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Los pingüinos del Sr. Poper cartel reducidoLos pingüinos del Sr. Poper(Mr. Popper's Penguins)
Dirigida por Mark Waters
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Mientras se hace mayor en Brooklyn, Nueva York, el joven Tommy POPER sólo espera el momento en que, mientras se pone en puntillas de pie para alcanzar una radio de radioaficionados, pueda hablar con su padre, de viaje por el mundo, Años después, Tommy ya es el Sr. POPER (Jim Carey), un promotor inmobiliario de éxito en Manhattan. Después de pasar por un divorcio amistoso con Amanda (Carla Gugino), y con dos hijos (Madeline Carroll y Maxwell Perry Cotton) a los que ve cada dos fines de semana, el Sr. Poper lleva una vida de lujo en su ultra moderno apartamento de Park Avenue, mientras va muy bien encaminado a convertirse en socio de la prestigiosa firma para la que trabaja. Es decir, hasta que una mañana aparece un gran embalaje en su puerta, un último regalo de su finado padre, un recuerdo de la Antártida.

Dentro de la caja de madera, arropado entre paquetes de hielo, se encuentra un pingüino de 60 cm de alto, con sus brillantes patas de color naranja y todo. No es un pingüino de juguete, ni un ave disecada por algún taxidermista, como supone el Sr. Poper en un primer momento, sino un auténtico pingüino, vivito y coleando, que corretea por el piso de Poper mientras emite fuertes graznidos. Ansioso por librarse de esta criatura salvaje, Poper se pone en contacto con todas y cada una de las agencias municipales y estatales imaginables, pero ninguna de ellas está dispuesta a hacerse cargo de un pingüino mascota. Su llamada a la Antártida para intentar enviar el pingüino de vuelta fracasa, y termina provocando la llegada de otros cinco pingüinos a la puerta de Poper.

Mientras comienza a hacer migas, y cada vez más implicado con sus compañeros alados de apartamento, la vida de Poper rápidamente empieza a desmadrarse: su ostentoso apartamento de Nueva York se convierte en un paraíso invernal, el contrato en el que ha estado largo tiempo trabajando descarrila y por poco no termina en la cárcel. Pero, gracias a sus nuevas obligaciones, Poper comienza a comprender la importancia de una familia, humana y no tan humana.