Cinemanía > Películas > Declaración de guerra > Comentario
Destacado: Pedro Martín-Calero dirige 'El llanto' con Ester Expósito
Declaración de guerra cartel reducidoDeclaración de guerra(La guerre est déclarée)
Dirigida por Valérie Donzelli
¿Qué te parece la película?

Entrevista con Valérie Donzelli

P: El tema de DECLARACIÓN DE GUERRA es dramático; sin embargo, la película no es un drama ni una comedia. Solo entran ganas de decir que es una película viva.

R: Sí, también me cuesta clasificar la película. No me parece una comedia dramática, ni tampoco un drama o un melodrama. Con la distancia que da el tiempo, Jérémie Elkaïm y yo pensamos que solo es una película física, intensa, viva.
Al principio quería hacer una película de acción, un western o un film bélico, tal como indica el título. Era la idea de un gesto, como si abriésemos una puerta y mirásemos lo que ocurre detrás: el encuentro de dos jóvenes que viven una aventura de verdad, no de cartón piedra. Como si Roméo y Juliette se hubiesen conocido para someterse a esta prueba juntos.


P: La noción de destino impregna la película, pero no se trata de un destino que se acepta sin más, sino de un destino que se realiza.

R: Sí. Para mí, la vida es una sucesión de pruebas que debemos superar, más o menos duras, más o menos tristes o alegres. Vamos ascendiendo por la montaña poco a poco. Lo que no mata, nos hace más fuertes.
Adam es fruto del amor entre Roméo y Juliette. ¿Por qué tiene que caer enfermo? Cuando Roméo se lo pregunta a Juliette, ella contesta: "Porque somos capaces de superarlo". A partir de ese momento, la prueba cobra una dimensión mística, ya no se trata de mala suerte o de injusticia.


P: DECLARACIÓN DE GUERRA es la historia de un niño enfermo y, más aún, la historia de una pareja que se enfrenta a esa prueba.

R: Quería contar una historia de amor que pasa por el filtro de esta prueba. Roméo y Juliette son dos enamorados despreocupados, nada preparados para la guerra, como toda la generación a la que pertenecemos, pero que se van a sorprender ante su capacidad de lucha y de convertirse en héroes a su pesar. Llevar a cabo esa guerra es una forma de heroísmo. Ante esta prueba, se convierten en pareja, en adultos responsables.

También quería contar cómo nos superan nuestros propios hijos. Adam tiene un tumor cerebral, algo por lo que no han pasado sus padres. Se sienten perdidos, solo pueden estar con él. Lo mismo ocurre con los padres de Roméo y Juliette, totalmente superados por lo que viven Roméo y Juliette. Es un engranaje, una mecánica de ajuste. Los hijos no son extensiones de los padres, sino individuos con una vida propia.


P: La prueba de la enfermedad reforzará el vínculo entre Roméo y Juliette, pero también lo destruirá. Ya lo dice la narradora de la película: "Estaban destruidos, pero eran sólidos".

R: La relación amorosa funciona a base de despreocupación y con el convencimiento de que nada puede destruir el amor. Pero Roméo y Juliette caen en una rutina y el hospital les hace replegarse sobre sí mismos. Para que sobreviva el niño, algo debe morir, la pareja. A la vez, la prueba construye y fortalece el vínculo que les une; se complementan a la perfección, son realmente un hombre y una mujer, el yin y el yang.

Quería mostrar a una pareja actual, contemporánea. Me gustaba que él limpiara la casa y se ocupara de Adam, mientras ella va a trabajar. Es una pareja en plena edificación, tienen un ideal, pero se ven obligados a trabajar para comer. Deseaba estar conectada a mi generación, hablar de lo que conozco, de lo que vivo.

La película es autobiográfica en el sentido de que Jérémie y yo tuvimos un hijo que enfermó gravemente, pero no relata nuestra historia.


P: ¿Cómo se pasa de la emoción íntima y visceral de un drama vivido a una película con la que todo el mundo puede identificarse?

R: Para mí, el cine es eso. Parto de mi ombligo y hago un zoom hacia atrás para contar algo más universal: la relación con la educación, el hecho de ser padres y de enfrentarse a lo peor que pueda pasar, tener un hijo que se debate entre la vida y la muerte. O sea, contar la relación con la vida. Jérémie supo describir maravillosamente cómo conseguimos hacer una película a partir de una historia muy personal. DECLARACIÓN DE GUERRA utiliza una vivencia triste para convertirla en algo positivo. La película estuvo gestándose mucho tiempo en mi interior hasta que entendí que había llegado el momento de hacerla.


P: Sus personajes nunca se autocompadecen.

R: No tienen tiempo, tienen demasiado que hacer. Roméo y Juliette son una máquina de guerra de doble cabeza. Tienen claro cuál es el objetivo y eso les da fuerzas, sobre todo porque el cáncer es una enfermedad muy particular, una enfermedad viva, una especie de alienígena fabricado por nosotros mismos, al tratarse de una célula que se vuelve loca sin que sepamos por qué.

Ante una prueba tan terrible, todos los personajes sacan lo mejor de sí mismos. Incluso la madre de Juliette, un personaje bastante tóxico, saca su grandeza. Quería hacer una película idealista y esperanzadora.


P: Roméo, Juliette, Adam, nombres con resonancia universal, nombres míticos.

R: Al principio no sabíamos cómo llamar a los dos enamorados, pero quería que sus nombres les identificaran como pareja. "Qué tal Roméo y Juliette", me propuso Jérémie. "De acuerdo", le contesté, "pero habrá que interpretarlos con todas las consecuencias". Por eso se conocen en una fiesta, se sorprenden al descubrir sus nombres, se preguntan si les espera un destino trágico…

Para Adam buscaba un nombre universal. Adam es el primer hombre, tiene un sonido muy dulce, suena bien. Era importante, ya que se repite mucho en la película.


P: Aunque la película no se centre en la enfermedad de Adam, el hospital está muy presente.

R: Estaba empeñada en hacer una película muy anclada en la realidad. No quería rodar en un plató, sino en un hospital de verdad; no quería figurantes, sino personal sanitario de verdad. Nos pusimos en contacto con los hospitales para explicarles lo que queríamos con mucha antelación.


P: ¿Cómo convenció al personal sanitario para que apoyara el proyecto?

R: En primer lugar, se acordaban de nosotros. Pasamos mucho tiempo con ellos y, además, nuestro hijo se curó, también se acordaban de eso. Nos pusimos en contacto con ellos, les di el guión, les expliqué lo que quería hacer.

En general no hemos retocado ningún decorado, excepto el piso en obras y el apartamento de Roméo y Juliette del principio. Me gusta la idea de trabajar con cosas reales, adaptarme a lo que hay.


P: Más concretamente, ¿cómo fue rodar en un hospital?

R: La preparación previa fue muy minuciosa. Buscamos los sitios con más luz en el Instituto Gustave Roussy. Sabíamos de antemano dónde íbamos a rodar y aunque hubo imprevistos, no fue nada del otro mundo. En el hospital Necker, sin embargo, el plan de rodaje se hacía el mismo día, en función de las urgencias. Queríamos ser discretos, por eso rodamos con una cámara fotográfica.


P: ¿Una cámara fotográfica?

R: Sí, casi toda la película está rodada con una Canon y con luz natural. Una cámara fotográfica que filma, no puede haber nada mejor. Nadie sospecha que se rueda una película.

Planificamos la puesta en escena para conseguir el mejor rendimiento de la cámara. Al principio pensé en rodar cámara en mano, pero acabamos trabajando casi siempre con un trípode. Los únicos planos rodados en 35 mm son los del final porque son a cámara lenta y quería que salieran bien, algo mucho más difícil con una cámara fotográfica.


P: El sonido también deja claro su deseo de anclar la película en la realidad.

R: Sí, es sonido directo, y en las mezclas tuvimos mucho cuidado de no "limpiarlo" demasiado para conservar el lado minimalista de la película, sus asperezas. A excepción de algunos momentos musicales en estéreo, el sonido es mono para quedarnos centrados en la historia.


P: La voz en off pertenece a diferentes narradores.

R: Sí, a un hombre y a dos mujeres. El hombre es Philippe BarrassaT. La primera narradora es Pauline Gaillard, la montadora. Faltaba una voz en off y la grabó provisionalmente en la sala de montaje. Cuando la oí, pensé que sería genial si hubiese varios narradores para contar la historia. La tercera es Valentine Catzéflis, que tenía un pequeño papel, pero al final quitamos la escena en el montaje. Tiene una voz sublime.


P: No parece plantearse si hay demasiada música, demasiados sentimientos…

R: Sigo mi intuición. Hacer cine es una diversión, jugamos a fabricar algo. Es difícil, incluso angustioso, pero no grave. Me lo paso bien y hago lo que me apetece. Al ser actriz antes que realizadora puede que sienta el lado lúdico con más fuerza.


P: ¿Explica eso las apariciones mágicas durante la cena de Nochebuena?

R: Me gustan esas cosas, como dar una palmada y que aparezca un árbol de Navidad. Quizá ruede una película donde haya una varita mágica. "El cine es más alegre que la vida", decía no recuerdo quién.


P: ¿Cómo consigue dosificar los diferentes saltos de humor, los diversos tonos?

R: Fue un montaje complicadísimo. Nos encontrábamos ante un material nada fácil de domar. Fue cuestión de instinto y de dosificación sutil, un poco como hacer encaje de bolillos. Bastaba con una escena o incluso un plano para desequilibrarlo todo. La película tenía fuerza, pero el equilibrio era sumamente frágil. Lo esencial fue integrar escenas divertidas sin que el relato perdiera tensión. Pauline Gaillard es una montadora muy inteligente, sensible, con la que tengo una gran complicidad.


P: La película se basa en el suspense de situaciones vividas día a día, pero de hecho, dado que es un flash-back, sabemos que Adam saldrá adelante desde el principio de la historia.

R: Aprovecharse del suspense de la curación de Adam habría sido secuestrar al espectador. Quería que se supiera que salía adelante. Bastaba con no saber lo que pasa antes. Vuelvo a decirlo, sobre todo se trata de la historia de la pareja.


P: ¿Por qué decidió interpretar su propia historia con Jérémie Elkaïm?

R: No me apetecía nada encarnar a Juliette, era un papel muy cercano y muy emocional. Temía ser mala actriz e impúdica a la vez. No me preocupaba en absoluto que Jérémie interpretara a Roméo, aunque también fuera un personaje cercano a él. Primero, porque iba a dirigirle yo, y segundo, porque es un gran actor. Pero ¿a quién poner delante de él? Era complicado. En un momento dado, incluso decidí que él tampoco trabajaría en la película. Como seguía sin encontrar a nadie, acabé por interpretar a Juliette, era lo más sencillo.


P: ¿Y el resto del reparto?

R: El personal del hospital está compuesto por una mezcla de actores y de médicos y enfermeras reales, como la Dra. Kalifa, interpretada por una médica auténtica. Le pedí al profesor Sainte-Rose que se interpretara a sí mismo, pero me dijo que era un pésimo actor. Eso sí, nos dejó su bata, su despacho y a su secretaria. Para los papeles secundarios quería a actores buenos, pero que no fueran muy conocidos.


Entrevista con Jérémie Elkaïm

P: Es coguionista y actor de DECLARACIÓN DE GUERRA. Además, ocupa un lugar preponderante en las películas de Valérie Donzelli, ¿cómo la definiría?

R: Me cuesta mucho situar de forma concreta mi participación en el trabajo de Valérie. Pero sí diré que hace años que nuestro diálogo es permanente, y que quizá actúe como contrapunto. Pongo orden en sus ideas. Valérie puede llegar muy lejos, no le asusta el ridículo, "no respetar" el tema. No intenta ser una buena alumna, cree profundamente que no hay reglas para conseguir lo que se quiere en el cine. Lo importante para ella es que la idea se encarne, que exista. Pauline Gaillard, la montadora, la describe a la perfección cuando dice: "Valérie lleva el inconsciente en bandolera".


P: ¿Cómo abordó el tema de una historia que realmente habían vivido?

R: Creo que siempre nos inspiramos en nuestras vivencias, en lo que somos. Pero es verdad que DECLARACIÓN DE GUERRA es una película autobiográfica, lo que nos planteaba muchos problemas para el guión. ¿Cómo encarnar algo que realmente ocurrió? Siempre se tiene la impresión de estar por debajo de la realidad. Haber pasado por una experiencia muy fuerte no significa que también lo sea para los demás y que se pueda plasmar en una película. Se trataba de contar lo que habíamos vivido bajo la forma de una historia. Volcarnos en la pareja formada por Roméo y Juliette nos permitió distanciarnos de la enfermedad de Adam.


P: La película tiene mucho humor.

R: Al haber vivido una historia parecida, estábamos autorizados a burlarnos de nosotros mismos. Al principio queríamos llevar la comedia aún más lejos, pero se impuso la intensidad de la película.


P: ¿Cómo fue la escritura del guión?

R: Mientras luchamos contra la enfermedad de nuestro hijo, Valérie escribió un diario. A partir de este material informe, intentamos sacar una estructura, un poco como si adaptáramos para la gran pantalla un intercambio de cartas. El gran reto fue alejarse de los hechos, pasar a la ficción. Pero lo conseguimos porque teníamos un objetivo: deshacerse de lo malo para compartir lo bueno.

Al terminar el guión, teníamos la impresión de haber escrito una película de acción. El productor, Edouard Weil, lo entendió inmediatamente y formó parte de la dinámica. Nos apoyó desde el principio, fue un productor de ensueño. La escritura y la preproducción fueron muy rápidas; tardamos menos de un año en hacer la película.


P: La característica de DECLARACIÓN DE GUERRA no es ser optimista o pesimista, sino tener una vida pletórica.

R: Espero alcanzar la ataraxia. Carecer de estados anímicos molestos, de angustias existenciales, esperar siempre que la vida sea una aventura triste o alegre, da igual. Pero si se alcanza la ataraxia total, hay un lado mórbido, se acaba siendo casi totalmente pasivo, dispuesto a aceptarlo todo. Pasarse de sabiduría también equivale a no mover el culo. Cuando vivimos la enfermedad de nuestro hijo, se trataba de sobrevivir a toda costa.


P: ¿Cómo fue en el rodaje?

R: Seguía manteniendo el mismo diálogo con Valérie, y no solo como actor. Pero pasaba lo mismo con todos los miembros del equipo. Al ser un grupo reducido, menos de diez, todos debíamos ser polivalentes. Inventamos el concepto del técnico "navaja suiza" capaz de realizar varias funciones. Un rodaje con diez personas no es lo mismo que con cincuenta. Todos podíamos opinar, compartíamos el mismo objetivo.


P: Más concretamente, ¿qué quiere decir con eso?

R: Que ya no existe la jerarquía. Si uno ve un objeto que no debería estar en el encuadre, lo quita, no espera a que lo haga el de atrezo. Corrijo un defecto en el maquillaje. Si hace falta un figurante, sustituyo al técnico que hace de figurante. Valérie tiene la capacidad de adaptarse a la realidad, de aceptar los incidentes, que no aparezca un actor, que falle un decorado… Siempre encuentra una solución, acepta de forma positiva los impedimentos.


P: Como Roméo y Juliette.

R: Sí, se avanza y la película también se construye con lo que ha ocurrido durante el rodaje, es testigo de los diversos incidentes. Ya lo dijo Wong Kar-wai: "Hacer cine es resolver problemas". Encaja muy bien con Valérie.


P: ¿Y la decisión de interpretar los papeles de Roméo y de Juliette?

R: Me preocupaba no conseguir alejarme lo suficiente, pero tampoco me quitaba el sueño. Me parecía que ya habíamos resuelto parte del problema en el guión. Tenía sentido que ambos interpretáramos a los protagonistas: habíamos escrito el guión juntos, lo habíamos imaginado juntos. Y así había dos personas menos en el plató.


P: ¿Cómo le dirigió Valérie Donzelli?

R: Nos conocemos muy bien, no hace falta hablar mucho, todo es más rápido y más sencillo. Además, había participado en la concepción del personaje; gran parte del camino estaba desbrozado, por lo que el proceso de encarnación se aceleró. Valérie anima a los actores a trabajar lo mejor que tienen.


P: ¿Nunca tuvo ganas de codirigir la película?

R: En el trabajo que realizo con Valérie, ella lleva el peso, actúo más bien como consejero. Nuestro equilibrio se basa en esta complementariedad. Valérie funciona si es el motor de su película, si se rodea de personas que ella ha escogido, entre las que me encuentro. No puede haber un motor repartido. Y si hago bien mi trabajo cuando me dirige, es porque no soy el responsable de la película.


P: Roméo y Juliette salen de la prueba "destruidos, pero sólidos".

R: Al final están separados, pero han crecido y están más unidos por las extraordinarias vivencias que han compartido. Ya no podrán vivir como una pareja clásica porque la prueba ha cambiado sus vidas, pero han accedido a un nivel de comprensión superior. Les basta con una mirada para saber por lo que han pasado.

No recuerdo qué cineasta decía: "Todas las películas plantean la misma pregunta: ¿Existe el amor?" Si hay que dar una respuesta, diré que existe. Soy creyente. No me refiero al sentido religioso del término, pero creo en la vida, en la unión, la escucha, el respeto. Ninguno de estos valores me parece tonto, al contrario, son grandes, y me entran ganas de compartirlos.

Entrevista realizada por Claire Vassé


Ficha artística
Juliette - Valérie Donzelli
Roméo - Jérémie Elkaïm
Adam 18 Meses - César Desseix
Adam 8 Años - Gabriel Elkaïm

Las Familias
Claudia - Brigitte Sy
Alex - Elina Lowensohn
Geneviève - Michèle Moretti
Philippe - Philippe Laudenbach
Nikos - Bastien Bouillon

Los Médicos
Dra. Prat - Béatrice De Staël
Dra. Fitoussi - Anne Le Ny
Profesor Sainte-Rose - Frédéric Pierrot
Dra. Kalifa Igr - Elisabeth Dion