Le Week-end es el tercer largometraje que une al director Roger Michell con el guionista Hanif Kureishi. La idea del proyecto surgió cuando estaban ultimando Venus (su colaboración de 2006 que fue objeto de una nominación al Oscar). "Nos pareció divertida la idea de una pareja que visitaba París", explica Michell. "Ver lo que ocurre con una pareja cuando los hijos empiezan a irse de casa" era el eje del concepto original de la película.
Michell y Kureishi, pertrechados con esta idea, emprendieron el método de investigación que les pareció más lógico: visitar París juntos como si fueran una pareja gruñona. "¡Hicimos todas las cosas que ves hacer a Jim y Lindsay en la película!", bromea Michell. Deambulando por la célebre ciudad, revisitaron sus lugares favoritos y hallaron nuevos tesoros. "París es fantástica por la forma en que invita a pasear", añade el productor y fiel colaborador Kevin Loader. "Se puede cubrir mucho terreno en un fin de semana", y eso es precisamente lo que hicieron.
Con la semilla de esa idea bien implantada, Kureishi se puso a escribir. La pareja acabó siendo Nick y Meg Burrows, una maestra de secundaria y un profesor universitario que celebran su trigésimo aniversario de bodas y vuelven a visitar el escenario de su luna de miel. "No queríamos hablar de una pareja que se pelea en París sin más", afirma Michell, "sino más bien de la ecuación del matrimonio". Durante su proceso de desarrollo, el guión se vio enriquecido con referencias cinematográficas y literarias, y analizó los vínculos con la juventud con el prisma de una pareja madura. "La película trata en muchos sentidos de las personas que ya han criado a sus hijos y se preguntan qué les queda", declara el productor Loader. "Nick se encuentra en un estado psicológico precario y Meg empieza a preguntarse si es una persona realizada", y estos factores alimentan la tensión que impregna muchas escenas clave de este fin de semana en pareja.
Una vez elaborado un borrador sólido del guión, el siguiente paso fue encontrar a los actores ideales para protagonizar la película. "Tuvimos mucha suerte al convencer a Jim Broadbent para que interpretara este papel", comenta Loader sobre el fichaje de este experto y respetado actor ganador del Oscar. Como explica Michell, Broadbent encontró algo especial en el guión y se vinculó al proyecto de inmediato: "Lo enviamos un viernes a su agente, y el lunes ya teníamos el sí de Jim". Broadbent alaba el material sin reservas a la hora de explicar sus motivos para lanzarse de cabeza al proyecto. "Fue una decisión muy fácil. El guión lo es todo, y éste era muy distinto. Era un guión maduro e inteligente acerca de una pareja de cierta edad, y no cae en lo fácil. Tienen una relación muy compleja". Conforme avanza la historia, vemos a Nick y a Meg tener sus más y sus menos; se ríen juntos y discuten, disfrutan del momento y reflexionan sobre algunos de los momentos más difíciles de su prolongado matrimonio. "Es imposible no amar y odiar a alguien al mismo tiempo, o en el espacio de dos minutos" sería la clave de este matrimonio según Michell, que elabora un logrado retrato de una pareja cuya "irritación mutua se compensa con momentos de profundo amor".
Para complementar el gran talento de Broadbent, el papel de la impulsiva Meg recayó en Lindsay Duncan. La actriz, un estandarte del cine, la televisión y el teatro de las últimas tres décadas, llevaba esperando "un papel protagonista como éste mucho tiempo", y no dejó pasar la oportunidad. "Me atraía que la película girara en torno a una relación que es humana al cien por cien", afirma Duncan, que sin duda se creció gracias a la estrecha colaboración con Michell, Loader y, claro está, Broadbent, con quien había coincidido en pantalla cuando fueron lord y lady Longford en el aclamado telefilme Longford. "Era un proyecto magnífico, y el guión no te dicta lo que tienes que pensar. Roger sabe dejar que las cosas maceren, y ves lo que le va pasando a la gente sin precipitarte hacia una conclusión". El productor Kevin Loader reconoce que, incluso partiendo de un guión brillante, gran parte del peso de la película recaería en la dirección de actores. "Roger suaviza y humaniza algunos de los impulsos más crudos de Hanif. Siempre consigue sacar calidez, humanidad y veracidad al reparto en todos sus proyectos."
Tras un intenso periodo de ensayos en Londres, llegó el momento de que la producción viajara a París. El primer día de rodaje fue un buen ejemplo del proceso, ya que los equipos artístico y técnico al completo se embarcaron en el tren Eurostar para filmar las secuencias iniciales, en las que muchos técnicos figuraron como extras. "Siempre hemos querido hacer la película a nuestra manera, con un equipo reducido, rodada en poco tiempo", explica Loader. "Para esto, claro, necesitamos actores dispuestos a mezclarse con los demás y ser parte de la familia. Jim y Lindsay estuvieron fantásticos".
"Siempre estábamos juntos y pasábamos buenos ratos al acabar el día", sonríe Duncan al hablar de la intimidad compartida con el equipo en el proceso de rodaje. "Me encantan las ciudades europeas, e íbamos juntos a todas partes... así era fácil sacar el entusiasmo que buscaba Roger."
La última gran pieza del puzle era el actor que encarnaría a Morgan, un viejo amigo de Nick de cuando estudiaban en Cambridge, un americano que ha llevado una vida muy distinta a la de Nick a pesar de sus ideales filosóficos y académicos comunes. Elegir a un actor estadounidense mundano y carismático fue un proceso relativamente sencillo para los cineastas. "Hacia el término del proceso de creación del guión, apareció la voz de Jeff", asegura Michell, que había trabajado tres años antes con el actor en Morning Glory. "Jeff es un hombre interesante que se interesa por el trabajo interesante. Por suerte para nosotros, dijo que sí al momento." Goldblum consigue crear a un académico mediático a la vez ridículo y autoconsciente, cuyo renacimiento con su nueva esposa francesa Eve (Judith Davis) hace que Nick analice sus valores y su matrimonio con Meg. "El tema son las relaciones duraderas y cómo se sobrevive a la amenaza del aburrimiento", reflexiona Goldblum. "¿Cómo renuevas las cosas? En un punto avanzado de tu vida, ¿como afrontas tus compromisos? Los actores británicos quedaron fascinados por la energía vital y diferente que Goldblum aportó tanto a sus escenas como a todo el proceso". "Jeff fue un verdadero soplo de aire fresco al final del rodaje", comenta Broadbent. "Aportó una dinámica muy distinta a la película" que queda patente en pantalla. Aunque posiblemente esté acostumbrado a los lujos de los grandes estudios de Hollywood, Goldblum no ve las restricciones económicas de esta película como un factor limitante en absoluto. "Cuando trabajas trabajas con Roger Michell, Jim
Broadbent y Lindsay Duncan y con un guión así, esto no puede catalogarse de pequeño de ningún modo. ¡Es tan grande como la vida!"
"No queremos que ésta sea una película para un solo sector", dice Loader cuando se le pregunta sobre el público que deseará ver un estudio de una relación de pareja de edad más avanzada a la típica. "Existe un público nuevo con ganas de ver sus vidas reflejadas, tal vez más que hace diez años o así, pero ésta es una película sobre relaciones a largo plazo que esperamos que atraiga a un público amplio". El enfoque positivo de los creadores, y el esfuerzo por encontrar amor y humanidad entre los elementos más prosaicos de una relación deja espacio para muchas interpretaciones, pero Goldblum cree que una conocida máxima puede sintetizar el accidentado fin de semana de Nick y Meg. "¡El amor todo lo vence!", exclama Goldblum. "Ese es el tema de la película, ¿verdad?".
Le Week-EndDirigida por Roger Michell