Una historia sobre segundas oportunidades y sobre cómo sostenernos los unos a los otros para no caer.
Sinopsis breve
Basada en el best-seller de Nick Hornby ('Un niño grande', 'Alta fidelidad'). Durante la noche de fin de año en Londres, cuatro desconocidos coinciden en un rascacielos para lanzarse al vacío. En lugar de saltar, hacen un pacto para seguir con vida hasta el día de San Valentín. Así comienza una amistad impredecible y una autentica afirmación a la vida.
Sinopsis larga
El presentador de televisión caído en desgracia Martin Sharp (Pierce Brosnan) tiene muy claros los motivos por los que quiere suicidarse. Según sus propias palabras, ha "echado su vida por la borda". Dieciocho meses antes conoció a Suzie Jenkins: uno setenta y tres de estatura, noventa de busto, cuatro meses para cumplir los dieciséis. "Parecía tener veinticinco", insiste. Pero díselo al juez. Ahora su esposa le desprecia, no tiene contacto con sus hijas, tiene antecedentes penales y su carrera televisiva internacional está acabada. En Nochevieja, va a terminar con todo. Ata una escalera de mano en el techo de su BMW y conduce hasta Toppers' House, un anodino edificio de oficinas de Londres desgraciadamente popular como lugar para suicidarse. A los propietarios del edificio no les hace una especial ilusión que su rascacielos se convierta en el destino final de las almas perdidas y desesperadas de la ciudad. De ahí la escalera, para salvar la elevada alambrada de púas que rodea la azotea. Una vez allí, Martin se coloca un cigarrillo de despedida tras la oreja y avanza tambaleándose hacia el final
Pero da la casualidad de que Martin no está solo aquella noche. Porque primero la madre soltera Maureen (Toni Collette), luego la estudiante de 18 años Jess (Imogen Poots) y finalmente el músico estadounidense reconvertido en repartidor de pizzas JJ (Aaron Paul) se cuelan en la fiesta privada de Martin en la azotea. Le han robado la idea, aunque cada uno ha traído sus propios motivos. Pero no resulta nada fácil saltar cuando tienes a un público impaciente haciendo cola tras de ti. Unas porciones de pizza fría más tarde, estos cuatro desconocidos acuerdan que su "salto a la muerte", como Jess lo etiqueta, tendrá que esperar.
Empieza a diluviar, así que los cuatro tristes personajes terminan en el coche de Martin, y Jess, con la vehemencia frenética y agresiva que la caracteriza, exige que todos cuenten sus motivos para querer saltar de Toppers' House. Todos saben lo que ha llevado a Martin a aquella azotea: al fin y al cabo, es una celebridad, y últimamente su vida privada ha sido muy pública; en cuanto a Jess, se trata de una ruptura amorosa: el rechazo de su novio Chas (Joe Cole); en el caso de Maureen, la sensación de impotencia; y en cuanto a JJ, un cáncer de cerebro incurable llamado "CCR". Pero todos estos motivos son mucho más complejos de que lo que están revelando.
Después de dejar a Jess en una ruidosa fiesta de Nochevieja, donde tiene la intención de decirle cuatro verdades a Chas, los otros tres se dan cuenta de que no debían haberla dejado sola, y regresan a buscarla. En el destartalado piso okupa donde se celebra la fiesta, Martin encuentra a Chas antes que Jess y escucha la versión de ese chaval colocado: que Jess le perseguiría blandiendo un cuchillo de pan antes que acceder a sentarse para una conversación íntima.
JJ aparece de repente por la puerta para comunicar que Jess ha tenido una sobredosis; los cuatro más Chas terminan en el hospital. Tras haber salido del peligro inmediato e insistir en que ha sido completamente accidental, porque "nunca me suicidaría con pastillas; saltar de un rascacielos mola mucho más", Jess propone que los cuatro hagan un pacto: nadie va a matarse antes del día de San Valentín. "¿Por qué íbamos a querer postergarlo?", pregunta Martin. "Porque ahora nos conocemos
responde Jess, y quiero demostrar a la gente que he hecho el esfuerzo". Aunque hay ciertas protestas, todos lo acuerdan y firman el pacto de seis semanas escrito en un papel... que resulta ser la carta de suicidio de Maureen.
Pero si creyeron que podrían reunirse discretamente al cabo de seis semanas y contarse los unos a los otros cómo les había ido, se equivocaron. Resulta que Martin no es el único de los cuatro que puede ser noticia de primera plana. El padre de Jess es el portavoz de Educación en la oposición Chris Crichton (Sam Neill), y el intento de suicidio de su hija junto a un presentador de televisión humillado resulta muy jugoso para la ávida prensa sensacionalista, que añade más leña al fuego recordando al mundo la desaparición no resuelta de la hermana mayor de Jess, Jennifer, dos años antes.
El furor mediático amenaza con descontrolarse, por lo que los cuatro improbables amigos se reúnen y tratan de hacerse con el control de la situación, e incluso de ganar algún dinero vendiendo su historia. Quedan en el piso de Maureen, donde conocen a su hijo Matty (Joseph Altin), que padece parálisis cerebral severa y está sumamente incapacitado para hablar o moverse. Maureen expresa su amarga opinión de que, si ella desapareciera del mapa, su hijo discapacitado podría acceder a un nivel de cuidados muy superior al que ella es capaz de proporcionarle como única cuidadora.
El plan de los cuatro de controlar a la prensa organizando una entrevista se vuelve contra ellos de forma espectacular. Para empezar, su relato no se sostiene, pues incluye "una presencia" que intervino aquella noche suicida para convencerles de que no saltaran. Y cuando Jess afirma en su versión que dicha presencia era un ángel desnudo clavado a Matt Damon que decretó "no morirás esta noche", los demás se ven obligados a apoyar su fantasiosa historia.
La cosa termina como el rosario de la aurora cuando desayunan en el lujoso sofá del programa televisivo matutino de Penny (Rosamund Pike), que había sido copresentadora junto con Martin del programa cuando aún se llamaba "Buenos días con Penny y Martin". La altiva presentadora de sempiterna sonrisa va directo a la yugular de "los Cuatro de Toppers' House", interrogando a su excolega sobre su condena por mantener relaciones sexuales con menores para luego recordar cruelmente a Jess la desaparición no resuelta de su hermana. El hiriente interrogatorio es demasiado para Jess, que sin poder contener las lágrimas suelta un discurso violento e irreverente contra Penny y sale del estudio como una furia.
Cuando el preocupado JJ que parece ser el miembro más centrado de este clan disfuncional alcanza a Jess, se siente empujado a confesar un secreto impactante: que mintió acerca de su diagnóstico de cáncer. Pero, cuando Jess le presiona para que le cuente los motivos reales que hay detrás de sus impulsos suicidas, JJ no sabe qué decir, y le cuenta una historia acerca de cómo los jóvenes vencejos permanecen en el aire durante dos años después de abandonar el nido. "¡Madre mía! exclama Jess. Eres un observador de aves. Es por eso que querías suicidarte. Ahora lo entiendo".
Para huir de la despiadada atención mediática y dejar que el interés por la historia se diluya, "los Cuatro de Toppers' House" viajan a España para tomarse una semana de descanso (tras conseguir convencer a Maureen, que nunca había volado antes, de que se suba al avión). En un tranquilo hotel de la costa española, todas sus preocupaciones se desvanecen y los cuatro disfrutan de todo lo que su paraíso momentáneo tiene que ofrecer: comida, bebida, sol, arena y la oportunidad de conocerse mejor a su manera, lejos de la mirada feroz de los medios de comunicación.
Degustan cócteles en un pintoresco bar situado en una islita cercana a la playa; tiran al mar a una protestona Maureen completamente vestida; JJ y Martin crean lazos en sus balcones contiguos, aunque el primero no es capaz de confesar la verdad cuando Martin le alaba por como lo está manejando todo, y se vuelven a encontrar en el bar de la isla, ahora atestado de juerguistas. Todos están con ganas de pasar un buen rato, y las revelaciones se suceden con rapidez cuando juegan al juego de los tres deseos: Maureen quiere una vida mejor para ella y su hijo; Martin desea volver a ser famoso; Jess quiere mil millones de libras, un asesino a sueldo a sus órdenes y una dispensa judicial para cualquier cosa que decida hacer
Aunque Jess no para de pinchar a JJ, sus sentimientos por él son cada vez más claros, especialmente cuando se da cuenta de que otra chica del bar está llamando la atención de JJ. Este recurre a excusas cuando se ve obligado a jugar al juego, al tiempo que Jess le pincha con sus propias sugerencias: una cura para el cáncer, para empezar. JJ se tropieza con Kathy (Tuppence Middleton), la chica del bar, y termina acostándose con ella. Cuando se despierta en mitad de la noche, descubre a una Jess más bien desconsolada en su bañera que le cuenta que Kathy es en realidad una periodista. El ambiente, pues, ya está muy caldeado a la mañana siguiente, cuando en el desayuno JJ finalmente lo confiesa todo a los demás (incluido el hecho de que CCR no es un tipo de cáncer, sino su grupo de música favorito, Credence Clearwater Revival). Martin, furioso, reacciona verbal y físicamente, y Jess y Kathy se unen también a la pelea.
De regreso al Reino Unido, Martin, Jess, JJ y Maureen reanudan sus vidas. Lo ocurrido en España ha abierto una gran brecha entre ellos. "Nos dispersamos en diferentes direcciones como si fuésemos alérgicos los unos a los otros", dice Maureen, sin darse cuenta de que mientras ella vigila a JJ a escondidas para saber cómo le va, Martin está haciendo lo mismo con ella. Estas cuatro almas solitarias siguen cuidando las unas de las otras a su discreta manera.
Al darse cuenta de lo mucho que había extrañado a su hijo mientras estuvo de viaje, Maureen se vuelca en Matty con una dedicación y un amor renovados. Cuando Matty deja de respirar una noche y es llevado de urgencia al hospital, Maureen queda devastada. Se pone en contacto con Martin, que acude al hospital para ofrecerle su apoyo, seguido por Jess y el padre de esta, Chris. JJ destaca por su ausencia. Cuando notifican a Maureen que su hijo se pondrá bien y que ella le ha salvado la vida al advertir los síntomas apenas perceptibles de un infarto de miocardio, Maureen comprende lo importante que es en la vida de Matty; Jess y su padre también viven su momento de reconciliación. Martin, Maureen y Jess se dan cuenta entonces de que es el día de San Valentín... y que siguen sin tener noticias de JJ.
No está en su piso, ni en el local de pizzas. Solo hay un lugar donde JJ podría estar. Los tres llegan a Toppers's House para encontrar allí a su desolado amigo estadounidense, de pie al borde de la azotea. Los primeros en llegar son Martin y Maureen. En un intento de convencer a JJ para que no salte, Martin le pide que revele el motivo del que nunca ha hablado: ¿por qué? "Esa es la cuestión responde JJ. No lo sé. Y por eso mi motivo es mejor que cualquiera de los vuestros
"
Jess llega la última, y su aparición hace que JJ empiece a vacilar. Poco a poco, JJ permite que los argumentos de sus amigos hagan mella mientras mira hacia abajo, incapaz de ver el fondo a causa de los remolinos de nieve. Fundido en blanco.
Diez meses más tarde, es de nuevo Nochevieja y Martin, Maureen, JJ y Jess se encuentran por videoconferencia por Skype. Maureen está celebrando una animada fiesta en su casa, Martin se ha llevado a sus dos hijas a esquiar durante las vacaciones, Jess está tumbada en su cama y JJ se muestra más abierto y comunicativo, hablando acerca de su terapeuta y de cómo los demás le salvaron. Cuando los cuatro amigos se despiden y se desean feliz noche y feliz año nuevo, se revela que Jess y JJ están en el mismo piso, momento en que se acercan el uno al otro y se besan. Martin lleva a su hija menor a la cama. Más que caer en picado, "los Cuatro de Toppers' House" han elegido la vida.
Mejor otro día es una irreverente comedia llena de humor negro y optimismo, adaptada a partir del superventas mundial de Nick Hornby A Long Way Down (En picado), publicado en España por Anagrama.