Equipo artístico
Ebizo Ichikawa, Eita, Hikari Mitsushima, Yakusho Koji
Sección Oficial Cannes 2011
Sección Oficial Sitges 2011
HARA-KIRI presenta dos universos opuestos: el doméstico y el militarista. La tensión dramática de la película está en la confluencia de ambos. Miike no necesita una retórica visual extravagante para poner de relieve la cruel inhumanidad del espíritu militar con los sombríos recovecos de un interior feudal, o la ardua supervivencia de una familia pobre con falta de luz de su humilde morada. Rescata algunos valores de directores nipones caídos en el olvido: una puesta en escena repleta de matices, una interpretación humana y sobria, una emoción intensa. Sin embargo, la película en ningún momento suscita una nostalgia de la edad de oro perdida del cine japonés. Este Japón del siglo XVIl está tan vivo, es tan actual como cualquiera de las situaciones contemporáneas que Miike haya podido filmar. Ahí reside su arte.
Unas palabras de Takashi Miike
Lo que te apasiona
La casualidad hizo que después de 13 ASESINOS decidiera volver a hacer una epopeya, pero no tengo intención alguna de encasillarme en ese género cinematográfico. Lo que cuenta es la calidad, no la cantidad. Con calidad me refiero a lo que te apasiona o permite que te sientas libre durante el rodaje. Por otro lado, el otoño que viene voy a dirigir una ficción televisada que se emitirá en segundo prime time con un presupuesto ultra modesto. Pero las películas de pequeño presupuesto proporcionan una excitación que uno solo siente con esos proyectos.
El sufrimiento humano
Lo que me apasiona de dirigir el remake de la gran película de Masaki Kobayashi es la posibilidad de sentir concretamente la universalidad del sufrimiento humano que HARAKIRI desmenuza hasta el núcleo, trascendiendo épocas, géneros y países.
La necedad y la tristeza
Creo que lo que me atrajo del tema de HARAKIRI fue la necedad y la tristeza de la incapacidad de anticiparse al futuro cercano. Y, en mi opinión, incluso después de haber visto la película, seguimos sintiendo lástima por la tragedia del protagonista
y nos embarga esa tristeza que hace que se te llenen los ojos de lágrimas de compasión por los problemas ajenos. Pero, sin duda, los espectadores captarán diferentes mensajes, cada uno en función de su propia realidad. Creo que un director no puede jamás coartar esa libertad.
En tándem
Mis "nuevas versiones" tienen muchos puntos en común con las películas originales y, al mismo tiempo, hay diferencias. La cuestión de la originalidad o la quisquillosidad en los detalles insignificantes hace tiempo que quedó zanjada, así que no tiene sentido comparar las obras poniéndolas una junto a otra. Conforman un tándem, en la dinámica de la época en la que han sido creadas.
Los celos
No siento nostalgia de las viejas películas japonesas, pero sí celos. Celos porque los equipos que hicieron esas películas tenían todo lo que han perdido los cineastas japoneses de hoy: su energía, su pasión, los estudios de antaño plagados de sueños y de personas para llevarlos a cabo, la inversión de los estudios en recursos humanos, etc.
La música de Ryuichi Sakamoto
Agradezco a Ryuichi Sakamoto de todo corazón que haya compuesto esa maravillosa música. Las almas de los personajes gritan en la banda sonora, sin que el sonido golpee al espectador, sin que lo domine. Su música inunda la sala de cine como si fuera aire, tranquila y discretamente. Sin embargo, su seguridad y su autoridad están presentes.
Han dicho
- Esta versión formalmente elegante y dramáticamente fiel del 'Harakiri' (1962) de Kobayashi (...) decepcionará a la audiencia que espere violencia extrema. Pero (...) ofrece sus propias recompensas. (Justin Chang: Variety)
- Pletórica de forma y de fondo sobre una historia de amor, muerte, honor y venganza. (E. Rodríguez Marchante: ABC)
- 'Hara-kiri', la nueva versión de Takashi Miike de la película de Masaki Kobayashi de 1962, está compuesta por unos efectos digitales y un 3D que se integra a la perfección en la historia; se trata de un film primoroso y ceremonial, totalmente respetable. (The Hollywood Reporter)
- Miike se reserva sus arrebatos violentos para un brutal harakiri y una lucha de «todos contra uno» que abre y cierra un filme extremadamente delicado que deja su verdadero poso emocional en su tristísima segunda parte. (Sergi Sánchez: La Razón)
- Miike muestra versatilidad y una profunda afinidad con la elegancia de los maestros tradicionales del género, Akira Kurosawa y Yasujiro Ozu. (Little White Lies)
- Descubrimos (...) un Miike delicado, capaz de emocionar en un grado insospechado. (Les Inrockuptibles)