Rebecca es una de las primeras reporteras gráficas de guerra del mundo. Mientras fotografía a una terrorista suicida en Kabul, sufre una herida grave. Cuando llega a su casa, cae otra bomba. Su marido y sus dos hijas ya no soportan la angustia de pensar que puede pasarle algo y le dan un ultimátum: su trabajo o su familia. La elección parece obvia.
El silencio roto solo por algún susurro. El lavado ritual. La mujer se coloca el cinturón y el chaleco con sumo cuidado. ¿Se trata de una ceremonia religiosa? Pero el cinturón y el chaleco están llenos de explosivos. Estamos en Kabul, en compañía de una mujer a punto de desatar la muerte y la destrucción. Una veterana fotógrafa capta toda la operación. Se trata de Rebecca, una de las reporteras gráficas de guerra con más renombre del mundo. Pero esta vez, Rebecca está a punto de perder la vida
De vuelta a casa, su marido Marcus le asegura que la quiere, pero que no está dispuesto a seguir soportando la angustia y la incertidumbre, sobre todo porque tienen dos hijas, Lisa (7 años) y Steph (13 años), que necesitan a su madre. Más aún, Steph se refugia cada vez más en un mundo donde no hay sitio para su madre.
Rebecca le promete a Marcus que nunca volverá a una zona en conflicto. Sin embargo, está convencida de que sus fotografías pueden cambiar algo y le cuesta mantener su promesa, llevar una vida normal de esposa y madre. No tardan en ofrecerle la oportunidad de un reportaje en un campo de refugiados de Kenia, un lugar supuestamente tan seguro que incluso puede llevarse a su hija Steph