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La batalla del año cartel reducidoLa batalla del año(Battle of the year: The dream team)
Dirigida por Benson Lee
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La batalla del año está protagonizada por Josh Holloway ("Perdidos", Misión imposible: Protocolo fantasma), Laz Alonso (Avatar, A todo gas, Ladrones), Josh Peck ("Drake & Josh"; The Wackness), Caity Lotz ("Death Valley", "Mad Men") y el artista discográfico ganador del Grammy® Chris Brown (Stomp the Yard) como Rooster. La película también está protagonizada por un equipo de bailarines de breakdance de la vida real incluyendo a Jon "Do Knock" Cruz, Jesse "Casper" Brown, Ivan "Flipz" Velez, Joshua Lee "Milky" Ayers, Richard "Lil Adonis" Maguire, David "Kid David" Shreibman, Sawandi Wilson, Anis Cheurfa, Steve Terada, Gil "Gillatine" Brace-Wessel, Sammy "SamO" Soto, Richie "Abstrak" Soto y Luis Rosado.

La película está dirigida por Benson Lee a partir de un guión basado en su aclamado documental Planet B-Boy y escrito por Brin Hill (Won't Back Down) y Chris Parker (Mulan II). Los productores de La batalla del año son Beau Flynn (Red Dawn, Viaje al centro de la tierra), Tripp Vinson (El número 23, El exorcismo de Emily Rose), y Amy Lo (Planet B-Boy, Dreaming Nicaragua). Los productores ejecutivos son Glenn S. Gainor (Con derecho a roce, Rumores y mentiras), William Packer (Think Like a Man, Ladrones) y Rich y Tone Talauega. El director de fotografía es Michael Barrett (La matanza de Texas 3D, Ted). El editor es Peter S. Elliot (Iron Man 3, Think Like a Man). El director de producción es Chris Cornwell (Los idus de marzo, Footloose 2011). La supervisora musical es Pilar McCurry; la música original es de Christopher Lennertz (Por la cara, Thanks for Sharing). La diseñadora de vestuario es Soyon An ("American Idol", "So You Think You can Dance"). La coreografía de la película es de Dave Scott (Step Up 3-D, Stomp the Yard) y Rich y Tone Talauega (quienes han trabajado con Chris Brown, Madonna y Jennifer López).


Sobre la producción
El b-boying es un tipo de baile innovador y atlético que se originó en las calles de la ciudad de Nueva York durante la década de los 70 y se convirtió en uno de los cuatro pilares de la cultura del hip hop, junto con los maestros de ceremonias, el grafiti y la figura del DJ. Llamado breakdance por los medios de comunicación, el b-boying logró una arrolladora visibilidad en la cultura popular. Con el tiempo su brillo se desvaneció en Estados Unidos, a pesar de que continuó creciendo alrededor del mundo, como el director Lee Benson descubrió en su premiado documental del 2007, Planet B-Boy. Hoy, los primeros movimientos básicos desarrollados hace más de 30 años han evolucionado dando paso a un baile muy sofisticado y acrobático que puede ser comparado legítimamente con la gimnasia olímpica más sobresaliente.

"La cultura del b-boying ha alcanzado dimensiones mundiales", dice Lee. "En La batalla del año, inspirada en mi documental, se le pide a un entrenador que reúna a un equipo ideal formado por los mejores b-boys de Estados Unidos con la única misión de ganar La Batalla del Año, que es como la Copa del Mundo del b-boying en la que más de 20 países compiten anualmente. El Equipo estelar tiene la oportunidad de llevar el oro de vuelta a Estados Unidos, cuna del b-boying, por primera vez en 15 años".

La batalla del año (o BOTY) es un evento real que tiene lugar cada año en Francia, atrayendo a equipos de todo el mundo. "La competición se ha celebrado durante más de 20 años", dice la productora Amy Lo, quien también colaboró con Lee en su documental. "Se trata de un evento mundial que atrae a miles de personas. No te puedes imaginar la energía que se respira allí".

Lo admite que ella no sabía nada de la cultura b-boy antes de trabajar en el documental. "Me atrajeron las historias personales de los chicos", asegura. "La batalla del año es una oportunidad de profundizar en este mundo y compartirlo con otras personas. Valoro el elemento de expresión personal así como las increíbles hazañas físicas, y mi esperanza es que motivemos a una nueva generación a descubrir esta forma artística".

Según Lee, el b-boying surgió de la necesidad de los jóvenes en el Bronx de expresarse mediante el baile. "Siempre ha representado a los sectores privados del poder, así que tiene sentido que sea adoptado por culturas tan diferentes. Esta forma artística le da una opción a los chavales que no han tenido la oportunidad de ir a escuelas de baile tradicionales".

Incluso antes de que Lee y Lo terminaran Planet B-Boy, reconocieron el potencial para hacer un largometraje que reavivara el fenómeno b-boy en el país en que nació. Encontrar el marco correcto para su película fue el primer reto. La productora Tripp Vinson de Vinson Films ayudó a la pareja a transformar el material en un largometraje.

Vinson asegura que era algo consciente de lo que pasaba en el b-boying desde su apogeo en los años 80. "Pero Planet B-Boy fue mi iniciación real a esta cultura. Es muy fascinante comprobar que las personas y sus historias captan al espectador al menos tanto como el baile. Sus corazones y calidez, así como las luchas que sostienen para alcanzar sus sueños, me atraparon y sentí que sería un gran largometraje".

El documental de Lee es una mirada profunda a la escena internacional del b-boy que se extiende desde Japón, Francia, Alemania y Corea del Sur, y vuelve a los Estados Unidos. Tomando esto como punto de partida, los realizadores buscaron un enfoque para distinguir su película de las típicas películas de baile. "Las películas de baile contemporáneo tienden a seguir una fórmula", dice Lee. "Bailarina conoce a bailarín de la calle. Él le da sabor y ella lo civiliza. Ese argumento se ha machacado tanto que era lo último que queríamos hacer. Se nos ocurrió la idea de convertir esto en una película deportiva, que pareciera un paso natural. Se trata de la competición y los bailarines están físicamente a la par de deportistas de élite".

Además, se entretejen elementos del trabajo en equipo, el perdón y la redención a lo largo de la historia, dice Lo. "Es una historia muy americana, en la que un grupo muy dispar de personas con grandes egos aprenden a dejarlos a un lado para perseguir una meta común".

Aunque el argumento es totalmente ficticio, está profundamente impregnado del espíritu del documental, empleando elementos de las diferentes experiencias de los bailarines para elaborar una historia clásica. "Un entrenador brillante atraviesa un duro golpe y un ejecutivo del hip hop lo quiere fichar para que reúna al mejor equipo de baile del mundo", dice Vinson. "La tendencia del mundo del b-boying es individualista y el entrenador les enseña a convertirse en un equipo para poder competir en La Batalla del año".

La disciplina del b-boying ha evolucionado enormemente desde los primeros días del break, y se ha convertido en todo un estudio sobre el individualismo. "Los chavales que lo practican en el extranjero lo han tomado y le han puesto su propio sello", prosigue Lo. "Esto vuelve a entrar en Estados Unidos a través de Internet. Todos los b-boys estudian videos de los eventos o batallas por todo el mundo y así van actualizando sus propios estilos. La mezcla de influencias es realmente fascinante".

Asegura Lee que aunque tiene un profundo y apasionado interés en el b-boying, nunca fue un auténtico b-boy. "Siempre he sido un gran fan. Descubrí el b-boying cuando vi Flashdance. Jennifer Biels va andando por la calle y se encuentra a un grupo de b-boys. Nunca antes había visto a gente bailar así. Después apareció toda una serie de películas con títulos como Beat Street y Breaking. También las vi y el fenómeno me cautivó por completo".

Una década más tarde, Lee había terminado su primera película y se preguntaba cuál sería el próximo paso. "Y resulta que vi Flashdance en televisión. Cuando vi esa escena, comencé a preguntarme qué habría sido de los b-boys. A través de internet descubrí un evento llamado La Batalla del año y me obsesionó".

Se enteró de que no solo seguían presentes los b-boys, sino que además se habían vuelto internacionales. "Y habían evolucionado hasta convertirse en potentes atletas, pero parecía que la gente lo desconocía. En todos los rincones del mundo donde ha llegado el b-boying, ha llegado a representar a los más marginados o ignorados, a las personas sin recursos o ventajas".

El director equipara esta forma artística con la era del rock and roll en los 50. "Ese sonido fue una invención puramente americana que provenía del blues y conmocionó al mundo. Luego dio la vuelta al mundo y fue reinterpretado por otras culturas antes de volver a Estados Unidos. El hip hop tiene el poder del rock. Representa juventud. Por eso ha tenido una acogida mundial".

Y al igual que ocurre con el rock and roll, o lo tienes o no lo tienes, así de tajante se expresa Lee. "Los mejores b-boys son aquellos que han dedicado sus vidas a ello. Aprovechan sus experiencias personales como fuente de inspiración e ideas. Creo que los mejores tienen algo en común: no sienten que ellos eligieron el b-boying sino que el b-boying los eligió a ellos".


Encontrando el equipo de ensueño
En el reparto de La batalla del año coinciden actores de experiencia con los mejores bailarines de la calle para crear una película visceral y auténtica de la realidad de la vida de un b-boy. "Es una mezcla muy buena", comenta Amy Lo. "Los actores fueron muy respetuosos con los bailarines, que suelen ser los héroes no reconocidos en una situación como ésta, pero nosotros les dimos a todos su momento de protagonismo".

Josh Holloway interpreta a Jason Blake, el entrenador arruinado que se redime a si mismo enseñando a los chicos a confiar en él y los unos en los otros lo suficiente como para convertirse en un equipo de verdad. "Ignoraba el papel de Josh en „Perdidos,. pero desde que lo conocí me cayó bien", recuerda Lee. "Es una persona muy genuina y profesional en su ética laboral. Me deslumbró todo lo que le aportó al entrenador durante los ensayos. Realmente profundizó en su personaje y le brindó profundidad y humanidad. Un entrenador realmente bueno es un mentor y Josh logró serlo para muchos de los chicos tanto delante como detrás de cámaras".

Holloway admite ser un entusiasta no declarado del b-boy desde sus días de jugador de baloncesto en el instituto. "Toda mi vida me ha gustado el baile, pero nunca lo he dicho en público", confiesa el actor. "Mi equipo de baloncesto contaba con algunos b-boys muy buenos e incluso integrábamos sus movimientos en nuestros calentamientos. Cuando vi el documental, me quedé asombrado por el atletismo y la evolución del b-boying".

Pero incluso más que el baile, a él le atrajo la historia del entrenador. "Esa sí que me cautivó. Sé por experiencia propia cuánto puede llegar a moldear tu vida un entrenador. En este caso, el entrenador tiene que aprender tanto como el equipo".

Dos años antes de que transcurra nuestra historia, Blake perdió a su familia en un accidente de tráfico. "Se dejó arrastrar y se convirtió en un borracho", dice Holloway. "Volver a entrenar a un equipo es una lucha dolorosa para él. Es alcohólico y no puede dejarlo todavía porque es su mecanismo de supervivencia".

Pero un día encuentra una nota garabateada en un viejo cuaderno de trabajo que le da la clave para llegar a su equipo. "Es algo que su mujer le escribió hace años", dice Holloway. "Cambia tu forma de pensar, cambia tu vida.. Él redescubre esa idea y la implanta en su entrenamiento. Ahora la diferencia es que esto también se refleja en él".

Tomándose su papel muy en serio, Holloway trabajó con los bailarines para reforzar la confianza de los mismos en sus habilidades interpretativas latentes. "Josh fue realmente generoso derrochando tiempo, alma y energía", dice Lee. "Creo que los b-boys realmente lo notaron y agradecieron".

"Todos y cada uno de estos chicos me motivaron un montón", dice el actor. "Físicamente, son capaces de hacer cosas increíbles, pero su espíritu y energía lo son aún más. Como todo aficionado a este tipo de baile, me asombraba lo que estos chicos eran capaces de hacer. Realmente era como si estuvieran en una sala anti-gravedad".

"Y Benson aportó pasión y un profundo conocimiento de la materia", agrega. "No solo hizo una película de baile. Está intentando contar la historia más profunda de esta cultura y de dónde surgió".

La revitalización de Blake es ideada por su viejo amigo Dante, el empresario de hip hop interpretado por Laz Alonso. "Dante le ofrece a Blake esta oportunidad laboral para sacarlo de su depresión", explica Vinson. "Laz aporta mucho humor y chulería al papel. Es muy divertido verlo trabajar".

Los dos se conocieron 30 años atrás cuando eran integrantes de un equipo de baile. "Dante se convirtió en un magnate del hip hop", dice Lee. "Blake se hizo entrenador de un equipo de baloncesto profesional. Pero tras perder a su familia perdió también el control y se refugió en el alcoholismo. Dante tiene un gran interés en conseguir un equipo para competir en el BOTY, pero también lo ve como una oportunidad de ayudar a su amigo".

En palabras del director, la interpretación de Alonso redefine la imagen del magnate del hip hop. "El estereotipado retrato de un ejecutivo discográfico súper enjoyado se ha acabado porque el hip hop ha evolucionado. Magnates como Jay Z y Russell Simmons son sumamente inteligentes, astutos y cultos. Esto es lo que necesitábamos que nos proporcionara Dante. Nadie podía haberlo personificado mejor que Laz. Es un actor increíble que le aportó una visión muy refrescante al personaje".

Alonso creció bailando break y protagonizó la sensacional película de baile urbano, Stomp the Yard, pero incluso el está asombrado por la nueva generación de breakers. "Estar en esta película supone una experiencia muy especial para mí", se sincera el actor. "Me remonta a cuando era niño, aunque lo que vemos actualmente es una clase de b-boying totalmente diferente. Estos chicos están haciendo toda clase de coreografías aéreas que nunca soñamos conseguir. Veréis como esto ha ido creciendo con los años".

El actor aporta su carisma único al personaje. "Dante derrocha cierta chulería" dice Alonso. "Tiene esa seguridad propia de las personas conscientes de su propio éxito. Es un crack y lo sabe".

Dante es consciente de que mientras el resto del mundo ha adoptado el b-boying, en Estados Unidos, el país donde se originó, ya no respeta este arte. "En BOTY, sufrimos derrotas aplastantes por parte de los coreanos, rusos o franceses, y así año tras año", dice Alonso. "Por ello, decide reunir un equipo estelar para traer el título de vuelta al lugar donde pertenece y al mismo tiempo tender la mano a un viejo amigo que la está pasando mal".

Alonso dice que disfrutó trabajar con Holloway. "Josh es un profesional en toda regla", dice. "Muchas de sus escenas son básicamente monólogos y él encontró la forma de hacer que cada discurso sonara novedoso. Respeto mucho el trabajo que ha hecho en esta película".

La mano derecha de Blake es un ocurrente empleado junior de la organización de Dante llamado Franklyn, interpretado por Josh Peck. El actor, más conocido por su papel en la comedia de situación de Nickelodeon, "Drake & Josh", hizo reír a sus compañeros tanto delante como detrás de cámaras y también entre toma y toma.

"El entusiasmo de Josh Peck es muy evidente y natural", dice Lee. "Él imita a humoristas de antaño como Laurel y Hardy, Abbott y Costello y Jackie Greason. Es uno de los actores más divertidos que he conocido. El equipo entero se moría de la risa con sus improvisaciones. Es sumamente inteligente y a la vez, muy divertido. Aporta una ligereza a la película que resulta muy importante. Blake es muy duro en su entrenamiento y Franklyn lo equilibra con momentos cómicos en esas escenas".

"Me encanta ver a Josh Peck en plena acción", dice Holloway. "Siempre agregaba cosas que no estaban en el guión y claro, yo tenía que mantener la compostura. Es divertido a más no poder ".

Peck agradeció la oportunidad de crear un personaje a su imagen. "Todos fueron tan generosos permitiéndome darle mi propio estilo al papel", asegura. "Benson siempre fue una fuerza tranquilizadora en el plató. Fue genial verlo extender sus alas y alcanzar su potencial como director en su primer largometraje. Me enamoré del documental, así que fue un placer ser parte de esto".

Al crecer en el barrio Hell's Kitchen (la cocina del infierno) en Nueva York, Peck conocía la cultura del hip hop. "Pues claro, soy un chico blanco judío", dice. "Pero en mi barrio, cuando te gradúas de la escuela hebrea te reclutan en el campo de entrenamiento Run-D.M.C. Esto siempre fue parte de mi vida y me encanta".

En The Professional Performing Arts School en Manhattan, Peck estudió teatro musical. "También tengo experiencia en los bailes de Bar Mitzvah, los de quinceañera y en las bodas. Allí donde el baile es promovido y apreciado me verás marcándome unos pasos", sonríe. "Siempre tuve algo de ritmo, quizás más del que la gente reconoce. Pero bailo mayormente para mi mismo, solo, y eso me centra".

Sin embargo, en esta película él se mantiene al margen, en cuanto al baile se refiere. "Franklyn es un bailarín de corazón, pero no con el cuerpo", dice Peck. "Físicamente, no es el tipo más dotado del mundo. Creo que le encantaría ser bailarín, pero en lugar de bailar se puso a trabajar en la empresa de Dante. Cuando Blake firma como entrenador, Franklyn se convierte en su ayudante porque sabe mucho sobre el baile y el hip hop".

Peck cree que a los espectadores les deslumbrará el nivel del baile en La batalla del año. "Estos bailarines son como superhéroes", asegura maravillado. "Tienen mucho talento y están en la cima de lo que hacen. Es un mundo diferente a cualquiera que yo haya experimentado. En el baile todos somos iguales. No tienes ventajas por ser quien seas o ser de donde seas. Se basa puramente en tus habilidades y en lo duro que hayas trabajado".

Por recomendación de Franklyn, Dante incluye en el equipo a Stacey, una coreógrafa que trabajará con los bailarines para perfeccionar sus coreografías. "Queríamos redefinir algunos personajes estereotipados tanto como lo hicimos con el género de baile urbano", dice Lee. "Stacey no es la típica niña bonita que estudió danza clásica. Ella es una capacitada y talentosa coreógrafa que se esfuerza tanto como los chicos. Es hermoso ver esa sinergia y contar con un personaje que evita los típicos clichés. Ella no es quien hace renacer a Blake convirtiéndose en su interés amoroso. Ambos son colegas trabajando juntos en una misión. Ella le enseña que está bien alzar la mirada y volver a vivir la vida. Ellos llevaron esa relación con mucha belleza y naturalidad".

Diez años de formación en jazz y baile moderno prepararon a la actriz Caity Lotz para interpretar el papel. Empezó en el b-boying a los 17 años y actúo con la compañía afincada en San Diego, Culture Shock. "Todo era hip hop y break", recuerda. "Fue la primera vez que vi b-boys haciendo volteretas y todas esas cosas. Yo siempre había sido muy acrobática y esa combinación con el baile me cautivó. Es un estilo explosivo y muy divertido".

Su personaje enfrenta obstáculos casi de inmediato, primero con Blake, que no ve la necesidad de traer a una coreógrafa y luego con los propios chicos, que asumen que a una rubia con rostro dulce la tarea le queda grande. "Mi personaje tiene muchas obstáculos que vencer", dice Lotz. "Blake conoce a los b-boys y sabe llevar un equipo. Pero al final se da cuenta que la puesta en escena es pura coreografía. Eso es lo que ella aporta. Es una coreógrafa increíble y sabe que los chicos la necesitan, y eso le ayuda a saber llevarlos".

El artista discográfico ganador del Grammy® Chris Brown interpreta a Rooster, uno de los bailarines más destacados del Equipo estelar. "Yo no estaba muy familiarizado con la música de Chris Brown, pero estaba totalmente impresionado por su talento", dice Lee. "Chris es un artista consumado. Respeta de verdad el arte del b-boying. Entrenó muy duro y su fanfarronería natural encaja perfectamente con Rooster. Domina este personaje y no hay duda de que es uno de los mejores bailarines de la actualidad pero en el plató es uno más de los chicos. Él no hace para nada el papel de divo".

Rooster se convierte en uno de los líderes del grupo, algo que para los realizadores surgió de forma natural para Brown. "Chris aporta muchas cosas a un papel como este", afirma Vinson. "Fue un privilegio verlo trabajar y muy divertido tenerlo en el plató".

Brown se ha estado interesado en el b-boying desde que era niño y su talento natural para el baile le ayudó a mejorar los puntos clave relativamente rápido. Aun así, dice que éste ha sido el baile más difícil de su vida. "Aquí nadie está simulando nada", dice Brown. "Trabajar con estos chicos fue una inspiración para mí. Ellos realmente me impulsaron a dar lo mejor de mí porque eran muy serios. Siempre estaban dispuestos a mostrarme cómo hacer un paso y te daban mucho aliento. Aprendí mucho y creo que me marcho de la película con nuevos amigos".

Brown dice que le encanta actuar y siempre está abierto a un papel interesante, pero dudó sobre aceptar o no un papel en una película de baile, sobre todo porque él ya es conocido por sus actuaciones musicales. "El guión era increíble", dice él. "Gracias a los personajes y a la historia quise formar parte de esto".

Brown aprendió rápidamente que hay una gran diferencia entre actuar y batallar. "Cuando salgo al escenario ante 15.000 personas sé que ellos vienen a verme", dice. "La batalla es diez veces más dura porque te enfrentas al juicio. Si metes la pata te lo van a dejar saber".

Cuando llegó el momento de hacer el casting de los bailarines que aparecen en la película los realizadores insistieron en representar la vida real de los b-boys. El director y el productor se pasaron cuatro días enteros haciendo pruebas en varias ciudades, recibiendo a docenas de miembros potenciales del equipo para elegir a un número limitado de seleccionados, tal y como le ocurre a los personajes en la película.

"Para hacer una película que trata de los b-boys, necesitábamos contar con b-boys", explica Lee. "Lo que ellos hacen no es nada fácil. No podíamos contratar únicamente a actores u otro tipo de bailarines, porque esto es muy específico. Hicimos castings por todo Estados Unidos y llevamos a algunos de los mejores b-boys para interpretar a nuestro Equipo estelar".

Ganarse la confianza de la comunidad de los b-boys fue un proceso lento. Cuando el break surgió como la novedad más importante de la cultura pop de los años 80, muchas películas intentaron representar la cultura y la mayoría lo hicieron terriblemente mal. "La comunidad de los b-boy se aisló", dice Lee. "Se volvió más clandestina para evolucionar. Por mucho tiempo su imagen y su cultura se han malinterpretado en las películas, por eso los b-boys son muy escépticos con el cine. No confían en la gente que trabaja en los medios de la comunicación".

Pero la reputación de Lee construida con Planet B-Boy le abrió las puertas a la producción. "Ellos entendieron lo que yo intentaba hacer", dice. "Cuando se corrió la voz en la comunidad, fueron de gran apoyo".

La mayoría de los bailarines del reparto son auténticos b-boys sometidos a un extenso proceso de casting que incluyó entrevistas de estilo documental para evaluar sus personalidades y carisma delante de las cámaras, así como ensayos de baile. "Les preguntamos porqué se hicieron b-boys y lo que significaba para ellos", dice Lo. "Claro, también venían y bailaban. Ambas cosas nos permitieron entenderlos y nos dieron ideas e inspiración para los personajes".

"Para nosotros era importante que ellos se representaran a sí mismos", añade Lo. "Ellos no tienen mucha voz en la mayoría de las películas o en la cultura convencional. No tienen un lugar protagónico".

Usando imágenes de las entrevistas y ensayos de baile, Lee y Lo prepararon "pruebas de cámara" de cada bailarín prometedor para mostrar al resto del equipo de producción en Screen Gems. El equipo final incluye artistas tan originales como Lil Adonis, Kilowatt, Mayhem, Abstrak, Gillatine, SamO, Flipz y Do Knock. "El nombre del b-boy lo es casi todo para un b-boy", dice Do Knock, cuyo nombre de pila es Jon Cruz. "Recuerdo la primera vez que una persona en la Costa Este me llamó Do-Knock. Pensé: no conozco a este chico y sabe mi nombre. Es como un sello. Cuando la gente empieza a llamarte por tu nombre de b-boy, sabes que lo has conseguido".

Él dice que conoció a la mayoría de los bailarines que participan en la película hace años, si no personalmente al menos a través de su presencia en internet. "Es una locura encontrármelos en esta película. Me hace feliz porque me siento muy conectado a ellos. El B-boying es como una familia. Somos una voz. Puedo ir a Corea y no hablar ni papa de coreano, pero puedo pasar un buen rato con los b-boys de por ahí, gracias a esa conexión".

De los 13 bailarines seleccionados para el filme, Do Knock es el único que desafía a Rooster por el liderazgo del equipo. "De hecho Do Knock es un b-boy famoso", dice Vinson. "Está en el documental y realmente tiene un talento excepcional. Nadie se mueve como él. Do Knock, el personaje, y Rooster se enfrentan continuamente y puede que sea por una chica o puede que sea más que eso. Ambos son muy competitivos y dividen al equipo en dos facciones diferentes".

La competitividad entre Rooster y Do Knock amenaza con desequilibrar el equipo incluso antes de que consigan empezar, dice Lee. "Son dos chicos que necesitar abandonar sus egos y estar por encima de las riñas. El ego es algo muy peligroso en un equipo como este. Se interpone en el camino entorpeciendo tu rendimiento, concentración y trabajo en equipo. Deberán aprender a deshacerse de su ego para trabajar por un bien mayor".

Los realizadores confiaban en que contaban con grandes bailarines y les dieron el apoyo que necesitaban para desarrollarse como actores. "Nos enfocamos en encontrar personalidades atractivas que se sintieran cómodas delante de la cámara", dice Lee. "La mayoría de ellos nunca había actuado, pero como cuando bailan interpretan personajes o asumen diferentes personajes entendieron la interpretación. Ensayamos durante unos dos meses, a caballo entre bailar y actuar. Uno de los mayores retos de cualquier artista es ser ellos mismos delante de la cámara y eso era lo que nosotros queríamos de ellos. Eso era fundamental para que los chicos lograran el nivel de actuación al que llegaron en la película. Y sobrepasaron con creces lo que nosotros esperábamos de ellos".


En vivo desde Planet B-Boy
La batalla del año se rodó en Los Ángeles y en Montpellier, Francia, donde se celebra anualmente la BOTY. "Fue una producción mundial", dice Glenn S. Gainor. "Trajimos a más de 75 personas de todo el mundo al sur de Francia para la BOTY. Somos la primera producción de Hollywood que ha rodado en Montpellier. Los europeos en general han aceptado el b-boying como una forma artística, así que fue una experiencia maravillosa".

Muchos de los miembros del reparto nunca habían salido de Estado Unidos. "Estaban alucinados", dice Gainor. "Todos los que hicieron esta película crecieron a través de la experiencia y eso se plasma también en la película. Es sincero cuando ellos miran a su alrededor y se dan cuenta de cuán lejos han llegado".

Situada en el litoral a medio camino entre Italia y España, Montpellier es una antigua ciudad francesa salpicada de arquitectura medieval que data del siglo X. Ésta aporta un impresionante contraste al correccional de los b-boys en el sur de California.

"La película pasa de un árido correccional en las afueras de Los Ángeles a esta preciosa ciudad antigua", dice Lee. "Esto realmente transmite la diversidad de esta cultura. Visualmente, ambas localizaciones son impresionantes. El correccional tiene su propia historia y luego ir a Montpellier y estar rodeado de la historia francesa fue simplemente increíble para todos nosotros. Me encantó ver a los b-boys encajar esa transición".

Para asegurar una absoluta autenticidad, Gainor abordó a Thomas Hergenrother, fundador de BOTY, y le pidió su apoyo para hacer el primer largometraje real de los b-boys. "Sabía que como presidente de una organización que ayuda a legitimar el b-boying, él se aseguraría de que nosotros lo representaríamos de la forma correcta", dice el productor ejecutivo. "Hacer que esa parte del rodaje funcionara fue una operación mundial. Contamos con la ayuda de París, Londres, Tokio, Nueva York, Alemania y Austria. Los equipos vinieron desde Israel, Corea, Rusia, Kazajistán y Estados Unidos para competir en la BOTY".

Los realizadores desafiaron al equipo ruso, Top Nine, para competir en una secuencia de batalla con el Equipo estelar antes de que la competición empezara. "También reunimos a un grupo espectacular de Corea y les trajimos a Montpellier para bailar en la película", dice Gainor. "Y contamos con Vagabond, el equipo b-boy número 1 en Francia, que también estuvo en La Batalla del año".

Lee dice que él estaba eufórico cuando se enteró de que podrían rodar durante la competición real. "Este evento es único en su clase en el mundo. Es imposible reproducir esa energía y dinámica. Cuando rodamos las batallas de baile, literalmente no podía quedarme sentado en la silla. Estaba dando saltos de alegría porque ver a estos chicos inmortalizados en la película para esta gran audiencia en 3D me cautivó. Fue un claro acierto desplazarnos hasta allí y fue otra forma de diferenciar esta película de otras de baile urbano que transcurren en el barrio.".

En la película se combinan imágenes que fueron interpretadas especialmente para la película con escenas en vivo del evento real. "Pudimos rodar en el estadio unos pocos días antes y lo mezclamos con imágenes de la batalla", dice Lo. "Rodar la BOTY real es una de las cosas más ambiciosas que he visto hacer en un estudio cinematográfico. No teníamos el control. La gente en el estadio no estaba allí para vernos rodar la película. En realidad puede que ni les importara. Ellos simplemente no querían que estorbáramos su evento".

La producción contó con tan solo 15 minutos para rodar a los bailarines sobre el escenario del estadio por lo que todo tenía que estar perfectamente sincronizado. "Teníamos que tener las 5 cámaras y los bailarines preparados y listos", dice Gainor. "Todo el ensayo y el trabajo técnico valió la pena, pero yo estaba como un flan cuando por fin subieron nuestros chicos al escenario. Estaban en posición y no pasaba nada. La multitud se volvía loca. Nuestros chicos estaban inmóviles. Corrí hacia el primer ayudante de dirección y grité, ¿Dónde está la música?, él me vio y dijo cuatro, tres, dos, uno.. Y entonces sonó la música. Así de preciso".

Lee y su director de fotografía, Michael Barret, usaron cámaras F3 3D de Sony durante la mayor parte del rodaje. Durante la BOTY también usaron la nueva Sony TD300 por primera vez en un largometraje. "Las F3 son cámaras estupendas", dice Barret. "Su sensibilidad es increíble. A menudo fuimos sorprendidos por la poca luz de la que disponíamos. La TD300 era irremplazable porque a menudo no teníamos el espacio físico para montar un equipo. Durante la BOTY, teníamos muy pocos lugares para colocar nuestras cámaras, pero podías levantar una TD300 sobre tu hombro. Teníamos a un chico escondido detrás de un altavoz que consiguió un material realmente estupendo".

Los realizadores trabajaron sin guiones gráficos y Barret constantemente estaba improvisando las mejores formas de captar la acción. "Había visto ensayos, así que tenía alguna idea de lo que estaba ocurriendo", explica el director de fotografía. "Cada plano tenía al menos tres cámaras rodantes, y en el estadio teníamos hasta cinco. En las escenas más dramáticas intentábamos conseguir un plano general y dos primeros planos a la vez".

Rodar la competición en la BOTY fue como hacer un documental en 3D, añade Barret. "Fue simplemente fantástico. Estábamos en primera fila en una de las competiciones más emocionantes que jamás había presenciado. La secuencia es espectacular. Estar así de cerca de los bailarines es una experiencia que no puedes ni imaginarte. Tienes que vivirlo".

Lee recibió un curso intensivo en el arte del rodaje en 3D en el Centro Tecnológico 3D de Sony, que fue fundado para entrenar y formar a los realizadores en las últimas novedades en 3D. "Esta es una segunda generación de películas en 3D", comenta. "La primera generación sirvió para experimentar y perfeccionar la tecnología, así como para maximizar la innovación del mismo. Pero ya no se trata solo de tirarle cosas a la gente. Sino también de la profundidad que puedes dar en el mundo que estás creando".

"El baile es un género natural para el 3D, no cabe duda", continúa. "Se han hecho muchas películas de baile en 3D, pero ninguna que muestre el espíritu deportivo del b-boying. El 3D crea un sensación dimensional que realza la historia de estos chicos y las cosas que viven. Los espectadores estarán inmersos en ella. Con múltiples cámaras rodando todo el tiempo, teníamos ángulos maravillosos de donde escoger".

Barret, que también rodó La matanza de Texas 3D y A Very Harold & Kumar 3-D Christmas dice que no hay nada efectista en la utilización de la tecnología. "Es como si te acercaras a la pantalla y entraras en este mundo. El baile por naturaleza es un espectáculo y el 3D lo intensifica. Los chicos realizan hazañas increíbles con sus cuerpos, cosas que no puedes imaginar que sean físicamente posibles. Cuando lo ves en 3D, es simplemente asombroso".

La producción trajo a tres de los mejores coreógrafos para trabajar con los b-boys: Dave Scott y los hermanos Rich y Tone Taluega. "Dave Scott ha trabajado en muchas películas, en proyectos incluyendo You Got Served y Stomp the Yard", dice Vinson. "Rich y Tone son conocidos por los espectáculos en directo. Nosotros los conocimos por medio de Chris Brown. Ellos han sido los directores creativos en algunos de sus espectáculos. Todos son chicos muy disciplinados que impusieron unas reglas muy estrictas y fueron una auténtica inspiración para los bailarines".

El trio creó secuencias de baile que acarician y elevan el b-boying. "Es una disciplina sumamente física", dice Gainor. "Tienen que desarrollar los músculos del cuello, los músculos de sus brazos y de los hombros a un grado extraordinario. Lo que requiere un auténtico atletismo, resistencia, talento y pasión por destacar en esta forma artística. En la película todos aportaron su creatividad. Realmente estás experimentando el baile en su estado más auténtico".

Los bailarines y coreógrafos dispusieron de seis semanas para prepararse antes del rodaje. Continuaron los ensayos y entrenamientos durante el rodaje para algunas secuencias, entre ellas el final sensacional, en el que ellos llevan a cabo una complicada y peligrosa coreografía de baile con los ojos vendados. "Esto no se había hecho nunca", dice Vinson. "Puedes imaginarte cuánto ensayo y tiempo llevó conseguir hacer algo así correctamente. Ésta es el arma secreta del Equipo estelar".

Dave Scott estaba entusiasmado con la idea de participar en un proyecto que cree que cambiará la forma en la que la gente ve el b-boying, pero él siempre fue consciente de la inevitable aparición de algunos retos. "Este es un estilo de baile muy individualista", señala. "Nuestro trabajo era hacerlo un deporte de equipo sin restarle nada al estilo personal de los bailarines. Es una nueva forma híbrida de baile. Además, las competiciones son grandes producciones, casi como un circo. Tuvimos que lograr algo que incluye elementos del hip hop, el b-boy, y las producciones de Broadway".

Los coreógrafos también tuvieron que inculcar cierta disciplina que requieren las formas convencionales como el ballet en los bailarines de b-boy. "En el guión, el Equipo estelar empieza siendo un grupo variopinto de chicos engreídos cuyos egos obstaculizan su progreso vez tras vez", dice Scott. "Y en la vida real tuvimos que lidiar precisamente con eso. Me sacó canas intentar unir a esos chicos. Pero, como ocurre en el guión, lentamente empezaron a trabajar juntos y a convertirse en una familia donde se echaban una mano los unos a los otros".

A los hermanos Talauega les atrajo la idea del b-boying como deporte. "Este guión tenía todos los ingredientes correctos", dice Tone. "La historia es intemporal. El guión es natural y viene de la calle. El hecho de que esté estructurado más como una historia deportiva que como una típica película de baile nos ayudó a vincularnos inmediatamente con ella".

Los hermanos trabajaron estrechamente con Scott para transformar a los chicos en un equipo unido. "Lo que ocurrió frente a la cámara es exactamente lo que ocurrió detrás de la misma", dice Rich. "Los bailarines están muy acostumbrados a destacar. Durante los ensayos, uno chico salía y empezaba a girar sobre su cabeza cuando los demás estábamos haciendo otra cosa. Otro chico empezaba a bailar solo mientras intentábamos trabajar juntos, así que fue un dolor de cabeza infundirles el mismo espíritu. Un proyecto así supone la suma de muchos mundos y nuestra misión era convertirlos en un mundo".

Rich Taluega pasó tiempo trabajando personalmente con Chris Brown para convertirlo en un auténtico b-boy. "Chris es una esponja", asegura el coreógrafo. "Su talento para el baile es completamente natural. El ve algo y luego lo hace a la perfección la primera vez. Es como si lo descargara en su cabeza. Es valiente y está dispuesto a intentar cualquier cosa. ¡Dale el tiempo suficiente y lo hará mejor que tú!"

Benson Lee se siente sumamente orgulloso de haber dirigido lo que él considera que es el primer largometraje que le hace justicia a la cultura del hip hop. "En mi opinión, La batalla del año presenta el mejor baile urbano jamás presentado en el cine", dice Lee. "Contamos una gran historia con actores extraordinarios en una película que atraerá a un gran audiencia. Tiene algunos temas universales, muy importantes, y el baile no es solo para los jóvenes".

"Es la primera exhibición real de b-boys en un largometraje", continua. "Contamos con algunos de los mejores b-boys de todo el mundo representando toda una época de b-boying de primera categoría. Quiero que más personas quieran aprender sobre el arte del b-boying. Quiero ayudar a que trascienda aquella desgastada imagen de los años 80. Esta es una forma de baile dinámica y potente. Es deporte. Es arte".

"Y a los chicos que participan les da una oportunidad de brillar. Algunos de ellos nunca tendrían esa oportunidad de dejar sus vecindarios y esto les ha permitido ver mundo. Es increíble".