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Everest cartel reducidoEverestDirigida por Baltasar Kormákur
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Riesgos incalculables, enormes dificultades, años de entrenamiento para hacer frente a retos imposibles de prever, condiciones inhóspitas e inimaginables... A pesar de todo lo anterior, hace más de un siglo que aventureros procedentes de todo el mundo intentan dar un mayor significado a su vida enfrentándose a la escalada más peligrosa de la Tierra: el monte Everest. Posiblemente se sientan inspirados por legendarios pioneros como Tenzing Norgay y sir Edmund Hillary. O quizá, intenten buscar la inmensidad de la naturaleza y comprender la pequeñez del ser humano. Aunque les motiven razones espirituales o la necesidad de sentir la adrenalina que produce el peligro, la fragilidad humana queda al descubierto cuando choca con una feroz tormenta en la cima del mundo.

La épica aventura que dejará sin aliento a más de uno está protagonizada por una selección de grandes talentos internacionales encabezados por JASON CLARKE (La noche más oscura, El amanecer del planeta de los simios) en el papel de Rob Hall, el jefe de Adventure Consultants (Asesoramiento Aventuras) y líder de la expedición; JOSH BROLIN (No es país para viejos, Valor de ley) como Beck Weathers, un patólogo texano decidido a coronar el Everest; JOHN HAWKES (Las sesiones, Winter's Bone) como Doug Hansen, un cartero entusiasta y aventurero que no llegó a la cima el año anterior; ROBIN WRIGHT (la serie "House of Cards", Millenium: Los hombres que no amaban a las mujeres) como Peach Weathers, la mujer de Beck que le espera en Texas; MICHAEL KELLY (la serie "House of Cards, El intercambio) como Jon Krakauer, un periodista de la revista Outside y miembro del equipo de Hall; SAM WORTHINGTON (Avatar, Ira de titanes) como Guy Cotter, un guía y buen amigo de Hall que rehúsa rendirse; KEIRA KNIGHTLEY (Orgullo y prejuicio, The Imitation Game/Descifrando el enigma) como la Dra. Jan Arnold, la mujer embarazada de Rob en su casa de Nueva Zelanda; EMILY WATSON (War Horse/Caballo de batalla, La novia cadáver) como Helen Wilton, el auténtico corazón de Adventure Consultants, que actúa como coordinadora de logística y directora del Campamento Base, y JAKE GYLLENHAAL (Nightcrawler, Southpaw) como Scott Fischer, el líder de la expedición Mountain Madness (Locos por la montaña).

EVEREST está producida y dirigida por BALTASAR KORMÁKUR (2 Guns, Contraband), y producida por TIM BEVAN (El gran Lebowski, Los miserables) y ERIC FELLNER (La teoría del todo, Anna Karenina), de Working Title Films; BRIAN OLIVER (Cisne negro, Los idus de marzo) y TYLER THOMPSON (Caminando entre las tumbas, La mujer de negro), de Cross Creek Pictures, y NICKY KENTISH BARNES (Una cuestión de tiempo, Un niño grande).

Universal Pictures y Cross Creek Pictures presentan EVEREST en asociación con Walden Media. El guión es de WILLIAM NICHOLSON (Gladiator, Invencible), nominado al Oscar en dos ocasiones, y del oscarizado SIMON BEAUFOY (Slumdog Millionaire, 127 horas).

El equipo técnico está formado por el director de fotografía SALVATORE TOTINO (El código Da Vinci, Cinderella Man, el hombre que no se dejó tumbar); el montador MICK AUDSLEY (Harry Potter y el cáliz de fuego, 12 monos); el diseñador de producción GARY FREEMAN (Maléfica, El mito de Bourne); el diseñador de vestuario GUY SPERANZA (El caballero oscuro, Batman Begins); la estilista y diseñadora de maquillaje JAN SEWELL (La teoría del todo, Los miserables), y el oscarizado compositor DARIO MARIANELLI (Expiación - Más allá de la pasión, Anna Karenina).

Los productores ejecutivos son ANGELA MORRISON (Los miserables), LIZA CHASIN (La teoría del todo), EVAN HAYES (Contraband), RANDALL EMMETT (El único superviviente), PETER MALLOUK (Caminando entre las tumbas), MARK MALLOUK (Caminando entre las tumbas) y LAUREN SELIG (El único superviviente).

La aventura de acción se rodó a mucha altura en el Everest, Nepal, en los Alpes italianos, así como en los estudios Cinecitta de Roma y en los estudios Pinewood, Reino Unido. La película puede verse en IMAX 3D, en pantallas de gran formato 3D Premium y en los formatos habituales 2D y 3D.


Un día que hizo historia: La ascensión de 1996
El 10 de mayo de 1996 ofreció un amanecer espléndido. Rob Hall, jefe de la expedición de la empresa neozelandesa Adventure Consultants, meticuloso y siempre preocupado por la seguridad, y Scott Fischer, encargado de la expedición de la empresa Mountain Madness de Seattle, un alpinista de gran experiencia, seguidos por sus equipos, encararon el último tramo de la montaña más alta de la Tierra, el Everest, a 8.848 metros por encima del nivel del mar, el equivalente a la altitud de vuelo de un Boeing 747. Los dos equipos llevaban dos meses ascendiendo la montaña, aclimatándose al frío extremo y a la falta de oxígeno a una altura donde el mero hecho de andar puede ser agotador.

Tres alpinistas del grupo de Hall y dos sherpas alcanzaron la cumbre aquel mismo día, pero se desató una tormenta de una violencia inesperada mientras los cinco hombres emprendían el descenso. Al no amainar la tormenta y al acercarse la noche, Hall intentó desesperadamente ayudar a un cliente agotado, el cartero Doug Hansen, a bajar por una pared de unos 12 metros a 8.790 metros de altitud conocida como el Escalón Hillary en honor al legendario alpinista neozelandés sir Edmund Hillary.

Al atardecer, Hall quedó exhausto por el esfuerzo realizado en el rescate de Hansen. Ante la imposibilidad de bajar, decidió quedarse solo a merced de los elementos, en la Cima Sur, a 8.764 metros de altura. Al día siguiente, la tormenta no había remitido, impidiendo que otros alpinistas consiguieran rescatarle desde arriba por falta de visibilidad. Los intentos desde abajo también fracasaron.

Andy "Harold" Harris, un guía de Adventure Consultants de Nueva Zelanda, desapareció casi en la cima de la montaña. Fue avistado por última vez ascendiendo de nuevo por la Cima Sur para prestar ayuda a Hall y a Hansen. Pasó parte de la primera noche con Hansen bajo ráfagas que alcanzaban los 130 kilómetros por hora y a 40 grados centígrados bajo cero, pero Harris desapareció en la oscuridad y nunca volvió.

Fischer, que había alcanzado la cumbre con dos guías, Anatoli Bukréyev y Neal Beidleman, y con seis clientes, también tenía graves dificultades para bajar. Acompañado por el sherpa Lopsang, jefe de los sherpas de Mountain Madness, Fischer se derrumbó al superar el Balcón, a 8.412 metros, y convenció a Lopsang de que siguiera bajando sin él. Lopsang inició el descenso con la esperanza de que alguien subiera con oxígeno desde el campamento para ayudar a Fischer.

Por su parte, Bukréyev había empezado a bajar antes que sus clientes e intentó llegar hasta Fischer, pero se vio obligado a retroceder debido a las condiciones meteorológicas extremas. Esa misma noche consiguió rescatar a otros alpinistas perdidos más abajo, a 7.925 metros, en el Collado Sur (así llamado por ser el punto más bajo de una cresta entre dos picos).

Mientras tanto, otros hombres luchaban por sobrevivir a unos 850 metros más abajo del Collado Sur. A Beck Weathers, un patólogo originario de Texas que formaba parte de la expedición de Adventure Consultants, le deslumbró la nieve mientras ascendía. Le habían operado de los ojos años antes, y al cruzar la "zona de la muerte", un lugar donde la falta de oxígeno hace que se paralicen literalmente sistemas vitales del cuerpo, empezó a perder visión hasta no ver más allá de un metro.

Hall le hizo prometer que no seguiría adelante y que le esperaría para que bajaran juntos. A las pocas horas, se levantó la tormenta, envolviéndole completamente y sin posibilidad de resguardarse.

Unos alpinistas que bajaban de la cima encontraron a Weathers y le prestaron ayuda. Le ataron al guía Mike Groom, de Adventure Consultants, mientras intentaban encontrar el Campamento Cuatro, a unos 7.925 metros de altura, en el Collado Sur. Pero la tormenta de nieve y la profunda oscuridad les impidió localizar el campamento en la llanura del Collado. Agotados, su única esperanza era formar una piña para protegerse del viento glacial, y esperar a que hubiera un poco de visibilidad para encontrar sus respectivos campamentos.

Cuando la tormenta amainó ligeramente, Groom aprovechó para ir en busca de ayuda. Sabía que disponía de muy poco tiempo. Todos estaban profundamente debilitados después de las 27 horas pasadas a la intemperie, y de haberse quedado sin oxígeno, agua y comida. Con parte de las extremidades congeladas, exhaustos, habían agotado su esperanza de sobrevivir.

Groom llegó al campamento y Bukréyev regresó a las pocas horas, aunque en plena noche, para rescatar a los tres clientes de Mountain Madness. Sin embargo, decidió que los clientes de Hall, Weathers y la alpinista japonesa Yasuko Namba, que ascendía las Siete Cumbres por séptima vez, no podían salvarse debido al estado de congelación y debilidad que les impedía hablar o moverse.

En lo que posteriormente fue descrito como un milagro del alpinismo, Weathers reaccionó, y a pesar de estar casi ciego, con las manos congeladas hasta las muñecas, consiguió llegar a una tienda del Campamento Cuatro la tarde siguiente. Un día después, un equipo de rescate compuesto por alpinistas de otras expediciones le trasladó al Campamento Uno, a 6.035 metros. La descripción de los que le vieron fue la de "un cadáver andante".

Guy Cotter, otro guía de Adventure Consultants, también estaba en la zona, encabezando una expedición en el cercano Monte Pumori. Había estado en contacto por radio con Hall durante la escalada a la cumbre del Everest, y al empezar la tormenta entendió de inmediato la peligrosa situación en la que estaba su amigo. A la mañana siguiente recorrió la corta distancia que le separaba del Campamento Base, situado a 5.534 metros, para ofrecer su ayuda al equipo de rescate.

Intentó organizar una expedición para rescatar a Hall, pero los dos sherpas que salieron en su busca se vieron obligados a retroceder a solo 106 metros de donde se encontraba, demasiado agotados para seguir. La terrible tormenta había dejado a todos exhaustos. No quedaban alpinistas en las suficientes buenas condiciones como para bajar a Hall de las terriblemente escarpadas pendientes y decidieron cancelar los intentos de rescate. Los supervivientes del Collado Sur y sus compañeros sherpas iniciaron el descenso hacia el siguiente campamento.

Peach Weathers y Lisa Choegyal, que llevaba años viviendo en Katmandú, se pusieron en contacto con la Embajada estadounidense para conseguir que un helicóptero nepalí rescatara a su marido Beck y a otro alpinista de la Cascada de Hielo, a 6.000 metros de altitud. El rescate ha sido descrito como uno de los más atrevidos que se hayan llevado a cabo en las montañas de Nepal.

Beck Weathers sobrevivió, pero la tormenta se llevó a Rob Hall, Scott Fischer, Andy Harris, Doug Hansen y Yasuko Namba, además de otros tres alpinistas pertenecientes a un grupo formado por policías indotibetanos, la primera expedición india en alcanzar la cima desde el Collado Norte, situado a 7.020 metros. Hasta entonces había sido el día más mortífero de la historia del ascenso al Everest.

Esta historia de resistencia, superación y ambición sin límites cautivó a los medios y la imaginación del planeta. La aventura de los valientes supervivientes y de los aventureros que nunca volvieron sigue siendo de máxima relevancia hoy en día.


La llamada de la montaña: Plasmar una historia real en la gran pantalla
La cima del Monte Everest, la montaña más alta de la Tierra, supera los 8.800 metros sobre el nivel del mar, más o menos la altura a la que vuela un Boeing 747. El temible pico ha visto a miles de atrevidos alpinistas que sienten la necesidad de enfrentarse al mayor reto que ofrece la escalada. Los acontecimientos del mes de mayo de 1996 fueron los más trágicos en la historia de la escalada al Everest hasta entonces. Los medios del mundo entero siguieron minuto a minuto la historia, que no tardó en convertirse en el tema de varios documentales y de bestsellers cuyas descripciones se contradecían a menudo.

El productor Tim Bevan, de Working Title, empezó a interesarse por la historia en 1997 al leer el libro de Jon Krakauer Mal de altura. El periodista formaba parte del equipo de Adventure Consultants, liderado por Rob Hall, y había escrito un artículo para la revista "Outside". Eric Fellner, el socio productor de Tim Bevan, compartió su entusiasmo por el proyecto, y ambos se enteraron de que Universal Pictures, con quien tienen un acuerdo de distribución desde hace años, poseía los derechos de otras publicaciones en torno a lo ocurrido.

Uno de esos libros es Left for Dead: My Journey Home from Everest (Dado por muerto: Mi viaje a casa desde el Everest), en el que la película se inspira en parte, así como en la última conversación por satélite entre Rob Hall y su esposa, Jan Arnold. Las familias de los escaladores desaparecidos no hablaron públicamente de los trágicos acontecimientos; sin embargo, siempre existió un diálogo con los productores mientras se buscaba el momento oportuno para rodar un largometraje.

Tim Bevan dice: "Para empezar, nos pusimos en contacto con DAVID BREASHEARS, que estuvo en la montaña en 1996 y rodó el influyente documental IMAX acerca del Everest. Descubrí que disponía de la mejor documentación. Al ser una historia tan emotiva y fascinante, mucha gente ha querido escribir o contar lo que ocurrió y se ha convertido en una especie de Cubo de Rubik. En cuanto se mueve, aparece otra posibilidad. Por eso mismo corría el peligro de no ser contada nunca en la gran pantalla, pero reconozco que llevaba tiempo siendo uno de los proyectos que más apasionaba a Working Title".

Aunque se pensó en hacer la película a finales de los noventa con Stephen Daldry como director, los elementos no empezaron a encajar hasta el año 2011. Los guionistas William Nicholson y Simon Beaufoy, los dos con grandes éxitos en su haber, se unieron para escribir un guión magnífico y emotivo. Además, los avances en efectos visuales ya hacían posible captar las terribles condiciones de esas 48 horas sin que el equipo corriera el menor riesgo.

En ese momento, Tim Bevan y Eric Fellner se pusieron en contacto con el realizador Baltasar Kormákur, que se encontraba en Los Ángeles rodando el thriller de acción Contraband, también producido por Working Title, y protagonizado por Mark Wahlberg y Kate Beckinsale. Nicky Kentish, que produce EVEREST con Tim Bevan y Eric Fellner, dice: "Baltasar era el hombre idóneo para llevar a cabo esta tarea. Se entregó totalmente con el fin de plasmar la historia con absoluta autenticidad".

Muy aclamado en su país natal, Islandia, Baltasar Kormákur es un director que se mueve cómodamente entre el drama y la acción, además de estar muy familiarizado con temperaturas extremas. Tiene en su haber las películas 101 Reikiavik, Verdades ocultas, Las marismas e Inhale. Después de Contraband, dirigió Djúpið, donde se describe la historia real del superviviente de un naufragio en las heladas aguas de la costa islandesa. Preseleccionada para los Oscar 2012, la película demuestra el talento del director enfrentado a los elementos más extremos.

Cuando leyó el guión de EVEREST, el director se entusiasmó: "Los paisajes y la meteorología son una parte importante de mí. En Islandia, la naturaleza nunca está muy lejos. Las erupciones volcánicas y las avalanchas bajo las que desaparecen pueblos enteros nos recuerdan constantemente la fuerza de la madre naturaleza. Después de recorrer a caballo y durante semanas las montañas de Islandia sin encontrarme con el menor rastro de civilización, tuve ganas de contar la historia de unas personas atrapadas en condiciones extremas, obligadas a revelar su auténtico yo de una forma sutil, mientras enseñan cada vez más quiénes son a medida que crecen las dificultades. Por lo que yo he vivido, puedo asegurar que nunca se sabrá quién es realmente un amigo hasta llegar a una situación extrema, cuando las cosas se ponen mal. La posibilidad de contar una historia única que transcurre en la montaña más alta del mundo, me pareció una oportunidad que no podía dejar pasar bajo ningún concepto".

Baltasar Kormákur añade que la idea le despertó algo en lo más profundo de su ser: "Desde el primer momento quise rodar esta historia de la forma más real posible. Eso significa llevar al espectador al Everest y mostrarle la montaña como nunca se ha visto hasta ahora y, a la vez, crear una película intimista, cercana a la relación entre los personajes, algo que suele escasear en las grandes producciones". Y añade, después de un momento de reflexión: "El Everest es la metáfora perfecta de toda ambición, y cualquiera que tenga ambiciones debe saber equilibrarlas con la vida familiar. Está la montaña y está el hogar; la distancia entre ambos es enorme, y cada uno tira en una dirección opuesta".

El cineasta se sintió fascinado por el hecho de que tantas personas quieran escalar el Everest. También le atrajo la gloria y el deseo de cumplir el sueño de una vida. "Desde luego, cabe hacer la pregunta: '¿Qué necesidad tienes de escalar el Everest?' Pero nadie sabe realmente qué contestar", explica. "Y ocurre lo mismo cuando se pregunta: '¿Qué necesidad tienes de vivir, qué necesidad de hacer algo?' Incluso las personas ricas necesitan hacer algo. Me parece que es una de esas preguntas difíciles de contestar".

Baltasar Kormákur se sumergió en toda la documentación disponible para descubrir lo que había pasado aquel fatídico día en el pico más alto del mundo. "Es una historia conocida, está muy documentada", dice el director, "pero hay versiones diferentes y algunas se contradicen radicalmente".

En conversaciones con los otros productores y con los guionistas, insistió en que la historia debía contarse respetando a todos los que se vieron involucrados. Era de suma importancia que se honrara la memoria de las ocho personas que perdieron la vida aquel día en la montaña y contar una historia donde no se intentara justificar ni criticar las decisiones que se tomaron antes y después del ascenso.

Por ejemplo, uno de los problemas más comunes a los que se enfrentan los alpinistas deseosos de subir al Everest son los retrasos causados por la cantidad de escaladores atraídos por la famosa montaña. Aquel día de mayo, 34 personas de diferentes expediciones intentaron llegar a la cima, pero nadie podía prever que se desatara semejante tormenta cuando todo indicaba que las condiciones meteorológicas eran perfectas.

El coproductor David Breashears empezó a trabajar en el proyecto con Working Title hace más de diez años y ha sido un asesor muy valioso. En 1996, cuando tuvo lugar la tragedia, estaba en la montaña dirigiendo y rodando el documental IMAX Everest, estrenado en 1998. Pudo contarles a los actores y al equipo lo que significó realmente una tormenta tan terrible. "Todos los que hemos participado en esta película nos hemos preocupado por su autenticidad y por respetar a los personajes", dice.

GUY COTTER, el asesor jefe de la expedición que ayudó a coordinar el rescate fallido de su amigo Rob Hall, y que actualmente dirige Adventure Consultants, ayudó a los productores a plasmar la realidad en la gran pantalla. Guy Cotter y Rob Hall habían escalado juntos desde que eran adolescentes. "Los guías alpinos de gran altitud formamos una hermandad, y los acontecimientos de 1996 nos enseñaron muchas cosas", explica. "Nos hicimos preguntas; sobre todo, cómo impedir que algo así volviera a suceder. En cierto modo, nos ayudó a crecer, a madurar".

"Rob estaba en su mejor momento como alpinista", sigue diciendo. "Pero nuestra profesión, la de guías alpinos de gran altitud, estaba empezando. Los pioneros no siempre sobreviven cuando descubren los parámetros del entorno en el que se encuentran".

Baltasar Kormákur , para llevar a buen término lo que describe como "lo más difícil que he hecho en mi vida", decidió leer todo lo publicado y ver todo lo grabado acerca de los acontecimientos. Habló con un sinfín de escaladores que habían alcanzado la cumbre del Everest, intentando comprender qué motiva a un alpinista. Viajó al Everest durante la preproducción, antes de desplazarse a Nueva Zelanda para conversar con los supervivientes y los familiares de los fallecidos.

"Disfrutar de la oportunidad de ir al Everest fue un auténtico regalo", dice, hablando de lo que aprendió. "Viajar hasta allí, conocer esa parte del mundo. ¿Quién no ha soñado con el Everest? Pero hasta entonces no formaba parte de mis planes".

Los otros dos productores son Brian Oliver y Tyler Thompson, de Cross Creek Pictures, que en 2013 se unieron a Working Title para llevar a la pantalla la extraordinaria Rush. "La producción se basó en una profunda colaboración a una escala insospechada", dicen los dos productores. "Basta con oír 'Monte Everest' para sentirse transportado a un mundo de aventura, mezcla de admiración y respeto, no solo por las personas que han conquistado la cima, sino por las que han muerto intentando hacer realidad un sueño. La película es un retrato intimista de lo que significa agarrarse a la vida en condiciones de inimaginable dureza, y Baltasar es uno de los pocos realizadores que pueden capturar en la pantalla los riesgos, la tensión y el entusiasmo que se siente al sobrevivir a más 8.000 metros de altura".

Con la preproducción en marcha, quedaba encontrar a los actores que darían vida a los valientes personajes. Los productores y el realizador supieron reunir un reparto coral de gran talento y perfectamente preparado para enfrentarse al esfuerzo físico y emocional que significa contar la historia de EVEREST con todos sus detalles.


Soñadores y héroes: Encontrar a los escaladores
Teniendo en cuenta la entrega que Baltasar Kormákur y los productores iban a pedir a los actores de EVEREST, supieron desde el primer momento que la única forma de conseguirlo era que parte del rodaje transcurriera en Nepal

El realizador explica lo que buscaba en cada actor: "Necesitaba que el reparto se enfrentara a los elementos y superara sus temores. Y no existía un método fácil ni sencillo para conseguirlo. Si queríamos rodar en la ladera del Everest a una altura considerable, había que llegar allí andando. Tampoco fue fácil rodar a 34 grados bajo cero en el valle Senales durante 12 o 14 horas diarias durante seis semanas, ni montar un congelador gigante en el plató para lanzar nieve sobre los actores. Y esto son dos ejemplos de lo que hicimos. Pero si alguien empezaba a autocompadecerse, le bastaba con recordar a los verdaderos protagonistas y por lo que pasaron. De poco iban a servir nuestros esfuerzos si no éramos capaces de contar con absoluta autenticidad la historia de Rob Hall, Jan, Beck, Doug, Scott Fischer y Anatoli".

El actor australiano Jason Clarke, conocido por sus papeles en El amanecer del planeta de los simios y la muy premiada La noche más oscura, da vida al neozelandés Rob Hall, un respetado alpinista que descubrió la escalada de muy joven cuando vivía cerca de los Alpes del Sur, en la Isla Sur de Nueva Zelanda. En 1980, a los 19 años, coronó su primera cima en el Himalaya, el Ama Dablam en Sola Khumbu, de 6.856 metros. En 1990 llegó a la cumbre del Everest con su compañero escalador Gary Ball y con Peter Hillary, el hijo del famoso alpinista. Se hicieron mundialmente famosos al realizar una llamada por satélite desde la cima que fue retransmitida en directo por la televisión neozelandesa.

A continuación, Rob Hall y Gary Ball dedicaron sus esfuerzos a recaudar fondos para realizar una gira mundial y escalar las Siete Cumbres, en otras palabras, los picos más altos de cada continente. Lo complicaron aún más al apostar que lo harían en solo siete meses, cosa que consiguieron con solo unas horas de margen, haciéndose famosos en Nueva Zelanda. En 1992, con los beneficios de la aventura, fundaron una empresa internacional dedicada a organizar expediciones de alta montaña, Adventure Consultants.

Para muchos montañeros, el concepto de aventura comercializada era totalmente inaceptable, pero Rob Hall estaba convencido de que la montaña era para todos, y si había clientes dispuestos a pagar a guías expertos, ellos lo ofrecían. Adventure Consultants no tardó en convertirse en una empresa de renombre para las personas hambrientas de aventuras. Gary Ball murió de un edema cerebral causado por la altitud en un pico de Nepal en 1993. Tres años después, en 1996, Rob Hall había llevado a 39 alpinistas a la cima del Everest. Aunque el precio de una ascensión guiada a la cumbre del Everest - varias decenas de miles de dólares - era mayor que lo que pedía la competencia, la reputación de Hall atraía a clientes de todo el mundo.

Hablando de su personaje, Jason Clarke dice: "Rob amaba profundamente la montaña y los lugares más agrestes de la Tierra. Una cosa es hacerlo solo, y otra muy diferente es estar dispuesto a compartir la experiencia con otros. Por lo que sé, Rob disfrutaba enormemente guiando a los demás, enseñándoles a ver lo que él veía y ayudándoles a alcanzar sus sueños".

El actor conocía la historia antes de que los productores le ofrecieran el papel de Rob Hall y consideró un honor poder interpretarle: "Sabía lo que había pasado. Incluso recuerdo dónde estaba cuando me enteré. Al transcurrir durante varios días, todos tuvimos tiempo de imaginar el horror por el que estaban pasando. La historia me tocó profundamente y sentí una auténtica conexión emocional".

Baltasar Kormákur, que también fue actor, cree que Rob Hall no es un personaje fácil de encarnar. "Era bastante conservador", explica. "Le habían puesto un mote, 'El alcalde del Campamento Base' por su empeño en planearlo y controlarlo todo, dos cualidades que pueden llegar a ser muy molestas. Algunos actores tenderían a aportar algún rasgo simpático al personaje, pero Jason se hizo con esas características, las asumió y se preocupó por encarnar al hombre tal como era realmente".

Para ser lo más fiel posible a su personaje, el intérprete habló en varias ocasiones con la alpinista Jan Arnold, la viuda de Rob Hall. "Jason pudo encarnar a la perfección el gran amor que Rob compartía con su esposa", sigue diciendo el director. "También supo mostrar que si tomó la decisión equivocada en cuanto a Rob Hansen fue porque era un hombre bondadoso. Esa bondad queda revelada a través de la interpretación de Jason".

Al aceptar el papel, Jason Clarke entendió perfectamente la responsabilidad que significaba encarnar a una persona que existió realmente. Viajó a Nueva Zelanda en compañía de Baltasar Kormákur y del productor Tim Bevan para conocer y hablar con Jan Arnold y su hija Sarah. Conocerlas fue una auténtica piedra angular para construir el papel. "Nos vimos durante varias horas durante dos o tres días", explica el actor. "Oír su punto de vista me sirvió enormemente, oír su experiencia, aunque fuera 17 años después. Compartieron mucho conmigo, aunque al principio la situación fue algo tensa", reconoce.

A medida que hablaban, Jason Clarke entendía cómo hacer frente al reto que había aceptado. "Me abrió los ojos, empecé a ver cómo podría encarnar a ese hombre, a entender mi responsabilidad porque debía hacerle justicia. De pronto, se convirtió en algo personal, debía estar seguro de lo que había pasado porque es uno de los grandes misterios del Everest. Cualquier alpinista conoce la historia y tiene una teoría, una opinión de lo que ocurrió y de por qué ocurrió", dice.

Además, Jason Clarke debió entrenarse con Guy Cotter, que actuó de asesor jefe alpino en la película. La relación entre el actor y el alpinista fue más allá de unas simples clases de alpinismo. "Guy era uno de los mejores amigos de Rob; se conocían desde hacía años y habían escalado mucho juntos", explica el actor. "Hacerme amigo de Guy me permitió entender el sentido del humor neozelandés, que nada tiene que ver con el australiano, además de aprender muchas cosas acerca de Rob".

En su afán de asimilar lo máximo posible sobre alpinismo y el equipo que llevan los montañeros, el actor siguió escalando hasta el comienzo del rodaje. Cuando MARTIN HENDERSON fue seleccionado para interpretar a Andy "Harold" Harris, empezaron a escalar juntos desde el Ben Nevis en Escocia hasta el glaciar Tasman en Nueva Zelanda. Era muy importante que ambos actores conocieran los elementos que posteriormente se simularían en el plató mediante máquinas de viento y de nieve.

Jason Clarke se empeñó es descubrir qué se sentía al estar a merced de los elementos durante horas: "Quería depender totalmente de mi equipo y de mí mismo para aguantar y saber lo que realmente pasa por la cabeza en condiciones semejantes. Era consciente de que deberíamos sufrir si queríamos hacerlo bien, aunque fuera en un plató y, desde luego, a altitudes muy inferiores a los 9.000 metros". También estudió meticulosamente las fotografías de Rob Hall, escuchó entrevistas radiofónicas para imitar el acento a la perfección e incluso dejó de tomar café porque los alpinistas de la expedición solo bebían té".

A Guy Cotter le impresionó la capacidad de mimetismo de Jason Clarke. "Jason me pareció un acérrimo defensor de la credibilidad y la reputación de Rob", dice el alpinista. "No quería de ningún modo que se simplificara la historia a cambio de un mayor dramatismo ni que se apartara de la verdad porque se sentía muy cercano al personaje. Su caracterización de Rob, su comprensión de la fuerza de Rob y de su visión, son admirables".

Jake Gyllenhaal, nominado a un Oscar y uno de los mejores actores de su generación, es un alpinista y guía estadounidenses llamado Scott Fischer, el primero de esta nacionalidad en coronar el Lhotse, de 8.516 metros de altura, el cuarto pico más alto del mundo.

Scott Fischer creció en Michigan y Nueva Jersey; empezó a estudiar escalada después de ver un programa en televisión. A partir del año 1970 escaló los picos más elevados y difíciles del mundo, además de compartir la intensidad y el placer del alpinismo con muchos otros. Después de 25 años como alpinista y guía, entendía perfectamente que el reto y la sensación de descubrimiento ofrecidos por el alpinismo podían cambiar la vida de mucha gente.

En 1984 fundó Mountain Madness, una empresa dedicada a guiar a escaladores a la cima de los picos más altos del mundo. Encabezó una expedición al Everest en 1984, coronando la cumbre por primera vez. Hasta 1996 no llevó clientes en una expedición.

Conocido por su amor a la vida, Scott Fischer era un guía totalmente diferente de Rob Hall. Sin embargo, Jake Gyllenhaal demostró el mismo fervor que su compañero Jason Clarke encarnando al personaje. "Esta película me interesó desde el primer momento por las personas que quisieron subir al Everest ese día y sus razones para hacerlo", explica. "Creo que la sola idea de escalar el Everest despierta entusiasmo, pero lo que me fascina realmente son las razones que les empujó a hacerlo. El Everest plantea una pregunta que todos llevamos dentro: '¿Qué deseamos lograr en nuestra vida? ¿Qué da significado a nuestra vida?' Esa montaña, literal o figurativamente, hace esta pregunta a todos. Es una metáfora de muchas cosas, y también representa a la Madre Naturaleza humillándonos".

Jake Gyllenhaal descubrió lo que muchos alpinistas ya saben: "No solo se trata de coronar la cima, también cuenta la comunidad, la conexión que se tiene con los otros alpinistas. La cima no siempre es literal. Creo que la verdadera cumbre está en la gente con la que se escala. No nos damos cuenta de que ya hemos coronado la cima a través de las relaciones. A veces, como ocurre en esta historia, lo entendemos demasiado tarde".

El actor apreció lo que significaba adaptar e interpretar una historia real sin distorsionar los hechos. "Estamos atados a los hechos", sigue diciendo, "pero también sentimos la necesidad de aportar nuestra verdad a la situación. Creo que en este caso, todos intentamos convertirnos en ellos, en su esencia, sin dejar de ser fieles a lo que creemos".

Para documentarse, Jake Gyllenhaal intercambió cartas con los hijos de Scott Fischer, lo que le permitió comprender el enorme respeto que la comunidad de escaladores sentía por su padre: "Me hablaron de cuando se fueron a Nepal, subieron hasta el Campamento Base y conocieron a muchos de los que habían estado con su padre. Sienten un afecto profundo hacia su padre. Me contaron cómo sabía escuchar, lo divertido y cariñoso que era. Creo que Scott era sumamente positivo, con una actitud contagiosa. No temía a la muerte, y su aprecio por la vida, sobre todo cuando escalaba, le convertía en un compañero genial".

Baltasar Kormákur cree que Jake Gyllenhaal supo entender a Scott Fischer. "Tal como lo veo, todo gira en torno a la energía", dice. "Su energía es muy diferente de la de Jason, lo que nos hizo disfrutar aún más de la experiencia. Scott también era un gran escalador, pero con una visón totalmente diferente de la de Rob Hall, y Jake lo comprendió inmediatamente".

Jake Gyllenhaal habla de la diferencia entre los dos hombres: "Scott creía que Rob ayudaba demasiado a sus clientes; él prefería dejarles más libertad. Lo comparo a los métodos de educación de diferentes padres. Uno dice: 'No toques esto, te quemarás', mientras que otro deja que se queme sabiendo que jamás volverá a tocarlo".

El actor cree firmemente que ambas técnicas son validas, pero entiende por qué cada uno fundó su propia empresa. "Los dos eran eficaces porque tanto Rob como Scott eran escaladores extraordinarios, pero habría sido muy difícil que trabajaran juntos. Hubieran acabado enfrentándose, aunque era hombres sabios y de mucho talento".

Sin embargo, el respeto que sentían el uno por el otro hizo que juntaran sus fuerzas para salvar a sus clientes aquel fatídico día. "Es una de las razones por la que la película es tan fascinante", dice Jake Gyllenhaal. "Dos técnicas muy diferentes se unen para llegar a la cima. A menudo creemos que nuestra forma de pensar es la única válida, pero hay momentos clave en los que debemos adoptar la técnica de otros para sobrevivir. Esos momentos nos hacen sentir más humildes y nos recuerdan que nuestra forma de pensar no es la única".

Al llegar directamente de otro rodaje, el actor no dispuso de mucho tiempo para prepararse físicamente. De constitución atlética, arañó horas de su horario para trabajar en un simulador de altitud, una experiencia con la que obtuvo una idea de lo que sienten los alpinistas junto a su compañero de reparto Josh Brolin.

"Estuvimos diez minutos en un simulador de altitud a 9.000 metros", recuerda. "Josh y yo decidimos quedarnos un poco más, convencidos de que no nos pasaba nada, nos sentíamos perfectamente. Nos reíamos y comentábamos que no nos parecía tan terrible, cuando de pronto, al salir del simulador, empezamos a pasarlo fatal, a estar hundidos, sin nada de energía. Fue increíble. Entonces nos dimos cuenta de cómo funciona la altitud en la mente humana. No se piensa lógicamente, no se actúa normalmente. Entendimos claramente la dificultad de sobrevivir a estas alturas".

Josh Brolin, nominado por la Academia, es uno de los principales actores de Hollywood, conocido por aceptar papeles difíciles en películas comerciales y producciones independientes. Encarna a Beck Weathers, el patólogo tejano que sobrevivió, aunque perdió el brazo derecho, cuatro dedos de la mano izquierda y la nariz por congelación. Escribió un libro sobre su experiencia, en el que la película se basa en parte, y sigue ejerciendo la medicina, además de dar conferencias inspiradoras.

El actor reconoce que el mayor atractivo del proyecto era la montaña. "Cuando leo un guión, quiero que me conmueva", dice. "EVEREST me gustó inmediatamente porque la montaña era protagonista y antagonista a la vez. Me atrajo la idea de algo desconocido, inconmensurable. Se escala el pico con la mejor de las intenciones, tal vez con cierta arrogancia, por escapismo, por no poder enfrentarse a problemas familiares o personales, y se llega a algo mucho más imponente y difícil de comprender. Pero no sabemos realmente lo que es hasta que nos consume".

Baltasar Kormákur habla del actor: "Josh es muy serio, pero también puede ser muy divertido y totalmente impredecible, algo perfecto para el personaje. Beck vivió una experiencia horrible, y Josh le inyectó cierta dosis de ligereza. Es un tejano poco discreto al que le gusta contar chistes. Tuve la ocasión de conocer a Beck Weathers, y la doble vertiente de su personalidad me interesaba profundamente".

El director no duda en reconocer que siempre pensó en Josh Brolin para el personaje de Beck Weathers. "Por suerte, estuvo dispuesto a hacer el papel. Digo que tuve suerte porque él lo llevaba dentro. Es necesario haber vivido, haber pasado por ciertas cosas para apoderarse de ellas, para que sean parte del vocabulario de un actor. Y es lo que hizo".

En cuanto aceptó el papel, Josh Brolin también se puso a escalar. Empezó con el Monte Whitney y siguió con el Monte Shasta, ambos en California, además de entrenarse en el Eiger, en los Alpes suizos, con los lamentados Dean Potter y Graham Hunt. Explica que estas escaladas le permitieron descubrir lo que realmente motiva a los montañeros: "La primera vez pensé: 'Nunca volveré a hacerlo', y descubrí que esa era la clave. Los alpinistas hacen frente a situaciones extremas y piensan que no volverán a hacerlo, pero a la hora de poner los pies en casa y sentirse recuperados, ya están buscando la montaña siguiente. Es una especie de adicción".

Y añade que la terrible experiencia por la que pasó Beck Weathers le calmó: "Tengo la impresión de que encontró la paz y la tranquilidad a su regreso de la expedición, que encontró lo que buscaba y ya no necesitó volver. No puedo hablar por él, pero ya no le atraía la montaña".

Baltasar Kormákur está de acuerdo: "En su libro, Beck habla de una larga depresión. Buscaba algo diferente y empezó a escalar bastante tarde. En esa última expedición comprendió que solo deseaba regresar a casa. Buscaba algo, pero se dio cuenta de que se había alejado de su familia. Ya no necesitaba coronar montañas, lo que buscaba estaba en su familia".

Josh Brolin sigue sin entender cómo Beck Weathers pudo sobrevivir contra toda probabilidad. "Creo que el pensamiento de su familia le mantuvo vivo", dice el actor. "Se trata de un elemento totalmente real y absolutamente incomprensible. No hay explicación posible de cómo sobrevivió expuesto a vientos de 130 kilómetros por hora y a temperaturas de 30 grados bajo cero durante 18 horas. Es incomprensible".

El veterano actor John Hawkes, que ha dado vida a algunos de los personajes más complejos del cine estadounidense de los últimos dos años en películas como Winter's Bone, que le valió una nominación a los Oscar, Martha Marcy May Marlene y, más recientemente, el fascinante drama Las sesiones, se unió al reparto de EVEREST para encarnar al cartero Doug Hansen.

Doug Hansen ya había escalado el Everest en 1995 con Rob Hall, pero tuvo que dar la vuelta a unos cien o doscientos metros antes de llegar a la cima. Regresó en 1996 decidido a coronar la montaña, y algunos piensan que el empeño de Rob Hall en alcanzar la cumbre les costó la vida a ambos.

Al igual que sus compañeros de reparto, John Hawkes entiende que dar vida a una persona de carne y hueso implica cierta responsabilidad. "Es algo único, te sientes responsable, quieres ser justo con el personaje, sobre todo para su familia y sus amigos", explica. "Y para eso, escarbas un poco más. Te documentas al máximo, pero también está el guión y se trata de encontrar un equilibrio entre las dos cosas. Todos nos hemos esforzado en aprender lo máximo posible de nuestros personajes y en dar lo mejor de nosotros. Espero que lo hayamos conseguido".

El actor leyó todo lo que encontró acerca de la vida de Hansen y habló con personas que le conocieron. "No era el típico miembro de la expedición, no pertenecía a una clase social adinerada, trabajaba en Correos", explica John Hawkes. "Rob Hall le había hecho un importante descuento para que pudiera volver e intentarlo de nuevo. Se sabe que era un hombre simpático y amable. También era un buen escalador, aunque había tenido problemas de salud ese año y había perdido rapidez. Todos opinaban que era excelente miembro del equipo y se llevaban bien con él".

Al disponer comparativamente de menos información de Doug Hansen, el realizador le habló a John Hawkes de un carpintero amigo suyo que tal vez se parecía al cartero. "Era un hombre desenfadado con el que se podía hablar", dice Baltasar Kormákur. "John es muy meticuloso y sabía perfectamente qué buscaba mientras se documentaba, y mi amigo acabó siendo parte de su inspiración para construir el papel de Doug".

Michael Kelly, que se dio a conocer por sus papeles en películas como El intercambio, Amanecer de los muertos, Destino oculto, Ahora me ves… y en la serie "House of Cards", es el periodista y escalador estadounidense Jon Krakauer.

El periodista se unió a la expedición de Adventure Consultants para escribir un artículo sobre un ascenso guiado que le había encargado la revista Outside y alcanzó la cima ese fatídico día de mayo. Cinco semanas después entregó el artículo y, posteriormente, escribió un libro titulado Mal de alturas. Después de la tragedia, Jon Krakauer alzo su voz contra la comercialización del Monte Everest.

Michael Kelly habla de su personaje: "Era un gran escalador técnico que se adaptaba fácilmente a la altitud. Me gusta mucho su forma de escribir y ha sido un honor darle vida en la gran pantalla". Y añade, explicando cómo se enfrentó al personaje: "Leí todo lo que había escrito Jon y me documenté a fondo. Intenté aprender lo máximo posible acerca de él. Leí las entrevistas que dio después del desastre de mayo de 1996, entrevistas que decían mucho de él como persona y de su comportamiento durante la expedición".

Refiriéndose a la responsabilidad que supone dar vida un personaje real, Michael Kelly se preguntó si la presencia de un periodista llegó a influir en las decisiones que se tomaron aquel día. Originalmente, Jon Krakauer iba a unirse a la expedición de Mountain Madness para escribir sobre la industria del alpinismo guiado, pero acabó subiendo con Adventure Consultants. "Creo que Rob y Scott eran muy conscientes de tener a un periodista en el grupo", dice el actor. "Por eso me pregunto si eso no les motivó para hacer más de lo que habrían hecho normalmente. Si el equipo de Scott hubiese coronado la cima en detrimento del de Rob, es posible que Jon lo mencionara en su artículo. La pregunta queda abierta".

La actriz japonesa NAOKO MORI, conocida por su papel como Toshito Sako en la exitosa serie de BBC "Torchwood", da vida a Yasuko Namba, famosa en Japón por ser la segunda mujer de ese país en coronar las Siete Cumbres, incluido el Everest, donde murió congelada durante el descenso en mayo de 1996. Trabajaba en un puesto ejecutivo en FedEx, en Tokio, pero su pasión por la escalada la llevó a recorrer el mundo entero. Tenía 47 años y fue la mujer de más edad en coronar el Everest hasta que la alpinista polaca Anna Czerwinska batió el récord a los 50 años.

La actriz apenas se acordaba de los acontecimientos descritos en el guión, pero la conexión emocional fue inmediata al leerlo. Después de un largo viaje en avión y todavía recuperándose del jet lag, empezó a leerlo convencida de que no pasaría de la segunda página. "Pero era incapaz de parar", recuerda. "Es más, no dormí en toda la noche. Me sentía totalmente abrumada, conmovida. Me enganchó desde el principio. Era a la vez trágico e inspirador, y quise honrar la vida de Yasuko, su espíritu aventurero y su determinación".

Martin Henderson, un actor neozelandés que saltó a la fama internacional por su trabajo en The Ring, encarna al guía Andy "Harold" Harris, de Adventure Consultants, que perdió la vida durante la tormenta. El actor no quiso dejar pasar la oportunidad de aclarar lo que pudo haberle pasado realmente a Harris. De hecho, se desconocen las circunstancias exactas de la muerte del guía.

"Era la primera vez que Harold trabajaba de guía en el Everest, incluso era su primera experiencia como guía de gran altitud", explica el actor. "Por lo que he podido saber, era un hombre entusiasta, muy sociable, un buen maestro y un guía paciente que se desvivía por los clientes. Hemos pensado que regresó, intentó ayudar a Rob y acabó cayéndose a causa de un choque hipotérmico".

Martin Henderson habló con familiares y amigos de Harold Harris para documentarse. Como sus compañeros, está de acuerdo en que encarnar a un personaje real siempre implica una mayor responsabilidad, pero añade que la película es mucho más que eso. "Lo que se ha conseguido no es una película con un dedo acusatorio que señala, sino una película que describe un acontecimiento que puede considerarse como un capítulo en la evolución del esfuerzo del ser humano", explica. "Nuestra especie siempre quiere hacer más, pero en cualquier empeño llega un punto en que algo se tuerce y del que aprendemos, a pesar de la tragedia. Es nuestra forma de evolucionar. Lo que ocurrió fue un momento de suma importancia en la historia del Everest y nos enseñó a impedir que vuelva a pasar algo así".

El actor se sumergió en cuerpo y alma en la escalada, practicando con Jason Clarke en Escocia y Nueva Zelanda en su preparación para el papel, y disfrutó plenamente de la oportunidad de descubrir el mundo de los alpinistas en una montaña con Jason Clarke. "Estábamos en una cumbre, rodeados de paredes escarpadas", recuerda. "No se veía el fondo, y me invadió la ansiedad y el terror en estado puro. Ocurre en las escaladas, pero no hay que dejarse llevar por el miedo. Es una lucha constante con las emociones para no perder la cabeza y tomar las decisiones adecuadas".

El actor australiano THOMAS M. WRIGHT, que trabajó en la serie "The Bridge", es Mike Groom, otro guía de Adventure Consultants y uno de los alpinistas más conocidos internacionalmente. En 1995 fue la cuarta persona en escalar las cuatro montañas más altas del mundo sin ayuda de oxígeno suplementario, y en 1999, coronó el Makalu, la última de las cinco grandes cumbres más elevadas del planeta.

Thomas M. Wright cree haber conseguido entender qué motiva a los montañeros gracias en buena parte a sus charlas con Mike Groom. "John Hawkes y yo nos preguntamos por qué hacer esta película si David Breashears ya había rodado el magnífico documental de 60 minutos "Storm Over Everest", recuerda. "Pero creo que un largometraje de ficción lleva al espectador al momento en que ocurre. Puede comprender lo que sintieron al estar atrapados en el Collado Sur aquella noche, en medio de un viento terrible".

Sam Worthington, que trabajó en Avatar, de James Cameron, es Guy Cotter, presidente y director general de Adventure Consultants desde la muerte de Rob Hall. Escalaba el cercano Monte Pumori cuando se enteró de lo que ocurría en el Everest. Hasta que se desató la tormenta, había mantenido contacto por radio con el equipo de Rob Hall.

Guy Cotter fue el asesor jefe de la película y Sam Worthington tuvo muchas ocasiones de hablar con él. "No intenté hacer una copia exacta de Guy", explica el actor, "no intenté imitarle, pero me ayudó mucho saber lo que sintió aquel día, cómo encara su trabajo y cómo ve la vida. Es una persona muy eficiente, cree en las estructuras".

El actor entiende lo que empuja a ciertas personas a escalar montañas tan complicadas y difíciles. "No llego al punto de estos escaladores", dice, "pero entiendo que cuando le preguntaban a Hillary por qué quería coronar el Everest, contestara: 'Porque está'. Creo que mucha gente siente lo mismo".

Para Guy Cotter volver a revivir los acontecimientos de mayo de 1996 no fue fácil. "Todo volvió. Ocurrió hace casi veinte años, lo había procesado y seguido con mi vida", dice. "Pero es una historia tan fuerte que merece la pena ser contada; nos habla de cómo reaccionan las personas en condiciones extremas, cómo se desmoronan cuando llegan al límite".

Guy Cotter se encargó de enseñar la técnica de escalada a todos los actores antes de empezar el rodaje, asegurándose de que los intérpretes dieran la talla. Reconoce que la entrega del reparto le impresionó: "Nunca había participado en un proyecto en el que los actores se hicieran realmente con sus papeles... hasta el punto de que opinaban sobre el guión para asegurarse de que sus personajes se describían correctamente. Todos eran profundamente conscientes de encarnar a personas reales y no a personajes ficticios".

Para los papeles secundarios, el director y los productores escogieron a varias actrices de primer orden. Emily Watson es Helen Wilton, la directora del Campamento Base; ELIZABETH DEBICKI es la Dra. Caroline MacKenzie, destacada en el Campamento Base; Keira Knightley encarna a Jan Arnold, la esposa de Rob Hall, y Robin Wright interpreta a Peach Weathers, la mujer de Beck.

Baltasar Kormákur habla de los papeles de las actrices: "Es genial rodar una película en la que hay papeles femeninos. No se trata de encajar algún que otro papel femenino con calzador, son parte de la historia, de la realidad. El drama que transcurría en lo alto de la montaña afectaba plenamente al Campamento Base y a las familias de aquellos hombres".

En cuanto a Baltasar Kormákur, todos los intérpretes están de acuerdo en que era el director perfecto para guiarles hasta la cumbre. "Me encanta trabajar con Balt", dice Jason Clarke con una gran sonrisa. "Me permitió canalizar toda mi energía; entendió que me obsesionara con alinear a todos mis patitos y con saberlo todo. Supo filtrar esa parte de mí y empujarme en la buena dirección. Encabezaba el grupo hacia la cumbre del Himalaya, y era el mejor para hacerlo, sin lugar a dudas".

Jake Gyllenhaal se hace eco de la opinión de su compañero de reparto: "Baltasar se adapta, quería que experimentáramos las condiciones atmosféricas en nuestra propia carne y nos motivó para hacerlo. Me gustan los rodajes así, me fascina estar lo más cerca posible de lo que realmente fue. Es incansable, implacable, valiente y un poco loco a veces. Nada parece asustarle, pero a la vez es tremendamente sensible y comprensivo".

John Hawkes cree que la experiencia del director le cualificaba para realizar EVEREST. "Es islandés, siempre está dispuesto a aceptar un reto", dice el actor. "En broma siempre le comparábamos a un vikingo. Es un hombre tremendo. A pesar de estar a la cabeza de un rodaje sumamente complicado en condiciones extremas, resistió, parecía incansable".


Un viaje épico: De Nepal a Pinewood (pasando por los Alpes italianos)
Cualquier rodaje es un reto, pero EVEREST resultó ser más agotador que la mayoría. El reparto y el equipo se embarcaron en una producción de proporciones épicas que acabó convirtiéndose en una auténtica expedición. Con un rodaje distribuido entre el Nepal, los Alpes italianos, los estudios Cinecittà de Roma y los estudios Pinewood en el Reino Unido, los desafíos de la filmación superaron todo lo previsto.

La mayoría del público conoce el Monte Everest por los numerosos documentales que se han rodado allí, y Baltasar Kormákur quería apartarse a toda costa de la sensación de "cinéma vérité". El director tenía muy claro que EVEREST debía ser filmada con absoluta autenticidad para la gran pantalla de modo que el público viera la inmensidad de la montaña y entrara emocionalmente en la historia de los protagonistas. Consecuentemente, jamás pide a los actores que hagan algo que él no haría y tiende a quedarse al lado de la cámara, lo más cerca posible de los actores, en vez de observar la filmación desde la tienda de los monitores.

La mano derecha de Baltasar Kormákur durante el rodaje fue el director de fotografía Salvatore Totino, que colaboró con Ron Howard en películas tan taquilleras como El código Da Vinci y Ángeles y demonios, o películas más intimistas del realizador como El desafío - Frost contra Nixon y Cinderella Man, el hombre que no se dejó tumbar. Juntos estaban decididos a que la épica película debía mostrar la majestuosidad de la montaña más alta del mundo... y los incalculables peligros que encierra.

Uno de los problemas fue trasladar todo el equipo de filmación a distintos lugares de la montaña e impedir que las cámaras se congelaran, para lo que se instalaron tiendas especiales donde mantener la ALEXA a una temperatura adecuada.

Decir que el plan de rodaje era ambicioso es quedarse corto. Empezó el 14 de enero de 2014 en Katmandú con una unidad reducida que se dedicó a rodar en localizaciones a 6.000 metros de altitud, donde el reparto y el equipo no tuvieron más remedio que acostumbrarse a las dificultades de la vida en la alta montaña. "La altitud te afecta inmediatamente", recuerda Jason Clarke. "El periodo de aclimatación empieza en el Campamento Base. Reconozco que para los actores fue maravilloso recorrer el Himalaya y que la experiencia nos unió mucho". A pesar de estar más acostumbrados a hoteles de cinco estrellas y a caravanas de lujo, el reparto de EVEREST, al igual que el equipo, no tardó en acostumbrarse a la realidad de la vida en la montaña mientras se movían de una localización a otra.

Baltasar Kormákur hace un rápido repaso de los problemas a los que se enfrentaron: "El agua estaba congelada, no había calefacción, dormíamos con mantas eléctricas. Casi no podíamos salir de la cama para ir a mear por el frío que hacía. Los actores no tenían ayudantes, nadie les echaba una mano. Debían llegar andando al rodaje y llevar ellos mismos su equipo".

Josh Brolin añade: "Balt quería que fuese lo más realista posible. Trabajamos las horas que hiciera falta, olvidamos los horarios habituales. Nada de volver a una caravana entre escena y escena o que la maquilladora hiciera retoques. Recuerdo estar tumbado en la cama y contemplar las nubecillas de vapor que exhalaba al respirar sin acabar de creer el frío que estaba pasando. Reconozco que nos quejamos, pero lo pasamos muy bien, y las dificultades sirvieron para unirnos".

David Breashears, que se ha pasado la vida rodando en lugares inhóspitos en condiciones extremas, dice: "De golpe, sin conocernos previamente, nos sumergimos en un torbellino de actividad. Salimos del caos de Katmandú para trasladarnos a la falda del Everest. Gran parte del equipo jamás había estado más arriba de 3.000 metros sobre el nivel del mar. No podíamos ir más despacio o pararnos como hace una auténtica expedición porque estábamos bajo una presión tremenda para rodar lo máximo posible cada día".

"Hubo entre 190 y 200 aterrizajes en la falda del Everest solo para transportar a la gente y las toneladas de equipo", sigue diciendo. "Al trasladar a los miembros del reparto y del equipo con avionetas, no pudieron aclimatarse progresivamente como ocurre con los montañeros. La logística requerida para este rodaje superó con creces cualquier otro proyecto en el que había trabajado en el Himalaya".

El productor Kentish Barnes resume el sentimiento del equipo: "Fue una experiencia brutal, pero que nos unió a todos profundamente".

Una vez acabado el rodaje en Nepal, todos se trasladaron a Val Senales, en el norte de Italia, para rodar exclusivamente en el glaciar Senales. El equipo estaba compuesto aproximadamente por 180 personas procedentes de Inglaterra, Nueva Zelanda, Australia, Alemania, Italia, Estados Unidos, Islandia y Nepal. El rodaje, complicado de por sí, lo fue aún más cuando cayó una de las mayores nevadas de los últimos años, enterrándolo todo bajo varios metros de nieve en polvo.

El diseñador de producción Gary Freeman dice: "Plantábamos tiendas en la montaña, cosa nada fácil si tenemos en cuenta que la pendiente era de 45 grados. A Baltasar le gustan los decorados naturales muy inhóspitos. Regresábamos dos días después, y las tiendas habían desaparecido bajo un grueso manto de nieve. El trabajo de mi equipo fue agotador, tenían que desenterrar y reconstruir los decorados constantemente".

Por si no fuera suficiente, y debido al peligro de aludes, las autoridades locales cerraron el glaciar en varias ocasiones, retrasando el plan de rodaje. En cuanto volvía a abrirse, los actores, los técnicos y el material eran llevados a los decorados con tractores, motos y quads de nieve, así como helicópteros. Algunos incluso usaban el teleférico y los telesillas.

El asesor David Breashears habla de las dificultades: "Los actores aprendieron rápidamente lo que significa estar en un entorno helado y ventoso a mucha altura. Estaban en el exterior durante ocho o nueve horas diarias, e incluso diez en ocasiones, trabajando de noche".

El Tirol del Sur en los Alpes italianos era el paisaje perfecto para Everest. Aunque pueda parecer que sería más fácil que rodar en el Himalaya, las dificultades fueron grandes y el equipo debió soportar temperaturas de 34 grados bajo cero.

Jake Gyllenhaal describe lo que vio y vivió: "Estábamos a 3.800 metros por encima del nivel del mar, nevaba. Todo el equipo técnico llevaba material por el glaciar, los sherpas portaban enormes ventiladores en la espalda, los helicópteros traían las piezas de las cámaras, todo esto 15 minutos antes de empezar a rodar. La organización que representa algo así es extraordinaria; en esta película, todo fue intenso".

Para que las escenas fueran aún más auténticas, los productores contrataron a once sherpas. Era la primera vez que salían de Nepal, y se trasladaron a los Alpes italianos antes de conocer los estudios Cinecittà y Pinewood. David Breashears describe su reacción cuando descubrieron el decorado del Campamento Base en el estudio: "Se quedaron atónitos. El hecho de que a los sherpas les pareciera real dice mucho del trabajo del departamento de decorados".

El productor Tim Bevan habla de la contribución de los sherpas a la película: "Si el Himalaya perteneciese a alguien, debería ser suyo. Son parte de la mitología del Everest y, desde luego, de las ascensiones a la cima. En esta película son nuestros héroes porque llevaron las cargas más pesadas".

También ayudaron con el decorado instalando la tienda dedicada a la cocina tal como está en el auténtico Campamento Base. Incluso la usaron para prepararse alguna comida que otra cuando se trabajaba más tarde de lo habitual y se cansaban del catering. No era raro encontrarlos cocinando un dal bot, un guiso de lentejas y arroz muy apreciado en la región.

Desde Roma, el equipo al completo se trasladó a Londres, a los estudios Pinewood, donde el departamento artístico había recreado muchos decorados de las laderas del Everest, como la cascada Khumbu, el Collado Sur y la cumbre del monte en el famoso plató 007. Era esencial rodar ciertas escenas en un entorno controlado para que Baltasar Kormákur pudiera filmar lo que quería sin poner en peligro a los actores y a los técnicos.

Para crear el vestuario de la película no bastó con acercarse a la tienda deportiva especializada más cercana. Los acontecimientos habían tenido lugar hacía casi veinte años y los equipos de los montañeros han cambiado mucho desde entonces.

El diseñador de vestuario Guy Speranza dice que el equipo se divide en tres niveles: el primero para el primer tramo del recorrido hasta el Campamento Base; el segundo hasta el Campamento Tres situado a 7.468 metros, y finalmente el equipo necesario para alcanzar la cima. "El último equipo fue el más complicado de encontrar", explica el diseñador. "Necesitábamos encontrar numerosos trajes de plumón usados en los noventa, no solo para los actores, sino para los especialistas".

El diseñador también debió considerar los diferentes decorados. Gran parte del rodaje tuvo lugar en exteriores a temperaturas muy por debajo de los cero grados, pero otra parte del rodaje se realizó en los platós de estudios donde un traje adecuado para estar a 8.500 metros por encima del nivel del mar no sirve para rodar en interiores. "Al final, acabamos por crear los equipos de los alpinistas", dice Guy Speranza. "Cada actor tenía un color para que se supiera inmediatamente de quién se trataba aunque llevara una máscara de oxígeno, gafas y gorro".


La temporada de escalada de 2014 en el Everest empezó cuando la película ya estaba casi terminada. El 18 de abril de ese año, la tragedia volvió a golpear en el monte y 18 sherpas perdieron la vida en un alud. Un enorme trozo de montaña se desprendió de la zona conocida como Cascada de Hielo Khumbu, donde el hielo se mueve constantemente, y por primera vez se cerró el Everest.

La avalancha se convirtió en el peor desastre en cuanto a pérdidas de vidas humanas de la historia del pico más elevado del mundo. Cuando ocurrió, una segunda unidad estaba aclimatándose en el Campamento Base antes de ascender para rodar tomas de paisajes para la película. Por fortuna, no les pasó nada. Esta nueva tragedia solo demuestra una vez más los peligros que corren los que intentan entender la montaña y cuán a su merced se encuentran.

Les rogamos que se unan a Universal Pictures y a los productores de EVEREST aportando ayuda para los damnificados por el terremoto de Nepal. Para saber más, entren en http://www.oxfamamerica.org.