Un director de teatro acepta el encargo de dirigir una película que, extrañamente, entroncará con su propia realidad y sus deseos. Una crisis de identidad que intentará catalizar a través de la creación fílmica.
Raimon, director teatral de cincuenta años, encuentra una novela que le interesa muchísimo. Pero el ejemplar no tiene portada, o sea, ni título ni autor.
Aparecen en su vida, tres mujeres que determinarán su comportamiento y pondrán en evidencia su propia dificultad para relacionarse con ellas:
Àngels, que pasa de sus dubitativas relaciones con Raimon a causa del gran sentido que ella tiene hacia la fidelidad-, a desear entregarse a él de una forma desmesurada después de descubrir la infidelidad de su esposo.
Verónica, actriz que fascina a Raimon pero que se mantiene siempre seductoramente distante. Lo único que le interesa es ser actriz, lo cuál llena todas sus ambiciones.
Zyr, una encantadora jovencita que reside en un sanatorio mental. Raimon vive con ella sus únicos momentos de felicidad en unos encuentros, que irán perdiendo magia a medida que la chica vaya mejorando su estado mental.
Finalmente, aparece el autor misterioso del texto que tanto interesa a nuestro protagonista- ahora ya no para llevarlo a la escena, sino para convertirlo en película-. Pero el precio que el autor pone por sus derechos es desconcertante.
El rodaje de la película le servirá a Raimon para justificar su propia relación con Zyr a través del personaje encarnado por Verónica. Siempre alerta, Àngels acabará haciéndose con el control de la situación. Aún y así, un sorprendente final dará un nuevo giro al desenlace con un más que irónico epílogo