Cinemanía > Películas > El atlas de las nubes > Comentario
Destacado: Paul Mescal es Lucius en 'Gladiator II' de Ridley Scott
El atlas de las nubes cartel reducidoEl atlas de las nubes(Cloud atlas)
Dirigida por Tom Tykwer, Andy Wachowski, Lana Wachowski
¿Qué te parece la película?

Los ganadores de varios Premios de la Academia® Tom Hanks ("Philadelphia", "Forrest Gump") y Halle Berry ("Monster’s Ball") encabezan un reparto de estrellas internacionales entre las que se encuentran Jim Broadbent (ganador de un Óscar® por "Iris"), Hugo Weaving, Jim Sturgess, Doona Bae, Ben Whishaw, James D’Arcy, Xun Zhou, Keith David y David Gyasi, en colaboración con Susan Sarandon (ganadora de un Óscar® por "Pena de muerte") y Hugh Grant. Cada miembro del reparto interpreta a varios personajes conforme avanza la historia en el tiempo.

Lana Wachowski, Tom Tykwer y Andy Wachowski se han encargado de dirigir la película y de adaptarla a la gran pantalla. Los Wachowski ya habían trabajado juntos como guionistas y directores de la revolucionaria trilogía de "Matrix"; Tom Tykwer ganó un Independent Spirit Award y obtuvo una nominación a los premios BAFTA por su trabajo como director y guionista de "Corre, Lola, corre", y más recientemente ha dirigido el galardonado thriller "El perfume: historia de un asesino".

Basada en la célebre novela de David Mitchell, "El atlas de las nubes" cuenta con el trabajo de los productores Grant Hill (dos veces nominado a los Óscar® por "La delgada línea roja" y "El árbol de la vida"), Stefan Arndt (tres veces nominado a los Premios BAFTA por "La cinta blanca", "Good bye, Lenin!" y "Corre, Lola, corre"), Lana Wachowski, Tom Tykwer y Andy Wachowski. Philip Lee, Uwe Schott y Wilson Qiu trabajan como productores ejecutivos, con Peter Lam, Tony Teo y Alexander van Dülmen como co-productores, y Gigi Oeri como productor asociado.

Entre el equipo creativo se encuentran los directores de fotografía John Toll y Frank Griebe, los directores de diseño de producción Uli Hanisch y Hugh Bateup, el director de montaje Alexander Berner, los directores de diseño de vestuario Kym Barrett y Pierre-Yves Gayraud, y el supervisor de efectos visuales Dan Glass.

Tom Tykwer, Johnny Klimek y Reinhold Heil compusieron la banda sonora.

Warner Bros. Pictures presenta "El atlas de las nubes", una producción de Cloud Atlas Production, X-Filme Creative Pool y Anarchos Production, en colaboración con A Company y ARD Degeto. Warner Bros. Pictures, que pertenece a Warner Bros. Entertainment, distribuirá la película en Estados Unidos, Reino Unido, Francia, España, Australia y Japón.

Coincidiendo con su lanzamiento en Estados Unidos en la pantalla grande, "El atlas de las nubes" se podrá ver remasterizada digitalmente en los cines IMAX®.

"Nuestras vidas no nos pertenecen. Desde que nacemos hasta que morimos, estamos unidos a otros en el pasado y en el presente, y con cada crimen, con cada gesto amable, forjamos nuestro futuro". – Sonmi-451, 2144

"El atlas de las nubes", ambiciosa y deslumbrante epopeya que transcurre a lo largo de cinco siglos, explora cuestiones vitales que la humanidad ha contemplado desde el inicio del pensamiento consciente. Con un despliegue caleidoscópico de acción, emoción y relaciones humanas escogidas a lo largo de un período infinito, nos sugiere que cada vida sigue una trayectoria personal durante siglos. Las almas, tras renacer, renuevan sus vínculos una y otra vez, con lo que los errores se pueden subsanar o repetir y la libertad se puede conseguir o perder, pero siempre se ansía.
Y el amor siempre sobrevive.

"La magnitud de sus ideas es lo que en seguida nos atrajo, así como su compasión hacia los seres humanos, su valentía y audacia y el hecho de que parece clásica y a la vez totalmente nueva", dice Lana Wachowski, una de los tres guionistas/directores de la película que adaptaron la galardonada novela de David Mitchell. "En cuanto a temática, trasciende los límites de la raza, el sexo, el espacio y el tiempo para narrar una historia en la que la naturaleza de la humanidad supera todas estas fronteras. Eso es lo que nos intrigó cuando leímos la novela y empezamos a trabajar en el guión".

Los cineastas Lana, Andy Wachowski y Tom Tykwer, amigos desde hace mucho tiempo, se habían planteado a menudo trabajar juntos, pero fue su pasión por El atlas de las nubes de Mitchell lo que finalmente les impulsó a ello. Haciendo honor a su original argumento, formaron una alianza única para sumar esfuerzos como guionistas y directores y así adaptar este libro que se ha ensalzado como una obra maestra de la gran pantalla.

"Llama la atención por la fuerza que tiene hasta en sus más pequeños detalles", dice Tykwer. "Transmite verdad a través de comentarios sencillos e individuales con los que cualquiera puede identificarse, pero al situar esos momentos en un contexto dramático más amplio en cuanto a espacio y tiempo, la condición humana parece fascinante".

Abarcando gran variedad de géneros y ambientada en el pasado, presente y futuro, "El atlas de las nubes" demuestra cómo los sucesos y las decisiones que toma la gente en un momento pueden influir más adelante de forma imprevisible y afectar a la vida de otras personas.

En 1849, un abogado de San Francisco ayuda a un esclavo fugitivo durante su fatídico regreso a casa desde las Islas del Pacífico… en la Gran Bretaña previa a la Segunda Guerra Mundial, un humilde compositor con talento lucha por terminar su obra maestra antes de que le pase factura un acto imprudente… en 1973, una periodista trata de impedir un desastre industrial… en la actualidad, un editor a punto de alcanzar el éxito es encarcelado de forma injusta… en el año 2144, una trabajadora genéticamente modificada comienza a tener consciencia humana, algo que por entonces está prohibido… y en el devastado 2300, un cabrero sufre remordimientos por algo que se ha visto obligado a hacer para mantenerse con vida. Cada escenario se presenta, se desarrolla a la vez que el resto y, al pasar de uno a otro se puede percibir que todos están relacionados.

Pronto queda claro que no se trata de historias independientes, sino de momentos extraídos de un único flujo. "La clave reside en dejar de pensar que se trata de seis historias, ya que sólo hay una", dice Andy. "Cada uno de los fragmentos se refleja en el resto a lo largo de la película. Conforme evolucionan estas almas, se puede apreciar la relación que guardan y seguir su avance cronológico".

Asimismo, cada personaje forma parte de un grupo de personas que eternamente vuelve a coincidir, pero con una nueva identidad y en otras circunstancias. "No ocurre con una única persona, sino con todos los protagonistas de cada uno de los mundos", indica el autor David Mitchell, "las relaciones que mantienen y la naturaleza de dichas relaciones también evolucionan, ya que en un universo en el que la reencarnación es posible y en una película en la que el pasado, el presente y el futuro coexisten, la muerte es tan sólo una puerta que se cierra y otra que se abre".

De esta forma, los conflictos que surgen en un momento determinado pueden resolverse en otra vida, las injusticias pueden volver a aparecer (a menudo, con resultados sorprendentes) y las parejas pueden madurar a lo largo de los siglos. "Parte de la película es una gran historia de amor que transcurre a lo largo de distintas vidas, pero se puede ver cómo evoluciona poco a poco, no en una sola", comenta Lana con respeto al modo en que el joven amor de una pareja puede crecer e influir en las acciones que toman si coinciden varias veces a lo largo del tiempo. "Se trata de otro de los temas de la película: el hecho de que el amor puede cambiar el rumbo de tu vida en cualquier momento".

Otras fuerzas también entran en juego. Tom Hanks, que interpreta a seis personajes para representar el viaje de un alma a través del tiempo indica que "los personajes a menudo son testigos de algo que podría cambiar sus vidas para siempre y tienen que tomar una decisión, pueden ser héroes o cobardes, la cuestión es ¿qué es la historia sino una infinidad de momentos como éste encadenados? y ¿en qué se basa la condición humana sino en una serie de decisiones que hay que tomar?".

Con ejemplos elocuentes de valentía, esperanza y magia (así como de traición, lucha y pérdida), "El atlas de las nubes" pone de relieve dichos momentos. "Es una narración extremadamente entretenida", añade Hanks, "elige cualquier momento de la película y comprobarás que en ninguno de ellos la cámara no está captando una proeza espectacular o una emoción humana. Cuando leí el guión, al principio me pregunté quiénes eran estas personas y más adelante me quedó claro qué relación guardaban. También se aprecia bien las luchas artísticas, la lucha por la supervivencia y las elecciones que vinculan una vida con la siguiente, así que me impliqué totalmente. Es una combinación perfecta de la historia de David Mitchell con las habilidades cinematográficas de nuestros tres directores: una obra brillante de literatura cinematográfica que examina las relaciones humanas a lo largo del tiempo".

"Fue una experiencia cinematográfica única", dice Halle Berry, que también interpreta a seis personajes, "no creo que vaya a volver a formar parte de otra película similar. Me encanta su originalidad: se rompen muchas barreras y hay numerosos conceptos emocionantes, ojalá consiga que los espectadores reflexionen sobre cómo perciben el mundo y sus propias vidas".

Estos elementos que se repiten tan a menudo con Tykwer y los Wachowski también atrajeron a reconocidos actores de todo el mundo. Protagonizada por Hanks y Berry, cada uno con varias caracterizaciones, entre el reparto se encuentran Jim Broadbent, Hugo Weaving, Jim Sturgess, Doona Bae, Ben Whishaw, James D’Arcy, Xun Zhou, Keith David, David Gyasi, Susan Sarandon y Hugh Grant. Conforme avanza la historia, el centro de atención cambia de un grupo de protagonistas a otro, mientras el resto aparece en momentos clave o pasan más desapercibidos.

"Es un proyecto de gran envergadura", dice el productor Grant Hill, con respecto a su cuarta colaboración con los Wachowski. "Transmite personalidad, romance y patetismo, y además queda enmarcado en un espacio gigantesco, con lo que todo acaba formando parte de un lienzo enorme".

"Aparecen grandes persecuciones, escenarios increíbles, una narración épica e ideas para reflexionar", añade el productor Stefan Arndt, que colabora con Tykwer.

"Nos encanta hacer películas emocionantes, entretenidas y románticas, pero que además exploren ideas. A través de nuestro trabajo, hemos intentado ofrecer muchos niveles y formas de disfrutar de nuestras películas: visualmente, intentamos enseñar al público cosas que nunca antes han visto; emocionalmente, ofrecemos suficiente tensión, acción o romance para satisfacer al niño que llevamos dentro y al público; y por último intentamos transmitir nuevas perspectivas o reflexiones sobre problemas muy personales o ideas que nos son relevantes en nuestro día a día", dice Lana

"Eso es lo primero que me llevó a trabajar con Andy y Lana, la convicción de que puedes llegar al corazón y a la mente a la vez", afirma Tykwer, "puedes tener esta amalgama de problemas intrigantes sobre los que hablar y, aún así, quedarte totalmente pasmado al ver la película".


Del libro a la gran pantalla: Las conexiones
"Presta atención porque te voy a contar cuándo nos vimos por primera vez…" – Zachry, 2346

La oportunidad de llevar al público una historia de tal magnitud resultaba irresistible para Tykwer y los Wachowski. Pero, ¿cómo hacerlo? Mitchell había utilizado una estructura en la que una serie de historias se congelaban tras alcanzar el clímax para después concluirlas una a una. "Sabíamos que no podíamos mantener esa estructura en la película", recuerda Lana, "pero nos hizo pensar en la posibilidad de expandir los confines de un relato cinematográfico estándar".

Mitchell había dado a cada capítulo su propio género "para que los fragmentos fueran lo suficientemente distintos como para que el estilo de uno no se confundiera con el resto", dice. "Me lo imaginé como si fuera un menú con platos de distintos países". Esta estructura fue la que adoptaron los cineastas, haciendo que parte de la película fuera principalmente drama, otra un romance, otra un thriller, una comedia y una aventura futurista de ciencia ficción.

Sin embargo, el punto fuerte de "El atlas de las nubes" no es el modo en que divergen estos elementos, sino cómo se entrelazan sin problema para formar lo que Andy denomina "un mosaico. Según se avanza de una escena a otra, se crea ese mosaico en la mente, de forma que se van asociando de manera automática. Por eso, seguimos ese rumbo de manera intuitiva a la hora de realizar la película".

Tras anotar las escenas y las relaciones del libro en fichas, los cineastas estuvieron días organizándolas en grupos a fin de que las historias quedaran más entrelazadas. Según Andy, "cuando observas ese centenar de fichas, puedes ver a los personajes uno junto a otro y de manera natural llegas a los puntos en los que tienen un proceso de desarrollo similar, o dónde lo retoma uno cuando otro ya ha concluido".

"Nuestro objetivo era desarrollar un meta-relato que aunara todas las partes en una historia fluida con fuerza propia", explica Tykwer.

Explorar el tema de la recurrencia eterna que aparece en la novela permite vivir momentos de déjà-vu en los que aparentemente los personajes se acaban de conocer y, sin embargo, sienten que ya se conocen, o en los que las notas de una sinfonía le suenan familiar a un dependiente que podría haber sido la persona que la compuso en su vida anterior.

Para ello, los cineastas ahondaron en el recurso que utilizó Mitchell para indicar la migración de una única alma: una marca de nacimiento en forma de cometa que tienen determinados personajes. "En la novela", dice Mitchell, "la marca de nacimiento en forma de cometa sugiere que se trata del mismo personaje, que renace una y otra vez… un alma que viaja eternamente, cambiando de forma".

En la película, ese renacer se representa mediante la reaparición de los actores en varias épocas, turnándose en la rueda del karma. "Cuando hablamos acerca de los lazos que unen a los personajes a lo largo del tiempo y del modo en que a veces parece que una persona culmina lo que otra había comenzado cientos de años antes, pensamos: ¿por qué no utilizamos al mismo actor para esas secuencias? ¿Por qué no seleccionamos al reparto en base a la idea de que cada actor no interpretará a un personaje solamente, sino a varios que representen la evolución de un solo ser?", dice Tykwer.

"Cada personaje tiene su propia trayectoria, pero hay una trayectoria general que forman juntos: uno sienta las bases que otro continúa, como un collar de perlas", añade Hanks.

Cuando las almas renacen en un cuerpo nuevo, aparecen en un punto geográfico distinto, y a menudo son de distinta nacionalidad o sexo. Los profesores de dialecto William Conacher, Peggy Hall-Plessas y Julia Wilson Dickson trabajaron con el reparto para ayudarles a desarrollar caracterizaciones convincentes y el grupo de actores estadounidenses, australianos, británicos, chinos, alemanes y coreanos cambiaron su acento para adaptarse a las identidades culturales que aparecen en la película.

"Uno de los personajes que interpreto es una judía alemana y otra, una mujer del siglo XXIV", señala Berry. "Para un actor, es una tarea emocionante y supone un gran desafío", y añade: "La gente es simplemente gente, y siempre lo será, independientemente de las circunstancias o de la época en que se hallen. Lo que tuve que hacer fue encontrar en cada uno el elemento que se repite en todos porque siempre serán carne, huesos, corazón y cerebro".

Mientras tanto, la imagen de la marca de nacimiento se mantiene, pero más que una señal del paso del tiempo, los cineastas la utilizaron para identificar a quienes han alcanzado cierta iluminación y se encuentran ante una decisión vital que podría alterar sus vidas o las de los demás de forma significativa. "Acabó siendo más bien una forma de transmitir un mensaje por parte de una persona de una época que hace o crea algo y que posteriormente inspira a la persona que lleva esa marca en la vida siguiente", dice Tykwer.

Al utilizar este protocolo, surgieron otras posibilidades interesantes: "empezamos a preguntarnos si el malo de una época podría ser el héroe de otra, y cuando les vinculábamos, la pregunta era: ¿cómo consigue el malo llevar a cabo tal transformación? El cometa se convirtió en un suceso fenomenológico y simboliza la oportunidad que tiene ese individuo de cambiar las cosas en el mundo", apunta Lana.

Para Mitchell, que se embarcó en la primera adaptación al cine de una de sus obras, "valió la pena ver el proceso. Estoy encantado y en cierto modo me da envidia ver cómo estos directores han desarmado y vuelto a armar mi libro para que encaje con los puntos fuertes del cine. Me siento como alguien que ha cedido células madre, que se han desarrollado hasta formar su propia creación. Es una obra magnífica, estoy impresionado".

Con respecto a la producción física, los productores adoptaron un enfoque igualmente poco ortodoxo y concibieron un novedoso plan para que dos unidades rodaran "El atlas de las nubes" al mismo tiempo desde septiembre de 2011 (uno encabezado por Tom Tykwer, y el otro por Lana y Andy Wachowski). Así, se redujo a la mitad el tiempo de producción, utilizando a la mayor parte del reparto durante sólo tres meses en lugar de seis y haciendo necesario que hubiera el doble de equipo para los principales puestos, incluidos dos cinematógrafos, dos directores de diseño de producción, dos directores de diseño de vestuario, peluquería y maquillaje.

Utilizando el estudio de rodaje Babelsberg Studios de Berlín como campamento base, los Wachowski rodaron escenas en Berlín, Sajonia y alrededores, así como en Mallorca para las partes ambientadas en 1849, 2144 y el post-apocalíptico siglo XXIV. Al mismo tiempo, el equipo de Tykwer se instaló en varios puntos de Escocia para rodar las partes ambientadas en 1936, 1973 y 2012. Los actores tuvieron que desplazarse de un lugar a otro ya que casi todos aparecen en las seis partes de la película.

Además, Tykwer compuso la banda sonora de "El atlas de las nubes" con Johnny Klimek y Reinhold Heil meses antes de que comenzara el rodaje. Componer la banda sonora de sus películas no es muy habitual entre los cineastas, y empezar tan pronto es aún menos común, pero Tykwer encontró así la forma de ayudar a definir el ambiente y el significado de cada escena tal como se creó, y de inspirar a su reparto y al equipo. El centro de la banda sonora es una sinfonía que se crea en la parte de la película ambientada en 1936, cuando un joven músico intenta crear su obra maestra, llamada El sexteto del atlas de las nubes, y su reto, según Tykwer, "era tener una obra musical que conectara con el período en el que supuestamente se compuso y también sirviera de tema central de toda la película, pudiéndose oír en muchas escenas; una obra musical que alguien que la oído pueda identificarla siglos después".

Para los cineastas, llevar "El atlas de las nubes" a la gran pantalla fue sin duda un acto de amor. Incluso mientras escribían el guión, decidieron continuar solo si al autor, David Mitchell, le entusiasmaba la adaptación, y ese compromiso se extendió a cada aspecto de la producción y entre el reparto y el equipo.

"Es un experimento cinematográfico fabuloso, una película épica y madura sobre ideas del mismo tipo, que es en lo que se basa el cine", afirma Susan Sarandon, que interpreta, entre otros papeles, a un hindú y a un líder espiritual del siglo XXIV. "Es uno de esos guiones poco habituales en los que no sabes lo que va a suceder tres páginas más adelante".

"Adopta un enfoque audaz y ambicioso, y se niega a rebajarse a una estructura fija", añade Hugh Grant, al que le encantó que le escogieran para interpretar a diversos personajes malvados.

"Incluso ahora (y sé que suena algo sentimentaloide), se me saltan las lágrimas al pensar en lo que hemos conseguido", dice Lana, transmitiendo el sentir de sus compañeros. "Estamos en deuda con todos los actores que han colaborado con nosotros y que han recibido con los brazos abiertos este proyecto y esta extraordinaria historia. Pocas películas han requerido tanto de sus actores. Después de los ensayos, que han sido de los más divertidos que hemos vivido, Hugo Weaving la supo resumir como: "la historia requiere que los personajes actúen con valor y fe, y eso también se aplica a todos los que estamos en esta sala". Tanto es así que la realización de esta película ha requerido nuestro valor y fe de forma constante".


Historia, reparto y personajes
"Ayer mi vida iba en una dirección. Hoy va en otra". – Isaac Sachs, 1973

"La presión a la que se sometieron Lana, Andy y Tom para llevar a cabo este proyecto es equiparable a la fe que depositaron en nosotros, los actores", apunta Tom Hanks. "El hecho de que nos permitieran seguir nuestros instintos fue extraordinario, el rodaje se pudo terminar en seguida porque cada día nos embarcábamos en una nueva y emocionante secuencia y sentí que formaba parte de un gran equipo (un reparto genuinamente unificado)".

"El hecho de que interpretáramos varios papeles fue inspirador", afirma Jim Broadbent, "ha habido ya varias películas en las que el protagonista interpretaba a varios personajes, pero ninguna como ésta. Es única, y esta estructura encaja en la historia, en la que todo está relacionado y la energía de una corriente carga la siguiente hasta que alcanzan este clímax y se vive un momento emocionante tras otro".

Debido a que la producción se repartió en dos equipos y se llevó a cabo de manera simultánea, los actores tuvieron que desplazarse de un plató a otro durante el rodaje (teniendo que cambiar a menudo de país) con descansos para maquillarse y vestirse tras los que a veces estaban tan cambiados que ni siquiera se podían reconocer.

Comparando la experiencia con el ambiente festivo del Circo del Sol, en el que los actores saltarían de un trapecio a otro, Susan Sarandon recuerda: "un día, me miré en el espejo y, durante un instante, no me reconocí, es la primera vez que me ocurre en toda mi carrera profesional. Fue una experiencia extraordinaria, y se trata de una de las oportunidades que el cine te ofrece para ponerte en la piel de un personaje con el que crees que no tienes nada en común, y durante el proceso, te das cuenta de cuánto os parecéis, y lo poco que importa el tiempo, edad, color y sexo en el esquema de las cosas".

Según nos comentan, es el sueño de un intérprete: "Me recordó a por qué me hice actor, y creo que les pasó lo mismo a los demás. Da igual qué personaje tengas que interpretar porque casi nunca cambia tu aspecto, pero aún así sigues sintiendo la necesidad de transformarte así que ha sido una oportunidad fantástica y liberadora", dice Ben Wishaw.

Para algunos, ha sido quizá más liberadora que para otros… "Estaba bastante intrigado por esta brillante historia, pero igualmente habría participado solo por tener la oportunidad de ser el jefe de una tribu caníbal que saquea y mata a otras… No rodaban muchas cabezas en 'Sentido y sensibilidad'", señala Hugh Grant con indiferencia.

"El atlas de las nubes" comienza en 1849... y en 1936... 1973... 2012... 2144... y en 2346.

Al presentar todas las historias a la vez para después ir cambiando el centro de atención de una a otra, la película sumerge al público en las seis vidas simultáneamente a fin de que se perciban como una. En seguida se distingue la relación entre las causas y sus efectos, de forma que la asociación entre los personajes y las épocas se perciben claramente ya que todas las partes están orientadas hacia un fin común.

1849, el Pacífico Sur
Jim Sturgess interpreta a Adam Ewing, un joven abogado idealista de San Francisco que ha viajado a las Islas del Pacífico para hacer negocios con el reverendo Horrox (Hugh Grant), dueño de una plantación. Allí, Ewing presencia la salvaje flagelación de uno de los esclavos de Horrox, Autua, interpretado por David Gyasi, que le sostiene la mirada en ese momento como si viera en él a un alma gemela. Posteriormente, cuando Autua viaja de polizón en el camarote del abogado rumbo a casa, Ewing se ve forzado a elegir entre sus obligaciones profesionales y sus crecientes convicciones morales (una decisión que repercutirá después de siglos de un modo inimaginable).

"Hay un momento en el que Autua le pide a Ewing que le salve o le mate, así que hay mucho en juego", relata Gyasi.

"Era la primera vez que Ewing veía el horror del mercado de esclavos", añade Sturgess, refiriéndose a la escena que pone en marcha una serie de casos recurrentes en los que se aprecia cómo lucha la gente por superar la opresión a lo largo de los siglos. "Era una época en la que fácilmente un hombre como él quedaba influido por la mentalidad de personas como Horrox, que se creían en lo más alto de la civilización. Sin embargo, siente que no está bien y, de repente, tiene la oportunidad de hacer algo al respecto".

Además, Ewing viaja con el doctor Goose, un malvado oportunista con un propósito bien distinto, interpretado por Tom Hanks.

Completando el grupo, Jim Broadbent aparece en esta secuencia como el pragmático capitán Molyneux; Susan Sarandon como la oprimida aunque furiosa esposa de Horrox; Keith David como el esclavo maorí Kupaka, que sufre en silencio; Halle Berry como otra maorí que trabaja en la plantación; Hugo Weaving como Haskell Moore, el suegro de Ewing; y Doona Bae, caracterizada de occidental, como Tilda, la querida esposa de Ewing.

1936, Escocia
Ben Whishaw es el joven compositor Robert Frobisher, de gran talento y audacia. Desheredado por su padre y con todas las puertas cerradas en Inglaterra, Frobisher deja a su amante, Rufus Sixsmith, interpretado por James D’Arcy, y trata de hacerse un nombre según sus propias reglas. Con Vyvyan Ayrs, un reconocido compositor que alcanzó el éxito en el pasado (interpretado por Jim Broadbent como un hombre de setenta años), como mentor, Frobisher piensa escribir su obra maestra: una sinfonía que llamará El sexteto del atlas de las nubes. Mantiene el contacto con su querido Sixsmith mediante cartas en las que se imagina volviendo triunfante, pero Frobisher subestima el poder de Ayrs hasta que su situación se vuelve desesperada.

"Como Frobisher es joven y está lleno de energía e ideas creativas, cree que está manipulando a Ayrs, pero puede que sea Ayrs quien le manipula a él", insinúa Whishaw, "se convierte en una batalla por la música (por parte de Frobisher para conseguir reconocimiento y por parte de Ayrs para mantener su reputación)".

Junto a los protagonistas de esta historia, se encuentran Halle Berry como la estoica Jocasta, mujer objeto de Ayrs, y Hugo Weaving como Tadeusz Kesselring, el amigo de Ayrs que alberga un oscuro secreto. Hugh Grant aparece como el empleado de un hotel de lujo que trata de evitar que Frobisher y Sixsmith se marchen pacíficamente, y Tom Hanks es el avaro director de otro hostal mucho más sórdido.

1973, San Francisco
Halle Berry protagoniza la historia ambientada en 1973 como la periodista Luisa Rey, que saca a la luz un caso de corrupción empresarial en una central nuclear que podría afectar a miles de personas y la enfrenta al maquiavélico Lloyd Hooks, el presidente de la central, interpretado por Hugh Grant. El propio Rufus Sixsmith (de la anterior historia) convertido ahora en un viejo físico, le ayuda en su investigación, así como el empleado de la central Isaac Sachs, interpretado por Tom Hanks, al que le sorprende lo familiar que le resulta la cara de Luisa y el fuerte impulso que le lleva a ayudarla.

"Luisa se encuentra en un punto decisivo de su vida", dice Berry, "como periodista, siente que no está a la altura de sus expectativas, hasta que se le presenta este regalo, una gran oportunidad de asumir riesgos y de hacer algo potencialmente significativo. No sabe hasta qué punto es testaruda ni si va a poder cumplir su objetivo, pero cuando tenga que tomar esa decisión, tendrá que hacer cosas que nunca creyó posible".

Acosada por Bill Smoke, sicario de Hooks, interpretado por Hugo Weaving, la única oportunidad que tiene Luisa de sobrevivir es confiar en el personaje de Keith David, Napier, un hombre que oficialmente es empleado de Hook, pero que está harto de acatar sus órdenes.

David piensa que "se parece a Shaft, así que ese era el punto de referencia. Lo emocionante era llegar a esta parte del viaje, en la que el alma que antes aparece como el maorí Kupaka ahora tiene más oportunidades siendo Napier y se aprovecha de eso para crecer. Quizá en la próxima vida pueda ser aún más importante".

También aparecen en esta historia la actriz china Xun Zhou como empleado de hotel, Doona Bae (de origen coreano) como una mujer latina (papel para el que Bae, tras haber pulido su inglés para interpretar a sus otros personajes, tuvo que dominar el español), David Gyasi como el reputado Lester, padre y fuente de inspiración de Luisa, que trabaja corresponsal de guerra, y Ben Whishaw en una conmovedora interpretación del dependiente de una tienda de discos que no puede quitarse de la cabeza una melodía de los años 30.

2012, Inglaterra
Jim Broadbent regresa siendo Timothy Cavendish, editor de poca monta que por suerte se hace con un filón cuando se disparan las ventas de su último libro (una biografía de Dermot Hoggins, matón interpretado por Tom Hanks con un marcado acento escocés). Desgraciadamente, sus ganancias atraen a acreedores, algunos en busca de algo más que dinero.

"En su huida encuentra lo que cree es un lugar seguro, pero resulta ser tan seguro que no puede salir de ahí, convirtiéndose en una historia en la que el pobre Cavendish tiene que encontrar un modo de salvarse", dice Broadbent.

Hugh Grant interpreta el papel de Denholme, el hermano vengativo del editor, mientras que Ben Whishaw es Georgette, la infiel esposa de Denholme. Hugo Weaving interpreta a Noakes, una enfermera dominante, con la que se enfrenta Cavendish en esta historia que ofrece unas gotas de comedia más liberal. Susan Sarandon interpreta a Ursula, el amor redentor de Cavendish, que perdió años atrás; Jim Sturgess interpreta a un forofo de fútbol escocés; James D’Arcy, al camillero de una residencia; y Halle Berry, a una mujer que por un momento atrae la atención del escritor Dermot Hoggins.

"De toda la película, la enfermera Noakes fue mi mayor desafío y también el personaje con el que más me divertí", indica Weaving. "Es una arpía horrible que infantiliza y desprecia a los pacientes, pero es ella la que está muerta por dentro. Lleva muchos años en esta institución y creo que el lugar se le ha calado en los huesos".

2144, Nuevo Seúl
Doona Bae interpreta el papel central como la sirviente Sonmi-451, genéticamente modificado para pasar su breve existencia como complaciente camarero en una sociedad inquietantemente totalitaria sobre las ruinas de la inundada Seúl. Alentado a alimentar pensamientos prohibidos independientes por la hermana-sirviente Yoona-939, interpretada por Xun Zhou, Sonmi se embarca en un camino del que no hay vuelta atrás. Con la ayuda del revolucionario Hae-Joo Chang, interpretado por Jim Sturgess, Sonmi lleva sus primeros pasos de valentía y peligro hacia una insurrección que tendrá sus consecuencias.

"Yoona y Sonmi no estaban satisfechos con sus vidas. Tenían su manera de pensar y llegaron a creer que los cosas no tenían que ser de cierto modo. Querían la libertad", dice la actriz china Zhou, haciendo su debut en el cine occidental con "El atlas de las nubes".

Bae, también haciendo su debut en el cine occidental, reconoce que "es Yoona la que hace que Sonmi tenga curiosidad por el amplio mundo de los humanos. Despierta a Sonmi para que pueda pensar por sí misma, pero Chang, el primer purasangre que es amable con ella, le demuestra que puede valerse por sí misma con dignidad".

Interpretando a los represores de esta sociedad se encuentran Hugh Grant como Seer Rhee, el adulador encargado del restaurante que ejerce su autoridad durante horas, y Hugo Weaving como el Consejero Mephi, defensor burocrático del status quo. Halle Berry y Susan Sarandon interpretan a dos hombres: Ovid, médico que quita el collar restrictivo de Sonmi, y Yusouf Suleiman, científico que defiende los derechos de los fabricantes, mientras que Keith David es An-Kor Apis, líder de la resistencia. Tom Hanks aparece como actor en una película sobre el editor en la historia de Cavendish, inspirando a Sonmi, Jim Broadbent interpreta a un músico coreano, y James D’Arcy es el archivista del gobierno encargado de poner a salvo su confesión.

Después de la Depresión, 2321 y 2346, Hawai
Hanks interpreta al honrado pastor de cabras Zachry, miembro herido de una tribu pacífica que sobrevivió a un cataclismo mundial que empujó a la mayor parte de la humanidad a asumir un estilo de vida primitivo. Entre los vestigios de su pasado cultural se encuentra una imagen de Sonmi, que se ha convertido en la figura de una diosa, cuya palabra se extiende gracias a la abadesa de la tribu, interpretada por Susan Sarandon.

Para recrear este mundo, el escritor Mitchell se inventó un dialecto basado en una comunicación elemental. Los directores mantuvieron este idioma, con lo que tuvieron que trabajar con los actores en un estudio de grabación de Los Ángeles antes del rodaje para asegurarse de que aparecería en la película.

"Decidimos emplear un idioma que se basaba en el inglés, utilizando el mínimo de palabras para comunicar sentimientos", afirma Halle Berry, que aparece en esta parte de la película como Meronym, una emisaria de una civilización avanzada llamada "los prescientes". Adoptando el simplificado dialecto para ganarse su confianza, Meronym busca la ayuda de Zachry para localizar algo que necesita de forma desesperada. Pero para ayudarla, Zachry no sólo debe poner su vida en peligro y sacrificar todo en lo que cree, sino además acallar las dudas que le transmite el viejo Georgie, interpretado por Hugo Weaving.

Xun Zhou interpreta a Rose, hermana de Zachry, Jim Sturgess interpreta a Adam, su cuñado, y Ben Whishaw a otro miembro de la tribu. Hugh Grant saca su lado más maléfico como el Jefe Kona, líder de una banda de guerreros caníbales que merodea por la zona, mientras que Keith David, David Gyasi y Jim Broadbent se cuentan entre los avanzados prescientes.

Con respecto a cómo el ciclo de la vida de sus personajes alcanza su punto más bajo, Grant comenta que "está claro que es ahí donde reside el potencial para que las almas mejoren (y, de hecho, algunas lo hacen, y drásticamente, pero otras no). Nunca mejoran, sino que van a peor. Todo se basa en la libre voluntad y en las decisiones que tomamos".


Amplitud de miras
"Creo que me he enamorado de Luisa Rey. ¿Cómo puede ser posible? Acabo de conocerla y sin embargo siento que algo muy importante me ha ocurrido". – Isaac Sachs, 1973

Como las consecuencias de dichas elecciones se producen a lo largo de la eternidad, la trayectoria de cada personaje se expande en una más amplia, que determina una vida.

"Empiezo siendo una indígena que apenas tiene poder, luego interpreto a Jocasta, que es tan solo un cuerpo sin voz", dice Berry. "Luego está Luisa Rey, que lucha por hacerse oír. Más adelante, en la historia de Cavendish, interpreto a una misteriosa mujer, de la que no sabemos mucho aparte de que transmite seguridad en sí misma, pero en la siguiente vida interpreto a Ovid, un médico que se encuentra en el lado bueno de la balanza, hasta llegar a Meronym, en la que se aprecia la culminación de su viaje y por qué es tan fuerte".

Igualmente, los personajes de Keith David abarcan todo el espectro: de esclavo a líder. Y cuando Jim Sturgess interpreta a Ewing, toma sus decisiones de manera instintiva como hombre que comienza a entender el sentido de la justicia, pero estas ideas están más consolidadas posteriormente cuando su alma ha evolucionado hasta convertirse el libertador Chang, ya que "El atlas de las nubes" da fe del incesante anhelo del hombre por conseguir la libertad.

"Si tuviera que destacar lo que tienen en común todos mis personajes, sería que trabajan a disgusto para ciertas instituciones y quieren cambiar", afirma James D’Arcy, que interpreta, entre otros, a varios empleados de una central energética corrupta, de una residencia horrible y de un gobierno represivo. "Pero mi última encarnación es como archivista, y aunque técnicamente forma parte de la opresión, al final alcanza una postura que indica que hay esperanza para su alma".

Debido a la forma en la que los cineastas adaptaron la novela a la gran pantalla, Andy Wachowski comenta que "hay un momento en el que Autua va a recibir un disparo mientras se cuelga de las cuerdas del barco, y luego otro similar en el que Sonmi tiene una experiencia cercana a la muerte cuando se escapa de la cárcel. Si se comparan estas dos escenas, se verían las similitudes y el punto de inflexión".

"Perdí la cuenta del número de formas que utilizaron los directores para que una escena encajara con la siguiente, situada a miles de kilómetros de distancia o separadas por varios siglos", añade David Mitchell. "A veces se trataba de un vínculo visual, de una palabra, de un elemento arquitectónico o de la cara de un actor. Pero el efecto que consiguieron es el de un mosaico ingenioso, que brilla en el tiempo". Tras comentar otro ejemplo en el que Chang dispara durante una persecución en la que se ve a Sonmi en lo alto del paisaje urbano de Nuevo Seúl, el autor señala que "La escena termina con una pared de cristal rompiéndose y la siguiente comienza con un golpe que recibe la luna del Volkswagen de Luisa Rey cuando cae al agua de la bahía de San Francisco".

Estas vivencias a lo largo del tiempo también cambian el concepto de pérdida: cuando una pareja se separa en una historia, indica Tykwer, "tenemos la posibilidad de volver a cuando los actores se vuelven a encontrar, consiguiendo un final feliz para una historia que aparentemente acabó en desamor".

Mientras tanto, a lo largo de la película se transmite la importancia de la expresión creativa y de dejar lo que Tykwer denomina "un legado en forma de arte que más adelante servirá para influir a otras personas". Las crónicas del viaje en barco que lleva a cabo Adam Ewing en 1849 se convierten en un diario que Frobisher lee en 1936. Las cartas de Frobisher caen en manos de Luisa Rey en 1973, y la historia de Luisa sobre la conspiración de la central nuclear se convierte en el manuscrito de un libro que recibe el editor Cavendish. La aventura de Cavendish se transforma en el tema de una película que Sonmi ve en 2144, y la declaración de libertad que hace Sonmi se recuerda a lo largo de los siglos, aunque la sociedad carece de libros y tecnología, hasta que Zachry y su tribu adoptan su doctrina en el siglo XXIV.

De igual modo, el poder y la falta de él es uno de los conflictos más persistentes de la humanidad. El personaje más malvado de Hanks, el doctor Goose (1849) justifica sus actos y su desprecio por la vida humana al principio afirmando que "los débiles son carne y los fuertes tienen que comer", y, varias vidas después, su alma todavía se bate contra ese concepto (al igual que el resto de personajes que aparecen en ambas partes de la ecuación).

Pero mientras algunos nunca aprenden, otros avanzan a grandes zancadas realizando un feliz viaje que quizás es más evidente si nos fijamos en la completa gama de caracterizaciones que lleva a cabo Hanks, desde el vil Goose hasta Zachry.

Sin embargo, quedan vestigios del pasado.

"Llega un momento en el que Zachry se ve forzado a afrontar una situación en la que puede volver a ser violento", describe Tykwer. "Está sosteniendo un cuchillo en la garganta de un guerrero Kona, y se aprecia lo increíble que es Tom como actor porque puedes verle en la cara al resto de personajes que ha interpretado. La fuerza del viejo asesino, de Goose, se halla en lo más profundo de sus genes, aunque ahora es un hombre distinto, ya que Goose no habría dudado".

Al describir el camino que toma el alma de Zachry, Lana comenta que "nos atraía el concepto de cómo una mala persona puede llegar a ser buena, lo que se convirtió en uno de los meta-relatos de la película. Todas estas personas pueden seguir siendo narcisistas, explotadores y predadores, o pueden cambiar. Por eso, quisimos empezar con un personaje que fuera un auténtico depredador (Goose) y enseñar su progreso hasta convertirse en un héroe".

A menudo dicha evolución se da gracias al amor, ilustrado por las repetidas coincidencias de las vidas de los personajes de Hanks y Berry. "Cuando Luisa Rey conoce a Isaac Sachs en la central nuclear, éste se encuentra a medio camino de su evolución: ya no es mala persona, pero todavía trabaja para esta organización maligna. Pero se enamora de ella y eso cambia su rumbo en sentido literal", añade Lana.


El doble de trabajo en la mitad de tiempo
"Independientemente de lo que hagas, nunca llegarás a ser nada más que una minúscula gota en un océano infinito". – Haskell Moore, 1849

"Y sin embargo, ¿qué es un océano sino una multitud de gotas?" – Adam Ewing, 1849

Tykwer y los Wachowski no sabían que acabarían trabajando con dos frentes abiertos cuando decidieron adaptar El atlas de las nubes. La logística del rodaje quedó eclipsada por su interés en transmitir la esencia de la novela de Mitchell, pero conforme el guión adquirió forma, los actores se reunieron y quedó claro cuál iba a ser el alcance de lo que estaban intentando realizar: la idea de que hubiera dos grupos con un equipo de dirección distinto les pareció la más eficaz. Así, podrían rodar en la mitad de tiempo dividiendo el esfuerzo entre dos unidades que trabajarían al unísono, cada una centrada en tres de las seis historias, y con su propio equipo de expertos colaboradores, mientras los actores tendrían que trasladarse de un lugar a otro.

"Un año antes del inicio del rodaje, reunimos a los jefes de cada departamento de ambos equipos durante cuatro semanas en Berlín a fin de que pudiéramos trabajar juntos en el guión", dice el productor Grant Hill. "Estuvimos evaluando las relaciones y los métodos así como cómo podría funcionar en conjunto". Siguiendo las indicaciones de los directores, el ambiente era muy participativo: "al ver a todos esos profesionales dispuestos a colaborar, nos dimos cuenta de que sería cuestión de establecer una clara dirección y una buena planificación, para después aprovechar toda esta energía".

Los Wachowski analizaron el viaje en barco que realizó Adam Ewing en 1849, la rebelión de Sonmi de 2144 y lo que le ocurre a Zachry en el siglo XXIV. Entre su equipo se encontraba el director de diseño de producción Hugh Bateup y el director de fotografía John Toll.

Tom Tykwer se encargó del viaje que realiza el compositor Robert Frobisher en 1936, de la conspiración empresarial que la periodista Luis Rey saca a la luz en 1973, y la singular y a menudo cómica situación en la que se encuentra el editor londinense Cavendish en 2012. Junto a Tykwer, se hallaba el director de diseño de producción Uli Hanisch y el director de fotografía Frank Griebe.

El rodaje comenzó en septiembre de 2011, estando Tykwer en Escocia y los Wachowski en Mallorca. Rodaron en Glasgow, Edimburgo y el paisaje rural escocés, Sajonia y ciertos lugares de Berlín, antes de culminar en el moderno plató de Babelsberg para grabar las escenas de interiores y las que requerían pantalla verde.

A pesar de estar separados por varios países, el trío permaneció en contacto. "Los directores planificaron bien cada detalle, cada corte y cada conexión entre todas las partes de la historia antes del rodaje", afirma el productor Stefan Arndt. "Durante el rodaje, se llamaban para decirse: "tienes que cambiar una cosa de aquí, o cuando ruedes la siguiente escena, ten en cuenta que el actor está haciendo esto o aquello". Lo comentaban todo y se ponían de acuerdo a la hora de tomar cualquier decisión".

Mallorca fue el escenario para el comienzo y el final de la película, siendo primero la Isla del Pacífico desde la que Adam Ewing y Autua parten hacia Estados Unidos, y posteriormente el valle hawaiano en el que Zachry vive unos 500 años más tarde. "Decidimos utilizar la misma isla para que, al igual que el primer y el último personaje de Tom Hanks (desde Goose hasta Zachry), sostuvieran el principio y el final de la línea temporal y contribuyeran a enfatizar el tema de la recurrencia", dice Lana.

La escena en la que Ewing se encuentra con el doctor Goose en la playa se rodó en la cala de Sa Calobra, en Torrent de Pareis, y la plantación de tabaco que tiene Horrox en el siglo XIX se rodó en una finca privada de Es Llombards (Mallorca).

El barco de Ewing (La Profetisa) es en realidad un barco sueco que todavía está en condiciones de navegar y que se llama Conde de Pembroke. En la actualidad es propiedad de la empresa Square Sail, que lo guarda en la bahía de Charleston (Cornwall). Se hizo a la mar para llegar hasta el rodaje de Mallorca, en donde se sometió a algunos cambios estéticos. Su capitán, Robin Davies, trabajó como coordinador marino para la película, y él y su tripulación de 15 marineros también figuran como extras en las escenas del muelle.

Tierra adentro, los cineastas encontraron el escenario de montañas escarpadas que utilizaron para el camino de Zachry y Meronym, aprovechando las espectaculares vistas que ofrece la cumbre del Puig Mayor (siendo, a 4711 pies, el pico más alto de las Islas Baleares). Allí, una antigua estación de seguimiento de satélites de los años 50, propiedad del ejército, se adaptaba a la perfección a la estructura que buscaba Meronym.

Desde Mallorca, los Wachowski viajaron a Sajonia (al sureste de Alemania), en donde las famosas formaciones de piedra caliza y los frondosos bosques completaban la imagen del hogar de Zachry y de los bosques adyacentes en donde su familia sufría la amenaza de los kona. Al construir el pueblo, Bateup comenta que "no queríamos presentar una sociedad demasiado rudimentaria, como si hubiera vuelto a la Edad Media, así que decidimos que habrían pasado dos o tres generaciones tras el fin del mundo y ya habrían aprendido a sobrevivir y empezar de nuevo. Habrían construido todo a partir de los materiales que tenían a su alcance, que robaban de las ciudades. Serían artesanos, y no bárbaros".

Para seguir rodando, el pequeño rebaño de cabras que cuidaba Zachry en Mallorca tuvo que transportarse a Sajonia. A él se le unieron seis caballos, domados en España y transportados desde Madrid hasta Sajonia para participar en los terroríficos ataques de los kona. El coordinador de acción Jordi Casares y su equipo cabalgaron a lomos de los caballos en estas secuencias de acción, mientras que el operador de steadycam Jorge Agero, al ser un experto jinete, tuvo la difícil tarea de rodar mientras cabalgaba.

Tykwer, mientras tanto, transformó un barrio de Glasgow de calles empinadas en el San Francisco de 1973. La señalización y los semáforos se tuvieron que cambiar y se llevaron coches de época de la zona para rodar una tensa persecución con tiroteo incluido que protagonizaron Luisa Rey y Napier para huir del asesino Bill Smoke.

Las salas del Ayuntamiento de Edimburgo se convirtieron en el hotel en el que Frobisher escapa por las cañerías y el famoso monumento a Walter Scott de la ciudad le sirvió de refugio en el que ve por última vez al amor de su vida. Se permitió el acceso durante dos días al monumento de 61 metros de altura, que hasta entonces nunca había quedado cerrado al público debido a un rodaje, para que pudieran subir las cámaras y el resto del equipo al mirador mediante grúa en vez de a través de su estrecha escalera de caracol.

Para conseguir la majestuosa mansión de Ayrs a la que acude Frobisher en busca de trabajo, Tykwer y el director de diseño de producción Uli Hanisch se reunieron con el equipo logístico para buscar el lugar adecuado hasta que encontraron la finca privada Overtoun House en West Dunbartonshire. Sirvió no solo como la residencia de Ayrs, sino que también se redecoró para que simulara la horrible residencia Aurora Country Estates en la que Cavendish es retenido en 2012. "Como había una diferencia de casi 80 años, los árboles y el jardín habrían cambiado, así que nuestra estrategia consistió en añadir cosas como follaje para la primera época que se pudiera quitar para conseguir una imagen más sencilla décadas después", apunta Hanisch. Para que encajara mejor con la historia de Cavendish, hubo que añadir un invernadero y una enorme puerta de entrada.

Simbólicamente, sugiere Tykwer, "había sido el palacete en el que Ayrs, el viejo compositor, intentó retener al joven Frobisher, y una generación posterior, es él, tras renacer como Cavendish, el que se encuentra apresado en el lugar en el que antes había sido el carcelero".

Se decidió durante la etapa conceptual de la película que otros espacios también deberían repetirse en las distintas historias, "aunque queríamos ser flexibles", afirma Hanisch. "A veces, es el mismo lugar, otras sólo se insinúa. Nuestro punto de partida era el camarote de Ewing bajo la cubierta del barco, y recreamos la forma de esta habitación a lo largo de la película: en la oficina de Cavendish, el apartamento de Luisa Rey, la habitación de Frobisher en la mansión de Ayrs, el piso franco de Sonmi y la choza de Zachry".

De esta forma, el interior de la opulenta sala de música de Ayrs, construida en un plató, se convirtió en el deprimente comedor de la residencia Aurora Country Estates. El restaurante en el que trabaja Sonmi y que diseñó Bateup transmite una atmósfera alegre y luminosa para que la disfruten los comensales, pero pasadas unas horas revela su tenebrosa realidad. "Tuvimos que inventarnos la sociedad de consumo del año 2144 e imaginarnos qué apariencia tendría un restaurante de comida rápida. Lana y Andy ya tenían una idea clara de qué apariencia tendría esta época, así que lanzamos ideas y finalmente llegamos al mundo de Sonmi", nos comenta. Tras rodar estas escenas, el espacio se redecoró en negro, blanco y rojo como la terraza en la que se firmaban libros en la historia de Cavendish y en la que un acuario enorme rinde homenaje al estanque virtual del restaurante.

Los diseñadores también escogieron elementos que se repiten a lo largo de la película, tales como trenes y puentes que figuran en las historias de Frobisher, Cavendish, Luisa Rey y Zachry. También se reutilizan objetos con forma de huevo, como los juguetes de la fábrica que Luisa Rey recorre en San Francisco, los asientos del restaurante y el aparato de grabación del archivista de la historia de Sonmi.

"Queríamos que quedase claro en qué época nos encontrábamos para que no hubiera duda de que se trataba de los años 30 o de 1840", dice Hanisch. "Además, las pistas visuales y los espacios reciclados refuerzan la idea de los vínculos y la continuidad de la historia".

Los cinematógrafos John Toll y Frank Griebe también se encargaron de que la película tuviera un aspecto impecable. "Ya se había decidido cuáles iban a ser los principales elementos del diseño visual cuando empezamos a colaborar en la película", apunta Toll. "Uno de los principales objetivos de la cinematografía era combinar la apariencia de las secuencias individuales que abarcaban un período de 500 años para crear una compleja correspondencia en toda la historia, pero no necesariamente intentando crear un aspecto concreto y detallado para toda la película. Básicamente, se trataba de dar un enfoque visual adecuado a cada capítulo y al mismo tiempo manteniendo un sentido de continuidad".

Tras reunirse para hablar de las cámaras, lentes y juntar secuencias, Griebe y Toll volvieron a sus respectivos puestos pero siguieron de cerca el trabajo del otro mediante un contacto diario.

Dan Glass, que lleva trabajando con los Wachowski desde "Matrix", dirigió el departamento de efectos visuales para ambas unidades. Su trabajo se aprecia más en los dos escenarios futuristas, en particular en las secuencias de acción de Sonmi y en la atmósfera de simulación del restaurante en el que trabaja, pero a ninguna de las épocas les falta su toque. Ayudó a convertir Glasgow en San Francisco y construyó la central nuclear ficticia de Swannekke. "Tom está acostumbrado a filmar en lugares reales así que trabajamos más con los elementos físicos y los aumentamos. Fue una buena estrategia para el material", dice.

Parte de la escena en la que Luisa Rey atraviesa el puente del Golden Gate se rodó en un tanque de agua de Colonia y otra parte en la autopista del antiguo aeropuerto de Tempelholf (Alemania), en la que los especialistas rodaron una escena de un accidente de tráfico y el Escarabajo que utilizaron se salió de la carretera. El resto, incluidos el puente y las vistas de la Bahía de San Francisco, se creó digitalmente.

Para simular el Nuevo Seúl de 2144, los cineastas imaginaron un futuro en el que la antigua ciudad hubiera quedado sumergida bajo el agua. "Construyeron enormes muros para intentar mantener el océano a raya, y en algunas de estas zonas colocamos rascacielos saliendo del agua para representar que el resto había quedado sumergido", describe Glass. "Queríamos rodar las zonas más nuevas de la ciudad, en las que vive la gente adinerada, desde lo alto de estas ruinas. Conforme uno va descendiendo, se puede observar un mundo cada vez más cochambroso, cuna de la rebelión de Chang".

La huida de Sonmi y las asombrosas disputas entre su defensor Chang y la brigada del gobierno, que les empuja a lo más alto de Nuevo Seúl y a través de sus profundidades, se filmaron en pantalla verde y se crearon por ordenador en los estudios de Babelsberg, en donde ambas unidades coincidieron finalmente.


Vestuario, peluquería y maquillaje
"He visto algo en sus ojos azul claro, algo que va más allá del tiempo y las enfermedades, algo que me resulta familiar". – Robert Frobisher, 1936

Además de vestir adecuadamente a los personajes según su época y clase social, los directores de diseño de vestuario Kym Barrett y Pierre-Yves Gayraud intentaron introducir sutiles gamas cromáticas, patrones y diseños que los unieran a través de sus respectivos períodos. Según Barrett, otro ex-alumno de "Matrix", "por ejemplo, elegimos algunos tonos verdes que aparecían en varios personajes, un diseño de forma triangular que vemos en una camisa de los años 70 aparece más adelante en el papel de pared del piso franco de Sonmi. Intentamos utilizar diseños como éste en todas las partes de la historia para crear una asociación inconsciente de imágenes".

Gayraud, en su tercera colaboración con Tykwer, compró ropa en algunas tiendas de Berlín para la parte de Cavendish, pero casi todo el vestuario de época se confeccionó a mano según sus instrucciones, a menudo utilizando tejidos vintage auténticos sacados de mercados de segunda mano de París. Para conseguir la bata de Ayrs, se utilizó una tela de los años 70 con dibujos geométricos que recuerdan al Futurismo de principios del siglo XX, y que después cortó y tiñó. El chaleco de Rufus Sixsmith está hecho de una tela de 1830 y rinde homenaje a la época de Adam Ewing.

"Por ejemplo, nos imaginamos que Luisa Rey podría haberse comprado un vestido de los años 30 en un mercado de antigüedades", dice. "El collar que lleva Luisa, el personaje de Halle Berry, es el que llevó siendo Jocasta en el año 1936 y el que vuelve a aparecer cuando aparece en una fiesta en la historia de Cavendish".

Asimismo, el diseñador de joyería Lorenzo Mancianti creó los botones del chaleco de Ewing que codiciaba el doctor Goose, y más adelante se utilizan en el collar de Zachry. Los botones no sólo tenían que parecer piedras preciosas, sino además la Tierra vista desde el espacio, para así conseguir la sensación de intemporalidad.

Barrett adoptó una postura minimalista con respecto al vestuario de Sonmi, y explica que "su viaje es de tipo político y emocional con lo que Sonmi se convierte en un icono en el futuro de Zachry. Para que pareciera real y transformarla en alguien que significase tanto para los demás, decidimos presentarla casi desnuda: dejamos que su cara fuera el centro de atención".

Con respecto al mundo de Zachry, Barrett adoptó una perspectiva más práctica: "al vivir en un bosque, los personajes debían mezclase entre la espesura por su propia supervivencia, así que se me ocurrió que sería gente que sabría tejer y todo se habría hilado a mano o con macramé. Al vivir en constante amenaza por los kona, tendrían que ser nómadas y una rueca es fácil de empaquetar".

El director de diseño de maquillaje y peluquería Jeremy Woodhead colaboró con Barrett y los Wachowski en las historias de Ewing, Sonmi y Zachry. Su homólogo, Daniel Parker, trabajó con Gayraud y Tykwer en las partes de Frobisher, Luisa Rey y Cavendish. Cada uno dirigía a un equipo que se encargaba de modificar la edad y, a veces, el sexo y la etnia de los actores conforme iban cambiando de lugar y época. Su tarea consistía en cambiar la apariencia de los actores sin que fueran totalmente irreconocibles. Incluso tratándose del maquillaje más extremo, recuerda Woodhead, "el truco estaba en encontrar ese equilibrio, para disimular sin eliminar sus rasgos naturales".

Para algunas de las metamorfosis hizo falta recurrir a prótesis, en las que ambos son expertos, pero siempre que era posible, se inclinaban por el maquillaje tradicional, pelucas y postizos.

Si prestamos atención al principio y al final de la película, observaremos que Woodhead llevó a Tom Hanks de un extremo al otro. "Queríamos que Tom brillara a través de Zachry (su último personaje). Con respecto al doctor Goose (en 1849), tenía más libertad para crear al personaje. Le puse una calva pelirroja, con patillas, una nariz falsa y unos enormes dientes para que se le pudiera reconocer, pero fuera totalmente distinto al personaje amable, fuerte y humilde de Zachry".

Parker preparó a Hanks para que se convirtiera en Dermot Hoggins, un tipo duro, autor de Sándwich de nudillos, y señala que "creamos una nariz a la que le habían partido el tabique, le afeitamos la cabeza, y le pusimos cicatrices y tatuajes". Después, siendo el avaricioso director de un hotel en 1936, le pusimos bigote, un cuello más ancho y una nariz protuberante enrojecida por el alcohol.

Entre los logros de Woodhead se encuentra la transformación de Hugh Grant en temible caníbal pintado de barro blanco, un proceso que, según nos cuenta, "duraba dos horas y consistía en emplear una calva con cresta, tatuajes, pintura corporal y una dentadura postiza. No se parecía a nada de lo que ha hecho Hugh hasta ahora".

Además, Woodhead maquilló a Jim Sturgess para que interpretara a Chang en la parte de Sonmi e hizo que Halle Berry pasara de ser maorí a la brillante Meronym, pasando por un anciano asiático. También ayudó a Susan Sarandon a transformarse en Suleiman, dio a Doona Bae rasgos occidentales para su interpretación de Tilda, y ayudó a James D’Arcy y a Hugh Grant a convertirse en asiáticos.

Recayó en Parker la tarea de transformar a Hugo Weaving en la enfermera Noakes. "Maquillar a un hombre como una mujer (y viceversa) siempre es una tarea complicada", dice. "La estructura ósea masculina es distinta a la femenina, así que lleva tiempo realizarlo. La forma craneal es diferente, así que tienes que cambiar la frente y la apariencia de la piel. Hay muchos detalles en los que no se piensa, pero si no se tratan, parecerá un drag queen, y eso no es lo que queremos".

Parker también transformó a Jim Sturgess en un escocés barbudo, a Ben Whishaw en la recatada Georgette Cavendish, a Doona Bae en la mujer latina que trabaja en una fábrica y a Xun Zhou en el recepcionista de un hotel. Ayudó en el maquillaje de Halle Berry a lo largo de sus encarnaciones como invitada hindú de una fiesta, la periodista semi-portorriqueña Luisa Rey y la europea Jocasta, mujer del compositor Ayrs.

"Esta película ha sido la cúspide en diseño de peluquería y maquillaje, un trabajo de ensueño para cualquier persona que pertenezca a nuestra profesión", dice Woodhead. "No hay nada mejor que esto".


El sexteto del atlas de las nubes
"Esa es: la música de mi sueño". – Vyvyan Ayrs, 1936

Tom Tykwer se encuentra entre el grupo selecto de cineastas que componen la música para sus propias películas. Y, al contrario de cómo suelen componerse las bandas sonoras, es decir, después de que se ruede y se lleve a cabo el montaje, se trata de un proceso que le gusta empezar mucho antes del rodaje. En colaboración con Johnny Klimek y Reinhold Heil, con los que ha compuesto la banda sonora de casi todas sus películas, Tykwer compuso y grabó la música para "El atlas de las nubes" dos meses antes del inicio del rodaje.

"Prefiere hacer esto a utilizar música de otros compositores durante una temporada", explica Heil. "De esta forma, puede utilizar la banda sonora sin preocuparse de qué la va a sustituir. Conforme la película adquiere forma en la fase de post-producción, vemos qué falta o qué hay que cambiar, y volvemos a grabar la versión final".

"De este modo", añade Tykwer, "la música se transforma en parte del ambiente de la película y sirve de inspiración al reparto, convirtiéndose en parte de la experiencia".

"Lo primero fue hacer que los actores escucharan la música y nos enseñaron su interpretación para que nos familiarizáramos con la aventura en la que nos íbamos a embarcar", dice Hanks. "Todo formaba parte de una visión terminada que se nos presentó desde el principio".

Los compositores agradecieron la colaboración de los demás. Según Klimek, "fue formidable saber la opinión de Lana y Andy, que no son músicos pero saben cómo utilizar la música aplicada al cine, le dieron alas al proceso de la mejor forma posible".

La música es el centro del relato de Frobisher, ya que el joven compositor lucha para realizar el trabajo de su vida (el Sexteto del atlas de las nubes), pero además, dice Klimek, "es una melodía que aparece constantemente en la película, desde una sencilla melodía a un sexteto de jazz que hace de hilo musical en la fiesta de Cavendish, pasando por una estrofa que se repite en una canción de rock de los 70. Necesitábamos una bella melodía que fuera lo suficientemente maleable para acompañarnos a lo largo de cinco siglos".

"Varias vidas después, alguien que la escuchara la percibiría familiar", añade Tykwer, reconociendo que la banda sonora se ha pasado a ser parte del tema de la reencarnación. "El sexteto pertenece al período en el que se concibió (en los años 30) y cuenta con el estilo modernista de Frobisher, pero también vuelve a aparecer y encaja con muchas escenas, convirtiéndose en el tema central de toda la película".

El sexteto del atlas de las nubes representa la composición de la propia historia, con partes, estados de ánimo y temas que se combinan rítmicamente para formar un todo. Refiriéndose a dicha metáfora, Tykwer nos comenta que "hay muc