Entrevista con Leos Carax (director)
P: Aparece al principio de la película en una especie de prólogo que es, más concreta y literalmente, una apertura. ¿De dónde surge la idea de estar físicamente presente en la pantalla?
Leos Carax: Me vino primero a la mente la imagen de una sala de cine grande y repleta, en la oscuridad de la proyección, en la que los espectadores están totalmente paralizados y parecen tener los ojos cerrados. ¿Están dormidos? ¿Muertos?
El público del cine visto de frente, lo que nunca ve nadie (salvo en el extraordinario plano final de El mundo marcha, de King Vidor).
Después mi amiga Katia me pasó un cuento de Hoffmann. El héroe descubre en la habitación de su hotel una puerta secreta que da a una sala de ópera. Como en la frase de Kafka, que podría servir de preámbulo a toda creación:
Entonces pensé en empezar la película con este personaje que se despierta en plena noche y se ve de pronto, en pijama, en una gran sala de cine repleta de fantasmas.
Instintivamente llamé al hombre, al soñador de la película, Leos Carax, así que lo interpreté yo.
P: ¿Qué papel jugó Merde, su contribución a la película Tokyo!, en la concepción de Holy Motors, donde este personaje es uno de los avatares (creo que es el término correcto) de Denis Lavant?
Leos Carax: Holy Motors surgió de la impotencia de no poder llevar a cabo varios proyectos, todos en otro idioma y en el extranjero. Siempre me topaba con los mismos obstáculos: casting y dinero. Harto de no poder rodar, me inspiré en la experiencia de Merde, que era un encargo japonés. Me encargué a mí mismo un proyecto con las mismas condiciones, pero en Francia: concebir rápidamente una película no demasiado cara para un actor elegido previamente.
Todo eso también fue posible gracias al uso de cámaras digitales, que yo desprecio (porque se imponen a nosotros o nos las imponen), pero que tranquilizan a todo el mundo.
P: La idea de los motores, de la motorización, de la importancia de las máquinas, se reivindica claramente en el título y se presenta de manera subyacente en la película. ¿Era la idea original del proyecto o fue tomando forma poco a poco?
Leos Carax: No suele haber ninguna idea al inicio de un proyecto, ninguna intención. Solo dos o tres imágenes y sentimientos que enlazo.
Para Holy Motors tenía, entre otras cosas, la imagen de esas limusinas larguísimas que se ven por ahí desde hace unos años. Las vi por primera vez en Estados Unidos y ahora las veo en mi barrio de París todos los domingos, en las bodas chinas. Están totalmente en sintonía con la época, a la vez ostentosas y cutres. Son bonitas por fuera, pero su interior infunde una especie de tristeza, como una casa de citas. Aun así me conmueven. Son algo anticuado, como los viejos juguetes futuristas del pasado. Marcan, en mi opinión, el fin de una era, la de las grandes máquinas visibles. Esos coches pronto se convirtieron en el núcleo de la película, en el motor, digamos. Los imaginé como grandes navíos que transportaban a las personas en su viaje final, en su último cometido.
La película es pues una especie de ciencia ficción, donde hombres, bestias y máquinas están en vías de extinción. Motores sagrados, solidarios, unidos por un destino común, esclavos de un mundo cada vez más virtual. Un mundo del que desaparecen, poco a poco, las máquinas visibles, las experiencias vividas, la acción.
La acción
En la secuencia en la que Denis Lavant tiene el cuerpo cubierto de sensores blancos, es como un especialista en motion capture. El personaje no dista tanto del Chaplin de Tiempos modernos, salvo que el hombre no está atrapado en los engranajes de una máquina, sino entre los hilos de una tela invisible.
La belleza del gesto
La historia de un asesino a sueldo que debe llevar a cabo diez encargos en un día. Trabaja por la belleza del gesto, así que debe usar su creatividad en cada crimen.
P: ¿Quién es el señor Merde? ¿Es un fantasma del pasado? ¿Un compañero de trabajo?
Leos Carax: El señor Merde es lo inmundo.
Es la gran regresión post 11 de septiembre (terroristas que creen en cuentos de vírgenes en el paraíso, gobernantes que se regocijan de poder al fin aprovechar todo su poder, como niños todopoderosos, y pueblos atónitos, como huérfanos solos en la oscuridad).
El señor Merde es el miedo, la fobia. También la infancia. Es el colmo del extranjero: el inmigrante racista.
P: El personaje de Oscar, ¿podría haber sido interpretado por otra persona que no fuera Denis Lavant ?
Leos Carax: Si Denis hubiera rechazado el proyecto, le habría propuesto el papel a Lon Chaney o a Chaplin. O quizá a Peter Lorre o Michel Simon.
P: ¿En qué garaje se mete a los humanos al final del día? ¿Hay para ellos algo comparable al lugar donde se acaba la película?
Leos Carax: El lugar en el que los humanos aparcan por la noche es lo que llamamos "casa". Pero ¿dónde está el verdadero hogar de cada uno? ¿O acaso es mejor vivir de aquí para allá, como un explorador, recorriendo tierra y mar? ¿Se ha convertido ya el ordenador en nuestro verdadero hogar?
Fragmento de una entrevista por e-mail de Jean-Michel Frodon
Los actores vistos por Leos Carax
DENIS LAVANT (El señor Oscar / El banquero / La mendiga / El especialista en motion capture / El señor Merde / El padre / El acordeonista / El asesino / La víctima / El moribundo / El hombre de la casa)
Como el mismo cine, Denis viene de las tablas, de la feria y del circo. Su cuerpo está esculpido igual que el de los atletas cronofotografiados por Marey. Y el placer que me produce filmar ese cuerpo en movimiento es el mismo que, imagino, sentía Muybridge ante su caballo a galope.
ÉDITH SCOB (Céline)
Ya había filmado a Édith en Los amantes del Pont-Neuf, pero después del montaje solo quedaron su pelo y sus manos, así que le debía un papel de verdad. Édith es una mujer-cine, maravillosa en todo el sentido de la palabra. Además la sombra de Georges Franju ya había empezado a planear sobre el proyecto, así que su silueta, su rostro y su voz se impusieron. Fue el hada buena de la película.
KYLIE MINOGUE (Eva / Jean)
Hasta hace poco, lo único que conocía de Kylie era su nombre y el dúo que hizo con Nick Cave en los 80. Claire Denis me habló de ella para otro proyecto que iba a rodar en Londres. Kylie es de una gran pureza. Trabajar con ella es una de las experiencias más dulces que he vivido en un plató. Y esa voz, que escapa de ese cuerpo de elfa, es la infancia del arte.
EVA MENDES (Kay M.)
El papel de la modelo Kay M. estaba pensado para Kate Moss. Queríamos hacer un largometraje en Nueva York, la continuación de las aventuras del Sr. Merde, Merde in USA. Una especie de La bella y la bestia. Después conocí a Eva Mendes en un festival y nos apeteció hacer algo juntos. Es a la vez una mujer erótica, ausente, robótica.
ÉLISE LHOMEAU (Léa / Élise)
Élise es una joven moderna, pero si la ralentizas parece salida de otra época. El cine en sus orígenes, La petite Lise. No es ni carne fresca, ni carne de cañón, a diferencia de otras tantas jóvenes actrices. Su cuerpo, sus ojos, resisten a la cámara.
JEANNE DISSON (Angèle)
La búsqueda de una niña que interpretara el papel de Angèle fue extremadamente difícil. Al principio pensé en una niña de 13 ó 14 años, pero al final Jeanne, que solo tenía 10, fue la única que supo componer toda la evolución del personaje en los 10 minutos que dura la escena. Y en la vida real es muy divertida.
MICHEL PICCOLI (El hombre de la mancha de nacimiento)
Es un papel que iba a interpretar yo, pero habría dado pie a la confusión: no se trata de un cineasta, sino del jefe de las cámaras invisibles. Un hombre en la sombra que no se sabe si es productor, un siniestro ministro del Interior o un gran mafioso. Entonces le propuse el personaje a Piccoli. La idea era que estuviera irreconocible y apareciera en los créditos bajo un nombre falso, Marcel Tendrolo. Le pareció muy divertido, pero desgraciadamente salió a la luz.
Festivales
Festival de Cannes 2012 - Premiere Mundial
Festival de Cannes 2012 - Sección Oficial
Críticas
- Una sublime locura cinemática con ecos Cocteau, Buñuel y Franju. (Filmin)
- Absolutamente audaz, romántica y divertida. (Little White Lies)
- Delirante y divertida por fuera, inteligente y visionaria por dentro. Denis Lavant, en el papel más desafiante (y divertido) que cualquier actor pueda imaginar. (El Cultural)
- "Holy Motors" es una sucesión sin fin de imágenes y momentos, unos más atrayentes que otros, pero lo que está claro es que deja huella. (IndieWire)
- Es un trabajo indudablemente ambicioso, y es difícil imaginar a nadie que no seaabsorbido por ninguno de sus laberínticos episodios. (Screen)
- La odisea experimental de Leos Carax es loca de atar, ingrávida y eufórica a todos sus niveles. En otras palabras, es aquello que vinimos a ver a Cannes. (The Guardian)
- Es una memez genial o una genialidad algo mema; digamos que un retruécano a tiempo siempre entretiene. (El Mundo)
Holy MotorsDirigida por Leos Carax