"Podía oír mi corazón latir. Podía oír los corazones de todos. Podía oír el ruido humano que hacíamos allí sentados, sin movernos, ni siquiera cuando la habitación quedó a oscuras."
-- Raymond Carver
Del director y guionista novel Josh Boone y de la productora de Corazón rebelde, Judy Cairo, nos llega una comedia romántica con emociones a flor de piel salpicada de tintes cómicos sobre una familia de escritores que casi han perdido el hilo de sus propias historias de amor.
Con "EL NOVELISTA", Boone aborda el tema de las familias disfuncionales desde una nueva perspectiva, descaradamente divertida y claramente optimista. Con un variado reparto que aúna a actores consagrados y a jóvenes promesas, con el apoyo de una evocadora música compuesta por los miembros de la banda de indie rock Bright Eyes y de una banda sonora interpretada por algunos de los artistas más destacados del panorama actual, la película nos muestra cómo, a pesar de los contratiempos del matrimonio, el divorcio, la paternidad y el paso a la edad adulta, los lazos familiares con los que a veces tropezamos pueden convertirse en cuerdas salvavidas.
Escrita y dirigida por Josh Boone. La producción corre a cargo de Judy Cairo y la producción ejecutiva, de Michael A. Simpson, Eric Brenner, Patrick Dugan, Jeff Rice, Lisa Wilson, Myles Nestel, Dale A. Johnson, Julie B. May, Glenn P. Murray y Mike Ilitch, Jr., con Grant Guthrie y Adam Moryto como coproductores ejecutivos y John Papsidera como coproductor. El reparto está encabezado por Greg Kinnear, Jennifer Connelly, Lily Collins, Logan Lerman, Nat Wolff, Liana Liberato y Kristen Bell.
Relaciones familiares y relaciones amorosas
Tolstoy escribió que, aunque todas las familias felices son parecidas, cada familia infeliz lo es a su manera. Sin duda, esto podría aplicarse a la peculiar e inestable familia Borgens, donde sus miembros (el padre, Bill, la hija, Samantha, y el hijo, Rusty), tienen más imaginación e ingenio para escribir que para entender el funcionamiento de sus propias emociones. De hecho, sus relaciones familiares se han visto conmocionadas por una relación amorosa que se saldó con el divorcio de Bill de la mujer a la que sigue adorando. Pero por atípico que sea este clan de novelistas, su línea argumental es muy parecida a la de cualquier otra familia: son padres, esposos e hijos que se pelean y que tienen defectos caricaturizables, pero que aun así conservan siempre una fe latente en la posibilidad de la reconciliación.
Los Borgens nacieron de la imaginación de otro escritor: Josh Boone, un prometedor guionista novel al que fascinaba la idea de cómo las familias a punto de desmembrarse a veces vuelven a unirse. Era una idea que no sólo le interesaba, sino que le conmovía (en parte debido a que sus propios padres pasaron por un desconcertante divorcio cuando él pasaba de la adolescencia a la edad adulta). Boone apunta que el guión de EL NOVELISTA surgió de ese lugar tan personal en el que los recuerdos dolorosos se transforman en la materia prima de una comedia dramática: "El guión es bastante autobiográfico, y está basado en gran medida en el divorcio de mis padres. En cierto modo, se convirtió en mi baúl de los tesoros: puse en él todo aquello en lo que creo y que me importa", comenta.
Boone siempre se ha sentido atraído por los dramas y las comedias familiares complejos, pero esta vez quería dejar a un lado el oscuro cinismo con el que juegan muchas películas actuales sobre las problemáticas relaciones entre marido y mujer o entre padres e hijos. Su intención no era suavizar lo sumamente exasperantes y enervantes que pueden llegar a ser las familias, sino reconocer también cómo pueden nutrirnos, sostenernos y a veces hasta salvarnos. Esta idea subyace al tono agridulce del filme, por un lado sincero sobre la fragilidad de la familia y por el otro optimista sobre las posibilidades del perdón.
"Esta historia me brindó la oportunidad de dar un final diferente a la historia de mis padres", observa Boone. "Y eso fue importante para mí, porque yo creo en el amor. Al mismo tiempo, quería que la película abarcase todo el espectro de relaciones humanas (las realidades de los padres y los hijos, el matrimonio y el divorcio, el amor perdido y el primer amor), porque es algo con lo que todos nos identificamos."
Al elaborar el guión, Boone, un ávido lector que creció devorando las novelas de Stephen King, se divertía con los guiños literarios de la familia Borgens. "Todo lo que sé sobre grandes personajes lo he aprendido de los libros", reflexiona. "Y quería trasladar algunos de mis libros preferidos a esta película."
El guión definitivo hace gala de un lenguaje agudo e incisivo acorde con los literatos que lo protagonizan, pero cómico al mismo tiempo. Boone comenzó a enviar el guión a los posibles interesados, pero pensó que tendría más posibilidades de despertar el interés por un guionista novel si buscaba a uno de esos escasos productores que están completamente abiertos a las nuevas voces. Eso le animó a mandar una copia del guión a Judy Cairo, una productora que hizo conseguir varias nominaciones al Oscar a Corazón rebelde (Crazy Heart), una incisiva historia sobre una paupérrima estrella de la música country escrita y dirigida por el debutante Scott Cooper.
"Escribí a Judy pensando en Corazón rebelde, y le pedí que por favor se leyera el guión... y de repente todo se desencadenó", recuerda Boone.
Cairo respondió enseguida al escrito de Boone. "Me enganché nada más leer las dos primeras páginas", explica. "Era inteligente, y tenía un sentido del humor fresco y agudo, pero lo más importante es que los personajes eran tremendamente sinceros y auténticos. Me gustó porque habla de cómo todos nosotros (tanto si tenemos 15 años como 50) intentamos arreglar nuestras relaciones, y de cómo lo intentamos una y otra vez a lo largo de la vida. Da igual la edad que tengas, seguro que hay algún personaje en la película con el que te identificas."
Para Cairo, la belleza de la película radicaba no sólo en sus situaciones cómicas, sino también en esos momentos catárticos, como cuando los Borgens se esfuerzan por comunicarse entre la ansiedad y los contratiempos. "Creo que todos hemos pensado en alguna ocasión que estábamos solos en esa lucha", dice. "Pero con una película como ésta, te das cuenta de que hay gente como tú pasándolo mal, y de que puede haber salidas positivas. Los padres lo pasan mal cuando no saben cómo resolver los conflictos con sus hijos; los maridos lo pasan mal cuando sus mujeres les dejan; los jóvenes lo pasan mal cuando aprenden a amar. Y pienso que EL NOVELISTA te da esperanzas de que, por difíciles que sean los problemas, siempre hay maneras de superarlos. Me gustó especialmente que Josh quisiera escribir para este relato un final que fuera diferente a la historia de su familia. Todos hemos deseado alguna vez poder reescribir nuestra propia biografía."
Cairo no tuvo ningún reparo en confiar en Boone como director, a pesar de ser su primera película; de hecho, le pareció que era crucial para contar la historia. "Es una historia tan personal, que sabía que Josh entendería a los personajes de una manera que ningún otro director podría", resume la productora. "Lo rodeamos de un equipo muy experto, y él hizo un trabajo impresionante."
Ellos son los Borgens
EL NOVELISTA cerró otro capítulo cuando sus creadores se hicieron con un reparto principal de excepción, fichando a Greg Kinnear para el papel del talentoso pero descorazonado patriarca Bill Borgens. El actor, conocido tanto por su cautivadora agudeza como por su evocadora faceta de "hombre corriente", ha sido candidato al Oscar por su trabajo con Jack Nicholson en Mejor... imposible (As good as it gets), y en su filmografía destacan además películas como la oscarizada Pequeña Miss Sunshine (Little Miss Sunshine); Baby mama, en la que da réplica a Tina Fey; y Tentación en Manhattan (I dont know how she does it), en la que interpreta a un arquitecto en paro. A pesar de su amplio registro interpretativo, Bill Borgens llamó la atención de Kinnear por ser un personaje muy particular: un escritor inteligente y lúcido, un padre amoroso y entregado... y un exmarido muy confundido que se ve totalmente incapaz de superar su divorcio.
"Me identifiqué con él porque es muy humano", dice Kinnear, "me sentí muy implicado con la historia y con las grandes y pequeñas cosas que le pasan a esta familia".
El actor continúa: "Me gustó porque es una historia en la que todos ponen empeño en sus relaciones, y se ayudan los unos a los otros a salir adelante. Creo que Josh Boone ha hecho un trabajo fantástico entretejiendo todas esas relaciones para narrar esta historia tan sincera".
Y esa historia adoptó nuevos matices cuando Jennifer Connelly fue elegida para el papel de la exmujer de Bill, Erica, que todavía le vuelve loco en todos los sentidos (y a la que espía en secreto para convencerse de que no es tan feliz como parece en su nuevo matrimonio con un hombre mucho más joven que él [Rusty Joiner]). Aunque ya habían trabajado juntos, Kinnear y Connelly estaban entusiasmados de trasladar a la pantalla esa mezcla de fricción y coqueteo de una pareja divorciada con sentimientos aún por resolver. Connelly (conocida por trabajos tan complejos como el oscarizado papel de la esposa del brillante aunque esquizofrénico John Nash en Una mente maravillosa), interpreta a Erica no sólo como una exmujer confundida, sino también como una madre que lamenta que su vida sentimental haya dañado su relación con su hija.
Además, las chispas que saltaban entre Kinnear y Connelly enriquecían su relación en la pantalla. "Greg aporta algo especial a todo lo que hace (en una escena se está comiendo un bol de cereales, y la forma en que lo hace ya crea la escena por sí misma), y Jennifer no sabe hacer nada que no sea auténtico y sincero", apunta Boone. "Juntos, crearon un química preciosa."
En cuanto a los hijos de la familia Borgens, los creadores de la película, decididos a fichar caras nuevas y frescas, colaboraron con el director de casting John Papsidera, que pasó dos meses buscando a algunos de los jóvenes más prometedores del panorama actual. "Las agencias se interesaban inmediatamente al conocer el material, y todo el mundo estaba entusiasmado", recuerda Judy Cairo. "Tras fichar a Greg y a Jennifer, encontrar a la Samantha y al Rusty perfectos, y a los demás personajes, fue muy divertido, porque estábamos buscando a gente poco conocida pero que diera la talla. Al final, tengo que decir que no me imagino un reparto mejor."
En el papel de la hija universitaria del matrimonio, Samantha, que sigue los pasos de su padre como novelista pero que en el amor toma justo el camino contrario, el de la amargura y el cinismo, encontramos a Lily Collins, una joven actriz conocida por su trabajo en The blind side: un sueño imposible y Blancanieves (Mirror, mirror).
Al igual que Kinnear y Connelly, el guión fue como un imán para Collins. "Cuando lo estaba leyendo, no me imaginaba no formar parte de él", recuerda. "Había algo en el personaje de Samantha, y en el carácter universal de la película, que me arrastraba de una página a otra... me gusta ese enfoque diferente sobre los distintos tipos de relaciones que podemos vivir."
Y son precisamente las relaciones el talón de Aquiles de Samantha, que evita el riesgo de que la hieran fingiendo que sólo le interesan las relaciones sin compromiso y los rollos de una noche. "En lo que se refiere a los hombres, Samantha lo ve todo o blanco o negro, es muy radical", opina Collins. "Como ella misma dice, o eres un romántico empedernido o eres realista, y no hay término medio. Creo que eso dice mucho de ella, porque lo cierto es que es muy reservada con sus emociones, no se permite sentir lo que realmente desea sentir. Pero a lo largo de la historia, empieza a ver los distintos tonos de gris que hay en medio, y se da cuenta de que no hay que irse a los extremos, sino que hay una zona difusa en la que el amor tiene cabida. Eso forma parte de su proceso de maduración."
También forma parte del proceso de entender mejor a su padre, lo que a su vez le lleva a perdonar a su madre. Trabajar tan estrechamente con Kinnear fue un plus para Collins. "Greg aporta algo muy especial, algo nuevo cada vez que rueda una escena. Ni siquiera sé cómo lo hace. Tiene muchas tablas, es muy generoso y divertido, nos hacía reír todo el rato. Hizo que nuestra interacción resultara divertida en lugar de intimidante", resume.
Nat Wolff, que interpreta el papel del hijo menor, Rusty, dice que le interesó lo "complicada y especial" que es la familia Borgens, y la mezcla de admiración y decepción que Rusty siente hacia su padre. "Él sabe que su padre es un escritor muy agudo, pero también que es un hombre incapaz de encontrar el rumbo en la vida real", reflexiona Wolff.
Tras darse a conocer a través de la serie de Nickelodeon "The Naked Brothers Band", el joven actor ha aparecido recientemente en el papel del nieto de una Jane Fonda hippy en la comedia Peace, Love and Misunderstanding. Para Wolff, la oportunidad de trabajar con otro reparto excepcional fue inspirador. "A pesar de ser unos actores tan importantes, Jennifer y Greg fueron muy atentos y nos trataron como a iguales, como a amigos", explica. "Hacían que todo resultara muy, muy auténtico. En EL NOVELISTA hay mucha comedia, pero el humor sale de la vida real."
"EL NOVELISTA" representó también una oportunidad para Wolff de vivir situaciones que nunca habría imaginado: "Para mí, fue un plus poder bailar con Jennifer Connelly con la Wii", dice riendo.
Amigos, amantes, familia
En las semanas que transcurren desde Acción de Gracias hasta Navidad, cada miembro de la familia Borgens se enfrentará a su propio dilema romántico: mientras Bill va saltando entre su amistad "con derecho a roce" con una vecina casada (interpretada por Kristen Bell, de "House of Lies") y su nostalgia de Erica, sus dos hijos están igual de hechizados por el amor.
Al principio, Samantha huye de las atenciones de Lou, un escritor y músico en ciernes que, según presiente ella de inmediato, busca algo mucho más serio de lo que ella está dispuesta a aceptar. Pero a medida que Lou se las ingenia para acercarse a ella, los muros de su corazón empiezan a desmoronarse, trayendo resultados inesperados. En el papel de Lou encontramos a Logan Lerman, que se ha dado a conocer con un currículo inusualmente diverso para un actor de su edad, con papeles en películas como el aclamado remake El tren de las 3:10 (3:10 to Yuma), Percy Jackson y el ladrón del rayo (Percy Jackson & The Olympians: The Lightning Thief) y Las ventajas de ser un marginado (The Perks of Being a Wallflower), esta última a punto de estrenarse.
Lerman asegura que le resultó muy natural interpretar el papel debido a su afinidad con Lily Collins: "Llegamos a conocernos bastante bien durante el rodaje", explica. "Es una actriz con mucho talento, y fue muy divertido trabajar con ella y tener libertad para jugar en nuestras escenas."
El actor también se mostró encantado con la oportunidad de tocar el bajo en su primera escena en la película, cuando Lou conoce a Samantha en un local. "Siempre había soñado con tocar en un escenario, y al fin he podido hacerlo", comenta.
Mientras Samantha intenta mantener las distancias con Lou, su hermano Rusty se está enamorando perdidamente de Kate, una guapa compañera de clase con una pandilla poco recomendable y que necesita más ayuda de la que él habría imaginado en un principio. Boone se basó en alguien de su pasado para crear el personaje de Kate, y estaba encantado de que Liana Liberato fuera a interpretarlo. Liberato, una estrella adolescente, ganó el premio a la mejor actriz en el Festival de Cine de Chicago por su interpretación de una chica acosada por un depredador sexual en Trust, de David Schwimmer, y ha trabajado en películas como The Expatriate, con Aaron Eckhart, y Free Ride, con Anna Paquin, dejando a todo el mundo impresionado con su profundidad emocional.
"Liana es muy auténtica", dice Judy Cairo. "Había trabajado con ella en The Expatriate y sabía de lo que era capaz."
Liberato dice que sentía afinidad por su personaje, Kate, a pesar de los problemas que la asedian. "Kate ha vivido muy deprisa, y se ha metido en líos por culpa de las malas compañías", reconoce. "Pero con Rusty empieza a darse cuenta de que puede cambiar su mala vida por la felicidad y la estabilidad. Me atrajeron todos los matices del personaje. No quiero que la gente piense que Kate es mala, sino una persona enferma que por fin va a recibir la ayuda que necesita."
Además, un personaje sorpresa del mundo literario real aparece en la película: Stephen King, que realiza una llamada a Rusty Borgens que le cambia la vida. Para Josh Boone, era un sueño hecho realidad: poder trabajar aunque fuera brevemente con un ídolo de la literatura al que de niño había escrito pidiéndole novelas autografiadas.
Hay otro personaje importante pero sutil de la película que no es una persona, sino un lugar: la casa de la playa de los Borgens, en cuya mesa Bill coloca siempre un cubierto para su exmujer en las fiestas. Rodando en Wilmington (Carolina del Norte), el diseñador de producción John Sanders creó un mosaico de detalles hogareños que llenaron de vida el lugar, tan plagado de recuerdos y de personalidades mezcladas como el hogar de cualquier familia real. Greg Kinnear apunta: "La casa de los Borgens es un sitio muy especial, es como el décimo personaje de la película. Tenía que ser un lugar cálido que el espectador pudiera ver como un hogar. Y creo que todos percibimos esa buena onda".
Para la narración visual, Boone contó también con el premiado director de fotografía Tim Orr, conocido por su lírica y dinámica estética en las películas del director David Gordon Green. En palabras de Boone, "Tim era el mejor director de fotografía que podríamos haber soñado".
Durante el rodaje, el reparto se quedó impresionado con la habilidad de Boone en su primera experiencia como director. "He trabajado con otros directores noveles, y me parece muy positiva esa libertad que tienen, esa ausencia de normas que los encorseten", comenta Kinnear. "Josh dominaba muy bien esta historia tan cercana para él, y llegó muy preparado."
Lily Collins añade: "Nunca habrías pensado que Josh fuera un director debutante. Estaba muy abierto a los actores, y su emoción y su energía eran contagiosos".
Los sonidos del amor: la música
Con tantas emociones desatadas (desde el deseo no correspondido hasta la ira enconada, o la ternura y el sentimiento de unidad) que colman el guión de EL NOVELISTA, Josh Boone siempre supo que la música sería un elemento clave de la narración. Al fin y al cabo, nada transmite mejor el gozo o la decepción de las relaciones que una canción pop, y tanto si te estás enamorando como si estás intentando convencerte de que el amor no existe, suele haber una lista personal de melodías que te acompañan durante el proceso. Eso es algo que Boone tuvo en mente cuando escribió el guión, y algo que empleó en su trabajo con los actores.
"La música es una forma ideal de transmitir el tono", dice el guionista y director. "Apunté un montón de canciones en el guión, muchas de las cuales acabaron finalmente en la película. Para mí, la música y la narración siempre han ido de la mano. Casar canciones concretas con los distintos momentos de la historia que estás contando es una parte fundamental del proceso. Mucha gente que leyó el guión me dijo que se había descargado las canciones de iTunes mientras lo leían y que eso les había dado una idea bastante clara del aire que iba a tener la película. Yo compartí la música con todos los actores, y todos crearon listas personalizadas para sus personajes. Muchos de ellos escuchaban incluso sus iPods durante el rodaje, para prepararse para las escenas."
Para crear una banda sonora pop y folk, Boone reclutó a Mike Mogis y Nate Walcott, miembros de la banda de indie rock Bright Eyes, que aportaron canciones originales. Bright Eyes, conocidos junto a su cantante solista y letrista, Conor Oberst, por su estilo emocionalmente directo y su atmósfera melódica, es desde hace más de una década uno de los grupos favoritos de Boone.
"Cuando conocí a los supervisores musicales, Andy Ross y Laura Katz (de Cutting Edge Music), les dije que mi sueño era que Bright Eyes participara en la película de alguna manera", recuerda. "Por eso me entusiasmé cuando Mike Mogis y Nate Walcott aceptaron componer la música de la película y aportar algunas de sus canciones originales. Creo que hicieron un trabajo estupendo, es una música muy emotiva. También me siento honrado de que Conor Oberst nos cediera una canción original suya, You Are Your Mother's Child, y de que me permitiera usar The Calendar Hung Itself, de su álbum Fevers and Mirrors."
Además, Ross y Katz trabajaron junto a Boone para salpicar la película de canciones que aportaran una mayor profundidad a las escenas. Boone comenta: "Eligieron justo las canciones que necesitaba, como Between the Bars, de Elliott Smith, Beach Baby, de Bon Iver, y Gospel, de The National. También me propusieron la canción de Ed Sharpe Home, para que la usáramos como canción provisional para los títulos de apertura, pero acabamos enamorándonos de ella y luego no podíamos vivir sin ella. Ahora es como la canción principal de la película". Además, el actor Nat Wolff (Rusty), que también es un músico y compositor de talento, ha aportado a la banda sonora de la película la canción I Wont Love You Any Less, que interpreta con su hermano, Alex Wolff, y que formaba parte de su álbum de 2011 "Black Sheep".
Al final, la música concentró el énfasis de la película en la pasión, tanto delante como detrás de las cámaras. Liana Liberato concluye: "Hay algo especial cuando participas en un rodaje en el que a la gente le importa realmente la película, y este fue uno de ellos... hay mucho corazón detrás".