Cinemanía > Películas > Barbacoa de amigos > Comentario
Destacado: Cynthia Erivo y Ariana Grande protagonizan 'Wicked'
Barbacoa de amigos cartel reducidoBarbacoa de amigos(Barbecue)
Dirigida por Eric Lavaine
¿Qué te parece la película?

Una comedia coral en la línea de "Pequeñas mentiras sin importancia" y "Cena de amigos".



Eric Lavaine

BARBECUE es su quinta película. Marca una ruptura respecto las anteriores que ha hecho.

He intentado hacer una película más personal e íntima sobre un mundo que conozco bien: mi vida. Y tanto en mi caso como en el de Hector Cabello Reyes, mi coguionista, nuestros amigos son muy importantes en nuestras vidas. Para escribir este guión partimos de la idea de que no hay mejor familia que la que se crea uno mismo, es decir, los amigos. El problema es que al cabo de un par de décadas, tus amigos se convierten en tu auténtica familia, con todos los conflictos, envidias, desavenencias y cosas no dichas propias de una familia. Los amigos te vuelven loco, pero al final no puedes pasarte sin ellos.

P: ¿En quién se inspiró?

R: Para escribir el guión y decidir cómo contar esas emociones positivas, dulces o amargas que se comparten con los amigos, nos inspiramos en nuestros auténticos amigos, pero mezclándolos y combinándolos. En realidad ninguno se reconocería a sí mismo… ¡por fortuna, porque no queremos perder su amistad! Una vez que diseñamos el grupo, le escribimos una historia a cada uno, una personalidad tipo y unas características con las que el público se pudiera identificar. Todos tenemos un amigo que se volvió un tristón antes de tiempo, otro que introduce a su nueva pareja en el grupo, otro que oculta cosas, o un amigo de la infancia que no salió tan bien.


P: Las distintas situaciones de la película ¿están tomadas de la vida real?

R: Lo que he intentado es presentar situaciones que yo he vivido y que creo que al espectador le dirán algo. ¿Qué hacer con una pareja que se divorcia en un grupo de amigos? ¿Cómo deben comportarse los amigos de toda la vida cuando les presentan a la nueva pareja de alguien? ¿Cómo se ayuda a un amigo cuya carrera se hunde? ¿Qué consejo se le da al hijo de un amigo que va por mal camino? ¿Cómo se le dice a un amigo de toda la vida que se ha convertido en un pelma? ¿Cómo le dices a un amigo que ya no tienes nada que decirle? ¿Cómo se es un “verdadero” amigo? También me interesaban temas más prosaicos, de índole material; por ejemplo, cómo se distribuyen las habitaciones en una casa compartida en vacaciones, o cómo se comparten las tareas del hogar. Respecto a esto último se podría hablar del “síndrome de la barbacoa”, que consiste en que el tío que ha puesto la carne en la parrilla considera que ya ha cumplido y que lo demás lo puede hacer la mujer: ir a la compra, lavar los platos, educar a los niños…


P: ¿Por qué el título BARBECUE?

R: Porque me gustaba la palabra. Suena bien y evoca inmediatamente imágenes de amigos y familia, buen tiempo, vacaciones, sencillez y buenos ratos juntos. Y lo de comer carne (a veces mal cocida) con los dedos (¡éstos bien cocidos!) tiene su encanto. Y me gusta el hecho de que las barbacoas sean algo que sólo se hace en grupo. Nadie hace una barbacoa solo.


P: ¿En su película se come mucho?

R: Yo quería hacer una película que hiciera que la gente saliera del cine queriendo ver a sus amigos. En esta película las comidas son importantes; con los amigos nos relacionamos mucho en torno a una mesa. Y con la edad, la comida se hace cada vez más importante. Como dice Antoine: “Si en las parejas mayores la ternura sustituye al sexo, con los amigos la comida sustituye a las risas”.


P: ¿Cuáles son los elementos de cohesión en este grupo de amigos?

R: En toda pandilla hay una historia común. En mi película todos se conocieron estudiando empresariales en Lyon. También comparten cierto tipo de humor, una ironía y una solidaridad. Pero ya no están en la misma longitud de onda. En un grupo siempre hay elementos motores y otros más pasivos. Algunos hasta se sienten ignorados. Esta pandilla ha tenido su época dorada, y ahora vive de los recuerdos de la juventud. El infarto de Antoine le hace tomar conciencia más que a los demás de que ha llegado el momento de hablar de ciertas cosas, de hacerse daño, quizá, para revitalizar el grupo. Así que se lanza y dice lo que tiene que decir.


P: ¿Describiría BARBECUE como una comedia?

R: Es una comedia en el sentido de que hago la crónica de las vidas de un grupo de amigos, y en la vida pasan muchas cosas divertidas. Divertirse con los colegas no es una tontería. Los he presentado pasándoselo bien, y espero que el espectador sienta la misma felicidad que yo. A título de información, yo mismo estuve en una cena en la que alguien, sin darse cuenta, hizo sangría con un vino Château Pétrus muy caro. Una cosa que me gustaba de esta historia es que me permitió hacer que la comicidad emanara de los mismos personajes. Cada uno tiene sus peculiaridades, y a mí me resultó inspirador jugar con sus defectos y sus diferencias, crear oposiciones entre los personajes y discrepancias, para que tuviera más gracia, demostrar que la amistad es un estado de ánimo, un poco como estar enamorado. Uno no decide gran cosa, es algo que se le impone, con sus pros y sus contras, pero las cosas que se tienen en común son las que crean la atracción y nos permiten resistir al paso del tiempo.


P: El infarto de Antoine ¿es autobiográfico?

R: Ahora que he llegado al medio siglo, empiezo a perder piezas poco a poco. Lo que primero está empezando a fallarme es la vista, como a Antoine. Pero el corazón todavía resiste. En realidad fue un amigo mío el que tuvo un infarto durante una media maratón, al mes de cumplir los cincuenta. Se recuperó, pero pasó unos días en coma, y cuando se despertó decidió dar un vuelco a su vida. El infarto es el pretexto que lleva a Antoine a replantearse su vida y marcar un punto de ruptura. Tiene cuentas pendientes, y no sólo con los demás, sino consigo mismo. Para querer al prójimo también hay que quererse un poco a uno mismo.


P: ¿Se plantearía hacer una secuela de BARBECUE?

R: Si el público la pide, me encantaría volver a trabajar con este plantel de actores tan extraordinarios. Y ya tengo el título: ¡Plancha!


Lambert Wilson
Antoine lo tiene todo para ser feliz: un físico de cincuentón atractivo, la forma de un deportista olímpico, un trabajo estupendo, una mujer guapa e inteligente, algunas aventurillas sin compromiso, para masajearse el ego, y un grupo de amigos al que adora desde que estaba en la universidad. Pero él siente que nada va bien. Y la solución milagrosa que le hace comprender esto es un infarto.

Antoine, visto por Lambert
A él le pasa lo que a todo el mundo, ¡incluso a mí! Yo llevo arrastrando el mismo grupo de amigos, el mismo séquito, desde hace más de treinta años. Organizo grandes cenas en el campo, igual que Antoine. Nos pasamos horas haciendo la compra, comprando mejillones. Y luego nos sentamos todos a una mesa muy grande, en la que siempre hablamos exactamente de las mismas cosas, y el fin de semana, aun siendo muy agradable, siempre es exactamente lo mismo. Por eso a veces, aunque les quiera, tengo una sensación de hastío. Y a veces, como Antoine, me abrumo, porque ese séquito es como un tribunal. Si empiezo a salir con alguien, si me compro algo o tomo cualquier decisión, mis amigos se creen en la obligación de darme su opinión. Conocen mis gustos mejor que yo, saben si mis planes van a salir bien o no. ¡No hay quien lo aguante! Y en este momento me rebelo contra ello. También es la crisis de los cincuenta, el comprender que algo profundo está cambiando. El tiempo se va acelerando hacia la vejez, y eso es algo contra lo que no se puede luchar. Te sientes impotente. Yo soy como Antoine: hago deporte para mantenerme en forma, aunque fumo y me gusta el vino blanco. Me identifico con ese pánico existencial que más que nada a lo que conduce es a querer seguir estando atractivo a toda costa.

Al principio, Antoine se aburre, pero no se da cuenta. Está un poco deprimido. A sus hijos sólo les preocupa el consumo y su relación con su mujer empieza a agotarse. No está contento con su trabajo, y hasta empieza a cansarse de sus amantes. Pero en vez de ser un maníaco-depresivo, es un depresivo-maníaco. Después del infarto, su depresión entra en fase maniaca, y entonces decide pasar de reglas y cortapisas. Se suelta, se desinhibe. Un niño malcriado. ¡¡Se vuelve odioso!! Y claro, es castigado por ello, y acaba comprendiendo que sus amigos son la estructura de su vida. Con todos sus defectos, aun así son su vida, su familia de elección. Si los eligió, los eligió para toda la vida.

Lo que los une
A mí también me molestan mis amigos –mis hermanos y hermanas, como yo les llamo–, pero tampoco sé vivir sin ellos. Comparto con él su gusto por estar todos juntos en grupo, su afán de ayudarles, de resolver sus problemas, como él hace con Laurent, el personaje que interpreta Lionel Abelanski, y de hacerles felices. Yo, como él, y como Eric, también soy un animal social. Me gusta estar rodeado de gente. Pasar solo un fin de semana en mi casa de Borgoña sería inconcebible. Lo intenté, pero fue un fracaso. Ya nunca voy allí solo. Mi casa tiene que estar llena de amigos, con todo el mundo en la cocina haciendo la cena. Y de sus defectos, comparto su orgullo, por eso necesito estar con mis amigos de hace treinta años, para que no me dejen darme importancia. Y vale, lo reconozco: yo, como Antoine, tengo que luchar contra el impulso de seducción…

Lo que los separa
Yo no tengo el sentido del humor de Antoine. Eso de no poder resistirse a soltar la pulla fulminante, esa necesidad de hacer reír a la gente. Yo nunca he sabido contar anécdotas divertidas. Provocar una carcajada general durante una cena para mí sería un orgullo. Pero las pullas son otra cosa, es una mentalidad distinta, una forma de no tomarse en serio la vida, de bromear sobre ella. Yo, personalmente, soy demasiado serio, aunque intento no serlo. Soy una persona más bien solitaria y melancólica. Cuando hago una fiesta para mis amigos, al cabo de un rato necesito estar solo. Me gusta preparar fiestas de cumpleaños, pero cuando empieza la fiesta me entran ganas de encerrarme en mi habitación con un libro. Es una cosa extraña. Me gusta reunir a mis amigos, pero tiene que ser sin mucha gente.

Su escena favorita
La que me preocupaba respecto al rodaje es una de las del final, durante una cena. Le suelto una serie de barbaridades a todo el mundo y luego voy y me desmayo, me desplomo sobre el pollo asado. Yo quería llegar lo más lejos posible sin resultar completamente odioso, sin perder al espectador. ¿Quién sabe? A lo mejor lo pierdo. Ésa es una escena que tenía muchas ganas de hacer, pero que al mismo tiempo me preocupaba.

Como espectador, la escena en la que intento acostarme con mi mujer plantándole una linterna en la cara me parece muy divertida. Los momentos que me hacen sentir más incómodo son aquellos en que tengo que hacer el tonto, estar borracho. Eso me cuesta porque en la vida real yo soy bastante abuelito. Las noches de borrachera no son lo mío. El alcohol lo que hace es darme sueño. En la última escena, en la que estamos todos curda y tenemos que amontonarnos en un coche, estuve muy tenso. Me cuesta mucho soltarme. A lo mejor es que soy demasiado fino.

Eric Lavaine, visto por Lambert
Eric, igual que Antoine (¡la película es muy autobiográfica!), es un tío muy simpático y generoso. Quiere a sus amigos. Es un hombre sociable que cuenta con la idea de la cuadrilla en la vida. El grupo de amigos de la película es creíble en la película gracias a su sencillez y calidez. Desde la primera lectura hubo comida y vino, y al cabo de unos minutos ya era como si fuéramos viejos amigos. Llegamos en plan “séquito y chófer”, pero sólo hizo falta un poco de pan con paté para que todo el mundo se bajara de su pedestal. Eric es un hombre muy sincero, y esto en su comedia se nota. Yo hago el personaje protagonista, o por lo menos el catalizador de la historia y el que la cuenta en off, pero a mí, al ver la película me parecieron todos igual de importantes. Eric ha logrado crear un auténtico retrato de grupo. Coordinar semejante trabajo de improvisación a tantas voces es como para descubrirse. ¡Durante dos meses jugamos al fútbol en equipo!

Su definición de la amistad
La familia que uno elige para sí mismo. Se lo das todo y harías cualquier cosa por ella. Es como un baluarte amable, pero recio, contra las adversidades de la vida.


Franck Dubosc
Baptiste se acaba de separar de Olivia y no lo ha superado. Un padrazo, le gusta tener la custodia compartida para poder cocinar para sus hijos, pero no agradece tanto el hecho de que su ex confunda las fechas y se presente en la casa que han alquilado sus amigos comunes en la misma semana que él. Está dispuesto a hacer un duelo de viudo para superar la ruptura, pero no soporta que haya otro hombre en la vida de su ex. Tierno, pudoroso y resentido: ¡un hombre perdido sin la mujer de su vida!

Baptiste, visto por Franck
Baptiste es bueno, pero también celoso. Sigue siendo un poco infantil. Ésta es la primera vez que hago un personaje normal y no “de plástico”: ¡un tío que se viste como yo! Hasta me compré toda la ropa que llevé durante el rodaje. Se parece a mí en su forma de ser padre. Y en el físico. Baptiste tiene mi cuerpo. ¡Y luego, que por fin puedo hacer un personaje que habla con mi voz y anda como yo!

Su escena más difícil
La del momento íntimo entre Florence Foresti y yo. En la vida real somos amigos, y los dos somos de un pudor patológico. Nos sentimos incómodos, pero creo que al final eso le dio el punto preciso a la escena, como la escena de la piscina, cuando me enfado con ella. Como ella siempre brilla, no quería decepcionarla.

Su escena favorita
Me gusta ésa en la que Guillaume baja a desayunar y le y tapa la vista a Lambert Wilson hablándole de tostadas con mantequilla. ¿Una escena en la que salga yo? No sé. Seguramente la de la piscina.

El ambiente del rodaje
Yo he hecho muchas películas corales, como Un gran equipo, con actores de mentalidades muy distintas. En BARBECUE éramos todos de la misma edad y llevábamos la misma vida: más “baile de salón” que gamberrismo. Pudimos reírnos juntos y meternos los unos con los otros, amablemente, porque somos muy parecidos. De hecho somos clavados a nuestros personajes. Y teníamos la suerte de tener a Lambert de protagonista: un “jefe” al que todos admiramos.

Eric Lavaine, visto por Franck
Eric me ha dado mis mejores papeles. Al principio, el papel de Baptiste no iba a ser necesariamente el mío. Cuando leímos el guión, el personaje que parecía más evidente para mí era el de Jérôme, el chico ingenuo y un poco bobalicón. Pero hubiera sido demasiado obvio. Que el tío mayor guapo hiciera el soltero cándido habría sido excesivo. Me alegro de que Eric insistiera en que hiciera Baptiste. A mí me resulta fácil interpretar los textos que él escribe. Sólo tiene que darme el tono, la música. Pero es receptivo. Nos deja hacer variaciones. Nos da la melodía y nosotros la arreglamos.

Su definición de la amistad
Un amigo es alguien con el que no tengo la obligación de hablar, pero al que siempre tengo algo que decir.

Sobre el hecho de envejecer
Yo tengo hijos muy pequeños. Soy un padre mayor, así que lo que me preocupa no es mi salud, sino la suya. Gracias a ellos he perdido la vejez. Cuando crezcan y ya no tengan otitis, podré empezar a ocuparme de mí mismo. ¡Puedo tener la crisis de la mediana edad a los 65!


Florence Foresti
Olivia es una de las amigas “históricas” del grupo. Se casó con Baptiste hace siglos y tuvieron dos hijos, pero ella le acaba de dejar a él y ahora sólo se ven como “amigos”, dentro del grupo, lo cual a ella, a diferencia de Baptiste, no parece molestarle demasiado. A Olivia no es fácil imaginarla deprimida. Es una mujer de carácter, como un soldadito lleno de energía, y muy aficionada a la bebida. Cuando se ha tomado unas copas se crece en la pista de petanca. Es toda una camarada, pero una camarada con camiseta fluorescente y zapatos de tacón. Su pasión –aparte de Antoine, Jean-Mi y el grupo– es el fútbol. Para ella su equipo, el Olympique Lyonnais, es una religión. ¿Perderse un partido? Nunca en la vida.

Olivia, vista por Florence
¡Es insoportable! Cuarenta años, separada joven, tiene la custodia compartida y habla mucho. Es muy colega, muy divertida y le da mucho al trinque. Es una cuarentona de su generación: desinhibida. Y como tanta gente, tiene que dejar a su marido para darse cuenta de que éste tiene más virtudes que defectos. El huerto del vecino siempre es mejor, pero mucho menos divertido. Y Olivia no soporta ver cómo otra le tira los tejos.

Lo que las une
¡Todo! Sobre todo, lo de ser colega de los chicos. Olivia tiene un punto masculino que se parece mucho al mío. Y ahora mismo también nos parecemos en lo de ser madre con custodia compartida.

Lo que las separa
¡Lo del fútbol! Yo odio el fútbol y las mujeres a las que les gusta. Para mí son unas traidoras. No me las creo. Estoy segura de que lo fingen para gustar a los hombres. Eric me puso la camiseta y la bufanda… Todo lo opuesto a mí.

Su escena más difícil
Ésa en la que juego a la petanca y estoy como una cuba. A mí no me cuesta nada fingir una borrachera (tengo mucha experiencia), pero es que le tenía que decir “¡Te voy a dar por el c…!” al personaje de Lambert. A mí, curiosamente, me cuesta mucho decir obscenidades. A veces digo algunas suaves, pero me cuesta. Y al ver la película aún me sorprende. La escena más incómoda de rodar es aquella en la que Olivia se reencuentra con Baptiste (Franck Dubosc). Como humoristas que somos, la seducción no es un arma que manejemos con soltura, y en la vida real somos muy pudorosos. ¡Yo, como seductora no valgo un pimiento! Eric sólo nos escribió un par de frases, el resto dejó que lo improvisáramos. Nos quedamos ahí como dos idiotas. Pensé que no lo conseguíamos.

Su escena favorita
Ninguna relacionada conmigo. A mí, cuando me veo en pantalla siempre me decepcionan los resultados, porque siempre pensaba que lo había hecho mejor. Sí me veo en las escenas muy dialogadas, muy enérgicas, como ésa en la que le echo la bronca a Jérôme Commandeur porque no ha grabado el partido. Y me encantó rodar la escena en la que yo y Lambert estamos en los pufs que cambian de color. Deseaba tanto impresionarle...

Eric Lavaine, visto por Florence
Para un actor, trabajar con un director como Eric es un lujo. Nunca he conocido a nadie que se tome menos en serio a sí mismo. No te complica la vida, crea un ambiente distendido, nunca se enfada y nunca grita. Siempre es positivo. Da mucha libertad a sus actores, pero eso no le impide conseguir lo que quiere. Es muy cabezota. Cuando intenté proponer algo distinto, él no se apeó de su “¡Te voy a dar por el c…!”. Tiene una visión muy precisa de sus personajes, y cuando la toma es buena, no se empeña en hacer otra por cobertura. Si la toma es buena, pasamos a la siguiente.

Lo suyo es el humor. Pertenece a la escuela del monólogo, como Franck y yo, tiene el mismo tempo cómico. Yo adivino la ocurrencia que él va a soltar como él adivina las mías, o igual decimos lo mismo al mismo tiempo. Es un técnico del humor, un autor magnífico. Sabe sacar chispa a las situaciones y los diálogos, y detrás de la cámara se pone como un loco. Le encanta vernos actuar. Su película, además de la amistad, habla del hecho de envejecer. Y eso es un tema que en este momento yo tengo bastante presente. El dilema entre las ganas de seguir divirtiéndote o cuidar la salud. ¿Vivir una vida muy larga o vivir bien? Cuando se cumplen los cuarenta, la cuestión es ésa. Con formas de comedia, Eric plantea algunas preguntas esenciales.

Su definición de la amistad
El aburrimiento forma parte de la amistad. Si no estás solo y te sientes querido, considérate afortunado. A mí, mis amigos nunca me molestan. Son amigos magníficos. Todo el año estoy deseando reunir a quince amigos en una casa en verano. Me encanta la idea de tener un grupo de amigos.

Un verdadero amigo es…
…alguien al que puedes llamar y decirle: “Ven, he hecho una tontería”, y que venga enseguida. ¡A ayudarte a enterrar un cadáver en el jardín!


Guillaume de Tonquedec
En cuestión de neumáticos, Yves es un hombre Goodyear. Lleva polos, pero también bermudas. Es doctor en preparación de chuletones de buey. Gracias a su GPS y a su obsesión por la ruta perfecta, Yves siempre llega el primero a todas partes, y siempre te explicará detalladamente el camino que ha seguido. Le apasiona la arquitectura religiosa y le gusta hacer la compra, porque siempre sabe qué producto comprar, pero sobre todo dónde comprarlo. Yves es… un puñetero, en definitiva. Pero este católico pequeño burgués es un tierno que posee una gran virtud, sobre todo cuando alguien decide decirle lo que piensa de él: que no es rencoroso. Yves es un buen tío.

Yves, visto por Guillaume
Está enrocado en su presunción, está muy satisfecho de sí mismo. Está tan seguro de todo que ya ni ve a su mujer, que se pasa la vida intentando atraer su atención. Ella le mira con pasión, pero él no ve nada. El infarto y el cambio de conducta de Antoine obligan al anquilosado Yves a abrir los ojos. Todo el mundo cree que se ha vuelto un viejo prematuro, pero él cree estar en la cumbre de la madurez. Es católico y lleva ropa de hace veinte años porque aún no está raída. La verdad es que no tiene muy buen gusto…

Su escena más difícil
La de la cuña en el hospital. La verdad es que tenía miedo de que resultara demasiado ordinaria. Pero la interpretamos tan sinceramente, con tanta complicidad de grupo, que al final quedó muy divertida.

Su escena favorita
La de la sangría al Pétrus. ¡Consúmase sin moderación!

El ambiente del rodaje
La verdad es que había mucho espíritu de equipo. Y eso no siempre es así en las películas “corales”, como las llaman. Cuando unos actores quieren trabajar juntos, pueden llegar a compenetrarse mucho, como si hubieran sido amigos durante treinta años. Nosotros venimos todos de los escenarios, ya sea del teatro clásico o del monólogo, compartimos una forma de trabajar, de dar y tomar. Florence y Franck, además de sus textos, probaban con nosotros las frases de sus espectáculos. Yo nunca había trabajado con Lambert, y ha sido un placer muy especial, porque nuestros dos personajes interactuaban mucho en la película. Además, en el oficio a los dos nos cuelgan mucho la etiqueta de burgueses, cosa que nosotros tenemos perfectamente asumida. Lo del pijo con jersey de cachemir, ¿eh, Lambert? Nos educaron igual, para qué resistirse. Y eso creó una complicidad natural. Ha sido un placer.

Lo que los une
A mí también me dura la ropa mucho tiempo. Mi mujer aprovecha cuando me voy a rodar una película para tirarme cosas. Tengo un jersey que me regaló una amiga cuando cumplí dieciocho años. Está agujereado y manchado de pintura, pero lo conservo como jersey de bricolaje. De hecho me recuerda a ese cumpleaños que pasé con mis amigos.

Soy católico practicante. ¿Eso es un defecto o una virtud? Pero en una época en que ser católico no es muy glamouroso, pues yo lo digo.

Un poco reaccionario: a mí, como a él, me dan miedo los cambios. Y eso puede impedirme avanzar.

Eric Lavaine, visto por Guillaume
¡A Eric le gusta reírse! Y que le propongan ideas. Que no hubiera choques de egos en el rodaje fue en gran parte gracias a él, porque nos trató a todos por igual, con la misma expectación entusiasta. Le encanta la interpretación y los actores.

Su definición de la amistad
El amigo es aquél que siempre está ahí, en lo bueno y en lo malo. Al pie del cañón, contra viento y marea.


Lionel Abelanski
Laurent tiene graves problemas profesionales, acaba de invertir en un terreno y se ha equivocado. Está al borde de la ruina, pero antes se ahorcaría que confesárselo a su familia y amigos. Su mujer no se da cuenta de nada, pero sus amigos sí. Mientras recibe llamadas de trabajo cada vez más alarmantes, ellos hacen como que no pasa nada, pero al mismo tiempo le ayudan y protegen como mejor pueden.

Laurent, visto por Lionel
Está en crisis y no habla. Es un hombre angustiado que finge. El espectador tenía que percibir su angustia, aunque se la oculte a sus propios amigos. Yo estuve muy tenso y concentrado en mi historia dentro de la historia. No tengo ninguna escena cómica. Pero como estaba siempre de los nervios, no me importó.

Lo que los une
Su forma de no expresar lo que pasa. Yo antes era así: no quería molestar a mis amigos con mis problemas. En parte era por orgullo, sin duda: aún no he terminado de trabajar en ello, pero estoy progresando. Contrariamente a lo que podría creerse con respecto a los papeles que he hecho, este es un personaje bastante cercano a mí. Y eso era un poco inquietante.

Su escena más difícil
Las de hablar por teléfono. Se trabaja sin interlocutor, y además había que hacer que la angustia fuera in crescendo, que no fuera algo repetitivo, rutinario.

Su escena favorita
La del hospital fue muy tonificante. O si no, la de la última cena, creo: ahí sale toda la humanidad, el humor y la ternura de esta pandilla.

Su definición de la amistad
Si los amigos acaban pareciendo familia, entonces hay que dejar a los amigos. La amistad es libertad.


Jérôme Commandeur
¡Un poema! Soltero, sin hijos, Jérôme es el blanco de todas las bromas, el hombre que sigue asombrando a todo el mundo con su candidez increíble, pero cuidado, fuera del grupo, que nadie se meta con Jean-Mi.

Jean-Mi, visto por Jérôme
Leal. Y al margen. Es de los que no tienen Facebook ni “estado” ni “estado de ánimo”. Y de su vestuario, cuanto menos se hable, mejor… Es un chico tierno, ingenuo, un poco ridículo. Con él no van los dobles sentidos, y también es poético. La clase de amigo al que puedes llamar un domingo porque sabes que estará libre. Irá contigo a comprar el pan o la comida del perro. Sólo sus amigos pueden reírse de él, pero no toleran que los demás lo hagan.

Lo que los separa
La imagen, espero, y que dure. La moda es misteriosa: sí, ahora estamos viviendo un regreso a lo kitsch, con esos tíos modernos que llevan camisetas con gatos y arco iris, pero lo de Jean-Mi ¡es un kitsch de 1996-97! La camiseta Ferrari con pantalón pirata y camisas azul turquesa de manga corta.

Lo que los une
La constancia en la amistad. A mí me gusta que las cosas duren.

Su escena más difícil
Cuando Antoine (Lambert) me humilla durante una cena. Me daba miedo el momento en que la cámara se posara en mí, sobre todo en medio de todos esos actores tan fantásticos, en una película tan coral.

Su escena favorita
De las que tienen que ver conmigo, prefiero el momento de la sangría al Pétrus. Eso fue todo un hallazgo cómico. Pero también tengo debilidad por la escena en la que estamos todos en el hospital, detrás del cristal de la habitación de Lambert. Y me encantó hacer la de la cuña, en la que todos se pasan la pelota unos a otros. ¡Nadie quiere ayudarle a hacer pis!

Eric Lavaine, visto por Jérôme
Es un graciosillo. Está como un cencerro. Es capaz de soltar las mayores barbaridades a voz en grito en un restaurante lleno de gente o de salir a la calle en cueros para ganar una apuesta. ¡No tiene filtros! Está loco, pero ha sabido utilizar eso para escribir sus películas. BARBECUE obedece, creo, a un deseo sincero de desmarcarse de sus comedias anteriores, que eran más frenéticas. BARBECUE es como Incognito, pero con un humor más agridulce. El desgaste de la amistad es un tema melancólico, con el que se puede identificar mucha gente. Las películas siempre hablan del amor, pero la amistad es un tema central en nuestras vidas. Él dirige nota a nota, por clave musical. De oído.

Su definición de la amistad
El que decide es el tiempo: una amistad se construye a lo largo del tiempo. El amigo es el que perdona, también. La amistad debe ser sencilla, sobreentenderse: si hay demasiadas obligaciones, se convierte en una familia.


Sophie Duez
Una mujer moderna y activa, con un trabajo noble. Con Antoine, su marido, hace mucho tiempo que más que amarse, se cruzan. Cuando él entra en crisis y se niega a cuidarse después del infarto, Verónique se preocupa, pero se niega a convertirse en la “chinche de servicio”. Tiene cosas más importantes que hacer.

Véronique, vista por Sophie
Cirujana, es una mujer realista que mira a la vida y a la muerte a la cara y arroja sobre los demás una mirada indulgente y divertida.

Lo que las une
La observación, la tolerancia y la paciencia.

Lo que las separa
Que le gustan las mollejas y que es adicta al trabajo.

Su escena más difícil
La última. ¡No quería que acabara el rodaje!

Su escena favorita
El picnic, durante la excursión, cuando la fachada se derrumba y en el maravilloso entorno del Cirque de Navacelles se nos ve diminutos, ahí, comiendo todos juntos. Cuando Antoine (Lambert), de pie, recortado contra el cielo y al borde del abismo, nos asesta una serie de verdades con una calma poderosa y tierna, y deja caer estas palabras: “Nos hacemos viejos, eso es todo”.

Eric Lavaine, visto por Sophie
Eric es gamberro, es tenaz y es pudoroso.

Su definición de la amistad
Es amor, siempre.


Lysiane Meis
A Laure le gustan Yves y las iglesias. Cuando la pareja organiza una barbacoa, ella lo hace todo (la compra, la ensalada, lavar los platos, etcétera), pero es su marido el que recibe los cumplidos por lo bien que está hecha la carne. Laure es la única a la que Yves nunca saca de quicio, y está dispuesta a someterse al bisturí (aunque tampoco mucho) para conservarlo. Es así de simple: a veces le gustaría pegar un grito, pero Laure es una buena amiga y la esposa perfecta.

Laure, vista por Lysiane
Es muy dulce, está muy enamorada de su marido y quiere hacerlo todo bien, hasta el punto de resultar cargante. Siempre ha estado consagrada a su marido y sus hijos. Una mujer de su casa. Pero sus hijos se han hecho mayores y se está dando cuenta de que no tiene gran cosa en la vida. De repente es una mujer siempre al borde del ataque de nervios. Intenta atraer la atención de su marido y hasta se hace un lifting. Pero le preocupa tanto que se note, que al final no se nota… nada. Es la buena del grupo, pero nunca ha encontrado su lugar en él, y eso le hace sufrir. En el fondo es una infeliz.

Lo que las une
Su buen humor y sus ganas de agradar a la gente. Aparte de eso, no me parezco nada a ella. Es un personaje de composición.

Lo que las separa
¡Yo soy menos histérica y más feminista! Y mi estilo no tiene nada que ver. Yo soy morena, con el pelo alborotado, ella es rubia y lo lleva alisado. Yo soy de vaqueros y jersey y ella siempre va impecable: la mujercita atusada, siempre con el atuendo apropiado para cada momento.

Su escena más difícil
Pues, precisamente, la de la última cena, cuando anuncia que se ha hecho un lifting… invisible. Tuve que encontrar el tono justo, porque Laure tenía que divertir y conmover al mismo tiempo.

Su escena favorita
La misma, porque Eric quedó contento con el resultado, o sea que yo también.

Eric Lavaine, visto por Lysiane
Trabaja mucho con los actores. Nosotros proponemos cosas y luego él nos reconduce sutilmente, como hizo en mi primera escena, que también es la primera de la película: la de la barbacoa, en la que afloran mis frustraciones. Yo había empezado en un registro muy dramático. Él me felicitó, pero luego me guió hacia un tono más ligero. Tiene las ideas muy claras respecto a lo que quiere de cada personaje, pero lo moldea con nosotros. Odia que haya conflictos y le gusta distender el ambiente. ¡Cómo no vas a querer agradarle! Es un líder y une a la gente.

Su definición de la amistad
Lealtad en los malos momentos.


Valérie Crouzet
Entre las compras, la decoración y la manicura, Nathalie es una mujer ultra femenina, siempre con ganas de ver a los amigos, siempre alegre como un jilguero. Demasiado tranquila para darse cuenta de que Laurent, su marido, tiene graves problemas económicos. ¿Enfadarse con Nathalie? Imposible.

Nathalie, vista por Valérie
Jovial. Se toma las cosas de la vida con una sonrisa, incluso los dramas. Es el pilar de su relación y tiene momentos de mucha ternura con Laurent, su marido, aunque no sabe nada de los problemas que tiene. En cuanto a su estilo, siempre va emperifollada, con joyas de oro, y se preocupa mucho de su aspecto físico.

Lo que las une
Su buen humor. Aunque las cosas vayan mal, ella está bien.

Lo que las separa
Su estilo “facultad de empresariales”. Es una señora fina, un poco reglamentista.

Su escena más difícil
¡La de la piscina! Pero por razones frívolas. Para esta escena que se rodaba en traje de baño, todos nos pusimos a vigilar la línea. Con Lambert hablamos mucho de regímenes, de desayunos equilibrados, sobre todo porque en la película nos pasamos el rato comiendo. No dejábamos de repetirnos: recordar el 6 de septiembre, fecha del rodaje de la escena de la piscina. Al final salimos con el agua hasta el cuello, no se nos ve. ¡Podría haber repetido chuletón, en vez de conformarme con judías verdes!

Su escena favorita
Me gusta mucho el partido de fútbol, en el que están todos felices, menos Laurent (Lionel), que está de morros. El contraste es bueno. ¡Y con la del hospital, cuando Lambert quiere hacer pis, me parto de risa!

Eric Lavaine, visto por Valérie
Sabe lo que hace. No presiona. ¡Pero ojo, sabe lo que quiere! Sus personajes son muy precisos. Mi personaje no es protagonista, pero aun así él conocía perfectamente a Nathalie. No destaca a nadie por encima del resto y sutilmente saca a cada actor de su zona de confort.

Su definición de la amistad
Con un(a) amigo(a) se puede contar en cualquier circunstancia: en los malos momentos, para hablar de los errores que has cometido, para decirle lo que no le dirías a nadie. Con un amigo se puede ser uno mismo. En el amor fingimos que somos perfectos y exigimos perfección. Ése es el problema del amor. La amistad es más indulgente: en la amistad se acepta al otro como es realmente