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Capitán Phillips cartel reducidoCapitán Phillips(Captain Phillips)
Dirigida por Paul Greengrass
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Columbia Pictures presenta Capitán Phillips, una producción de Scott Rudin / Michael De Luca / Trigger Street. La película está protagonizada por Tom Hanks, Barkhad Abdi, Barkhad Abdirahman, Faysal Ahmed, Mahat M. Ali, Michael Chernus, Corey Johnson, Max Martini, Chris Mulkey, Yul Vázuez y David Warshofsky. Dirigida por Paul Greengrass, la película ha sido producida por Scott Rudin, Dana Brunetti, y Michael De Luca. El guión es de Billy Ray, basado en el libro A Captain’s Duty: Somali Pirates, Navy SEALs, and Dangerous Days at Sea, por Richard Phillips con Stephan Talty. Los productores ejecutivos son Gregory Goodman, Eli Bush, y Kevin Spacey. También colaboraron con Greengrass el director de fotografía Barry Ackroyd, BSC, el editor Christopher Rouse, A.C.E., el director de producción Paul Kirby, el diseñador de vestuario Mark Bridges, y el compositor Henry Jackman.

En Capitán Phillips, el director Paul Greengrass traza la emocionalmente intensa historia de piratas somalíes que retienen a un capitán americano, desvelando la brecha económica subyacente que desata los acontecimientos. La historia comienza simultáneamente en Vermont, donde el Capitán Phillips se despide de su familia para llevar un buque de carga (en parte llevaba alimentos para poblaciones necesitadas) y en Somalia, donde Muse, que en otros tiempos fue pescador, pretende hacerse con uno de los valiosos barcos que cruzan su costa diariamente. En el centro de la confrontación entre Phillips y unos desesperados piratas somalíes, Greengrass revela el abismo que existe entre aquellos que forman parte del lucrativo ciclo de comercio internacional, y aquellos atrapados fuera del mismo.

"En los últimos diez años hemos visto muchas películas, y muy buenas, sobre temas de seguridad nacional y terrorismo, pero yo quería que esta película tratara el conflicto más amplio que se da en nuestro mundo entre los que tienen riqueza y los que no" explica Greengrass. "La confrontación entre Phillips, quien forma parte del flujo de la economía global, y los piratas, que no, me resultó novedosa y de alguna manera, avanza lo que será nuestro futuro. El enfrentamiento entre Phillips y Muse es un emocionante asedio en alta mar pero nos habla de fuerzas mayores que operan en el mundo actualmente". Prosigue Greengrass, "siempre he sentido que una historia debe contarse con emoción y fuerza, pero también debe hacerte pensar".

Como documentalista que ha sido, Greengrass siempre se ha sentido atraído por historias que profundizan en eventos contemporáneos, desde Bloody Sunday, que trata sobre una masacre por parte del ejército británico en Irlanda del Norte, hasta United 93, sobre el vuelo secuestrado durante el 11-S en el que los pasajeros impidieron que los secuestradores se salieran con la suya, pasando por Green Zone: distrito protegido, sobre la guerra de Irak. Pero Greengrasss también es conocido por ser el innovador realizador de thrillers de refrescante realismo tales como El ultimátum de Bourne y El mito de Bourne.

Estas dos virtudes: el instinto investigador de Greengrass y su dominio del formato thriller, se dan la mano en Capitán Phillips. En su planteamiento para la película Greengrass tuvo muy claro que no contaría la misma historia triunfal del rescate de los rehenes que apareció en todos los titulares de prensa. "Cuando se sumó Paul al proyecto quedó claro que él asumía el compromiso de representar los sucesos en torno al secuestro del Alabama de una forma más matizada que la que hicieron los medios de comunicación" explica Michael De Luca, quien produjo la película con Scott Rudin y Dana Brunetti, y, junto a Brunetti prestó su asistencia a Columbia Pictures a la hora de adquirir los derechos de la historia de Phillips. "Paul se pronunció desde el principio, exigiendo la mayor autenticidad posible para contar la historia" añade. Según explica el director: "Quiero veracidad. Quiero representar la realidad e inmediatez del suceso tal y como ocurrió. Y eso significa documentarnos exhaustivamente en la fase de pre-producción. Siempre he sentido que tienes que ganarte el derecho a la atención del espectador y nunca debes darlo por hecho".

Greengrass quiso que la película reflejara una imagen completa del mundo de donde provienen los piratas. "El libro de Phillips se escribió desde su punto de vista, naturalmente; desde el primer momento Paul quiso contar algo que fuera más allá de esa visión", recuerda el guionista Billy Ray. El coproductor Michael Bronner, el colaborador de toda la vida de Greengrass, se documentó en profundidad sobre la historia de la piratería somalí y los imperativos económicos que lo conducen. Identificó la merma de la pesca en aguas somalíes debida a la sobrexplotación industrial como uno de los factores que contribuyó al crecimiento de la economía de la piratería en costas somalíes, que anteriormente se había apoyado en un comercio pesquero que gozaba de buena salud. Explica Bronner: "Somalia, diezmada por una guerra civil desde el colapso de una dictadura militar en 1991, sufrió en aquel mismo momento, el influjo de pesca ilegal tras la entrada en vigor de normativas más estrictas de la UE que condujeron a las flotas pesqueras a aguas nuevas e ilegales. La piratería somalí comenzó básicamente como reacción a la sobrepesca extranjera. Los que en su momento fueron pescadores comenzaron a secuestrar barcos y exigir un rescate como fuente de ingresos. Cuando se descubrió que era una actividad rentable, los caudillos se interesaron en el tema, bajo el poder de los cuales, la piratería evolucionó hasta convertirse en una organizada empresa transnacional. La piratería somalí es crimen organizado cuya estructura es realmente mundial, financiada no sólo desde África, sino también desde Europa y Norte América. Los chicos que mandan a atacar a los buques de carga - Muse y su tropa - son sólo el final de una larga y compleja cadena de jugadores que controlan este lucrativo ‘negocio’. Los jefes de los conglomerados piratas son capaces de vivir rica y ostentosamente en un país en el que la pobreza es tan extrema que hombres jóvenes desprovistos de otras posibilidades están dispuestos literalmente a arriesgarlo todo para intentar acceder a esa clase de vida".

Bronner complementó su investigación sobre la piratería somalí documentándose acerca de la industria internacional del transporte marítimo. Llevó a cabo muchas entrevistas con ejecutivos de Maersk y miembros de la tripulación que estuvieron a bordo del Alabama cuando se desató la crisis para comprender el estilo de vida de los marinos, y el marco legal y económico internacional que rige sobre los buques cargueros. El Maersk Alabama estaba desarmado cuando fue atacado por piratas (todos los barcos mercantes lo estaban en aquel entonces, en cumplimiento de normativas internacionales). Los oficiales navales le confirmaron a Bronner que incluso en los días y semanas previas al secuestro del Alabama habían discutido formas de mitigar los riesgos sobre los buques de Maersk que navegaban en aguas peligrosas. Al final, el ataque perpetrado sobre el Alabama precipitó cambios en la industria, ya que Maersk y otras líneas empezaron a abordar vigilantes armados (muchos antiguos agentes de los Navy SEAL) en sus buques para las rutas más peligrosas.


El rodaje en alta mar
El 75% de Capitán Phillips se rodó en 60 días en mar abierto. "Para mí ha sido muy importante rodar esta película en el mar, en un navío en funcionamiento" asegura Greengrass. "Comencé la película con la convicción de que teníamos que recrear el suceso en condiciones tan próximas como fuera posible a aquellas en que realmente sucedieron los hechos. Todos me dijeron: ‘¡Estás loco! Los directores no deben rodar en alta mar’ Pero eso le aporta una veracidad a la película que no se puede cuantificar".

La decisión de rodar en alta mar, utilizando la misma clase de buques en los que transcurrió el drama real, conllevó una producción repleta de retos logísticos, físicos y psicológicos a los que Greengrass y su equipo no habían tenido que hacer frente antes. "La búsqueda de la veracidad plantea riesgos a la hora de realizar la película que afectan a todos: director, reparto y equipo técnico" explica Greengrass. "Como producción cinematográfica debo confesar que ésta ha sido la experiencia más ardua de mi carrera. Estar en el mar todo el día, día tras día, rodando en espacios confinados o en mar abierto, azotado por la marea, fue tortuoso. Pero lo hicimos y cumplimos la programación. En un día bueno tanto el equipo técnico como el artístico se llegó a sentir parte de una tripulación a borde de un barco, todos trabajando juntos" recuerda Greengrass. "Y además, cada responsabilidad en particular fue ejecutada maravillosamente. La interpretación es increíble, la iluminación es increíble, el diseño es increíble, el montaje es increíble. Y todo ello suma y culmina en un momento final en el que considero que Tom Hanks ofrece una interpretación de asombrosa humanidad. El recuerdo que siempre llevaré conmigo de esta película es ese momento final de Tom. Es, sencillamente humano".

El primer reto que afrontó la producción fue encontrar los múltiples navíos que forman parte de la historia: un buque carguero en funcionamiento, dos buques destructores de la armada estadounidense, y un portaviones. Dar con buques parecidos a los que participaron en el incidente real, un mandato directo de Greengrass, representó un gran problema, a pesar de la disposición de Maersk Line y la armada estadounidense a colaborar con la producción. "Estos barcos están hechos para trabajar, y un buque en activo o bien está transportando mercancía las 24 horas del día, o bien, en el caso de la armada, está a la espera en caso de intervención militar y no puedes dejarles fuera de servicio así como así", explica el productor Dana Brunetti. Cuando Maersk Line identificó un carguero al que se le daba relativamente poco uso, la producción se puso en acción y se trasladó hasta Malta para aprovechar la disponibilidad del mismo. "Afortunadamente este barco, el Maersk Alexander, era un ejemplar exacto al barco secuestrado, el Alabama. ¡Un gran golpe de suerte para nosotros!" sonríe Brunetti.

Además, la producción pudo arreglárselas con la tripulación de 22 marinos mercantes del Alexander para que éstos siguieran operando el barco durante los dos meses y medio de rodaje. El capitán del Alexander se convirtió en un recurso vital para Greengrass y Hanks, mostrando la realidad tanto de la operación como los temas humanos que suponen el día a día del barco. "El hecho de estar en un barco de verdad y tener acceso a una tripulación de verdad supuso una parte esencial de nuestro proceso" asegura Greengrass. "Podíamos hacerles preguntas: qué harías tú, que dirías tú, a dónde irías, con qué equipo si se diera la situación A, B, o C".

El compromiso de Greengrass con la verosimilitud supuso grandes retos para el reparto y el equipo técnico. Muchas veces el tiempo no acompañó, haciendo casi imposible la tarea de rodar en alta mar. De Luca recuerda aquellos días de rodaje a bordo del Alexander: "Enormes olas azotaban el barco. El mar cambia por momentos: desde la calma más absoluta a un oleaje impresionante, por lo que nunca sabes qué te tocará. ¿Cómo planificas tus secuencias o armonizas tomas con un paisaje tan cambiante?" Cada mañana el equipo de producción tenía que tener la agilidad de decidir si podían rodar en el mar o si tendrían que quedarse en el puerto y rodar dentro del barco.

Recuerda Daniel Franey Malone, el coordinador naval de la película, que no fue nada fácil para la producción maniobrar en un carguero de 150 metros. "No es como estar en un buque turístico. Este barco sólo puede navegar en ciertas áreas, y necesitábamos un piloto marítimo y un remolcador cada vez que teníamos que moverlo. Y claro, el barco está hecho para contenedores, por lo que fue extremadamente complicado meter al equipo realizador", dice Malone. "Es increíblemente claustrofóbico. Los pasillos y las escaleras son muy angostos y el equipo tuvo que ser muy conservador a la hora de elegir lo que traían a bordo. El constante movimiento de una parte a otra del buque, desde los niveles inferiores hasta el puente, créeme, no fue sencillo mover el equipo por esas escaleras".

Además de la claustrofobia y las limitaciones propias de trabajar en un barco, se sumó el reto de la producción de coordinar y rodar en múltiples barcos en mar abierto. "El equipo de producción incluye cientos de personas y equipos: actores, vestuario, maquillaje, cámaras y decorados" explica Greengrass. "Ubicar todo eso en alta mar es una aventura logística. Conlleva docenas y docenas de barcos, y además necesitas los de seguridad. La producción era como una flotilla, y yo, me sentía el comandante de la tripulación".

Una de las escenas más dramáticas del filme es el abordaje del Alabama. Esta escena se rodó sin el uso de animación por ordenador. "Uno de los hitos más importantes de todo el rodaje fue el aspecto técnico y de seguridad de acercar un esquife a un carguero. A bordo del esquife hay cuatro actores y la resaca del buque es considerable", asegura Greengrass. "Acercarse lo suficiente como para apoyar una escalera y ejecutar la maniobra de abordaje supuso un proceso arduo y lento. La seguridad era la máxima prioridad. Pero en la película da la sensación de que realmente están allí, que están junto al barco y van a subir, porque realmente sucedió así".

Para preparar la secuencia, los cuatro hombres que encarnan a los piratas somalíes: Barkhad Abdi, Barkhad Abdirahman, Faysal Ahmed, y Mahat M. Ali, iniciaron un riguroso régimen de entrenamiento. "Paul nos dijo que no buscaba actores - quería que nos convirtiéramos en piratas" dice Abdi. "No sabía nadar y aprendí a escalar. El miedo no era una opción. Cuando me subí a esa escalera a 30 metros del agua, pensé: ¡tengo que llegar hasta arriba!"

Abdi, Abdirahman, Ahmed y Ali también tenían que aprender a tripular los esquifes pirata como si lo hubieran hecho desde críos. "Nos pasamos semanas sacando a los chicos en los esquifes para que aprendieran a tripularlos y, créeme, no es nada fácil. Esos botes son complicados" afirma Greengrass. "A continuación nos trasladamos a alta mar para enseñarles a estar de pie en un barco en movimiento. Y te puedes imaginar cómo se mueven esos barquitos cuando el mar embravece. El reto era hacerlo todo con seguridad. Y después, averiguar cómo rodarlo, claro".

Esa responsabilidad la asumió el director de fotografía Barry Ackroyed, BSC, quien explica: "Para las escenas de los esquifes tuvimos que construir una pequeña grúa con andamio para atar la cámara, porque cuando se levantaban las olas esos esquifes saltaban con violencia y no podíamos correr el riesgo de que la cámara saltara por la borda".

Pero sin duda la escena más complicada de organizar fue la decisiva escena en la que la armada efectúa el rescate de Phillips. Greengrass la denomina: "la secuencia más compleja y difícil" de su carrera: "Habían múltiples barcos de la armada pululando por allí, varios helicópteros, y muchos riesgos para la seguridad. ¿Cómo dirigir un set de estas dimensiones y representar la acción que se abarca: un portaaviones pequeño, varios buques destructores, y múltiples helicópteros bombardeando un pequeño bote salvavidas en la oscuridad, a alta velocidad, y sobre el agua? Cualquier director te diría que cuando tienes un helicóptero en el aire se multiplica tu nivel de estrés. Y encima íbamos a contrarreloj porque sólo pudimos disponer de los recursos de la armada durante un tiempo limitado".

La armada estadounidense estuvo tan dispuesta como Maersk a participar en la película. Pero, al igual que en los buques mercantes de Maersk, para encontrar los barcos que necesitaban tuvieron que iniciar una larga y delicada negociación. Apunta Brunetti: "La armada quiso participar desde el primer momento porque la película les refleja como profesionales serios, y creo que ellos consideran que es una fiel representación de su forma de trabajo. Pero, al igual que el Maersk, sus barcos comisionados tienen funciones que cumplir. Los barcos de la armada tienen que estar en reserva para poder dar respuesta a situaciones que puedan producirse en el mundo, y esa es una responsabilidad más prioritaria que apoyar a una película. No querían que hiciéramos la película sin ellos, sin su apoyo; nuestra representación del cuerpo no sería tan robusta. La cuestión era adaptarnos a sus comprensibles limitaciones y a su vez, conseguir lo que nosotros necesitábamos".

La solución fue posible una vez más, gracias a la flexibilidad y adaptabilidad del equipo de producción. "Un almirante de alto rango se reunió con nosotros en Los Ángeles y me hizo una promesa: ‘Si trasladáis la producción a Norfolk, Virginia, conseguiré todo lo que necesitáis.’ Esas fueron sus palabras", dice el productor ejecutivo Gregory Goodman, quien coordinó muchos de los retos logísticos del rodaje. "No se nos había ocurrido ir a Norfolk porque no es un centro de producción cinematográfica... todo lo necesario para rodar tendríamos que traerlo desde fuera y, debido a la distancia, no puedes contar con proveedores de la zona. Pero, tras analizar nuestras opciones, lo vimos claro: ¡nos íbamos a Norfolk! Les llamé y le dije: ‘¡Os voy a tomar la palabra! Y no defraudaron. Sí que diré que, una vez establecidos en Norfolk, que fue una tarea de enormes proporciones, resultó ser un lugar maravilloso para rodar".

Para representar al USS Bainbridge, los realizadores recibieron acceso al USS Truxtun, un destructor de 155 metros de largo clase Arleigh Burke equipado con misiles. Relata Brunetti: "El Truxtun había sido reformado recientemente y le correspondía superar varias pruebas náuticas, entre ellas maniobras menores, durante un periodo de dos meses. A nosotros nos asignaron a esa misión". Durante todo el rodaje el destructor se mantuvo en activo, preparado para responder en misiones de emergencia. Los dos barcos adicionales que prestaron su apoyo al Bainbridge durante la misión de la vida real - el USS Boxer, un barco de asalto de operaciones anfibias que forma parte del grupo operativo anti-piratería de la armada, y el USS Halyburton, fueron representados, respectivamente, por el USS Wasp, un barco de asalto anfibio multiuso, y el propio Halyburton. Ambos buques estaban destinados a la Estación Naval de Norfolk.

Mover estos buques de la armada es una tarea complicada, peligrosa y difícil. Y para un equipo de producción los destructores suponen un hogar aún más inhóspito que el buque de carga. Explica Brunetti: "Los navíos de la armada tienen que operar a 11 kilómetros del puerto y la maniobra de entrada y salida del puerto es muy difícil y lleva horas. Por eso optamos por trasladar a nuestro equipo en pequeños botes: unas quince a veinte personas en siete u ocho embarcaciones. Embarcamos en un puerto de Norfolk y salimos al encuentro de los buques de la armada, que nos esperaban a kilómetros de la costa. Tuvimos que embarcar uno a uno. El proceso fue arduo: nos mecían las olas y uno a uno subíamos las escaleras con todo el equipo necesario para el día a cuestas. Ese trayecto tuvimos que hacerlo diariamente. Tras finalizar la jornada de trabajo embarcábamos nuestros pequeños botes rumbo a Norfolk en la oscuridad de la noche".

Greengrass agradece que la armada "se implicara en cuerpo y alma en la película. Desde el capitán del Halyburton y el segundo de éste, pasando por toda la tripulación, pusieron su barco y recursos a nuestra disposición. Ellos comprendían lo que queríamos hacer y algún miembro de la tripulación estuvo siempre presente para decirnos: ‘tienes que saber que... en esta situación nosotros haríamos…’ son esas las miles de decisiones que hacen que la película funcione y que mantenga la realidad. Esos decorados son reales: el centro de información de combate, las secciones interiores- todas forman parte de un destructor de verdad".

Conseguir el apoyo de la armada supuso tan sólo el primer paso del rodaje de la secuencia del rescate. Añade el productor Dana Brunetti: "En esa escena contamos con mucho movimiento: dos destructores, un portaaviones, y un helicóptero que arroja luz sobre el barco salvavidas. Tuvimos que colocar tanto a los barcos como a nuestras cámaras en sus respectivas posiciones, el helicóptero debía impactar el barco salvavidas en el momento preciso y los actores dentro del barco salvavidas tenían que lidiar con el hecho de que los barcos estaban creando una estela internacional para hacer olas en el barco. Estuvieron metidos ahí por horas mientras nosotros hacemos con ellos lo que hizo la armada con los secuestradores reales".

Profundiza Goodman en los retos logísticos asociados a esa decisiva escena: "El bote salvavidas avanza muy lentamente, a unos dos o tres nudos. Esa velocidad está por debajo del límite operacional seguro para los barcos de la armada. Si van a esa velocidad el motor se puede calar, por lo que tuvimos que jugar al gato y al ratón para dar con la sincronización necesaria para que todos los barcos coincidieran. Eso fue realmente complicado - fue un problema matemático". Lo que no sabían los realizadores es que en este caso el arte imitó la realidad ya que el USS Bainbridge experimentó el mismo problema durante el rescato en la vida real del Capitán Phillips: el destructor adelantaba al bote salvavidas.

El momento culminante del filme - ambientado en el mar, en noche cerrada - también supuso un enorme reto para Ackroyd, el director de fotografía. Conseguir estas secuencias requirió una planificación previa, coordinación, sincronización y profesionalidad extraordinarias, y también un poco de suerte. En palabras de Ackroyed: "Rodamos estas secuencias nocturnas en noche americana, al anochecer y por la noche. Cada escena es una combinación de estas tres técnicas unidas en una. Teníamos una cámara en el bote salvavidas, yo estaba en un bote inflable con otra, la tercera estaba en el destructor, y la cuarta cámara en el segundo helicóptero, ubicada para captar al primer helicóptero. El destructor de la armada se aproxima al bote salvavidas y tiene que girar y frenar bruscamente frente al salvavidas, y tenemos que rodar eso simultáneamente desde mi cámara, desde el destructor, desde el aire, y desde el interior del bote salvavidas, donde la cámara mira hacia afuera desde un espacio que mide medio metro de ancho por metro de largo. Todo esto se hizo al anochecer- que dura veinte minutos. Teníamos veinte minutos para captar la máxima cantidad de material. Y no puedes detenerte porque el crepúsculo cambia y de repente estás rodando de noche. Esos planos no llevan gráficos por ordenador - todo eso ocurrió en vivo y en directo. La gente siempre me preguntaba: ‘¿Cómo vamos a hacerlo?’ Pues lo vamos a hacer. Vivo para esto".

Aunque la producción tuvo que afrontar grandes retos y superar dificultades técnicas, todos lo hicieron de la mano, alentados por un espíritu de grupo inspirado por Paul Greengrass y Tom Hanks. El productor De Luca apunta: "Tom estaba dispuesto a todo. Nunca dudó de nada de lo que le pedimos. Por ejemplo, estuvo en ese bote salvavidas en mar abierto durante horas, durante días. Fue agotador y requirió grandes dosis de perseverancia de todas las partes implicadas. Y Tom no se quejó ni una vez, a pesar del inevitable y constante mareo que padecieron tanto él como otros miembros del reparto abordo de ese buque tan difícil de manejar. Creo que esa actitud, ese espíritu contagió a todos y nos acompañó durante la producción".

"Esto es hacer cine en su estado más puro. He tenido mucha, muchísima suerte de participar. Siempre llevaré este recuerdo conmigo" relata Goodman. "Todos estábamos centrados en la misma meta". Ackroyd manifiesta su acuerdo: "Como director de fotografía cuando ves un guión que dice. ‘Noche - noche cerrada - en alta mar’ te lo piensas dos veces antes de decir que sí al proyecto - a no ser que sea Paul Greengrass el que te lo pide. Cuando firmas para una película Greengrass es porque sabes que el esfuerzo merecerá la pena, que el argumento será impactante y el trabajo, reconocido. Con esto quiero decir que los espectadores se llevan algo que no les ha aportado ninguna otra película. Y espero que ese sea el caso de Capitán Phillips".


Reparto y personajes
En Capitán Phillips la audiencia no va a encontrar héroes convencionales — tan solo seres humanos con sus complejidades sociales, culturales y personales. Greengrass vio a Richard Phillips no como el motor de la historia sino como un hombre que, mientras se dedicaba tranquilamente a su trabajo, de repente se vio arrastrado por un violento suceso mundial. "Phillips me recuerda a hombres que conocí cuando era joven, y mi padre era marino mercante. Eran hombres que trabajan transportando los bienes que usamos en todo el mundo. Son el motor principal de la economía mundial. Son los camioneros del mar. Es un entorno muy físico, muy de clase obrera. Para mí, Richard Phillips es esa clase de hombre – un hombre corriente que se ve atrapado en una confrontación indeseada", dice el director. "Realmente, es una persona normal pero la forma en la que reacciona a lo que le sucede y lo que esa experiencia viene a decir del mundo en que vivimos, es lo extraordinario".

Desde el principio, los realizadores visualizaron a Tom Hanks como el veterano marino mercante Richard Phillips. Hanks ha destacado en diversos papeles que representan a hombres aparentemente normales que enfrentan crisis extremas, desde Andrew Beckett, el abogado con SIDA que lucha contra una demanda de despido improcedente en Philadelphia; al astronauta Jim Lovell, que lucha para volver a la tierra después del fracaso de una misión a la luna en Apolo 13; a John Miller, el capitán de la Segunda Guerra Mundial que busca a un soldado desaparecido en Salvar al soldado Ryan; hasta Chuck Noland, el ejecutivo de FedEx atrapado solo en una isla desierta en Náufrago. Hanks construye a los personajes desde dentro hacia fuera, dotando a personas comunes de una valentía serena pero extraordinaria. Su interpretación de Richard Phillips no es una excepción.

Comentando su primera vez colaboración con el actor dos veces ganador del Oscar® asegura Greengrass que: "Tom y yo emprendimos juntos este viaje. Al principio siempre me repetía: ‘Para mí, no deja de ser un hombre en peligro en alta mar’ — y Tom perfeccionó su actuación y la convirtió en algo auténtico y real. Pasó horas y horas en un bote salvavidas – todo el mundo se emocionó por su gran dedicación. No sólo era una cuestión de talento, sino su voluntad de explorar cada centímetro de la humanidad de este hombre – la exactitud de lo que Tom hizo y el nivel de detalle fueron magníficos. También quedé muy impresionado por su resistencia física. Estuvimos horas en el océano y Tom nunca se quejó. Siempre era el primero en decir 'estoy listo, vamos a hacerlo otra vez'".

Hanks preparó el personaje conociendo a Richard Phillips, visitando al capitán en su casa en Vermont, donde vive con su mujer, Andrea, que es enfermera. Hanks descubrió que Phillips es un hombre afable y modesto que nunca se vio a sí mismo como algo más que un marino haciendo su trabajo. Por increíble que parezca, Phillips regresó a su trabajó en Maersk no mucho después de su peligrosa y terrible experiencia con los piratas somalíes. "Esto, en particular, me pareció increíble", dijo Hanks. "Que un hombre que sufrió un experiencia tan terrible y dolorosa pueda volver al mar. Sabía que entender la fortaleza de Phillips – esa clase de fortaleza personal y su conexión con el mar a pesar de lo sucedido – sería esencial para entender el tipo de hombre que es Richard. La realidad es que no cualquiera tiene lo que se necesita para ser el capitán de un barco – y no todo el mundo podría haber soportado ser secuestrado como rehén".

Al llegar a plató para su primera colaboración con Greengrass, Hanks se sorprendió con lo que se encontró, "Paul intentó explicarme cuál era su estilo antes de empezar a rodar – cámaras en mano, sin plataformas rodantes, sin posiciones preestablecidas – y me preguntó si yo me sentía cómodo con todo eso. Le dije que sí, claro, pero sinceramente esperaba – a pesar de lo que Paul me había advertido – que a la hora de rodar vería plataformas rodantes e indicaciones sobre las posiciones ante la cámara o indicaciones de luces. Nunca ocurrió. Ni siquiera planificábamos las escenas sino que ellas salían a nuestro encuentro. Nos reuníamos por la mañana para hablar de las escenas durante una hora y media, dos horas, a veces más tiempo, y luego las rodábamos íntegramente hasta el final – una escena de ocho minutos, otra de doce minutos, lo que fuera- en lugar de dividirla en planos. Es una forma extraordinaria de hacer una película – un método totalmente diferente al de otros realizadores. Supone un giro de 180 grados. Este método le saca partido a las fortalezas de Paul y no creo que esté interesado en hacer películas de otra forma. Y el resultado, creo, habla por sí solo".

Greengrass, por su parte, dice que Hanks se implicó de lleno en el proceso y el resultado fue magistral, una interpretación muy verdadera. "Recuerdo una escena muy difícil. Estábamos en el Truxtun listos para empezar a rodar la escena tras el rescate. Le preguntamos a Richard dónde había ocurrido en realidad el interrogatorio, y dijo que en la enfermería. Bueno, nosotros habíamos planificado hacerlo en el cuarto del capitán, pero en cuanto lo dijo tenía más sentido que fuera en la enfermería. Así que Tom y yo ideamos como hacerlo, elegí a un miembro de la tripulación del Truxtun para interpretar la escena con él. Como resultado, una mujer que se despertó esa mañana sin saber que tendría un diálogo en una película, o que estaría actuando junto a este actor dos veces ganador del Oscar®, hizo esta escena culminante junto a Tom y nos sacó las lágrimas a todos. Es un momento increíble en la película".

La dirección de Greengrass del tenso encuentro inicial entre los piratas y la tripulación del Maersk es otro ejemplo de los métodos que Greengrass usó para ayudar a los actores a alcanzar un mayor nivel de realismo: Greengrass decidió que los actores que interpretan a los marinos no mantuvieran ningún contacto con los actores somalí-estadounidenses que interpretan a los hombres que tomaron el barco. Estos no se encontraron hasta el momento de rodar la escena en la que los piratas entran al puente de mando. "Fue muy inteligente lo que hizo Paul, el no conocernos hasta ese momento", explica Hanks. "No compartimos lecturas ni cenas, así que eran hombres misteriosos para nosotros, y cuando éstos atacaron el puente de mando, la verosimilitud fue incalculable. Se nos puso la piel de gallina". Dice Greengrass de la escena: "Ya que no se conocían, rodar la escena fue un momento "único" – teníamos que conseguirlo en esa primera toma. Y lo conseguimos, fue increíble. Tom y Barkhad hicieron esa larga escena con tal profundidad y humanidad que cuando terminó todo el mundo en el plató aplaudió".

En la búsqueda de los cuatro contrapuntos para Hanks, la directora de casting Francine Maisler llevo a cabo una búsqueda intensiva de los actores que pudieran aportar autenticidad y emoción a sus papeles. Maisler empezó reduciendo la elección a actores de ascendencia somalí. "Desde el principio, fue muy, muy importante para Paul contar con actores somalíes para los papeles de Muse y su tripulación", dice Maisler. "Y fue un casting complicado. Pero Paul tiene un tremendo don para enseñar a jóvenes actores inexpertos a interpretar, a menudo frente a formidables actores experimentados – éste es uno de los ingredientes que hace que sus películas sean tan viscerales. Sabía que la única forma de construir la conexión natural con Somalia, que era tan importante para la película, era encontrar hombres que fueran somalíes o estadounidenses de origen somalí-. Y sabía que esto suponía encontrar hombres jóvenes con relativamente poca experiencia como actores, pero que estuvieran dispuestos a hacer un gran esfuerzo en esta película, y fueran capaces de "defenderse" frente a Tom", dice Maisler.

Tras investigar todos los lugares del mundo a los que los somalíes hubieran emigrado masivamente, Maisler centró su casting en la comunidad más grande de estadounidenses de origen somalí: Minneapolis, Minnesota. Allí ella repartió folletos anunciando un casting abierto en el centro cultural Brian Coyle, congregando a más de 1.000 candidatos para el papel de Muse y sus tres compañeros de tripulación.

Trabajando junto a la directora de casting de Minnesota Debbie DeLisi para reducir los candidatos de centenares de a un puñado, Maisler empezó a agruparlos en grupos de cuatro para ver como trabajarían juntos. Uno de estos cuartetos iniciales estaba formado por Barkhad Abdi como Muse, Barkhad Abdirahman como Bilal, Faysal Ahmed como Najee y Mahat M. Ali como Elmi. Al darse cuenta de que estos cuatro hombres se conocían, para Maisler fue lógico asignarlos en un mismo grupo. "Una vez agrupados, empezaron a ensayar por su cuenta y Barkhad Abdi lideraba los ensayos del grupo", dice Maisler. "Más tarde, mezclamos los cuartetos, introduciendo a otros actores, pero siempre volvíamos a esa combinación original y al final, Paul les dio el papel. Quedó impresionado, como todos nosotros, por su talento, su química y compromiso con la película".

La prueba final fue una reunión con Greengrass y Maisler en Los Ángeles. Tras la reunión, fueron a dar un paseo en la playa los cuatro actores, Greengrass, y Maisler. Maisler recuerda, "No estaba muy claro si ellos habían comprendido que habían sido seleccionados, así que Paul les dijo ‘Chicos como sabéis – el papel es vuestro.’ ‘No, nadie nos lo dijo.’ ‘Bueno, pues es vuestro.’ Estaban tan eufóricos que corrieron, totalmente vestidos, a bañarse en el mar para celebrarlo. Fue uno de los momentos de más pura alegría que he presenciado en mi vida". Añade Ahmed: "Teníamos que meternos en el mar para asegurarnos de que esto era real".

"Cuando los conocí, eran amigos y habían trabajado juntos como grupo", dice Greengrass. "Había algo en ellos que ya se veía y sentía como tripulación". Ninguno tenía experiencia formal alguna en el cine, pero estaban decididos a darles a sus personajes una humanidad tangible. "El grado de intensidad que proyectaban y los matices del personaje que encontraron eran increíbles – y la habilidad para hacer todo esto frente al extraordinario poderío de Tom Hanks era algo especial", dice Greengrass.

El actor primerizo Barkhad Abdi asume el papel de Muse, el capitán pirata. Maisler dice que inmediatamente después de conocer a Abdi, ya sabía que Greengrass le querría para el exigente y complejo papel del principal adversario de Phillips. "El peso sobre los hombros de un joven e inexperto actor para interpretar un papel con muchos matices como el de Muse – que exige una capacidad tanto para intimidar como para la compasión y contemplación – es tremendo", dice Maisler. "El papel requiere una persona muy especial. El listón estaba muy alto. Barkhad demostró una gran habilidad natural y yo sabía que él podía dar vida a todas las dimensiones del personaje tal y como estaba escrito – pero además hizo suyo el papel. Podía estar al mando pero tranquilo; se podía ver que él causaba una gran impresión en las personas. Los demás somalíes que trabajaban con él en el casting parecían tratarle como un líder de forma automática".

Nacido en Mogadiscio y criado en Yemen, Abdi se mudó con su familia a Minneapolis en 1999, cuando tenía 14 años. Él es perfectamente consciente de las presiones que muchos somalíes tienen que enfrentar como consecuencia de las condiciones económicas agravadas en su país natal devastado por la guerra, mientras que barcos provistos de valiosos cargamentos pasan por su costa. Este entendimiento personal le lleva a investigar las razones por las que hombres jóvenes como Muse, incapaces de vivir del comercio tradicional de su ciudad en las aguas sobre-explotadas de Somalia, se involucran en la piratería. "Creo que si las cosas hubieran sido diferentes, Muse podría haber sido feliz como pescador. Pero cuando él es incapaz de ganarse la vida de esa manera, y ve a hombres de su pueblo convertirse en piratas, quiere parte del dinero que les llega", explica Abdi. "Yo todavía tengo familia en Somalia, así que sé lo que está ocurriendo allí", continua. "Sé que mi personaje está un lugar donde las personas tienen muy pocas oportunidades. Pero creo que hoy en día en todo el mundo, todos soñamos con vivir a lo grande. Esta es la conclusión de Muse. Él tiene grandes sueños – y puesto que él tiene tan poco siente que no tiene nada que perder recurriendo a la piratería".

"Cuando Muse embarca en el Alabama, es cuestión de negocios: el capitán llama a la compañía naviera, la compañía naviera llama a su aseguradora, se paga el rescate, y nadie sale herido. Pero no ocurre así, y se encuentra en un terrible apuro que él sabe que será fatídico si no encuentra una salida. Muse es un trabajador en un complejo circulo pirata financiado por poderosos inversores, y sabe que no puede volver con las manos vacías. Como capitán de su tripulación, su función es encontrar una solución. Se da cuenta que la única solución es navegar en el bote salvavidas hasta Somalia y pedir un rescate por el capitán Phillips. Está en un pequeño bote salvavidas rodeado de buques de guerra estadounidenses – es una situación desesperada. Aun así, es capaz de conservar el sentido de mando y poder. Esto es lo que hace que su personaje sea tan fascinante para mí".

El Productor Dana Brunetti comenta, "para los habitantes costeros como Muse, el acceso a la economía legal está a menudo bloqueada. En la piratería ven una oportunidad de entrar en la economía alternativa: en este caso, aquella que trae riqueza en muchos órdenes más allá de lo que es posible a través de otros medios en Somalia. La riqueza del mundo navega por delante de tus costas, está disponible. Somalia ha sido controlada durante más de dos décadas por facciones en guerra que mantenían a la población bajo un férreo control. Desde luego, Muse es un joven peligroso, pero lo que queda claro en el desarrollo de la película es que él se siente tan atrapado como su rehén. Era la persona completa, el ser humano completo, eso es lo que nosotros estábamos buscando en el personaje de Muse y en la interpretación de Barkhad – algo que trascendiera el acto criminal en el que participa sin enmascararlo, porque esta es la realidad".

Abdi espera que la representación de Muse en la película ayude a la audiencia a hacerse una idea de la tragedia de Somalia y de las más complejas motivaciones de los piratas. "La piratería es un crimen, y la película no busca justificarla, pero creo que la gente tendrá compasión de Muse. Él termina enfrentándose al gran poder militar de Estados Unidos – un joven desnutrido vistiendo harapos contra tres enormes buques de guerra estadounidenses. Sientes el apuro en el que está metido. Claro que es un criminal, pero también es una persona en un aprieto. Recuerdo cuando vine a Estados Unidos la primera vez como inmigrante teniendo que aprender a navegar en este abrumador, extremadamente rico y poderoso país. No quiero comparar ambas situaciones, pero puedo entender lo que debió haber sido para él mirar fijamente aquellos asombrosos barcos militares y pensar, ‘¿y ahora qué?’"

Tom Hanks estaba especialmente impresionado con lo lejos que Abdi llevó su personaje, a la realidad más palpable. "Esta historia cuenta con la representación de Barkhad en todos los aspectos de su personaje –él no deja que Muse se convierta en un villano de papel", dice Hanks. "Para un joven actor primerizo en la piel de un papel tan complejo como el del comandante el resultado es sorprendente. Transmite un nivel increíble de emociones y matices – no es algo que se pueda enseñar. Su personaje empieza como alguien que creemos que conocemos – un temible pirata que dirige una tripulación armada en un aterrador secuestro de un barco desarmado – y sin disculparse por ello, lleva a la audiencia a un compromiso emocional mucho más profundo con el ser humano, más que con el acto en sí: un joven somalí que tiene aspiraciones que todos podemos entender, pero que las difíciles circunstancias de la vida en Somalia le impiden por completo perseguirlas".

Najee — el pirata que Phillips apodó como el "chico alto" en sus memorias — lo interpreta Faysal Ahmed, que es de origen somalí y nació y se crio en Yemen, donde conoció a Barkhad Abdi. Ahmed describe a Najee como "la fuerza del grupo, alguien que creció en el seno de la violencia — y ésta es la única respuesta que conoce". Como Abdi, Ahmed ganó la lotería de visas para ir a Estados Unidos, pero su familia todavía vive en Somalia, dándole una perspectiva íntima de la realidad que se vive allí. "Creo que a muchos de los emigrantes somalíes les encantaría volver a Somalia si hubiera un gobierno estable" observa Ahmed. "Para mí, es mi hogar, a pesar de que nunca he estado allí".

Para el actor los puntos más destacables del rodaje fueron sus escenas de lucha con Tom Hanks. Recuerda: "Hacer que las luchas parecieran reales fue muy difícil, especialmente porque el plató era muy angosto. Sin querer, en un momento dado le di un puñetazo real, pero Tom reaccionó muy bien. Esa escena la hizo él sin especialistas y me motivó a mejorar continuamente mi trabajo. Le doy gracias por eso. Fue un gran desafío ponerme en los zapatos de este hombre. Me pregunté: ¿qué haría una persona normal –un ‘pirata normal’ – en esta situación, después de haber luchado desesperadamente por tomar este barco, contra todo pronóstico, y que luego mi premio – lo único que queda después de asumir los riesgos – casi se me escape? Entramos en la mente del pirata y cuando llegó el momento de rodar estábamos listos. Fue duro, pero también una experiencia increíble".

Elmi, el taciturno conductor del barco, es interpretado por Mahat M. Ali, que nació en Somalia y se crió en Kenia, antes de irse a Minnesota cuando todavía estaba en primaria. "Creo que había una incógnita para Paul, y era si íbamos a estar listos para el desafío físico de los papeles" dice Ali. "Él sabía muy bien que los papeles no solo tenían su dificultad emocional – sino que también iba a ser un trabajo muy duro, del tipo en el que caes redondo en cama después de un largo día. ¿Estábamos listos para eso? Sí, claro que lo estábamos. Paul tenía razón – fue muy duro – pero valió la pena".

Barkhad Abdirahman, de diecisiete años de edad, de ascendencia somalí, nació en Kenia e interpreta a Bilal, el más joven de los piratas. Abdirahman dice de su personaje, "es el chico que hace lo que mandan; creo que se comporta como cualquier chico normal se comportaría en una guerra". Para Abdirahman, el estilo directoral realista de Greengrass y el ambiente durante el rodaje le ayudó a comprender mejor la seria situación que enfrenta – particularmente siendo un hombre tan joven. "Paul creó tanta energía y entusiasmo que realmente nos ayudó a entender lo que estaba sucediendo en el barco", añade. "Es una situación demasiado demente para Bilal. Está abrumado. Está bajo mucha presión – solo es un adolescente y no está preparado para manejar esta situación".

Los cuatro actores tuvieron un entrenamiento intensivo en Malta antes de la producción, sometidos a un riguroso régimen diario, comparable al entrenamiento militar, diseñado por el coordinador de especialistas Rob Inch. "Ellos tuvieron que aprender cómo pelear, cómo manejar armas, cómo manejar barcos, cómo levantar escaleras y cómo maniobrar en el mar picado", explica Inch. "Realmente quisimos meterlos de lleno en el mundo de alta mar".

"Realmente lo vivimos allí fuera", dice Abdi. "Y cuando pienso en lo duro que fue el entrenamiento, todo lo que tuvimos que pasar en ese momento, cuando trepé al buque portacontenedores, no podía parar de pensar que estos cuatro hombres habían aprendido lo mismo que nosotros habíamos entrenado. Ahora teníamos algo en común. Para mí, como somalí, esto es poderoso – me pongo en los zapatos de Muse, en cierto modo nuestra preparación no hubiera podido ser posible si Paul no hubiera estado tan comprometido con el entrenamiento. Estoy seguro de que esto tuvo un enorme efecto en la manera que interpreté el resto de mis escenas".

Aunque fue intenso rodar el abordaje del Alabama y las escenas del buque contenedor, nada preparó a los actores para rodar en el bote salvavidas. "Yo había visto fotos del bote salvavidas, y el documental del National Geographic sobre el incidente, pero no puedes imaginar cómo es estar en un bote salvavidas hasta que realmente estás allí", dice Abdi. "Es pequeño, estrecho, pero el olor fue de verdad lo que nos asqueó al principio: la mezcla de agua de mar y humedad, el calor y el sudor. No hay ventilación en un bote como este. Inevitablemente, todos estábamos muy mareados, especialmente los primeros días, y esto hace que te cueste más concentrarte. No puedo imaginar estar atrapado en ese bote salvavidas 24 horas al día durante 5 días – el periodo de tiempo que Phillips y los piratas estuvieron en él durante el incidente real".

Mientras los medios de comunicación comentaban de cerca el rescate del capitán Phillips por los Navy SEALs, menos conocido es lo que ocurrió a bordo del Maersk Alabama al principio de la crisis, cómo Phillips intentó burlar a los piratas y recuperar el control del barco – un periodo en el que veinte miembros de la tripulación de Phillips jugaron un papel clave.

Michael Chernus (El legado de Bourne) interpreta a Shane Murphy, el primer oficial del capitán Phillips y el segundo al mando. Del rodaje en el Alabama Chernus dice "dejamos el puerto y estuvimos en el mar durante veinte o cuarenta horas; llegas a conocer a tus compañeros de rodaje rápidamente – y bien – en circunstancias como esa. Nos convertimos en una especie de tripulación – y comenzamos a comunicarnos como tal. Esto nos ayudó a tratarnos de una manera muy real. Nos unimos de una forma que nunca antes había experimentado en un plató. Otro de los beneficios inesperados de trabajar en el barco, que fue dado temporalmente de baja durante el rodaje, fue que en el Alexander [el barco que representa al Alabama] vivían miembros de la tripulación real del Maersk con años de experiencia en el mar. Cada actor contó con la presencia de su homólogo de la vida real en el barco, así que yo pude pasar tiempo con el primer oficial del Alexander y preguntarle lo que haría en ciertas situaciones. Esto nos ayudó a familiarizarnos con el valor del conocimiento de toda una vida en poco tiempo".

David Warshofsky (Pozos de ambición) interpreta al maquinista naval jefe Mike Perry, otro de los colegas veteranos del capitán Phillips. Desde su puesto en la sala de control del barco, Perry intenta rastrear los movimientos de los piratas en otras partes del Alabama, y sabotear su capacidad de obtener el control operativo del barco.

Corey Johnson, quien aparece en tres películas de Greengrass (United 93, El ultimátum de Bourne y El legado de Bourne), es el segundo de a bordo Ken Quinn, que permanece en el puente de mando junto a Phillips. En la escena en la que los piratas toman el control del puente de mando, Johnson recuerda que Greengrass le aconsejó a reaccionar no de la forma más heroica sino de la más humana. "Mostrar miedo no es poco heroico", dice Johnson. "El capitán Phillips le dice a la tripulación, ‘Mantened vuestra dignidad’, para mostrar algo de gracia bajo presión y ser ingenioso. Para mí, esta es la fuente de la valentía de estos hombres. Mi personaje se siente responsable por el resto de tripulación, y por todo lo que hacen. A él no le verás suplicar ni rogar. Todos ellos intentan permanecer concentrados, continuar con sus trabajos y apaciguar la situación".

Una vez que Phillips fue secuestrado en el bote salvavidas, el gobierno estadounidense reaccionó: El U.S.S. Bainbridge, dirigido por el capitán Frank Castellano, fue enviado al océano Indico para seguirle la pista a los piratas y negociar una conclusión rápida y pacífica para mantener la distancia, o— si esta no era posible — ganar tiempo hasta que los Navy SEAL pudieran llegar.

"No se oyó hablar mucho de Castellano en las noticias", dice el actor Yul Vazquez, que encarna el papel del capitán del Bainbridge. "Los periodistas se centraron en el capitán Phillips. Pero Castellano fue una parte importante de la historia. Él fue el primero en reaccionar ante el suceso y el que sintió que era su responsabilidad asegurar un final pacifico a la crisis". Castellano sabía que si hacía algo que pudiera incrementar el enfrentamiento, los piratas sembrarían el pánico y harían daño al capitán Phillips. También se le ordenó comprobar el avance del bote salvavidas hacia Somalia, lo que sólo podía conseguir bloqueando agresivamente al bote salvavidas con su sólido buque de guerra. Obligado a intervenir en una situación en la que tenía que ser flexible y ágil, Castellano forjó una buena relación con los piratas, alimentándoles, ayudándoles a anticiparse a sus necesidades e intentando mantenerles relajados para mantener el control de la situación. Vazquez dice, "Lo más importante para Paul era que mi personaje se viera como un hombre con una gran presión sobre sus hombros. Él estaba intentando hacer las cosas bien y las hizo bien, hasta que los piratas no le dieron otra opción. Paul quería ver reflejada esa presión en mi rostro y en mi mirada— para ver a este hombre esforzándose al máximo por terminar esta dura experiencia, pero acabarla bien".

En la película, la mayoría de los hombres que trabajan junto a Castellano dentro del Bainbridge CIC (Centro de Información y Combate) son oficiales y marinos reales que estaban destinados a bordo del USS Truxtun, que representa al Bainbridge. El grupo también incluía dos marinos que trabajaron a bordo del Bainbridge durante el suceso real en 2009.

La pieza final del puzle del reparto incluía a los Navy SEAL — los guerreros de elite famosos por ser un comando aparte. Aunque el papel del comandante SEAL, interpretado por Max Martini, era amplio y lo suficientemente complejo como para requerir a un actor, Greengrass quería que los SEAL bajo el mando de Martini fueran auténticos agentes. "Como he dicho, nosotros queríamos hacer esta película de la forma más realista posible", comenta Greengrass. "Estoy convencido de que los espectadores saben cuándo están viendo algo que no da la talla — tal vez no sabrán por qué, pero lo sabrán. Así pasa con los Navy SEAL — o como rodar en el mar — en estos casos no hay sustituto de la vida real".

Como resultado, el asesor civil de la SEAL Eric Casey aseguro los servicios de diez antiguos miembros de los SEAL para representar los papeles de los hombres que llevaron a cabo la operación de francotiradores. "Es difícil reproducir los gestos y habilidades de los SEAL sin un entrenamiento exhaustivo", explica Casey. "Ellos tienen cierta personalidad y una manera muy particular de comportarse que se han ganado ellos mismos a pulso. Es difícil aprenderlo".


Fotografía y diseño
Para dotar a Capitán Phillips de la intensidad y el realismo que caracterizan las películas de Paul Greengrass, el director incorporó un equipo de fotografía encabezado por el director de fotografía Barry Ackroyd, BSC. Ackroyd es un colaborador de Greengrass y fue su director de fotografía en United 93 y en Green Zone: Distrito protegido, así como en En tierra hostil de Kathryn Bigelow, por la que fue nominado a un Oscar®.

Greengrass y Ackroyd provienen de la tradición documental y ambos coinciden en que existen ciertos hábitos del cine de no ficción que aún no han sido capaces de abandonar– y eso ha demostrado su utilidad en la producción de sus largometrajes. Ackroyd dice que "En un largometraje tienes muchas más tomas y muchas más oportunidades de captar una escena que en los documentales", "así que siempre te recuerdas a ti mismo la urgencia e importancia de cada fotograma. Si te repites a ti mismo que cada fotograma es la única oportunidad en que esto sucederá, y que será el fotograma más importante del largometraje – y si logras mantener esa concentración en hasta más de 300 kilómetros de película – entonces le darás al editor el mejor material que esté en tu mano para que edite la mejor película".

Greengrass está de acuerdo, destacando que este estilo de rodaje va de la mano con el tipo de interacción que él desea que los actores tengan con el material. "El instinto de lo que es urgente, lo que es real, nunca se pierde. Trabajamos arduamente con los actores para lograr que no sólo interpreten el guión; el guión es importante pero también queremos que los actores estén en armonía con – y que examinen por sí mismos – cada situación y las motivaciones inherentes de los personajes en cada escena. Y al conducir a los actores hasta ese lugar, donde están interpretando y habitando la inmediatez de la escena, tenemos que captar esa intensidad, las miradas, los momentos".

El Productor Dana Brunetti dice que el estilo de rodaje de Ackroyd no sólo se presta a la perfección a la dirección de Greengrass, sino que además, se presta a esta película en particular debido a sus exteriores. "Paul y Barry rodaron en un estilo en el que prima el momento presente, lo urgente y real – mucha cámara en mano, sin plataformas móviles- todo ello resulta extremadamente apropiado para contar la historia de una crisis con rehenes y especialmente adaptado para rodar en un buque portacontenedores" destaca Brunetti. "Los espacios del buque son muy reducidos y limitados y los pasillos y escaleras son increíblemente estrechos. Barry colocó esa cámara sobre sus hombros y corrió de punta a punta siguiendo a los actores, empuñando la cámara en todas direcciones, de arriba abajo y de izquierda a derecha. En el caso del bote salvavidas, de dimensiones aún más reducidas, lo importante era encontrar los detalles y la intensidad de aquel espacio".

Greengrass agrega que rodar en estos espacios supuso un enorme reto tanto visual como físico – lo que exigió que Ackroyd fuera sumamente flexible. "Antes de comenzar la producción Barry y yo discutimos largo y tendido sobre la creación de una estética para Capitán Phillips que fuera muy sobria y estuviera centrada en los personajes", dice el director. "Según avanza la película habitas un espacio cada vez más reducido – así que el reto visual es mantener la vitalidad y el interés de esos pequeños espacios. Eso a veces significa que Barry debe adoptar posturas incómodas y absurdas para maniobrar con poquísimo espacio. No creo que habría podido hacer esta película si no practicara yoga".

Para Ackroyd era frecuente tener dos o tres cámaras funcionando en cada escena. En el buque portacontenedores Ackroyd se colocaba la cámara sobre los hombros mientras otro operador de cámara, Cosmo Campbell, manipulaba una cámara fija especial de brazo corto que le permitía pasar entre mamparas y espacios pequeños. Greengrass y Ackroyd no limitan el espacio donde transcurren las escenas, con lo que los actores tienen la libertad de moverse por donde quieran y les siguen las cámaras de mano. Por eso es muy normal que los actores suban y bajen escaleras y entren y salgan de salas con el equipo de cámara en sus talones.

Ackroyd ha observado que esta forma de trabajar libera a los actores. "Una vez que dejas de pedir a los actores que interpreten para la cámara, les das una especie de libertad. Incluso en un espacio reducido como el bote salvavidas les dijimos, ‘Id a donde queráis y nosotros os seguiremos’. Es un reto, pero tiene un efecto poderoso en sus interpretaciones. Como resultado, los actores acaban dando más de sí y lo que captas contribuye a la capacidad de la película de conmover a las personas. Si sucede algo emocionante en una escena, la cámara se alegra. Y cuando el ambiente es triste, la cámara se entristece. En esta película de manera especial, el trabajo de cámara se vincula con momentos emotivos inesperados y no contemplados en el guión".

En su colaboración en United 93, Greengrass y Ackroyd experimentaron con diversas técnicas orientadas a que tanto los actores trabajando en el set, como los espectadores en el cine, se olvidaran de la presencia de la cámara. Llevaron esos métodos un paso más allá en Capitán Phillips. "Tanto Paul como yo sentimos que si hacíamos nuestro trabajo bien, nuestra presencia apenas sería notada por los actores", apunta Ackroyd. "Nuestro objetivo en esta película era que la cámara fuese simplemente una observadora y tan fiel como fuese posible. Al mismo tiempo, no estábamos realizando un documental. Más bien, el estilo es una especie de extremo realismo que permite a la audiencia ver muchas perspectivas en cada momento y en las decisiones que los personajes están tomando. Buscamos la humanidad en el plano".

Hanks dice que le inspiró la autenticidad y la inmediatez del estilo de rodaje de Greengrass y Ackroyd y que el resultado ha sido una de las experiencias más enriquecedoras de su carrera. "Una de las preguntas que le hice a Paul en este plató fue ‘¿dónde está la cámara?’, porque nunca la vi", dice Hanks. "Están comprometidos con captar el comportamiento de personas reales en momentos concretos y creo que la disposición de Paul de descubrir la película a medida que rodábamos le permitió captar la realidad plena de la historia".

La fotografía de Ackroyd en la película también hace una utilización óptima de la luz natural. Explica: "siempre que puedo ruedo con luz natural porque puedes rodar en 360 grados. Tener que iluminar plano a plano es como poner una camisa de fuerza a la cámara y al operador de cámara. En cambio nosotros planificamos nuestras escenas como un reloj solar, siguiendo el movimiento del sol. Disponíamos de una vía de carga angosta por la que movernos, así que, a diferencia de rodar en un lugar fijo, podíamos alterar el rumbo, girar y conseguir la luz solar en la misma dirección en el buque, independientemente del rumbo que tomáramos. Era como virar en la navegación. Chris Carreras, que es el primer ayudante de dirección de Paul, se convirtió en el representante del capitán, estableciendo el rumbo del buque – ‘Vayamos ahora cinco grados a babor’- para mantener la luz tan constante como fuera posible. Es el mismo principio que usas en tierra, pero debido a que podíamos mover el buque aprovechamos la ocasión y Chris se convirtió en un auténtico experto".

En las primeras fases de preproducción Ackroyd decidió emplear cámaras de 35 milímetros, principalmente usando la Aaton Penelope, deseada por aquellos que quieren trabajar cámara en mano y empleada en muchos documentales. La Aaton le permitió a Ackroyd moverse ágilmente a través de las angostas escalerillas y pasadizos del buque. "Cuando ruedas en formato digital en la mayoría de los casos únicamente intentas reproducir la estética de la película. Además, cuando vimos las condiciones en las que tendríamos que rodar: te subes a un esquife piratas con cuerdas elásticas, te salpican las olas del buque mercante, las cámaras digitales no tenían mucho sentido en este contexto", dice Ackroyd. "Las cámaras de película fotográfica tienen más de cien años. Es una tecnología simple y clásica. Por eso los coches aún usan motores de combustión - porque funcionan".

Ackroyd también utilizó cámaras de película fotográfica de 16 milímetros para las escenas centradas en los piratas somalíes. "Pensé que el granulado y la textura de 16mm funcionaría bien y así es, pero la verdadera razón por la que la escogí fue porque en un formato de 16mm podía elegir un zoom de 12:1", explica entusiasmado. "Con el zoom de 12:1 podía obtener un plano amplio dentro del esquife con los cuatro somalíes, o los podía enmarcar a cada uno individualmente o en grupos y podía usar la misma lente para acercarme con el zoom al puente del buque portacontenedores y hallar al capitán Phillips con binoculares sobre el puente o a alguien corriendo a lo largo de la cubierta y sería capaz de vincular los dos planos, con un movimiento fluido de uno a la otro".

Pero no debemos olvidarnos del pequeño bote salvavidas, en el que Richard Phillips desciende solo con sus cuatro captores. La producción utilizó varias réplicas del bote salvavidas de 8 metros y medio de largo del Alabama, todos igual de incómodos. "Ese tipo de bote salvavidas navega como un cuenco de espagueti", explica el coordinador naval Daniel Franey Malone. "Se mueve mucho. Es inestable y fácilmente se balancea. Es increíblemente difícil rodar ahí dentro".

Greengrass y Ackroyd dicen que el bote salvavidas fue uno de los espacios de rodaje más implacables que han experimentado jamás. "El bote salvavidas es increíblemente estrecho", dice el director. "El calor es intenso. Los mareos son intensos. La cosa se inclina en cada eje. Teníamos que sacar a los que estaban dentro con cierta frecuencia".

Ackroyd manejó él mismo la cámara en el bote salvavidas, como hizo en la mayoría de las escenas, poniendo su cuerpo en primera línea para la película. Pero no le importa la lucha, de hecho le gusta. "Así es como sé que estoy vivo", dice. "Todos los aspectos físicos, las molestias y los dolores…me gusta luchar o el sentimiento de lucha. Si las cosas fueran más fáciles, pienso que quizás no estemos logrando lo que podríamos lograr. Si no hay lucha, no me siento satisfecho".

"Barry es valiente como pocos", dice Greengrass. "Al forzar la vista a través de esa lente se mareaba constantemente, pero viendo la película ni te enterarías. No tengo ni idea de cómo mantuvo la estabilidad y coherencia de la imagen".

El trabajo del director de producción Paul Kirby, quien trabajó con Greengrass y Ackroyd en Green Zone: Distrito protegido, le dio una vuelta de tuerca más a la estética y al sentir de Capitán Phillips. "Se suponía que la producción de Paul Kirby en este largometraje sería ‘invisible’. Proporcionó un entorno lo más parecido posible al mundo real en el que los actores pudieran actuar y Barry, rodar", dice Gregory Goodman. "Pero el estilo ‘invisible’ es extremadamente difícil. El público sabe cuándo ve algo falso, aunque no pueda señalarlo. Además, Paul se enfrentó con inmensos problemas logísticos, de los que no fue el menor encontrar, producir y construir una aldea somalí en la que arranca la película. Hizo eso y más, hizo que encajara perfectamente con el resto del largometraje".

Greengrass le encargó a Kirby la tarea de producir cuatro mundos distintos para la película: el pueblo somalí, el buque portacontenedores, el bote salvavidas y el buque de la armada. "Intenté producir escenarios que juntaran perfectamente el mundo real y el mundo imaginario", explica Kirby. Agrega, "en este largometraje vamos desde lo más amplio – el enorme buque portacontenedores desde visto desde lo más alto, tan alto que parece un punto en medio del mar – pasando por espacios cada vez más claustrofóbicos, hasta centrarnos en la mirada de Tom Hanks mientras piensa que su vida est