la voz de la razón de Dylan. "Mi personaje cree que su hermano ha perdido la mente y no puede ver lo que tiene en frente de sus narices, es decir, una chica alucinante con un gran sentido del humor."

Para ella las escenas familiares son esenciales para entender el mensaje de la película: lo que realmente importa en la vida: "cuando el personaje de Justin vuelve y pasa más tiempo con su familia empieza a despertar, porque no puedes dar por hecho las cosas. Al final esta película trata de eso."

Richard Jenkins ofrece una visión similar del filme. "Cuando tienes Alzheimer te das cuenta de que no te queda mucho tiempo. Si sientes algo por alguien, es mejor no jugar."

Ejerciendo tanto de gracioso como de sabio en la nueva vida neoyorquina de Dylan, nos encontramos a su nuevo compañero de trabajo llamado Tommy, un atlético y extravagante director artístico en GQ, interpretado a la perfección y de forma profanamente graciosa por Woody Harrelson. Asegura el director Will Gluck: "el personaje de Tommy es un tanto extraño y creo que Woody nunca ha interpretado algo así antes. Creo que nadie ha interpretado antes a un personaje así. Sólo alguien como Woody lo puede conseguir."

Harrelson asegura que le llevó algo de tiempo encontrar la forma de acercarse a un personaje tan escandaloso. "Me llevó un segundo comprenderlo," explica Harrelson. "Lo que me interesó de Tommy Bollinger es que es un chicazo. Como uno de esos tíos que habla de las chicas en términos gráficos, pero como hombre gay." Añade Harrelson entre risas: "Es increíble pensar que rodamos algunas de las cosas que dice."

Cuando Harrelson estaba en el set la risa estaba garantizada, explica emocionada Kunis. "Nadie me hace reír como Woody. Me costaba hacer una escena con él porque me partía de risa. Me mira y me parto de risa." A Timberlake le pasó lo mismo en una escena con Harrelson en la que se esforzó por mantener el semblante serio. "Es un verdadero reto mantenerse serio a lo Buster Keaton cuando por dentro te mueres de la risa," asegura el actor.

Aunque los espectadores americanos se enamoraron de Harrelson por primera vez en la venerada comedia de situación Cheers, lo hemos visto recientemente cosechando gran aclamo por su trabajo en papeles dramáticos como su papel recientemente nominado al Oscar® en The Messenger. Trabajar en Con derecho a roce ha vuelto a avivar su amor por la comedia. "Es como ir a trabajar en un parque infantil, ¿sabes?" dice el actor. "No he sentido esto tan intensamente desde Cheers donde todos siempre intentábamos pensar cómo hacer más graciosa la escena. Will es, sencillamente, un gran director. Realmente tiene un extraordinario sentido de la comedia y se le ocurren ideas asombras de repente."

Gluck le da todo el mérito a sus actores, asegurando que el espíritu creativo está en el ambiente. "Yo procuro seguir el guión, y después de la primera o segunda toma empiezo a gritarles cosas, que prueben cosas diferentes," asegura. "Gran parte del mérito es trabajar con grandes actores. Hacen que sea fácil porque prácticamente todas las sugerencias que dan son buenas y graciosas."

Timberlake se acostumbró de inmediato a esta forma de trabajar. "Will y yo somos almas gemelas en ese sentido," explica. "He descubierto que me crezco en un ambiente así, probablemente porque vengo del escenario en el que la situación cambia rápidamente. El mundo de la improvisación me resulta muy cómodo."

Kunis no se queda atrás en halagar a su director Will Gluck y la forma que tiene este de dirigir. "Es genial trabajar con Will. Creo que nunca gritó ¡corten! Estoy casi segura que hicimos los cuarenta y cinco minutos del tirón y en todo ese tiempo se ve a Will corriendo, entrando y saliendo del plano, entrando y saliendo...es así de rápido. Piensa y actúa a alta velocidad."

Pero más allá de provocar risa durante dos horas, "esta es una película para adultos," nos recuerda Gluck. "Es una película que trata lo que está ocurriendo actualmente en las relaciones modernas. Es mi esperanza que lo estemos haciendo inteligentemente. Si Hepburn y Tracy hicieran una película ahora, espero que sería así."

La película encierra muchas referencias a los grandes clásicos de nuestra generación, sin mencionar una ficticia película dentro de la película que Jamie y Dylan ven en repetidas ocasiones que además incluye de la forma más hilarante, todas las fórmulas habidas y por haber de la comedia romántica. Con derecho a roce lanza una pregunta: ¿mostrarse cínico respecto a los clichés del amor te ciega al amor verdadero? "Estos dos personajes saben que están viviendo algo que ya han vivido otros antes en el pasado," explica Gluck. "Están muy conscientes del hecho de que están en una relación sin compromiso alguno, sólo sexo, y que probablemente vaya a acabar mal."

Continúa Gluck: "Así que, aunque hay insinuaciones románticas, los personajes se muestran muy cínicos. A Jamie le encanta ver comedias románticas, pero no se cree que realmente exista. Piensa que todas estas películas son cuentos de hadas."

Kunis se ríe con la ironía: "La película hace referencia a tantas películas, que la vida empieza a imitar al arte para estos dos personajes, pero son tan cínicos que ni siquiera lo ven." Al final, asegura que: "la mayoría de veces no vives un romance de cuento de hadas." Continúa Kunis: "Ésta es una versión muy orgánica de como se conocen dos personas y cómo evolucionan las cosas. Es muy auténtico."

Timberlake asegura que la gracia y diversión del filme encierra un aspecto misterioso que te engancha. "Creo que el alma del filme te atrapa sin darte cuenta," concluye Timberlake. "Creo que eso es lo que enganchará al espectador: cuando te quieras dar cuenta ya estarás completamente implicado con estos personajes porque se hacen querer."

¿Y qué hay de la idea de "Amigos con derecho a roce?" ¿Realmente es posible que dos personas vivan con audacia una relación físicamente íntima y escapar la posibilidad de salir heridos o eludir la responsabilidad de hacer daño a otra persona? Emocionalmente, no lo sabe, pero en el plano físico, Timberlake nos ofrece una pista: "el sexo sin emoción es doloroso," asegura entre risas.

Kunis coincide, añadiendo: "creo que me hice daño en la espalda. ¿Quieres saber cuáles son las escenas de sexo menos sexys? Las que llevamos a cabo nosotros durante dos semanas. Llegó un momento en el que le dije: ‘No sé ni qué decirte, no siento la pierna.’ Por eso lo de amigos con derecho a roce ¡no funcionaría en la vida!"

Con derecho a roce se rodó durante el verano de 2010 en algunos de los lugares más icónicos que ofrecen las ciudades de Nueva York y Los Ángeles.

Gluck sabía que al jugar con el tropo de una comedia ambientada en Nueva York, la película comunica con los espectadores en un idioma cinematográfico establecido. En el rodaje neoyorquino, Gluck quiso incluir lugares tan pintorescos como Central Park, el río Hudson, Times Square y Grand Central Station. Pero hacerlo durante la temporada alta turística, resultó ser un reto.

"Ya de por sí es muy difícil rodar en estos sitios," explica Gluck, "pero cuando añades el factor Justin Timberlake, Mila Kunis, y Woody Harrelson, es una auténtica locura. Diez minutos después de que llegáramos al set había miles de personas observando. Cada día de esta película ha sido documentada online."

Un ejemplo: una toma sencilla de Timberlake en la quinta avenida frenó el tráfico en ambas aceras durante dos horas. Además, las dos escenas multitudinarias de flashmob, una en Grand Central y otra en Times Square, reunió a cientos de fans que se quedaron viendo la producción hasta las primeras horas de la mañana. Las escenas en Central Park congregaron a grandes multitudes, mientras que en el río Hudson los actores trabajaron con comparable facilidad en una pequeña embarcación.

La producción comenzó el día de rodaje en las horas de apertura de Grand Central Terminal. "Fue divertido" dice Gluck, "gracias a toda la gente mirando nuestro flashmob." La importante escena requería unos quinientos extras pero, "hubo un momento en el que había unas mil personas subiendo y bajando de los trenes, al igual que turistas, mirándonos. Parecía un zoo. Fue alucinante ver a todas estas personas, especialmente porque yo me crié en Nueva York e iba allí de paseo todo el rato cuando iba al colegio. Jamás pensé que tendría a tanta gente bailando en ella."

Tras medianoche, sin embargo, las puertas se cerraron al público y cayó un gran silencio sobre el señorial edificio histórico. Según Mila Kunis, fue en ese instante cuando la magia comenzó. "Grand Central Station fue fantástica porque era nuestra," asegura. "Hay escaleras secretas y las bajamos y exploramos el terreno. No había nadie. Reinaba el silencio. Fue algo espectacular."

El río Hudson no tuvo el mismo caché. De hecho los corredores de Battery Park negociaron despreocupadamente con el equipo de la producción mientras que Woody Harrelson y Justin Timberlake jugaban al baloncesto en el húmedo calor veraniego.

En el muelle del parque los actores subieron a un barco de madera clásico de casi cinco metros mientras que una unidad mínima de rodaje, con el equipo técnico imprescindible, se montó en una lancha para poder captar a Timberlake, Harrelson y Richard Jenkins en el río Hudson. Trabajar sobre agua conlleva su propia dificultad. Recuerda Gluck: "Cada vez que pasaba un gran ferry, la lancha se tambaleaba."

Es un día que, confiesa Harrelson, no olvidará. "Estábamos en el Hudson en un barquito de 1927. Pensé: ‘¿esto no puede ser muy difícil, no?’" El actor levanta los hombros. "No pensé que sería tan difícil. Yo soy el que lleva el barco y durante unos instantes el río estaba lleno de embarcaciones. Se acercó un remolcador y noté que creaba una gran estela y estábamos en aguas poco profundas. Me dijeron que cuando ocurriera eso girara al barco en dirección a la ola. Pero había un chico tumbado debajo de unas mantas y al ver la situación dijo: ‘mejor me encargo yo.’ Yo contesté: ‘¿ah sí?’ Tomó él el control y la ola nos empapó por completo. De pies a cabeza. Completamente empapados. Fue duro pero emocionante. Debo decir que yo hago todas mis escenas de acción salvo si son peligrosas" dice el actor entre risas.

A la hora de rodar en Los Ángeles, la producción se encontró con un ambiente diferente. "Nueva York fue muy eléctrica," resume Gluck "y me gusta rodar en Nueva York, pero Los Ángeles tiene algo que te permite concentrarte simplemente en el trabajo ya que no conlleva tanta pompa rodar una película."

Timberlake explica la diferencia entre ambas ciudades: "en Los Ángeles siempre se han rodado películas. La gente se para y observa un rato. Pero creo que se aburren rápidamente porque probablemente se esté rodando otra película en la misma calle. New York presenta un mayor reto. La ciudad es muy compacta y densa, llena de gente. La gente se para y se aglomera, y eso es emocionante, porque de repente sientes que estás haciendo teatro en la calle. Creo que los primeros dos días que rodamos en Los Ángeles estábamos en shock porque no había seis mil personas observándonos."

La programación de rodaje para Los Ángeles era de dos semanas, pero la mayor parte del mismo se rodó en exteriores en lugares como Mann’s Chinese Theater, las playas de Malibú, el Pantages Theater de Hollywood, Union Station en el centro histórico, el aeropuerto internacional de Los Ángeles y el lugar más característico de Los Ángeles por excelencia, el cartel de Hollywood.

Para cuando llegaron a Malibú, el clima se había enfriado considerablemente comparado con los días de pleno verano en Nueva York. De hecho, aún con un traje de buzo de cuerpo entero, Timberlake sintió algún escalofrío, al igual que los cámaras, cuando llegaron a la lancha para el día de rodaje.

Timberlake asegura que durante la pre-producción, los actores no siempre consideran todas las consecuencias al repasar el guión. "Lees el guión y te encuentras cosas chulas y piensas; ‘sería divertido hacer esto, sería gracioso hacer aquello.’ Y de repente estás en el mar a dieciséis grados bajo cero y llevas un traje de neopreno y te preguntas: ‘¿cómo no lo vi venir?’"

Mientras que Timberlake llevó la moto acuática como un auténtico profesional, los cámaras lo pasaron un poco mal a la hora de mantener su posición. Explica Gluck: "Teníamos que estar muy lejos, bastante alejados de donde rompían las olas. Los operarios estaban en una gigantesca lancha a unos 800 metros de la playa. La única forma de llegar a ella era con pequeñas lanchas de motor desde la orilla. Las olas rompían con tanta fuerza en la orilla, que muchos se hicieron daño con los golpes que se daban en las lanchas," dice entre risas. "Muchos de ellos acababan de terminar el rodaje de una película de acción y dijeron que esta había sido diez veces más dura por las locuras que cometíamos."

Todos estaban expectantes con la idea de rodar en un verdadero icono: el cartel de Hollywood. El hecho de participar en el rodaje de un símbolo conocido internacionalmente y que además es un icono visual de la profesión elegida de uno, conlleva cierto orgullo, una experiencia que es aún más única por el hecho de que el lugar en sí no está abierto al público. Pero gracias a la mecánica en sí de rodar en un cartel a 9 metros de altura en un terreno muy empinado, los operarios parecían exploradores en un complejo sistema de cuerdas y equipo de escalada.

Explica Gluck: "aparentemente hemos sido los primeros en introducir a los actores en las mismas letras que conforman el cartel de Hollywood, que podamos recordar. Otros han rodado en las inmediaciones, pero nosotros introducimos a Justin y a Mila en la segunda "O" del cartel. Estuvimos dos días colgados allí, a 6 metros del suelo."

Mount Hollywood está a 500 metros de altura y el cartel en sí está en la cumbre de una cordillera estrecha. De por sí el viento sopla con fuerza, pero la producción además contó con dos cámaras- helicópteros para los planos aéreos. "Nunca he visto a dos personas más ateridas de frío," dice Gluck de Timberlake y Kunis. "No estaban muy contentos conmigo después de esos dos días."

No importa si lo has visto en fotos, o desde algún ático en Hollywood, o desde algún punto terrestre con buenas vistas, realmente sólo llegas a comprender lo grande que es el cartel de Hollywood cuando lo ves de cerca. Asegura Timberlake: "Cuando miras el cartel desde Hollywood parece que pudieras agarrar la parte inferior de la ‘L" y subirte. Pero cuando llegas allí arriba y lo ves en lo alto de esa cumbre" el actor cabecea, "es muy, muy, emocionante. Pasamos muchísimo frío. No lamento que aquel día haya terminado," dice con una sonrisa.

Aunque Mila Kunis no padeció las aguas del Hudson o del Pacífico, asegura orgullosa que tiene su propio repertorio de pequeñas heridas y ultrajes. En una escena tuvo que subir una escalera, "en tacones de 12 centímetros y acababa golpeándome las espinillas exactamente en el mismo sitio cada vez."

"He llevado la cuenta de todas mis heridas," prosigue la actriz, "y esta película ha batido el récord, causándome más heridas que la suma de mis demás películas, sólo en ampollas" asegura entre risas. Se refiere a la escena en la que navega por las maletas de un carrusel de equipaje en el aeropuerto internacional de Los Ángeles. Aunque llevaba tacón de plataforma en casi toda la película, en esta escena Kunis estuvo descalza. Al girar el carrusel ella tenía que ir corriendo, lanzando las maletas a los viajeros. Y así el día entero. "No te imaginas cómo tenía los pies de negros," dice entre risas. El equipo técnico, tan impresionado con su resistencia y fortaleza, comenzó a aplaudir cuando terminaron la secuencia.

Confiesa Gluck que, a pesar de todas las grandes escenas y los exteriores, desde la musicalización de Grand Central Station a maniobrar en el famoso cartel de Hollywood, las escenas que le resultan más emocionantes son aquellas en las que Dylan y Jamie conversan entre paredes, probando su amistad y sin quererlo ni darse cuenta, convirtiéndose en los héroes de su propia comedia romántica.

"Para mí, lo más divertido es cuando realmente empiezan a conocerse, asegura Gluck. "Ves cómo se enamoran aunque ellos mismos no saben que se están enamorando."