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Un gran equipo cartel reducidoUn gran equipo(Les seigneurs)
Dirigida por Olivier Dahan
¿Qué te parece la película?

Entrevista con OLIVIER DAHAN (Director)

P: Cada una de sus películas transporta al público a un universo diferente. ¿Cómo definiría usted al público de “Un gran equipo”?

R: Al principio, sobre el papel, este proyecto es una comedia francesa y....de familia. Nuestro país está especializado en este tipo de películas populares, es casi un género en sí mismo. Hay toda una generación que ha crecido con este tipo de películas, y como le pasa a todo el mundo, me conmueve todo aquello que me hizo reír cuando era niño.

Algunos me dicen que es sorprendente verme aventurarme en ese registro, pero hay que desconfiar de las imágenes y de las etiquetas. Personalmente, desde hace ya tiempo que tenía ganas de hacer una comedia.


P: ¿Cómo eligió este proyecto?

R: Mi amigo productor, Isaac Sharry, me propuso el guión. Conocía mis ganas de hacer una comedia. Me lo pensé. Me gustaron muchos elementos en el guión, como la mezcla de lo burlesco y de un cierto tipo de emoción. Y me lancé.


P: ¿Pensó usted que el guión era un espacio atípico en el cual usted se podía expresar?

R: Lo encontraba atípico, pero sin que fuera hecho a propósito. Funciono primero con lo que siento, con el instinto. No he vuelto a ver jamás ninguna de mis películas, con lo que no tengo realmente una mirada sobre mi trabajo. Debería tenerla, sin lugar a dudas, pero no la tengo. No estoy paralizado por mis propias películas.


P: ¿Se enfrenta a cada película como si fuera la primera?

R: Lo podríamos decir así. A veces es perturbador porque estoy enfrentado a ciertas cosas que no sé hacer, y cada vez, tengo un poco la impresión de volver a empezar desde cero. Espero poder contar con el 20% de la experiencia adquirida, solo eso. Para el resto, hace falta que encuentre nuevas maneras de relatar.


P: En este redescubrimiento, ¿aprende usted nuevas cosas sobre usted mismo, o sobre un género y sus códigos?

R: Más bien sobre mi mismo. Los códigos son otro aspecto porque voy a menudo al cine y veo muchísimas películas. Si somos espectadores asiduos durante mucho tiempo, se van conociendo todos los códigos. Luego, al ser director, se trata de saber como implicarse en ellos. No se trata ni siquiera de un ejercicio intelectual, es primero instintivo.


P: ¿En qué momento decidió elegir unos intérpretes fuera de norma para crear este equipo de fútbol?

R: Se me ocurrió el casting durante una velada con amigos. El objetivo no era dar el golpe acumulando estrellas, si no el reunir a mucha gente que me cae especialmente bien. Me dije, ya que voy a hacer una comedia, lo mejor es lanzarme con gente para los cuales este sea su talento principal. Durante esta velada, todos nos hicimos la pregunta sobre quien nos gustaba como actores cómicos en Francia. No llegué a hacer una lista, simplemente hablábamos de ello entre risas, diciéndome que, de todos modos, sería imposible reunir a estas personas. La elección se hizo naturalmente, a la vez por puro placer y para aprender un poco más sobre la comedia, con gente que ya había hecho de la comedia su territorio. Y todo encajó perfectamente, conseguimos coordinar las agendas de todo el mundo. Ha sido verdaderamente una suerte el haber podido trabajar con estos artistas.


P: ¿Y si no hubiera podido conseguir a todos?

R: Era un poco o todo o nada. Lo que está claro es que nunca haré una película en la que el casting no me cuadre. Sé lo que no es posible. Si el casting no está resuelto, no puedo hace nada. Prefiero simplemente retirarme del proyecto. Sobre todo no quería ir a ver a estos actores y darles la sensación de que queríamos dar un golpe. Porque esa noche, honestamente, la idea de juntarlos me surgió como una evidencia artística y no como un argumento comercial. Este casting respondía verdaderamente de una manera lógica a la idea de la historia, se inscribía en la materia del guión. Era la ocasión también de reunir a gentes de humor y de horizontes diferentes, para hacer una especie de fotografía instantánea de su propio trabajo.


P: ¿Cuál es la mirada que usted aplica sobre cada uno de ellos?

R: No tengo ninguna barrera intelectual. Funciono verdaderamente desde las ganas. Conocía un poco a Gad Elmaleh, un poco a Ramzy, pero no conocía ni a Franck Dubosc, ni a Omar Sy, ni a José García, ni a Joey Starr. Realmente todo se ha hecho de una manera natural. Por supuesto que me gustaban los universos de cada uno. Tenía ganas de trabajar con ellos, pero sin que les resultara inusual. Mi deseo era simplemente hacerles dar a cada uno un paso lateral con respecto a su propio universo, y reunirlos a todos. Para mí, la apuesta de la película era asociar a toda esta gente y conseguir a pesar de todo una coherencia entre ellos, de manera a que pudiésemos creer en un equipo, en un grupo. No se trata de una película con una, dos o tres estrellas, sino simplemente con un equipo.


P: ¿Cómo eligió usted a Jean-Pierre Marielle?

R: Para el papel del alcalde del pueblo, me hacía falta un actor creíble, con autoridad, y que al mismo tiempo se pudiera deslizar por la comedia. Jean-Pierre Marielle domina perfectamente estos dos aspectos. Y por otro lado es un amor de hombre también.


P: ¿Cómo ha sido su trabajo en medio de todos estos actores de comedia?

R: Me gusta estar rodeado de gente creativa, esto es aplicable tanto al equipo técnico como a los actores. No se trata de amarrar. Se trata de encuadrar para captar todo correctamente. Aquí, todos son extraordinariamente muy creativos.

En primer lugar, he vuelto a trabajar con cada uno de ellos su parte, para que se encuentren a gusto y seguir mejorando. Luego en el plató, había una mezcla de lo que estaba escrito y de improvisación, de lo que podía ocurrir en el momento.

La verdad es que es la película que más trabajo me ha dado. Teníamos entre seis y ocho personajes de forma permanente en plano, con cambios continuos, y hacía falta energía para explicar, dar seguridad o mejorar...Además, como la relación entre ellos era muy buena, el rodaje resultaba muy alegre. Había que canalizar toda esta energía.


P: En “Un gran equipo”, ¿en qué punto se ha situado usted para contar la historia?

R: Me gusta mucho alternar. Cuando hice en “NUESTRA CANCION DE AMOR” o “LA VIE PROMISE”, que estaban dirigidas a un público restringido. En contrapartida, “ERASE UNA VEZ”, “LA VIDA EN ROSA” o “LOS RIOS DE COLOR PURPURA 2” estaban dirigidas más a un gran público. Tenía ganas de que mis amigos de la Ciotat, con los que he crecido, pudieran ir a ver éstas películas. No fue el caso cuando hice “NUESTRA CANCION DE AMOR” y ha ocurrido cuando he hecho “UN GRAN EQUIPO” que les ha gustado mucho. ¡Eso me encanta¡ Busco siempre como maridar lo accesible con la exigencia, pero no siempre funciona. En todo caso, mi voluntad es siempre la de asociar los dos conceptos. He aprendido a hacer cine en una escuela de arte, no en una escuela de cine.


P: ¿Cómo dosifica el equilibrio entre la risa, la emoción y el fondo?

R: Sin tener la pretensión de compararme a él, creo que Gérard Oury es un buen ejemplo de las comedias con éxito que no hablan solo de la risa por sí sola. Los clásicos de Gérard Oury son buenos ejemplos de las películas divertidas populares, pero que sin embargo tienen un fondo social o histórico importante. La dosificación requiere un largo proceso, para que todo concuerde bien, sin que un aspecto se imponga al otro. Hace falta tiempo. Este equilibrio se define un poco en la escritura, y mucho en el montaje. Constantemente hace falta pasar de un registro al otro sin que haya una ruptura demasiado importante de tono o de ritmo.


P: En su película, las escenas de fútbol también nos cuentan la historia y la evolución de cada personaje. ¿Cómo ha conseguido gestionar este doble aspecto?

R: Lo he gestionado como si fuera una comedia musical: la historia continúa durante las canciones.

En este caso, tenemos un partido de fútbol que debe de funcionar como tal, pero que debe siempre también, contar alguna cosa de los personajes. No estaba filmando un deporte, estaba filmando a unos actores que se estaban jugando cosas sobre un terreno de fútbol. Esto es muy diferente. Notablemente, en el último partido de fútbol de la película, se dramatiza para contar alguna cosa de la historia en general, y de cada uno de los personajes que están jugando, en particular. Está muy lejos de ser únicamente un partido de fútbol.


P: Conocemos a todos los actores individualmente. Es la primera vez que trabajan juntos. ¿Qué es lo que esperaba usted de estos encuentros inéditos?

R: Se trata de dúos que son inéditos y divertidos. Y que funcionan. Teníamos ganas de verlos.

El guión ya nos decía en qué momento uno u otro iban a encontrarse, pero lo que más importaba, era que el espíritu de grupo en el rodaje, y en la película, no estuviera trucado. Esto era fundamental. La verdadera apuesta estaba ahí: descubrir como estos actores, sobre cada uno de los cuales se hubiera podido montar una película, se iban a colocar al servicio de una historia. Y esto ocurrió ya desde el primer día. Nos fuimos durante quince días a vivir a una isla de 800 metros de extensión, sin ningún viaje al continente durante ese tiempo. Todo el mundo vivía en unas pequeñas casas...Hemos desembarcado así, en Molène, en Bretaña, y funcionó desde el principio.


P: Usted los ha recortado del universo, y después les ha observado.

R: Como ocurre en la película. Tenía en cuenta a los individuos para construir mejor el grupo. Realmente estaba haciendo el papel de entrenador. Yo era para la película lo que José García representa en la historia. Se producía un efecto espejo divertido. Encontrarse con una centena de personas del equipo, “bloqueadas” en una isla donde no hay nada, ni siquiera un coche, era bastante divertido...

Los actores estaban mezclados con la gente del pueblo, que son un centenar. Nadie se movió del sitio, ni siquiera el fin de semana, y eso que nadie estaba prisionero. Fue fundamental para la cohesión y el espíritu del grupo. Y esto fue así hasta el final, incluso cuando volvimos a Paris. Todo el mundo guarda un buen recuerdo del rodaje en Molène, cuando podía haber sido tomado como una prueba, quince días sin descanso todos juntos…


P: ¿Este material humano le ha alimentado?

R: ¡Por supuesto¡, la imaginación, la creatividad y la energía de la gente que tenía enfrente mío eran los triunfos. Hacía falta estar muy atento porque es muy fácil dejarse llevar y convertirse en espectador.

Algunas improvisaciones podían ser divertidas, pero no por ello tenían que servir para la historia. Había que mantener el mando, siempre intentando no frustrar a nadie. Debía respetar la creatividad de cada uno, y la mía, pero siempre cuidando ciertos aspectos. A pesar del casting, tenía que cuidar que la película no se desmadrara.


P: Cuida usted mucho la imagen de sus películas. Esta es bastante “naturalista”. ¿Cómo ha gestionado el hecho de rodar en una isla, en el exterior, con un grupo?

R: Estoy bien rodeado. La película se parece bastante a lo que había imaginado. Esto es posible porque tengo un equipo con mucho talento. La estética se define al servicio de la historia y en función de ella. A continuación me esfuerzo en cuidar las cosas en función de lo que estoy contando. No intento torcer la historia para que entre en un marco que ya hubiera decidido de antemano. No dispongo de ideas preconcebidas en lo que se refiere a la puesta en escena. De hecho la decido en el último momento, según mi instinto.


P: ¿La película es diferente de lo que se había imaginado?

R: La comedia es un género verdaderamente difícil. No es un mito. Se trata de un campo que hay que trabajar. Es además por esto que los buenos realizadores de comedias no suelen hacer solo una. Es un trabajo muy exigente, y además hay que afinar nuestra visión y nuestro humor. Esto no se consigue haciendo una o dos películas. Creo que como mínimo hacen falta tres o cuatro. Aunque esto no me impida el realizar otra cosa en paralelo, me gustaría mucho seguir trabajando este campo y volver a hacer otra comedia.


P: ¿Cuál es su motor personal, como narrador de historias? Es usted un cinéfilo desde su infancia. ¿Qué es lo que hace que sea capaz de contar historias tan diversas?

R: Ver películas es ya un placer en si mismo que no tiene nada que ver con el placer de hacerlas. No se trata de los mismos mecanismos. Soy un cinéfilo pero mi interés por ver no tiene nada que ver con el que me empuja a hacer cine. Además analizo menos bien estas ganas de hacer. A veces me pregunto qué es lo que estoy haciendo y porque lo hago.


P: Sin embargo ¿las ganas están siempre presentes?

R: Van y vienen. Y luego vuelven a irse y a volver...No se trata de un estado. Quizás un día se vayan por las buenas, Pero en todo caso, no se trata de algo constante, contrariamente a las ganas de ver películas como espectador. Creo que podría ser un cinéfilo, sin tener porque hacer películas. En realidad soy más espectador que director. Simplemente, cuando hago una película, no se trata de una historia de cinéfilo. Responde a otra necesidad. Se trata de una necesidad de expresión.


P: ¿Le tientan otras formas de arte?

R: Siempre he tenido otras actividades en paralelo al cine. Sigo pintando. Hace falta sacar partido a ese va y viene entre mis ganas de hacer una película y de no hacerla. No se consigue nada sin un mínimo de trabajo, hay que ver mucho. La pintura es algo muy exigente, ya sea para producir o para poder exponer en el sentido estricto. Es un trabajo a dedicación completa como ocurre con la dirección de películas. Cada una de estas actividades te toma toda la energía. Es complicado combinar las dos actividades a niveles iguales.


P: ¿Qué importancia le da usted a la acogida del público?

R: A lo primero que soy sensible es a la acogida de las personas que han realizado la película conmigo, a todos mis colaboradores, a todos los actores y actrices. La opinión de la gente que está realmente implicada, que me han dicho “si” mirándome a los ojos, es importante para mí. Es a ellos primero a quien deseo satisfacer. Tengo ganas de que les guste.

Luego, viene el público. He hecho películas que han funcionado, otras no...Y las dos situaciones me van. Por consideración a mis colaboradores, o a los productores, siempre espero que la película pueda funcionar. Pero creo que consigo relativizar todo esto. No es que me sea indiferente, a todo el mundo le gusta que una película funcione.

Algunas películas han sido cuestionadas por la crítica, y a veces, consideraba que era injusto, a veces era justo. Todo depende desde el lugar y del momento desde donde se mira...

Todo esto es la paradoja del cine: gastamos millones para fabricar algo que nadie necesita. Ninguna película es necesaria, incluso si, el cine -como todo lo que es artístico en general- es vital. El arte es indispensable para el alma. Ahora si cogemos tal o tal película específica, ninguna es imprescindible. Incluso las más importantes obras maestras no le faltarían a nadie si no existieran. Nunca pierdo de vista que nada es tan serio.


FILMOGRAFIA
2013 GRACE OF MONACO
2012 UN GRAN EQUIPO
2010 NUESTRA CANCION DE AMOR
2007 LA VIDA EN ROSA
2004 LOS RIOS DE COLOR PURPURA 2
2002 LA VIE PROMISE
2001 ERASE UNA VEZ
1998 DEJA MORT
1994 FRERES


Patrick ORBÉRA por JOSÉ GARCÍA
Estaba encantado de poder trabajar con Olivier Dahan. Desde su primera película, “Déjà Mort”, que me había encantado, era evidente que no estaba ahí solo para hacer efectos con la cámara. Luego he visto sus otras películas, como “LA VIDA EN ROSA”, que encontré extraordinaria. Olivier filma de una manera realmente personal. Su estilo quiere decir siempre algo. Es capaz de abordar a los personajes guardando de ellos únicamente lo que cuenta su historia, como si los destilara, los desnatara para quedarse con lo mejor. De hecho es lo que en esta película ha hecho con todos nosotros.

Como vengo de hacer muchas comedias, la idea de no estar obligado a hacer reír, me tentaba. El papel de Orbera tenía un algo de roto que me gustaba mucho. Nunca había hecho el papel de un alcohólico. Es un personaje muy sombrío, muy replegado en el mismo, que lucha para recuperar a su hija. Representar esto en medio de mis compañeros que estaban metidos en la comedia y lo burlesco, era bastante surrealista. Me preguntaba como Olivier iba a conseguir equilibrar el conjunto, pero el resultado es impresionante, porque verdaderamente ha cogido lo mejor de cada uno de nosotros, como un vendimiador, que solo escogiera las mejores uvas del racimo. Nos ha dejado hacer, sabiendo exactamente a donde nos llevaba. Ha equilibrado toda la película de manera que todos consigamos tener nuestro pequeño momento. Esto es de un respeto y de una elegancia poco habitual, porque era muy difícil retratar a todos estos personajes. ¡Realmente somos muchos! Y me quito el sombrero ante él por haber sido capaz de guardar la calma y no perder el norte con esta banda de locos furiosos...

Creo que esta película retoma también una tradición que se ha perdido un poco, cuando muchos actores, venidos de distintos horizontes, se reencuentran para trabajar juntos con un placer comunicativo. Este tipo de experiencia me ha gustado mucho. Espero verdaderamente que esta película permita a otros proyectos el proponer unos castings tan amplios.

Como mi papel es el de entrenador, he estado a menudo observando a mis colegas y era un gusto. ¡Estaba en el espectáculo! Cada uno ha llegado con su propio estilo de humor. Franck Dubosc y Gad Elmaleh han creado su propio universo y producen algo cada cinco minutos. Son creadores de bromas. Ramzy hace un humor también muy personal, muy divertido. Omar es una personalidad con algo que inmediatamente te engancha, y he descubierto en Joey Starr un verdadero “tempo” de la comedia. El “Comte de Bouderbala” es también diferente. ¡Nos ha machacado haciendo piruetas y cosas imposibles! No se trataba de establecer una competición para intentar hacer reír. Cada uno traía un truco en un momento u otro. Cada uno venía con su partitura, que todos respetaban, sin intentar rivalizar porque cada uno tenía la suya. Todo el mundo vino con la mayor sencillez, sin fanfarronería. Lo he disfrutado...

Estaba también feliz de trabajar con Jean-Pierre. Todo el mundo estaba encantado de trabajar con él. Se podían sentir admiración y afecto en la mirada de cada uno. ¡Se trataba de Jean Pierre Marielle! Era estupendo verle trabajando para esta película. Recuerdo una escena de improvisación en la que debía aleccionar a los jugadores sobre el terreno, como un entrenador, y me destrocé la voz insultándolos! Era el lado nervioso lo que más me gustaba, el que pueden tener algunos entrenadores cuando están en el banquillo. Actualmente, cuando vemos un partido de fútbol, la primera cosa que un entrenador pierde es su sentido del humor. Sea quien sea el entrenador, que a menudo era antes un jugador más bien simpático, suele parecer que esté gestionando una guerra o una catástrofe humanitaria, algo imponente...Ya no hay humor, ni perspectiva.

Las dos primeras semanas de rodaje fueron magníficas. Cuando llegamos a Molène, sus habitantes estaban tan asustados como nosotros porque aunque nos conocíamos un poco, nunca habíamos vivido juntos. En seguida se estableció el espíritu de equipo que Olivier deseaba para la película.

No me interesa el fútbol, para desconcierto de las adorables personas que nos han asesorado. Me parece que demasiadas personas acaban peleándose verdaderamente por una simple pelota... Me di cuenta de esto durante mi infancia, cuando todavía jugaba al fútbol.

Creo que en el equipo, había tres o cuatro a los que verdaderamente les gustaba el fútbol. El hecho de que Olivier no sea un fan absoluto es lo que más me gustaba de él, ya que no iba a filmar el fútbol, iba a rodar una historia y a unos tipos jugando. No tenía ganas de encontrarme con un director tan obsesionado por este deporte que no rodara más que esto. Ha rodado los tres partidos de una manera completamente diferente. De hecho, incluso cuando no te engancha nada, lo disfrutas porque comprendes la apuesta.

Cuando se está con Olivier Dahan, sabemos que está estableciendo una mirada. Tiene una idea precisa de lo que quiere hacer. Ha impuesto una autoridad totalmente sana y muy suave. El que más ha sufrido ha sido el primer asistente, porque intentaba cada vez juntarnos a todos para ponernos delante de la cámara! Era muy divertido. Todo el mundo entró en el proyecto por Olivier. No se hubiera conseguido la misma película con un director menos respetado. El saber que teníamos un verdadero jefe ha hecho feliz a todo el mundo. Y que el jefe no fuera un tipo de comedia si no un cineasta. Este tipo de proyecto solo se consigue con un director que tiene categoría, pasta, y con un productor honrado y que tiene ganas de realizar algo ambicioso. Es el caso de Isaac Sharry, al que conocía desde “LA VERDAD SI YO MIENTO”.

Habitualmente, cuando descubro una película en la que trabajo, me tenso. Miro todos los detalles, busco lo que podría no funcionar. Aquí, me olvidé totalmente! Me he dejado llevar por la película. Tenía la música metida en la cabeza. He pasado un buen rato con un equipo en el que creía y al que estaba unido. La película pasa muy rápido. He acabado relajado. Es una película que te hace sentir bien. Estaba feliz al salir de la sala.


Rayane Ziani por GAD ELMALEH
Cuando Isaac Sharry, el productor, me habló del proyecto, me di cuenta enseguida que mas allá de la comedia, había un fondo, una verdadera mirada social. La historia me llegó hondo. También me gustó que fuera una película grupal que cuenta verdaderamente una historia y que no se queda en ser una sucesión de gags. No tengo nada en contra de los gags- yo mismo soy un fabricante- pero si podemos poner el humor al servicio de una historia, es todavía mejor.

Adoro a Olivier Dahan, me conozco todas sus películas. Me gustan un montón su poesía, su justicia, su solemnidad, pero todavía no había visto nunca algo divertido hecho por él. Sin embargo, cuando nos vimos, le dije que en todas sus películas, había por lo menos una cosa que me hacía reír, y le pedía que me prometiera que fuéramos en esa dirección en esa dirección. En “LA VIDA EN ROSA” por ejemplo, hay un timing de gag muy importante con una chica que se golpea contra un poste. Le pregunté si lo recordaba y me describió la manera en la que lo había concebido. Desde ese momento supe que podía confiar en él. Olivier tiene el sentido de lo que va a ser divertido.

También encuentro que tiene una manera de rodar que le va bien a la comedia. Cuando en “UN GRAN EQUIPO”, orquesta la irrupción de la gente en el campo, está muy escrito y eso no viene de nosotros. Se trata de un universo burlesco que nace de él. Para su película, ha buscado a personalidades que tienen un espíritu cómico, pero sobre todo una forma de humor que viene dada por la captación de este espíritu.

Lo que puede ser un defecto en algunos directores que han hecho muchos clips o películas musicales con Olivier se convierte en una gran cualidad.

Me gusta el hecho de que su lenguaje sea la imagen. Es alguien a quien le gustan los diálogos, pero esta no es su prioridad. Para él la imagen no se resume en multiplicar los efectos. Es su gramática. Es un verdadero cineasta. Tiene necesidad de contar algo a través de la manera en la que rueda. Hay veces que no encuadra como dictan las reglas del cine. Actúa bajo una forma de deconstrucción.

Mi personaje es un jugador con solera, que tiene una sensibilidad y una fragilidad exacerbada. Es un perfil que puede acercarse al de la locura pero para mí, es más una ruptura, una fragilidad emotiva. Me gusta mucho ese tipo frágil, que, muy a pesar suyo, hace reír. No se trata de un personaje cómico. Hace reír porque tiene miedo, porque no está en el sitio adecuado, porque se convierte en el héroe de ciertas situaciones que se le escapan. Eso me gusta. En este grupo de pillos, charlatanes y de coléricos, el muestra algo muy tierno. Es como un niño.

Me gusta el fútbol como espectáculo, pero tengo que reconocer que no soy un gran entendido. Me he puesto al día tardíamente, gracias a mi hijo que me ha transmitido su pasión. He tenido ganas de compartir con él lo que siente en el momento de los partidos. Todavía no llego a entender todo, pero él me lo explica. ¡En casa, el especialista es él!

Durante el rodaje de las escenas de fútbol, a menudo nos enganchábamos en el juego. Los partidos eran coreografiados pero teníamos ganas de hacerlo bien, de ganar. Algunos tenían más facilidad que otros. Por ejemplo, si Omar no hubiera elegido la comedia, sin lugar a dudas podría haber realizado una carrera brillante como futbolista. ¡Este no es mi caso, ni el de algunos de mis colegas!

En el rodaje, había realmente un buen ambiente, con intercambios de bromas. Conocía un poco a los otros actores, Ramzy, Franck Dubosc, José García- con quien había rodado “La verdad si yo miento”. Son todos unos especialistas de la comedia. El descubrimiento ha sido el Comte de Bouderbala. Hace su aparición en el cine con un personaje real, completamente lunático. El hecho de trabajar con Jean-Pierre Marielle ha sido también una buena experiencia. Aportaba su presencia, casi su cuidado a lo que hacíamos. Era genial porque su presencia nos agitaba y nos hacía reír y tenía tal carisma, una increíble voz, tal fuerza en lo que representa, que nos inspiraba a todos. Hacíamos el loco, pero teníamos una forma de respeto afectuoso que me gustaba mucho.

Tengo un recuerdo estupendo del rodaje en la isla de Molère porque nos hemos encontrado con gente maravillosa. Estamos en Francia, no muy lejos, y sin embargo se tiene la impresión de estar en la otra punta del mundo, en una paz, una quietud, en algo muy humano...es un recuerdo maravilloso.

La película terminada ha sido una sorpresa, porque he descubierto todo lo que Olivier había construido, y también porque por fin he visto todas las escenas en las que yo no participaba. Aunque ya las conozcas a través del escenario, es diferente el verlas ya encarnadas. He disfrutado un montón descubriendo las escenas de fichaje en el equipo de José García, de Joey Star, de Franck Dubosc, Omar, Ramzy...En mi cabeza solo tenía la mía. He disfrutado mucho viendo esto.

La película tiene también algo que me conmueve profundamente. La escena en la que José García motiva a todo el mundo para intentar ganar aun a sabiendas de que está casi perdido ya antes de empezar, esto se mantiene como un recuerdo importante. José García había instalado algo muy emotivo. Por mucho que hiciéramos bromas y montásemos follón entre las tomas, la emoción apareció. Todos los figurantes, los habitantes de la isla de Molène, estaban allí.

Las historias de rivales que compiten para conseguirlo me hablan. A los que llaman perdedores y que hacen lo posible para alcanzar el éxito, alcanzar la luz, me sobrecogen. Esa secuencia nos habla de ello. Es un mensaje positivo que me recuerda mi propio recorrido. Estos futbolistas me hacen pensar en el Pulgarcito que yo era. Es el recorrido del extranjero, en el sentido amplio del término. Cuando digo extranjero, estoy hablando del que es de fuera, al que prejuzgamos, al que se le mira como si no fuera de aquí, al que no conoce los códigos. Es el que no va para ganador. Y es justamente el que va a sorprender. Es el aspirante. Tanto por los personajes como por el productor de esta hermosa película de Olivier, la veo como una alegre fábula que nos aporta bellos valores.


Wéké N'DOGO por OMAR SY
Cuando Olivier Dahan me contactó y junto a su productor, Isaac Sharry, me habló de su proyecto, pensé que estaba un poco loco! Me preguntaba si realmente conseguiría reunir a todos los que quería para llevarlos a rodar a una isla. Luego leí el guión y descubrí una bonita comedia social, entrañable, elegante. La asociación del casting de Olivier Dahan y de esta historia, daban realmente ganas de formar parte del proyecto.

El cine de Olivier no se parece a ningún otro. Me pregunto como hace para ponerle imagen a todo; cine en todo. Nunca había visto un partido de fútbol puesto en escena como él lo ha hecho. En esta película, los partidos están entre los momentos en los que la historia avanza más rápido. Están los silencios, unos verdaderos planos, las músicas, los movimientos de cámara que hacen que las imágenes hablen por ellas mismas, sin tener necesidad de diálogos. Es lo que yo llamo el cine. Olivier Dahan tiene el don de hacer hablar a las imágenes. Imágenes que expresan, imágenes potentes. Nunca había visto un fútbol así. Es una nueva forma de verlo, con su esencia. Nos mantenemos en el deporte, en las reglas del juego. Se mantiene todo el dramatismo de un partido de fútbol, pero con el toque Dahan. Aporta una dimensión humana a través de sus personajes y esto nos llega al corazón. Conocemos a los chicos, sus historias y sabemos porque están ahí. Cuando se encuentran en el terreno pasan otras cosas. Se juegan mucho más que un partido.

Mi personaje me ha hecho pensar en dos personas. Primero en Khalilou Fadiga, un jugador que me encantaba y que tuvo que abandonar prematuramente debido a problemas cardiacos, y también en Lilian Thuram por su lado templado y moderador. He asociado para mi personaje a estos dos jugadores que me gustaban mucho. Cuando volví a ver a Olivier, le pregunté si, por su capacidad de tranquilizar el juego, N’Dogo era el capitán del equipo. Él no lo había percibido bajo este ángulo, pero hemos acabado por ponerle el dorsal porque iba inscrito en la lógica del personaje. Da tranquilidad, da equilibrio. Me dije a mi mismo que este jugador acabaría quizás entrenando, como Patrick Orbéra, cuyo papel hace José. Le he dado este sueño interior, este secreto. Me gusta dar este tipo de clave a mis papeles.

Respecto a mis compañeros, nos conocíamos más o menos personalmente, y ya sabíamos y apreciábamos lo que hacíamos unos y otros. Esto facilita mucho. Cruzarse en esta película era agradable. Teníamos la sensación de que allí estábamos todos a lo mismo, es decir Olivier Dahan y su película. Nadie ha tirado de la manta. Ese espíritu de equipo de fútbol ha existido realmente.

Olivier Dahan nos ha elegido diferentes, pero con una sensibilidad y con un punto humano en común. Sobre todo creo que todos hemos visto a Olivier como nuestros personajes han visto a Patrick Orbera: diciéndose que es un buen entrenador. Te dan ganas de seguirle, de llevar su camiseta. Al final es lo que ha ocurrido.

Pasamos los quince primeros días juntos, en Molène, y esto unió totalmente al equipo. Se percibe perfectamente en la película que el espíritu de grupo, de piña, existe verdaderamente. El ambiente que existía entre nosotros era el mismo que el existente entre nuestros personajes. Fue realmente un goce. Actuábamos con alegría, con sentimiento, sin cálculos.

El rodaje fue tan interesante debido a la gestión que hizo Olivier. ¡Le podía haber desbordado! Éramos muchos manejando la energía y el humor. Cuando hay tantas personas en este registro, puede haber tensiones por todos lados.

Además Olivier ha sido un público estupendo, nos exigía mucho, pero esto no le ha impedido mantener el mando sin tenernos amordazados. Nos dejó nuestra libertad manteniéndose vigilante sobre lo que había que hacer. Mezcló a la gente, de una generación o de un universo y otro. A veces nos guiaba y a veces se limitaba a captar lo que nosotros le dábamos, pero siempre con benevolencia. Su manera de hacer me ha parecido admirable. Ha sido delicado y hábil. Exactamente así. Ha habido muchas risas flojas, instantes serios también, pero Olivier ha sabido siempre estar. Siempre nos ha dejado expresarnos. Teníamos la impresión de ser libres y de hacer lo que queríamos - sin embargo, cuando ves la película, te das cuenta de que ha sido él el que ha hecho lo que quería! Ese es su punto fuerte. Hemos podido llegar muy lejos ya que nos ha dejado hacer un montón de cosas. El luego ha hecho su elección de todo aquello y ha hecho su cine. No era simple, y tiene mucho mérito.

El rodaje del último partido, en Brest, lo recordaré siempre como algo verdaderamente especial. Rodamos durante bastantes noches. Fue bastante intenso, porque sentíamos acercarse el final de la película. Con algunos, coincidíamos por última vez en el rodaje. Esto ha provocado muchos momentos emotivos. Estaba toda la historia de la película que habíamos compartido, también todo lo que habíamos vivido juntos, y todo acababa allí. El último partido de la película es un momento bastante importante. Más que nunca, lo que está en juego se concentra y se desborda escapando del simple aspecto deportivo para ir hacia lo humano. Esta progresión la hemos vivido durante todo el rodaje, pero sobre todo la he sentido al ver la película.

He descubierto que todos los personajes eran más potentes que lo que yo había percibido durante el rodaje. Cada uno adquiría más fuerza. Esto dio como resultado un hermoso equipo del que era genial formar parte!

Después de haber visto la película, le dije a Olivier que me costaba tener una perspectiva. Por un lado está la película, que me encanta, conmovedora, divertida...pero por otro lado también están mis recuerdos del rodaje que han sido unos momentos maravillosos llenos de vida. Esta es la primera vez que un rodaje me marca tanto. Ha sido realmente un proyecto estupendo.