Premio Especial del Jurado. San Sebastián 2011.
Cuarta película de la reputada actriz y directora francesa Julie Delpy.
Notas de la directora
Siempre he sido muy ecléctica en mis gustos cinéfilos, lo que me gusta es poder abordar géneros muy distintos, así que después de la comedia me gustaría hacer una película de ciencia ficción y un thriller.
Empecé a trabajar en EL SKYLAB en 2003. Desde el principio tenía claro que no quería una trama narrativa clásica, sino unos personajes definidos que narraran una historia con muy pocos elementos dramatúrgicos. Para mí, es en los momentos sencillos de la vida donde se pueden expresar cosas fuertes. Así que seguí el punto de vista de la niña y sus recuerdos, tratando de mantener en vilo al espectador gracias a las tensiones entre los personajes. Pero tengo que señalar que la película no es totalmente autobiográfica: me inventé muchos personajes, como por ejemplo el tío Hubert, que me recordaba a algunas películas italianas.
Tenía ganas de hablar de una reunión familiar sobre la que planea una amenaza, el Skylab, que termina cayendo muy lejos, pero que está presente a lo largo de la película. Es importante para Albertine, porque todo podría ser destruido: su infancia, su familia, sus primeras emociones, etc. En cierto modo, ella sufre otro cataclismo: se enamora y deja la infancia. ¡También me gustaba la idea de confundir las pistas y hacer una comedia sobre una familia con un nombre de película de ciencia ficción!
Para mí es muy importante que los personajes secundarios tengan consistencia propia. Cuando estaba en la fase de la escritura del guión, me acordaba del cine francés de preguerra en el que los papeles secundarios a menudo estaban muy bien escritos.
Rodamos en Bretaña y aunque fue un enorme follón nos lo pasamos muy bien: todos estábamos alojados en el mismo hotel y eso facilitó que se estrecharan relaciones. Los actores estaban contentos de encontrarse en el plató y de trabajar juntos. Para mí, es fundamental que los actores estén contentos: odio que haya tensiones y relaciones conflictivas durante los rodajes.
Organicé muchas reuniones entre los actores para ver cómo funcionarían las parejas de la película. Por ejemplo, Noémie Lvovsky y Candide Sanchez, que proceden de universos muy distintos. Cuando se logra encontrar esa química, todo empieza a fluir sin ningún problema.
Estuve trabajando bastante el estilo del vestuario de los personajes con Pierre-Yves Gayraud. Es muy importante que cada uno de ellos exprese quién es a través de la ropa que lleva. La gestualidad de los actores, su forma de sostener un cigarrillo o de mover las manos, e incluso su peinado son también muy reveladores. Así es como los actores van construyendo sus personajes.
Mientras estaba escribiendo el guión, pensé interpretar el papel, corto, de la tía Clémentine. Pero cuando la película estaba en la fase de producción, algunos años después, me di cuenta de que tenía la edad de mi madre en la época del Skylab, así que decidí interpretarla en la pantalla, como una forma de rendirle homenaje.
Para la fotografía recurrí a Lubomir Bakchev, con el que ya había trabajado en 2 días en París. Me gusta mucho porque no tiene nada de ego, tiene los pies en la tierra y es muy tranquilizador (¡algo muy importante para mi estrés durante el rodaje!). Yo quería una luz viva, alegre, solar, que reflejara la alegría que se vivía en el rodaje y que emanaba de los personajes.
Julie Delpy