Cinemanía > Películas > Otra tierra > Comentario
Destacado: Pedro Martín-Calero dirige 'El llanto' con Ester Expósito
Otra tierra cartel reducidoOtra tierra(Another earth)
Dirigida por Mike Cahill
¿Qué te parece la película?

OTRA TIERRA, un éxito en el Festival de Cine de Sundance, ganó el premio Alfred P. Sloan a la mejor película con temática en torno a la ciencia y la tecnología, así como el premio especial del jurado a la mejor película dramática.

Dirigida por Mike Cahill y escrita por Cahill y Brit Marling. Los productores son Hunter Gray, Cahill, Marling y Nicholas Shumaker. Tyler Brodie (PI, FE EN EL CAOS) y Paul Mezey (HALF NELSON, MARÍA, LLENA ERES DE GRACIA) son productores ejecutivos, y Phaedon Papadopoulos es productor asociado. El equipo creativo incluye a la diseñadora de vestuario Aileen Diana, el diseñador de producción Darsi Monaco, con música de Fall on Your Sword, diseño de sonido de Ryan M. Price, dirección de fotografía y montaje de Mike Cahill, y Liang Cai como asistente de dirección.


El poder de la ficción especulativa
OTRA TIERRA, que supone el debut en la dirección cinematográfica de Mike Cahill, explora el ámbito de la ficción especulativa al embarcarnos en un viaje por el inconmensurable y enigmático universo del corazón humano. Dentro del fantástico concepto de la historia en torno a la existencia de una Tierra alternativa y una búsqueda espacial sin precedentes, básicamente se halla la descarnada y conmovedora relación entre dos personas inmersas en un viaje mucho más personal, uno que transita por el sentimiento de culpa, la rabia, el perdón, la esperanza y el estupor más absoluto.

Según Cahíll, que escribió el guión junto con la protagonista de la película, Brit Marling, la historia empezó a gestarse a partir de su curiosidad por el concepto "doppelgängers", la creencia de que en algún lugar del universo existe un doble exacto de ti mismo que comparte todos tus rasgos... pero no necesariamente tu historia. Esto condujo a la sorprendente idea visual de una segunda Tierra apareciendo en nuestro cielo, dando al traste definitivamente con la idea de que estamos solos en el universo.

"Todo comenzó con la siguiente pregunta: ¿Cómo sería conocerte a ti mismo de verdad?" Cahíll concreta. "¿Cómo sería observar todo lo que sientes respecto a ti en alguien que tienes enfrente? ¿Querrías realmente conocer a esa persona? ¿Cómo te sentirías si lo hicieras? ¿Serías capaz de perdonar a esa persona todas las cosas que tú sabes que ha hecho? Nos ajustamos a esa idea y la extrapolamos de manera que fuera el mundo entero el que se enfrentara a la realidad de otro planeta Tierra".

Esta idea se combinó luego con una durísima historia sobre una prometedora joven que desde niña soñaba con ser astrofísica pero cuya vida cambió completa y radicalmente en tan sólo un instante. Ahora, con Tierra 2 ahí fuera, ella no puede evitar preguntarse si su vida efectivamente podría ir por otro camino, si habría una solución que pudiera borrar su error más imperdonable.

"Queríamos analizar la eventualidad de las segundas oportunidades", dice Cahill. "Todos hemos tenido en nuestra vida algún momento importante donde hemos pensado: ¿Y si las cosas hubieran sido distintas? Por lo tanto, en la película nos preguntamos: ¿Y si mi doble tomó un camino alternativo, quizás el camino ideal? ¿Cómo sería de diferente esa persona? ¿Tendría necesariamente una vida mejor? Y comprendimos que ese duplicado de ti mismo, que experimentó tu versión idealizada de la vida, puede no tener realmente la existencia vital más intensa y emocionalmente profunda o significativa. Nunca lo podrías llegar a saber si no tuvieras la oportunidad de estar cerca de la copia de ti mismo".

Cahill y Marling ya habían colaborado en un documental, pero este filme suponía un desafío absolutamente nuevo, que les llevaría por otro camino en el ámbito de la realización cinematográfica. En vez de seguir pautas habituales y obsoletas, Cahíll y Marling optaron por que la intuición, la espontaneidad y un estilo de "menos es más" determinaran su dirección.

"Verdaderamente es una película excepcional", declara Marling. "Creo que nuestra intención era estimular la imaginación del público, motivando su capacidad de asombro. La película te saca de tu prosaica existencia y te precipita a un mundo donde cualquier cosa es posible, incluyendo una realidad alternativa de ti mismo. La otra Tierra se convertía en una forma de ponernos ante un espejo de nosotros mismos, nuestra cultura y nuestro mundo, al cual nos obliga a enfrentarnos".

Cahill está satisfecho de que nadie sepa decir con seguridad a qué tipo de género cinematográfico corresponde OTRA TIERRA, "porque lo que pretendíamos provocar con la película era sobre todo un sentido sobrenatural del gran misterio que constituye el universo".

"¿Es OTRA TIERRA una típica película de ciencia-ficción? ¿Es un drama romántico? ¿Es una historia de redención? Da igual lo que el público sepa de la película antes de verla, no creo que pueda intuir lo que va a experimentar por dentro cuando aparezcan los créditos finales", considera Cahíll.


Otra forma de hacer una película
Tanto Mike Cahill como Brit Marling pretendían contar la historia de forma poco convencional. De hecho, ambos habían estudiado Económicas en la Universidad de Georgetown, aunque en períodos distintos. Cahill se había convertido después en realizador de exteriores, director de fotografía y montador de National Geographic, y cuando volvió a Georgetown, con motivo de un festival de cine, fue cuando conoció a Marling, que le impresionó por su pasión por el séptimo arte. Poco tiempo después, empezaron a trabajar juntos en documentales, como BOXERS AND BALLERINAS, un filme sobre las relaciones entre Estados Unidos y Cuba vistas a través de los ojos de cuatro jóvenes: un boxeador y una bailarina de Miami, Florida, y un boxeador y una bailarina de La Habana, Cuba.

Desde el principio, Cahill y Marling optaron por un enfoque propio, iconoclasta y absolutamente práctico para crear OTRA TIERRA. Primero, trabajaron en el tratamiento de la historia de Rhoda Williams y John Burroughs, centrándose en una cuestión que Marling sintetiza en: "¿Cuál es el tipo de persona que más necesita encontrarse a sí misma?". A continuación, Cahill y Marling dedicaron meses a entrelazar cuidadosamente un épico concepto de la ciencia-ficción con un pequeño drama humano, hasta desarrollar un guión completamente conformado.

Cahill afirma, "Una vez que todo se puso en marcha, se juntó una sorprendente suma de talentos y un grupo de productores extraordinariamente inteligentes nos guió a lo largo de toda la producción. Se incorporó William Mapother, así como otros reputadísimos actores, compositores y expertos en efectos visuales, y, todos juntos, elevaron el nivel de este pequeñísimo proyecto hasta el que ahora tiene".

Aun así, Cahill sabía que se dirigía a un lugar donde pocos realizadores habían ido antes. "Intentábamos combinar el concepto de película comercial con un filme de vocación absolutamente independiente, así como ligar los elementos de ciencia-ficción con un crudo drama sobre la redención. Éramos muy conscientes del reto que suponía mantener este equilibrio", dice Cahill.

El reto también era evidente para los productores de Artists Public Domain (APD) –una inusual empresa sin ánimo de lucro cuyo objetivo es materializar películas creativas y de muy bajo presupuesto–, que prestaron su apoyo al proyecto. El productor de APD Hunter Gray recuerda su primera reunión con Cahíll: "En realidad no tenían escrita la historia. Había tres párrafos en una hoja de papel. Sin embargo, Mike, cuando habla, tiene la capacidad de engatusarte y hacerte creer en las ideas más disparatadas. Verdaderamente nos convenció de involucrarnos en el proyecto e incluso de mucho más, trabajar con él".

Otro productor vinculado a APD, Paul Mezey, colaboró con Cahill y Marling. "Paul es fantástico ayudando a desarrollar las historias y alentando a los nuevos realizadores para que verdaderamente profundicen en sus ideas", dice Gray. "Mike realmente se entusiasmaba cuando trabajaba con Paul. Y era algo absolutamente increíble de ver".

Para Gray, lo increíble fue llegar a realizar todo lo que él esperaba por parte de APD. "Una de las cosas que siempre habíamos querido hacer, desde que creamos esta entidad sin ánimo de lucro, era proporcionar a personas con el tipo de energía y visión de Mike y Brit el apoyo que necesitan, y que simplemente se pusieran a hacer su película", afirma. "Les facilitamos una estructura potente que les permitió explorar su particular y artesanal estilo. Y fue muy emocionante comprobar que eso sucedió".

Al final, Gray y el resto de productores vieron cómo la película se convirtió, a partir de unas pocas escenas rodadas improvisadamente, en una impresionante experiencia para el público de Sundance. "Yo creo que se convirtió en una hermosa obra de arte", resume Gray. "Es una película imposible de describir. No es realmente ciencia-ficción, aunque lo es. No es realmente una historia de amor, pero lo es. Es algo absolutamente único, lo que la hace muy especial. Es un viaje que emprenden los espectadores, y del que salen con un montón de preguntas".


Otro plano: Rhoda Williams y John Burroughs
La historia de OTRA TIERRA gira alrededor del destino de Rhoda Williams, una brillante y ambiciosa joven que cometió un error fatal, ingresando en la cárcel justo cuando la vida en la Tierra estaba a punto de cambiar para siempre por el descubrimiento de Tierra 2. Llena de paralizantes remordimientos, Rhoda vuelve a casa cuatro años más tarde, sustituyendo su sueño de estudiar astrofísica en el MIT por un trabajo como bedel de instituto, y ansiando alguna forma de saldar sus cuentas…; si no en esta Tierra, quizás entonces en la otra.

La coguionista y coproductora de Mike Cahíll, Brit Marling, que también es una actriz en alza, empezó a vivir el personaje de Rhoda mucho antes incluso de tener las primeras líneas del guión. Marling llegó a conocer tan bien al personaje que su interpretación, prácticamente silenciosa en algunos momentos, la construyó en buena medida a partir de una sinfonía de matices, pequeños gestos y sentimientos no expresados, que consiguen abrir una ventana a los sentimientos que Rhoda es totalmente incapaz de expresar.

"Rhoda siempre me pareció un personaje muy delicado", dice Marling sobre su orgánico acercamiento al papel. "Empezamos sabiendo que ella ha hecho algo terrible, y la cuestión entonces era cómo crear a una mujer que te pueda hacer pensar que está intentando afrontar de forma sincera y sensible lo que ha sucedido, consciente de que realmente nunca podrá cambiarlo. No quería que sintiera compasión de sí misma ni que se regodeara en el dolor. Pienso que Rhoda verdaderamente cree que lo que hizo no tiene perdón, sin embargo, tenía que canalizar su energía, casi como hace un guerrero, en su deseo de redimirse a pequeña escala, hacer algo correctamente".

Marling prosigue, "Tuve en cuenta que Rhoda tenía una prometedora y hermosa vida por delante antes de que todo cambiara. Ahora tiene que resucitar de las cenizas y convertirse, de algún modo, en una persona más fuerte y empática de lo que había sido anteriormente". Esto sólo lo podía hacer yendo a ver al hombre cuya vida destrozó, el compositor John Burroughs. Pero incapaz de expresar sus disculpas en su primer encuentro como pretendía, en su lugar, Rhoda se convierte en su criada, buscando, simplemente, la forma más básica y sencilla de devolver algo de luz y vida al destrozado hogar del compositor.

El personaje de John está interpretado por William Mapother, más conocido por interpretar a Ethan Rom en la popular serie de televisión "Perdidos", así como por su importante papel en la galardonada película de Todd Field EN LA HABITACIÓN. Mapother se sintió inmediatamente atraído por la inesperada dimensión de la historia; un visionario y futurista relato pero que se desarrolla, casi en su totalidad, en el interior de una casa, entre un hombre y una mujer.

"Es una idea genial, pero lo que realmente me gustaba era el hecho de que todo ocurriera simplemente entre dos personas. En vez de abrir la historia a un ámbito más general, como se suele ver habitualmente, todo se circunscribe a esta relación", afirma Mapother. "Creo que eso hace que las grandes ideas resulten más creíbles".

También le atrajo el desafío que suponía introducirse en un hombre tan solitario como John Burroughs. "John se ha apartado por completo de la sociedad, de toda interacción con otras personas. Al mismo tiempo, creo que desea ser liberado y poder superar su dolor, y Rhoda empieza a hacer eso", señala el actor. "Una de las muchas y tremendas cuestiones que la película plantea es si Rhoda está asumiendo un enorme riesgo yendo a ver a John, o si realmente lo que hace es pedirle a él que se arriesgue más relacionándose con ella".

A Mapother le gustó sobre todo el final, los inquietantes enigmas que la película deja en el público. "Te induce a usar mucho la imaginación, y eso forma parte de la diversión", afirma. "Todo se transforma en elementos del extraordinario debate que genera el filme".


Otro tipo de ensayo
Una vez que William Mapother se incorporó al proyecto, Cahill empezó a ensayar trabajando mediante improvisaciones la relación en pantalla entre John y Rhoda. "Al principio me preocupaba que congeniáramos demasiado pronto, y que pudiéramos perder, al inicio del rodaje, el misterio entre Rhoda y John cuando realmente no se conocen", recuerda Marling. "Pero concluimos que debíamos ensayar porque a nosotros nos servía para profundizar en el tema e ir descubriendo algunos elementos esenciales".

Marling señala, "Mike y yo íbamos a ensayar a la casa de William, y estábamos de 8 a 10 horas diarias sólo improvisando. Fue un proceso asombroso. El punto al que Rhoda y John llegaron finalmente, donde surge entre ellos una química de manera sencilla y natural, es algo que se fue creando en esos ensayos. Después, incluimos todo ese bagaje y, en cierto modo, lo volvimos a explorar mientras rodábamos".

Mapother añade, "Muchos de los matices que hay en la relación que ambos mantienen los perfilamos durante esos ensayos. Tuvimos mucho tiempo para investigar, y entonces sólo era una cuestión de interpretarlo con verdad".

Marling dice que ese proceso les ayudó a Mike y a ella a considerar el guión a un nivel mucho más profundo. "William posee una energía inagotable y se comprometió y obsesionó tanto como Mike y yo misma", recuerda. "Todos estábamos realmente obsesionados con que no hubiera ni un solo momento poco creíble".

Antes de que se iniciara la parte principal de la producción, Cahill tomó también la importante decisión de rodar gran parte del filme en orden cronológico, permitiendo así que los personajes evolucionaran sobre la marcha de forma natural y haciendo que su relación fuera haciéndose orgánicamente más profunda, después más sombría y, finalmente, inesperada.

"Siempre me pareció muy importante rodar el accidente de coche al principio de todo", señala el director. "Recreamos la escena con todo su traumatismo y sangre correspondiente, y luego, en el último minuto, trajimos a Brit, porque yo no quería que ella lo viera hasta que la cámara empezara a rodar. Eso provocó que sus reacciones fueran más frescas y naturales. Y después, durante el resto de la película, Brit tuvo siempre ese recuerdo presente, interiorizado".

"Rodar cronológicamente también implicó que William y Brit pudieran mantener la distancia al principio e ir trabajando progresivamente su mutuo acercamiento", dice Cahill. Tal decisión estimuló aún más a los actores. "Nos ayudó psicológica y emocionalmente, y también nos permitió establecer algunas cosas respecto a la interpretación que luego valdrían la pena", indica William Mapother.

La mesura en las interpretaciones era algo absolutamente esencial. "Con una historia como esta podría ser fácil errar el tiro y caer directamente en el melodrama", declara Marling. "Pero tanto en la vida como en la dirección, Mike es profundamente sensible a la autenticidad. Si le parecía que algo resultaba forzado o no creíble en el set, Mike dejaba la cámara, retrocedía e intentaba que juntos volviéramos a encontrar la verdad. Mike nos había marcado muchos sentimientos interiormente para que nos viéramos forzados a descubrirlos el uno en el otro".

Una de las cosas que Marling y Mapother exploraron conjuntamente eran las diferentes reacciones que Rhoda y John experimentan ante Tierra 2. "John reacciona con miedo y Rhoda, con esperanza", dice Mapother, "y eso lleva nuestra relación a un punto crítico".

Sin embargo, también logra acercarlos. "En realidad, ninguno de los dos puede hablar sobre su pasado o sus orígenes. Rhoda no puede porque todo lo que diría sería mentira; y John no quiere hacerlo. Pero cuando se juntan para mirar a través de un telescopio es una forma de conectar, eso les proporciona un espacio para estar juntos", señala Marling. "Rhoda ve Tierra 2 como una salida: ¿Y si pudiera dejar todo esto atrás y empezar de cero? ¿Y si pudiera embarcarme en una aventura que borrara casi todo lo que ha sucedido antes? Yo creo que el simple hecho de permitirse esta fantasía supone para Rhoda el principio de su expiación".

Marling y Mapother profundizaron en los rasgos psicológicos y motivaciones que en otro tiempo guiaron a sus personajes, antes de que sus vidas descarrilaran. Marling se lanzó a investigar con entusiasmo. "Leí y soñé obsesivamente con el espacio", afirma. "Creo que la fascinación de Rhoda por el cosmos no es tanto por las áreas de la física o las matemáticas, aunque es toda una experta en ello, sino por soñar y explorar. Rhoda anhela una aventura que responda a las más complejas cuestiones y rozar lo desconocido. Entonces, yo me centré mucho en eso".

Mientras tanto, Mapother tuvo que aprender a tocar el serrucho, uno de los instrumentos musicales favoritos de John, y cuyo etéreo pero primitivo sonido parece encajar perfectamente con la sensación que transmite la película. "Fue todo un desafío aprender a tocarlo", admite Mapother. "Cuando lo tienes entre tus manos, puedes incluso cortarte el pulgar. Yo no diría que tengo un talento natural para ello, pero quería tocar al menos lo suficientemente bien como para resultar creíble".

Mapother empezó también a prepararse en relación al proceso creativo de los compositores. "Fue interesante porque al principio de la película, la música ya no forma parte efectivamente de la vida de John, por lo tanto, viví una especie de proceso paralelo cuando el personaje empezó a interesarse de nuevo por la música y yo empecé a profundizar en ella", manifiesta el actor.

Aunque las expectativas de Cahill respecto a sus dos principales protagonistas eran elevadas, el trabajo de ambos le sorprendió mucho. "Brit consigue, de algún modo, que coexistan el miedo y la valentía de Rhoda simultáneamente. Quiere hablar con John pero no puede hablar con él, y yo creo que eso hace que su interpretación sea impresionante. William tiene una formidable energía en la pantalla, que pudimos contemplar cómo se activaba para este filme. Es un actor muy intenso e inteligente, algo muy importante para el personaje de John, pero también capaz de mostrarse cálido y encantador. La forma en que William desarrolla la evolución que sufre su personaje es ciertamente apasionante".

Una de las escenas favoritas de Cahill es una de las más íntimas y sosegadas, cuando Rhoda le cuenta a John la fascinante historia de un astronauta ruso enfrentándose a una posible avería mientras se halla en el espacio exterior; una historia, como la suya propia, que al final de lo que habla es de una transformación interior. "Por la manera en que Brit narra la historia y William reacciona, te das cuenta de que es el momento en que John se enamora de Rhoda, el momento en que comprende que es una mujer maravillosa, y me encanta el apasionamiento que Brit transmite", resume Cahill. "Es su mutuo redescubrimiento de la pasión que rige su relación".


Otra perspectiva del universo: Doctor Richard Berendzen como el Narrador
Aunque las emociones personales son la columna principal de OTRA TIERRA, la historia también se centra en la infinita variedad de grandes cuestiones a nivel espiritual, filosófico y científico que a menudo suscita un descubrimiento: ¿De dónde venimos? ¿Cuál es la naturaleza de la evolución de nuestro universo? ¿Qué puede ser factible en el cosmos? Para Mike Cahill, que siempre ha sido un asiduo lector de temas científicos, esto era una parte fundamental para crear la particular atmósfera de la película. Quería que el sonido y los elementos visuales del filme se combinaran de tal forma que no sólo invocaran la recíproca curiosidad personal que sienten Rhoda y John, sino también esa inmensa y más trascendental curiosidad que desde hace tiempo lleva a la humanidad a intentar desentrañar el significado de la vida, la existencia y la realidad de todo el universo.

"Me gusta leer sobre temas como el "multiverso", sobre cómo funciona el espacio, sobre el nacimiento de las estrellas", afirma Cahill. "Por tanto, la ciencia en la película se basó en todas esas cosas que encuentro fascinantes. Era una manera de trasladar mi pasión y entusiasmo por la astrofísica real, distorsionándolo después un poco para construir una metáfora".

Cuando Cahill y Marling empezaron a hablar por primera vez sobre el tratamiento del guión, Cahill se encontraba escuchando el audio de un libro titulado ‘Pulp Physics’, un viaje extraordinario en torno a la ciencia cósmica escrito por el doctor Richard Berendzen, un reconocido astrofísico que había sido profesor ayudante de Carl Sagan y que actualmente es director en el Space Grant Consortium de la NASA. Este audio iba a suponer una importante influencia en la historia, puesto que Berendzen alumbraba ideas tan atrayentes y poéticas como el sorprendente hecho de que en nuestros propios cuerpos existen elementos que nacieron hace millones de años en las lejanas estrellas. Incluso la voz de Berendzen, dotada de la intensa grandiosidad de la arquitectura del universo, le atrajo a Cahill.

"Solía ir conduciendo hasta Los Ángeles escuchando el audio del doctor Berendzen y me encantaba su voz", señala Cahill. "Tras conocerle, me contó bromeando que uno de sus estudiantes le había dicho que su voz era una mezcla de Darth Vader y Dios; y algo de eso hay. Su voz resulta imponente y sugerente".

Cuando empezó a ponerse en marcha la película, Cahill escribió al científico una sorprendente y vehemente carta, y tan pronto como se conocieron, iniciaron una entusiasta y estrecha colaboración. Berendzen no sólo colaboró asesorando a Cahíll, sino que también se convirtió en el peculiar narrador de la película, así como el personaje que presenta la principal premisa de ciencia-ficción del filme: la "teoría de los espejos rotos", que determina que cuando las dos Tierras paralelas sean conscientes de su mutua existencia, perderán su sincronicidad…, y los destinos de las personas de Tierra 2 serán distintos de los de la Tierra.

"Cuando conocí a Mike, me asombró su juventud, inteligencia y entusiasmo. Realmente había hecho sus deberes y llegó con muchísimas ideas para el proyecto en el que estaba inmerso", recuerda Berendzen. "Había escuchado mi audio y, aparte de eso, había desarrollado una verdadera conciencia del romanticismo y belleza del universo, y de la increíble historia que nos cuenta. Mike y Brit todavía no tenían guión en ese momento, pero eso sólo aumentó mi respeto por ellos. Nunca se circunscribieron a unas cuantas ideas preconcebidas. Fueron construyendo a partir de cero".

Berendzen también se sintió identificado con la principal protagonista de la película, en cuyo sueño de convertirse en astrofísica se veía reflejado. "Yo me crié en Texas", recuerda, "donde hay una típica canción que dice ‘Las estrellas por la noche son grandes y brillantes’, y cuando era un chaval a menudo me tumbaba con mis amigos sobre la hierba y contemplábamos esos puntos de luz apreciando toda su majestuosidad. Yo creo que Rhoda posee esa misma naturaleza, y es algo similar a lo que los antiguos griegos hacían también hace miles de años, cuando empezaron a mirar el cielo y les invadió el deseo de saber más sobre él".

Sobre todo, dice Berendzen, cuanto más le hablaba Cahill sobre la historia, más le parecía que era algo que no solía mostrarse en el cine. "El filme habla sobre la curiosidad del ser humano, una cualidad que es muy importante para mí", afirma. "Resulta fundamental en todo lo que hago como científico y conferenciante; en un principio siempre te haces preguntas sobre el universo. ¿Qué puede haber en él? ¿Qué podemos aprender de él? Mike de alguna manera explora todo esto dentro de un drama que es la historia de sólo dos personas; y también la historia de la condición humana".

Al principio, Cahill y Berendzen solamente discutieron algunas ideas, pero pronto Cahill empezó a grabar lo que Berendzen contaba sobre el funcionamiento del universo y el humano deseo de alcanzar las estrellas, así como su improvisada opinión sobre temas filosóficos relacionados con la identidad y sus eventuales posibilidades, siempre con la pasión y el entusiasmo que le caracterizan. Posteriormente, Cahill seleccionó algunos momentos de esas grabaciones que fue insertando cuidadosamente a lo largo de todo el filme, sirviendo frecuentemente como expresivo contrapunto de las más íntimas emociones de Rhoda y John.

"Nunca supe realmente lo que Mike iba a utilizar, pero observaba sus reacciones y cuando empezaba a salirse de la silla, entonces me ponía a darle la paliza sobre ese tema", recuerda Berendzen. "Tengo que decir que me encantó esa forma de proceder. Fue algo realmente espontáneo, y Mike verdaderamente facilitó que todo eso saliera de mí. Cuando vi la película terminada, me pareció que había mezclado mis palabras y las expresiones de Brit como si fueran una coreografía de ballet".

Berendzen reconoce que el planteamiento de la película de que una segunda Tierra aparezca tan cerca de nuestro cielo es un elemento fantástico que está fuera de toda interpretación científica; pero también señala que efectivamente existen planetas que podrían tener condiciones muy similares a las de la Tierra, aunque a 10 años luz o más allá de nosotros, y en este momento todavía muy lejos de nuestro conocimiento.

"¿Todas las partes de la película superarían las pruebas científicas de las que actualmente disponemos? No. Pero yo creo que eso no viene al caso", afirma Berendzen. "Muchas de las mejores películas que se han hecho son pura fantasía. Lo que me gusta de este filme es que gira sobre todo en torno a la idea del descubrimiento. No es una historia de ciencia-ficción basada en efectos especiales o batallas contra alienígenas. Es una película que se pregunta constantemente ‘¿Y si…, y si…, y si…?’ Todos estos ‘y si…’ te dan mucho en que pensar, e incluso podrían animar a alguien a utilizar un telescopio o estudiar el auténtico tema de fondo. Tras ver la película por primera vez, fui al parking y permanecí sentado en mi coche durante mucho, mucho tiempo, realmente emocionado y abrumado por los pensamientos. No hay muchas películas que te puedan provocar eso".

A Cahill le satisfizo que a Berendzen no le preocupara que, a veces, la ciencia en el cine quedara desdibujada por la ficción. "Yo creo que consideró que esta historia podría ser un punto de partida para que la gente se interesara por las estrellas, la física y la ciencia en general, y para él, eso era algo muy valioso", declara Cahill.

Una teoría científica con la que Cahill jugó mientras trabajaba en OTRA TIERRA se basa en el límite más extremo de la física cuántica: la teoría del ‘multiverso’, que plantea que nuestro universo podría ser uno de los muchos universos posibles que existen en dimensiones interrelacionadas, una gota en un infinito mar de realidades que están constantemente renovándose. Aunque la existencia de universos paralelos no puede, hasta este momento, ser confirmada ni refutada por los científicos, es una idea que ha nutrido no sólo a la física sino a toda la historia del cine, desde EL MAGO DE OZ a REGRESO AL FUTURO o STAR TREK. Con la creación de Tierra 2, Cahill añade su toque personal a la tradición de historias sobre la posibilidad de vida humana en otra dimensión.

Además de trabajar con Berendzen, Cahill leyó algunos ensayos del popular físico Brian Greene, que escribe sobre temas tales como la teoría de cuerdas, dimensiones ocultas, mecánica cuántica, la estructura del espacio y el tiempo, así como la posibilidad de que existan universos paralelos. En su best seller Hidden Reality: Parallel Universes and the Deep Laws of the Cosmos, Greene escribe: "Al final, catalogar a un mundo u otro como universo paralelo es simplemente una cuestión de lenguaje. Lo que importa, el verdadero fondo del asunto es si existen mundos que pongan en tela de juicio lo convencionalmente establecido, apuntando a que lo que hemos pensado durante mucho tiempo que era el universo es sólo un elemento de una realidad mucho más inmensa, quizás más insólita y, sobre todo, más oculta".

Que los científicos se lancen al estudio de tales realidades ocultas puede que todavía esté lejos, pero cuanta más gente se interese por lo que existe ahí fuera en el universo, mucho mejor, señala Berendzen, y desea que una película como OTRA TIERRA pueda animar a ello. Berendzen concluye: "OTRA TIERRA en realidad es una película sobre el sentimiento de culpa y la transformación interior. Pero cualquier película que pueda tender un puente entre esos dos conceptos y las maravillas de la astronomía y traslade un atisbo de esperanza, bueno, yo creo que eso es mucha película".


Otro mundo: El rodaje, el diseño y la música
Fantasías espaciales y presupuestos ajustados normalmente son términos contradictorios, pero Mike Cahill tenía en mente un estilo sencillo y austero para OTRA TIERRA centrándose fundamentalmente en el tono y la sensibilidad del filme, en lugar de en la necesidad de fastuosos y llamativos efectos especiales. El propio Cahill rodó y realizó el montaje de toda la película, utilizando las mismas cámaras y equipo que había usado para sus documentales, lo que produjo una sensación de "emisión en directo" y también dio la posibilidad de subrayar el detalle humano más sutil y el silencio de los momentos más intensos. En coherencia probablemente con una película realizada por dos antiguos estudiantes de Económicas, Cahill y Marling utilizaron la economía de estilo para hacer que en absolutamente todos los elementos de todos los fotogramas no sobrara ni faltara nada esencial.

Por ejemplo, en una de las primeras escenas, Rhoda, al salir de la cárcel, vuelve a la habitación de su infancia sólo para contemplar las fotos que hay en la pared de su antigua vida feliz, pero, en vez de eso, su atención se centra en un tarro de purpurina. "Es un momento hermoso y sencillo", dice Cahill. "En la purpurina hay algo que me recuerda el espacio, lo desconocido, una especie de microcosmos del cosmos. Cuando Brit pone su dedo sobre el tarro de purpurina, por alguna razón parece que logra la inocencia de la juventud, y entonces sabes algo más de ese personaje".

Incluso la imagen de Tierra 2 se hizo de forma muy simple, casi austera en el mero reflejo de nuestro planeta azul, situándose en el cielo como si siempre hubiera estado allí. "Quiero que la gente sienta que esa segunda Tierra está allí arriba de verdad y que son personas reales las que la están viendo e intentando hacerse a la idea", señala. "Nada era abstracto, todo tenía que ser absolutamente auténtico. Tenía que parecer que la historia podía ser posible".

A medida que avanzaba el rodaje, el diseño cambiaba con el mundo interior de Rhoda y John. "La primera mitad de la película marca el tono", dice Cahill. "Hay muchos planos de paisajes, y hay esa atmósfera semi-industrial de la Costa Este, con muchos tonos de azul. Al principio del filme los tonos son fríos y grises. Pero a medida que va surgiendo la unión entre los dos protagonistas, las nubes grises desaparecen y la otra Tierra se va viendo más y más cercana, y todos los elementos visuales comienzan a adquirir un tono más cálido".

Cahill se sintió especialmente libre y relajado durante el rodaje de la película porque se llevó a cabo principalmente en su ciudad natal, y utilizando casas de amigos y familiares. Cahill nunca consideró los límites que impone un bajo presupuesto como algo negativo, sino al contrario. "Las restricciones no te limitan, únicamente potencian tu creatividad", razona.

Otro ámbito en el que se potenció mucho la creatividad fue en la banda sonora, asumida por Fall On Your Sword, un trío de rock indie establecido en Brooklyn, más conocido hasta ahora por sus inconfundibles espectáculos audiovisuales y por sus grandes éxitos en YouTube como "Shatner of the Mount" y "Tangerine". A Cahill le atrajo su talento para crear atrevidas, modernas, juguetonas y sónicas atmósferas, y le gustaba la idea de combinar su música con las maravillas, la atmósfera y la emoción que hay en la historia y las interpretaciones.

"Antes de ponernos a trabajar tuvimos algunas charlas preliminares con Mike sobre la naturaleza de la historia y cómo debería verse reflejada en la música. Mike estaba muy interesado en que la música se centrara en el aspecto emocional y humano de la historia y que, de forma sutil, fuera un homenaje al género de ciencia-ficción, como lo es efectivamente la propia película", señalan Will Bates y Phil Mossman, de Fall On Your Sword.

"Trabajar con Mike como director resultó muy estimulante, y realmente confió en que aportáramos nuestro toque particular. La primera vez que interpretamos un fragmento de la banda sonora, Mike empezó a dar saltos por todo el estudio absolutamente encantado. El proceso creativo se nutrió muchísimo de su ilimitado entusiasmo. También es una persona muy decidida y sabe exactamente cuando algo funciona y cuando no, lo cual para nosotros como compositores es extraordinariamente útil".

Para ajustarse al tono de la película, que es muy cruda y minimalista pero que también trata sobre grandiosos conceptos, el dúo adaptó la música para que se acoplara a ese tono pero sin resultar abrumadora. "Con este objetivo en mente, usamos muchos instrumentos convencionales (violonchelo, viola y piano) así como electrónicos, y la clave consistía en conseguir la mezcla perfecta. Cuando empleábamos los sintetizadores, lo hacíamos mediante amplificadores y micrófonos en toda la sala, y manipulábamos el sonido para que el tono resultara más natural. Obviamos cantidad de imperfecciones, pitidos y chirridos que surgen al retrasar demasiado el sonido por capas, ya que tendía a saturar la escena. Esto también provocaba que la banda sonora fuera más melódica y permitía que los temas se pudieran desarrollar por completo. A medida que la música iba evolucionando, los instrumentos de cuerda empezaban a representar a Rhoda y el piano, a John, que parecía tener bastante sentido puesto que en la película él es un compositor", dicen Bates y Mossman.

"En la época en que nos pusimos a hacer la música de la película, ambos habíamos estado escuchando mucho dubstep británico, cuya línea musical enlazaba con la nuestra en términos de atmósfera y uso del espacio, así como en los tonos subarmónicos. Los primeros trabajos de Vangelis, Brian Eno y Giorgio Moroder también supusieron una gran influencia, así como Rachmaninoff, Philip Glass y Wendy Carlos", concluyen Bates y Mossman.

"Trabajamos durante cuatro meses con Fall On Your Sword", recuerda el productor Hunter Gray, "y yo creo que cada vez que la música conecta con los elementos visuales más excepcional es lo que se crea".

Cada pequeño momento se va sumando a los sorprendentes últimos segundos de la película, cuyo final dice Cahill que ha dejado abierto intencionadamente para que sean los espectadores quienes se lo cuestionen tras encenderse las luces.

"Es una manera perfecta de pasarle la responsabilidad al público", resume Cahill. "Quiero decir, puedes conjeturar sobre qué pasa por la mente de Rhoda en ese momento, pero la verdadera cuestión es: ¿Qué pasa por tu mente?"