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La gran boda cartel reducidoLa gran boda(The big wedding)
Dirigida por Justin Zackham
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Robert De Niro, Diane Keaton, Susan Sarandon, Amanda Seyfried ("Los miserables", "Sin rastro"), Ben Barnes ("Las crónicas de Narnia: La travesía del viajero del alba", "El retrato de Dorian Gray", "Las crónicas de Narnia: El príncipe Caspian"), Katherine Heigl ("Como la vida misma", "Killers", "27 vestidos"), Topher Grace ("Predators", "Historias de San Valentín", "Spiderman 3") y Robin Williams protagonizan "LA GRAN BODA". Comedia coral, escrita y dirigida por Justin Zackham (guionista de "Ahora o nunca").

El guionista, director y productor, Justin Zackham ("Ahora o nunca"), es el cerebro responsable de LA GRAN BODA y ha creado una película en la línea de las comedias europeas, con un sutil toque dramático subyacente, que capta las idiosincrasias de la vida familiar. A lo largo de la película, los Griffin se ven obligados, de forma divertida, a la vez que conmovedora, a ver cómo se desentrañan su pasado, su presente y su futuro a la vista de todos... sin dejar de intentar en todo momento no matarse el uno al otro en el proceso.


Acerca de la producción
Las bodas son, por su propia naturaleza, sumamente estresantes. Las emociones se desatan, por lo que, a menudo, la presión por conseguir esa esquiva boda perfecta y cumplir todas las expectativas tiende a desviar la atención de lo que verdaderamente une a la feliz pareja. A eso se le añade una familia de lo más excéntrica y el caos y los percances serán inevitables.

Cuando el guionista, director y productor Justin Zackham empezó a trabajar en este proyecto, sacó su inspiración inicial de la premisa del filme francosuizo "Mon frère se marie", en el que un hijo adoptado les pide a sus padres adoptivos, que para entonces ya están divorciados, que finjan estar casados durante el fin de semana de su boda. A partir de ahí, Zackham siguió una dirección temática distinta con su historia, teniendo muy presente la experiencia de su propia boda. "Estábamos a punto de fugarnos", recuerda Zackham, "pero, dos días antes, me dijo que no podía hacerlo, porque su madre la mataría. Pasamos por un auténtico infierno el año y medio siguiente preparando la boda. La gente hace verdaderas locuras por las bodas, por razones que, si hablaras con ellos en cualquier otro momento de su vida, dirían que jamás se les ocurriría hacer algo así".

A la hora de escribir el guión, Zackham también se dejó influir por su localidad natal de Greenwich, Connecticut, con sus clubs de campo, sus colegios privados y su vida de alta sociedad, donde en realidad era más bien un marginado que se limitaba a observar. "Al ser más bien como el judío pobre que tenían allí de muestra, veía como todo ese tipo de familias ricas, alocadas y maravillosas interactuaban entre sí – podían venirse abajo y recomponerse con una gran facilidad", sostiene Zackham. Esos recuerdos de criarse en Connecticut influyeron en Zackham a la hora de elaborar los personajes y la extravagante forma de funcionar de la familia Griffin.

La diseñadora de vestuario Aude Bronson-Howard colaboró con Zackham para encontrar el ambiente para LA GRAN BODA típico de esa zona, y al mismo tiempo atípico, dada la historia que intentan contar. Necesitaban conseguir un equilibrio a la hora de buscar una imagen que no resultara demasiado formal ni acartonada para los Griffin. "Muchos de estos personajes son muy poco convencionales, pese a encontrarse en la convencional Greenwich, Connecticut", explica Bronson-Howard. "Como en todas las películas, hay que saber dotar a los personajes de su propia individualidad, su propia personalidad".

En LA GRAN BODA, la generación mayor es, en realidad, mucho más rebelde que la generación más joven, así que Bronson-Howard vistió a los personajes más jóvenes un poco más tradicionales y conservadores que a los mayores. Para la boda, Bronson-Howard mantuvo un tono claro, con un tema floral, desde el vestido, a los interiores de la carpa de la boda y la tarta, y todos los centros de mesa. "Tomé como inspiración las recepciones al aire libre inglesas, porque a menudo son informales y la gente no teme el colorido, y así parece que hay más cultura", explica Bronson-Howard. "De modo que pensé, ¿por qué no traer un poco de eso aquí, a este espectáculo en Greenwich?".

El destino quiso que la decisión de Zackham de rodar en Greenwich, Connecticut, se convirtiera en un vínculo común para varios de los productores y miembros del reparto. El productor Richard Salvatore, que se casó en Connecticut, recuerda: "Fue como una vuelta al punto de partida para todos. El productor Clay Pecorin es de Connecticut, Justin es de Connecticut, y ni siquiera era consciente de que Katherine (Heigl) y Topher (Grace) también fueran de Connecticut hasta más adelante". Ese entorno tan familiar ayudó a que el reparto se asentara en su dinámica familiar para la película. "Katie Heigl es amiga mía desde hace mucho tiempo y es del pueblo de al lado del mío de Connecticut", observa Grace. "Así que ha sido asombroso tener esa clase de conexión con alguien e interpretar esa relación de hermano y hermana. Si tuvieras que elegir a alguien para que fuera tu hermana, con la que tienes una relación de esas en las que termináis el uno las frases del otro, no hay mejor elección posible que ella".

"Esa conexión de Connecticut...", prosigue Heigl. "En cuanto Topher firmó para participar en el proyecto, supe que sería divertido, porque nos entendemos muy bien entre nosotros. Sabía que nos lo íbamos a pasar muy bien juntos y tendría a mi amigo conmigo, durante el rodaje".

Esa atmósfera familiar y festiva en el rodaje ayudó a dar forma a lo que estaba sucediendo en la pantalla con los Griffin. "Todo el mundo se está divirtiendo mucho en esta película, yo incluido", afirma Zackham. "Rodamos una escena un día en la que mirabas por la lente y llegaba un punto en el que ya no eran Robert De Niro, Diane Keaton y todos los demás, sino que parecen una verdadera familia".

"En mi opinión, Justin se desvivió por crear una especie de sociedad aquí que quedara reflejada en la pantalla", explica Grace. "Todos pasamos juntos nuestro tiempo libre, algo que rara vez sucede, que nosotros voluntariamente, tras pasar 16 horas juntos, queramos seguir pasando el tiempo unos con otros".

"El ambiente del rodaje ha sido estupendo y creo que todo empieza por arriba", comenta Salvatore. "Si tienes un gran director, que se preocupa por sus actores, los actores entonces se preocupan más por la película. Todas las personas que participan en el filme están esforzándose al máximo y se están llevando muy bien".

A Salvatore le atrajo el proyecto por la capacidad de Zackham no sólo para escribir comedia, sino también los momentos dramáticos subyacentes. "Me pareció que tenía mucho sentimiento", apunta Salvatore. "Creí que con un guión tan bueno, podríamos reunir un gran reparto". Y eso es exactamente lo que sucedió, ya que Zackham y Salvatore consiguieron que Keaton se sintiera interesada desde el primer momento y encontraron en Robert De Niro al ‘Don Griffin’ perfecto para actuar frente a ella. "Siempre pensamos en De Niro", asegura Salvatore. "Pero había estado ocupado mientras preparábamos la película, entonces surgió una oportunidad y nos lanzamos. Una vez se mostró interesado, también conseguimos a Heigl y ya llegó un punto en que todos los demás querían formar parte de la película".

"Con toda esta gente, Diane, Susan, Bob... es un reparto maravilloso", afirma Robin Williams. "Formar parte de un reparto así viene a ser la razón por la que acepté el papel, son como unas vacaciones pagadas. No se lo digas a nadie... pero es estupendo".

Integrarse en un reparto que incluye a los ganadores del Oscar® Diane Keaton, Robert De Niro, Susan Sarandon y Robin Williams puede resultar un poco abrumador para un actor joven pero, como explica Seyfried: "Todos ellos son actores serios y muy respetados, pero nos juntas a todos en un grupo y no te sientes abrumada. Son tan inteligentes y tan personales, que consiguen que actuar frente a ellos resulte más interesante y natural".

Ben Barnes se encontró en alguna ocasión tomándose un momento para hacerse a la idea de estar trabajando con un reparto tan veterano. "Mi primerísima escena, en mi segundo día, era con Bob, Diane y Susan, y pensé: ‘¿Cómo he acabado aquí?’", admite Barnes. "Creo que fue alrededor del quinto día, terminé una escena con Bob, me rodeó más o menos con el brazo y dijo: ‘Hasta mañana, chaval’. Yo me quedé: ‘Chaval, ese soy yo, ya me he quedado con ese nombre, oficialmente".

Hubo un momento muy concreto en el que Topher Grace se dio cuenta de pronto de que tenía delante a cuatro ganadores del Oscar®. "Estaba sentado a la mesa el otro día y allí todos tenían un Oscar® menos yo", comenta jocoso Grace. "Tener ocasión de hacer una escena cómica con Robin Williams o una escena emotiva y sincera con Robert De Niro o Diane Keaton, o trabajar con Susan Sarandon, cuyo trabajo me ha encantado desde siempre... me siento muy afortunado, no se puede pedir nada más".

Esa vasta experiencia conlleva cierta libertad y comodidad a la hora de improvisar para Keaton, De Niro, Sarandon y Williams. Heigl recuerda: "Me han enseñado mucho en el sentido de que tienden a improvisar, se meten en su personaje de tal manera que más o menos dicen lo que piensan y lo que sienten en ese momento. Y es en ese momento cuando se les ocurre la línea de diálogo más estupenda. Eso es talento, experiencia, sabiduría y genio. No todos podemos hacerlo".

LA GRAN BODA está fundamentalmente contada desde el punto de vista de Ellie Griffin (Diane Keaton), que vuelve a casa por primera vez en diez años, al hogar que su ex marido, Don Griffin (Robert De Niro), y ella compartieron con sus tres hijos. La película empieza con Ellie Griffin deteniéndose junto al arce rojo en el que sus momentos familiares han quedado atrapados en el tiempo, lo que da inmediatamente a los espectadores la sensación de que se trata de una familia muy unida.

LA GRAN BODA pasa directamente a terreno mucho más divertido cuando conocemos a Don Griffin (Robert De Niro) y su novia desde hace muchos años, Bebe McBride (Susan Sarandon). En la piel de Don Griffin, Robert De Niro se encuentra en una forma excepcional. En opinión del director Zackham: "Bob ha interpretado tradicionalmente al tipo serio en las comedias y creo que, aunque él pueda no estar de acuerdo, aquí es por primera vez el personaje cómico". Zackham agrega: "Se dedica a robar escenas y está desternillante, con una química excelente con Diane, que consigue que te creas por completo que son ex marido y ex mujer".

"Don Griffin es sin duda bastante cascarrabias y solamente quiere que haya paz", observa Zackham. "No quiere dramas, simplemente quiere que todo vaya bien, sin sobresaltos, que todo el mundo lo pase bien. Pero, naturalmente, eso no sucede nunca".

El personaje de Sarandon, Bebe McBride, lleva más de diez años con Don Griffin y se ha acostumbrado a su papel de la excéntrica madrastra de la familia pero, en el curso del fin de semana, se verá obligada a examinar su pasado y replantearse su relación con Don.

Como si la dinámica entre estos tres personajes no fuera ya por sí misma suficientemente complicada, se encuentran de repente en una situación muy incómoda cuando Don y Ellie deben fingir que siguen casados durante el fin de semana de la boda de su hijo más joven. Los Griffin adoptaron a Alejandro (Ben Barnes) cuando era muy pequeño, y el joven nunca le ha dicho a su conservadora madre biológica (Patricia Rae) que sus padres adoptivos están divorciados. Convencido de que su madre no viajaría a Estados Unidos por su boda, a Alejandro le pilla por sorpresa cuando ella acepta la invitación para asistir al feliz acontecimiento. Preocupado por el secreto que ha guardado durante años, decide que es mejor continuar con la mentira durante el fin de semana para evitar problemas y no disgustar a su madre.

"A Alejandro lo crió durante los primeros años de su vida una familia muy católica de Colombia y luego se trasladó a Estados Unidos, donde se educó con una madre judía/budista y un padre que cree que cualquier religión organizada es cosa de imbéciles", explica Barnes. "Así que la idea de que su madre biológica renunciara a su único hijo para que pudiera tener una vida mejor en Estados Unidos y acabara con una familia ‘disfuncional’, capaz de cometer un pecado tan terrible como el divorcio es más de lo que puede aguantar".

"Mi personaje es muy católico y creo que hay circunstancias en su vida que la han hecho aferrarse con fuerza a sus creencias", señala Rae. "Así que Alejandro tiene la idea equivocada de que ella es una mujer de mente estrecha, cuando en realidad es tan humana como cualquiera".

Aunque su decisión de proteger los sentimientos de su madre biológica pueda ser por el bien de ella y Alejandro crea que es lo más prudente para que haya paz en el fin de semana de su boda, el joven ha dejado, sin querer, completamente descolocados a sus padres adoptivos y a Bebe.

Mientras tanto, la prometida de Alejandro, Missy O’Connor (Amanda Seyfried), tiene sus propios problemas con sus padres, que no están precisamente encantados de que su hija se vaya a casar con alguien de otro país y que, encima, venga de una familia tan poco convencional. "Quiere mucho a sus padres, pese a que son muy estirados y se pueden obsesionar demasiado con ciertas tradiciones", sostiene Seyfried. "Creo que no es lo que querían para su hija, a pesar de ser evidente que está enamoradísima de Alejandro".

Christine Ebersole, que interpreta a Muffin O’Connor, explica: "Quieren llevar a su hija por el buen camino, para que la gente la admire tanto como a ellos les gustaría. Aceptar a su futuro yerno los tiene un poco nerviosos, porque la verdad es que no encaja con lo que tenían pensado para ella y no poder controlar ese aspecto les produce cierta ansiedad".

Tanto Alejandro como Missy han decidido, en contra de sus propios deseos, casarse en una ceremonia católica tradicional, para contentar tanto a los padres de la novia como a la madre biológica del novio. El sacerdote, el padre Monaghan (Robin Williams), es de una parroquia con mucho dinero, que encaja perfectamente con lo que los O’Connor aprobarían.

Los otros dos hijos de los Griffin, Jared (Topher Grace) y Lyla (Katherine Heigl), llegan al pueblo para asistir a la boda con sus propios problemas. Al volver a casa, Jared se encuentra poniendo en duda su decisión de mantenerse virgen, hasta que conoce a la hermana colombiana de Alejandro, Nuria (Ana Ayora) y se enamora. "Jared tiene casi 30 años y se ha labrado su propio camino, pero empieza a flaquear", opina Grace. "Entonces, pierde completamente la cabeza por la hermana biológica de su hermano adoptivo, y lo que este hecho implica le produce muchos problemas".

"Nuria se aprovecha de su sexualidad para atraerlo, con una cierta libertad de la que él no disfruta, pero acaba encariñándose con él y resulta ser mucho mejor de lo que se podría haber imaginado", agrega Ayora.

El matrimonio de Lyla pasa por un mal momento y, además, guarda un secreto que podría complicar aún más las cosas. Desde el divorcio, su relación con su padre se ha resentido y este fin de semana es el primero en mucho tiempo que pasan juntos. "El mayor problema que tiene Lyla con su padre es que teme acabar como él, porque son muy similares", observa Heigl. "Pero, al final, acaba fijándose en él y pensando: ‘Él es como es, yo soy como soy, amamos de formas distintas, pero sigue siendo suficiente".

Con todas sus diferencias y peculiaridades, no deja de ser una familia que se quiere mucho y se apoyan unos a otros en las distintas circunstancias que van surgiendo a lo largo de la vida. "Esta película trata sobre una boda, pero sobre todo sobre la familia", afirma Grace. "Y lo que es más importante, muestra todos los distintos tipos de amor que pueden darse en una auténtica familia moderna".

"Espero que, cuando nuestra película llegue a los cines, todos vayan a verla con sus familias", propone Salvatore. "Porque, no solamente se trata de una comedia optimista, sino que también es muy sincera y algo con lo que cualquiera debería poder identificarse".