Protagonizada por Kyle Chandler, Elle Fanning, Joel Courtney, Gabriel Basso, Noah Emmerich, Ron Eldard, Riley Griffiths, Ryan Lee y Zach Mills.
La película ha sido escrita y dirigida por J.J. Abrams. Los productores son Steven Spielberg, J.J. Abrams y Bryan Burk. La película ha sido realizada por un equipo creativo compuesto por el director de fotografía Larry Fong, el director artístico Martin Whist, los encargados del montaje Maryann Brandon, A.C.E., y Mary Jo Markey, A.C.E., la diseñadora de vestuario Ha Nguyen, el oscarizado compositor Michael Giacchino, y los efectos visuales y la animación son de Industrial Light & Magic.
Cómo se hizo Súper 8
En el núcleo de "Súper 8" están seis chicos de un pueblo siderúrgico de Ohio en los años setenta cuyo sueño de hacer en las vacaciones una magistral película de monstruos se ve bruscamente interrumpido. Tras presenciar un horrible accidente de tren, las misteriosas circunstancias que rodean al accidente repercuten en su amistad y sus familias, y cambian para siempre su forma de ver la vida.
Y, si en el núcleo de "Súper 8" hay un grupo de chavales, el alma de "Súper 8" son dos cineastas que también se iniciaron haciendo películas en súper 8 cuando eran muy jóvenes. Tanto J.J. Abrams como Steven Spielberg descubrieron la dirección cinematográfica en su infancia haciendo películas en formato Súper 8 y 8 mm (respectivamente), lo cual sentó las bases para todas sus aventuras actuales en la gran pantalla.
Como director, Abrams es famoso por mezclar carácter, humor y suspense en sus películas "Misión Imposible 3" y "Star Trek". El productor de títulos como el thriller de suspense "Monstruoso" es también el responsable de series de televisión como "Felicity", "Alias", "Fringe" y la innovadora serie de ABC "Perdidos".
Spielberg, realizador de algunas de las mejores y más memorables películas de todos los tiempos, como "E.T.", "Encuentros en la tercera fase" o "En busca del arca perdida", ha sido una fuente de inspiración para Abrams desde que éste era un crío. Fue su pasión compartida por las películas de Súper 8 lo que iba a reunir una y otra vez a estos dos cineastas. De pequeño, Abrams descubrió por primera vez las maravillas de una cámara de Súper 8 (un formato introducido por Eastman Kodak en 1965) a los 8 años de edad, cuando empezó a filmar sus películas caseras cuyos temas eran las cosas que le encantaban siendo niño: persecuciones, batallas y monstruos.
Unos pocos años después, Abrams y su amigo de la infancia Matt Reeves (director de "Monstruoso") habían participado en festivales cinematográficos y habían aparecido en un artículo del periódico Los Angeles Times titulado "Los imberbes prodigiosos". Poco después, se puso en contacto con ellos la ayudante de Spielberg (en aquel entonces, Kathleen Kennedy), quien les preguntó si estarían interesados en restaurar las viejas películas en 8 mm que rodó el propio Spielberg cuando era un chaval. Teniendo J.J. tan sólo 15 años, él y Matt Reeves aceptaron trabajar juntos montando las películas caseras en 8 mm de Spielberg.
Lo que sirvió inicialmente de inspiración para ambos volvería a reunirles de nuevo muchos años después. "Empezamos a hablar de la clase de películas que nos gustan y también de la clase de películas que nos gustaría hacer juntos algún día. Inmediatamente, cada uno se puso a contar su historia de las películas en Súper 8 que habíamos hecho. Y los dos pensamos que sería genial hacer una película acerca de unos jóvenes que viven una aventura haciendo películas", recuerda Spielberg.
Abrams quería hacer "Súper 8" al estilo de las películas que a él le gustaban: historias trascendentales ambientadas en una sociedad en la que las tareas cotidianas del trabajo, el amor y la familia podrían parecer normales, hasta que son interrumpidas abruptamente por unos sucesos extraordinarios, terroríficos y fantásticos. "Quería que los espectadores vivieran toda la acción, el humor, el suspense y la pirotecnia de una película veraniega de palomitas, pero "Súper 8" también tiene corazón de verdad, y para mí eso es realmente lo más importante", explica Abrams. "A pesar de todas las salvajadas que suceden en la película, es la primera película que he hecho que parece realmente una parte de mi vida".
Al desarrollar "Súper 8", a Abrams le sedujo la idea de tener como protagonistas a unos jóvenes cineastas en ciernes, pero buscaba una historia que sirviera como nexo. Fue entonces cuando decidió fusionar ese concepto con otra idea que hacía tiempo que le rondaba en la cabeza. "Tenía una idea sobre un tren que transportaba cargas desde el Área 51", dice, refiriéndose a la instalación militar de alto secreto en la remota Nevada donde se rumorea que se guardan restos de aeronaves no identificadas y otros fenómenos extraños. "Aquello era un argumento sin personajes, y aparte tenía aquellos estupendos personajes que necesitaban un argumento. Así que pensé que si los juntaba, podría salir una película muy interesante".
Spielberg estuvo de acuerdo. "Cuando J.J. se presentó y sugirió lo de de tomar la idea de los chicos que hacen películas en Súper 8 y mezclarla con un proyecto más grande de ciencia-ficción, en donde aparece algo en su película que causa un gran misterio y una crisis en su pueblo, a mí me pareció algo realmente atractivo", dice. "Me pareció que iba a ser una película tanto sobre las formas de hacer películas en los setenta como sobre adónde condujo aquello".
Su compañero en la producción Bryan Burk también había conocido a Abrams gracias a su pasión por el Súper 8. "Hacer películas en Súper 8 siempre formó parte de mi vida", dice Burk. "Conocí a Abrams porque había oído hablar de un chico que hacía películas en Súper 8 y había montado las películas caseras en 8 mm de Spielberg. Era una experiencia que todos compartíamos. Creo que la diversión de imaginar ideas y de salir por ahí a hacer películas sigue siendo la base de todo lo que hacemos".
A Burk le encantó la idea de mezclar una historia íntima y emotiva acerca de unos amigos adolescentes de un pequeño pueblo con una fantasía épica y creativa. El guión de "Súper 8" era también una amalgama de las mayores pasiones de Abrams, como su pasión por la inventiva de la ciencia-ficción, su inclinación por las aventuras cargadas de humor, y su fascinación por las encrucijadas donde se unen lo cotidiano y lo totalmente inexplicable.
A medida que se iba desplegando la idea de Abrams para "Súper 8", lo iba haciendo alrededor de dos ideas abstractas que se convirtieron en algo fundamental para la producción. La primera es lo que Abrams definió hace mucho tiempo como "La Caja Misteriosa", la idea de que lo que más atrae a la gente es un misterio que no se ve, y de que una película debería tener toda la poderosa imprevisibilidad de una caja cerrada de la que podría salir absolutamente cualquier cosa.
Abrams opina que, en una época de información instantánea, puede suponer un reto perpetuo mantener al público literalmente a oscuras hasta que empiece la película, pero eso no le ha impedido intentar ofrecerle a la gente la emoción de esa experiencia. "Creo que si puedes crear algo original y no chafárselo al público por adelantado, la impresión es muchísimo mayor".
La otra idea que quería introducir en "Súper 8" era el propio espíritu desenfadado y artesanal de la realización de películas en Súper 8. "Esta película no sólo me trae recuerdos, sino que además es análoga a la forma en que solíamos hacer aquellas películas", dice. "Todo es cuestión de narrativa, de crear una ilusión que parezca real, de intentar asustar a la gente, de hacerles reír, de hacerles sentir algo. Para nosotros, todo eso es igual ahora que antes".
Spielberg también se sentía exultante por todo lo que Abrams aportó. "J.J. Tiene realmente la capacidad de hacer de puente entre las generaciones", observa el realizador. "Le aporta la pasión por la manera en que se hacían antes las películas, pero además combina eso con una gran habilidad para hacer la clase de películas que le gustan a la gente hoy en día. Entiende lo que piensan y dicen los chicos de hoy, así que es tan relevante para la generación más joven como lo es para la mía. Creo que es sencillamente uno de los mejores narradores cinematográficos actuales, dándole a todo lo que hace un sentido extraordinario de la cámara, la iluminación, la composición y la narrativa".
Spielberg añade: "Con "Súper 8", J.J. ha hecho una película que parece a la vez nostálgica y extraordinariamente nueva. Mezcla de manera magistral una historia de ciencia-ficción con la maravillosa dinámica de un grupo de chavales, quienes se comportan de un modo contemporáneo, pero también capta estupendamente la forma de ser que han tenido siempre los chavales".
Abrams se sintió humilde por la participación tan directa de Spielberg. "El tiempo que pasó Steven trabajando en esta película me dejó alucinado, porque hace muchas cosas a la vez, ¿de dónde saca el tiempo? Y sin embargo, durante horas se sentaba a repasar el guión o se metía en la sala de montaje", recuerda. "Para mí era algo surrealista. Fue un verdadero privilegio no sólo trabajar con él, sino además hacerlo en una película acerca de una época de tanta importancia en nuestras vidas".
Los chicos de Súper 8
Para J.J. Abrams, la base de "Súper 8" estuvo siempre en los personajes. Incluso cuando los hechos más extraños e inexplicables empiezan a afectar a su antaño tranquilo pueblo de Ohio, estos personajes viven unas experiencias y una relaciones muy reales de amor y de pérdida. Sabía que iba a ser esencial encontrar la mezcla justa de actores, así que Abrams y su equipo emprendieron una búsqueda a gran escala.
El objetivo era encontrar jóvenes actores desconocidos con los que el público disfrutara descubriéndolos, pero también un reparto que tuviera la encantadora aunque volátil química que siempre parecen tener los amigos y rivales de la infancia verdaderos.
Añade Bryan Burk: "Lo mejor de este grupo de chicos es que todos tienen la rara habilidad de poder expresar bastante sin que parezca que están actuando. Creo que es un gran mérito de J.J. porque no sólo encontró a los chicos adecuados, sino que además supo cómo trabajar con ellos".
El grupo de adolescentes finalmente elegido era notablemente variado. Algunos eran curtidos profesionales mientras que otros nunca antes habían actuado profesionalmente. Procedían de todo Estados Unidos: Elle Fanning (Alice Dainard) es oriunda de Conyers, Georgia, Joel Courtney (Joe Lamb) es de Moscow, Idaho, Gabriel Basso (Martin) de St. Louis, Missouri, Riley Griffiths (Charles) de Cedar City, Utah, Ryan Lee (Cary) de Austin, Texas, y Zach Mills, (Preston) de Lakewood, Ohio.
Para el papel de Alice, los realizadores eligieron a una de las jóvenes actrices más en alza en Hollywood: Elle Fanning, entre cuyas películas más recientes están "Babel", "El curioso caso de Benjamin Button" y "Somewhere, en un rincón del corazón". Fanning se sintió muy ilusionada al conseguir el papel.
"Fue de locura", recuerda Elle. "Fue una completa sorpresa recibir una llamada del propio J. J. Me dijo: 'Hola, Elle, soy J. J. Abrams, y me haría mucha ilusión trabajar contigo. Yo me quedé alucinada, me entraron ganas de chillar, pero por supuesto que no podía porque él estaba al teléfono, así que me callé y escuché. Luego, cuando colgó el teléfono, me puse a dar gritos. Estaba muy emocionada".
Abrams recuerda que la audición de Elle le sorprendió. "Cuando entró Elle, lo primero que pensé fue que quizás fuera demasiado joven, porque tenía 12 años y debía aparentar 14", dice. "¡Pero pronto me di cuenta de que era mucho más sofisticada que yo! Tiene un aplomo increíble, y sin embargo encaja perfectamente con ese grupo de chicos alelados".
A Elle le sedujo inmediatamente la complejidad del personaje de Alice. "Es una chica bastante dura, un poco chicazo, y ha tenido una vida difícil", explica Elle. "Su madre se marchó y su padre siempre está bebiendo, así que cuando los chicos le preguntan si quiere formar parte de su película, se dice: '¡Qué porras! Voy a hacerlo'. Y entonces todo desemboca en ese increíble suceso para todos ellos".
El antagonista de Elle, Joel Courtney, nunca antes había tenido una experiencia profesional cuando le ofrecieron el papel del protagonista de "Súper 8", Joe Lamb, un chico que intenta salir adelante tras la repentina muerte de su madre.
"Sabía que J.J. me estaba ofreciendo una oportunidad realmente grande y no quería defraudarle. Quería hacer un buen trabajo para él, para mí y para todos los que trabajaban en la película", explica Joel.
Añade Abrams: "No quería que el protagonista de "Súper 8" fuera el director de la película. Quería que fuera el chico que sigue al director, que está ahí porque ha perdido a su madre y lo lleva mal con su padre, y está buscando su camino".
Ya desde el principio, Joel comprendió por qué Joe se dedica a hacer la película en Súper 8 de su amigo en un momento de su vida en el que ninguna otra cosa es segura. "La madre de Joe ha fallecido y su padre, al ser el policía del pueblo, casi nunca está en casa", comenta Joel. "Así que Joe solamente encuentra consuelo con sus amigos. Su padre quiere que sea un chico normal y que juegue al béisbol, pero Joe sólo quiere hacer películas. Es el encargado del sonido, el maquillaje y los efectos especiales, y le encanta todo eso".
Por encima de todo, a Joel le atrajo la tensión cada vez mayor de la historia. "Me encanta su misterio, y es un subidón total de adrenalina", dice.
Interpretando a Martin, el chico ingenuo que es a menudo blanco de las bromas de sus amigos mientras actúa en su película de monstruos, está Gabriel Basso, quien protagoniza la célebre serie de Showtime "The Big C". Abrams opina que Gabriel es el extremo opuesto de su personaje. "Gabriel es increíblemente inteligente, y creo que hay que serlo para interpretar bien a un tonto", observa el director.
En cuanto Abrams le contó un resumen básico de la historia, a Gabriel le enganchó. "Me encanta que sea una historia acerca de unos chicos que son testigos de algo que no deberían haber visto", dice. "Meten la mano en el tarro prohibido".
Otro primerizo en el cine es Riley Griffiths, quien realiza su debut cinematográfico en "Súper 8" interpretando a Charles, el perfeccionista y motivado visionario del grupo, y escritor y director de la película que están haciendo. "Me encanta mi personaje porque está decidido a hacer películas y se lo toma muy en serio", dice Riley. "Cosas como los 'recursos de producción' son muy, muy importantes para él, pero sus amigos no le comprenden".
Riley recuerda que J. J. Abrams le planteó una gran cuestión cuando le dijo que el papel era suyo. "Me preguntó: '¿Estás preparado para esto?' Y yo le dije: 'Estoy súper preparado'", dice riendo.
Comenta Abrams: "Riley estuvo fantástico cuando llegó, pero nunca antes había estado en un plató, así que se enfrentaba a un gran reto".
Riley redobló sus esfuerzos, obsesionándose tanto con meterse en el papel de un director en ciernes que comenzó a seguir a Abrams por todo el plató, impregnándose del estilo y los gestos del director. "Me puse a mirar cómo dirige J.J. y luego traté de transferir todo eso a Charles", dice. "J.J. también me contó todo lo necesario sobre las cámaras de Súper 8 y me dijo que era la misma cámara que él había tenido de pequeño, y fue realmente genial".
Ryan Lee, quien interpreta a Cary, el miembro más pícaro del grupo, y que ya había aparecido en diversos papeles en cine y televisión, era un gran fan de la película "Star Trek" de Abrams. "Nunca había visto "Star Trek" en TV, porque para mí eso era de la época de mis padres, pero la forma en que la hizo J.J. era absolutamente genial", dice. "Cuando me enteré de que iba a hacer una prueba para J.J. mi corazón se desbocó".
El sentimiento era el mismo entre los realizadores. "Ryan estuvo espectacular en su audición", dice Burk. "Estuvo increíblemente gracioso, y ciertamente fue el primer actor al que quisimos contratar".
Tras haber conseguido el papel, a Ryan le hacía una ilusión especial interpretar a Cary. "Es el chico que está siempre metiéndose en líos y divirtiéndose sin parar. Es muy gracioso", dice.
Completando el grupo de flamantes cineastas está Preston, el sabelotodo seguro de sí mismo que es una de las estrellas de la producción de los chavales. Interpretando a Preston está Zach Mills, quien ha aparecido a menudo en cine y televisión, con papeles en "Hollywoodland", "La tienda mágica del señor Magorium" y la película de Clint Eastwood "El intercambio".
A Zach le cayó muy bien Preston. "Es listo hasta el punto de ser un poco desagradable", confiesa. "Conoce muy bien sus temas y le encanta darle datos a la gente, lo que resulta interesante cuando comienzan a suceder un montón de cosas muy extrañas".
También le cayeron estupendamente sus compañeros de reparto. "Las amistades de la películas son muy reales", observa Zach. "Siempre estábamos enredando en el plató y divirtiéndonos juntos, incluso cuando no estábamos rodando".
"Nos hemos hecho muy buenos amigos, casi como de la familia", explica Joel. "Ha sido maravilloso tener otros chicos de nuestra edad con los que poder hablar".
Elle resume: "En cuanto empezamos a ensayar, sintonizamos y nos hicimos muy buenos amigos. Nos divertíamos tanto juntos que simplemente estar juntos se convirtió en otra cosa genial de hacer la película".
Los adultos de Súper 8
Mientras los chicos de "Súper 8" lidian con algo que no tenían que haber descubierto, entran en conflicto con los padres, los profesores y las autoridades de todas clases, interpretadas cada una de ellas por un reparto de adultos en el que están entre otros Kyle Chandler, Noah Emmerich y Ron Eldard.
Chandler, famoso por sus papeles en las serie de televisión "Friday night lights" y "Edición anterior", interpreta al agente de policía Jackson Lamb, el padre de Joe, quien comienza a investigar las extrañas desapariciones y los otros sucesos raros que afectan de repente al pueblo. Es un concienzudo miembro de las fuerzas del orden pero, habiendo enviudado recientemente, el policía se ve inmerso en un misterio absorbente en un momento en que sus emociones son muy crudas y su hijo más le necesita.
Abrams dice que la clave de la interpretación de Chandler es una ligera cualidad atormentada que se entreve bajo su rudo exterior. "Kyle es un actor increíble", dice el director, "sumamente simpático y estupendo para hacer de hombre corriente. Interpreta a Jack con gran fuerza y dureza, y sin embargo deja traslucir que, aunque puede que no sea el mejor de los padres, tiene el corazón realmente destrozado, y eso hace que simpaticemos con él".
"Su mujer ha fallecido, y ahora tiene que ocuparse de un hijo al que no entiende en absoluto", explica Chandler. "Quiere proteger a Joe lo más posible, pero también se da cuenta de que Joe está creciendo y que se va a ir a vivir aventuras con sus amigos, le guste o no le guste a Jack".
Se sintió también fascinado por lo que Jackson Lamb presencia a su alrededor al ser invadido el pueblo por el miedo y la ansiedad. "La gente del pueblo empieza a hacer lo que todos hacemos cuando no podemos resolver un misterio: empiezan a acusarse unos a otros", observa. "Una sombra comienza a invadir ese pueblecito de Ohio, y además tenemos a esos chicos que están metidos en algo enorme, incluso aunque la policía intente esclarecer las cosas".
Trabajar con el principiante Joel Courtney como su hijo fue un momento particularmente especial para Chandler. "Me imagino lo que debe ser llegar a un plató tan grande, complicado e intimidante como este, sin haber trabajado antes en ninguna película", dice con una sonrisa. "Joel lo llevó muy bien, estando a la altura de todos los retos".
Noah Emmerich, cuyos papeles en la pantalla van desde "El show de Truman" a "Juegos secretos," pasando por el gran éxito de televisión "The Walking Dead", interpreta el papel del curtido y misterioso coronel de las Fuerzas Aéreas que llega al pueblo en una misión tan secreta que no le puede decir a nadie lo que está buscando realmente.
Emmerich no pudo negarse a la ocasión de trabajar con Abrams. "J.J. era lo que más me atraía", dice. "Es raro encontrar un narrador tan magistral. Sabes que, haga lo que haga, vas a estar en buenas manos. Tiene la capacidad de crear una gran sensación de misterio entre los espectadores, de hacer que se crispen realmente en sus butacas y de inflamar su curiosidad. Tanto J.J .como yo fuimos magos de pequeños, y creo en cierto modo J.J. ha aportado esa cualidad de ser capaz de maravillar e intrigar con sus películas".
En cuanto a su reservado personaje, Emmerich simplemente observa: "Es un tipo sombrío y terrorífico, ¡y estoy seguro de que voy a asustar a los chicos que me vean durante la próxima década!"
Como complemento local de Jackson Lamb está Ron Eldard, el actor que comenzó su carrera en la célebre serie de televisión "Urgencias" y luego se pasó al cine con títulos como "Sleepers", "Black Hawk derribado" y "El color del crimen".
Como Louis Dainard, el irascible y atribulado padre de Alice, Eldard se describe a sí mismo como "un tipo verdaderamente luchador. Lucha en su trabajo en la siderurgia, lucha porque su mujer le ha abandonado y lucha con una hija que está madurando. No le gusta mucho que salga con una pandilla de chicos, pero ella quiere formar parte de ese grupo de colegas cineastas".
Eso hace que Louis entre en conflicto con Jackson Lamb a medida que sus hijos van intimando cada vez más. "Son dos personajes muy competitivos", subraya Eldard. "Antes, Jack y Louis eran muy buenos amigos, pero suceden ciertas cosas y ahora ambos están enfrentados. Jack es un representante de la ley y Louis es un renegado pero, a medida que las cosas se van poniendo peor, descubren que van a tener que ayudarse mutuamente".
La película dentro de una película de Súper 8
Dentro de la historia de "Súper 8" hay otra historia: J.J. Abrams decidió ya desde el principio escribir no sólo un guión formal para la película que están rodando los chicos dentro de la película, sino, por el contrario, dejar que fuera surgiendo orgánicamente, sobre la marcha, de la imaginación de los actores.
Los realizadores se quedaron impresionados. "Todos tenían una maña increíble para aprender la filmación de películas muy rápidamente", observa Bryan Burk.
Añade Burk: "Lo que espero y me hace ilusión de "Súper 8" es que los chicos que vean esta película se sientan inspirados a salir a hacer sus propias películas. Había algo mágico en aquella época en la que lo único que hacía falta para hacer una película era convencer a tus amigos para que pasaran el verano dedicándose al proyecto. Creo que J.J. le va a meter ese gusanillo a la gente, cuando se den cuenta de que lo único que necesitan es una cámara, un grupo de amigos y una idea para hacer que pasen grandes cosas".
Abrams observa que los aspirantes a cineastas de hoy en día tienen una riqueza de recursos tecnológicos a su disposición con la que su generación no pudo ni soñar. "La tecnología se ha democratizado tanto que, mientras que en 1979 era excepcional que un chico tuviera una cámara, hoy las hay por todas partes", dice. "Todos los móviles llevan una videocámara. La posibilidad de hacer una película casera como las que se pueden hacer hoy en día era algo que no existía cuando yo era un chaval, pero ojalá hubiera existido".
El mundo setentero de Súper 8
Si bien el reparto y los realizadores son el corazón y el alma de "Súper 8", el igualmente importante esqueleto visual de la película es su diseño visual. Le da vida al punto de vista de un chaval de un típico pueblo obrero del Medio Oeste a finales de los setenta, y luego lo catapulta hacia unos sucesos fantásticos, lo cual vuelve del revés la realidad cuidadosamente elaborada del lugar.
"J.J. deseaba ardientemente que la película pareciera como de 1979 pero, al mismo tiempo, quería darle a los espectadores la clase de imágenes que sólo se pueden hacer con los efectos especiales de hoy en día", opina el productor ejecutivo Guy Riedel. "Está la dulzura y ligereza que evocan las películas de los setenta, pero tampoco hay ninguna duda de que se trata de una película de J.J. Abrams en el siglo XXI".
La mezcla de estilos comenzó con el trabajo del director de fotografía Larry Fong ("300", "Watchmen"), con quien Abrams comenzó a trabajar en la época del Súper 8 y con quien ha seguido colaborando en varias serie de televisión, entre ellas "Perdidos". Fong es no sólo uno de los mejores fotógrafos de acción de Hollywood, sino también un consumado mago, y Abrams quería que le aportase la misma sensación de asombro y sorpresa repentina a "Súper 8".
Dice Abrams: "Larry era un chico que iba haciendo películas por la calle cuando le conocí. Nos hicimos amigos, y lo hemos seguido siendo desde entonces. Fue muy divertido trabajar con él en esta película porque nos recordaba mucho a lo que nos gustaba hacer a nosotros cuando éramos unos críos".
Las imágenes de Fong, que pueden ir de lo íntimo a lo alucinante, impresionaron a los realizadores, pero fue su habilidad como prestidigitador la que cautivó a los jóvenes actores. "Larry Fong es un mago alucinante", afirma Joel Courtney. "De vez en cuando nos enseñaba a hacer algún truco genial, pero lo mejor eras no saber cómo lo hacía".
Añade Ryan Lee: "Larry entendió muy bien que necesitábamos divertirnos para no estresarnos demasiado en el plató. Sus trucos nos tenían constantemente intrigados".
Mientras tanto, el truco de dar vida al arquetípico pueblo siderúrgico norteamericano de Lillian, Ohio recayó en el director artístico Martin Whist, quien había colaborado previamente con J.J. Abrams en "Monstruoso".
Whist siempre se espera una lectura divertida cuando se trata de Abrams, pero el guión de "Súper 8" le dejó anonadado. "Se leía como un clásico inmediato", dice el diseñador. "Tenía todos los elementos de las películas que me encantaban cuando era un chaval, pero también parecía como si fuera la nueva generación de esa clase de narrativa".
Ya desde esa primera lectura, supo que quería crear un mundo bien detallado y definido para esos personajes, para luego ponerlo patas arriba. "Mis primeras conversaciones con J.J. giraban en torno al hecho de que queríamos hacer que todo lo relativo al pueblo pareciera consistente, tangible y creíble para aquella época", recuerda Whist. "Teníamos que crear la sensación de una realidad cotidiana, para que cuando entraran en ella los elementos fantásticos, lo surrealista se convirtiera en un inquietante barniz de algo que nos parece muy familiar".
Tanto Whist como Abrams querían ser lo más fieles posible al vibrante estilo de finales de los setenta. "Queríamos que fuera algo sutil, pero esa época es una influencia visual omnipresente en la película", explica Whist. "Se nota mucho porque ya casi no se utilizan esos colores, como el verde oliva, el naranja tostado y el ocre. ¡Creo que he utilizado más matices de marrón en esta película que en toda mi vida!"
Whist continúa: "J.J. nos ayudó mucho con el trabajo de documentación. Tiene una fantástica colección de revistas antiguas de Súper 8, que tenían un montón de anuncios. Repasar todo aquel material reavivaba nuestros recuerdos, y entonces él empezaba a lanzar y pedir ideas acerca de lo que había que crear para cada personaje. Para mí, el secreto para crear la autenticidad de una época es ser contenido. Es el efecto acumulativo de pequeños momentos viscerales lo que te hace sentir que estás en otra época, y eso es lo que hemos intentado".
La diseñadora de vestuario Ha Nguyen ("Shooter: El tirador", "Máscara") también encontró la mayor parte de su material de documentación en revistas y catálogos, sobre todo en catálogos de ropa de los setenta, lo cual reveló la ropa que se ponían los norteamericanos del Medio Oeste en aquella época.
"Revisé algunos libros escolares de verdad de finales de los setenta", cometa Nguyen. "Uno era de Ohio, otro de Texas y otro de Indiana. Los comparé con los catálogos de ropa que tenía, y se trataba más o menos de la misma ropa que se estaba vendiendo en el Medio Oeste, así que todo encajaba. No queríamos el estilo salvaje de los setenta que se ve en las revistas de moda. Queríamos que la gente pareciera real".
Con tantos uniformes militares como se necesitaban para la segunda mitad de la película, Nguyen recurrió a N. Edward Fincher, sastre militar, para que trabajara con ella. "Ed se ocupó de todos los uniformes para cerciorarnos de que todo lo que hacíamos fuera auténtico", dice.
Para los personajes principales, Nguyen se propuso definir seis jóvenes personalidades muy diferentes. "Cada chico tiene su propia estética totalmente única, con diferentes diseños y colores. Algunos son un poco más extravagantes, como Charles, y otros son más atrevidos y brillantes, como Cary", explica Nguyen. "Nos divertimos especialmente con la ropa de Joe, que va cambiando a medida que va pasando de hablar bajo a coger realmente confianza. Los colores que viste se vuelven cada vez más fuertes, siempre en aumento hacia el clímax".
Vestir a Elle Fanning como Alice fue otro reto realmente atractivo. "La descripción de Alice en el guión era que, aunque sigue siendo una niña, también es muy guapa", dice Nguyen. "Eso no es difícil de encontrar en Elle, porque es absolutamente increíble. J.J. también quería que fuera un poco chicazo. Encontré tejidos más suaves para sus camisetas para darle más forma, pero seguí manteniendo su aspecto de chicazo utilizando un tejido ligeramente más basto para el resto de la ropa".
Fanning resume las reacciones de los actores ante las ropas: "Nos transportaron completamente en el tiempo. A mí me dejaron hipnotizada. Siempre me ha encantado la ropa antigua. Es muy divertido ponerse unas ropas completamente diferentes porque te hacen ser una persona completamente diferente".
Además de la estética de "Súper 8", hay otro matiz clave: la banda sonora de Michael Giacchino, que suponía el reto de mezclar los divertidos sonidos de los setenta con las turbulentas emociones de un thriller dramático. Ganador del Óscar a la mejor banda sonora original por "Up", Giacchino ha colaborado con Abrams en todas sus películas.
"Al igual que todos nosotros, Michael también hacía películas en Súper 8 cuando era un chaval, y nos dijo: 'Tengo que ser yo quien le ponga música a esta película'", recuerda Burk. "Lo abordó estrictamente desde el punto de vista de los personajes, y él y J.J. pasaron mucho tiempo comentando todo lo que pasa a nivel emocional en el guión. La música siempre es el centro de las películas de J.J., y Michael siempre está a su lado".
Rodando en el Cinturón del Acero
Para crear el pueblo siderúrgico de los setenta de "Súper 8", la producción viajó a Weirton, Virginia Occidental, que se encuentra en una estrecha franja de tierra entre Ohio y Pennsylvania, en el río Ohio. La impresionante silueta de la ciudad, dominada por su extensa siderurgia central, hacía que fuera un símil perfecto para la estoicamente resistente y laboriosa pequeña ciudad norteamericana que J.J. Abrams había ideado como escenario de su historia.
Explica el director artístico Martin Whist:: "Weirton forma parte del cinturón del acero norteamericano, al igual que el pueblo de nuestra película. Era genial, porque no sólo daba la sensación de ser un pueblo siderúrgico antaño poderoso, sino que también tenía todos los elementos para que lo hiciéramos parecer de 1979".
"Siempre me gustó la idea de ambientar la historia en un pueblo", dice Abrams. "Mi padre se crió en Harrisburg, Pennsylvania, y recuerdo cuando la visitábamos de pequeño, antes de que la siderurgia pasara a vivir momentos difíciles. Parecía un sitio cualquiera de los Estados Unidos. Esos pueblos dan la sensación de ser reales e identificables".
Añade Bryan Burk: ""Es un lugar que ha cambiado muy poco en los últimos 30 años. De hecho, "El cazador" se rodó en Weirton, y el pueblo sigue prácticamente igual que como estaba entonces".
Un pueblo con una población de menos de 20.000 habitantes llenó de entusiasmo a los actores y el equipo técnico. Dice Kyle Chandler: "No se tiene muy a menudo la ocasión de llegar a uno de esos sitios donde la población está deseando dejarte entrar en sus vidas. Simpaticé inmediatamente con el comisario de la policía local, y me pasé todo el día yendo en coche con él a conocer a los otros policías. Me ofrecieron una imagen real de lo que es vivir en un pueblo".
Un plató importante era el de la Calle Mayor, donde Whist creó la tienda de cámaras Olson, el sitio favorito de los jóvenes cineastas del pueblo. "Fue divertido crear la tienda de cámaras", recuerda Whist. "La tienda es un punto fundamental de la historia, así que tenía que tener una autentica presencia. Ahí introdujimos los detalles tecnológicos que son muy específicos de la época: los giradiscos, los reproductores de 8 pistas, y por supuesto las Súper 8".
Whist pudo conseguir sobre el terreno todo el material de época. "Mi decoradora, Fainche MacCarthy, encontró a un tipo con una tienda de cámaras que tenía guardado todo ese material de los setenta", dice Whist con una sonrisa. "También había guardado todas las cajas, así que pudimos limpiar las viejas y que pareciesen como nuevas. Fue un hallazgo extraordinario".
La tienda de cámaras era también uno de los sitios favoritos de Noah Emmerich. "Al entrar en aquel plató, experimenté una increíble sensación de vuelta atrás en el tiempo, hasta cuando yo tenía unos ocho años. Mirar las estanterías de la tienda me traía muchísimos recuerdos: la Kodachrome, y los flashes desechables, caramba. Toda esa tecnología ahora parece casi del paleolítico".
Otra de las localizaciones claves es Weirton Heights, donde Whist encontró las casas de Joe y de Charles. "Lo que nos encantó de las casas donde viven Joe y Charles es que son la quintaesencia de ese pueblo", explica Whist. "La casa de Joe es una casita muy de clase trabajadora construida en los años cuarenta que dice mucho de quién es él y de dónde procede. La casa de Charles es más típica de los setenta".
Aumentando el ambiente de pueblo pequeño, cientos de personas de la localidad participaron en la película. Los chicos del pueblo hicieron de extras en el colegio, mientas que los adultos participaron en las escenas de acción con los militares. Todos se convirtieron en actores por un día para crear uno de los momentos fundamentales de la película: una explosiva reunión en el ayuntamiento en la que Jackson Lamb tiene que dirigirse a una multitud de confusos y agitados paisanos. Los del pueblo estaban tan ilusionados con la toma que Abrams recuerda que algunos hasta le ofrecieron hacer saltar sus casas por los aires para crear efectos auténticos.
"La gente de Weirton fueron maravillosos a más no poder", comenta Abrams. "No se puede ser más servicial, paciente ni, francamente, mejores actores. En la escena del ayuntamiento, el grupo que teníamos era extraordinario. Nadie sobreactuaba. La gente se metió en ello de una manera que era como un sueño. No es que rodáramos allí sólo por su estética, rodamos allí porque la gente era maravillosa".
El efecto galvanizador que tuvo en el pueblo el hecho de participar en la película fue igualmente impresionante para todos los que los presenciaron. "Escuché muchas veces decir a la gente: 'Hace años que no nos reunimos en grupo, como ahora, a charlar en nuestros porches'. Se divertían estando juntos y en comunidad", recuerda Abrams.
Para la escena de la gran batalla de la película, la producción consiguió tanques y vehículos de transporte de tropas en un museo, y coreografió la acción con ayuda de unos expertos militares. Al empezar el rodaje, el cielo nocturno se incendió de disparos y explosiones, y el barrio tembló con el rugir de los tanques. Las noticias se extendieron a kilómetros a la redonda, y los mirones se apostaron provistos de sillas plegables y cestas de picnic. Mientras tanto, unos noticiarios especiales en los medios de comunicación advertían a la población de que no se trataba de ninguna invasión real, ¡para que a nadie le entrase el pánico!
Para los jóvenes actores de la película, esas escenas de acción, que se vuelven frenéticas en la segunda mitad de la película, fueron lo más impresionante que habían visto en sus vidas. "Para nosotros fue increíble", dice Riley Griffiths. "Nos divertimos un montón".
Tras el rodaje en Virginia Occidental, la producción regresó a Los Ángeles, en donde Whist había preparado cuidadosamente los interiores de las casas de Joe y Charlie para que fueran como un espejo de sus historias personales.
"La estética de las habitaciones era sumamente importante para nosotros, porque ayuda a crear un personaje", explica Whist. "Aquí fue donde J.J. le añadió sin palabras gran parte del trasfondo de sus vidas, cómo son sus padres, cuál es su situación económica, con qué valores se educaron. En el caso de Charlie, todo es vivaz y activo. La casa es demasiado pequeña, pero parece muy acogedora y ambos padres trabajan, así que es un poco más caótica que la mayoría. Por contra, Joe es hijo único y su madre ha fallecido recientemente, así que queríamos que fuera un lugar más sombrío y silencioso. J. J. y yo pensamos mucho en lo que estos chicos tendrían en su habitación: qué habría en las paredes, qué clase de maquetas y de dibujos tendrían. La clave estaba en conseguir que pareciese que vivían allí".
Robert S. Kyker, encargado de utilería, consiguió incluso algunos muñecos de los setenta, entre ellos un muñeco de Cuasimodo que Abrams recordaba de cuando era joven. Todo ello contribuyó a crear una especie de máquina del tiempo instantánea para los miembros del reparto que vivieron el año 1979. Dice Kyle Chandler: "Eché un vistazo a la habitación de Joe y me sentí como si volviera a tener 14 años. La habitación de Joe estaba como calcada de la mía cuando era un chaval, desde las pinturas para las maquetas hasta los modelos que cuelgan de las paredes".
A Abrams también le produjo una impresión visceral andar por el plató. Lo resume así: "La decoración del plató era tan bestialmente buena que yo podía coger cualquier cosa, ya fuera un paquete de cromos o una revista, las maquetas o los juguetes, y al instante me hacía revivir el pasado".
Los efectos visuales de Súper 8
La mayor parte de la película se mantuvo estrictamente en secreto para intentar que las escenas álgidas de la película fueran un divertido secreto para el público. Se construyó una enorme cueva con una forma extraña en un estudio, se pusieron en marcha los efectos de la criatura y se forjaron los platós de las secuencias del accidente de tren y las posteriores al mismo.
Para captar la asombrosa reacción en cadena del propio accidente de tren, Steve Riley, supervisor de efectos especiales, utilizó un ariete tipo trineo de unos 500 kilos de peso al que le dieron la forma de la parte frontal del tren. "Utilizamos un trineo remolcado por la sala mediante una grúa de 4 toneladas para crear el efecto visual", explica. "Al chocar, teníamos preparada una secuencia de explosiones que se sucedían para crear la clase de restos que lanzaría realmente un accidente de tren. Utilizamos unos 850 gramos de pólvora negra y unos 150 metros de mecha de grano cien, lo cual es un potente explosivo. Actúa muy rápidamente, así que produce un gran estruendo y cuando explota es muy intenso".
Para el escenario de después del choque del tren, donde los seis aprendices de cineastas se encuentran en estado de shock, Whilst utilizó vagones de tren de tamaño natural volcados en ángulos inimaginables. "Todo era muy pesado de manejar, así que utilizamos grúas para colocarlos, y luego maquinaria pesada para destrozarlos y hacer que pareciera que habían sufrido una terrible colisión", dice.
El diseño de escenarios con efectos visuales perfeccionados tuvo un papel fundamental a la hora de conseguir que esas escenas parecieran tan reales que se te parase el corazón. "La manera en que los efectos visuales pueden ampliar ahora el campo físico nos abrió muchos caminos en esta película", observa Martin Whist. "Le dio a J.J. y al resto del equipo la oportunidad de conseguir unos planos que de otro modo no hubieran sido tan viscerales y emocionantes".
Sin embargo, lo que de verdad dio trabajo al equipo fueron los efectos especiales creados para lo que ocurre después del accidente de tren, y todos cuantos participaron en la película acordaron mantenerlo en secreto hasta que los espectadores tengan ocasión de ser sorprendidos por ellos.
Dichos efectos fueron realizados por los magos digitales de ILM, mientras que las revelaciones álgidas de la película recayeron en Neville Page, el diseñador de la criatura, quien había trabajado antes con J.J. Abrams en "Monstruoso", pero que nunca había hecho nada parecido a lo que creó para "Súper 8".
Lo único que Abramas dice de los efectos especiales en este caso es: "Gran parte del trabajo se concentró en conseguir que pareciese único y real. Nunca habíamos considerado a los monstruos como un efecto visual, sino como un personaje. ILM jugó un papel increíble en esto. Cada vez que trabajo con ellos, pienso: 'Se han vuelto a superar a sí mismos otra vez', y ése fue ciertamente el caso en "Súper 8"".
Añade Burk: "Los de ILM fueron los socios perfectos para esta película. Tomaron realmente el mando y lo hicieron mucho más espectacular de lo que habíamos imaginado".
Steven Spielberg también trajo consigo a varias leyendas cinematográficas, entre ellas Dennis Muren, el artista de los efectos visuales seis veces ganador del Óscar, y entre cuyas películas están "E.T.", "Parque Jurásico", "Indiana Jones y el templo maldito", "La guerra de los mundos" y varios episodios de la célebre saga épica de George Lucas "La guerra de las galaxias", y los oscarizados encargados de sonido Ben Burtt y Gary Rydstrom (diseño de sonido adicional), quienes han colaborado frecuentemente con Spielberg a lo largo de su carrera.
Colaborar con tanta gente cuyo trabajo tanto Abrams como Burk habían admirado desde pequeños fue para ellos como cerrar el círculo. "Cuando era un chaval, para mí hacer películas era una salvación", confiesa Abrams. Para concluir, Burk añade: "Hacer una película sobre unos chavales que están haciendo una película en Súper 8, y hacerla con Steven Spielberg, quien estaba en el epicentro de todo aquello que nos había encantado de pequeños, es algo que sobrepasa nuestros sueños más desenfrenados".
J. J. Abrams revela los secretos de la película a Los Ángeles Times
Sentado en su oficina de Santa Mónica a finales de la semana pasada, J.J. Abrams era la viva imagen de un cineasta atormentado. Durante meses, había guardado en secreto todos los detalles acerca de su próxima película, pero ahora, en contra de todos sus instintos, el guionista y director sabía que era el momento de revelar los secretos de 'Súper 8', o al menos algunos de ellos.
"Es la primera vez que hablo de la película con alguien que no esté trabajando en ella", dice Abrams, nervioso, a propósito del estreno de la misma el 10 de junio, el tercer largometraje que dirige tras los grandes éxitos de 'Star Trek' y 'Misión: Imposible III'. Abrams, coautor de la serie de televisión de ABC 'Perdidos', preferiría guardar silencio hasta la noche del estreno, pero él y el productor Steven Spielberg han visto la apretada agenda de estrenos de este verano y están demasiado comprometidos con 'Súper 8' como para dejar que se pierda entre la multitud.
Ninguna otra película para este verano ha sido mantenida tan en secreto como 'Súper 8' (lo único que se sabe de ella proviene de un teaser trailer del año pasado donde se veía el descarrilamiento de una locomotora y a una especie de bestia poderosa escapándose de un vagón militar), y Abrams lo prefiere así. 'Monstruoso', la película de monstruos con un nivel de secretismo parecido, fue producida por Abrams, junto con su socio Bryan Burk.
Sin embargo, el estreno el domingo de un anuncio de 30 segundos de 'Súper 8' durante la final de la Súper Bowl significó el principio de la vida pública de la película, que Abrams preferiría mantener escondida en su sótano durante algunos meses más.
"Creo que lo único que tiene que saber la gente es que es una película de aventuras acerca de un pequeño pueblo y que es graciosa, tierna y terrorífica, y que hay un misterio. ¿Qué es esa cosa que se ha escapado? ¿Cuáles son las ramificaciones de su presencia? ¿Y cuál es su efecto en la gente? Pero ya sé que eso no es suficiente. Mira, creo que necesitamos un poco de jolgorio público porque nos enfrentamos a grandes sagas y marcas, y la mayoría de la gente no sabe qué es 'Súper 8'. Somos una excepción total en un verano con enormes películas... y no queremos ser tan discretos o tímidos que a la gente no le importe o no oiga hablar de ella".
Así que, señoras y señores, con todos ustedes, 'Súper 8', una película de ciencia-ficción que cuenta con la sensación de monstruo-a-la-fuga de 'Fringe' (otra serie de televisión de la que Abrams es coautor) o 'Expediente X', así como con un espíritu nostálgico que evoca en muchos sentidos a 'E.T.', 'Cuenta conmigo' e incluso a 'Los Goonies'. Todas esas películas son las de la época del cine de palomitas de los años ochenta que más influyeron en la sensibilidad de Abrams, que tiene 44 años, y el título de la película tiene una relación de identificación parecida.
'Súper 8' toma su nombre del formato cinematográfico de Eastman Kodak que se convirtió en un fenómeno entre los cineastas amateurs a finales de los años sesenta y representó un ritual de iniciación para varias generaciones de directores en ciernes, entre ellos Spielberg y Abrams. La película de Paramount Pictures está ambientada en Ohio en 1979, y presenta a un grupo de 6 jóvenes que están utilizando una cámara se Súper 8 para hacer una película de zombies. Una noche aciaga, su proyecto les lleva a un paraje rural solitario con raíles de tren y, mientras la cámara rueda, sucede la tragedia: un camión choca con una locomotora que se aproximaba, y un descarrilamiento infernal llena la noche de chirridos metálicos y chorros de fuego. Entonces, algo surge de entre la chatarra, algo decididamente inhumano.
Durante la Super Bowl, el mundo verá un poco de 'Súper 8', con un anuncio de imágenes en rápida sucesión que muestran las caras de los jóvenes, el pueblo y las texturas añejas de una película en la que hay muchos episodios en plan cápsula del tiempo (entre ellos un momento cumbre que le disputará el título a 'Bocados de realidad' en la categoría de mejor uso de la canción 'My Sharona'). Esos son detalles que Abrams preferiría no desvelar, pero el jueves pasado autorizó a un visitante (el que suscribe) a ver unos 30 minutos de metraje de 'Súper 8', que incluían la destrucción especialmente brutal de una gasolinera y una desgarradora conversación entre un padre y su hijo. Durante la visita, también quedó claro que Abrams cree que tiene algo especial con esta película.
"A medida que el proceso avanzaba, me di cuenta de que tenía el potencial de hacer mi clase de película favorita, que es del género más difícil de definir", dice Abrams. "Por eso se podría decir, con razón, que es una película de ciencia-ficción, o también se podría decir, y también con razón, que es una historia de amor, o se podría decir, y con razón, que es una comedia, o se podría decir, y también con razón, que es un espectáculo de efectos especiales. Esa clase de cóctel es algo que me encanta en las películas... y así es como empezó a tomar forma esta película".
La película comenzó como dos proyectos distintos que terminaron por fundirse debido a sus deficiencias individuales. El primero era una historia no fantástica acerca de un grupo de jóvenes y de la forma en la que ven el mundo y se ven unos a otros a través del visor de su cámara de Súper 8. Abrams le fue a Spielberg con esa vaga idea y decidieron seguir profundizando, pero una serie de reuniones que tuvieron con los mejores guionistas de Los Ángeles terminaron con una mezcla de indiferencia y consternación. Dice Abrams: "Ahí no había gran cosa, y era frustrante porque no avanzaba en mi cabeza... no podía decir de qué iba la historia. Sabía los personajes, sabía las situaciones, sabía que había temas sobre las clases sociales y una historia de amor en su núcleo, y que sería una película sobre el paso a la madurez. Muchos de los escritores se mostraron indiferentes".
Mientras tanto, Paramount había comprado una idea aparte de Abrams para una película de terror acerca de la investigación en 1971 del Área 51 y de cómo las autoridades gubernamentales, preocupadas, decidieron que la mejor manera de proteger las posesiones secretas de la cada vez más famosa base militar era enviándolas a otros lugares en trenes nocturnos, uno de los cuales nunca llegó a su destino. Con este proyecto, Abrams tenía "un punto de partida bastante bueno, pero no tenía ningún personaje del que hablar... así que estaba en posesión de dos mitades, y después de seis meses o así se me ocurrió juntarlas".
El enfoque híbrido le llamó inmediatamente la atención a Spielberg. Le dijo a Abrams que durante años había intentado encontrar una película que hablase de la pena concreta producida por el divorcio, y que finalmente la encontró tomando la insólita decisión de mezclarla con una historia de ciencia-ficción. El resultado fue 'E.T.', que tenía naves espaciales pero que era también la historia de una familia monoparental y de la pérdida de los lazos y el hogar, tanto para los humanos como para los alienígenas. 'Súper 8' tiene un enfoque similar de la pena. La película empieza con una muerte por accidente en una fábrica que tiene mucho que ver con el mundo real.
"Es una película que trata acerca de superar la pérdida y volver a encontrar tu camino, a encontrar tu propia voz", dice Abrams. "Un chico que ha perdido a su madre y un hombre que ha perdido a su mujer. Y ahí está ese padre que, debido a la mentalidad de la época, nunca tuvo que ejercer realmente de padre. Es un buen hombre, muy trabajador, es concejal del ayuntamiento, pero nunca ha destacado como padre".
El hecho de que la historia girase en torno a media docena de personajes jóvenes planteó grandes retos una vez que las cámaras empezaron a rodar. Spielberg tuvo un papel crucial en el proceso de casting, y Abrams también le pidió consejo a su viejo amigo Matt Reeves (que acababa de trabajar con un reparto de niños en 'Déjame entrar'), así como a Rob Reiner, quien reunió a un reparto inmortal de jóvenes al juntar en pantalla a River Phoenix, Will Wheaton, Keifer Sutherland y Corey Feldman en 'Cuenta conmigo'. Sin embargo, ni todos los consejos del mundo podrían haber preparado del todo a Abrams para la "prueba de fuego" del plató.
"Era un poco como hacer de padre a la hora de lidiar con este grupo", dice Abrams. "Todos eran increíblemente diferentes y fue simplemente fabuloso trabajar con ellos. Dos de los chicos principales nunca antes habían estado en un plató... tengo que confesar que los dos primeros días yo estaba horrorizado. Sin embargo, tardaron solo 48 horas en pasar de auténticos neófitos a hacerlo muy bien. Fue increíble verlo, y si para mí fue terrorífico, no me puedo ni imaginar lo que debió ser para ellos".
Entre las escenas que mostró Abrams, había una en la que la actriz de 12 años Elle Fanning está actuando en la película-dentro-de-la-película con sus jóvenes compañeros y provoca tantas emociones que los otros chicos se quedan estupefactos, con una mezcla de vértigo e impresión. Es una escena especialmente conmovedora, y Abrams dice que la oriunda de Georgia era una presencia preternatural en el reparto. "Elle nació para hacer esto", dice Abrams, "y está sencillamente sobrecogedora con su sofisticación y sabiduría".
Abrams habló de muchas más cosas (por ejemplo, del reto de crear un alienígena conmovedor que sedujera al público), pero fue más bien off the record o para otro día. El anuncio de la Super Bowl hará mucho para poner a 'Súper 8' en el radar de los cinéfilos, pero el director se muestra reticente a desvelar nada más que lo que aparece en pantalla. Mientras colegas contemporáneos suyos como Jon Favreau, director de 'Iron Man', se acercan a sus fans, con blogueros y periodistas cubriendo todo el proceso de realización para tener una visión totalmente transparente, Abrams echa de menos la época de 1979 en la que las películas tenían mucha más mística.
"Nunca he hecho Twitter", dice Abrams, un hombre que tiene un reproductor de casetes en su coche y está a punto de estrenar una película llamada 'Súper 8' en la era de los iPhones. Todo ello, sumado a un verano de dura competencia en las taquillas, se suma a la preocupación por el tiempo y el momento.
"Tenemos un reto muy grande con esta película", dice Abrams. "Sí, contamos con el nombre de Steven y mi nombre (si es que el mío vale algo), pero no tenemos a ningún superhéroe famoso, no tenemos ninguna saga o precuela preexistente, ni la protagoniza nadie de quien se haya oído hablar. No hay libro, ni juguete, ni cómic. No hay nada. No tengo nada, ni siquiera tengo un juego de mesa, así está la cosa de mal. Pero creo que tenemos una película muy buena".
Super 8Dirigida por J.J. Abrams