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Heli cartel reducidoHeliDirigida por Amat Escalante
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De la mano del director Amat Escalante llega su tercer filme después de los proyectos 'Sangre' y 'Los Bastardos', un drama basado en un hecho real que ha recibido grandes elogios por parte de la crítica. Premio a Mejor Director en la 66ª Edición del FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE CANNES.


Entrevista con el director: Amat Escalante

P: HELI es su tercer largometraje tras SANGRE (2005) y LOS BASTARDOS (2008). Pueden entenderse como una trilogía acerca de la sociedad mejicana contemporánea. ¿Concibió las películas de esta manera?.

R: No, ¡al menos de un modo consciente! Es evidente que pueden establecerse puentes entre ellos. Observo que en cada film abordo, con mayor o menor explicitud, el modo en que la cultura norteamericana impregna la sociedad mejicana. SANGRE mostraba los efectos perversos de esta globalización y cómo el espíritu americano se filtraba por todas partes: la televisión, la alimentación,… En LOS BASTARDOS, vemos a dos mejicanos que entran clandestinamente en los Estados Unidos, y se ven empujados hacia una violencia mortífera. La intriga de HELI se desarrolla en una población pareja a aquélla en la que yo nací: Guanajuato, a cinco horas de Ciudad de Méjico por carretera. General Motors decide instalar una factoría de automóviles. La gente se instala cerca de sus nuevos puestos de trabajo, para lo que se ha hecho necesario construir viviendas deprisa y corriendo para alquilarlas, causando una gran promiscuidad. El ecosistema, el paisaje, la atmósfera del lugar se ven modificados. Viendo HELI me doy cuenta de que todo aquello que concierne a la industria automovilística se queda en la periferia del relato. Ello no impide que, en definitiva, el entorno que describo se vea fuertemente marcado por esa presencia. Siendo norteamericano por parte de madre, y mejicano por parte de padre, esta relación de fuerza, presente en todas mis películas, deviene bastante lógica.


P: El entorno, pero también el contexto social que usted describe, resultan muy precisos. Su deseo de hacer cine ¿pasa por esa necesidad de mostrar una realidad próxima de su país?

R: Mi objetivo no está en el envío de mensaje alguno ni en el desarrollo de tesis. Me obsesionan más las atmósferas peculiares que sea capaz de generar en mi puesta en escena. Al no conocer en propias carnes las cosas que viven y sufren mis personajes en HELI, ha sido precisa la extrapolación, dejar ir mi imaginación. Más que los hechos mismos, lo que aquí me interesa es la dimensión psicológica. ¿Cómo se vive en un clima de miedo permanente? Mis personajes padecen actos violentos y, en consecuencia, se ven sometidos inmediatamente a una gran tensión. Esta tensión es la que busco poder mostrar y compartir con el espectador. Exhibo situaciones extremas. En Méjico, todo el mundo vive con algún tipo de miedo atenazándole el vientre. La violencia es una realidad permanente, incluso si no afecta directamente.


P: ¿De dónde surge la idea de esta historia de corrupción y de sus efectos devastadores sobre una familia inocente?

R: Una vez tuve en mente los lugares de rodaje, imaginé junto a mi coguionista, Gabriel Reyes, la historia de una familia que se instalaría cerca de la factoría de automóviles para tratar de adaptarse a las reglas de esa nueva vida. Por lo que se refiere a las pruebas que la misma sufriría, nos bastó con leer los periódicos, ver los informativos televisivos, e hilvanar los fragmentos de varias historias. Los problemas sujetos a la corrupción, a la droga forman parte de la cotidianeidad de los mejicanos. Las imágenes de muertos, las imágenes de asesinatos, de decapitaciones, de ahorcamientos se muestran en los medios de comunicación sin recato alguno.


P: ¿Qué hay en su propia historia que pueda hilvanarse con la de sus protagonistas?

R: Como ya he dicho, no he vivido nada comparable a lo que se muestra en la película, con todo y haberme criado en un entorno bastante parejo. Mis padres se divorciaron siendo yo muy joven. Mi padre era a la vez pintor, músico, y sobre todo un gran practicante del bricolaje. Me ayuda en cada película, y particularmente en la concepción de los raíles de los travellings. Actualmente, mi madre es investigadora en ciencias sociales para una universidad. Si bien no menciono explícitamente la población de Guanajuato en la película, ciertos detalles, como las cadenas montañosas en segundo término, devienen muy representativas de la zona. En muchas ocasiones, se percibe la estatua de Cristo Rey, el equivalente del Pan de Azúcar de Río de Janeiro. Esta región es muy religiosa. Durante el rodaje, tuvimos que parar cuatro días, pues el Papa visitaba la cuidad. El aspecto religioso está muy presente en el film. Aquí, el aborto está prohibido y severamente castigado. Ésa es la razón por la que muchas jovencitas, como la heroína de mi película, ya se ven madres antes de llegar a la adolescencia. Para que se haga una idea, la auténtica madre del bebé que aparece en el film estaba presente en el plató. ¡Tenía catorce años! Recientemente, han encarcelado a siete niñas que tuvieron problemas al abortar. Con HELI, quería mostrar cómo las familias viven unas sobre las otras bajo el mismo techo. La idea de comunidad es muy fuerte. La ausencia de intimidad también. Yo mismo vivo en el mismo barrio que mi familia. Eso es corriente en Méjico.


P: Antes, usted se refería a la atmósfera que quiere impregnar en cada uno de sus filmes. ¿Cómo logra dar con ella?

R: Es el reparto el que determina el clima general. Todo surge de la elección de los cuerpos, de los rostros, de las miradas de mis actores… Son ellos los que dictan el tono de la película. Los intérpretes devienen el vector con el que un cineasta transmite emociones, sensaciones… Los escenarios también marcan el tono del conjunto. Por esa razón, mientras se escribía el guion todo resultaba abstracto. Jamás sé por adelantado cómo va a ser el conjunto.


P: Precisamente por ello, ¿era el reparto evidente?

R: No. Dar con la persona adecuada para que encarnara a Heli ha costado mucho tiempo y ha sido difícil. Como mínimo he visto 3000 personas. No acababa de decidirme. No tenía en mente un perfil concreto. Buscaba una conexión posible con cierto rostro, personalidad. Quizá me investí y proyecté excesivamente en ese personaje. Rechazar todas las propuestas era un modo de rechazarme a mí mismo, de poner a prueba mis ideas. Con todo, Armando Espitia pasó a integrar la lista de mis favoritos. Así pues, lo tomé diciéndome: “De acuerdo, ¡vamos allá! de lo contrario, ¡no voy a rodar nunca este film!” Así que instalé a Armando en la zona de rodaje para que se impregnara del lugar. Vivió con una familia durante un tiempo. Llevaba el cabello largo, la tez pálida. Le cortamos el cabello muy corto y le hicimos que tomara el sol. Fue durante todo este proceso de cambios que comprendí que había encontrado la persona adecuada. Procedo con frecuencia de este modo con mis actores. Mi primer trabajo con ellos consiste en cambiarles el aspecto. Sin este proceso de modificación, no consigo proyectarme. Esto es mucho más fácil, y por ello no trabajo a menudo con actores profesionales. En HELI, sólo el actor que encarna al padre de familia había ya actuado en varios filmes.


P: ¿Fue la elección del nombre ‘Heli’ un modo de ligar esta historia a una mitología particular?

R: No. Había leído en el periódico un artículo breve que se refería a la historia de un niño de diez años, Heli, que se vio implicado en un tiroteo entre su banda y la policía. Aquella historia me impresionó mucho, y retuve el nombre para mi film. Me gustaba cómo sonaba.


P: ¿Adopta siempre el mismo método de trabajo?

R: Sí. Para poder sumergirme en el rodaje y dar con el ritmo adecuado de la película. Todo debe estar bien organizado desde el principio, si no es el caos. Me conozco, ¡tiendo a ser un tanto caótico! Por eso escribo un guion muy preciso, y además realizo un storyboard completo. Así, todos los planos de mi película resultan imaginados y pensados con antelación. A partir de este material, modifico y exploro nuevos senderos durante el rodaje. En el plató, improvisamos mucho. Lo importante está en romper siempre la rutina. Hay que saber romper algo para avanzar. Cada día tiene su propio ritmo, su cadencia. El guión y el storyboard son como los actores: primero son igual que sombras, que la realidad del rodaje se encarga de transformar.


P: HELI es su primer largometraje rodado sobre soporte digital. ¿Por qué ese formato?

R: Era un modo de ir lo más lejos posible con mis actores sin tener que preocuparme por saber si iba a haber suficiente película. Quería de verdad experimentar cosas. Por otro lado, efectué muchas tomas, puede que ¡demasiadas! Igualmente, sabía que, contrariamente a mis otras cintas, habría varias escenas de acción con un rodaje difícil, movimientos de cámara complicados. El rodaje digital permite una flexibilidad increíble.


P: La abundancia de metraje a la que se refiere resulta muy sorprendente, habida cuenta de que su modo de dirigir, contrariamente, parece muy austero, en ocasiones casi extático…

R: Lorenzo Hagerman, mi director de fotografía, procede del documental. Sabe rodar sin usar iluminación adicional. Así que es idóneo para mi modo de dirigir en función de los imprevistos a los que me refería antes. Sin embargo, nos limitamos a usar un objetivo de cámara concreto. Igual que Robert Bresson, trabajamos con una lente de 50 mm –en algunos casos incluso de 40–, lo más cerca de la mirada humana. Esta lente no permite un gran margen de maniobra, sobre todo en los lugares cerrados. Obliga a concentrarse en el encuadre. Quería que el espectador viera los acontecimientos del modo más natural posible. La fuerza de las imágenes había de bastar para comprender la historia. Contrariamente a SANGRE y LOS BASTARDOS, que dejaban muchas incógnitas en el aire, quería que en el desenlace de HELI todo quedara claro en el espíritu del espectador. De tal modo que me concentré en la progresión del relato. En esto, M, EL VAMPIRO DE DÜSSELDORF (1931), de Fritz Lang, es una maravilla, pues todo se dice en la imagen, en el montaje… Casi que se podría ver sin sonido. Modestamente, he intentado apuntar hacia una perfección pareja. Es verdad que no todos los planos del film tienen por objetivo hacer progresar la historia, y los hay que buscan crear un clima, un feeling.


P: Como ese plano casi grotesco con el tanque ante la casa…

R: Exactamente. No es que estuviera buscando lo grotesco particularmente, sino más bien generar confusión en el espíritu del espectador y así romper la linealidad del relato. No se sabe si ese plano refleja un sueño, una paranoia… Resulta ambiguo.


P: HELI contiene una secuencia de tortura insoportable. ¿Por qué es tan explícita?

R: Considere mi largometraje previo, LOS BASTARDOS. Allí, evoco una tensión creciente, hasta el momento en que mi héroe explota y dispara. Resulta muy violento y desesperado. Este tipo de comportamiento en el ser humano me entristece profundamente. Al firmarlo, no busco impresionar sino traducir la tristeza que se desprende de tales actos. Sus autores no son sólo monstruos, también son seres humanos, y a menudo niños, como muestro en HELI. No me invento nada, pueden recurrir a Internet, donde encontrarán imágenes horribles. Por otro lado, sin saberlo, he reproducido en el film una escena de tortura que evoluciona del mismo modo que en la vida. Quiero que los espectadores mejicanos vean la realidad de cara. Cuando se piensa en los ajustes de cuentas mafiosos, uno siempre se imagina un tipo enorme con mostacho y sombrero, vestido de negro de cabeza a pies. Pero las bandas pagan a niños para que hagan ese trabajo sucio.


P: Siempre está el dilema de la fascinación/repulsión ante tales imágenes.

R: Hitchcock solía decir que las cosas son más fuertes cuando se ocultan. Pero, contrariamente, he querido comprobar qué puede generarse a modo de efecto si las muestro frontalmente. No tengo por objetivo crear suspense. Por otro lado, no habiéndome visto personalmente enfrentado a la violencia extrema, tenía que explorar ese misterio con la cámara.


P: La película comienza con una secuencia muy fuerte que a continuación dispara un largo flash-back. ¿Por qué ha estructurado su relato de ese modo?

R: Siempre he querido comenzar la película con esta imagen: un hombre ahorcado en un puente. Esta imagen es muy habitual en Méjico. Está presente en los periódicos continuamente. Quería mostrarla fuera de su contexto para a continuación retroceder en el tiempo y así desvelar la realidad que encierra. Tras cada imagen como ésta, hay un drama humano, víctimas inocentes de una violencia ciega… En suma, una historia que es preciso contar, de lo contrario la gente siempre se convence de que el hombre colgado de ese puente se lo merecía.


Amat Escalante (El director)
Cineasta autodidacta procedente de la ciudad de Guanajuato (Méjico), Amat Escalante comenzó a trabajar en el cine a la edad de quince años. Tras realizar dos cortometrajes, escribió y realizó su primer film, SANGRE, rodado en su ciudad natal, que presentó en la Selección Oficial Un Certain Regard del Festival de Cannes en 2005, lo que le mereció el Premio FIPRESCI de la crítica internacional.

Tres años más tarde, Escalante filma su segundo largometraje, LOS BASTARDOS, que vuelve a presentar en la Selección Oficial Un Certain Regard. HELI, su tercer largometraje, se ha presentado este año en la Competición Oficial del Festival de Cannes, donde Amat Escalante ha obtenido el premio a la mejor dirección.

2013 - HELI - Premio al Mejor Director del Festival de Cannes
2008 - LOS BASTARDOS - Selección Oficial en el Festival de Cannes, Un Certain Regard
2005 - SANGRE - Premio FIPRESCI de la Crítica Internacional (Un Certain Regard – Festival de Cannes)
2002 - AMARRADOS (cortometraje)


La crítica ha dicho de ella
"Nihilismo crudo. (...) Es simplemente un descenso al infierno. (...) La película asalta el patio de butacas como un simple navajazo" - Luis Martínez (Diario El Mundo)

"La irrefutable denuncia del México contemporáneo de Amat Escalante es dura de ver a veces, pero sus horrores exigen nuestra atención (...)" - The Guardian