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Grand Piano cartel reducidoGrand PianoDirigida por Eugenio Mira
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Abre la 46ª edición del Sitges – Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya (2013).

"Un thriller desenfrenado y perfecto, un festín visual y palomitero que te mantendrá en el borde del asiento" - Michael Lerman, Fantastic Fest

"Un ejercicio de tensión sostenida que hace que un concierto de piano sea tan emocionante como una persecución de coches. El thriller de Eugenio Mira es tan eficiente en su narración como inventivo en su ejecución" - Michael Blyth, BFI London Film Festival


Notas de producción
GRAND PIANO es, ante todo, un reto cinematográfico. Quien recuerde el clímax de El hombre que sabía demasiado, de Alfred Hitchcock, podrá calibrar el desafío de mantener una tensión equiparable… a lo largo de hora y media.

Damien Chazelle escribió en spec, es decir, sin que nadie se lo pidiese, sin desarrollarlo como encargo, sino con la esperanza de que un productor lo comprase para llevarlo a cabo. La mayoría de esos guiones acaban como nacieron: en la nada. Pero en este caso, el guión generó suficiente interés para que diversas productoras entrasen en puja, y fue la española Nostromo Pictures quien acabó haciéndose con él. Pocas semanas después, se cerraba el acuerdo con Elijah Wood y John Cusack para protagonizarlo.

El rodaje de GRAND PIANO tuvo lugar a lo largo de 44 días en Barcelona, Chicago y Las Palmas de Gran Canaria. Diversas ciudades para un largometraje que transcurre en su mayoría en el interior de un teatro. La explicación es fundamentalmente logística: la película tiene cerca de 500 planos con efectos visuales. En el caso de haberse rodado en un teatro real, con toda la figuración ocupando sus localidades a lo largo de ese tiempo, el presupuesto se habría visto incrementado exponencialmente, hasta lo inabordable. Por tanto, se optó por construir una parte del teatro como decorado y el resto se desarrolló digitalmente. El 90% del público del teatro se ha incrustado digitalmente (a partir de rodaje real), así como toda la parte del teatro que no es el propio escenario.

Un plató en Barcelona acogió la construcción del escenario, las primeras seis filas de butacas y dos palcos, creando así un decorado inmenso. Por su parte, las tomas del público del teatro se rodaron en las Islas Canarias y luego se realizó un trabajo de multiplicación digital que crea la ilusión de un teatro abarrotado con 4.000 asistentes.

Más allá del reto narrativo que constituye la película, el hecho de transcurrir a lo largo de un concierto para piano y orquesta implicaba un reto no menor a la hora de componer la banda sonora. La música fue compuesta ANTES del rodaje, ya que los músicos en pantalla debían interpretar las notas que el espectador final escucha. Esto significaba tener que contar con una orquesta real a lo largo del rodaje. El casting llevado a cabo para conformar esa orquesta fue exhaustivo y se llevó a cabo entre todo tipo de músicos profesionales, que debían reunir características diversas: aparte de tocar los instrumentos que se les encomendasen, debían tener el físico requerido para una película ambientada en Chicago, pero rodada en Barcelona.

Elijah Wood interpreta realmente en pantalla las piezas de piano que acomete su personaje. El actor recibió algunas nociones musicales de pequeño, pero dispuso de un coach a lo largo de toda la preparación y en el mismo rodaje, ya que había partes casi inejecutables incluso para pianistas profesionales. De hecho, el propio guión denomina a una de las piezas fundamentales en la película (La Cinquette) como «la pieza imposible», ya que contiene fragmentos técnicamente inejecutables en la realidad. Elijah Wood no fue el único actor en contar con un coach para aportar credibilidad a su personaje: Don McManus, que interpreta al director de orquesta William Reisinger, contó asimismo con un asesor personal.

Siendo una película en la que todo debe ir en perfecta sincronía (diálogos y acción en el marco de una música precompuesta), puede decirse que GRAND PIANO es una película que fue montada antes incluso de filmarse. Se hicieron animatics de todas aquellas secuencias narrativamente complejas para poder previsualizarlas y garantizar que funcionaran antes de ser rodadas. En lugar de storyboards, el equipo de dirección ya contaba con secuencias previamente estructuradas y premontadas antes de acometer el rodaje de las secuencias definitivas.

Todos los exteriores se rodaron en Chicago. Una pequeña unidad se desplazó desde España y el resto del equipo lo constituyeron técnicos estadounidenses. Asimismo, buena parte del plantel de secundarios es también estadounidense o británico, algunos de ellos especialmente carismáticos y que forman parte de la Historia reciente del cine: Dee Wallace (la mítica madre de Elliott en E.T.), por ejemplo, interpreta a la locutora de radio que entrevista a Elijah Wood al principio del film, mientras que Alex Winter (el compañero de Keanu Reeves en Las alucinantes aventuras de Bill y Ted) interpreta al asistente de Wood.


Notas del director Eugenio Mira (Interpretando Grand Piano)
Habiéndome criado con los trucos de magia de Steven Spielberg, Robert Zemeckis, Brian de Palma y el Maestro de los Maestros, el señor Alfred Hitchcock, cuando escuché por primera vez la premisa de GRAND PIANO, no me la podía creer. ¿La historia de un pianista retirado que sufre pánico escénico y vuelve a los escenarios tras una pausa de cinco años? Me encanta. Pero eso sólo era el principio…

Justo cuando va a tocar el primer compás, el protagonista se da cuenta de que alguien ha escrito un mensaje a mano en la partitura: SI FALLAS UNA NOTA, MORIRÁS. ¡Es una locura! Y sigue y sigue: El malo de la película consigue chantajear al protagonista obligándole a tomar parte en un atraco… sin que deje de tocar el piano ante un auditorio repleto con cuatro mil asistentes. ¿Qué? Tuve que leerlo de nuevo. Y el guión me dejó sin palabras.

Los productores
Arrancaba este memorándum definiendo el guión de Damien con el término «loco». A pesar de que usé el adjetivo como un elogio, soy consciente de que «demasiado aventurado», «inviable» o simplemente «suicida» son las connotaciones más comunes asociadas a esta palabra en este negocio.

Francamente, soy el primero que frunciría el ceño si cualquier otro productor en el mundo hubiera llamado a mi puerta ofreciéndome un guión como éste. Las buenas noticias son que los chicos que me contrataron para dirigir este coloso son los mismos cerebros de esa célebre película que tuvo lugar en su totalidad en… un ataúd. Como lo oyen. El guión de BURIED (ENTERRADO) podría objetivamente considerarse «más loco» que el de GRAND PIANO…, en todas las connotaciones negativas de la palabra. Pero el triángulo conformado por Rodrigo Cortés (director), Ryan Reynolds (actor) y Adrián Guerra (productor) demostró al lado más reaccionario de la industria que podía hacerse. Existía una forma de realizar ese increíble guión sin estropear ninguna de sus virtudes, y estos chicos la encontraron.

Y aquí estamos un par de años después. Cuando tienes pruebas, no es necesario depender de la fe ciega. La confianza es un factor tangible y BURIED (ENTERRADO) me hicieron sentir que estaba con la gente adecuada. Por otro lado, si estoy escribiendo estas palabras ahora es porque, afortunadamente, ese sentimiento fue mutuo. Creíamos saber cómo enfocar este fantástico guión, manteniendo su magia intacta hasta que lleguara a la gran pantalla. ¡Es el momento de revelar el secreto!

Asimilando el guión
Después de leer GRAND PIANO, la primera película que me vino a la mente fue EL HOMBRE QUE SABÍA DEMASIADO de Alfred Hitchcock, principalmente por su increíble escena final en el auditorio. La música, la disección precisa de tiempo y espacio, James Stewart haciendo esto, Doris Day viendo lo otro, el pistolero comprobando la partitura, esperando el momento justo para disparar al embajador… Puro cine.

De repente, me di cuenta que a partir de la página 20, GRAND PIANO se convertía en una única y ENORME escena que crece y crece en tensión como una gran bola de nieve rodando cuesta abajo hacia un autobús lleno de niños discapacitados. Conformada por grandes pedazos de tiempo real entrelazados por casi imperceptibles elipsis, GRAND PIANO se acerca más a LA SOGA que a «LA JUNGLA DE CRISTAL en un auditorio».

De hecho, el punto de vista de Tom es rara vez traicionado: estamos obligados a quedarnos con él, por lo que siempre sabemos tanto como él (y no más) sobre lo que está pasando. En mi opinión, esto agrega una increíble cantidad de tensión a una película, especialmente si es un "thriller". De hecho, considero GRAN PIANO como un metathriller: la idea del público en el auditorio (en la película) disfrutando de un extraordinario concierto de piano, totalmente inconsciente de lo que realmente está sucediendo, mientras el otro público (en la vida real) está sufriendo en el cine, sudando y luchando mano a mano con Tom, convierte este proyecto en una oportunidad única.

¿Hasta dónde se puede llegar jugando con los dos públicos y el extraño vínculo que la película nos permite establecer entre ellos? Podría hacer una lista interminable con cada uno de los elementos que llamaron mi atención como espectador y como cineasta: la casi lovecraftiana presencia fuera de la pantalla de Clem durante la mayor parte de la película, hasta el final; Emma cantando desde el balcón con Tom tratando de resolver el puzzle, abandonando el escenario antes de que su mujer concluya la canción; la demostración del poder de Clem en forma de agujeros de bala en las cortinas y cadáveres en el backstage… Por citar sólo unos ejemplos.

En cualquier caso, lo que personalmente me atrajo más es la posibilidad de retratar el propio concierto como una porción de espacio y tiempo en el universo, una oportunidad que el destino otorga a nuestro peculiar protagonista para crecer, profesional, psicológica y humanamente: si Tom consigue tocar «La Cinquette» hasta el final, habrá conseguido superar su pánico escénico para siempre. Y nosotros desearemos que lo consiga.

Diseñando el estilo
Estamos representando un extraordinario concierto de piano que se lleva a cabo en un auditorio repleto, con la flor y nata de la sociedad de Chicago. Por lo tanto, esta película debería establecer ese aire distinguido, elegante y sofisticado de forma inmediata. Mi objetivo era hacernos sentir como espectadores que no pertenecemos a ese mundo. Soy consciente de que, cuanto más ajenos a nosotros presentemos a los invitados, más intimidatoria va a ser la cita con el destino de Tom.

Adoro HA NACIDO UNA ESTRELLA de George Cukor, AL ESTE DEL EDÉN de Elia Kazan, GIGANTE de Nicholas Ray y CHINATOWN de Roman Polanski. Ese tipo de tamaño, esa elegancia majestuosa. Personalmente, echo de menos esa vieja sensación en películas de Hollywood. No es el presupuesto ni el valor de la producción…, sino la sensación. Por alguna razón, las películas de género de los últimos quince años se han decantado más por enmarcarse estéticamente en la gama de los colores fríos de alto contraste, con una mayoría de escenas rodadas con cámara en mano y un diseño de sonido y música que te indican lo que tus ojos no pueden manejar. Echo de menos la majestuosidad, la cadencia y, aquí viene la palabra clave, la paciencia necesaria para establecer la geografía antes de entrar en el frenético dinamismo de las propias acciones, sin trucos de post-producción.

Con el fin de captar el sentido de simultaneidad entre lo íntimo y la parafernalia que rodea al evento, utilizamos lentes anamórficas para proporcionar un ratio 2’35:1, de forma que pudiéramos tener un perfil muy próximo de Tom en la esquina derecha del plano y, con un rápido movimiento de enfoque, pidiéramos ver ese ejército de hormigas observando cada uno de los movimientos de Tom.

Planos con grúa sobrevolando las cabezas del público, conectando la sonrisa de Emma en un balcón con los dedos sudorosos de Tom, pulsando con odio cada tecla de ese misterioso piano; tramos de dolly para interconectar — sin cortes— las escapadas de Tom desde el escenario al vestuario, steadicams para unir el exterior y el interior… Lo que fuera necesario para sentir que todo está sucediendo al mismo tiempo, borrando de la cabeza del espectador la consciencia de estar viendo una película y así dejarse llevar por la sensación de estar viendo desde el punto de vista más exclusivo este embarazoso, intenso y peligroso concierto de piano.