Howard ha dirigido la película a partir de un guion de Charles Leavitt (Diamante de sangre), de una historia de Charles Leavitt, Rick Jaffa y Amanda Silver (Jurassic World), y basado en el libro de Nathaniel Philbrick En el corazón del mar, ganador del Premio Nacional del Libro en EE.UU. en 2000, en la categoría de no ficción.
Joe Roth (Oz un mundo de fantasía), Paula Weinstein (Diamante de sangre, Ahí os quedáis), Will Ward, el oscarizado Brian Grazer (Una mente maravillosa) y Ron Howard son los productores de la película, y Bruce Berman, Sarah Bradshaw, Palak Patel, Erica Huggins y David Bergstein han ejercido de productores ejecutivos, siendo William M. Connor coproductor.
El equipo creativo tras las cámaras incluye al oscarizado director de fotografía Anthony Dod Mantle (Slumdog millionaire, Rush); el diseñador de producción Mark Tildesley (El quinto poder); los oscarizados editores Mike Hill y Dan Hanley (ambos por Apolo 13); el diseñador de vestuario Julian Day (Rush) y el compositor Roque Baños (Posesión infernal).
Nos dirigíamos a los confines de la Tierra. Dejamos atrás el hogar con una brizna de esperanza
en busca de la verdad.
Es una de las mayores historias marinas de todos los tiempos: un leviatán (una beluga o ballena blanca de tamaño y voluntad singulares) atacó un barco ballenero de Nantucket, el Essex. Tras el ataque tan solo unos pocos de sus tripulantes lograron superar obstáculos casi imposibles y vivir para contarlo, pero en los casi 200 años que han pasado desde aquella horripilante travesía, la verdad se desvaneció en la historia, eclipsada por la célebre novela a la que sirvió de inspiración, Moby Dick, de Herman Melville. Ahora, con el aclamado director Ron Howard al timón, la leyenda del Essex, su valiente tripulación, y aquella mítica beluga, llega a la gran pantalla por primera vez en la épica aventura En el corazón del mar.
Moby Dick es un relato de ficción. Sin embargo, En el corazón del mar da vida a la poderosa epopeya que alimentaría la determinante e imperecedera novela de Melville. Howard nos cuenta: "La verdadera historia del Essex es fantástica. Es visceral; es rica y cinematográfica en esencia, y cuenta con montones de giros y vueltas. Aunque la película se ubica en el pasado, toca ideas sobre las relaciones, la supervivencia, la humanidad y la naturaleza con las que te puedes identificar, que te hacen pensar y que conectan con nuestras propias sensibilidades sobre quiénes somos como personas".
Howard recibió inicialmente el guion del actor Chris Hemsworth cuando trabajaban en Rush. Hemsworth, que aparece en la película en el papel del primer oficial del Essex, Owen Chase, señala: "Me encantó el guion desde el principio. En el corazón del mar trata sobre heroísmo y sobre gente puesta a prueba más allá de sus límites en absolutamente todos los sentidos. También me fascinó el toque de thriller psicológico que le da a la ballena, que vuelve las tornas contra ellos. Hay algo increíblemente misterioso en cómo se retrata a este animal: por qué la ballena se lanza al ataque, algo completamente distinto a lo que la tripulación del Essex había conocido hasta entonces. El cazador cazado".
Benjamin Walker, que interpreta el papel del capitán del Essex, George Pollard, plantea que el choque mortal entre balleneros y ballena es solo uno de los ingredientes de la película: "Hay tres grandes luchas en esta historia: hombre contra hombre, hombre contra naturaleza, y hombre contra sí mismo. ¿Cómo puedes superar esas luchas y sobrevivir? Esa es la gran pregunta de la película. Aun así, es algo bonito ya que puedes ver la resistencia del espíritu humano".
Howard reconoce que cuando Hemsworth contactó con él en un primer momento respecto al proyecto, no sabía nada sobre el Essex y no sabía que el guion se basaba en sucesos completamente reales: Cuando supe que todo eso había ocurrido de verdad, fue alucinante. Al instante empecé a visualizar una película que sería dura e intensa... una película que yo mismo querría ver, que es la prueba de fuego definitiva para mí".
El extraordinario viaje del Essex y su tripulación lo narró Nathaniel Philbrick en su libro In the Heart of the Sea: The Tragedy of the Whaleship Essex. El escritor e historiador, que considera Nantucket su hogar, sentía una antigua fascinación por la industria que había puesto a la pequeña isla de Masachusetts [EE.UU.] en el mapa. "El libro nació de mi curiosidad por cómo eran los tiempos en los que Nantucket era la capital de la caza de ballenas estadounidense. Era una historia que se me coló bajo la piel".
El detallado relato de Philbrick de la infausta travesía tuvo un efecto similar en los realizadores y el reparto. La productora Paula Weinstein da fe: "El libro era absolutamente fascinante; no podía parar de leerlo, y cuando eso pasa, sabes que va a ser un proyecto apasionante. También encontré la temática muy actual. Con solo cambiar la ropa y el entorno se convertiría en una historia totalmente actual, que explora temas atemporales como la ambición y el sacrificio, los hombres y sus antepasados, las mujeres y sus maridos, los animales y la naturaleza, y la vida y la muerte".
Brian Grazer, productor asociado de Howard, explica: "Se vive a través de la perspectiva de hombres que hacen lo que creen que es correcto, y se ve la complejidad moral de todo ello, pero está todo bajo la superficie de un drama marino de acción extremadamente dinámico".
"No es solo un relato de estos hombres y del viaje en el que se embarcan", dice el productor Will Ward, "también es una historia increíble de supervivencia y de lo lejos que un hombre está dispuesto a llegar para salvar su propia vida y las vidas de otros. Mientras leía el guion e investigaba este mundo, me alucinó lo que estos tipos hacían para ganarse la vida: zarpaban mar abierto en estos veleros de 25 o 30 metros durante años, y cuando divisaban ballenas, iban a por estas colosales bestias en pequeños botes de remos. Es realmente increíble".
En los últimos años, la sociedad moderna ha aprendido que las ballenas son seres que sienten, con emociones e inteligencia muy desarrolladas. El guionista Charles Leavitt, que también ha contribuido a crear la historia junta a Rick Jaffa y Amanda Silver, destaca que hay que mirar la subsistencia de estos hombres con el prisma de los tiempos pasados: "No es una película que glorifique la caza de ballenas; al contrario, muestra lo brutal que era", declara. "La industria ballenera de principios del siglo XIX era básicamente la industria petrolera antes de que alguien descubriera cómo perforar un agujero en el suelo para extraer petróleo de la tierra. El aceite de ballena iluminaba las lámparas de EE.UU. y Europa. La gente mecía a sus bebés en cunas hechas de huesos de ballena; sus muebles, los corsés de las mujeres, y una miríada de otros elementos esenciales procedían de las ballenas, pero las vidas de los hombres a bordo de estos balleneros eran prescindibles, nada más que registros en el balance de una compañía".
"La historia ha sido descrita como 'hombre versus naturaleza", continúa Leavitt, "pero el hecho es que en realidad no debería haber un 'versus' porque los humanos son parte de la naturaleza. Sin embargo, esa no era desgraciadamente la actitud predominante en la sociedad occidental de aquella época. Pensaban que el hombre tenía potestad sobre la naturaleza, y se incluía a todos los animales. Las ballenas no eran más que una materia prima que cosechar".
"La capacidad del público para entender la cultura de estos balleneros se apoya mucho en el talento de Ron para crear cinematográficamente un mundo", comenta Grazer. "Se le da especialmente bien humanizar a los personajes y hacerlos multidimensionales. Así que se verán los diferentes aspectos de estos hombres en su metamorfosis mientras luchan por sobrevivir en este vasto océano".
Weinstein coincide en que la película no podría haber estado en mejores manos. "No tengo más que halagos para la experiencia que supone trabajar con Ron. Es un director sumamente extraordinario: fuerte y claro, trabajador y colaborativo e integrador. Como productora, no es difícil ceder un proyecto si lo haces a un maestro cineasta, y Ron es capaz de lograr eso, y mucho más".
El reparto, encabezado por Hemsworth, comparte sus opiniones. "Ron tiene el corazón más grande que haya conocido y una ética de trabajo inmejorable", dice Hemsworth. "Como cineasta, siempre logra superar las expectativas. Al mirar las películas que ha hecho en su carrera es imposible encasillarlas: ha hecho desde comedias grandiosas a dramas irresistibles, pasando por grandes películas de acción. Ha hecho de todo, y lo ha hecho con integridad e inteligencia. En el corazón del mar ha supuesto un enorme esfuerzo para todos nosotros, y cuando vives algo así, necesitas trabajar codo con codo, y que haya un apoyo mutuo. Nos mantuvo siempre en guardia, pero eso es lo que quieres como actor: que te reten y te inspiren".
Walker afirma: "A Ron le gusta que las cosas sean espontáneas y rápidas, así que espera que estés listo cuando llegas al set de rodaje. Lo respeté y respondí a lo que esperaba de nosotros. Cada toma la rodó con múltiples cámaras porque quería captar lo caprichosa que podían ser la vida y la muerte para estos hombres en el océano, y creo que se puede sentir al ver la película; casi parece que seas parte de ella, como si estuvieras escondido en el mástil viendo todo lo que ocurre a tu alrededor".
Howard revela que ese es siempre su objetivo, y apunta: "Cuando voy al cine quiero que me transporten, y vi En el corazón del mar como una emocionante oportunidad de transportar al público. Quería llevarles de viaje de una manera realmente vívida, genial. Me di cuenta de que suponía un gran reto contar la historia de la manera en que debía contarse, pero era un reto que ahora podía afrontarse. Podíamos llevarlo a la gran pantalla de manera convincente, emocionante y a la altura de lo que prometía que podía ofrecer la película".
Para transportar eficazmente a los cinéfilos a otro lugar y época, los cineastas recrearon la Nantucket de principios a mediados de la década de 1800 en los Estudios Leavesden de Warner Bros., en Inglaterra. También rodaron escenas cruciales en aguas abiertas de La Gomera, una de las islas más pequeñas de Canarias, y muchos actores saborearon lo que era navegar en el siglo XIX con una réplica del Essex a tamaño real.
"Sin duda es una aventura apasionante", dice Howard, "pero con un montón de sentimiento, mucha alma e interesantes ideas que expresar. ¿Y quién mejor que nuestro extraordinario reparto para expresar todo eso?
Junto a Hemsworth y Walker, el reparto principal lo formaron Cillian Murphy, Brendan Gleeson, Tom Holland y Ben Whishaw.
"Nuestros actores soportaron pruebas físicas realmente duras durante la producción", dice Howard, "pero estaban decididos a hacerlo bien porque querían respetar la realidad de la historia y las vidas de los individuos que estaban representando".
La tragedia del Essex es la historia de dos hombres: el capitán George Pollard y su primer oficial, Owen Chase.
El reparto
La Nantucket de principios de la década de 1800 tenía un gran prestigio gracias a la riqueza de la industria del aceite de ballena. A su vez, había un grupo de hombres en la isla que eran los más respetados. Philbrick lo detalla: "Los balleneros de Nantucket eran muy parecidos a los pilotos de combate actuales; tenían lo que hay que tener. Caminaban orgullosos por Main Street. Eran exploradores que iban a lugares en los que nadie había estado nunca para luchar contra las criaturas más poderosas de la Tierra. Es decir, estos tipos eran geniales y algo arrogantes también. Menospreciaban a los campesinos e incluso a otros marineros, a los que consideraban inferiores, así que si eras un joven de Nantucket, querías desesperadamente hacerte ballenero".
No obstante, dentro de la comunidad ballenera había un sistema de castas claro, basado más en la sangre que en el agua. Owen Chase era un experto ballenero que había llevado repetidamente a puerto cantidades récord de aceite. Sin embargo, al no haber nacido en una familia ballenera, no se le tiene en cuenta para ser capitán del Essex.
Chris Hemsworth explica: "Chase es un tipo de la clase trabajadora que tiene las habilidades y las cualificaciones para ser capitán, pero carece del derecho de sangre. Debido a que no proviene de una familia privilegiada y no tiene el nombre o el origen correcto, se le hace a un lado para la capitanía y se convierte en el primer oficial de George Pollard, para su frustración y enojo".
"Chase es heroico, noble y carismático", dice Howard, "pero también imperfecto. Le impulsa su necesidad de probarse a sí mismo y es firme en exceso al respecto. Chris es un actor muy valiente que transmite todas las facetas del personaje, a veces sin necesidad de decir una sola palabra. Mediante su interpretación, llegamos a conocer de verdad a Chase a un nivel muy profundo".
El resentimiento cocinado a fuego lento de Chase hacia George Pollard no hace más que exacerbarse por la total falta de experiencia de su nuevo capitán. Hemsworth lo confirma: "Hay un montón de encontronazos entre los dos debido a que Chase sabe muy bien que él debería ser el capitán, y probablemente Pollard, en su fuero interno, también sea consciente de ello. Cuando ambos intentan ejercer su autoridad con la tripulación, sientan las bases para un escenario bastante peligroso porque tienen opiniones encontradas sobre cómo hacer las cosas. Los hombres se preguntan en quién deben confiar porque Pollard es el capitán, pero Owen Chase sabe mucho más".
A pesar de que Pollard tiene la potestad de mando, le asedian las dudas que surgen al saber que se le concedió el mando sin habérselo ganado. "George Pollard no pudo elegir lo que quería ser", indica Walker. "Es el descendiente de una consolidada familia de balleneros y ha crecido con la responsabilidad de estar a la altura del legado Pollard... tenga o no aptitudes para ello. Está muy presionado, y entender esa presión es entender a George Pollard".
"Ben Walker es un actor excelente", declara Howard. "Tiene la inteligencia y la visión para comprender la complejidad de un personaje como Pollard, al que impulsa no la necesidad de conquistar ni de cazar ballenas, sino la de medirse con un cierto ideal con el que le lastra el apellido familiar".
Walker lo cuenta: "Consigue la oportunidad con su primera capitanía, lo cual está muy bien... hasta que le asignan a Owen Chase como primer oficial. Desde ese momento, hay una lucha entre ambos que obliga a Pollard a averiguar quién es como hombre y quién es dentro de su familia. Pienso que es fascinante... alguien que se descubre a sí mismo mientras las circunstancias de la naturaleza le ponen a prueba".
Hemsworth coincide, y apunta: "El antes y el después es lo que me parece uno de los aspectos más irresistibles: cómo responden los supervivientes a lo que han vivido. Al final todos ellos son muy diferentes respecto a quienes eran al principio. Al llegar a casa, ¿cómo se ven a sí mismos y al mundo? ¿Cómo ven la caza de ballenas? ¿Van a volver a salir al mar y hacerlo de nuevo...? ¿O tal vez pensarán que puede que eso no esté bien y que quizá deban aprender la lección?".
El conflicto entre el capitán y el primer oficial hace que sea el segundo oficial Matthew Joy quien intente calmar las aguas entre ellos. Cillian Murphy, que interpreta ese papel, nos cuenta: "Matthew intenta hacer de mediador en la tensa relación que hay entre Chase y Pollard. Lo que me gustó es el contexto que se da de él: es obviamente alguien cercano a Chase, llevan navegado juntos desde que tenían 13 años. También se ve que es un alcohólico arrepentido que ha pasado página. Fue un personaje muy interesante de interpretar".
Murphy añade que le sedujeron por igual el guion y el director. "Leí el guion y sentí que era la clase de aventura muscular, grandiosa, que no suele verse demasiado actualmente. Era uno de esos guiones que no puedes dejar, y que logra que sigas pensando en él cuando te vas a dormir y cuando te levantas al día siguiente".
"Luego estaba la idea de trabajar con Ron, cuyas películas me han encantado a lo largo de los años", sigue Murphy. "Siempre he dicho que el director fija el tono en el set de rodaje, y eso se va filtrando al reparto y el equipo. En un set de Ron Howard hay una energía muy positiva y él se involucra en cada detalle de la producción y en cada personaje. Ese entusiasmo y esa alegría al hacer una película es contagioso; es lo que te trasmite".
Dos actores de distinta generación interpretan el papel de Thomas Nickerson, con treinta años de diferencia. El joven Tom Holland interpreta al grumete de 14 años que parte en el Essex en su primera expedición ballenera. El veterano actor Brendan Gleeson interpreta al hombre que todavía carga con las cicatrices de su calvario, aunque la mayoría de ellas son invisibles.
Howard explica: "Nuestros dos Nickerson nos dieron la oportunidad de explorar aspectos individuales de la historia que son a la vez interesantes y emotivos. Vemos el peligro y la excitación de la aventura a través de los ojos de un niño, y el trauma de la tragedia en el recuerdo del hombre".
Tom Holland describe al joven Nickerson como "uno de los chicos más difíciles con los que me he encontrado. Es huérfano, no tiene a nadie, y parte en esta travesía con un grupo de curtidos hombres que llevan años haciéndolo. En realidad no tiene ni idea de lo que hace, así que se aventura en ella con los ojos muy abiertos y listo para comenzar, pero no tiene ni idea de para qué está ahí".
Treinta años después, vemos cómo presionan a Nickerson, el único superviviente que queda del Essex, para que relate los eventos que siguen atormentándole. Brendan Gleeson subraya: "No era más que un niño cuando presenció ese terrible suceso, y nunca ha hablado del espanto que vivió. Lo ha reprimido durante años y, básicamente, está acabando con él. Cuando por fin es capaz de colocarse en un lugar en el que puede enfrentarse a ello, es bastante liberador".
La persona que suplica a Nickerson que hable del desastre es un joven escritor conocido como Herman Melville, dice Charles Leavitt cuenta que al crear la estructura del guion quería fundir la historia verdadera del Essex con el relato ficcionado del escritor Melville viviendo el proceso de dar a luz esa gran novela de la literatura estadounidense, Moby Dick. "La narración de la película se hace desde el punto de vista de Nickerson, pero podemos empezar a imaginarnos dónde despegará la imaginación de Melville".
Ben Whishaw, que interpreta al ahora legendario escritor, apunta: "La película empieza con la necesidad de Herman Melville de saber la verdad. Ha oído rumores y cree que se ha ocultado lo que pasó en realidad en el Essex. En cierto modo, mi personaje es el catalizador de la película dado que al final consigue que Nickerson cuente su historia. Lo que acontece entre ellos es una especie de noche oscura del alma (hablan durante toda la noche) y al final tienen que verse a sí mismos con una nueva perspectiva".
Nickerson podría no haberse abierto jamás al escritor de no ser por el apoyo de su mujer, interpretada por Michelle Fairley. Gleeson da fe: "Ella anima a Melville a conseguir que su marido revele la historia porque siente que es la única esperanza que les queda. Ella no sabe el alcance exacto de lo que sucedió, pero ha estado viviendo con esa oscuridad acechándoles y con él encerrado en sí mismo".
Howard cuenta: "En el corazón del mar tiene de hecho mucho que ver con las mujeres que hay en las vidas de estos hombres porque en la historia de Nantucket y de la industria ballenera, las mujeres eran las verdaderas supervivientes. Mientras los hombres se aventuraban en travesías por el mar durante años, eran las mujeres las que hacían que la ciudad siguiera en marcha. Era mucho más que criar a los hijos y cuidar la casa; ellas dirigían la comunidad".
Charlotte Riley interpreta a la amante esposa de Owen Chase, Peggy, que está embarazada de su primer hijo cuando su marido se va, prometiéndole que regresará a su lado. Howard afirma: "Ver la relación de Owen con su mujer al principio es vital para entender su personaje. Cuando la historia se convierte en la búsqueda del camino a casa, tenemos que saber que hay algo mucho más valioso por lo que luchar, no solo su propia vida. Son la idea de la familia y de la mujer que ama lo que le importa".
La lista de hombres que zarpan con Pollard y Chase también incluye a Caleb Chappel, que interpreta Paul Anderson; el amigo adolescente de Nickerson, Barzillai Ray, interpretado por Edward Ashley; el cocinero del barco, William Bond, interpretado por Gary Beadle; Ramsdell, interpretado por Sam Keeley; Richard Peterson, interpretado por Osy Ikhile; Benjamin Lawrence, interpretado por Joseph Mawle; y el primo de Pollard, Henry Coffin, otro miembro de la importante familia ballenera, interpretado por Frank Dillane. Jordi Mollá interpreta al capitán español de un ballenero que tuvo un funesto encuentro con la ballena e intenta advertir a la tripulación del Essex del peligro que les acecha.
Monstruos... ¿son reales? ¿O las historias solo existen para hacernos respetar los oscuros secretos del mar?
La ballena
No hay duda, la ballena blanca juega un papel crucial en el drama, así que crearla involucró la pericia combinada de varios departamentos. Según Howard: "El comportamiento de los cachalotes es algo que investigamos y analizamos en equipo. Nos reunimos con expertos en mamíferos marinos y con biólogos marinos para entender mejor su comportamiento. Lo que más me interesó fue por qué pasó algo así. Un barco atacado sin descanso por una ballena era algo inaudito, sin precedentes; era la situación más extraña que se pudiera imaginar. Acabé creyendo que este animal se vio empujado a un punto de no retorno que llevó a un enfrentamiento inevitable".
El diseñador de producción Mark Tildesley afirma: "Teníamos que asegurarnos de que la ballena se percibiera como una presencia viva en la película. Probamos varias imágenes de ballenas blancas y tenían un aspecto fantástico pero, desgraciadamente, el blanco puro también suscitaba una imagen muy etérea y apacible. En nuestra investigación aprendimos que muchas ballenas viejas empiezan a perder la piel, así que oscurecimos la ballena, pero el blanco se hace patente en los parches que va dejando la piel al descascarillarse".
"También tiene cicatrices de batallas anteriores con humanos y otros depredadores, así que su apariencia muestra la dureza de su pasado", añade Leslie Lerman, productor de efectos visuales.
El equipo de efectos visuales, dirigido por Lerman y el supervisor de efectos visuales (VFX) Jody Johnson dio vida a la ballena mediante imágenes creadas por ordenador. Johnson comenta: "Fue un reto particularmente complicado; una criatura con un tamaño tan inmenso y tantísima fuerza. Romper los límites sin pasarse de la raya para no arrancar al público de este mundo real y trasportarlo a un mundo de fantasía. Cada vez que conceptualizábamos una secuencia de acción que involucrara a la ballena principal, o a alguna de las ballenas, se lo enviábamos a nuestros expertos y debatíamos si era factible, y qué otros comportamientos podían sugerirnos. Nos dio un gran abanico de posibilidades con el que trabajar".
Lo que diferencia a esta ballena de nada que haya en nuestro marco de referencia es su tamaño: mide 30 metros de largo, pesa aproximadamente 80 toneladas, y tiene una cola de 6 metros de largo. Por el contrario, los otros cachalotes que encuentran miden algo más de la mitad de largo, unos 15 metros.
Paula Weinstein subraya que la enormidad de esta ballena no es todo lo que la distingue: "Para mí, es la voz de la naturaleza diciendo basta. Es una protectora que les dice de la única forma que tiene que dejen de invadir sus aguas y de matar a su familia, y dados los tiempos en los que vivimos, es algo muy importante. Creo que el público querrá que Chase, Pollard y el resto de hombres sobrevivan y que vuelvan a casa, pero al mismo tiempo animarán a la ballena. Es esa mezcla de emociones la que lo hace que todo sea más emocionante".
Desde que se descubrió que el aceite de ballena podía iluminar nuestras ciudades de maneras que nunca se habían conseguido antes, se creó una demanda global. Eso ha empujado al hombre a aventurarse aún más en las azules profundidades de lo desconocido.
Por tierra y mar
En el corazón del mar se grabó casi enteramente en orden por varias razones, entre ellas la no menos importante del cambio gradual en la apariencia de los personajes a medida que se van consumiendo por la falta de comida y agua, así como un refugio frente a los despiadados elementos.
La apariencia de los hombres que sobreviven al hundimiento del Essex cambia drásticamente con el tiempo, así que los actores, a su vez, tuvieron que perder una considerable cantidad de peso a lo largo de la producción. Hemsworth lo detalla: "Los hombres estuvieron perdidos en el mar durante meses, así que para cuando se encontró a cualquiera de ellos, eran básicamente un saco de huesos. Comíamos cantidades mínimas de comida, pero en todo momento recordábamos internamente que lo nuestro no era nada comparado con lo que sufrieron ellos. Formamos una piña para mantener alta la moral y distraernos del hambre que teníamos".
Tom Holland indica: "No hay pegamento más fuerte que juntar a un grupo de tíos para que pierdan peso juntos, pero ayudó a forjar un vínculo entre nosotros en el set, lo cual fue realmente importante".
"Comenzó con un nivel saludable de rivalidad", explica Walker, "pero llegó un punto en que sí que se volvió incómodo. No obstante, intentamos mantener la perspectiva. No podíamos comer pizza ni hamburguesas, pero valía la pena; estábamos haciendo una película de Ron Howard. Y para nosotros tener un cierto nivel de malestar era casi como si estuviéramos rindiendo homenaje a aquellos que soportaron de verdad aquella horrible experiencia".
El director expresó su reconocimiento por la perseverancia del reparto, declarando: "Estoy muy agradecido por su profesionalidad y dedicación en medio del hambre y de estar expuestos día tras día a los elementos. Era evidente desde el principio lo que estaban pasando, pero afrontaron cada exigencia de sus papeles con una tremenda integridad".
A pesar del compromiso de los actores, los realizadores nunca les habrían permitido hacer nada que pudiera haber puesto en riesgo su salud, así que la pérdida de peso llegó solo hasta cierto punto. Los maquilladores, dirigidos por la diseñadora de maquillaje y peluquería Fae Hammond, pudieron luego realzar el aspecto de malnutrición, haciendo que los hombres parecieran cada vez más escuálidos. Además, se utilizó maquillaje para mostrar los dañinos efectos de la deshidratación y la prolongada exposición al sol.
Llevándolo un paso más allá, los efectos visuales eliminaron meticulosamente de todas las formas posibles la masa muscular de los fotogramas de cada uno de los hombres a medida que sus personajes se acercaban al final de su calvario.
El diseñador de vestuario Julian Day revela que también entró en juego el ajuste del vestuario. "Hicimos ropa ligeramente grande, pero con una cincha en la espalda. Al comienzo de la película, la ajustamos al máximo y a medida que el viaje avanzaba, la soltábamos más y más, de modo que las ropas fueron creciendo y a los actores les quedaban de forma diferente".
La expresión de las penurias de los hombres era psicológica a la vez que física, así que los realizadores contrataron al asesor sobre marina y supervivencia Steven Callahan para que ayudara a los actores a entender al 100% todos los aspectos del calvario. Experimentado navegante, Callahan naufragó y sobrevivió durante dos meses y medio en el océano Atlántico en una balsa salvavidas, y escribió un libro sobre ello titulado Adrift [A la deriva]. Callahan apunta que las consecuencias de luchar por la vida no han cambiado con el tiempo: "Fue muy interesante ver a estos tipos aprender sobre supervivencia en lo que respecta al efecto que produce la parte física en la parte mental. Toda la tensión y los giros constantes de la desesperación a la esperanza siguen siendo tan importantes hoy como lo han sido siempre".
A la inversa, los actores tenían que empezar ese viaje como hombres cuya subsistencia requería que estuvieran físicamente en forma. Hemsworth afirma: "Para los hombres que partían a la mar, era como ir a la guerra: iban a estar fuera durante dos o tres años y había una gran probabilidad de que no volvieran. Estaban en las trincheras, por decirlo así, y era increíblemente peligroso".
"Al principio", dice Cillian Murphy, "Ron quería que todo el mundo estuviera en forma y pareciera capaz de apañarse con la vida en el mar. Así que teníamos un gimnasio en el set y todo el mundo se entrenaba a la vez".
Holland recuerda: "Tenía que entrenarme con Chris Hemsworth, ¿vale? Fue bastante divertido. Mi entrenamiento era quitar sus pesas del press de banca", bromea.
El reparto también tuvo que prepararse para realizar tareas como experimentados marineros del siglo XIX. La coordinadora de escenas peligrosas Eunice Huthart dice: "Una de las cosas más importantes era aprender todo lo que suponía tripular un barco, parte de lo cual no ha cambiado hasta nuestros días. Al final del rodaje, creo que nuestros actores podían subirse a una barca y recorrer el mundo gracias a la inestimable instrucción que recibieron".
Gary Beadle da fe: "Practicamos con los aparejos y atando nudos en cuerdas, y remamos un montón. Remamos adelante y atrás, adelante y atrás, llevando el ritmo. Creo que ya puedo cruzar remando el Canal de la Mancha", sonríe.
Joseph Mawle añade: "Mi mayor desafío fue trepar 12 metros hasta un penol, sentarme sobre él a horcajadas y moverme hasta el borde. A algunos no les supuso esfuerzo, pero yo me quedé helado las primeras veces. Me di cuenta de que tengo vértigo, pero finalmente acabé consiguiéndolo, y superar ese miedo fue toda una alegría".
No tenía por qué preocuparse. Frank Dillane explica: "Mientras trepábamos arriba y abajo por los aparejos, llevábamos puesto un arnés, así que aunque nos entrenábamos para ello, la gente de las escenas peligrosas se aseguró de que estuviéramos seguros. Incluso si te caías, no ibas a ninguna parte".
Un miembro del reparto, sin embargo, se libró de alguna de las tareas más difíciles. Walker lo reconoce: "Nos enseñaron a atar nudos, a columpiarnos por los aparejos y a remar como una tripulación... y lo bueno de ser el capitán era que en realidad no tuve que hacer nada de eso. Solo me dediqué a mandar a todo el mundo y a avisarles cuando lo estaban haciendo mal", ríe.
La dicotomía entre el capitán de nuevo cuño y su tripulación se visualiza claramente en sus trajes. Mientras que el prístino uniforme de Pollard nunca ha visto mucho más que niebla salina, la vestimenta de sus hombres muestra el desgaste de una vida pasada en la mar.
Day lo ilustra: "Es la primera travesía de Pollard, así que tiene que parecer impecable, mientras que los demás llevan ropa súper desgastada que probablemente tienen desde hace años. Ron y yo hablamos sobre la idea de que fueran más como trabajadores industriales que marineros, así que su ropa refleja eso. Usé tejidos para climas húmedos como lona de algodón y telas de cera para protegerles del agua. También fabricamos los zapatos en materiales sintéticos en lugar de cuero porque gran parte de la acción transcurre en el agua. Si metes cuero en el agua se endurece y no puedes volver a ponértelo".
Aunque no había un traje específico para los balleneros, afirma Day, se diseñó una chaqueta azul para cada uno de los hombres, "que representaba el mar y el cielo. Lo que llevaban debajo era cosa de cada uno, pero darles una chaqueta azul de formas y tamaños variados es lo que hice para crear una idea de uniformidad".
También tenían otra pieza de ropa en común. El diseñador de vestuario descubrió a una tejedora que había investigado sobre la gorra de Monmouth que llevaban muchos balleneros en aquella época e hizo que tejiera una gorra auténtica para cada uno de los actores del barco.
El Essex de En el corazón del mar constó de un barco de vela real, utilizado en aguas abiertas, y una réplica, situada en un tanque en los Estudios Leavesden.
"Investigamos un montón", explica Mark Tildesley. "Obviamente no había fotografía en la época, pero recopilamos algunas imágenes visuales de pinturas, dibujos y similares. También hay un museo de la caza de ballenas en Mystic (Connecticut, EE.UU.), que posee el último barco ballenero original, el Charles W. Morgan. Está restaurado completamente y fue un recurso fantástico para nosotros".
El diseñador de producción propuso instalar un barco que pudiera hacer del Essex de la película, que midiera algo más de 30 metros de largo y estuviera dividido en secciones que sirvieran como alojamiento para los oficiales y la tripulación, y una cubierta inferior para almacenar los barriles de aceite. Los barcos estaban equipados con cuatro o cinco botes de remo, de aproximadamente nueve metros de largo, que se bajaban al agua cuando el vigía gritaba al ver a una presa.
Tildesley y su equipo buscaron por todo el mundo un barco de tamaño y escala adecuados y, como descubrieron enseguida, "estaban reservados con años de antelación, pero tuvimos la suerte de encontrar en Cornualles un barco llamado Phoenix con un tamaño similar al Essex, aunque solo tenía dos mástiles mientras que el Essex tenía tres. Así que esa fue una pequeña concesión".
El equipo de diseño construyó luego una réplica del Phoenix sobre un cardán en medio de un gran tanque exterior en Leavesden. "Hicimos la réplica ligeramente más grande para que fuera más fácil trabajar en ella", dice Tildesley. "Tiene un armazón de acero, pero todo lo que se verá (los aparejos y mástiles, etc.) lo fabricó una compañía que de hecho construye barcos. Así que, a todos los efectos y propósitos, el exterior es una copia de un barco real".
El interior, sin embargo, fue otra historia. El equipo de efectos especiales, dirigido por el supervisor de efectos especiales Mark Holt, equipó el barco réplica con tanques que podían llenarse o vaciarse para cambiar la flotabilidad e inclinar el barco para cualquiera de los lados o incluso hundirlo. El brazo hidráulico del cardán les permitía balancear el barco, lo cual fue especialmente importante en la secuencia en la que Pollard decide probar la valía de su tripulación navegando directamente hacia una borrasca próxima.
Ron Howard lo confirma: "Rodar en un tanque era vital cuando no podíamos rodar de forma segura en el mar, ya fuera la secuencia de la tormenta, la de la ballena atacando y hundiendo el barco, o cualquier cosa que requiriera una significativa cantidad de trabajo de los especialistas".
Debido a los esfuerzos del grupo de efectos especiales, las escenas eran demasiado reales para el reparto. "Era como estar en una infernal atracción de feria acuática", bromea Walker. "Ahí estábamos pasándolo estupendamente hasta que encendían estas enormes máquinas de viento y cañones de agua, y entonces Ron grita acción y espera que actúes. Lo que nos salvaba era que estábamos todos juntos en ello".
Hemsworth insiste: "Además lo hicimos en pleno invierno, así que no era el entorno más confortable. Incluso Ron dijo que no teníamos que fingir que éramos desgraciados porque prácticamente lo éramos", ríe. "Fue una de las cosas más duras que he hecho jamás pero también una de las más gratificantes, porque cuando tienes a Ron Howard al mando con su energía y pasión, todos, desde el reparto hasta el equipo, siguen su ejemplo. Nadie quería defraudarle".
Brian Grazer participó de la admiración de los actores hacia su colega de toda la vida. "Incluso 33 años más tarde, todavía me sorprende su talento. Estábamos en un tanque enorme con tantas variables: máquinas de viento, máquinas de olas, barcos en un cardán, diferentes cámaras, efectos visuales... pero Ron estaba en su elemento, aplicando todas las habilidades de un maestro cineasta. Todavía me encanta ver el talento puro que atesora".
Igual que la réplica del Essex, los balleneros más pequeños los construyeron fabricantes reales de barcos. Construidos inicialmente en madera, se crearon posteriormente moldes de ellos que se copiaron en fibra de vidrio "porque los de madera eran demasiado pesados para levantarlos en el set", explica Tildesley. "Luego los decoramos con madera de modo que su aspecto fuera exactamente el de los barcos de madera".
Todo buque o barca, ya fuera en el océano o en un tanque, se equipó con múltiples cámaras, lo que permitió a Howard y a su director de fotografía, Anthony Dod Mantle, dar a los cinéfilos la sensación de tener una visión de primera mano de la acción. Howard apunta: "Anthony tiene un gran ojo y aportó una sensibilidad cinematográfica muy actual a esta historia clásica. El hecho de que las cámaras estuvieran ahí mismo, a bordo, crea una sensación muy orgánica y envolvente. Queremos que tengas la sensación de que estás justo junto a estos hombres, compartiendo su experiencia".
Con luces, cámaras y otra equipación moderna abarrotando las cubiertas, a Tildesley se le ocurrió una ingeniosa manera de esconder los cables, fabricando cuerdas de goma que se podían enganchar a ellos, escondiéndolos de la vista.
Los realizadores, el reparto y el equipo fueron luego a la isla de La Gomera, una de las islas más pequeñas de Canarias, convirtiéndose en la primera producción grabada allí. El Phoenix navegó desde el Reino Unido hasta la zona, dando al departamento de efectos visuales la oportunidad de rodar tomas del océano desde la cubierta del barco durante la travesía. Esas tomas les proporcionaron un archivo de imágenes a diferentes horas del día y en una variedad de condiciones para rellenar y ampliar la panorámica de las escenas marítimas.
La localización de la isla proporcionó todo lo que la película necesitaba, especialmente una impresionante extensión de agua azul y en calma. La producción se adueñó del minúsculo puerto de Playa Santiago, desde el que zarpaban el Essex y su tripulación... rodeados de una flotilla de barcas con cámaras, barcas lanzadera, barcas de maquillaje y peluquería y un barco de catering. Todos los de la isla dieron una gran bienvenida al reparto y a los realizadores, y varios lugareños incluso consiguieron trabajo en la película.
Tras cinco semanas en las aguas de La Gomera, la producción se trasladó a una playa de Lanzarote para rodar durante una semana en lo que acabaría pareciendo una isla desierta. El área elegida fue El Golfo, en Yaiza, por sus interesantes formaciones rocosas y la bella laguna verde formada por un volcán ahora extinto.
Al final de En el corazón del mar aparecen secuencias fundamentales que se desarrollan en el núcleo ballenero de la Nantucket del siglo XIX. Aterrizamos en 1850, con Melville buscando a Tom Nickerson, y luego hacemos un flashback hasta agosto de 1819, cuando el Essex parte en la que sería su última travesía, que pronto se convertirá en toda una leyenda. Al final de la película, volvemos a 1850, cuando Melville, armado con la historia que buscó tan fervientemente, se marcha para escribir lo que permanece como uno de los libros más leídos de todos los tiempos.
Después de analizar varias ciudades portuarias del Reino Unido, los realizadores se dieron cuenta de que, pese a que podían situar la época en Inglaterra, la arquitectura no se parecía en nada a la de Nueva Inglaterra. "Al final", recuerda Tildesley, "decidimos que era mejor construir la ciudad en Leavesden, convirtiendo el tanque ya existente en el puerto".
No obstante, dado que las escenas están separadas por treinta años, Tildesley y su equipo tuvieron que vestir el set para dos periodos de tiempo diferentes. Nuestra Nantucket, hacia 1819, tiene carreteras embarradas y sucias y los edificios están más dispersos. Para denotar los 30 años de progreso, detalla el diseñador, se adoquinó la calle y se puso una vía de tren en medio de la misma para evocar la mecanización que había tenido lugar con el tiempo. "También hay barcos de vapor en el puerto porque ahora estábamos en la era del vapor".
El set estuvo rodeado de pantallas azules que permitían al equipo de VFX, trabajando con los diseños de Tildesley, expandir el escenario de la vieja Nantucket hasta donde alcanza la vista.
Nathaniel Philbrick quedó muy impresionado por el set, y subraya: "Mi mujer y yo viajamos desde Nantucket, donde hemos vivido durante 28 años, y entonces entramos en la Nantucket de 1800. Nos maravilló. Es increíble pensar que esta pequeña área estaba proveyendo de luz prácticamente al mundo entero, pero en realidad tenían un ángulo muerto respecto a las propias ballenas. Hoy, la gente de Nantucket está orgullosa de su pasado, pero tiene una actitud completamente diferente hacia las ballenas. Quieren hacer todo lo posible por salvarlas, y pienso que esa es la importancia de aprender del pasado y con suerte hacer un futuro mejor".
Tras finalizar el rodaje, cuenta Howard, "la complejidad de esta película pasó a post-producción porque todo era cuestión de encontrar el equilibrio adecuado entre lo viejo y lo nuevo, lo clásico y lo puntero, lo cual fue todo un reto para mí y para los editores Dan Hanley y Mike Hill, así como Roque Baños, que compuso nuestra maravillosa banda sonora".
El director continúa: "Durante la producción, Roque y yo nos reunimos para hablar de la mezcla de tradicional y contemporáneo que yo quería crear. Roque es un excelente músico formado en el clasicismo que ha compuesto para una gran variedad de películas, así que yo sabía que tenía la capacidad para extraer todas las facetas de la aventura y el drama, y estaba en lo cierto. Su música tiene una energía y una emoción increíblemente intensas".
Howard revela que Baños fue más allá de los instrumentos convencionales al recordar musicalmente el entorno marítimo. "Su percusión incorporó accesorios de la película, incluidos arpones, cuerdas, piedras de afilar y otras herramientas de la época. Junto con la orquesta, todo funcionó para infundir a la banda sonora las cualidades intrínsecas al viaje".
"Al hacer En el corazón del mar", reflexiona Howard, "quería que el periodo se disipara, para que la gente se identificara con los personajes y fueran barridos por el drama mientras está teniendo lugar. Utilicé todo lo que he aprendido durante mi carrera para intentar transportar al público a este mundo y embarcarles en esta travesía. Al experimentar la aventura, con suerte conectarán aún más a fondo con el lado humano de la historia... y la historia humana del Essex puede inspirarnos de maneras completamente inesperadas durante generaciones".