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Mejor otro día cartel reducidoMejor otro día(A long way down)
Dirigida por Pascal Chaumeil
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A LONG WAY DOWN está dirigida por Pascal Chaumeil, el realizador de "Los Seductores" y "Un Plain parfait". Cuenta con un reparto de lujo con caras conocidas como: Pierce Brosnan (Goldeneye), Toni Colette (Pequeña Miss Sunshine), Aaron Paul (ganador del Emmy - el segundo que gana - por la serie Breaking Bad), Imogene Poots (Jane Eyre), Sam Neill (Jurassic Park) y Rosamund Pike (El mundo según Barney).

La película se basa en una de las novelas más conocidas de Nick Hornby, el autor de "Alta Fidelidad" y "Un niño grande", titulada en España "En picado". Es un bestseller con más de 1 millón de ejemplares vendidos en el Reino Unido y traducido a 17 idiomas.


Acerca de la producción
¿Una comedia mordaz que aborda el doble tabú del suicidio y de la depresión? Podría parecer un terreno peligroso para el exitoso escritor Nick Hornby, pero consigue recorrerlo con sensibilidad y gran acierto en su novela a la vez divertida, triste y asombrosamente humana En picado. La osada historia de Hornby de 2005 escarba en los corazones y mentes de cuatro almas perdidas que coinciden en Nochevieja en la azotea de un rascacielos de Londres, donde tenían la intención de suicidarse. Sus planes de morir a solas se desbaratan con la aparición de los demás. Valiéndose de las cuatro voces de los protagonistas, Hornby narra los infortunios de estos cuatro personajes, que acuerdan suspender sus planes temporalmente, acaban formando una disfuncional familia y optan por dar otra oportunidad a la vida.

"La inspiración para En picado surgió cuando me enteré de que determinadas noches del año eran las más populares para suicidarse —comenta Hornby—. Y también al cruzar repetidas veces el puente Archway, que está cerca de mi casa, en el norte de Londres, y que es un lugar favorito entre los suicidas. Esto me hizo pensar: “¿Existirá en esas noches tan populares del año la posibilidad de coincidir con alguna otra persona que esté pensando en lo mismo?”".

Al concebir y desarrollar los cuatro personajes principales de la novela, Hornby quiso explorar diferentes temas. Con Martin, fue el concepto de las consecuencias de la fama y de vivir humillado, tanto por sus propias acciones ilegales como por su caída extremadamente pública; un tema que, como señala el autor, ha generado de por sí un torrente de titulares salaces desde la publicación del libro. "Martin no es un pedófilo —apunta Hornby—. Se acostó con una quinceañera que parecía mayor, pero es evidente que no debería haberlo hecho al estar casado y con hijas".

Al igual que Maureen, Hornby tiene también un hijo discapacitado, aunque el personaje de Maureen no se inspira directamente en las propias vivencias del escritor, sino más bien en las de otras personas que ha conocido en circunstancias similares, cuyas vidas se han vuelto muy difíciles y han acabado en el aislamiento. "Cuando tuve a mi hijo, accedí a un mundo que no sabía que existía", observa.

Para el personaje de Jess, Hornby se inspiró en sus experiencias como profesor y en sus encuentros con jóvenes londinenses "que tenían toneladas de energía, pero cuyas energías se habían canalizado mal. Escribir sobre el personaje de Jess fue algo magnífico, porque ella no responde a ninguna convención social. Jess podría empezar una pelea en una habitación vacía". Con JJ, Hornby quería retratar a un artista que no encuentra el camino, un joven cuyos sueños de lograr el éxito musical no se han materializado como esperaba: "Cualquiera que trabaje en el ámbito de las artes habrá pasado por varias noches oscuras del alma en las que se ha preguntado: “¿Estoy haciendo el ridículo? ¿Debería tirar la toalla? Y si lo hago, ¿qué diablos voy a hacer con mi vida?”".

Aunque el tema que trata es serio, Hornby abordó En picado con grandes dosis de humor negro, transitando por ese sendero de un modo que resonara con fuerza en los lectores. Como señala el famoso escritor británico, si la novela nos consuela se debe a que los personajes han tocado fondo ya al inicio, y todo lo que sigue es un progresivo avance hacia una especie de luz y redención. "Este libro gusta mucho, al igual que la mayoría de los libros de Nick —afirma Pierce Brosnan, que encarna a Martin en la película—. Creo que este nos llega de forma especial porque trata sobre la tristeza de la vida, sobre la tragedia de la vida, sobre las desgracias de nuestra existencia como seres humanos, pero con un gran sentido del humor. Nick confiere a la novela gran velocidad y ritmo, con unos personajes llenos de matices".

Se podría decir que la adaptación del libro a la gran pantalla ha sido menos fluida que la prosa de Hornby. Empezó cuando Hornby y la productora Amanda Posey, casada con el escritor, entregaron a Finola Dwyer, la socia de producción de Posey, una copia de las pruebas de En picado poco después del suicido de alguien con quien habían estado trabajando.

"Aquella fue mi primera y, toco madera, espero que última experiencia con relación al suicidio de alguien que conociera personalmente —dice Dwyer—. Fue una experiencia muy fuerte, y no es algo por lo que quiera volver a pasar. No paraba de llorar, y entonces empecé a leer el libro de Nick. Lo genial de esta novela es que se trata de una historia muy vitalista. Me sentí muy conectada a un nivel personal con el libro y concluí que sería una magnífica historia para llevar a la gran pantalla, por la manera como trata estos dos temas tabú de los que la gente no habla: la depresión y el suicidio".

Hubo otras personas convencidas del potencial cinematográfico de En picado, y Dwyer tuvo que contener su estallido inicial de entusiasmo cuando "Nick hizo lo más sensato y ofreció los derechos del libro a Johnny Depp y a Hollywood, dejándonos a Amanda y a mí esperando en silencio", sonríe.

"Nick es un escritor increíblemente veraz, y eso hace que la gente se reconozca de inmediato en sus personajes y se vincule con ellos —afirma Posey—. Es capaz de contar las historias de sus personajes con humor y con profundidad. Y estas dos cosas encajan muy bien en el cine".

Cuando llegó la hora de renovar la opción de adquisición, Hornby concedió finalmente los derechos a Posey y Dwyer, alentado por el entusiasmo del tándem de productoras y también por la magnífica experiencia que había sido colaborar con ellas en An Education, película para la que Hornby había escrito la adaptación de las memorias de Lynn Barber.

An Education fue la primera producción conjunta de Dwyer y Posey, aunque ya se habían conocido en Palace Pictures, cuando Finola estaba trabajando en la película sobre los Beatles Backbeat (1994). Desde entonces mantienen una larga relación profesional y de amistad. Aunque An Education no hubiese tenido el gran éxito que tuvo, este fantástico dúo de ambos extremos del mundo —Posey es británica y está casada con Hornby, mientras que Dwyer nació y creció en Nueva Zelanda— habría mantenido intacta su voluntad de colaborar en nuevos proyectos. Después de que Dwyer produjera El cuarteto (Quartet), de Dustin Hoffman, se reunieron para abordar En picado, la cuarta de las siete novelas de Hornby trasladadas a la gran pantalla.

"Nick tenía la experiencia de ver cómo algunos intentos estadounidenses de llevar libros suyos a la gran pantalla no habían dado fruto —dice Posey—. Y había sido testigo del éxito que habíamos logrado con An Education y sintió que podría funcionar en el Reino Unido".

"Vi que iban en serio y que querían empezar a moverse rápido —comenta Hornby—. He tenido la suerte de tener experiencias muy positivas con [las adaptaciones de] mis libros, y creo que se debe en parte a que no hay un elevado concepto con respecto ellos. Tratan sobre personajes y situaciones, de modo que tienden a caer en manos de gente que quiere adaptar el libro tal como es".


Adaptación y desarrollo del guión cinematográfico
Tras haber compartido la buena noticia en el Festival de Cine de Sundance de 2009, donde An Education inició una galardonada trayectoria que catapultó la carrera de la actriz Carey Mulligan, Hornby preguntó al dúo de productoras si tenían a un escritor en mente para la adaptación. Lo tenían: Jack Thorne, que estuvo listo para empezar en cuanto Hornby dio su consentimiento. Tras haber leído el guión de Thorne para The Scouting Book For Boys y quedarse encantada con su estilo, Dwyer leyó otras obras del joven escritor británico y concluyó que era un talento con el que le encantaría trabajar algún día. Hornby, que prefiere dejar que sean otros escritores los que adapten sus obras para la gran pantalla, aprobó la elección.

Mientras que Hornby escribió En picado en forma de diario, en el que cada uno de los protagonistas se turnaba escribiendo sus experiencias en primera persona, Posey y Dwyer eran conscientes de que ese enfoque no funcionaría nunca en una película. Pero elegir a uno de los cuatro personajes principales para tener a un único narrador en off habría desequilibrado la historia, de modo que la estrategia de Thorne para la adaptación hizo diana de inmediato: propuso separar los hilos narrativos de los distintos personajes de Hornby y tejerlos en cuatro capítulos distintos, que se titularían con los nombres de los protagonistas.

"La idea de Jack para resolver el guión fue mantener las cuatro voces, pero de forma que estas funcionarían como una especie de equipo de relevos, cada una heredando la historia de la anterior", explica Posey. Fue una solución calificada por el propio Hornby de "ingeniosa": "Resulta muy discreta cuando ves la película —dice—. Algunas personas solo se dan cuenta de que se produce esa especie de entrega de testigo con la voz en off cuando se lo mencionan. No necesariamente lo adviertes cuando estás viendo la película".

Con Tessa Ross de Film4 proporcionando los fondos de desarrollo, Thorne se puso enseguida manos a la obra para dividir la narrativa de En picado en los cuatro capítulos, que empezarían con Martin y terminarían con Maureen, quedando Jess y JJ en medio. "Fue una forma magnífica de dar una estructura a la historia —dice Pascal Chaumeil, que se sumó al proyecto como director de la adaptación, titulada Mejor otro día—. No es frecuente ver películas en las que vas sabiendo sobre los personajes a medida que se desarrolla la historia. En muchas películas se empieza contándolo todo acerca de cada personaje y luego se narra la historia. Pero en Mejor otro día se mantiene un cierto misterio acerca de cada uno de los personajes. Por ejemplo, uno no conoce cómo es la vida de Maureen ni cuál es el problema de JJ hasta que la película está bastante avanzada. Ese es un enfoque interesante".

A Thorne, cuyo currículo como guionista incluye las series "Skins" y "This Is England" (’86, ’88 y ’90), además de la película The Scouting Book For Boys, le había encantado el libro de Hornby por tratarse de una crónica inusual y compulsiva con personajes muy bien definidos. Así que se entusiasmó cuando Dwyer y Posey contactaron con él. "La forma como Nick escribió esa primera escena en la azotea es tan sensacional que todo cuanto tenía que hacer era copiarla, y eso es exactamente lo que hice —afirma Thorne, que, como ocurre con la mayoría de adaptaciones de novelas, elaboró varios borradores del guión, para luego incorporar las ideas de Chaumeil cuando el cineasta francés se incorporó al proyecto—. Chaumeil introdujo algunas ideas brillantes acerca de cómo contar la historia, y cambió de lugar algunas escenas clave", añade el guionista.

Sin abandonar su intención de respetar la novela original de Hornby, Thorne se dio cuenta de que tenía que introducir cambios e imprimir su propia huella en el guión, especialmente en los dos personajes más jóvenes. "JJ, en particular, ha cambiado bastante respecto al libro —dice el guionista—. Siempre me gustó la idea de que no supiera por qué se había subido a aquella azotea. Cuanto más leí acerca del tema del suicidio, más supe que algunas personas tienen motivos muy claros para querer suicidarse, mientras que otras no los tienen en absoluto. Pensé que era una idea hermosa y trágica que incorporar a través de JJ".

Conseguir un buen final fue otro reto. Para ello, Thorne recurrió a su propia invención narrativa, por ejemplo, haciendo que el hijo de Maureen enfermara y terminara en el hospital hacia el final de la película, y también reuniendo a los cuatro personajes en lo alto de Toppers' House después de que uno de ellos decidiera, por segunda vez, que no aguantaba más. El mayor desafío al que Thorne tuvo que enfrentarse fue dar con equilibrio justo con respecto al tono, un factor clave para que cualquier adaptación funcione, como reconoce todo el equipo creativo de la película.

"Se trata de una comedia dramática acerca del suicidio —dice Thorne—. No quieres que parezca que estás siendo frívolo con el tema, pero al mismo tiempo quieres crear una película que haga disfrutar a la gente al verla. Si algo me gustó del libro, es que se movía en ese punto de equilibro de una forma muy brillante. Mi trabajo consistió en lograr lo mismo".

Thorne pudo contar con el inestimable asesoramiento del propio Hornby, que generosamente le ofreció sus sugerencias. Las instructivas aportaciones de Dwyer y Posey también resultaron ser una gran fuente de inspiración. "Lo maravilloso de Finola y Amanda es que luchan por la historia —dice Thorne—. Sus notas, y escriben muchísimas, son siempre justas y están extremadamente elaboradas. Es hermosa su actitud, que no es otra que la de “Esta es nuestra historia tanto como tuya”. Y esto es un valor maravilloso pero difícil de encontrar en productores".

Al principio no escribía teniendo en mente a actores concretos, pero Thorne reconoce que cuando Toni Collette se incorporó al equipo, que fue muy pronto, se sintió inicialmente intimidado ante el hecho de escribir el personaje de Maureen para la versátil actriz australiana. "Al principio pensé: “¿Cómo escribo para Toni?” —recuerda—. Pero entonces me di cuenta: “Bueno, puedo escribir lo que sea para Toni porque ella es capaz de hacer lo que sea”".

Cuando Brosnan se sumó al proyecto más tarde, Thorne viajó a París para reunirse con él y con Dwyer e incorporó algunas de las ideas del actor en el personaje de Martin. "Pero con cada uno de los actores fue más bien que ellos llegaron y habitaron sus personajes, no que yo escribiera los personajes para ellos —reflexiona—. Todos ellos son actores magníficos, lo que hizo que mi trabajo fuera más fácil".

"Es importante recalcar la gran cantidad de humor que tiene la historia —dice Brosnan—. Da giros constantes en direcciones totalmente inesperadas".


En busca del director: Pascal se incorpora al equipo
Cuando el éxito de Los seductores (L'arnacoeur) —su comedia romántica de 2010 protagonizada por Vanessa Paradis y Romain Duris— proporcionó a Pascal Chaumeil un agente en el Reino Unido, el primer objetivo del director francés fue informar a su nuevo representante afincado en Londres de que uno de sus escritores británicos favoritos era Nick Hornby, y de que en caso de que se buscara director para la adaptación de alguno de sus libros le encantaría que su nombre saltara a la palestra. Y así ocurrió. Dwyer y Posey ya habían empezado a buscar a un director que ayudara a llevar En picado a la gran pantalla, y una reunión con Chaumeil les convenció de que en él se hallaba la combinación perfecta de pasión, talento y carácter.

"Se podría decir que Pascal fue una elección insólita —dice Dwyer—. Pero Lone Scherfig fue también una elección insólita para An Education. Creo que es bueno tomar decisiones atrevidas en lo que respecta al director, porque así es como se obtienen resultados interesantes".

"Pascal es un verdadero anglófilo: le encantan los escritores británicos, adora la música británica.."., comenta Posey. "Pero no la comida británica", susurra Dwyer. "¡No, ni la comida británica ni el vino británico! No aún, por lo menos —confirma Posey—. Pero sí que tiene un sentido del humor muy inglés, y el humor suele ser el principal obstáculo desde un punto de vista cultural".

"Me han encantado los libros de Nick; uno que tuvo muchísima importancia en mi vida fue Alta fidelidad, tanto por ser un libro excelente como por el hecho de haberlo leído en un momento de mi vida en que estaba viviendo una relación amorosa difícil —comenta Chaumeil—. En aquel momento estaba desesperado, y el libro realmente me dio aliento".

Chaumeil había devorado también En picado. Sin embargo, si bien le causó admiración por los intensos sentimientos de esperanza y de amistad que transmite y por no caer en el sentimentalismo, recuerda haber pensado: "Este sería un libro difícil de adaptar… Pero si algo me gustó de él fue su sólido marco, la forma como estos cuatro personajes se conocen. Hay algo de casi absurdo en que cuatro personas quieran suicidarse y acaben todas en el mismo lugar la misma noche, pero al mismo tiempo es una idea potente y atrevida. Es un buen comienzo para una historia, muy distinto de cualquier otra cosa que haya leído".

Tras su incorporación al equipo, realizó su propia aportación al guión de Thorne, en particular pidiéndole que se diera más énfasis a los elementos cómicos. "Pensé que, para conseguir que el público se implicara en la película, debía ser realmente divertida: emotiva pero divertida", explica el director. El sumamente delicado equilibrio tonal entre lo macabro y melancólico, y los elementos irónicos y humorísticos de la historia se transmitió a todos los que participaron en Mejor otro día, desde los financieros hasta el elenco de actores, pasando por los jefes de cada departamento.

"Fuimos conscientes de ello cada uno de los días de rodaje —dice Dwyer—. Los actores lo tuvieron muy presente también, y Barney, nuestro fantástico montador, fue trabajando con las escenas a medida que rodábamos para que pudiésemos asegurarnos de mantenernos en ese justo equilibro con Pascal. Estuvimos puliendo el tono continuamente, asegurándonos de que la película fuera a la vez muy divertida y muy conmovedora. El tono se mantiene en todo momento en un equilibrio muy delicado, y nos aseguramos constantemente de cuidar de los personajes".

"El enfoque general fue tratar de ser muy naturales, tratar de mantener las cosas simples, sin exagerarlas —añade Chaumeil—. El secreto fue conseguir interpretaciones auténticas y permitir que la comedia o la emoción surgieran de la propia situación, sin forzarlas nunca demasiado. Traté de generar una buena energía entre los distintos personajes, y tuvimos suerte, porque nuestros actores estuvieron magníficos".

Los actores devuelven el halago a Chaumeil por propiciar un ambiente relajado y distendido en el rodaje, lo que les permitió sentirse cómodos y lo suficientemente seguros de sí mismos como para probar cualquier cosa y sentirse al mando de sus personajes. "Respeto y admiro muchísimo a los buenos actores —dice el director—. Siempre quiero saber cómo ven ellos el personaje, siempre quiero ver qué van a aportar; pienso que así es cómo obtienes las mejores interpretaciones, las más naturales. Cuando están actuando, trato realmente de sentir las mismas emociones. Si siento algo, concluyo que podría resultar en la pantalla".

Posey y Dwyer también alaban a Chaumeil por lograr mantener la fluidez y el ritmo en una película básicamente divida en cuatro capítulos. En aquella fatídica noche, los cuatro osados personajes de Mejor otro día se salvan los unos a los otros de un horrible final, y al rodar esa secuencia todos los actores sintieron la intensidad del momento. "No me di cuenta de hasta qué punto era así hasta que rodamos la escena —señala Brosnan—. Fue muy emotiva, estábamos en los Pinewood Studios envueltos en croma, y el decorado estaba muy bien construido. Podías sentir la desesperación de aquel hombre y, justo cuando se dispone a saltar, ahí está su ángel, Maureen".

Chaumeil quedó muy impresionado por la química entre los actores, que también se hicieron llamar "los Cuatro de Toppers' House" y salían a cenar juntos varias veces a la semana. "Se cayeron bien enseguida —dice Chaumeil—. Se podía ver que eran una combinación fantástica, y que eran muy amables los unos con los otros en el plató. Cada uno tiene una o dos escenas que son realmente importantes para su personaje, y se podía ver que se estaban ayudando mucho los unos a los otros. Especialmente a Imogen Poots; tiene escenas muy emotivas y se notaba que los demás mostraban un actitud muy protectora hacia ella".

"Se respetaban mucho —prosigue—, y se retaban los unos a los otros en las escenas, en el buen sentido. Puedo asegurar que todos estaban impresionados por el talento de los demás y que simplemente querían dar lo mejor de sí mismos".


Martín
"¿Puedo explicar por qué quiero suicidarme? Pues claro que puedo. No soy ningún idiota".

"Martin era un papel difícil de adjudicar, y estamos encantados de que al final terminara haciéndolo Pierce —dice Amanda Posey—. Tiene la mezcla justa de recursos cómicos y dramáticos que exigía el papel".

No es que el actor haya experimentado en su vida personal algo similar a lo que atraviesa Martin, pero con su bagaje de primer nivel aporta credibilidad al papel de un hombre que ha visto su fama evaporarse por un desafortunado escándalo. Algunos actores se amedrentaron ante el papel de Martin, debido al desliz del personaje con una menor, o debido a que no querían interpretar a un personaje que empieza la película en lo más bajo, pero a Brosnan esto nunca le preocupó.

Brosnan, el que fuera el quinto actor que interpretó al superespía británico James Bond, ha dedicado su carrera posterior a diversificar, a buscar papeles dispares y atrevidos. No había nada que le intimidara a la hora de interpretar a un personaje tan radicalmente imperfecto como Martin Sharp. "La historia rezuma humanidad y encanto —declara—. Es conmovedora, es mordaz, es ácida, y se mueve por el escenario con ágil habilidad".

"Se necesitaba a un actor valiente que se sintiera cómodo en su propia piel —añade Dwyer—. Pierce se encuentra en una etapa de su carrera en que puede hacer lo que quiera, lo que resulta apasionante tanto para él como para nosotros".

Brosnan se sintió seducido no solo por el guión de Thorne, sino también por la idea de trabajar con Chaumeil, pues le causó admiración su película Los seductores. "Pascal vino a mi casa y tuvimos un almuerzo muy agradable, y conocía tan bien el mundo de Nick Hornby… Así que pensé: “Hagámoslo”", comenta el actor irlandés, que también almorzó con Hornby antes de aceptar el papel y tuvo la experiencia de escuchar a ambos hombres alabándose mutuamente por su pasión por la historia.

Además, a Brosnan le gustó el elenco de actores que se estaba reuniendo. "He sido un gran admirador de Toni Collette durante muchos años, es muy camaleónica; conocía y me encantaba el trabajo de Imogen Poots, y eché un vistazo a lo que Aaron Paul estaba haciendo en la serie "Breaking Bad" y me quedé impresionado. Todos los ingredientes cuadraban".

El papel que interpreta Brosnan es un papel delicado, pues Martin Sharp, a los ojos de los tribunales británicos, es un pedófilo. "Era un presentador de televisión no demasiado bueno en su trabajo y que tuvo relaciones sexuales con una menor de dieciséis años —señala el actor—. Aparentaba veinticinco, pero ¿cómo iba a saberlo él?" Después de cumplir su condena y de ver cómo el escándalo ha empañado su carrera como presentador, Martin se siente triste, desgraciado y solo, pero al mismo tiempo posee una agudeza y un encanto naturales que hacen que a la gente le caiga bien. Según Brosnan, la clave para que el personaje funcionara consistía en encontrar una vía para entrar en el pesar emocional y en la desolación de Martin.

"Me encantó interpretarlo —afirma el actor irlandés—. Va dando tumbos por la vida; se despierta todas las mañanas sintiéndose humillado. Tiene una exmujer y dos hijas, lo que agrava su tragedia, porque echa de menos a las niñas. Y todo cuanto quiere es volver a ser famoso, lo cual es una triste situación para un hombre que debería haber madurado. Al final de aquel año, decide subir a la azotea de Toppers' House y lanzarse al vacío".

Aunque la carrera televisiva de Martin ya se ha visto abruptamente truncada en el momento en que Mejor otro día empieza, Brosnan estudió a algunos presentadores de programas de entrevistas para obtener consejos prácticos y matices, incluido un expresentador muy famoso de un programa de entrevistas matutino: "Richard [Madeley], del programa “Richard & Judy”, me vino a la mente —dice—. Los conozco y son gente encantadora. Yo estaba rodando una película en Francia y estaba sentado en La Colombe d’Or, un restaurante cerca de Niza; precisamente estaba pensando en Richard y había estado mirando su programa. Al instante siguiente, levanto la cabeza y ahí estaba Judy, ¡sentada frente a mí! Pensé que era una coincidencia muy afortunada. Y, por cierto, Martin no es ni mucho menos tan bueno como Richard o ninguna de las otras personas que he estado estudiando".

Además, Brosnan puede comprender plenamente el intenso escrutinio mediático que tiene que soportar la familia putativa de Mejor otro día. "Estar en el ojo de los paparazzi es uno de las gajes de nuestro oficio —señala el actor—. Yo llevo una vida muy normal, como hombre y como actor; trato de no meter la pata, por decirlo así".

En el rodaje, Brosnan se quedó admirado ante el don de Chaumeil para la composición, así como su capacidad para tomar decisiones fundamentadas con gran rapidez. "Es muy claro y tiene un magnífico olfato para la comedia —afirma Brosnan—. Evita complicar las cosas y las mantiene en movimiento. Un rodaje como este, que debe realizarse en ocho semanas, puede tan intenso, si no más, que uno de tres o seis meses. El tiempo es muy valioso, de modo que se agradece mucho poder contar con un equipo de primera; y lo hemos tenido, desde el director de fotografía hasta nuestras experimentadas productoras, Finola y Amanda, pasando por el sonido y el vestuario".

El fuerte vínculo que se ha creado entre las cuatro estrellas de la película ha sido uno de los factores clave para su química en pantalla. "Desde el primer día, hemos sido carne y uña —afirma Brosnan—. Siempre es estimulante trabajar con gente de tanto talento. Te mantiene alerta. Ha surgido una unión encantadora entre nosotros. Hemos podido apoyarnos los unos en los otros en las escenas, por decirlo de algún modo, lo cual es menos frecuente de lo que cabría imaginar".

Chaumeil se quedó muy impresionado con Brosnan. "Aun tratándose de un actor tan experimentado —dice el director—, se puede ver que Pierce todavía quiere dar lo mejor de sí. Dotó a Martin de mucha profundidad, y tal vez de un poco más de dolor de lo que figuraba en el guión".

"Pierce es en realidad un hombre muy tímido —prosigue—. Posee una fuerte personalidad y las cualidades de un líder, debido a lo que ha hecho, pero no creo que él quiera ser un líder. Si tuviera que señalar a un líder en el grupo, esa sería Toni. Al menos ella era la que organizaba las salidas que hacían a restaurantes y cosas así".


Jess
"Nunca me suicidaría con pastillas. Saltar de un rascacielos mola mucho más".

Poots, quien se unió al reparto después de Brosnan y Colette, se interesó al instante por Jess, debido a la complejidad del personaje y por lo bien escrito que estaba. "Es uno de esos papeles que siempre has soñado —dice la actriz, que ha adquirido una rápida notoriedad en los últimos años gracias a sus papeles en 28 semanas después (28 Weeks Later), Jane Eyre y The Look of Love—. Es un personaje muy jugoso y maravilloso de interpretar. Jess es la instigadora de que pospongan el suicido aquella noche. Y es básicamente ella quien forma esa insólita unidad familiar, a pesar de ser el personaje más irritable y, a primera vista, menos accesible. Creo que Jack Thorne hizo un gran trabajo al adaptarla del libro a la pantalla".

La actriz creó un vínculo inmediato con los demás coprotagonistas, y bromea que los cuatro se volvieron "socialmente ineptos con respecto a cualquier otra persona durante el rodaje. […] Al trabajar con tanta proximidad con alguien, acabas queriéndoles y disfrutas de una relación distendida, y los tres son personas maravillosas con un sentido del humor tan agudo como picante —sonríe burlona—. Pierce no para de hacerme reír, es muy gracioso. Toni y yo ya nos conocíamos de cuando rodamos juntas la película Noche de miedo y ha sido genial volver a pasar tiempo juntas; la adoro. Y Aaron es el ser humano más tierno y atento que existe. Ha sido un inmenso placer trabajar con ellos".

Igual de magnánima se muestra la actriz británica al hablar del director, alabando a Chaumeil por su generosidad y por su apoyo incondicional en el rodaje y mencionando el profundo respeto y la confianza que siente hacia él. "Siempre acierta, porque es muy inteligente —dice—. Y aunque es francés, tiene una maravillosa comprensión del humor británico, del sarcasmo y de la agudeza que conlleva, y que también exige el guión".

Poots también disfrutó mucho del look de tienda de segunda mano de Jess, y se lanzó de cabeza al reto que planteaban el gran número de escenas emocionales que tuvo que interpretar como personaje atormentado. "Jess es alguien que pasa de un intenso enfado a una especie de júbilo frenético —dice la actriz—. Hay aspectos de Jess que son intrínsecamente irritantes, pero para mí es importante que esto no se interponga entre el público y ella, porque, debajo de esa energía frenética y de esos comentarios sarcásticos, hay alguien que solo quiere aprender cómo ser aceptada".

"Imogen es un regalo —declara Chaumeil—, está fantástica en la película. No creo que ni en el libro ni en el guión Jess aparezca tan vulnerable como Imogen la ha interpretado. Era más bien una niña rebelde, pero Imogen ha aportado algo muy frágil al papel, sin dejar de ser muy, muy divertida".


JJ
"Estoy cansado de estar asustado todo el tiempo y de no saber por qué".

"JJ es un chico perdido que no encuentra un propósito en la vida —afirma Aaron Paul—. Está tratando constantemente de encontrar nuevas formas de ser feliz, pero no lo consigue, y es por ese motivo que nos lo encontramos en esa azotea". En la novela En picado, JJ es un músico estadounidense fracasado que vive en Londres, cuyos sueños de llegar a ser una estrella de rock se han quedado en nada y que tiene que repartir pizzas para seguir subsistiendo. Hornby explica en la novela que JJ llega al Reino Unido yendo tras una chica para terminar con el corazón roto y en su propio callejón sin salida emocional.

"Cuando nos lo encontramos, se halla en un lugar oscuro —comenta Paul—. Está cansado de tener miedo todo el tiempo; está cansado de tratar de cambiar sin saber exactamente cómo hacerlo. Ve el suicidio como una salida, algo que nunca debería ser".

Paul, que alcanzó la fama y el reconocimiento gracias al papel del camello Jesse Pinkman en la sumamente elogiada serie de televisión "Breaking Bad", se sintió atraído por JJ porque se identificó tanto con este personaje con problemas emocionales como con su dilema. "Ha habido momentos en mi vida en que me costó mantenerme a flote —dice el actor—. Sabía qué quería en la vida, pero tenía muchos altibajos y me sentía muy solo a veces. Sufrimiento y desamor. Y la forma de presentar a estos cuatro personajes en el guión era muy directa. Son muy opuestos los unos a los otros, y sin embargo acaban creando un vínculo extraño y hermoso. Me encantó la historia".

Paul afirma que apenas tuvo que prepararse para conectar con la atormentada mentalidad de JJ. Del mismo modo que el personaje alberga sueños de convertirse en una estrella de rock, también Paul los albergó algún día: "¿Que si alguna vez he soñado con ser una estrella de rock? ¡Sí! ¿Quién no ha soñado con eso de joven? —sonríe—. Y, ¿sabes?, yo también fui repartidor de pizzas. Fue uno de mis muchos trabajos antes de que despegara mi carrera de actor".

Paul es el único estadounidense del reparto. Le encantó viajar al Reino Unido para el rodaje, e incluso acabó llevando a Brosnan a un concierto de Radiohead, su grupo favorito. "De repente estuve a la última —ríe Brosnan, recordando aquella gran noche—. Aaron está enganchado al Twitter; tuiteó una fotografía de los dos en el concierto y luego dijo: “¡Mira, tío, ochocientas respuestas en cinco minutos!”. Este abuelo pasó a estar a la última. Me gusta Radiohead. No tanto como Springsteen o Van Morrison, pero no se lo digas a Toni o a Aaron. Les encanta Thom Yorke".

Chaumeil alentó a Paul a infundir su encanto natural y su ternura en el papel de JJ. Y, como los demás protagonistas, el joven estadounidense no podía estar más contento ante la oportunidad de trabajar con sus compañeros suicidas en pantalla. "Me ha gustado todo de trabajar con ellos —afirma el actor—. La historia habla de cuatro personas que tienen un vínculo extraño y que en gran medida se salvan los unos a los otros de la muerte, y también nosotros cuatro hemos tenido un vínculo asombroso. No es que estuviéramos salvándonos de la muerte, y no tenemos los mismos problemas, pero nos llevamos muy bien. Realmente nos preocupamos los unos por los otros".


Maureen
"No sé muy bien cómo decirlo. Pero… ¿va a tardar mucho?"

Toni Collette fue el primer miembro del reparto en incorporarse al proyecto de Mejor otro día. Dwyer conoce a la actriz australiana desde que trabajaron juntas en 2006 en la película de la HBO Tsunami: El día después, y mencionó el proyecto a Collette en el Festival de Cine de Sídney. "Supe desde el principio que necesitaríamos a una buena actriz para sacar adelante el papel de Maureen —comenta Dwyer—, por lo que puse el libro en manos de Toni en cuanto tuve la oportunidad".

"Cuando leí el libro pensé que era una historia exquisita, y casi de inmediato estuve dispuesta a aceptar el papel —dice Collette—. Pasó un tiempo hasta que las cosas encajaran, pero la espera mereció la pena. La experiencia ha sido mejor de que lo que jamás imaginé. Ha sido increíble".

Collette describe a Maureen como "muy inepta socialmente, pero detrás de su apariencia mansa, nerviosa e incómoda, hay una naturaleza dulce, atenta y bondadosa. Es un alma hermosa" —observa la actriz australiana, que ya en el pasado había encarnado a otro de los personajes depresivos de Hornby, la madre soltera de Marcus en Un niño grande (About a Boy), la adaptación cinematográfica de la novela Un gran chico—. "Emocionalmente, tiene los sentimientos a flor de piel. Sin siquiera darse cuenta de ello, está muy sola y bastante triste, pero dedica su vida a cuidar de su encantador hijo [que tiene parálisis cerebral]. De los cuatro personajes, es la única que decide acabar con su vida por un motivo altruista. Realmente cree que su hijo tendrá una vida mejor sin ella".

Collette tuvo que esperar unos años antes de saber quiénes iban a ser sus compañeros de reparto, a los que describe como "el grupo perfecto". Se vinculó mucho con los demás miembros de "los Cuatro de Toppers' House", y coincide en que formaron un grupo muy unido durante el rodaje. "Todos somos muy distintos y trabajamos de forma muy diferente, pero encajamos a la perfección —afirma—. Nos hemos reído mucho todos los días".

Sin embargo, la larga espera también dejó a Collette con dudas acerca de si era la adecuada para el papel. "En un momento dado, estuve pensando en dejarlo —revela—. Mi impresión era que Maureen era mayor que yo, que estaba más cansada, más gorda. Pero cuanto más lo consideraba, más pensaba: “Me encanta esta persona”. Me resulta adorable". La actriz estuvo investigando para prepararse para el papel. Acudió al Bobath Centre, en el norte de Londres, para observar los tratamientos disponibles para pacientes con parálisis cerebral y habló con madres que se encontraban en la misma situación que Maureen acerca de cómo todo aquello estaba afectando a sus vidas. "La clave para interpretar a Maureen —dice— es que ama tanto a su hijo Matty que haría absolutamente cualquier cosa por él". El Bobath Centre también proporcionó asesoramiento durante la película: siempre que se filmaban escenas en que aparecía Matty, estuvo presente en el plató una madre que tiene un hijo con parálisis cerebral, para proporcionar consejos y detalles al director, a Collette y a Joseph Altin, el actor que interpreta a Matty.

Collette subraya que, a pesar de los temas oscuros propios de toda historia que trate de impulsos suicidas, quiere que el público se agarre al humor descarado de la película. "A ratos es tremendamente divertida—afirma—. Si se contara esta historia con un tono dramático, sería una experiencia deprimente, pero esta película te arranca carcajadas. Me quedo con lo ligera y auténtica que es. Siempre me siento atraída por historias que transitan por ambos lados de esta fina línea: es triste y divertida, como la vida misma. ¡Es una película sobre cuatro colegas! Trata sobre ese tipo de amistades inverosímiles que te cambian la vida".

Collette se deshace en elogios hacia Chaumeil. Destaca su habilidad para introducir un sentimiento lúdico y de camaradería entre los necesarios momentos de intensidad dramática. "He trabajado con algunos directores con los que te sientes como si estuvieses sola —afirma—. Pascal está totalmente implicado y entregado, está pendiente de nosotros. Te hace sentir muy segura, y cuando hay tal grado de implicación en lo que estamos haciendo entre todos, como ha sido el caso, esto hace que quieras dar más. Es muy claro acerca de lo que quiere y lo que necesita, y tiene confianza en ello".

"Toni es una actriz increíble —dice Chaumeil, devolviéndole los cumplidos—. Nunca tuve que decirle qué hacer. Lo único que dije después de la lectura de sus diálogos fue: “Busquemos el humor en Maureen”. Toni respondió totalmente a eso, y fue tal su aportación personal que Marueen es completamente su creación, a pesar de ser tan distinta de como es Toni en la vida real".


El quinto protagonista: Toppers' house
El diseñador de producción Chris Oddy describe Toppers’ House, el punto de encuentro del grupo suicida de Mejor otro día, como "el quinto protagonista de la película". Rodar en la azotea de un rascacielos real de Londres planteaba un inmenso problema, tal vez imposible de superar. Después de una exhaustiva búsqueda, Oddy y su equipo encontraron lo que buscaban —un edificio de oficinas del centro de Londres bastante anodino destinado a múltiples usos— cuya azotea cumplía los requisitos necesarios en cuanto al espacio (para permitir movimientos de cámara a Chaumeil) y en cuanto a la relación con el paisaje circundante (en particular por la espectacular vista que ofrece de la catedral de San Pablo).

Una vez hubieron encontrado el edificio, la azotea fue reconstruida en los Pinewood Studios, con ciertas modificaciones que permitirían a Chaumeil controlar el entorno con los ángulos y movimientos de cámara. Los actores también pudieron así rodar las secuencias más difíciles de Mejor otro día sin que la amenaza real de los elementos invernales, a cientos de metros sobre el suelo, causara estragos en sus interpretaciones.

El plató resultante fue un espacio de 12 metros cuadrados, construido a unos tres metros sobre el suelo. "Incluso en el estudio, no resultaba atractiva la idea de caerse de esa plataforma —comenta Dwyer—. Los actores llevaban arneses, pero, aun así, cuando estaban en el borde de la azotea falsa, sentían que estaban al borde de un abismo".

Pero también tuvieron una experiencia de primera mano del abismo real. Después de la primera lectura conjunta de los diálogos, los cuatro actores, junto con Posey, Dwyer y Chaumeil, cenaron juntos en St. John, en el barrio londinense de Shoreditch, y remataron su comida con un reconocimiento de la azotea del edificio que Oddy había encontrado para hacer de Toppers' House (para alivio de Posey y Dwyer, el rascacielos va a ser demolido antes del estreno de la película: "No es ni mucho menos un edificio emblemático, es bastante anodino", dice Dwyer).

"Estuvimos todos allí aquella noche y contemplamos lo que sería tirarse desde esa azotea —dice Brosnan—. Fue algo palpable, esa sensación. Estas cosas forman parte de la vida emocional de un actor".

En su primera reunión con Chaumeil, cuando la conversación se centró en Toppers’ House, el director de fotografía Ben Davis dijo al director que iban a tener que filmar en un decorado. "No habríamos podido lograr nada remotamente similar a lo que logramos si lo hubiésemos rodado en exteriores —argumenta—. Fue una construcción sencilla; si queríamos captar el dramatismo de aquella escena, íbamos a necesitar muchos ángulos desde fuera de la azotea para poder filmar a alguien que se encontrara en el borde. Y así pudimos rodarlo todo con nuestros actores en lugar de con dobles, porque en el plató no había una caída de 300 metros".

"Había mucha presión a la hora de rodar aquellas escenas, no podíamos sacarlas mal —dice Chaumeil, que necesitó tres días en total para rodar la secuencia inicial de la película, debido al número de tomas requeridas—. Eran escenas muy importantes, porque estábamos presentando a cada uno de los protagonistas, y al mismo tiempo teníamos que encontrar el equilibro justo entre la autenticidad y el humor. Si nos fijamos en el personaje de Martin, está realmente asustado cuando se encuentra en el borde de la azotea, pero no puede ser demasiado dramático, porque, si no, cuesta mucho regresar a la comedia. Es algo muy delicado".