Drama épico que narra la increíble vida del piloto y héroe de guerra Louis "Louie" Zamperini (Jack O'Connell), que junto a dos tripulantes sobrevivió 47 días en una balsa después de que su bombardero se estrellara, antes de ser capturados por la marina japonesa y mandados a un campo de prisioneros durante la II Guerra Mundial.
Zamperini y sus dos compañeros Phil (Domhnall Gleeson) y Mac (Finn Wittrock) consiguen sobrevivir a pesar de llevar varias semanas perdidos en el océano Pacífico.
Además de Jack O'Connell, Domhnall Gleeson y Finn Wittrock, completan el reparto Garrett Hedlund y John Magaro como dos prisioneros de guerra que crean lazos de camaradería durante su cautiverio; Alex Russell es Pete, el hermano de Zamperini; y en su primera película de habla inglesa, el actor japonés Miyavi como el brutal guardia conocido con el apodo de "El pájaro".
Prólogo
Cuando hablé por primera vez con Louie Zamperini por teléfono una soleada tarde hace más de diez años, yo estaba buscando una buena historia. A medida que me iba contando los años de su ajetreada y memorable vida, supe que no solo había encontrado una buena historia, sino quizá la historia de la vida más extraordinaria que había oído hasta entonces.
Todo en él me asombraba: su juventud rebelde, la rapidez con que se clasificó para los Juegos Olímpicos y su conversación con Hitler, la dura vida de tripulante de bombardero en la II Guerra Mundia, el naufragio de 47 días y 3.500 kilómetros en una balsa con los tiburones al acecho, el hambre, su captura, los largos meses de casi esclavitud en un campo de prisioneros, los años luchando contra el estrés postraumático y, por fin, el maravilloso momento de la redención. Había material suficiente para construir una leyenda.
Cuando colgué el teléfono después de esta conversación, la primera de muchas que mantendría con Louie, algo me decía que el protagonista era aún más importante que la historia que acababa de oír. Louie era especial, no tanto por los acontecimientos que llenaron su vida, sino por la forma en que se enfrentó a todos ellos. Mostró fuerza ante el sufrimiento, alegría ante la pérdida, perdón ante la crueldad, y tuvo una esperanza sin límite. Veía su odisea como un regalo, una lección que le enseñó a soportar los golpes de la vida y salir adelante siendo un hombre feliz. Su sonrisa era contagiosa porque cuando miraba a su alrededor, solo veía lo bueno. Este hombre maravilloso deseaba que todos nosotros viéramos en nuestras vidas lo que él había visto en la suya. Su historia es un auténtico regalo.
Fue un gran privilegio y un inmenso placer conocer a Louie Zamperini, como lo es contar su vida. Y ahora espero con anhelo la reacción del público ante la maravillosa película de Angelina Jolie en la que se narra la vida de Louie, y que no solo capta el drama que vivió, sino al hombre irreprimible con toda su valentía, su bondad y su inspiración.
Laura Hillenbrand