"Aunque os cuente esta historia, no significa que esté viva
cuando acabe. Es de esas historias que terminan sin control".
- O
El cineasta OLIVER STONE, ganador de tres Oscar, vuelve a la gran pantalla con el feroz thriller SALVAJES, cuyo reparto estelar está encabezado por TAYLOR KITSCH (Battleship), BLAKE LIVELY (The Town/Ciudad de ladrones), AARON TAYLOR-JOHNSON (Kick-Ass/Listo para machacar), JOHN TRAVOLTA (Pulp Fiction), BENICIO DEL TORO (Traffic), SALMA HAYEK (Frida), EMILE HIRSCH (Hacia rutas salvajes) y DEMIÁN BICHIR (A Better Life). La película está basada en la novela negra superventas de DON WINSLOW incluida en la lista Top 10 del New York Times en 2010.
Un equipo técnico de primer orden se une a Oliver Stone detrás de la cámara: el director de fotografía DAN MINDEL (Star Trek, Misión imposible III); el diseñador de producción TOMÁS VOTH (Wanted/Se busca, Piratas del Caribe: En mareas misteriosas); el dos veces oscarizado montador JOE HUTSHING (JFK/Caso abierto, Nacido el 4 de julio), el montador STUART LEVY (Un domingo cualquiera, Wall Street: El dinero nunca duerme) y el montador ALEX MARQUEZ (Un domingo cualquiera, Alejandro Magno); la diseñadora de vestuario CINDY EVANS (Memento, Thirteen), y el compositor ADAM PETERS (el documental South of the Border).
Basada en una novela de Don Winslow (Los reyes de lo cool, El poder del perro) y en un guión de SHANE SALERNO (Armageddon; Shaft, The Return) y de Don Winslow y Oliver Stone, producen la película los habituales colaboradores del director, MORITZ BORMAN (W, Alejandro Magno, World Trade Center) y ERIC KOPELOFF (W, Wall Street: El dinero nunca duerme).
Los productores ejecutivos del thriller son FERNANDO SULICHIN (el documental South of the Border, El demonio bajo la piel), Shane Salerno y TODD ARNOW (Battleship, Master and Commander: Al otro lado del mundo).
Una empresa conjunta: Empieza la aventura de SALVAJES
"Si permites que piensen que eres débil,
tarde o temprano tendrás que matar a uno".
- Chon
Desde el provocador primer capítulo, hasta la última y lírica página, la osada novela Salvajes, de Don Winslow, publicada en 2010, cautivó a los lectores y a la crítica. El autor reconoce que el origen de la novela no fue habitual: "Un día estaba sentado delante de mi mesa, de muy mal humor, y tecleé dos palabras que iban a convertirse en el célebre primer capítulo de la novela. Inmediatamente después escribí 14 páginas sin levantar la vista de la pantalla y se las mandé por correo electrónico a Shane [el coguionista y productor ejecutivo de la película, Shane Salerno], diciéndole: Dime si esto es muy bueno o si me he vuelto loco". Unos minutos después llegó la respuesta: "Deja todo lo que estás haciendo y acaba el libro mientras estés en esa vena".
La novela de Don Winslow demostró que las reglas están para romperlas y acabó escribiendo varios capítulos de Salvajes como si se tratara de un guión. "Intentaba superar los confines habituales del género negro tal como se ha definido últimamente", explica el autor. "Empecé a mover las piezas y había momentos en que pensaba: Es mejor leerlo o verlo como si se tratara de una película en vez de una novela".
Shane Salerno, con el que había colaborado durante más de 13 años, se felicitó por haber animado a Don Winslow a centrar su energía en revisitar un mundo que el autor conocía muy bien. El productor ejecutivo dice: "Don escribió lo que muchos consideran el libro definitivo sobre el tema de las drogas, El poder del perro, la historia de la guerra contra el narcotráfico durante más de 30 años, desde la formación de la DEA al año 2005. Estuvo seis años documentándose en México, Texas y California. Se ha hecho un nombre en ese mundo y lo conoce bien. Con Salvajes fue profético al decir que los carteles mexicanos empezarían a instalarse en California. Es interesante ver cómo los hechos reales reflejan nuestros peores miedos".
El libro fue muy bien recibido por la crítica cuando se publicó y no tardó en convertirse en un guión. "El camino habitual para que un libro se lleve a la pantalla, como ha pasado con las anteriores novelas de Don, es vender los derechos a un estudio", explica Shane Salerno. "Pero decidimos seguir otra ruta y nos pusimos en contacto directamente con Oliver Stone. Nuestra impresión era que el desarrollo tradicional no encajaría con un material tan particular como éste y que necesitaba un enfoque especial. Pensamos que Oliver lo entendería, y acabamos desarrollando y escribiendo el guión entre los tres. Desde el momento en que se vendió el guión hasta el comienzo del rodaje, transcurrieron tres meses. Un periodo de tiempo tan corto es inaudito".
La novela Salvajes apasionó a Oliver Stone cuando la leyó antes de su publicación porque trata de dos temas que hace tiempo interesan al guionista y director, la política y el narcotráfico. Shane Salerno, Don Winslow y Oliver Stone realizaron una adaptación cinematográfica de la novela y no había transcurrido un año cuando Universal Pictures se hizo con los derechos de distribución mundial. El rodaje no tardó en empezar. Hablando de qué le atrajo de la novela, Oliver Stone dice: ""El libro me pareció muy bien escrito. Trata del poder, de la traición, del dinero, y pone en entredicho los valores actuales".
SALVAJES se basa en temas recurrentes en la filmografía del director: luchas por el poder, lealtades cambiantes, el examen de la mejor y la peor faceta de la naturaleza humana, la exploración de relaciones familiares complejas y una mirada convincente sobre las personas que sufren por una herida moral y acaban siendo heroicas.
Oliver Stone reconoce que el proyecto recordaba a Un domingo cualquiera y a "la cooperación inherente en el fútbol americano". Y añade: "Se trata de una jugada por parte del cartel mexicano para entrar en Estados Unidos y hacerse con los distribuidores y productores independientes. El cartel de la Baja está más interesado en el volumen que en las pequeñas operaciones. Pero siempre que el volumen se enfrenta a los distribuidores independientes, hay enfrentamiento. Una gran superficie no quiere competidores".
Uno de los colaboradores habituales de Oliver Stone, el productor Moritz Borman dice que es natural buscar paralelismos entre SALVAJES y las primeras películas del director, pero que a éste nunca le ha interesado volver a pisar los mismos caminos. "Está claro que muchos compararán SALVAJES con algunas de las primeras películas de Oliver", dice, "pero el estilo y el mensaje son totalmente diferentes, la historia no tiene nada que ver. Sin embargo, recupera la intensidad de ciertas películas suyas. Siempre tiene algo que decir y por eso sus películas sobreviven a través de los años".
El otro productor Eric Kopeloff añade que el director está tan interesado en los personajes como en el telón de fondo geopolítico: "Es lo que le entusiasma de hacer cine, el viaje que realiza con el personaje. Oliver nunca deja de intentarlo, nunca se rinde, siempre hace cosas diferentes para expandir el medio".
Trasladar una premiada novela a la gran pantalla es a menudo arduo. Por ejemplo, el final explosivo de la película, que Oliver Stone compara a un espagueti western, no sigue al pie de la letra el contenido de la novela. Esta divergencia, según el productor, "forma parte del proceso de pasar de un medio a otro". Y añade: "Hay que tomarse libertades al adaptar un libro a una película, tanto desde la perspectiva de la historia como de la duración. Si se rodara cada escena de la novela, la película duraría cinco horas. Fuimos fieles a la novela, pero también nos tomamos libertades cinematográficas para realzar algunos puntos de la historia y conseguir imágenes más espectaculares".
Don Winslow explica las diferencias que hay entre escribir una novela y un guión. "Un novelista debe ser consciente de que son dos medios diferentes con requisitos diferentes, y reconozco que uno tarda un poco en acostumbrarse. Por ejemplo, el capítulo de un libro puede lograr un único objetivo, mientras que una escena tendrá que cumplir dos o tres simultáneamente. El trabajo de guionista es sumamente exigente y obliga a tener en cuenta toda una serie de factores".
En la narración, el cartel de la Baja aprecia el producto y el trabajo de Ben y Chon, y quiere hacerse con su negocio. Pero desprecia su estilo de vida, y más aún la poco habitual relación con O. Por otro lado, el cartel y sus métodos indignan a Ben, Chon y O. En varios momentos, a medida que el enfrentamiento entre los tres y el cartel se hace más inexorable y violento, no queda muy claro qué lado es el más salvaje. Oliver Stone dice, resumiendo: "Es irónico, pero ambos lados tratan al otro de salvaje".
Emprendedores entregados: El reparto del thriller
"Los animales deben estar enjaulados".
- Dennis
Desde Tom Cruise en Nacido el 4 de julio, pasando por Val Kilmer en The Doors y Michael Douglas en Wall Street, hasta Woody Harrelson en Asesinos natos, Oliver Stone es conocido por obtener interpretaciones excepcionales de los actores que escoge. El estilo de trabajo del director, un observador nato que se inclina por un enfoque al servicio de la actuación y de la narración, suele ser descrito por el equipo artístico y técnico como "duro, pero justo".
Oliver Stone sabía que no podía fallar escogiendo a los actores capaces de hacerse con los caracteres caleidoscópicos de los personajes. SALVAJES se basa en un amplio reparto con historias paralelas que llevan a un explosivo punto culminante. Más aún, la lucha entre el cartel de la Baja y el trío formado por Ben, Chon y O expone motivaciones emocionales muy complejas, así como la fragilidad de cada personaje. O no es una chica que solo quiere pasárselo bien, y Chon es mucho más que un matón impasible. Irónicamente, el pacífico Ben, cuando se encuentra al límite, es capaz de desplegar una violencia tremenda. Elena, a pesar de todo su poder e indiferencia letal, tiene un lado maternal y se siente sola. El metódicamente brutal Lado tiembla ante su grácil jefa, mientras que Dennis, a pesar de su enorme astucia, es un superviviente férreamente leal a su familia.
Muy al principio del proceso de casting, Taylor Kitsch apareció en el radar de Oliver Stone como posible protagonista. Cuando el director le ofreció el papel de Chon, el actor reaccionó como habría hecho Chon. "Había leído la novela y se decía que Oliver estaba interesado, incluso que tenía la opción", recuerda. "En ese momento pensé: Soy capaz de matar a alguien para hacer ese papel, y cuando me enteré de que Oliver iba a dirigir la película, ni me lo pensé".
El ex SEAL de la Marina estadounidense fue entrenado para matar y utiliza sus conocimientos para defender a las personas que más quiere, O y Ben. El actor explica qué motiva a un personaje convencido de que las drogas son una respuesta racional a la locura: "Chon es un tipo que está de vuelta de todo. Se tragó tanta mierda en Afganistán que reacciona a cualquier cosa con violencia. Pero es totalmente diferente cuando está con Ben y O. Con ellos baja la guardia, ríe, hace bromas. Su único objetivo en la vida es proteger a Ben y a O, y es capaz de matar para conseguirlo".
Al hablar de su relación con el director, Taylor Kitsch dice: "Oliver pertenece a la vieja escuela. Todo gira alrededor del trabajo, y le admiro por eso. Me gusta que haga pausas, se tome el tiempo de hablar de la escena y de trabajarla. Es tranquilizador. Pero más vale estar en forma. No se le escapa un solo matiz, una sola mirada. Pregunta por qué haces esto o aquello, lo que te obliga a prepararte aún más. Y si te equivocas, y a todos nos ocurre, lo dice claramente. Como actor, te obliga a estar muy atento, lo que mejora mucho la interpretación".
Blake Lively es la preciosa y cariñosa O, un espíritu libre que, después de ser secuestrada, se muestra tan resistente como el cartel de la Baja. Oliver Stone cuenta por qué escogió a la actriz: "Blake es una intérprete impresionante. Solo tiene 23 años, pero puso todo su empeño en el personaje y no tuvo miedo de nada. A menudo la rodábamos con una iluminación nada halagadora, pero nunca se quejó".
La actriz también es la voz de SALVAJES, ya que O narra la historia. El director usó la técnica de la voz en off con la mayor eficiencia posible: "La idea de que O narrara la película surgió naturalmente a partir del libro, donde cuenta la historia al lector. Pero una película con voz en off tiende a socavar la tensión. Ya que el libro contiene más de cien escenas y muchísimos personajes, muchos más de lo que podíamos permitirnos en una película, nos esforzamos en minimizar la información y usar la voz en off para conectar los puntos suspensivos".
A Blake Lively le gusta que "O sea el hilo que conecta a todos". En la película tiene escenas con casi todos los actores. Describe el rodaje como "intenso, tumultuoso y exigente". Y añade: "Es increíble porque estoy en el mundo de cada personaje, desde mi vida privilegiada con los chicos en Laguna, hasta que me torturan, me meten en una jaula y me mandan a Tijuana. Fue todo un reto pasar por cosas tan diversas en una sola película, desde la felicidad más absoluta hasta el dolor más tremendo".
La intérprete, que ha crecido en el sur de California, se sintió fascinada por una familia tan poco tradicional y el enorme cariño que cada uno demuestra sentir por los otros dos. Quiso tratar a O con respeto: "Me parece que la razón principal por la que Chon, Ben y O están juntos es porque forman una familia. Ninguno tuvo una familia de verdad. No pudieron apoyarse en nadie, y nadie iba a ayudarles antes de conocerse".
Aaron Taylor-Johnson es el pacífico Ben, el otro amante de O y reacio compañero de armas de Chon, que se ve envuelto muy a su pesar en el conflicto con el cartel. Fue uno de los primeros actores que Oliver Stone escogió, aunque todavía no sabía qué papel le daría. "Aaron fue uno de los primeros actores con los que me reuní en Londres", recuerda el director. "Me pareció una cara nueva, fresca. Le dije que era perfecto para la película, pero que no sabía qué papel tendría. Le pedí que esperara y lo hizo. Rechazo una película de importancia para estar con nosotros".
Puede que Ben, más que cualquier otro personaje, deba encontrar y aceptar al salvaje que lleva dentro, algo nada fácil para un autoproclamado pacifista. "Ben acaba siendo violento", explica Oliver Stone. "Es irónico porque le gustaría no mojarse, pero al final lo hace y empieza a darse cuenta de lo difícil que era llevar su sueño a la práctica. Creo que nadie consigue vivir sin mojarse, todos acabamos salpicados en un momento u otro".
Aaron Taylor-Johnson reconoce que Oliver Stone fue la razón por la que aceptó participar en la película sin saber qué papel haría. Se entusiasmó al saber que era Ben: "Oliver es uno de mis héroes. Es un guionista y un realizador impresionante; es asombroso cómo sabe armar el rompecabezas con originalidad", dice el actor. "Fue genial formar parte del puzzle. Nunca había tenido un papel parecido a éste, pero confiaba plenamente en Oliver. Es muy exigente, siempre intenta conseguir más, pero al mismo tiempo, protege a los actores. Para un papel como el de Ben, que incluía mucho trabajo emocional además de una fuerte dosis de testosterona, Oliver me ayudó a encontrar la fuerza y el equilibrio necesario".
Además de los tres actores protagonistas, también necesitaba a intérpretes muy específicos para los papeles secundarios. Construyó un núcleo compacto y sin fisuras en el que se encuentra John Travolta en el papel de Dennis, el corrupto agente de la DEA; Salma Hayek, nominada a un Oscar, en el papel de la despiadada e imperiosa Elena, la jefa del cartel de la Baja, y Benicio Del Toro como Lado, su letal mano derecha.
A ambos lados de la guerra se encuentra Dennis, un agente de la DEA tan afable como manipulador. Es un reconocido oportunista que juega una mano con Ben y Chon y la siguiente con Elena y Lado. John Travolta, nominado en dos ocasiones por la Academia de Hollywood, se encarga de dar vida a un agente que se ensució las manos hace tiempo. "Siempre pensé en John para encarnar a Dennis", dice Oliver Stone. "Siempre había querido trabajar con él. Tiene la capacidad de proyectar una amabilidad ambivalente, lo que encajaba a la perfección para el papel del agente de la DEA que juega en los dos bandos".
El actor se sintió atraído tanto por la historia como por el papel: "El guión me impactó. Pensé que sería una película genial y me apetecía mucho participar". Añade que Oliver Stone es un director que tranquiliza y aprecia a los actores: "Le gustaba mucho que yo hubiera hecho tantos personajes diferentes; entendió mi proceso de interpretación. Ayuda mucho, sobre todo porque en un papel secundario como el de Dennis, que en cierto modo sirve para conectar las piezas, es importante sentirse cómodo. Además, Oliver tenía una visión para la película, lo supe en cuanto entré en el proyecto. SALVAJES es totalmente Oliver Stone, con mensajes políticos, morales. La trama es actual y relevante".
La complicada vida de Dennis, padre de dos hijas pequeñas y cuya esposa sufre una enfermedad terminal, le obliga a tomar caminos a veces algo oscuros. John Travolta habla de su personaje: "Como actor, debía hacer entender al espectador por qué cobra del gobierno y del cartel. Pero encuentra formas para justificar la parte menos clara de su vida. Al igual que los otros personajes, es vulnerable, tiene una cierta dualidad. Sí, no siempre hace lo que debe, pero es humano e impresionable".
El mayor premio que Dennis puede imaginar es entregar a sus supervisores a Elena Sánchez, la jefa del cartel de la Baja que "negocia" con Ben y Chon para hacerse con su negocio. Salma Hayek reconoce que solo en contadísimas ocasiones le han ofrecido un papel como el de Elena, la mujer que ordena el secuestro de O y acaba sintiendo cariño por la joven. "No me suelen proponer papeles de mala, por eso disfruté mucho interpretando a Elena. Es fuerte, y vive en un mundo duro y violento donde suelen mandar los hombres. Su posición ya sería difícil y desalentadora para un hombre. Elena tiene algo de intimidante y la han apodado "La Reina". Para que el cartel funcione, debe infundir miedo y respeto nada más verla".
La actriz habla del mundo de Elena y de su dolor: "Su única debilidad se debe al terrible dilema que la persigue, pero eso también nos permite encontrar puntos con los que identificarnos con ella. Su talón de Aquiles es su hija, a la que no ve. Y cuando O entra en su vida, Elena se hace más frágil. No es completamente inhumana por muy mala, fuerte y fría que aparente ser. El personaje me interesaba; además tendría el privilegio de trabajar con Oliver Stone y con un magnífico reparto, por lo que la decisión no fue difícil".
El hilo conductor político de la narración también atrajo a la actriz, que ha seguido las complejidades de la lucha contra las drogas. "Soy mexicana y conozco algunos aspectos de la vida de Elena", dice. "Forma parte de la vida diaria en mi país. Espero que esta película consiga que la gente entienda el nivel del problema de la droga entre México y Estados Unidos. No es solo un problema de México, sino compartido. Un país vende y el otro compra, y el asunto se les va de las manos a ambos gobiernos".
Durante los ensayos, el director puso a prueba la resistencia de la actriz y descubrió muy pronto que no debía preocuparse de que Salma Hayek no fuera lo bastante dura. Le pidió que repitiera numerosas veces una escena clave en la que Elena "destripa" verbalmente a Lado y a Alex. Furiosa al descubrir que ha habido un fallo en su operación, ataca a los dos hombres con una ristra de insultos y amenazas en una mezcla de español e inglés.
Salma Hayek dice que le gustó trabajar con el realizador: "Llevaba queriendo trabajar con Oliver desde siempre. Me sentí muy feliz durante el rodaje, aunque algo triste cuando terminamos. He cumplido uno de mis grandes sueños, y ya no podré volver a soñarlo".
Lado es el hombre de Elena al otro lado de la frontera, se ocupa de las operaciones del cartel de la Baja en el sur de California. Su exigente jefa está empezando a sacarle de quicio y usa tácticas brutales para abrirse camino en solitario. Benicio Del Toro tuvo que llegar a lugares muy oscuros para interpretar al psicópata que dispara a sus detractores en la rótula, ejecuta a esbirros leales y azota sin piedad a un compañero para sacarle una confesión falsa. "Cuando se oye lo que cuentan las personas que han participado o han sido víctimas de la guerra entre carteles", dice, "cuando se escuchan testimonios de ambos lados, la historia cobra seriedad y enfoque".
Al igual que gran parte del reparto, el oscarizado actor aceptó trabajar en SALVAJES por el legendario director de la película. "Oliver es como un entrenador que solo entrena para ganar", dice Benicio Del Toro. "Observa y escucha. Conoce las escenas como la palma de su mano. Te empuja, te enfadas y te vuelve a empujar. Estás a punto de explotar y te mira, sonriendo. Ruedas la escena sin saber realmente qué has hecho, pero cuando la ves, funciona y entiendes por qué quieres trabajar con Oliver Stone".
Benicio Del Toro y Salma Hayek tenían varias escenas juntos. A pesar de que el actor le saca fácilmente una cabeza a la intérprete y pesa probablemente 50 kilos más, no cabe duda de que Elena mandaba. "Me presentaron a Salma hace años", dice Oliver Stone. "Sabía que era dura y que podía hacer de jefa de cartel. Me encanta que el personaje de Benicio se incline ante ella. No tiene miedo a nadie, excepto a su jefa. Me gusta lo que ha hecho Benicio con su personaje. Lado es un monstruo, pero ha conseguido humanizarle".
Salma Hayek reconoce que lo pasó bien dando órdenes a Benicio Del Toro. "Me encantó ir de jefa y dar órdenes a unos tíos muy duros", dice, riendo. "Tener a unos tipos tan machos como Benicio Del Toro y Demián Bichir trabajando para mí casi puede describirse como una fantasía femenina".
"Fue genial trabajar con Salma", dice Benicio Del Toro. "Además, su personaje lleva a Julio César Chávez en la sangre, y eso complementa su belleza".
Otros actores de importancia se unieron al reparto coral de SALVAJES, entre los que están Emile Hirsch como el contable Spin, un genio de los números, y Demián Bichir, nominado a un Oscar, en el papel de Alex, el sofisticado abogado y principal negociador del cartel. El actor había trabajado anteriormente con Benicio Del Toro en Che, el argentino, de Steven Soderbergh, en el papel de Fidel Castro, y con Salma Hayek en el telefilm "In the Time of the Butterflies", que también produjo la actriz.
Demián Bichir explica qué le atrajo del papel: "Siempre he pensado que los seres humanos tenemos cosas buenas y malas. Podemos ser maravillosos y terribles. Lo llevamos en los genes y es difícil cambiar; todo ser humano lleva un salvaje dentro. Algunos lo desarrollan y otros prefieren alejarse de esa posibilidad. Muy a menudo no nos preocupamos de los vecinos, ni siquiera les saludamos en el ascensor. Vivimos en una burbuja y eso nos convierte en salvajes".
En cuanto a su experiencia en el plató, añade: "Me encanta el tenis, y siempre que se juega con un gran jugador, se mejora mucho. Lo mismo pasa trabajando con Benicio. Es un actor fantástico, muy potente. Lo mejor de Lado y Alex es que son totalmente diferentes: Alex es elegante, viste con cuidado; Lado es primitivo, sin pulir. Casi todas mis escenas con Salma son conversaciones a través de la pantalla de un portátil, excepto en una donde siente que la hemos engañado. Hacía años que no la había visto y está fantástica. Tiene una enorme confianza en sí misma, es muy elegante y trabaja mejor que nunca".
Emile Hirsch, que da vida al renegado Spin, un genio de los números y del ordenador, descubrió que compartía el mismo tipo de humor con el realizador. "Nuestro sentido del humor es muy parecido y nos hacíamos reír mutuamente", dice. "Era como un oso afable, pero observador, siempre concentrado en los detalles".
Para interpretar al cerebro financiero de la multimillonaria operación de Ben y Chon, el actor tuvo que aprenderse una jerga muy especial, aunque reconoce que el director le dio margen para que no fuera exagerado. "Obviamente, no entiendo las complejidades del blanqueo de dinero", explica. "Me limité a aprenderme los diálogos y a usarlos dentro del contexto de la escena. Pero así es la magia del cine y de la narración".
Tanto los papeles femeninos protagonistas como los secundarios de SALVAJES son independientes, fuertes, sexy, inteligentes y atractivos. La relación entre Elena, O y Magda (SANDRA ECHEVERRÍA), la hija de Elena, oscila entre la dominación, el cariño y la traición. Son mujeres fuertes. Incluso cuando Ben y Chon planean rescatar a O, ésta nunca es una damisela en apuros. Más aún, O, Elena y Magda comparten una complicada afiliación simbiótica con tanto peso o más que las armas de Chon y Lado. "Disfruté mucho con la interacción y la influencia de mujeres tan dinámicas como estas", dice Oliver Stone.
En la familia Sánchez la muerte es habitual. El marido y los dos hijos de Elena murieron de forma violenta. Por eso decidió mandar a su hija Magda a vivir a California. El director quería explorar el coste que esto implicaría para Elena. Criada en las leyes del cartel, Magda no tiene problemas en aceptar el dinero que le envía su madre para que siga viviendo en el lujo y la indulgencia.
"La relación entre Elena y Magda es cruel y distante", explica el realizador. "La hija se parece bastante a la madre, pero no tiene tanto corazón. Elena transfiere sus sentimientos maternales hacia O y casi la adopta, a pesar de haberla secuestrado. O y su madre apenas se ven y la joven también empieza a sentir afecto por Elena. Pero al final habrá una lucha de poder entre las dos mujeres a pesar del extraño cariño que las une".
Salma Hayek habla de su relación con las dos jóvenes actrices: "Las dos chicas son geniales. Blake es inteligente, divertida, profesional, imaginativa y un poco rara, pero en el buen sentido. Demostró ser valiente, no le daba miedo expresar sus sentimientos. El primer día de ensayo, cuando empezó a hablar del personaje y de la estructura del guión, estaba convencida de que íbamos a pasarlo bien. Empezamos a trabajar las escenas que teníamos juntas y cuando llegó la hora de rodar, descubrí que había tomado nota de todo. Confío plenamente en ella. En cuanto a Sandra, fue un placer conocerla y trabajar con ella".
Sandra Echeverría dice: "Siempre he admirado a Salma. Es una mujer fuerte, inteligente y sexy que ha sabido hacer realidad sus sueños. Fue maravilloso ver cómo canalizaba esas cualidades en Elena. Ahora que la conozco personalmente, la admiro aún más. Está llena de ideas, de sugerencias, de energía, y es tremendamente generosa".
Prueba de vida: Los ensayos y la documentación
"La adrenalina es la manera que tiene la naturaleza
de decirte que no lo jodas".
- Chon
Los actores ensayaron durante dos semanas antes de que empezara el rodaje, además de los ensayos exigidos por Oliver Stone previos a algunas escenas. Estos últimos podían durar horas. Tanto los actores como el realizador se sumergían en las largas secuencias que se rodarían en los días siguientes. Después de organizar las pautas físicas y emocionales de las escenas, Oliver Stone pedía al equipo técnico que observara el resultado mientras explicaba la escena nuevamente, lo que le permitía darles a todos una visión general del trabajo que les esperaba. En una película con tantos personajes y un guión tan complicado como SALVAJES, este tipo de ensayos son absolutamente necesarios.
Pero no era nada nuevo para el director. "Siempre ensayo las escenas generales antes de rodarlas", explica. "Y en esta película había algunas de suma complejidad, con cinco o seis personajes principales y con diálogos importantes. Es necesario ensayar para saber cómo moverse en la escena y de qué trata. Aunque se explique antes, todo queda mucho más claro en el ensayo. El plan de filmación real nace de los ensayos. Sin un ensayo muy definido, el rodaje puede ser caótico. Surgen preguntas, aparecen nuevas posibilidades
"
El proceso, mezcla de preparación y espontaneidad, según Eric Kopeloff, es una de las partes que más gusta a Oliver Stone: "Planificamos lo máximo posible por adelantado, y Oliver disfruta con la experiencia. Algunos directores quieren crear el momento perfecto, pero a él le gusta verlo evolucionar. Por eso sus películas son interesantes, porque aporta energía y determinación a las escenas, sin olvidar el descubrimiento. Sabe adónde quiere ir, pero explora el camino con los actores. Siente un auténtico cariño por los personajes, la historia y, sobre todo, los diálogos. Para él es muy importante que el diálogo suene bien, que los actores se sientan cómodos con las frases. No se trata de él ni del guión, sino de cómo quedará en la pantalla".
Uno de los ensayos más elaborados tuvo lugar en un valle de los montes Vasquez Rocks al norte de Los Ángeles, también conocido como el "tazón del desierto". Oliver Stone, gran parte de los actores protagonistas y todo el equipo ensayaron la escena final de la película. Empezaron bajo un sol de justicia a media tarde y no acabaron hasta bien entrada la noche.
El director explica la razón de las largas horas de trabajo: "Sabía de antemano que el ensayo sería largo porque la escena era muy complicada y muy importante. La dejé en seis personas, un desierto, un enfrentamiento y francotiradores. Era tan simple como un western. Pero había que prepararlo todo: cuándo se dispara, cuándo se rompe algo, cuántos disparos hay".
Hace tiempo que Oliver Stone usa los servicios de asesores técnicos para que sus películas parezcan realmente auténticas. Entre ellos se encuentra el coordinador de especialistas KEITH WOULARD. "Keith fue la persona clave en esa escena", dice el realizador. "Fue miembro de los SEAL y nunca pierde la calma a pesar de tener que enfrentarse a momentos complicados. Es la paciencia personificada".
Es verdad que Keith Woulard tuvo un compañero entusiasta, Taylor Kitsch, totalmente decidido a adoptar los métodos de su personaje siempre que se pudiera. En la escena final hay un momento en que Chon debe aparecer por detrás de un todoterreno y atravesar una zona desprotegida mientras corre agachado, en zigzag, hacia Lado y Elena, disparando con la intención de matarlos, con varias cámaras rodándole. Pero el actor estaba tan metido en el papel que la primera toma fue impecable.
"Me entrené con un ex SEAL antes del rodaje", dice Taylor Kitsch. "Fue increíblemente abierto conmigo. No solo me enseñó a disparar armas semiautomáticas, también me habló de Irak y Afganistán, de sus compañeros. Me ayudó mucho a entender quién era Chon".
Para SALVAJES, Oliver Stone reunió a un trío de expertos encargados del asesoramiento: RALPH ECHEMENDIA, un pirata informático como pocos; PATRICK FOURMY, el hombre que lo sabe todo del cannabis, y EDDIE FOLLIS, un exagente de la DEA. Posiblemente no habrían estado nunca en la misma sala si no hubieran trabajado en la película.
Oliver Stone estaba empeñado en ser lo más verosímil posible, sobre todo tratándose de "cultivadores locales de maría, y de la influencia e impacto del cartel mexicano. Se trata del comercio de marihuana, y se suele haber mucha información falsa y exagerada por parte de los medios. Cuando rodé El precio del poder, quise saberlo todo acerca de la cocaína, cómo se enviaba, quién se encargaba. Y ahora he intentado documentarme del mismo modo, aunque es difícil enterarse de algunos datos".
"Por eso recurrí a Eddie", dice el director. "Nos dio datos interesantes y, además, Don Winslow empezó a estudiar ese mundo hace años, como Patrick, que lleva mucho tiempo en el negocio de la maría y en la industria de la música. Se trata de un hombre generoso, de una inteligencia superior, que fue una especie de Svengali para nosotros. Gracias a lo que me contaron y lo que leí, me familiaricé con las excentricidades de los cultivadores independientes de marihuana. No se trata de un cartel, cada cultivador tiene ideas muy particulares. Ralph se cercioró de que las escenas clave donde Ben y Chon usan el espionaje cibernético estuvieran actualizadas".
Ralph Echemendia se aseguró de que el blanqueo de dinero, la vigilancia electrónica y computerizada, así como la piratería informática correspondiesen al siglo XXI. "Soy lo que se llama un pirata ético", explica el asesor. "Me especializo en seguridad cibernética, sobre todo ofensiva, lo que significa entrar en sistemas ajenos. Oliver quería que las escenas de piratería fueran realistas. Por ejemplo, ahora hay sistemas de almacenamiento de datos parecidos a una tarjeta de crédito, nada de memoria flash. También aparecen logotipos reales y las bebidas energéticas que tomamos si debemos trabajar toda la noche".
Gracias a su trabajo en la DEA, Eddie Follis ha vivido en el sureste de Asia, Latinoamérica, Oriente Medio y, finalmente, Los Ángeles, donde era un agente especial encargado de las operaciones de escucha a bandas y carteles. "En realidad, yo era como Dennis, aunque sin ser corrupto", dice.
Colaboró con John Travolta y Oliver Stone para que el agente de la DEA fuera absolutamente creíble. "Me reuní cuatro tardes con el Sr. Travolta en Dallas. En primer lugar, es un caballero de pies a cabeza. En segundo lugar, tiene una capacidad de aprendizaje increíble. Quería saberlo todo. Hizo las preguntas oportunas para entender los universos en los que se mueve Dennis. Es un mundo falso y turbio, pero se zambulló en él sin dudarlo".
"Le hice toda clase de preguntas", dice John Travolta. "Eddie era una versión de Dennis. Yo quería saber qué se sentía al estar con alguien a quien se acabaría traicionando con el tiempo. Me dijo que era duro porque solía sentir afecto por esas personas, pero también sabía que nunca sabrían que él les había delatado. Me pareció fascinante. ¿Hasta dónde se puede llegar para engañar a todo el mundo? La verdad, hay que llegar muy lejos porque está en juego tu vida, el gobierno, todo".
Eddie Follis también convenció a una serie de delincuentes para que los actores pudieran hablar con exmiembros de los carteles. El actor inglés Aaron Taylor-Johnson, cuyo personaje es el que más sabe del negocio, pasó por un curso intensivo acerca de la cultura de la maría en Estados Unidos.
"Había personas geniales durante la preproducción y el rodaje para ayudarnos", dice. "Muy al principio, Eddie nos presentó a miembros del cartel colombiano. Fue increíble y algo aterrador oírles contar cosas. Oliver quería que estuviéramos muy preparados; debíamos saber de qué se trataba realmente. Solo así todo parecería natural".
No se puede rodar allí: Diseño y decorados
"Todo empezó aquí, en el paraíso de Laguna Beach,
donde dicen que Dios aparcó el séptimo día,
y la grúa se lo llevó el octavo".
- O
SALVAJES empieza como el idílico sueño californiano. Pero según avanza la película, la ensoñación se hace pesadilla. "Cuanto más descabellada era la idea, más entusiasmaba a Oliver", dice el diseñador de producción Tomás Voth. "La película se titula SALVAJES, lo que implica una visión ligeramente alterada de la realidad. Desde el principio estuvimos de acuerdo en que contenía una hipocresía latente: quién trata a quién de salvaje, además de que cualquiera puede convertirse en un salvaje. También está el complicado tejido de estadounidenses y mexicanos en California. La frontera existe, pero la proximidad es tan grande que casi no se nota. Queríamos trasladar todo esto a un lenguaje visual con colores fuertes y vibrantes. La película no debía ser monocromática, pero debía tener asperezas, y eso me permitió hacer cosas más estrambóticas".
El complicado rodaje empezó en una casa en la playa de Malibú, antes de desplazarse a la presa Pyramid en las montañas al norte de Los Ángeles, a Dana Point y a Laguna Beach al sur, a los alrededores del valle de San Fernando y a Pacific Palisades, así como al centro de Los Ángeles.
"He diseñado muchos decorados, pero no me parecía lo adecuado para esta película", dice el diseñador de producción. "Los decorados naturales nos inspiraron a Oliver y a mí, y pasaron a formar parte del diseño de la película. Dependiendo de la distribución de una casa o de la geografía de un paisaje, Oliver modificaba ligeramente la escena. Cada localización afectó a la dinámica de la escena correspondiente".
El productor Eric Kopeloff añade: "Si teníamos que construir algo, intentábamos hacerlo en un decorado natural. Acabamos rodando en un plató durante un día porque necesitábamos cuatro decorados diferentes y era la única forma de conseguirlo. Pero el 95 por cien de las localizaciones son naturales y lo más parecidas a la descripción del guión dentro de lo que cabe. Lo que se ve por la ventana es realmente el océano y una puesta de sol. Es verdad que dificulta el rodaje, pero cuando se filma una escena y pasan unos pájaros volando, es real, y ayuda para los actores".
"En un principio, la idea era rodar una tercera parte de la película en el condado de Orange y el resto en Los Ángeles", explica el productor. "Queríamos rodar en primavera y en verano por la luz, pero empezaron a surgir impedimentos. En algunos sitios no estaban entusiasmados debido al contenido de la película. También está el hecho de que el verano es la temporada alta en Laguna Beach por el turismo, y no nos quedó más remedio que esperar hasta septiembre para rodar las escenas en la playa".
El patio de recreo de los ricos
El rodaje empezó en Malibú, que hizo las veces de Laguna Beach. "Oliver prefiere rodar en orden cronológico para permitir que los actores se hagan con el papel. Es recomendable siempre que la logística lo permita", explica el productor Moritz Borman.
Durante unas dos semanas se rodó en una casa que había pertenecido a un exjugador de béisbol, con impresionantes vistas al Pacífico. La residencia de O, Chon y Ben tiene techos abovedados, puertas correderas de cristal y una zona exterior con barbacoa y jacuzzi. Tomás Voth añadió coloridos tapices indios y pequeñas capillas dedicadas a diversas deidades hindúes por la casa y salpicó las paredes con cuadros estilo pop de colores vibrantes. No se olvidó de la parafernalia típica de un cultivador (y fumador) de hierba.
Asimismo, tuvo que crear una versión de México en California, concretamente la mansión de Elena. La residencia, uno de sus numerosos domicilios, debía reflejar poder, riqueza y aislamiento. Encontraron una fantástica propiedad llamada rancho "Hummingbird Nest" en los montes Santa Susana que podía pasar perfectamente por una hacienda de México gracias a la arquitectura de estilo español, las cuadras, las fuentes, una enorme piscina, una fachada llena de ventanas y un dormitorio principal digno de la realeza. El rancho puede acomodar hasta 5.000 personas; sin embargo, solo estaba ocupado por Elena y sus guardas.
La imponente casa deja entender claramente que Elena vive en la soledad más absoluta a pesar del poder y del dinero que tiene. "Ser la reina del cartel, sobrevivir, perseverar y tener éxito dice mucho de la ambición de esa mujer", explica el diseñador de producción. "Queríamos que su casa reflejara la ambición y el precio que había pagado para llegar a la cima. Debía ser elegante, impactante y mostrar lo que es llegar a la cima en la más absoluta soledad. Por suerte, encontramos un lugar increíble en el valle Simi que se parece mucho a Tijuana".
Los diseños de Tomás Voth ayudaron a Salma Hayek a penetrar en su personaje mucho antes de que las cámaras empezaran a rodar. "Tomás tuvo la gentileza de pasarme grandes dibujos de la mansión de Elena para que la entendiera mejor. Un día, mi marido los vio y me preguntó si quería comprar otra casa, pero le contesté que no era necesario, ya era mía".
Un vivero poco habitual
Oliver Stone y Tomás Voth visitaron varias casas en la zona de Los Ángeles donde se cultivaba marihuana para documentarse acerca del negocio de Ben y Chon. "Había por todas partes, desde el valle al centro", relata el diseñador, "pero se trataba de unas cuantas plantas debajo de unas lámparas. Necesitábamos algo mucho más cinematográfico y volví a mi primera idea, la de una casa con piscina. Encontramos el sitio perfecto en Pacific Palisades: una construcción de los años sesenta con un patio cubierto y una piscina".
La casa está encaramada en una estrecha colina con magníficas vista a los montes Topanga y al Pacífico. A pesar de las dificultades que suponía llegar por una estrecha carretera con curvas, era el lugar ideal para un invernadero a gran escala. El atrezo requerido comprendía jarras de cristal donde guardar la hierba seca, centrifugadoras, un analizador de espectro, un sistema de goteo, lámparas para dar calor y una piscina interior llena de tierra con una prodigiosa cantidad de plantas de maría falsas.
Pero llenar la zona de la piscina con cannabis representó un auténtico reto para Tomás Voth y su equipo. Para empezar, no era posible alquilar plantas auténticas. "Por razones legales no podía haber una sola planta de verdad en el rodaje", explica el diseñador. "Tardamos meses en encontrar una forma de que las plantas falsas parecieran auténticas para los planos más abiertos. Cuando se trabaja con plástico y seda, a veces cuesta que estos materiales parezcan organismos vivos. Para los planos más cortos, combinamos varios materiales hasta conseguir lo que buscábamos". Y añade, con una sonrisa: "No recomiendo fumar esas plantas".
El efecto era de lo más realista, y la directora artística LISA VASCONCELLOS dice: "Lo mejor era cuando alguien ajeno al rodaje venía a vernos. Entraba en el decorado y se quedaba asombrado, se acercaba a las plantas para olerlas. Es lo bueno del cine".
Rezando a la Santa Muerte
Aparte de Elena, Lado se inclina ante otra patrona mucho más siniestra, la Santa Muerte. El objetivo de Lado es aumentar el negocio del cartel de la Baja al norte de la frontera y cimentar el reinado de su jefa mediante el terror. Su tapadera es una pequeña empresa de jardinería, pero cuando él y su equipo llegan en un viejo camión lleno de instrumentos letales, no se limitarán a podar unas cuantas ramas. La empresa se llama "La guadaña". La camioneta de la compañía lleva una enorme hoz, varias hachas, sierras eléctricas y otras herramientas atadas a la parte exterior de la puerta trasera. Una figurita de la Santa Muerte preside el salpicadero del vehículo.
El curioso fenómeno de la Santa Muerte se ha descrito como un culto mexicano a la muerte. Según Tomás Voth también es una reinterpretación actual de otros iconos religiosos. "Han sustituido a la Virgen de Guadalupe por un esqueleto vestido de virgen", explica. "Le rezan y le piden favores. Es una fusión entre las tradiciones mexicanas del Día de los Muertos, el catolicismo y el ocultismo caribeño. Los creyentes piden que les proteja, pero también que sus disparos den en el blanco. Me pareció un reflejo alucinante de Lado y de todo lo que representa. El camión se convirtió en la representación física de la Santa Muerte. Lo llené con todo lo que encontré que tuviera filo. En vez de colocar las sierras eléctricas dentro, se me ocurrió colgarlas fuera para añadir algo a la silueta del vehículo. Quería comunicar la sensación de que si el camión estaba aparcado delante de tu casa, más te valía rezar".
Lado tiene un cierto aspecto Grand Guignol que queda patente en el almacén del centro, donde se dedica a sus juegos macabros. En un fétido sótano, la mano derecha de Elena se dedica a presidir las sesiones de tortura.
"Reconozco que llegué a lugares muy tenebrosos para crear el decorado", dice Tomás Voth. "En el guión se describe como un almacén, pero pensamos que debía ser algo más. Esta gente se dedica a torturar y a matar sin miramientos. Por eso quería que fuera una especie de fosa de la que no había escapatoria posible. Además, eso permitía al público ver el espectáculo desde arriba, un poco como los romanos observando a los cristianos ante los leones".
Oliver Stone sugirió que los hombres de Lado también podían destilar su propio tequila. El diseñador de producción sigue diciendo: "Lado y sus hombres siempre superan en número a la presa y suelen emborracharse durante las sesiones de tortura. El almacén/sótano les sirve de guarida, es el lugar donde comen, beben, ven la tele, llevan a mujeres, aunque el suelo y las paredes estén manchadas de sangre. Se convirtió en algo sacado del Infierno de Dante. Al cabo de tres días, dos de preparación y uno de filmación, no aguantaba más ahí dentro. Tenía que salir como fuera".
El tiroteo final
Puede que el decorado natural más complicado fuera la presa Pyramid, situada en la parte derecha del acueducto de California, construido en el condado de Los Ángeles. Los escarpados montes y los valles que rodean la presa sirvieron de escenario para la tremenda confrontación entre los hombres de Ben y Chon y el cartel. Es la primera película que obtiene autorización para rodar tan cerca de la presa y para usar balas de fogueo y explosiones en pleno verano. Las secuencias se rodaron en agosto, y al segundo día, la temperatura sobrepasaba los 34 grados. "Las vistas eran impresionantes", recuerda el director, "pero teníamos que trabajar muy deprisa en condiciones muy duras. Solo diré que todo el mundo dio lo mejor de sí".
En vez de recurrir a los efectos visuales durante la posproducción o de rodar en diversas localizaciones, Oliver Stone se sirvió de la situación de las carreteras y de los montes para filmar la mayor parte de la crucial escena en el mismo lugar. Haciendo volar varios vehículos por los aires y usando lanzagranadas y bombas caseras, el cineasta consiguió capturar lo que quería. Curiosamente, el equipo había encontrado la localización por casualidad y les dijeron que nunca conseguirían el permiso para rodar allí.
El productor Eric Kopeloff reconoce que rompieron una regla de oro de la producción: "Nunca se enseña una localización a un director sin saber con seguridad que se podrá rodar allí, porque entre cien, es la que querrá. Oliver no conseguía sacársela de la cabeza. Le enseñamos muchas otras, pero siempre decía que debía ser como aquella. Con Oliver no vale decir: No podemos rodar allí. Hablamos con varias agencias gubernamentales para ver si podíamos convencer a algunas, y lo conseguimos".
El rodaje, debido al intenso calor, al terreno abrupto y a la cantidad de escenas que debían filmarse en muy poco tiempo, resultó agotador para todo el mundo excepto para Taylor Kitsch. "Taylor estaba encantado", recuerda Eric Kopeloff. "Se sentía en su elemento, siempre quería más".
Exposición múltiple: El rodaje en anamórfico
"Te recuerdo que si debo hacerlo,
no tendré inconveniente en abrirles la garganta".
- Elena
Para capturar los paisajes únicos de la costa californiana, así como la batalla épica que enfrenta a Ben, Chon y O con el cartel, Oliver Stone y el director de fotografía Dan Mindel decidieron rodar SALVAJES con objetivos anamórficos y en formato panorámico. Al principio, el formato no convencía al realizador, pero confió en el director de fotografía de Star Trek, con el que había trabajado hacía años en varios anuncios, y acabó entusiasmado con el anamórfico. A pesar de haber rodado tres películas con estos objetivos, el director los abandonó a cambio de una mayor rapidez. "Pero Danny me convenció de que podía rodarse igual de rápido en anamórfico y que no salía más caro", dice. "Desde luego, no nos engañó. El resultado es una imagen sexy, que engancha. Además, el objetivo anamórfico da más información y más resolución si se rueda bien. Danny es un genio de la iluminación y un trabajador incansable. Cuando una escena está bien iluminada, se gana mucho tiempo, no hace falta hacer muchas tomas diferentes. Una buena toma aporta toda la información necesaria. Es mejor para los actores porque no necesitan repetir lo mismo una y otra vez. No hay nada peor para la espontaneidad que rodar la misma escena varias veces".
Dan Mindel cree que rodar en anamórfico era necesario para mostrar California tal como es, y lo hizo por razones prácticas y artísticas. "Dado que SALVAJES se rodaba en California, me pareció que se merecía una imagen de alta resolución y la sensación anamórfica", explica. "Era una manera de demostrar a la industria que vale la pena filmar en California y lo mucho que pueden dar los paisajes a una película. En este caso, el formato aportó una sensualidad y una ambientación que probablemente no habría podido capturarse con otro sistema".
Todavía fue más lejos al usar una cámara manual. "La vieja cámara manual me permite dar a los montadores imágenes muy especiales para secuencias más impresionistas. En el contexto de esta película, pude rodar el punto de vista de los personajes cuando están fumados".
La inspiración inesperada: Vestuario y atrezo
"Eso era en México, aquí estamos en Laguna.
Los polis llevan pantalones cortos y van en bici".
- Ben
Cindy Evans, la diseñadora de vestuario, quería que cada personaje tuviera un estilo propio que complementara la imagen de la película. El realizador dice: "Los diseños de Cindy sobresalen. Tiene una onda sexy. Se ha ocupado de Los amos de Dogtown, Thirteeen y La calle de las tentaciones, conoce la mentalidad de Laguna Beach, del sur de California".
Con tantos personajes, era importante contar con una "biblia" detallada del vestuario. "Para documentarme, no me limité a la moda actual en el condado de Orange y en México, visioné clásicos antiguos", recalca la diseñadora. "Reuní todas mis ideas en paneles que me sirvieron de herramienta visual para definir a los personajes". Al igual que Tomás Voth, fue más allá de lo habitual: "Mantuve los diseños dentro del realismo más absoluto, pero con colores y estilos algo exagerados".
El taciturno Chon, que suele llevar ropa muy funcional, siente inclinación por las camisas hawaianas, un detalle que surgió en una conversación con el realizador. "Quería que la ropa de Chon fuese básica, utilitaria", explica Cindy Evans. "Tenía mucho que ver con la actitud de Taylor, con su físico. Intenté dar la impresión de que podría empezar a pelearse en cualquier momento, pero Oliver quería darle un toque más amable, que reflejara momentos más felices. Y aparecieron las camisas hawaianas".
La ropa de Ben es mucho más libre: pantalones anchos, camisas y pañuelos de batik, recuerdos de los numerosos países que visitó mientras buscaba la iluminación. La diseñadora dice: "La idea era darle un estilo sofisticado sin olvidar sus raíces californianas".
O tiene un guardarropa ecléctico y prefiere vestirse a capas. La vemos con un vestido violeta de gasa y un forro blanco debajo que acabará llevando durante gran parte de la película. Poco tiempo después de que Lado la secuestre, solo le queda el etéreo forro blanco. Está inspirado en el cuadro titulado "Ophelia", del prerafaelita John Everett Millais.
Para su personaje, Blake Lively pidió al dibujante SAGE VAUGHN que diseñara los tatuajes de O basados en la naturaleza. "O es un espíritu libre", explica. "Quizá por eso está enamorada de dos hombres, porque quiere ser libre y abierta. Vive una vida privilegiada, pero también ha conocido el dolor. Quería que sus tatuajes le recordaran que debe seguir sonriendo. Sage dibujó los tatuajes de O y los pintó en mi piel para ver cómo quedaban".
El cruel Lado y el abogado Alex son perfectos opuestos a la hora de vestirse. Lado, con sus grandes botas vaqueras y su chaqueta de cuero negro contrasta con los elegantes trajes y corbatas del abogado. "Su manera de vestir forma parte de la jerarquía dentro del cartel", sigue diciendo la diseñadora. "Lado está subiendo por el escalafón, pero es obvio que no llegará nunca arriba. Demián estaba asombroso con los trajes".
La jefa de ambos se inclina por un estilo que recuerda al de las actrices de los años cuarenta: escotes muy pronunciados, hombreras, preferencia por la seda y los colores fuertes, así como por los tacones de aguja. Elena luce un diamante importante, y el jefe de atrezo KIRK CORWIN dice que Salma Hayek tenía ideas muy definidas acerca de la joya. "Salma conoce las joyas auténticas, yo soy atrezista, conozco las joyas falsas. De la forma más amable posible me dijo que las joyas de fantasía podían quedar muy bien, pero que otras quedaban fatal. Aprendí unas cuantas cosas con ella".
Kirk Corwin también sirvió de inspiración para el vestuario de Dennis, el agente de la DEA. "Conocí a John durante su primera prueba de vestuario con Cindy", recuerda el atrezista. "Pensaban en un look más vaquero para él, botas de piel de serpiente y corbata bolo. Fui a hablarle del atrezo, el reloj, el anillo. Y me preguntó si Cindy podía copiar mi ropa, sobre todo mis zapatos. Acabó vestido con lo que llevo para trabajar. La moda no es lo mío, pero al parecer, encajaba con el personaje".