Comedia romántica y sexy sobre la torpeza de un despertar sexual tardío, pero también un curioso viaje iniciático de conocimiento personal.
Dirigida por Sean Garrity, quien con su film Inertia, ganó el premio a la Mejor Película en el Festival Internacional de Cine de Toronto y el premio al Mejor Director en el FilmCan Festival.
El film se estrenó en el Festival Internacional de Cine de Toronto; y ganó el Premio Especial del Público a la Mejor Película Narrativa del Festival Internacional de Cine de Calgary 2012.
Protagonizada por el actor Jonas Chernick (The Border, Living in Your Car (HBO Canada)) y Emily Hampshire (A Problem with Fear, Blood).
Notas del director
Existe una interesante simetría con el plano económico.
Comparar déficit y superávit resulta muy sencillo cuando intercambiamos manzanas por manzanas, excluyendo todo lo demás. Pero si empezamos a intercambiar favores por afecto, a pagar por simulaciones de sexo o a hacer buenas obras con la esperanza de que el karma nos devuelva algo, el cálculo se vuelve más complejo.
Esta es la temática que más me interesaba explorar dentro de esta historia.
Cuando las personas interactúan, van siguiendo tácitamente un movimiento en forma de balancín, es decir, buscan un equilibrio emocional entre ellos e intentan que su interacción sea lo más equitativa posible. En mi opinión, las mujeres tienden a adaptarse a esto mejor que los hombres; quizá como consecuencia de una historia llena de injusticias, que las ha relegado a ese reino.
Está claro que, en esta película, Julia conoce mejor este equilibrio que Jordan. Como persona que trabaja en la frontera de la industria del sexo, es una experta en cuantificar la satisfacción de la necesidad emocional y el deseo sexual, en comprender cómo se comercia con estas cosas y cuánto pueden costar.
Al principio de la película, Jordan desconoce el valor de todo aquello que no pueda introducirse en un programa de contabilidad. En una de las primeras escenas, ironiza sobre el banco de karma sin ser consciente de las fuerzas que invoca de forma fortuita, y sin saber que aprenderá a aceptar dichas fuerzas antes de completar su ciclo.
En el fondo, por esa razón es él el protagonista: porque tiene algo importante que descubrir.
Jordan conoce a la perfección las prácticas y balances relacionados con las finanzas, esos métodos minuciosos de recuentos contables que han ido pasando de cultura a cultura y de una época a otra. Lo que tiene que hacer Jordan es llegar a conocer mejor esos otros balances más universales, los que determinan cómo interactuamos con los demás y, en última instancia, cómo nos definimos a nosotros mismos.
Esto, para mí, es el motor central de "Mi gran aventura sexual".