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Diablo cartel reducidoDiabloDirigida por Nicanor Loreti
¿Qué te parece la película?

Mejor Película Argentina - 26º Festival de Mar del Plata
Premio Opera Prima INCAA
Mejor Director Iberoaméricano – Fantaspoa 2012


Entrevista con el director, Nicanor Loreti

P: Si bien muchos te conocen por tus notas en La Cosa y otros medios, primero que todo sois un hombre de cine. Dirigiste cortos, escribiste guiones... ¿Qué te llevó a dedicarte de lleno al cine?

R: Era lo que más me había gustado, siempre. Pero cuando eres más joven, piensas que es más imposible. Como el periodismo tampoco es tan rentable (a no ser que trabajes en un multimedio), trabajar en cine, ¿cuánto menos rentable puede ser? Pensé “Puedo pasar del periodismo al cine, porque me gusta más y no tengo nada que perder”.


P: ¿Cómo fue tu aproximación al tema de tu película?

R: Una vez leí en el diario que en Mexico hablaban de Satán regalando dinero por los barrios bajos. De ahí surgió la idea. Como siempre me gustaron las películas de boxeo, decidí mezclar aquella idea con la premisa de un boxeador retirado, con una fuerza sobrehumana, que puede enfrentarse a todo, pero se queda en su casa para que no lo jodan. La idea del héroe contra su voluntad me encanta, como el Snake Plissken de Escape de Nueva York. También me gustan mucho las comedias de enredos y las “Buddy Movies” así que básicamente “Diablo” mezcla todo eso. Es a su vez, una historia de amor: no hay que olvidar que Marcos hace todo por una mujer. Y Hugo por la revolución. Es un enamorado de la vida. Como en al momento de escribir el guión aún era periodista y no tenía tanto tiempo libre, mi amigo Nico me ayudó a escribirlo.


P: ¿Cuáles fueron los desafíos al momento de dirigir el largometraje?

R: El mayor desafío para mí era el trabajo con los actores, ya que jamás había dirigido yo mismo actores profesionales. Sí había trabajado con varios como asistente de dirección o productor, así que sabía lo que era estar en un set y ver a otros realizadores trabajar con ellos. Lo único que me decía mi instinto era que a la hora de elegirlos tenían que funcionar tanto a nivel humano como actoral, y así fue. Ya desde los primeros ensayos con Sergio Boris y Juan Palomino noté que había química entre ellos y que iba a ser divertido. Era lo más importante: al ser una comedia, no podíamos pasarla mal en el rodaje, esa sensación de alegría y bardo que estaba en el guión tenía que estar en el set. Los ensayos fueron cruciales, también: muchos diálogos de la película mejoraron un cien por ciento ensayando, ahí vimos cuál sonaba real y cuál no.

Por suerte, el trío protagónico Palomino-Boris-Aranosky fue pura alegría y dieron todo en cada escena. Hoy no me imagino una forma de trabajar diferente. Más allá de eso, en el set me sentí súper cómodo, y nunca demasiado tenso. La cosa fluyó. También tengo muy en claro que para pasarla mal me voy a trabajar a una multinacional, así que o el cine me hace feliz o me hago plomo de 2 Minutos…


P: Juan Palomino la rompe como Marcos, El Inca del Sinaí. ¿Cómo diste con él para interpretar a esta suerte de Charles Bronson latino?

R: Tenía varias actores en la cabeza para hacer el papel, y Juan era uno de ellos, todo el tiempo. Pero yo no lo conocía. Le dije a Nico “Para mí, Juan puede dar”. El tipo tiene una cosa que a veces no se nota, porque supuestamente es un galán y demás, pero si lo ves en policiales como Cacería, de Ezio Massa, notas que puede hacer de malo y, a la vez, puede dar el papel cómico, como hizo en Soy Gitano. Las dos cosas combinadas te daban un Charles Bronson que también podía ser gracioso. Fuimos a hablar con él, para conocerlo, y en el momento era igual al personaje. Le había dejado el guión, lo había leído, y ya todo lo que tenía para aportar cuando nos conocidos eran cosas a favor. Lo de El Inca del Sinaí se le ocurrió a él. El primer día que nos conocimos nos tiró esas ideas, así que listo. Y después, el en rodaje, siguió aportando a la película. Siempre a favor, nunca se quejaba de nada... El actor de ensueño.


P: Trabajando con los actores, ¿te atienes más al guión, le das lugar a la improvisación o depende de cada circunstancia?

R: Como era mi primera película, un poco estaba tocando de oído. Había estado en algunos rodajes, y había aprendido que era importante ensayar con los actores antes, porque si en el rodaje tienes que correr todo el tiempo, lo ideal es que tengan los papeles lo más masticados posible. Un mes y pico antes ensayamos con Juan, Boris y Luis Ziembrowski. Leíamos el guión y cambiamos los diálogos para que sonaran más realistas, más familiares para cada actor. Nos juntábamos un par de veces por semana y nos divertíamos; no era un clavo ir a ensayar. Cuando llegó el rodaje, ya sabíamos qué habíamos cambiado y qué se podía improvisar, sobre todo algunos textos de Aranosky. Si alguien propone improvisar algo que es mejor que lo del guión y funciona, adelante. Muchos diálogos entre Juan y Boris fueron improvisados, por ejemplo.


P: No es exagerado decir que la película le duele al espectador por las extremas y fuertemente logradas escenas de acción. ¿Cómo las trabajaste?

R: Básicamente robándole a Sam Peckinpah… Jaja. Bueno, no del todo. Por un lado, los tiroteos los trabajamos con Nico, haciendo una planta de qué iba a pasar en cada ambiente, y eso lo armamos después con Franco Buratini, de Piromanía –quizás el tipo más proactivo del mundo-, y Kato Quiril, que la tiene clarísima y armó las peleas. Hubo cuatro variables importantes:

-Ensayar las peleas porque no había tiempo de rodaje suficiente para cortar cada dos trompadas, así que todos los actores involucrados en las secuencias de acción se aprendieron todos los movimientos y las actuaron completas. Lo que hice fue filmarlas enteras varias veces desde tres o cuatro ángulos y ya.

-Filmar los tiroteos a dos cámaras, porque una botella explota sólo una vez… Si querés dos planos de la botella para cortar de cámara lenta a normal como hacía Sam, hay que ir a dos cámaras, flaco.

-Tener actores de hierro: las tres principales peleas cuerpo a cuerpo fueron interpretadas por los actores mismos, sin dobles. Juan Palomino, Nico, Kato, Vic Cicuta y Leandro de la Torre se tiraron al piso, se comieron golpes, y pusieron el pecho como verdaderos gladiadores. Y tuvieron sus moretones de recuerdo también… Si tenía que cortar para que venga el doble de alguno, no terminábamos. Así que la falta de tiempo de alguna forma jugó a nuestro favor.

-Las locaciones, los lugares tenían que ser funcionales a lo que iba a pasar ahí adentro. Una de las razones por las que elegimos esa locación fue que tenía ese baño genial y enorme para “esa” escena.


P: Es muy difícil encontrar influencias de ”Diablo” en el cine argentino. ¿Las hay? ¿Y cuáles son las películas extranjeras?

R: Influencias argentinas: Alguuuunas hay. Huguito es el clásico chanta porteño y no desentonaría en Nueve Reinas, aunque no podría decir que es una influencia. El nombre de Varela (Kato Quiril) es un homenaje al Comandante Varela encarnado por Héctor Alterio en La Patagonia Rebelde, y en un lugar viene a tener el mismo significado. El humor de No Habrá Más Penas ni Olvido, me parece glorioso. Noches sin Lunas ni Soles, sobre todo la pandilla de Maly y Cacho Espíndola con Boy Olmi, que no pegan una, y el buchón de Rudy Chernikoff, creo que tienen que ver con el lenguaje de Diablo. Ese tipo de realismo porteño me llega. Lo mismo podría decir de 76-89-03, donde hay un lenguaje propio de estafadores-chamuyeros-perdedores. A su vez, el cine de German Magariños, un director del super under, está presente en la escena con el gordo y el pelado en el baño, donde se va todo al carajo. En un lugar pasa eso, porque entramos un poco en ese mundo magariñesco. Es más, son actores de sus películas.

Para el boxeo del comienzo, miré bastante Gatica, para ver cómo estaba rodada y básicamente esa escena tiene influencias de Gatica, Reto en la Noche, de Ferrara y de Toro Salvaje, claro. La sangre negra sobre el ojo es 100% Jake La Motta.

Influencias extranjeras: Hay de todo: el Cameron de Aliens (cuando la vean sabrán por qué), Peckinpah, Wes Anderson, Leone, Tarantino, obviamente Scorsese y Toro Salvaje, el Ferrara de Reto en la Noche (la idea del trauma de Marcos tiene mucho del Matty que hace Tom Berenger en esa película, y los flashbacks de boxeo también). Mamet tuvo algo que ver también, de una forma extraña. Tiene cosas de Mamet, pero lo que intentamos hacer fue un anti-Mamet: dar la vuelta a la idea del plan maestro donde todos engañan al otro y al final había uno más inteligente que los demás. Aquí el “plan maestro” es cualquiera. Me gustan cosas del nuevo cine francés, como L’Insitinct de Mort y L’Ennemi Public No. 1,de Jean Francois Richet, o las peleas tipo Peckinpah, del comienzo de Pacto de Lobos. También cosas de los Coen más relajados, como Miller’s Crossing o Lebowski.


P: Diablo ganó el premio a la Mejor Película Argentina en la edición 2011 del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. ¿Cómo lo viviste?

R: ¡Con mucha alegría! (risas) Con Nico fuimos pensando que no íbamos a ganar. Ya era un milagro haber entrado. Y después, como en el festival te encuentras con gente que te habla de la película, pensamos que por ahí teníamos una oportunidad, pero no de ganar como Película Argentina sino alguna mención o algo así. Y ganamos y estuvo buenísimo porque no lo esperamos, y nos pagaba la ampliación, porque la película no tiene a Fox atrás. Pero en la entrega de premios, los nervios estaban. De alguna manera, quieres ganar.


P: ¿Cuáles son tus próximos proyectos?

R: Estoy escribiendo dos películas, una con Sergio Boris que se llama Dos para una Mentira, y otra llamada Zabojka!, con Fabian Forte. La primera es una comedia delirante y la segunda… ¡también! Pero son muy diferentes entre sí, por suerte.


El Director
Nicanor Loreti, nacido en Buenos Aires en 1978, trabajó durante varios años como editor de la Revista La Cosa. También colaboró con revistas estadounidenses, como Fangoria, Shock Cinema and Psychotronic Video, y publicó los libros de entrevistas Cult People, tanto en Inglaterra, EE.UU. y Argentina. Su trabajo como guionista incluye el psicodrama de terror Breaking Nikki (2009), La Memoria del Muerto (2012) y Hermanos de Sangre (2013). Como escritor & director, su currículum incluye el documental La roca H y DIABLO.


Equipo artístico
Juan Palomino - Marcos
Sergio Boris - Huguito
Luis Aranosky - Café con leche
Luis Ziembrowski - Oficial Fridman
Hugo Quiril - Coronel Varela
Nicolas Galvano - Rocco Dominguez