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Tan fuerte, tan cerca cartel reducidoTan fuerte, tan cerca(Extremely Loud and Incredibly Close)
Dirigida por Stephen Daldry
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El tres veces nominado al Oscar® Stephen Daldry (Billy Elliot, The reader [El lector], Las horas) ha dirigido Tan fuerte, tan cerca, a partir de un guión del oscarizado Eric Roth (Forrest Gump, El dilema) basado en la novela de Jonathan Safran Foer.

Tom Hanks (Forrest Gump, Philadelphia) y Sandra Bullock (The Blind Side: [Un sueño posible]), ambos ganadores de una estatuilla, protagonizan esta producción de Scott Rudin (No es país para viejos, La red social, Valor de ley) junto al principiante Thomas Horn en el papel de Oskar. Celia Costas, Mark Roybal y Nora Skinner son los productores ejecutivos, y Eli Bush y Tarik Karam los coproductores.

Completan el elenco de actores los nominados al Oscar® Max von Sydow (Shutter Island, La escafandra y la mariposa, Pelle el conquistador), Viola Davis (La duda, Criadas y señoras), John Goodman, Jeffrey Wright y Zoe Caldwell.

Algunos de los miembros del equipo creativo de detrás de las cámaras son el director de fotografía y oscarizado Chris Menges (La Misión, Los gritos del silencio), el diseñador de producción K.K. Barrett, la editora Claire Simpson (Platoon), y la diseñadora de vestuario Ann Roth, (El paciente inglés), estas dos últimas ganadoras de un Oscar®. El compositor encargado de la banda sonora es el cuatro veces nominado al Oscar® Alexandre Desplat (El discurso del Rey).

En 2005, el novelista Jonathan Safran Foer, famoso por su mezcla de comedia incisiva y tragedia en su novela debut Todo está iluminado, publicó su continuación, Tan fuerte, tan cerca. Su segunda novela fue, por un lado, la traviesa historia de un niño inusualmente precoz y sensible que inventa artilugios fantásticos, sueña con astrofísica, colecciona inmensas bases de datos aleatorios y se enfrasca en una quijotesca odisea por toda la ciudad de Nueva York. Al mismo tiempo, la novela fue el primer trabajo literario importante sobre la tragedia de las familias afectadas por el 11-S y un estudio sobre cómo la imaginación de un niño puede ayudarle a superar un miedo abrumador y una pérdida incomprensible ante las consecuencias de un suceso que ninguna lógica sería capaz de explicar.

Cuando el director Stephen Daldry, tres veces nominado al Oscar® por The Reader (El lector), Las horas y Billy Elliot, leyó el libro, le impactó sobre todo el punto de vista subjetivo de Oskar. Oskar, un niño poco común que, a pesar de tener una inteligencia excepcional, muestra comportamientos excéntricos y obsesivos que podrían situarlo en el marco del autismo, describe el mundo que le rodea con una mezcla particular de ingenuidad y perspicacia, nerviosismo y audacia, así como de incomprensión y necesidad de entender. A Daldry le intrigaba especialmente cómo este punto de vista, la imaginación de un niño, podía combinar pensamientos, recuerdos, listas de ideas y fantasías improvisadas con pura emoción, todo en el momento en que la vida en la familia de Oskar y el mundo que le rodea cambian por completo.

"Es realmente fascinante que Jonathan Safran Foer contara esta historia no solo desde el punto de vista de un chico que está experimentando una profunda desazón, sino también desde la perspectiva de un chico que tiene su propia y singular forma de ver las cosas", afirma Daldry. "Es una perspectiva atractiva, creativa y rica emocionalmente."

Daldry, además, se vio obligado a investigar más a fondo el particular trauma que sufrieron los 3.000 niños que perdieron a sus padres en el 11-S, y su lucha por recuperarse de este drama. Pidió asesoramiento a un grupo de expertos y a Tuesday’s Children, una organización sin ánimo de lucro fundada por familiares y amigos de las víctimas del 11-S con el objetivo de ayudar a superar los desafíos del día a día de aquellos cuyos seres queridos murieron en atentados terroristas. Se enteró de que la naturaleza repentina, inmensa y pública de los acontecimientos dejó a muchos niños como Oskar en una sensación de indefensión que agravó su profundo dolor.

"Empecé a hablar con muchos especialistas distintos, entre ellos terapeutas que trabajan con niños que han perdido a sus padres", comenta Daldry. "Quería entender mejor el proceso que atravesaron niños como Oskar los días, meses y años después del 11-S, cómo comenzaron a recuperarse, o cómo no lo hacían en ocasiones. Ese proceso de aprendizaje se llevó a cabo de forma simultánea al desarrollo del guión. También consultamos a expertos del espectro autista y Asperger; ya que a Oskar se le somete a varias pruebas para detectar alguno de estos síndromes, sin resultados concluyentes".

La experiencia personal de Oskar del 11 de septiembre y lo que aconteció después se llevó a la gran pantalla gracias a una adaptación del guionista Eric Roth, que quiso ser fiel a la inmediatez característica de la novela de Foer. "Es un libro muy emotivo y espero que también lo sea la película", comenta Roth. "También hay una energía cinética real en el libro, y el desafío era traducir eso en imágenes visuales".

El libro trata muchos temas diferentes: el trauma del individuo y de toda la nación, lo extraño de la infancia, la naturaleza de la tragedia y la fortaleza del amor ante los momentos más críticos a los que se enfrenta una familia. Cada uno de esos temas era clave para narrar la historia, pero Roth lo hizo utilizando un elemento particular: la relación entre Oskar y su padre, Thomas, que se observa en la película únicamente a través de los recuerdos subjetivos de Oskar, provocados a su vez por una confusa mezcla de amor, pérdida y preguntas sin responder.

Oskar añora profundamente las "expediciones de reconocimiento" de su padre, ingeniosos acertijos que Thomas creaba para que Oskar los resolviera, no solo como juegos creativos entre padre e hijo, sino también para ayudarle a relacionarse con el mundo a pesar de su falta de sociabilidad. Así que, cuando encuentra la llave misteriosa dentro de un jarrón escondido en un oscuro recoveco del armario de su padre, Oskar se embarca en una nueva misión para dar con el significado de la llave.

Su única pista sobre el posible origen de la llave es el apellido "Black", escrito en el sobre donde la encontró, por eso, Oskar, diligentemente, traza un ambicioso plan para visitar a las 472 personas que aparecen en la guía telefónica de Nueva York con el apellido Black, aunque, matemáticamente, esta tarea le llevará tres años. Organiza su ruta meticulosamente convirtiendo un mapa de la ciudad en una cuadrícula de trazos perfectos, establece unas normas básicas y comienza su viaje a pie, ya que podría haber riesgo de ataques en autobuses o en el metro.

Al igual que muchos otros niños de inteligencia extraordinaria, sensibilidad sensorial superior y aptitudes sociales limitadas, Oskar se rige por horarios, reglas y datos, pero su investigación le aleja de lo predecible y lo cómodo. Y sin importarle los obstáculos con los que se pueda topar, Oskar está decidido a completar su misión.

"Oskar es un niño diferente, pero de una forma maravillosa" señala Roth. "Puede que tenga algún tipo de síndrome de Asperger, pero, aparte de sus muchos miedos, también tiene una gran imaginación y muchísima curiosidad. Durante mucho tiempo, su padre, con quien compartía tantas aficiones, lo mantuvo a flote. Por eso ahora, cuando Oskar encuentra la llave de su padre un año después de su muerte, cree que tiene que abrir algo, un consejo, un objeto, alguna enseñanza que su padre hubiera querido dejarle. La llave le lleva a una aventura que resulta ser su manera de superar la tristeza y muchas otras cosas".

Cuando Roth comenzó a compactar el amplio y variado argumento de Foer y a buscar la estructura cinematográfica, descubrió que el escritor era alguien a quien poder recurrir en busca de apoyo. "Jonathan es un novelista maravilloso, pero mi trabajo es ser buen dramaturgo y dar vida a las historias en la gran pantalla. Confió mucho en mí en ese proceso, y entre nosotros nació una relación cercana y de cooperación".

Stephen Daldry añade: "Jonathan entiende de verdad la diferencia entre un libro y un guión, y nos ayudó mucho. Nunca pronunció la frase ‘Bueno, en el libro...’ Siempre estuvo abierto a nuevas interpretaciones y reinvenciones".

Cuando se terminó el guión, enseguida empezó a atraer actores de gran talento. "Creo que la historia de Oskar conmovió a todos cuando leyeron el guión, y por ello pudimos reunir a un grupo de actores verdaderamente maravilloso", comenta Daldry de un elenco que no solo incluye a oscarizados actores como Tom Hanks, Sandra Bullock, y el nominado al Oscar® Max von Sydow, sino que también nos presenta a Thomas Horn en el papel de Oskar. El reparto de actores secundarios es igual de sobresaliente; lo componen Zoe Caldwell, la nominada al Oscar® Viola Davis, Jeffrey Wright y John Goodman.

A Hanks, que interpreta al padre de Oskar, le atrajo la forma en que el guión se mete en la mente de Oskar cuando el poder de la lógica por la que se rige su vida parece haberse esfumado. "En un abrir y cerrar de ojos, el mundo de Oskar da un giro de 180º y pierde su único punto de apoyo", dice Hanks. "Su padre solía decirle que siempre hay pistas y tesoros que encontrar en el mundo. Así que cuando encuentra la llave de su padre, es muy interesante cómo Oskar idea su propia investigación minuciosa para encontrar el posible significado de la llave, convencido de que, de alguna manera, explicará lo inexplicable. Pasa a ser una historia muy íntima y personal de un niño que trata de dar sentido a su manera a un mundo sin sentido".

Añade: "Para mí, aceptar este papel fue lo más fácil del mundo, en cuanto leí el guión, no tuve ninguna duda".

Bullock interpreta a la desconsolada madre de Oskar, cuya aparente ausencia en la vida de Oskar no es exactamente lo que parece. "Lo que me conmueve de Oskar es que él piensa que tiene que haber una respuesta, pero no todas las situaciones que se producen tienen un 'porqué'. Y en ocasiones, las respuestas que obtenemos no son las que esperábamos, algo que Oskar tiene que descubrir por sí mismo."

Continúa: "Creo que Eric Roth hizo un trabajo impresionante narrando esta difícil historia completamente a través del punto de vista de un niño".


El reparto y los personajes
El desencadenante de la búsqueda de Oskar Schell de una cerradura que acepte la llave de su padre es el hombre que siempre le convencía para que resolviera sus problemas y se enfrentara a sus miedos: su padre, Thomas. Interpretar el personaje de Thomas Schell fue un reto porque siempre se le ve a través de los ojos de Oskar, tanto es así que gran parte de su historia y su vida interior llegan a ser un misterio, exceptuando las partes que dejaron huella en su hijo, y en especial, sus recuerdos de los mejores momentos que pasaron juntos, que permanecen grabados en su mente como si los acabara de vivir.

El primer actor en quien pensó Stephen Daldry para encarnar la esencia de un padre capturada en el tiempo por su joven hijo fue Tom Hanks. "Pensamos que, según los recuerdos de Oskar de Thomas como el padre perfecto... ¿qué otro actor podría ser si no era Tom Hanks?" recuerda Daldry. "Tom se tomó esa responsabilidad al pie de la letra y creó un vínculo real con Thomas Horn que fue evidente para todo el mundo en el plató. Juntos eran absolutamente entrañables, lo cual fue fantástico para mí como cineasta, porque crearon una relación dinámica, y lo único que tenía que hacer yo era rodarla. Fue un acto de verdadera dedicación de un actor y colaborador extraordinario".

Hanks dice que dio mucha importancia al tipo de padre que fue Thomas para Oskar antes de morir. También tuvo en cuenta que el propio Thomas era hijo de inmigrantes y que asumió su trabajo en el comercio de joyas como su única oportunidad clara para ayudar a su familia, a pesar de que soñaba con ser científico. "Creo que Thomas era alguien que sentía que su objetivo en la vida era asegurarse de que su brillante hijo se convirtiera en un ser humano completo que pudiera hacer del mundo un lugar mejor", dice Hanks. "Como el propio Thomas creció sin padre, ser el padre de Oskar era lo más importante para él. Creo que le encantaba inventarse historias alocadas para Oskar, como la que se inventa sobre la existencia de un sexto distrito perdido en New York, pero también está claro que las diseñaba para ayudar a Oskar a abrirse al mundo y a hacerle sentirse a salvo en él".

Hanks utilizó, en parte, su propia experiencia como padre para el papel. "Para mí la parte emotiva fue volver atrás y recordar lo que es tener un hijo de 11 años que está rebosante de vitalidad", explica.

Mientras Hanks cree que Thomas era muy consciente de que Oskar a menudo mostraba signos de comportamiento característicos del Síndrome de Asperger, también dice que aceptó de buena gana muchas de las rarezas y fobias de su hijo, llegando a interactuar con ellas, algo que les unió aún más. "Creo que a Thomas no le molestaban en absoluto los comportamientos de su hijo", declara. "En lugar de eso, buscó maneras de poner parches sobre los problemas de Oskar, sus constantes preguntas, sus fantasías y sus miedos. Por esta razón, cuando Thomas muere, la pérdida que sufre Oskar es aún más dolorosa."

A la madre de Oskar, Linda, al contrario que a su padre, siempre le resultó difícil acercarse a su hijo y esta situación parece diez veces peor cuando su marido ya no está para salvar esa distancia que les separa. Aun así, a pesar de que parece perdida en su reino privado de tristeza, Linda llega a conectar con Oskar sin que él ni siquiera se dé cuenta.

Daldry sintió que Sandra Bullock poseía una empatía orgánica que haría que el papel funcionara. "Sandra es una actriz de primera que se tomó muy en serio su papel", dice. "Cuidó de Thomas muy bien y creó un fuerte vínculo con él que se trasladó a la pantalla. Fue capaz de darle al papel un aire de seriedad que era totalmente apropiado, pero también le dio verdadero encanto".

A Bullock le intrigaba interpretar a una madre que tiene que esforzarse por crear un vínculo emocional con su hijo y forjarse sola un camino para volver a formar parte del mundo de Oskar tras la muerte de su padre. "Creo que cuando Thomas estaba vivo, Linda siempre se conformaba con echarse a un lado y dejar que Oskar y su padre formaran un gran equipo juntos", señala. "Pero ahora que Oskar ha perdido a su compañero de juegos, la única persona que le comprendía y a quien consideraba un igual intelectualmente, no está segura de si podrá estar a la altura. Además, ella también está sumida en la tristeza, así que no le queda mucha energía para luchar por ese vínculo que tan desesperadamente quiere tener con su hijo. Tiene que luchar por encontrar una solución."

Dado el punto de vista subjetivo y en primera persona de la película, Bullock también tenía que interpretar el papel según la forma en que Oskar la percibe, lo que fue especialmente difícil porque Oskar no ve cómo es su madre en realidad. "Tuve que hacerme a la idea de que el público está viendo a Linda en la pantalla tal y como Oskar la ve, y su opinión sobre ella no siempre es muy favorable", explica. "En algunas escenas, puede parecer todo menos maternal, pero más tarde, se aclara lo que ocurre realmente. Aun así, tuve que aceptar que en ocasiones parece que no está siendo una buena madre para un hijo que realmente necesita ayuda. En parte es porque lo que Oskar ve es su dolor, algo feo e imperfecto, pero también muy real. Pero lo que Oskar no sabe es que ella también está muy preocupada por él y que eso le hace esforzarse enormemente en tratar de pensar como él".

Para familiarizarse de un modo más profundo con la experiencia de Linda Schell, Bullock escuchó grabaciones de llamadas telefónicas y mensajes de voz que les dejaron a sus familias personas atrapadas en el World Trade Center. "Fue muy duro para mí", afirma. "Pero lo que me hizo venirme abajo fue escuchar a la gente tratando de tranquilizar a aquellos a quienes iban a dejar. Comprendí que el dolor de escuchar eso es algo que quedará grabado para siempre en la memoria de las familias de las víctimas".

El papel más sobrecogedor de la película era el del propio Oskar, quien como muchos otros niños superdotados, está lleno de contradicciones. Es, todo a la vez, un niño ingenuo, dolido e hipersensible a quien abruman los estímulos sensoriales y asustan los ruidos fuertes, teléfonos que suenan, puentes, ascensores, transporte público y edificios altos. Pero al mismo tiempo, Oskar es un intrépido explorador decidido a atravesar los barrios de Nueva York y llamar a la puerta de casas de desconocidos en busca de una única cerradura en una ciudad donde hay millones.

Los cineastas comenzaron a buscar a un niño que tuviera de verdad una inteligencia extraordinaria, pero que también tuviera un don natural para la interpretación, y finalmente descubrieron a Thomas Horn, un concursante de 13 años del programa Jeopardy! para niños que hablan cuatro idiomas. "Thomas es un niño súper inteligente, divertido y comprometido con la dedicación y tenacidad de una persona mucho más mayor", comenta Daldry. "Le encantó aprender la metodología de la interpretación. Y respondió positivamente a las situaciones de lógica: ‘Ah, ya entiendo, si hago esto, ocurre esto.’ Pronto todos los miembros del equipo comenzamos a tener la sensación de que no estábamos tratando con un niño actor. Era nuestro protagonista y demostró ser un actor extraordinario".

Horn admite que al principio no sabía qué esperar. "Cuando me enteré de que me habían dado el papel fue un momento trascendental porque nunca antes había hecho algo así", relata. "Pero también era algo nuevo, diferente y emocionante".

Fue capaz de asimilar inmediatamente la forma que tiene Oskar de tratar de hacer el mundo más manejable a través de los datos y las cifras. "Creo que Oskar es una persona muy lógica a quien le gusta reflexionar sobre todo, pero ahora tiene un conflicto interno porque las circunstancias que le rodean no tienen sentido", explica Horn. "Por eso espera encontrar la cerradura que dará sentido a la llave de su padre".

A pesar de no haber puesto un pie en un plató en su vida, Horn admite que nunca se sintió intimidado. "Stephen Daldry fue el mejor director con el que podía haber trabajado. Bueno, es el primer director con el que trabajo, pero no me imagino a uno mejor", declara. "Siempre me decía si estaba haciendo las cosas bien y siempre me decía cariñosamente cómo podía mejorarlas. Siempre me animaba y nunca me sentí mal con mi trabajo porque me ayudaba a sentirme seguro de mí mismo".

Hanks disfrutó en especial de la oportunidad de trabajar tan cerca de Horn en su primer papel, estableciendo con él una relación padre-hijo similar a la de una relación de mejores amigos. "Thomas demostró ser un actor con mucha intuición y capacidad de concentración", comenta Hanks. "De hecho, siempre se las apañaba para encontrar las pequeñas cosas que pueden hacer brillar una escena, algo que suelen hacer los actores veteranos para añadir dinamismo y emoción".

Las escenas de Horn con Bullock eran más difíciles porque a menudo llevaban una gran carga emocional. "Algunas de las escenas que hicimos juntos me resultaron difíciles porque Oskar se pone muy triste, pero me emocioné de verdad al actuar con Sandy", comparte Horn. "Sentí como si fuera una situación real porque ella estaba reaccionando ante mí, influyendo en mis emociones".

A Bullock le sorprendió la complejidad psicológica que Horn le dio a estos complicados encuentros. "Thomas se metió de lleno en el papel de Oskar y fue muy valiente", afirma Bullock. "Vino preparado, fue rotundo y su profesionalidad fue impresionante. Y es inteligentísimo. Fue maravilloso trabajar con él y le admiro muchísimo".

Después del "Día fatídico", uno de los pocos consuelos de Oskar es su abuela paterna, que vive al otro lado de la calle y a quien puede ver con solo asomarse a la ventana. Los dos comparten una relación cercana avivada por las conversaciones nocturnas que tienen por walkie-talkie. Es a ella, y no a su madre, a quien Oskar acude cuando comienza a sentirse abrumado.

El papel de la abuela de Oskar es de la veterana actriz de teatro Zoe Caldwell, cuatro veces ganadora del premio Tony. Con el fin de mejorar su interpretación, Caldwell recurrió a la novela para consultar la larga historia de su personaje, a la que únicamente se hace una pequeña alusión en la película.

"La abuela de Oskar era alemana y vivía en Dresden cuando fue bombardeada", explica Caldwell. "Estuvo casada y, aunque su marido le hizo prometer que nunca traería un hijo a aquel mundo, rompió su promesa alumbrando a Thomas, que creció para convertirse en un hombre extraordinario y quien, a su vez, se convirtió en el padre de este chiquillo tan extraordinario también.

Daldry, un gran admirador de su trabajo en teatro, llevaba mucho tiempo queriendo trabajar con Caldwell. "Zoe es una de las grandes del teatro estadounidense a quien he adorado durante años", confiesa. "Le entusiasmó el papel y se divirtió mucho interpretándolo, entablando una relación fantástica con Thomas".

Aunque Oskar le suele contar secretos a su abuela, no puede arriesgarse a contarle lo de su misión en busca de la cerradura que abre la llave de su padre. Pero una noche, cuando acude a su casa para pedirle consejo, conoce al hombre enigmático y silencioso conocido únicamente por el nombre de "el inquilino", un huésped del apartamento. El venerado actor Max von Sydow interpreta al misterioso anciano que solo se comunica haciendo garabatos en una libreta, pero que a pesar de ello se convierte en el único confidente de Oskar en su misión.

Von Sydow, cuya prodigiosa carrera cinematográfica comenzó en los años cincuenta con el largometraje de Ingmar Bergman El séptimo sello y que continuó a lo largo de diez películas más con Bergman y seis décadas de papeles memorables y oscarizados, tuvo una fuerte reacción emocional ante la historia Tan fuerte, tan cerca"
.

"El guión me conmovió profundamente y eso es algo que no ocurre todos los días", declara von Sydow. "Además, me gustó la idea de interpretar a esta figura enigmática, este aparente extraño que intenta ayudar a Oskar en su búsqueda. La amistad que nace entre ellos es realmente interesante".

El personaje permanece mudo en toda la película, así que el actor tuvo que esforzarse para expresar sus sentimientos de angustia, curiosidad y satisfacción, únicamente con su cara y su cuerpo. Daldry opina sobre esta interpretación muda tan inusual: "Max apareció en una interpretación diferente a todas las que ha hecho y creo que es el tipo de interpretación que siempre quiso hacer. Creo sinceramente que ha creado uno de los personajes más extraordinarios de su carrera, es muy concreto, complicado, divertido y sensible... sin emitir el más mínimo sonido".

A medida que Oskar avanza en su misión, también conoce a cientos de diversos desconocidos por toda la ciudad que solo tienen una cosa en común: el apellido Black. Las primeras personas a las que conoce Oskar son Abby y William Black, una pareja en trámites de divorcio interpretada por Viola Davis y Jeffrey Wright, que será vital para su investigación de formas imprevisibles.

Wright afirma que el guión le impactó de inmediato. "Terminé de leer el guión entre bastidores una noche que estaba actuando en una obra", recuerda. "El director vino a mi camerino y, al ver el estado en que me encontraba, me preguntó si estaba bien. Le dije que solo estaba intentando recomponer mi cabeza y mi corazón tras haber leído el guión".

También le atraía trabajar con Daldry, una experiencia a la altura de sus expectativas. "Stephen viene del mundo del teatro, como yo", apunta Wright. "Nos permite crear y liberar al personaje, sumergirnos en la escena y luego perfeccionarlo de una forma poco común en el cine".

El director estaba igual de ansioso por trabajar con Wright. "Siempre quisimos que Jeffrey interpretara a William Black", dice Daldry. "Es muy inteligente y compasivo, y esto lo aporta al papel. Lo logró de tal forma que superó todas nuestras expectativas".

En Viola Davis, Daldry vio una actriz con la capacidad de hacer que unas cuantas escenas fueran clave. "Viola es una de mis actrices favoritas del mundo", añade. "Es una de los artistas más respetados hoy en día, tuvimos mucha suerte de poder contar con ella".

Davis presenta a Abby como una mujer con problemas matrimoniales, que encuentra consuelo en su primer y extraño encuentro con Oskar. "Creo que el hecho de que Oskar encuentre belleza en Abby le hace recuperar la autoestima justo cuando más lo necesita", explica. "En cierta forma, Abby y Oskar se encuentran solos con su dolor, pero cuando se encuentran empiezan a sentir cariño el uno por el otro y quieren apoyarse mutuamente".

Completa el reparto de personajes principales John Goodman con el papel de Stan, el portero, que trabaja en el vestíbulo del edificio de pisos de Oskar y disfruta bromeando con el niño cuando llega o se va. "Stan es un poco como Oskar", comenta Goodman. "Tienen una especie de rivalidad entre listillos, pero creo que en realidad Stan le tiene mucho cariño y sabe que Oskar es doce veces más inteligente que él."

Stan, sin quererlo, también ofrece a Oskar la primera de las muchas herramientas que necesita para embarcarse en su expedición: las guías telefónicas de los cinco barrios de Nueva York. "El papel de Stan es pequeño pero muy importante", dice Daldry, "John me aseguró que quería formar parte de la historia y creo que aporta un punto cómico extraordinario, ya que nos muestra otra faceta de Oskar, una faceta que solamente Stan puede ver".


Puesta en escena
Tan fuerte, tan cerca pone a Oskar Schell en contacto con muchas personas de Manhattan, Brooklyn, el Bronx, Queens y Staten Island, por lo que la ciudad de Nueva York en sí juega un papel visual muy importante, y lo hace de forma diferente a la mayoría de las películas ambientadas en esta ciudad.

"La ciudad de Nueva York de esta película es la Nueva York de un niño", afirma Stephen Daldry. "Hemos intentando destacar los rincones de la ciudad a los que iría un niño, antes que las principales arterias de la ciudad. Queríamos ofrecer el punto de vista de Oskar de la ciudad. No se trata de mostrar los lugares que la gente asocia con Nueva York, sino más bien de lo que puede ver un niño y su reacción".

Para enfatizar el punto de vista de Oskar en todos los aspectos de imagen y sonido de la película, Daldry trabajó con un equipo de artistas entre los que se encontraba el director de fotografía Chris Menges, la editora Claire Simpson, el diseñador de producción K.K. Barrett y la diseñadora de vestuario Ann Roth. Después siguió trabajando con el compositor Alexandre Desplat, quien combinó los elementos líricos y enigmáticos de la historia de Oskar en la banda sonora.

El rodaje no empezó en la calle, sino en los estudios de sonido de JC Studios en el barrio de Midwood de Brooklyn. En este estudio, que lleva en la ciudad desde 1907, el equipo de diseño de la película creó el piso de Schell en Manhattan. La producción se localizó allí y en las calles, parques, edificios de oficinas, puentes, túneles, callejones y casas de toda la ciudad.

"Buscamos lugares que reflejaran la visión que tiene Oskar de Nueva York", dice K.K. Barrett. "También tuvimos que encontrar y, en muchos casos decorar, las casas de decenas de personajes a los que visita. La relación de Oskar con estos personajes normalmente es muy corta, así que dónde viven nos da la mejor pista para saber quiénes son. Sus hogares tienen que reflejar visualmente la vida de los ciudadanos de una forma sutil, aunque bien definida".

Continúa Barrett: "Sobre todo, lo que queríamos mostrar era que la ciudad de Nueva York sigue siendo un crisol de muchas poblaciones de zonas geográficas diferentes y todas entrelazadas; una ciudad de diversidad, con diferentes niveles económicos, etnias y actividades de todo tipo".

Como no es neoyorquino, Barrett se valió de sus primeras impresiones de la ciudad como guía. "En cierta forma, pensé que ser extranjero en Nueva York me ayudaría a ponerme en la piel de Oskar", explica. "Aunque Oskar viva allí, la zona extrarradio de la ciudad, salvo su barrio, no le resulta familiar. De forma que, quería hacer lo mismo que él: salir y descubrir lugares que nunca había visto".

La producción abarcó una amplia área, desde Far Rockaway hasta Harlem y numerosos puntos intermedios. El equipo rodó el tentador paseo de Oskar por el Puente de Manhattan con viento de primavera y llovizna. Su aventura en solitario continúa en Chinatown y en el Lower East Side de Manhattan, y después en el famoso Barney Greengrass Deli en el Upper West Side. Cuando finalmente Oskar se enfrenta a su miedo al transporte público, las máscaras antiguas y todo eso, la escena se rodó en una zona cerrada en la Grand Central Station.

La legendaria diseñadora de vestuario Ann Roth, que anteriormente había trabajado con Daldry en The Reader (El lector) y Las horas, aportó la diversidad de la ciudad con sus diseños. La película es hasta ahora la más moderna que ha hecho con Daldry, ya que está ambientada hace diez años. Cuenta: "Investigué mucho al principio, utilizando fotografías de personas que estaban en la Sexta Avenida y en Chambers Street el 11S. La película transcurre entre los años 2001 y 2003, y hemos intentado capturar las pequeñas diferencias en la moda para distinguir un año de otro".

La parte más complicada del trabajo para Roth fue vestir a Oskar. "Es un niño, así que su madre es la que le compra la ropa", explica. "Es un poco excéntrico y tiene gustos muy específicos, por ejemplo, siempre lleva sus zapatos negros y los pantalones de pana que se pone le quedan un poco cortos. Sin embargo, aunque su madre le compre otros zapatos y pantalones, Oskar prefiere llevar ropa con la que se encuentre cómodo. No quería que los pantalones le quedaran ridículamente cortos, solamente mostrar que eran viejos, pero que los seguía llevando porque eran los que le gustaban. Así es Oskar. No es el típico niño que viste de Abercrombie & Fitch".

Cuando empieza con su búsqueda rutinaria, Oskar siempre pone a salvo la llave de su padre en su cuello. También lleva en su mochilla los objetos que cree que pueden ser útiles en su búsqueda y en la supervivencia en general: una máscara antigás israelí, una pandereta, cinta adhesiva, unos prismáticos, su diario de expedición, la cámara de su abuelo, un silbato de seguridad para perros, Una breve historia del tiempo de Stephen Hawking, su teléfono móvil, las galletas de higos Fig Newtons y el mensaje de su padre rodeado por un círculo "no dejes de buscar".

La madre de Oskar, por su parte, era muy sencilla. "Queríamos que el personaje de Sandy pareciera una madre trabajadora que pudiera perderse entre la multitud. Las compras no son una prioridad para ella, no es algo importante en su vida diaria, ni en la semana o el mes", dice Roth. "Las faldas, blusas, incluso el pelo no son los ideales para ninguna ocasión, algo difícil de conseguir con Sandy, porque es una mujer muy llamativa, pero sí es el tipo de mujer que si le preguntas: ‘¿De qué marca es? ¿Es una blusa de la marca X?’ Ella no tiene ni idea. Tiene cosas mejores en las que pensar".

Para el personaje de Max von Sydow, el inquilino, Roth creó una capa tirolesa de lana, un abrigo de lana gruesa, pesada y resistente al agua, como los que hacían los campesinos austriacos, para ir de excursión con Oskar.

Zoe Caldwell valoraba mucho el trabajo de Roth, porque dice que encontró el personaje en el momento en que vio su vestuario. "En el guión se la describía como una ‘mujer con arrugas, fuera de contexto’", añade Caldwell. "Y en eso es en lo que me convertí cuando me puse la ropa que Ann Roth tenía preparada para mí. Me miré en el espejo y pensé, ‘es increíble, es la abuela.’"

"He tenido una gran suerte de trabajar con Ann Roth en tres películas", concluye Daldry. "Lo importante que hay que conocer de Ann es que no solamente diseña el vestuario; mide el desarrollo de los personajes y de toda la película. Es un miembro fundamental del equipo y una fuerza que hay que tener en cuenta, hasta tal punto que no se centra solamente en el vestuario de los personajes, sino también en la forma en la que el director ve la película".

Según progresa el rodaje siguiendo el rastro de Oskar, a través de los cinco barrios de Nueva York, Daldry estaba preparado para afrontar las dificultades de rodar en la ciudad con más densidad de población de EE.UU. Sin embargo, se encontró con que los ciudadanos de Nueva York fueron uno de los grandes placeres de la experiencia de rodar la película.

"Muchísima gente que nos encontramos en la calle conocían el libro", dice Daldry, "y aprovechamos para que salieran en la película. No solamente la arquitectura de la ciudad aporta tanto carácter a la ciudad; también la gente que vive allí, y esto se refleja muy bien en la película. La ciudad es increíblemente generosa, se convirtió en una parte de la película, una parte de la historia de Oskar".