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El fin es mi principio cartel reducidoEl fin es mi principio(Das ende ist mein anfang)
Dirigida por Jo Baier
¿Qué te parece la película?

Basada en el BestSeller® de Tiziano Terzani, dirigida por Jo Baier e interpretada por el gran Bruno Ganz (El Hundimiento) en el papel de Tiziano Ternazi, llega a las pantallas el próximo 20 de mayo "El Fin es mi Principio". La historia de un padre, un hijo y el gran viaje de la vida.


Notas de producción
El único momento que cuenta verdaderamente es el ahora.

"Si una persona anciana te transmite su saber, y si absorbes ese saber, entonces sabrás mucho más siendo todavía una persona joven. Es una especie de principio para seguir adelante" - Folco Terzani.

A Ulrich Limmer le interesaron sobre todo tres aspectos del libro de Tiziano Terzani: la intensa relación entre padre e hijo, los pensamientos acerca de la muerte, y el mensaje que Terzani quiere transmitir: "El hombre puede cambiar, y si cambia también puede cambiar al mundo".

A Limmer le interesó especialmente la visión optimista de Terzani que le ayudó a seguir adelante con su vida pese a las circunstancias. "Puedes hacer algo, puedes cambiar algo. Con estas palabras se cierra el círculo para Tiziano Terzani, y al mismo tiempo, también para el espectador," dice Limmer. Y añade: "El espectador sale del cine con una revelación."

También le apasionó el personaje en sí: "Tiziano era un contemporáneo asombroso y su estímulo era el deseo de cambiar algo. Sabía ponerse en escena y se representaba a sí mismo maravillosamente. Era un hombre apegado a la estilización. Su apariencia, primero con ropa blanca y bigote negro y, más tarde, con el pelo largo y la barba blanca, le dieron un aspecto imponente hasta el final.

El productor Ulrich Limmer y el director Jo Baier sabían desde el principio qué actor querían para interpretar a Terzani: Bruno Ganz. Su representante Erna Baumgarnter les apoyó en su decisión. Cuando leyó el libro dijo: "¡Esto lo tiene que interpretar Bruno!" El director y el productor se reunieron con Bruno Ganz, un gran admirador de las películas de Jo Baier y que llevaba tiempo queriendo trabajar con él. "Cuando se enteró de que la película se iba a filmar sin retrospectivas o viajes a Asia y que solo narraría la historia del padre y el hijo en casa de los Terzani, sus ojos se iluminaron," cuenta Limmer.

Hay pocos papeles en el cine con tanto texto, tantos monólogos. Ha sido un gran reto, incluso para un actor tan experimentado y versátil como Bruno Ganz. Jo Baier comenta: "Su esfuerzos fueron enormes, el peso de la película cayó en gran parte sobre él. Hay que ser un actor excelente para evitar que los textos se hagan monótonos." Ulrich Limmer escribió el guión junto a Folco Terzani. "Sabíamos desde el principio que íbamos a quitarle el aspecto dramático al guión. Era un gran riesgo, pero en la vida real tampoco hubo conflictos importantes entre los dos personajes. No hay que entender como algo dramático el hecho de que Tiziano se muera. El único drama de esta historia es la existencia misma de la muerte." El atrevimiento les salió bien, ya que las emociones que emanan los personajes son muy fuertes y creíbles; una persona a punto de morir narra su vida y sus experiencias. Limmer opina: "De hecho fue una locura querer hacer una película de este tipo. Pero en esto consistía el tentación, es decir, dejar los caminos ya pisoteados por la dramaturgia tradicional y enfatizar la palabra y la narración en vez de los conflictos." A Folco Terzani, le encantó el proyecto desde el principio. "Queríamos filmar un diálogo, que depende enteramente de las facultades de los actores y que convierte las palabras en imágenes mentales, imágenes que no se enseñan explícitamente. En el fondo, es una gran historia que requiere de una gran producción, pero nosotros quisimos hacer una película muy sencilla. Es en esta sencillez donde uno puede volver a encontrar la magnitud de la historia." No ha sido una tarea fácil, ya que hubo que reducir las abundantes memorias de toda una vida a los puntos esenciales y decisivos para su realización cinematográfica.

Elio Germano interpreta al hijo, Folco Terzani. El productor Ulrich Limmer lo había visto en MI HERMANO ES HIJO ÚNICO y le gustó enseguida. Pero en esta película tenía que interpretar un papel muy difícil, un rol que requería "escuchar activamente".


Sobre el rodaje en la Toscana
Antes de adquirir cierta fama mediante los Terzani, el pueblo italiano de Orsigna era un lugar poco conocido. Es allí donde el padre de Tiziano, un simple trabajador, aprendió a esquiar con esquíes hechos con las vallas de una cerca. Tiziano visitaba aquel pueblo de montaña con sus ovejas y castaños cuando era niño y se convirtió en su refugio para el resto de su vida. Cuanto más lejos lo llevaban sus viajes, más importante se hizo ese pueblo. Lo que más le gustaba a Tiziano era que la tecnología y la industrialización nunca llegaron a "su" valle y que la calma permaneció siempre presente. La particularidad del lugar tuvo mucha repercusión en la autenticidad de la película, sobre todo, teniendo en cuenta que EL FIN ES MI PRINCIPIO no es una ficción sino la versión cinematográfica de la historia de una familia y de una vida real.

Bruno Ganz comenta: "Al principio era extraño rodar en la misma casa de los Terzani, ya que todo forma parte de esta persona que uno no es. Su mujer, su hijo y su hija estaban presentes. Inicialmente era muy complicado pero con el paso del tiempo disminuyó aquella sensación. Me parecía estupendo rodar la película en aquel sitio donde tuvo lugar el final de su vida.

Angela Terzani elogió mucho la manera en cómo Bruno Ganz había vuelto a dar vida a las palabras de su difunto marido. Para ella, una de las escenas más auténticas y decisivas fue la descripción de la experiencia en el Himalaya. En su opinión era la escena clave para Bruno Ganz, la cima que tenía que escalar para poder interpretar a este personaje. Dicha escena dura casi 10 minutos y Ganz la hizo de un tirón.


Entrevista al director: Jo Baier

P: ¿Cómo se imaginaba a Tiziano Terzani mientras leía el guión?

R: Ya tenía una imagen de Tiziano Terzani antes de rodar, pero también contribuyeron las conversaciones con la familia, y sobre todo el libro EL FIN ES MI PRINCIPIO. Aún así no puedo evitar el hecho de que soy un director de documentales y siempre busco el lado oculto para ver hasta qué punto el libro narra la realidad y hasta qué punto la calla. El libro es muy informativo, pero despierta la curiosidad sobre su vida privada. Representa el lado público de Terzani. Para entender a una persona y para que ésta sea más palpable y visible hacen falta elementos que no están presentes en el libro. El proceso de encontrar la forma, de emplear o no la dramaturgia, es un propósito a largo plazo. El encuentro con Angela Terzani fue revelador para mí, porque en el libro se describe poco sobre ella. En cambio, había conocido a Folco en una fase inicial del rodaje y tuvimos muchas conversaciones al respecto. Es así que, a través de este puzzle de piezas sueltas, completé el guión y perfeccioné la imagen de Tiziano. Por una parte lo veo como un héroe, porque dice muchas cosas que coinciden con lo que pienso. Por otro lado hubo momentos que me desconcertaron. Aún así es muy importante poder estar en desacuerdo con ciertas cosas. Tiziano era una persona muy compleja y en el fondo son precisamente los personajes multidimensionales los que más me interesan.


P: ¿Le gustó trabajar con Bruno Ganz?

R: Para mí Bruno Ganz fue la mejor elección. No hubiera podido imaginarme a otro actor que interpretara a Tiziano Terzani. Cuando aceptó el papel nos pusimos muy contentos. Trabajando con Bruno Ganz, uno se da cuenta que es una persona más bien tímida y muy reservada, que se toma su tiempo para abrirse a los demás. Hay que aceptarlo. Se implicó intensamente en el texto y en la persona de Tiziano y tuvimos muchas conversaciones sobre el tema. Esto me gustó mucho. Sin duda agradezco poder trabajar con un actor tan intenso y pensativo. Al fin y al cabo hemos intentado mezclar una parte del auténtico Tiziano (del cual existen muchas grabaciones) y otra del auténtico Bruno Ganz para obtener el personaje de la película. Es obvio que fue una empresa arriesgada, pero creo que Bruno lo ha hecho maravillosamente.


P: ¿Qué debería y qué puede llevarse el espectador de esta película?

R: Muchísima esperanza y una gran revelación sobre el sentido de la vida, dos cosas sobre las cuales Tiziano Terzani reflexionó mucho. Además transmite la idea de una muerte sin desolación. Se puede estar triste al morir, pero no desolado. Hay que llegar a aceptar la muerte como algo que forma parte de nuestro destino.


P: Usted ha escrito la siguiente frase: el que quiere escribir, tiene que vivir.

R: Tiziano Terzani es el ejemplo ideal que ilustra esta frase. Para poder contar algo hay que vivir muchas cosas. Hay que tener experiencias y también ir por el mundo con los ojos bien abiertos.


Entrevista con Bruno Ganz

P: ¿Cómo fue su primer acercamiento a Tiziano Terzani?

R: Ya había leído el libro antes de que acabaran de escribir el guión. Luego me he leído otro que habla de los videntes. Pregunté a mucha gente sobre sus libros y me sorprendió la gran cantidad de personas que le habían leído. Era gente con interés por lo espiritual o gente en busca del sentido. Los lectores no eran solo los que se acordaban de sus artículos en DER SPIEGEL, sino también gente más joven.


P: ¿Qué es lo que le interesó especialmente de Tiziano Terzani?

R: La mezcla. Tiziano era un tipo profundamente italiano que además tenía una mentalidad y una educación muy europeas y al mismo tiempo era un gran apasionado de la cultura asiática. Eso hacía que fuera tan abierto al mundo. Además, también me fascinó su forma tan poco accidental de afrontar la muerte.

También me interesó el hecho de que fuera testigo de grandes acontecimientos del siglo pasado; estuvo en Vietnam y vivió la época de Pol Pot y Mao hasta el final. Como actor me interesó mucho la manera de contar los acontecimientos del siglo. Además, el viaje que hizo al Himalaya era claramente una respuesta al cáncer que le habían diagnosticado. No quería ser una victima más que padece una enfermedad, quería construir algo para llegar mejor al final que nos espera a todos. Este viaje es signo de su voluntad de lucha y de su fuerza.


P: ¿Podría describirnos el proceso que realiza como actor al ponerse en la piel de un personaje como éste?

R: Durante casi dos meses memorizaba el texto todos los días. A veces hasta ocho horas diarias. Aprender el texto no es algo mecánico, sino que se desata la fantasía. De esta manera uno se acerca al personaje. Fingir que uno es este hombre es absurdo. Pero tenía que salir de mi privacidad y la barba que llevé me ayudó mucho en ello, aunque me la quité más tarde. En este caso no se trataba de hacer un retrato realista como en el caso de Hitler. Es otra cosa. En este caso, el acercamiento tuvo lugar en gran parte gracias al aprendizaje del texto.


P: ¿Hay alguna escena que lo resuma todo?

R: La quintaesencia es la recuperación del paraíso, sentirse una parte del mundo. Un día, mientras Tiziano estaba a 6000m de altitud en el Himalaya, vio a una mariquita volando por encima de un profundo abismo hacia las montañas. Se imaginó que él era esta mariquita. Esta escena expresa el sentimiento de volver a encontrar la unidad, el sentimiento cósmico, que nosotros solo somos una parte del todo a la espera de la muerte. En el futuro me acordaré más de esto que de los relatos de sus viajes.


P: ¿Qué importancia tiene el morir y la muerte en su propia vida?

R: Me doy cuenta que es la tercera película consecutiva que interpreto en la que muero. Pensé que quizás, anticipándola como actor, sería una oportunidad lúdica para acercarme a la muerte. He muerto muchas veces en el escenario y cuando era joven, no entendía el verdadero significado de esta muerte. Entonces era una alegría sufrir una muerte bonita interpretando a un personaje de Shakespeare, pero era demasiado estúpido para entender en qué dimensiones me estaba moviendo. Pensé: eso es arte, es la interpretación. Ahora han cambiado las cosas. Creo que al fin y al cabo uno no puede prepararse para la muerte. Pienso en ella a menudo y soy muy consciente de que, haciendo este tipo de películas, no queda muy lejos. Pero no me parece que me aporte algo, que me facilite el enfrentarme a mi propia muerte. No creo en esto.


Tiziano Terzani
Este periodista y autor italiano de origen humilde creció en Florencia y estudió derecho en Pisa y sinología en Nueva York. Durante 30 años, Tiziano Terzani viajó por el mundo entero como corresponsal del sureste asiático para la revista alemana DER SPIEGEL. Su gran pasión fue Asia, y durante mucho tiempo, China representaba para él la esperanza y el sueño de un mundo más justo. Su modo de ver particular e imparcial, del cual destaca la importancia que atribuía a los asuntos de la gente “pequeña”, sus contemplaciones filosóficas y sus análisis políticos llevaron al periodista y escritor al reconocimiento mundial. Junto a su familia, Terzani se mudó a Singapur en 1971. Desde allí emprendió numerosos viajes no faltos de peligro, para realizar sus reportajes. Así llegó a informar desde Saigón cuando los Vietcong ocupaban la cuidad o más tarde, evitando la muerte por los pelos desde la Camboya de los Jemeres Rojos. Terzani fue uno de los primeros corresponsales occidentales con permiso para entrar en China en 1980. En su busca de una alternativa al capitalismo occidental, se quedó muy impresionado con la visión del mundo de Mao Zedong. Vivía con su familia sin beneficiarse de los privilegios habitualmente otorgados a los occidentales, pero por más que se sumergía en la nueva China de Mao, más crítica se hizo su mirada hacia ella y más críticos se hicieron sus reportajes. En 1984 fue arrestado y expulsado por “actividades contrarrevolucionarias”. Decepcionado tras su propia experiencia, se dio cuenta que no se podía cumplir su sueño de una sociedad mejor mediante guerras y revoluciones. Tras vivir varios años en Japón, donde nunca se sintió a gusto, partió a Nueva Delhi. Las reflexiones sobre la doctrina de Mahatma Gandhi le abrieron camino a nuevas experiencias espirituales. Tras ello llegó a la importante conclusión que la única revolución que provoca cambios duraderos es la que tiene lugar dentro de uno mismo. Siguiendo una profecía, su propia revolución empezó en el año 1995 cuando decidió viajar, durante un año, solo por mar y por tierra en vez de utilizar medios aéreos.

Además de sus trabajos periodísticos, Tiziano Terzani también publicó numerosos libros. Se jubiló a los 58 años, cuando tuvo la sensación de repetirse como periodista. Poco después le diagnosticaron un cáncer, diagnóstico que le hizo retirarse durante 3 años en el Himalaya para vivir allí como un ermitaño. Las experiencias que tuvo durante este período fueron de las más decisivas de su vida y lo prepararon para la muerte, su “última gran aventura”. El hombre que consiguió tantas cosas se convirtió en una persona sin nombre: ”He sido muchas cosas en mi vida, pero al final no soy nada”. Es con estas palabras que resumió su vida a su hijo. Este hombre extraordinario siempre aspiró por la justicia y una sociedad mejor, y una insaciable curiosidad por los hombres y sus vidas.