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Birdman o (La inesperada virtud de la ignorancia) cartel reducidoBirdman o (La inesperada virtud de la ignorancia)(Birdman or (The unexpected virtue of ignorance))
Dirigida por Alejandro González Iñárritu
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Fox Searchlight Pictures y Regency Enterprises presentan una producción New Regency / M Productions / Le Grisbi, "BIRDMAN o (la inesperada virtud de la ignorancia)", interpretada por Michael Keaton, Zach Galifianakis, Edward Norton, Andrea Riseborough, Amy Ryan, Emma Stone, Naomi Watts, Lindsay Duncan, Merritt Wever, Jeremy Shamos, Bill Camp y Damian Young.

La película está dirigida por Alejandro G. Iñárritu (BABEL, AMORES PERROS) sobre un guión original de Alejandro G. Iñárritu, Nicolás Giacobone, Alexander Dinelaris, Jr. y Armando Bo. Sus productores son Iñárritu, John Lesher (SIN TREGUA), Arnon Milchan (12 AÑOS DE ESCLAVITUD) y James W. Skotchdopole (DJANGO DESENCADENADO); de la producción ejecutiva se encargan Christopher Woodrow (KILLER JOE), Molly Conners (FROZEN RIVER) y Sarah E. Johnson (OJALÁ ESTUVIERA AQUÍ). El equipo de realización está compuesto por el director de fotografía Emmanuel Lubezki, ASC/AMC (GRAVITY); el diseñador de producción Kevin Thompson (MICHAEL CLAYTON); los montadores son Douglas Crise (BABEL) y Stephen Mirrione, A.C.E. (AGOSTO); el diseño del vestuario se debe a Albert Wolsky (REVOLUTIONARY ROAD); la música de batería es original de Antonio Sanchez, y la confección del reparto ha corrido a cargo de Francine Maisler, CSA (12 AÑOS DE ESCLAVITUD).


"La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear".- Don Quijote, de Miguel de Cervantes


En "BIRDMAN o (la inesperada virtud de la ignorancia)", la comedia negra de Alejandro G. Iñárritu, Riggan Thomson (Michael Keaton) espera que encabezando una nueva y ambiciosa obra en Broadway logrará, entre otras cosas, dar nueva vida a su moribunda carrera. En muchos sentidos es un iniciativa profundamente insensata, pero el antiguo superhéroe del cine tiene grandes esperanzas de que este ardid creativo le legitimará como artista y demostrará a todos –incluido él mismo– que es algo más que una vieja gloria de Hollywood.

Al aproximarse la noche de estreno de la obra, el actor principal de Riggan resulta herido en un insólito accidente durante los ensayos y tiene que ser sustituido rápidamente. A sugerencia de la primera actriz, Lesley (Naomi Watts), y ante la insistencia de su mejor amigo y productor, Jake (Zach Galifianakis), Riggan contrata de mala gana a Mike Shiner (Edward Norton), un elemento peligroso que garantiza la venta de entradas y una elogiosa crítica de la obra. Mientras se apresta a debutar en escena, Riggan debe vérselas con su novia y coprotagonista, Laura (Andrea Riseborough); con su hija, recién salida de un tratamiento de rehabilitación, y con su ayudante personal, Sam (Emma Stone), así como con su ex esposa, Sylvia (Amy Ryan), que aparece de vez en cuando para dejarse ver, con la intención de estabilizar la situación.

Iñárritu observa que algunos elementos de la historia de Riggan tenían un significado especial para él; en particular, la efímera naturaleza del éxito y la cuestión de la relevancia. "Yo estaba interesado en examinar los combates con el ego, la idea de que el éxito que uno alcance, independientemente de que sea económico o de prestigio, siempre es una ilusión. Es transitorio. Cuando uno persigue las cosas que cree que quiere y hace posible que el público dé validez a sus aspiraciones; cuando por fin lo consigue, no tarda en descubrir que esa alegría es fugaz".

"Riggan es profundamente humano", afirma Iñárritu. "Yo lo vi como una especie de don Quijote, cuyo humor nace de la disparidad y permanente desacoplamiento de sus elevadas ambiciones y la innoble realidad que lo rodea. Básicamente, es la historia de todos nosotros".

"Me gustan los personajes que tienen defectos, que son dubitativos, que se mueven a fuerza de dudas y contradicciones …lo que incluye a todos los que conozco. Las decisiones de Riggan han sido erróneas y ello ha afectado a las personas de su entorno. A lo largo de toda su vida, Riggan ha confundido el amor y la admiración. Y cuando se ha dado cuenta de la escasa importancia de la segunda, ha tenido que empezar a aprender, con dolor, cómo amarse a sí mismo y a los demás".

Keaton dice sobre su personaje que "me limité a ver a Riggan como una persona. Sin embargo, ser actor es una tarea que exige un tipo específico de personalidad. Uno ya es propenso a caer en una afectación extrema, a estar sometido a su ego y todo lo demás. En este caso, tenemos a un individuo en el que, por decirlo suavemente, todas esas cualidades están causando estragos".

Para el atormentado ego de Riggan, la frontera que separa la realidad de la ilusión es delgada como el papel de fumar; a menudo, ni siquiera existe. La sombra de Birdman –un compañero perpetuo y fastidioso– no le abandona, le guste o no. "Se embarca en un odisea que corrobore lo que él es. Emprende el viaje del ‘yo’, el del ego. Y a medida que lucha contra su mediocridad, su ego –amigo y atormentador incondicional– repite los patrones que Riggan quisiera abandonar y le enfrenta a sus numerosas limitaciones y a sus posibilidades de hacerse falsas ilusiones".

"Hay algo trágico, algo divertido, algo muy real y algo muy surrealista en todo ello", explica Iñárritu.

"Birdman es el superego de Riggan y desde el punto de vista de Birdman, Riggan ha perdido el juicio haciendo esta obra que, a todas luces, está por debajo de su nivel. Desde el punto de vista de Riggan, es Birdman el que ha enloquecido. Desde el punto de vista de los tiempos que corren, uno y otro son intranscendentes".

Como todas las películas de Iñárritu, "BIRDMAN o (la inesperada virtud de la ignorancia)", echa un profundo vistazo sobre la existencia humana tal y como la ven los personajes, tomando a Riggan como punto de apoyo, pero su tono hace equilibrismos entre la comedia y el patetismo; entre la ilusión y la realidad, dejando margen para numerosas interpretaciones.

"Yo siempre dije que, cumplidos los cuarenta, no merece la pena hacer nada que no te dé verdadero miedo. Y esto me asustaba hasta los tuétanos. Era un terreno nuevo y yo estaba, sin duda alguna, lejos de que lo me era familiar," afirma Iñárritu.

"Es una obra basada en los personajes, y un intenso drama de personajes acompañado de elementos cómicos. Era una nueva clase de película para Alejandro", asegura el productor John Lesher. "Está muy especializado en el terreno de la condición humana".

"Todo gira siempre en torno al proyecto, a la película, al argumento, a las personas, a sentirlo verdaderamente y a que, efectivamente, signifique algo. Desde ese punto de vista, no es posible mejorarlo", dice Keaton.

Aunque la película se centre en las tribulaciones de los actores, Iñárritu ve su búsqueda de gratificación como una aspiración universal. "Moderna definición de logro: la gente quiere ser famosa inmediatamente, no como resultado del conjunto de una obra desarrollado a lo largo de los años. En un segundo, la gente consigue 800.000 ‘me gusta’ o seguidores y, para algunos, eso constituye un logro en sí mismo; pero es un engaño. La inmediatez de los medios sociales puede fácilmente distorsionar la realidad de una persona –especialmente Riggan– que tiene que satisfacer las expectativas de aquello en lo que consiste ser famoso. Y todo esto es nuevo para él; dar ese paso es difícil. Ésta es la historia de un hombre que trata de demostrar que él es más que eso, más que el tipo popular ‘que gusta’. Pero en el mundo actual, donde la ironía es el rey, cualquiera que desee ser concienzudo u honesto es crucificado. Es un mundo absurdo y surrealista", explica Iñárritu. "Al final, simplemente traté de narrar de una forma divertida los desastres de nuestra naturaleza, a fin de conciliar, si no los defectos o fallos del mundo con nuestra naturaleza, al menos con la forma como los enfocamos y vivimos con ellos".

La obra que Riggan monta en el histórico Teatro St. James se basa en el relato breve de Raymond Carver, De qué hablamos cuando hablamos de amor, y, naturalmente, la insegura búsqueda del amor y la aceptación es un hilo entretejido a lo largo de todo "BIRDMAN o (la inesperada virtud de la ignorancia)".

"Desde la adolescencia he sido un gran admirador de Raymond Carver y este relato es un clásico. Lo elegí para Birdman porque, en realidad, era una malísima idea. Quiero decir que siempre trato de pensar como el personaje; y que alguien como Riggan, que es ajeno al teatro, monte una obra basada en un relato breve de Raymond Carver representa un desafío descomunal y resulta casi absurdo. Yo necesitaba disponer de una obra que se desarrollara en paralelo a la acción, y había una increíble coincidencia en lo relativo a los temas de este relato breve. Y Riggan, buscando que le admiren y tratando de comprender de dónde proviene esa admiración. Yo quería jugar con la idea de que él estuviera tratando de proyectar algunos de los elementos de la obra sobre su propia vida en Nueva York. Y, poco a poco, él se convierte en el personaje que interpreta, ese tipo desesperado que va a la habitación del motel pidiendo ser amado. Tuve mucha suerte de que Tess Gallagher, la viuda del autor, fuera suficientemente generosa como para otorgarme los derechos del relato para este fin. Le estoy muy agradecido", explica Iñárritu.


Confeccionando el reparto
El eje de "BIRDMAN o (la inesperada virtud de la ignorancia)" es Michael Keaton, que tiene el papel de Riggan Thomson. Keaton, que ha interpretado una amplia variedad de personajes en todo tipo de géneros, protagonizó, cosechando fama y prestigio, las dos películas fundamentales de BATMAN que dirigió Tim Burton y que realmente inauguraron el género del superhéroe de historietas de gran presupuesto, con el que los estudios esperaban compensar pérdidas anteriores. Tal y como habría hecho Riggan, no siguió en la franquicia, haciéndose otros actores cargo del papel del Caballero Oscuro en posteriores películas.

"Michael es un impresionante actor de gran talento que domina los artes del drama y la comedia de una forma que lo diferencia de cualquiera al que yo haya visto o con quien haya trabajado anteriormente. Al mismo tiempo, es uno de los pocos individuos que verdaderamente se han puesto la capa; me parece que, efectivamente, fue él una de las primeras estrellas del cine mundial que encarnó a un superhéroe, resucitando a uno de los iconos más grandes: Batman. Él es el abuelo de ese imparable mundo de franquicias basadas en historietas en el que actualmente vivimos, por lo que él era la opción perfecta. Cuando dijo que sí, supe que la película sería exactamente lo que yo había querido, ya que él reflejaría y proyectaría una realidad mucho más sólida no sólo debido a sus antecedentes y a su primacía, sino también a la increíble profundidad de su talento", observa Iñárritu.

Igualmente señala el director que el inquebrantable compromiso de Keaton para representar los triunfos y las flaquezas de Riggan sin juzgarlos, resultó fundamental para el papel.

"Michael interpretó a su personaje con una verdad y honestidad absolutas. La forma como yo rodé, exigió de él no sólo una precisión física absoluta de tempo y ritmo sino también, una extraordinaria capacidad de transición entre distintos ambientes sin una pizca de ironía. Llegó muy hondo. No sé cómo lo hizo pero fue algo magnífico de observar", afirma Iñárritu.

En el periodo abarcado por el rodaje, se desplegó un kaleidoscopio de emociones; el entusiasmo, las dudas, el lamento, la ambición, la cólera, la amabilidad, las esperanzas y los temores de Riggan se exhiben todos ellos de forma dinámica, sin mencionar que recibe la visita de un exuberante producto de su imaginación: el personaje de Birdman.

El propio Keaton se ajustó, con cada latido de su corazón, a la visión de Iñárritu del personaje. Así lo explica: "Creo que el núcleo del personaje se encuentra en sus contradicciones. En un instante se siente como un cometa y dos segundos más tarde, se apaga por completo. Y todo eso y más podía ocurrir en una sola escena. Nunca he participado en una película u obra en la que, en cuestión de uno o dos minutos, pasara de ser verdaderamente graciosa a auténticamente retorcida, volviera a ser divertida para ser luego realmente triste, y, por último un tanto alocada en tan breve espacio de tiempo. Las contradicciones son lo que realmente funciona de cuanto tiene la película".

"En lo referente a los paralelismos, nunca había sintonizado menos con un personaje que con Riggan pero lo comprendí en muchos aspectos porque es muy visceral, verdadero y descorazonadoramente humano", dice Keaton.

"Usted ya me entiende. Creo que el reparto de papeles es una de las decisiones más importantes de un director. Yo traté de elegir actores que no hicieran una caricatura de estos personajes, sino que comprendieran su humanidad y los dotaran de profundidad aun cuando las circunstancias fueran absurdas. Yo sabía que nuestro reparto al completo estaba formado por grandes actores, pero también sabía que tenían un conocimiento impecable del argumento y que eran auténticamente capaces de estar en el momento, de comprometerse con la narración de la película", afirma Iñárritu.

Naomi Watts, que interpreta a Lesley, una actriz que debuta en Broadway con la obra de Riggan, tiene una fácil relación con Iñárritu, con quien había trabajado anteriormente en 21 GRAMOS. Asegura ella que, debido al exigente enfoque visual del material por parte del director, "… fue lo más difícil que jamás haya hecho porque es una toma ininterrumpida, incesantes escenas, varios actores, habitación a habitación y 15 páginas de diálogo. No puedes liarte. Habitualmente, se ruedan varios ángulos de cobertura diferentes, y tiene uno que repetir el diálogo si no le gusta la forma como declamó. Hay mucha libertad para guardar o para mejorar lo que uno haya hecho. En este caso, no. Por la forma como rodó, es el momento de todos continuamente. Y no sólo el de los actores, por cierto. Había mucha gente al borde del precipicio con nosotros: atrezo, especialistas y, sobre todo, el equipo de cámaras. Es como una carrera de relevos y nadie quiere fallarle a nadie porque todos lo hacen lo mejor que pueden. Uno es permanentemente consciente de todo el equipo", dice Watts.

Sin embargo, Watts halló la experiencia estimulante.

"Era como una lección magistral. Aunque resultaba terrible, era un gran reto y me emocionaba experimentar algo nuevo. Para Alejandro era mucho peor. En un par de ocasiones, faltando media hora para finalizar, todavía no había conseguido la toma; entonces, de repente, nos adentramos en una parte en la que todos estábamos sincronizados. Tenía que salir bien en el mismo día porque el director no podría cortarla o montarla más adelante, sino al final de la toma si es que le gustaba lo que veía. Se oyó un enorme ‘¡hurra! Todos queríamos complacerle. Fue como ganar una carrera olímpica", dice Watts.

Para su personaje, Lesley, la oportunidad de actuar en Broadway también es el equivalente de participar en las olimpiadas y ello informa todo cuanto hace. Su determinación lleva a que le den un papel al artista perverso por excelencia, Mike Shiner, interpretado por Edward Norton.

"Actuar en Broadway es el sueño de su infancia y finalmente ha llegado. Está centradísima en ello; no quiere que nada se interponga. Lo que me encanta de esto es que los actores pueden ser personas muy complejas de las que merece sin duda alguna burlarse de vez en cuando. Lesley, en especial, está que se muere por conseguir su primer gran éxito en Broadway. Así que cuando se quedan sin uno de los actores justo antes del preestreno, le angustia que todo pueda venirse abajo. Así que, corriendo ella un riesgo, sugiere el nombre de su novio, que sabe que causará problemas, pero lo hace de todos modos", explica Watts.

Norton, conocido por su trabajo en la escena tanto como en la pantalla, quedó impresionado por la sagacidad con la que "BIRDMAN o (la inesperada virtud de la ignorancia)" captaba el ambiente teatral de Nueva York.

"Cuando leí el guión, me sorprendí a mí mismo preguntándome cómo habían Alejandro y sus colaboradores logrado adentrarse tanto en algunos matices hilarantes y dolorosos, no sólo de la vida de los actores sino, específicamente, de las experiencias y vicisitudes propias de los actores teatrales de Nueva York. Habiendo llegado al mundo del teatro neoyorquino al principio de mi carrera, y participando aún en él, me impresionó lo acertado que era el guión", dice Norton.

Norton reconoce que este mundo brinda una deliciosa oportunidad de investigar y, ocasionalmente, tirarle un viaje a las "idiosincrasias" de la Gente del Teatro, y Mike Shiner constituye un divertido espécimen.

"Creo que en cualquier momento en que uno escarba en la vida de los actores, encuentra inevitablemente una cierta mezcla de auténtico arte y una verdadera pasión por contar historias; eso, además de narcisismo, ego, engreimiento; todo ello. Lo que me atrae de Shiner es que sea, paradójicamente, un sinvergüenza con un ego monumental, además de sublimemente vanidoso, codicioso y un poco taimado; pero, a la vez, alguien de enorme talento. Sabe de lo que habla, está comprometido con su arte, trabaja duro y es muy sensible. Es capaz de percibir la esencia de las personas a través del velo protector de cada uno. Tengo la sensación de que la relación de Riggan con él es semejante a la que podría mantener con el público", explica Norton.

Que añade que si bien "BIRDMAN o (la inesperada virtud de la ignorancia)" es una película propia de actores, fueron los temas universales del proyecto los que le intrigaron. "Alejandro me dijo al principio que no quería que la producción sólo girase en torno a los actores; ni siquiera en torno a artistas en sí mismos. Quería que tratase algo con lo que cualquier persona pudiera identificarse. Me parece que él estaba realmente interesado en la idea de esos momentos de la vida cuando uno tiene la sensación de haberse alejado demasiado del noble concepto que se había formado de sí mismo en una época anterior. La perspectiva de Alejandro es muy conmovedora. Dicha sensación puede presentarse en un momento aterradoramente existencial, al acercarnos a cierta edad y empezar a pensar sobre la propia mortalidad, y tener que enfrentarnos a la idea de que somos menos de lo que de algún modo habíamos previsto ser. Me parece que el eje de la historia es el audaz intento de Riggan de recuperar un sentido de sí mismo del que pueda sentirse orgulloso; sucede simplemente que él es un actor. Para mí, la forma como lo hace es conmovedora y a menudo hilarante por el extremo al que está dispuesto a llegar para lograrlo", explica Norton.

Algunas de las fuerzas que rigen las relaciones entre Riggan y su compañía de actores, añade Norton, son arquetípicas. "Mi personaje es el del joven que amenaza a Riggan, que le hace sentirse inseguro. Encarna la tensión generacional entre el Joven Turco y el tipo que lucha por conservar su importancia y el sentido de su propia fuerza. Hay historias de amor, problemas con niños y una ex esposa, cosas con las que cualquiera puede identificarse", dice Norton.

De intentar evitar que todo se desmorone se encarga el productor de la obra e íntimo amigo de Riggan, Jake, interpretado por Zach Galifianakis. Le cuesta lo suyo realizar su trabajo en cualquier campo. De todos los personajes, Jake es probablemente el más cuerdo, un cambio que Galifianakis, que sin duda sabe lo suyo de la locura, agradece.

"Yo era un gran admirador de las películas de Alejandro. Me gustaban incluso antes de conocerle; y cuando quedamos para tomar café, me dijo que quería que yo interpretara algo un poco más real y sutil, en vez de una caricatura, algo que para mí era reconfortante intentar", afirma Galifianakis.

Extendiéndose sobre su personaje, dice que "Riggan y Jake llevan un tiempo trabajando juntos. Creo que probablemente hayan conocido algunas buenas épocas en el pasado, cuando Riggan estaba en la cumbre de su oficio. Y ahora tratan de sacar adelante su siguiente iniciativa, que consiste en ir a Broadway para legitimar un poco sus carreras. Para mí, Jake tiene un poco de personaje arquetípico. Jake tiene algo de exaltado y pierde la cabeza de vez en cuando, lo que también hace que sea divertido interpretarlo", explica Galifianakis.

Emma Stone da vida a Sam, la hija de Riggan, que acaba de salir de un programa de rehabilitación y trabaja como ayudante de su padre. La relación entre ambos es tirante: la fama que su padre alcanzó antiguamente como el superhéroe Birdman significó que estuvo ausente durante gran parte de su juventud. Contratarla como ayudante no contribuye mucho a mejorar la situación. Sam tiene una vista aguda y observa a su padre y al histrionismo que acompaña a su obra con un irónico desapasionamiento que da en la diana aunque también tiene algo de mecanismo de defensa.

Emma lo explica: "Supongo que, como acaba de salir de rehabilitación, necesita ser vigilada por un miembro de la familia. Comete un grave error trabajando para él. No sirve de ayuda que él no pueda conectar con ella al principio y que la ponga a hacer recados de escasa categoría. No comienza, pues, bien la historia pero al final ella empieza a ver que ambos son muy parecidos. Sam es uno de los pocos personajes de la película que no es intérprete, que no figura en la obra. El papel era agradable de representar; ella está al margen y es testigo de todo lo que está sucediendo sin hallarse en medio del tornado que se desencadena en escena con todos estos locos", dice Stone.

Y mientras que la obra se ha convertido en el único centro de atención de Riggan, así como en su intento de alcanzar importancia artística, su hija tiene una definición o medida de lo que es ser importante, que resulta del todo distinta y moderna.

"Encontramos a Riggan en un punto sin retorno, en medio de un montaje para recuperar su carrera impulsado principalmente por su deseo de ser importante. Mi personaje –Sam– le enseña mucho sobre los medios sociales y la nueva naturaleza de la fama, algo que él se empeña en ignorar. La forma como se logra acceso a los actores es ahora muy distinta de la que existía cuando Riggan iba ganando fama como Birdman, 20 ó 30 años antes. Él quiere representar algo aunque también desea ser querido y respetado como artista, pero existe esta forma actual de estar a la moda, este deseo de atraer a las masas…y creo que todos pueden entenderlo y sintonizar con eso", afirma Stone.

Por suerte, la actriz tuvo en Iñárritu a un orientador que la apoyó. "Aprendí mucho. Era muy emocionante vivir y respirar el personaje durante toda la escena. Y Alejandro tiene una excelente sintonía con los actores, sabe, línea a línea, lo que pasa por tu cabeza; en ocasiones, mejor que el propio interesado. Hubo un día en el que supe que nada me estaba saliendo bien y, de repente, sentí que empezaba a funcionar y, al hacerlo, él aplaudió y dijo: ‘¡ESO es!’ Es asombroso. Nunca había conocido a un director que pudiera hacer eso. Percibe lo que uno hace", asegura Stone.

Amy Ryan interpreta a Sylvia, la madre de Sam y ex esposa de Riggan, que de vez en cuando se pasa por el teatro para echarles a ambos una ojeada. "Sylvia es la única voz responsable, cuerda, pegada al suelo que hay en sus vidas, creo yo. Ella aporta la voz de la razón y representa el amor verdadero, mientras que todos los demás confunden la adoración con un amor a la medida de su autoestima", dice Ryan.

A diferencia de muchas personas que están y han estado en la vida de Riggan, Sylvia no es una facilitadora, sino, tal y como señala Ryan, una animadora. Y Riggan no le ayuda precisamente en su tarea. "Creo que lo más desalentador de ser animadora de alguien es que no te oigan. Que es lo que sucede entre Riggan y Sylvia: él sigue a lo suyo y no puede ver la verdad ni la belleza que ella sí ve. Aun después de su divorcio, ella trata de apoyarle y eso es algo agotador", apunta Ryan.

Como el resto del reparto, Ryan tuvo que acostumbrarse a una estética visual muy específica. Literalmente tuvo que encontrar su rumbo y agradeció que ello fuera resultado de un trabajo de equipo. "Los extensos ensayos ayudaron. Fue excelente estar rodeada de todos; tanto, como raro resulta trabajar en una película en la que una está con todo el elenco. Todos estábamos juntos en la empresa", asegura.

En el papel de Laura, miembro del reparto de la obra de Riggan, Andrea Riseborough interpreta a la amante de éste. Su aparente ambivalencia desencadena todo tipo de reacciones en Laura pero, al contrario de Riggan, ella se agarra verdaderamente a un amor real, adulto y no a la mera adulación. Riseborough llegó a conocer íntimamente a Laura durante los minuciosos ensayos organizados por Iñárritu, un proceso que continuó a lo largo de toda la producción. Por importantes que fueran los aspectos técnicos de la fotografía para la interpretación, Iñárritu prestó una atención igual de meticulosa a los matices de los personajes y a las líneas argumentales.

"Alejandro tiene un indicador de temperatura para cada momento; logró que cada uno de los apartados fuera real. Una de las cosas más fascinantes de trabajar con él fue que incluso antes de que comenzáramos a rodar, durante los ensayos, se aseguró de que yo tuviera la sensación de quién era esta persona. Yo sentí que tenía un conocimiento innato de Laura. Y durante la producción, cada día iba descubriendo más cosas de ella a través de Alejandro. Él despliega un personaje delante de ti diciendo muy poco, lo que permite que tú también descubras al personaje. En ocasiones, eso era para mí una experiencia asombrosa y absolutamente irrepetible", asegura Riseborough.


Conjuntamente con la cámara
Mucho antes de su rodaje, la película fue concebida, su guión escrito y pretendió ser una experiencia vital ininterrunpida. "Desde la primera página del guión, yo supe que quería que estuviera viva y así lograr que el público experimentase una verdadera perspectiva del principal personaje de forma radical. Esto representaba para mí y para todas las personas involucradas un enfoque completamente nuevo; de modo que el reto empezó desde el guión, llegando hasta los últimos fotogramas de la postproducción", dice Iñárritu.

La naturaleza extensa, intuitiva e ininterrumpida de estas tomas, conseguida mediante la Steadicam y cámaras de mano, supuso que la iluminación no se realizara con el tradicional equipo cinematográfico. Los movimientos de los personajes y el diálogo estaban precisamente sincronizados con el movimiento de la cámara. En consecuencia, tenía menos de plató de película y más del teatro en el que se desarrolla gran parte de la acción.

"Primero trazamos los movimientos, ensayamos y diseñamos las tomas en un plató vacío con actores suplentes. En la comedia, el ritmo es el rey. Así que, a través de este proceso, no sólo encontré el ritmo interno de las escenas, sino que, además, los platós y los espacios fueron diseñados con enorme precisión después de lo que todos aprendimos con ello", explica Iñárritu.

"Chivo (alias Emmanuel Lubezki) fue el mejor socio que pude haber tenido. No sólo es un maestro de la luz, sino que creo que pocos directores de fotografía habrían sido capaces de manejar los requisitos técnicos de esta película. No pudimos iluminar a los actores de la forma tradicional; con la cobertura convencional, se ilumina cada ángulo y dispones de tiempo para hacerlo. Que él fuera capaz de lograr la iluminación de esta forma sin comprometer la apariencia de la película, exigió un arte y una habilidad extraordinarios y creo que solamente Chivo podría haberlo logrado", dice Iñárritu.

Como el trabajo de cámara era tan específico, Iñárritu insistió en ensayos exhaustivos con todos los actores. "Ellos tenían que entender realmente lo que yo estaba haciendo: cada movimiento, cada paso, cada giro del rostro habían sido previamente decididos y meticulosamente coreografiados. Nada era improvisado; era un estudio de sincronización con la precisión de un reloj", explica Iñárritu.

"Cada día fue rodado como una sola escena. Se rueda en continuidad. Habitualmente, se logran cinco tomas aquí, doce allí, primeros planos… son muchas las opciones para confeccionar una actuación. Aquí no había nada de eso. Actuábamos sin red. Sólo disponíamos de un intento. Y todo ello tenía que encajar y cada actor tenía que hacerlo bien", dice Keaton.

"Yo tenía en mi oficina un cuadro de Philippe Petit y envié una copia a cada intérprete. Quería que recordaran que todos nosotros estaríamos haciendo funambulismo: que dependíamos de la precisión y de la confianza propias, y de la que depositáramos en los demás. Podríamos caernos muy fácilmente", dice Iñárritu.

Aunque los aspectos técnicos de estos ensayos eran evidentemente importantes, tan fundamental como ellos era el tiempo empleado en profundizar en los personajes. "Pasamos por un proceso verdaderamente profundo e interesante a fin de observar realmente todas las escenas, el significado y el objetivo del material, lo grande y lo pequeño de todos los personajes, sus objetivos y motivaciones, así como las repercusiones de sus emociones y acciones", explica Iñárritu.

A Norton le entusiasmó el enfoque de travelling del rodaje de "BIRDMAN o (la inesperada virtud de la ignorancia)" y observa que ello no sólo pone de relieve los vínculos, ocasionalmente extraños, retorcidos y afectuosos existentes entre los personajes; es el siguiente paso lógico en el canon cinematográfico de Iñárritu. Como corresponde a una película sobre una obra teatral, Norton señala que, además, aporta teatralidad a la producción.

"Alejandro trataba de hacer algo asombrosamente emocionante: crear una interconexión literal a través de la toma. La noción de rodar esencialmente en una sola toma era para mí una variación sobre un tema que Alejandro ha estado buscando, y que consiste en cómo crear una experiencia natural a base de momentos interconectados. Por ejemplo, con BABEL había diferentes mundos conectados, en última instancia, mediante hilos. En esta película, hay relaciones y acontecimientos interrelacionados por el paso, visualmente perfecto, de un momento al siguiente, y de éste al próximo, al siguiente, al siguiente, al siguiente… y me encantó. Pone la batuta en manos del actor de una forma que sólo se logra en el teatro. Y hay algo verdaderamente importante en ello. Creo que, inconscientemente, aporta algo a la energía de la interpretación. Alejandro lo comparaba con caminar por la cuerda floja sin red. Te agudiza de una forma distinta de las típicas tomas cinematográficas", asegura Norton.

Las tomas ininterrumpidas de Iñárritu también fueron para Stone una experiencia de las que destrozan los nervios. "Rodamos una escena en la quo yo sólo tenía una o dos líneas pero que era muy importante porque formaba parte de una escena muy larga entre Michael y Edward. Mi tarea consistía en entrar y decir algo como: ‘Larry está ahora listo para una prueba’ y luego doblar una esquina con Edward. Eso era cuanto tenía que hacer, pero Alejandro me dijo que tenía que reducir la velocidad en aproximadamente el 30% o él no sería capaz de conseguir una escena lograda. Era algo como pensar: ‘¡Dios mío! No puedo meter la pata’. En la toma 25, estaba simplemente sentada entre bastidores y ni siquiera podía declamar mi parte. La presión era inmensa. Exactamente igual que en el teatro, cada toma recae sobre ti. Era como asistir a un taller de interpretación. Todo es extremadamente técnico pero también es necesario que uno esté presente y alerta porque cada momento que pasa delante de la cámara aparecerá en la película; aquí no hay cortes. No nada de ‘¡Vaya! Me lo he cargado pero puedo usar una toma diferente’", afirma Stone.

Galifianakis denomina el estilo visual de Iñárritu una "narración perfecta" y también lo considera una prueba de actuación adecuadamente vigorizante en una película sobre actores. "Me parece una forma interesantísima de contar una historia, moviéndose la cámara en tiempo real. Hay auténtica geografía y sincronización en lo que se refiere a ponerse en el sitio y declamar el papel. Yo no me creía capaz de lograrlo pero Alejandro es una persona de trato muy fácil y muy amable. Descubrí que todo era intrigante: una película sobre un actor acaba siendo una verdadera pieza de actores para todos nosotros", observa Galifianakis.


Montando la escena
"BIRDMAN o (la inesperada virtud de la ignorancia)" se rodó durante 30 días íntegramente en Nueva York, siendo ésta la primera película de Iñárritu en Gotham sin que los realizadores hubieran nunca pensado en sustituirla por ninguna otra ciudad.

"La ciudad y Broadway son personajes de la película en sí mismos. Para lograr que la película diera una sensación de autenticidad tan grande como fuera posible, ¿qué mejor lugar que Nueva York? Lo grande es que haya en Nueva York una reserva de artistas y técnicos de gran talento, justamente el adecuado equilibro entre personas de la escena y la pantalla que Alejandro quería", dice el productor John Lesher.

Los realizadores también optaron por rodar la película fundamentalmente en el orden en el que se desarrolla el argumento, algo inhabitual en cualquier producción pero especialmente ambicioso en una fotografiada de forma tan específica con un calendario de rodaje tan breve. "La continuidad era esencial para el proceso de Alejandro, así como para examinar la trayectoria interior de Riggan; era un apoyo para la película. Cada día Michael hizo un trabajo impagable determinando el tono y el ritmo adecuados para la transformación de su personaje; estuvo verdaderamente asombroso", afirma el productor Jim Skotchdopole.

La producción rodó gran parte de la película en el auténtico teatro de Broadway, el St. James, de la calle 44, en el corazón de Times Square. El St. James tiene una dilatada trayectoria. Construido en el lugar ocupado por el original Sardi’s Restaurant, se inauguró en 1927 y muchas producciones notables han sido estrenadas ahí; entre ellas, "Native Son", "Oklahoma", "El rey y yo", "The Pajama Game", "Beckett" y, más recientemente, "Gypsy", "American Idiot", "Hair" y "Balas sobre Broadway".

"No tiene precedentes que una producción se introduzca en una sala abierta de Broadway y ruede escenas de interiores durante tanto tiempo como hicimos nosotros. Pero el teatro era el ancla de todo en la película", dice el director de escenarios Joaquín Prange. "Ése era el máximo reto, hallar el teatro adecuado que pudiera funcionar con nuestro calendario. Redujimos la selección a una media docena y Alejandro –y todos– respondieron a la historia, el aspecto y el sentimiento de la sala. Aunque es majestuoso, tiene mucho carácter, está un poco por pulir y me parece que encaja con lo que le está ocurriendo a Riggan. Él se encuentra en un local que no es precisamente el más importante de Broadway; está en una bocacalle, no en el mismo Broadway. Y aunque está rodeado de espectáculos de éxito, el teatro ha tenido mucho movimiento y da la sensación de que éste es el lugar donde la obra podría efectivamente representarse".

"El mundo de Broadway tiene un horario, ensayan cada día desde las ocho de la mañana hasta la medianoche, mientras que la hora de nuestra convocatoria a ensayos dependía de lo que tuviéramos que rodar y de dónde hubiésemos acabado el día anterior. Pequeñas cosas como ésas dejaban de piedra a la gente del teatro pero se ajustaron a nuestro programa y estuvieron fantásticos. Para todos nosotros fue un verdadero proceso de aprendizaje", asegura Prange.

"BIRDMAN o (la inesperada virtud de la ignorancia)" utilizó, naturalmente, el escenario del St. James, donde, en un momento determinado, los actores interpretaron la escena final de la obra "De qué hablamos cuando hablamos de amor" ante un público formado por extras. El vestíbulo y el exterior del teatro también fueron escenarios de rigor de la película.

"Yo sé que era importante para Alejandro captar el espíritu de Times Square y del propio Broadway, la actividad de la calle, la gente, las luces, el tránsito; simplemente, la densidad de todo ello, y no cabe duda de que la Calle 44 es excelente porque está justo al borde de Times Square. Percibimos esa energía que estaba sólo a una manzana", explica Prange.

El diseñador de producción Kevin Thompson recibió el encargo de encajar el St. James con una trasera de escenario y un conjunto de camerinos recreados que su equipo había construido en los Estudios Kaufman Astoria. "Mi primera conversación con Alejandro giró en torno al mundo físico del teatro en escena y entre bastidores. Estaba muy interesado en que ambas partes surgieran y se superpusiesen. Me pareció que sería un reto extraordinario hacer que esos dos mundos coincidieran. Y la idea de rodar en un auténtico teatro de Broadway, diseñando escenarios para el rodaje y para la obra, más los camerinos de detrás de la escena y el laberinto de corredores, era verdaderamente fascinante", explica Thompson.

Los ensayos se convirtieron en planos para los platós y éstos acabaron transformándose gradualmente a lo largo de la producción, no sólo para acomodar los movimientos de la cámara sino también para reflejar el estado mental de Riggan. "Las notas que salieron de esos ensayos definieron el tamaño y la forma reales del plató: cuándo bajábamos las escaleras, cuándo las subíamos, cuándo había un largo recorrido por un pasillo, cuándo nos deteníamos, dónde se detendrían ellos; tenía que haber una clase especial de periodo de transición y los platós tenían que ajustarse a todo ello. Los ensayos decidieron la longitud de los pasillos entre los camerinos; por ejemplo, qué distancia hay desde el camerino de Michael Keaton a la entrada del escenario. Tenía que haber una cierta longitud y tenía que girar un número de veces para que pudiéramos cambiar la configuración de la trasera del escenario a fin de adaptarla a las escenas, de modo que pareciera como si se hubiera hecho sin cortes ni montajes. Luego, el corredor que
lleva al camerino de Michael Keaton se empequeñecería al avanzar la película –lo estrechamos y bajamos el techo– para hacerlo más parecido al estado de ánimo en que se encontraba. El plató también fue construido de forma que pudiéramos retirar una pequeña sección de aquí o de allá para hacer posible el trabajo de la cámara. Chivo podía retroceder hacia una pared súbitamente o hacer que una parte de la misma desapareciese, algo que no se puede hacer en el lugar de rodaje"
, dice Thompson.

Thompson también habla de la iluminación y de la gama de colores de la película. "A Alejandro le gusta introducir el color de manera cuidadosa y controlada. La forma como se logró en mi departamento fue mediante la iluminación de Chivo. Usamos soportes prácticos de principio a fin porque teníamos que poder mover la cámara libremente sin que la iluminación de la película invadiera el campo visual de la toma ni la estorbara. Así que utilizamos muchas temperaturas de color de la luz, desde el frío tungsteno hasta un incandescente más cálido. La iluminación era para una película, no para el teatro; las producciones de Broadway tienen una versión más acentuada de las luces rojas y azules, pero las nuestras eran más parecidas a colores fríos y cálidos que chocaran entre sí y formasen capas unos encima de otros. Chivo iluminó el plató de una forma muy singular, con un gran LED en el techo y pudiendo cambiar el color y mover la luz a medida que rodábamos", explica Thompson.

El diseñador de vestuario Albert Wolsky, con quien Thompson colaboró estrechamente, goza de amplia experiencia en cine y en teatro. Ha ganado dos Oscars® al Mejor Diseño de Vestuario (BUGSY y EMPIEZA EL ESPECTÁCULO) y ha sido candidato en cinco ocasiones. Optó al Premio Tony® por su trabajo en la producción de 2013 de La heredera. A lo largo de toda su carrera, se ha movido con soltura entre la escena y la pantalla. El empuje-atracción de Broadway y Hollywood es un tema subyacente en la película y se manifiesta en el vestuario de Wolsky porque, debido a sus antecedentes, nadie comprende mejor esa tensión que él. Esa incómoda alianza se manifestó principalmente en la ropa que los personajes visten entre bastidores. Wolsky explica que "para los ensayos entre bastidores, yo trataba de captar una cierta clase de informalidad. Nadie se viste para el papel y, luego, también había la sensación de que este estilo informal, despreocupado, provenía de California. En mi mente yo siempre estaba equilibrando el teatro y Hollywood. Hay una sutil diferencia entre lo que es ‘informal’ en Nueva York y en California, pero la película la muestra".

Naturalmente, Wolsky tuvo que diseñar el vestuario que los personajes llevaban en la obra real, lo que también supone un equilibrio. Tuvo que crear un guardarropa que pudiera funcionar aceptablemente en Broadway, pero que también fuera cinematográfico y que destacara respecto de la ropa de todos los días.

"Aunque Carver escribió el relato a principios de los ochenta, me pareció mejor retrotraer un tanto el vestuario de la obra. Creí que los cincuenta estarían bien porque los setenta y los ochenta se acercan demasiado a lo que llevamos hoy. Y, luego, tuve que tomar en cuenta los tejidos que utilizaríamos porque seguíamos rodando una película. La cámara ve todo de forma distinta a como lo hace el ojo; ve en dos dimensiones, lo que no hace nuestro ojo, por lo que la textura y la profundidad de algunas telas son más evidentes en escena que en una película. Eso lo aprendí cuando comencé a trasladarme del teatro al cine y viceversa. En los largometrajes, hay detalles que funcionan en un primer plano, por ejemplo, pero que no lo hacen en la décima fila de un teatro. En cuanto al color, pude forzarlo un poco. A Chivo no le gustan los colores primarios por lo que fui consciente de que tenía que usar tonos más oscuros para la obra que los que emplearía para el vestuario de entre bastidores", afirma Wolsky.

Wolsky cree que su trabajo en EMPIEZA EL ESPECTÁCULO, una película fundamental que también examina el mundo de Broadway y Hollywood y la ambivalencia de uno y otro, así como la naturaleza del arte y el comercio, intrigó a Iñárritu. "Lo primero de lo que hablamos fue EMPIEZA EL ESPECTÁCULO. Los directores parecen muy influenciados por esa película. En cuanto a mí, yo trabajo a partir del material pero la propia experiencia de cada uno se transforma, naturalmente, en una influencia y, pasado un tiempo, es difícil decir en ocasiones cuál es su origen porque forma parte del propio ADN", dice Wolsky.

Wolsky no diseñó una pieza específica del guardarropa: el traje de Birdman. Le correspondió a Mike Elizalde ayudar a dar vida a Birdman. El realizador Guillermo del Toro recomendó a Elizalde a Iñárritu. "Yo estaba contentísimo porque hace años que soy un gran admirador de Alejandro. Es un brillante realizador y no es frecuente que a quien se dedica a efectos de criaturas y prótesis se le presente la oportunidad de trabajar con alguien que realiza las películas que Alejandro dirige. Me quedó claro muy rápido que él sabía exactamente lo que quería, algo que siempre facilita nuestro trabajo", dice Elizalde.

El aspecto y la sensación que transmite Birdman comenzaron a tomar forma con la primera lectura por parte de Elizalde del guión, y era evidente que Birdman sería distinto a cualquier otro ente que Elizalde hubiera nunca creado.

"Él es el otro yo de Riggan y me di cuenta de la verdadera importancia de este personaje y de que era una parte muy profunda de la consciencia de Riggan. Birdman le elevó a la fama y, quizá, arrojó sobre él la maldición de quedar encasillado como este superhéroe. Así que para nosotros era un personaje de varias capas. Habitualmente, cuando diseñamos una criatura, sabemos exactamente lo que es: un espíritu malvado, un hombre lobo, lo que sea. Pero Birdman era mucho más que eso. Es un símbolo psicológico del pasado de este hombre, lo que lo mantiene firme sobre la tierra y también, posiblemente, lo que puede destruirlo; quizá lo que le DESTRUYÓ en cierta medida. Fue un desafío de lo más", explica Elizalde.

Elizalde cuenta que el diseño fue un trabajo de colaboración entre Iñárritu, Keaton y Elizalde y su equipo.

"Alejandro quería deliberadamente mantener lo que nos resulta familiar del papel de Batman que interpretó Michael. Así que las partes de su cara que están expuestas mantienen una forma y un parecido con Batman. También nos enseñó fotos de la espalda de un buitre, con sus hermosos hombros y con muchas plumas ásperas de un azul iridiscente. Se nos ocurrió un aspecto básico de pies a cabeza, con algunas zonas con más textura que otras, una combinación de colores más oscuros para reflejar su psicología y elementos de grandiosidad como la gran hebilla de oro de su cinturón, que pusieran de relieve su ego. Birdman era un tipo de personaje muy importante, la antítesis de aquello en lo que se convirtió el actor Riggan. También creamos un rostro parecido al de un halcón, unas alas impresionantes y una silueta de aspecto elegante, moderno, que también tenía algo de camp", explica Elizalde.

Elizalde y su equipo confeccionaron el traje y crearon los patrones para Keaton empleando tejidos especiales patentados. Este traje de Birdman a la medida le quedaba perfectamente y también era lo suficientemente ligero para permitirle actuar. "Nos hizo un gran cumplido al decirnos: ‘En este me puedo mover’. Así que a nivel práctico, logramos algo que, llevándolo, le permitía actuar más libremente y seguir conservando algo de la estética de su personaje", dice Elizalde.

A los montadores Stephen Mirrione y Douglas Crise se les encomendó la tarea de unir en un todo estos elementos distintivos sin desvirtuar las líneas elegantes y perfectas de la fotografía. Ambos han trabajado juntos con Iñárritu en anteriores películas, y los dos comprendían la importancia crucial que tenía el montaje para ésta.

"Durante la producción, Alejandro me dijo muchas veces: ‘Ahora tengo que pensar en todo. En cada una de las otras películas, podía arreglarlo después en la sala de montaje…’", asegura Crise.

"Pero esta vez, tengo que hacerlo bien", añade Mirrione. "Eso le tenía constantemente preocupado. No hay duda de que la razón por la que pudieron conseguirlo fue porque los actores llegaron extraordinariamente preparados".

Al igual que con los actores y, en realidad, con todo el equipo técnico, los minuciosos ensayos constituyeron la base de su montaje.

"Antes incluso de que las cámaras comenzaran a rodar, ya teníamos confeccionado un conjunto del metraje de los ensayos y algunos miembros del equipo lo habían revisado; de modo que, junto con Alejandro, pudimos empezar a calcular cómo serían el aspecto y el sonido de la película, dónde sobraba una conversación, dónde estarían los movimientos. Así que pudimos empezar muy pronto", explica Mirrione.

Los montadores también descubrieron que tenían unos socios competentes en el equipo de efectos visuales, que contribuyeron orgánicamente a las singulares transiciones de Birdman. Unas añadiduras afortunadas y creativas fueron el resultado de esta colaboración.

Como sucede en cada película, los montadores utilizaron sus oídos tanto como sus ojos, aunque debido a la precisión de las tomas, tuvieron que estar extremadamente vigilantes a la hora de realizar sus elecciones sonoras. Por más que la naturaleza de perfecta continuidad de "BIRDMAN o (la inesperada virtud de la ignorancia)" pueda parecer y sonar como ejemplo de fluidez sin esfuerzo, el auténtico montaje, como todo lo demás de la película, fue concienzudamente trabajado. "La gran diferencia con esta película era que carecíamos de los lugares clásicos en los que acaba una escena y comienza otra. Cada escena nos introduce en la siguiente. Alejandro lo describió como bajar una colina sin parar. No había realmente transición; simplemente, los personajes no dejaban de moverse", explica Crise.

"Creo que pudimos efectivamente prever muchos de los posibles escollos y nos preparamos de verdad, pero con lo que no contamos fue con todos los cambios de velocidad", añade Mirrione. "En determinados momentos, cuando la escena no se nos aparecía, si el ritmo no era el exacto, podíamos acelerarlo o aminorarlo según fuera necesario, de modo que resultara imperceptible para el público, y eso tenía una gran importancia".

Al final, Mirrione y Crise también aplicaron la síncopa y el ritmo de otra forma: trabajaron en estrecha relación con Iñárritu y el diseñador de sonido, Martín Hernández, en un persistente estribillo de percusión que, como Birdman, acompañaba a Riggan a dondequiera que él fuese. El proceso comenzó durante la producción cuando Crise formó equipo con Iñárritu para proporcionar una primera versión completa para los montadores.

"Al montar, uno puede alterar el tempo y el ritmo. No disponer de esa herramienta en una comedia puede suponer una enorme dificultad. Así que pensé que emplear como música principal la de una batería, daría a la película no sólo una buena vibración sino también la posibilidad de ayudarme a hallar el ritmo que necesitaba. El batería mejicano Antonio Sánchez, uno de los mejores del mundo, y yo alquilamos un estudio durante una semana antes de que yo empezara a rodar, y él grabó e improvisó 60 temas basados en algunos de los objetivos o las emociones que la película necesitaba. Eso me ayudó enormemente y, en ocasiones, hasta lo empleé en el plató para que los actores comprendieran el ritmo de la escena. En el cine, el ritmo lo es todo", asegura Iñárritu.

"Alejandro tenía un montón de grabaciones de batería y me dijo que eligiera seis de entre mis favoritas. Las montamos juntas de modo que él pudiera tener un tema que el batería pudiera imitar cuando rodásemos la escena. Él tuvo la idea de la banda sonora desde el mismo principio y nosotros tuvimos, también desde el comienzo, esas muestras montadas", dice Crise.

"Y luego Martín lo elevó a otro nivel. Una vez que tuvimos una primera versión de la película, con muchos de esos temas de batería incluidos a modo de esbozo, pasó mucho tiempo trabajando con Alejandro para eliminar algunas bandas y añadir otras, probando muchos ritmos distintos. Evidentemente, en cada película, la música tendrá repercusión sobre la perspectiva, el estado de ánimo y el tono. Pero en ésta, creo que era especialmente importante porque el ritmo está muy ligado a la cámara y no es posible realizar esos tipos de ajustes de cadencia con la misma flexibilidad que sí es posible en los cortes. En ocasiones, tuvimos que apoyarnos en la música un poco más de lo normal, para llevarla a segundo plano o para destacarla", dice Mirrione.

El ritmo de la batería ligado al discurrir de la cámara, vinculado a su vez a la odisea de Riggan en pos del autodescubrimiento y la reflexión artística, no eran meros trucos sino, más bien, indicadores de los sentimientos íntimos de la película.

"Creo que esta narración tiene algo de magia. Mediante una toma ininterrumpida, yo esperaba situar a los espectadores en el punto de vista del personaje. Que vivieran realmente a través de Riggan y de su mente; que se pusieran en su lugar. Que, como Riggan, fueran incapaces de evitar el continuo flujo de emoción. Que comprendieran su desesperación cuando camina junto a esas paredes y por esos pasillos. Porque, al fin y al cabo, nuestra vida no es más que una toma ininterrumpida. Nos despertamos por la mañana y, luego, nos pasamos el día acompañados de una especie de Steadicam que flota junto a nosotros; no nos evadimos, no cortamos para pasar a otra realidad. Estamos atrapados en nuestra propia realidad. Ésa es la forma como experimentamos la vida, por eso quería yo experimentar el mundo de Riggan también de esa manera. No es sólo algo que atraiga a la vista. Yo quería que tuviese una narración emotiva con tensión dramática y con una finalidad. Espero que haya salido bien", resume Iñárritu.


"Mire vuestra merced" –respondió Sancho– "que aquéllos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas que, volteadas al viento, hacen andar la piedra del molino".

"Bien parece" –respondió don Quijote– "que no estás cursado en esto de las aventuras". – Don Quijote, de Miguel de Cervantes