Película protagonizada por Benicio del Toro (Salvajes, El hombre lobo, Traffic), Josh Hutcherson (La saga de Los juegos del hambre, Viaje al centro de la Tierra), Claudia Traisac (Luna, el misterio de Calenda, Cuéntame cómo pasó), Brady Corbet (Melancolía, Funny games), Ana Girardot (Cloclo, Simon Werner a disparu
) y Carlos Bardem (Alacrán enamorado, Celda 211), ESCOBAR: PARAÍSO PERDIDO supone el debut en la dirección del actor Andrea Di Stefano (La vida de Pi, Come, reza, ama), también guionista del filme.
Génesis del proyecto
Tras haber empezado su carrera como actor, hacía mucho tiempo que Andrea Di Stefano quería dirigir una película. La idea surgió de repente cuando un amigo suyo policía le contó una historia. La historia de un hombre a quien Pablo Escobar había confiado la misión de esconder su tesoro, antes de ordenar su ejecución, con la esperanza de mantener en secreto su ubicación.
Andrea Di Stefano sentía interés desde hacía tiempo por el mundo del crimen organizado. "Todos siguen las mismas reglas: nada de pegar a mujeres ni niños, la familia es sagrada y no puedes traicionarla, so pena de perder la confianza de cuantos te rodean". Fascinado por la historia del tesoro, y por esa figura del crimen que estaba por encima de la ley, Andrea Di Stefano empezó a documentarse sobre Pablo Escobar y su vida. "Creo que es el criminal más odiado y admirado del mundo, en casi igual medida. Incluso hoy día, en Colombia, la gente reza por él y lo considera uno de los buenos, mientras que muchos otros lo ven como un monstruo. El hecho de que estuviera muy unido a su familia parecía otro terreno más que merecía la pena explorar. Cuando ves "El padrino", el elemento clave no se encuentra en el hecho de que Marlon Brando y Al Pacino eliminen gente, sino en lo que hablan entre ellos cuando están en casa, sentados en torno a la mesa con toda la familia. Así que vi la posibilidad de estructurar una historia en torno a un personaje con doble personalidad, y el hecho de que se tratara de Pablo Escobar hacía el tema aún más emocionante. Mi instinto me llevó a observarlo y, en los pequeños detalles, quise añadir nuevas facetas que ayudaran a sustentar la trama".
Andrea Di Stefano se puso a documentarse, rebuscando hasta encontrar todo el material que le fue posible, leyendo y viendo documentales. "Pero, al estudiarlo, al acercarme a la verdad, me pareció problemático mostrar únicamente su lado oscuro, el aspecto criminal de su vida. Tuve que concentrarme en su vida privada. Tenía tanta información sobre él que acabé casi convencido de que pensaba como él. Entonces se me ocurrió la idea de un segundo personaje que hiciera un viaje un tanto insólito, una especie de viaje por la mente de Escobar. La narración se volvería entonces más compleja aún desde el momento en que este personaje supuestamente escondiera el tesoro y se convirtiera en el objetivo de los hombres de Escobar".
Así es como surgió el personaje de Nick, interpretado por Josh Hutcherson. Al introducir a este personaje, la película sigue un camino distinto a los biopics tradicionales, para convertirse en algo diferente. "Cada vez que entraba en juego el maquiavelismo de Escobar, me venía a la cabeza la imagen de un tsunami haciéndose cada vez más grande, capaz de causar cientos de muertes. Podía actuar de forma devastadora, y al mismo tiempo afectar a mucha gente a su alrededor. Tengo algunos amigos surfistas y pensé en su actitud hacia los elementos, hacia la vida y el futuro, su forma bastante tranquila de ver las cosas. Así que ESCOBAR: PARAÍSO PERDIDO cuenta dos destinos paralelos; dos personajes, cada uno con sus luces y sus sombras. No me gustan los protagonistas con sello de pureza. Encuentro todos los conflictos internos sumamente interesantes. Nick va siendo poco a poco consciente de la clase de monstruo que es realmente el tío de su novia. Comprende que es parcialmente responsable de lo sucedido. No quería mostrar cadáveres y violencia explícita. Prefiero el conflicto psicológico; es más cinematográfico".
"Al introducir este elemento en el centro de una historia oscura, quería evocar la tragedia griega, su mitología, la historia de Ícaro, alguien que cree estar viviendo su sueño, que casi toca el sol, y de pronto todo sale mal a consecuencia de un grave error. Con el pretexto de haberse enamorado, y de querer hacer lo que le dicta su corazón, el soñador cuya única preocupación era su futuro y la felicidad que este conlleva se encuentra en mitad de una situación inesperada. Poco a poco, va perdiendo el control, luego acaba perdiéndolo todo, hasta que su vida se convierte en una pesadilla. Pablo es un semidiós en su país, Nick no es más que un ser humano, y no hay nada que pueda hacer una vez que la divinidad decide intervenir. Su destino se vuelve del revés". Como dice su mano derecha en la película: "Nadie escapa de Pablo Escobar".
Andrea Di Stefano dice que se le ocurrió la idea del personaje de María, la sobrina de Escobar, al leer un libro del hermano de Pablo Escobar, Roberto. "Recoge la vida de Perolindo. Justo antes de que su tío fuera a prisión, su novio murió al explotar una bomba. Fue a ver a Pablo y le dio una bofetada delante de todo el mundo. Me atrajo un personaje así, alguien que no teme a un hombre como ese. Empecé a visualizar a esa joven, convencido de que sería una forma de introducir una historia de amor".
"Justo antes de empezar a escribir, volví a ver la película de la vida de Pablo Escobar, a fin de encontrar la época más adecuada para ambientar el filme. La cinta empieza en un momento en que los colombianos veían a Pablo Escobar como alguien muy rico, y muy pocos sospechaban que fuera traficante de cocaína, sobre todo dado que, por aquel entonces, esa droga no estaba considerada nada malo. Te podían encerrar mucho más tiempo en prisión si te pillaban traficando con marihuana. En Colombia, Perú y Bolivia, la cocaína estaba considerada un medicamento. Sólo había que mascar las hojas para combatir la malaria o el resfriado. Era bastante normal. Me dejó fascinado una entrevista que leí de una de las hermanas mayores de Pablo. Decía que todo el mundo había mascado siempre las hojas. A su modo de ver, su hermano se limitaba a exportar un producto nacional. Para ella, para casi todo el mundo, era natural".
En cuanto a los acontecimientos y los diálogos, Andrea Di Stefano asegura que en el primer borrador del guión no había nada inventado. "Todo lo que dice Pablo Escobar fue algo que dijo en algún momento de su vida. Quizá no sea tal el caso en cuanto a la veracidad de sus palabras en la versión final, dado que cambiamos algunas líneas, pero todo sigue estando basado en hechos reales. Por ejemplo, me resulta fascinante la escena en la que se encuentra sentado en el coche de Bonnie y Clyde. Compró de verdad el vehículo en el que abatieron a tiros a los forajidos. Siempre se consideró un bandido. Uno de sus hombres recuerda que se sentaba durante horas en ese coche. Bonnie Parker fue acribillada a balazos en su interior y creo que, cuando se sentaba en su sitio, pensaba en cómo los había traicionado una tercera persona. Todo eso sirvió como punto de partida para darle vida, para proporcionarle motivación, para hacerlo activo. Tiene gracia, porque empecé a añadir elementos a la historia a lo largo de tres años, y luego escribí el guión en tres semanas, 20 días completos, desde por la mañana hasta por la noche. Nunca había escrito tan rápido".
En cuanto el productor Dimitri Rassam recibió el guión de ESCOBAR: PARAÍSO PERDIDO, se embarcó en el proyecto. "Sabía que era un actor, que esta era su ópera prima [como director], y que el proyecto era ambicioso. Me encantó la historia y el guión, pero, al mismo tiempo, sabía que iba ser complicado. Pero quería contribuir a esta aventura para ayudar a llevarla a la gran pantalla". A Dimitri Rassam le atrajeron los distintos aspectos de la narración. "ESCOBAR: PARAÍSO PERDIDO posee todos los elementos que a la gente le encanta ver en una película. Sabemos que Escobar es uno de los narcotraficantes más poderosos, pero nunca se ve nada de cocaína. Trata ante todo sobre la familia, sobre los lazos que se forman y la trayectoria que se puede seguir como resultado de ello. Después de nuestra primera reunión con Andrea, me sentía más seguro todavía. Tenía su película en la cabeza; sabía exactamente el camino por el que tenía que llevar a sus personajes. Han circulado muchos proyectos sobre Escobar, pero este era diferente a todos los demás. Y era precisamente ese enfoque diferente lo que me interesó. Tienes ese personaje increíble, con una presencia tremenda, pero, sobre todo, es una historia estupenda. Basada en hechos reales, mezclados con elementos ficticios, posee esa cualidad inherente a las grandes tragedias".
"En cuanto al reparto, no tuve que pensarlo lo más mínimo: Benicio Del Toro tenía que interpretar a Pablo Escobar. No me cabía ninguna duda, tenía que ser él. Si no hubiera aceptado, no se habría hecho la película. Era importante contar con un Pablo imponente, un actor que pudiera dominar con su mera presencia, como Marlon Brando en Apocalypse Now. Incluso cuando no está en pantalla, puedes sentirlo. Basta la simple mención de su nombre; tiene esa fuerza. La participación de Josh Hutcherson resultó decisiva para construir la narración. No había otra opción, la química entre ambos era fundamental".
Pablo Escobar y Benicio Del Toro acabaron convirtiéndose en uno solo en la mente del director. "En cuanto empecé a trabajar con él, dejé de ver a Escobar, sólo a Benicio. Es tan generoso con todo lo que aporta al papel, que se convirtió en mi realidad. Para mí, es más real que el de verdad. Hablamos largo y tendido, y nos pusimos de acuerdo sobre ciertos puntos concretos. Para mí, era importante que se distanciara del auténtico Escobar. Una vez que el personaje había cobrado forma sobre el papel, Benicio tenía que hacerlo suyo. Le estoy muy agradecido; me permitió mejorar mucho simplemente escuchándolo. Me gustaban sus ideas porque me sorprendían". Josh Hutcherson también entró a formar parte del proyecto bastante pronto. Al principio, el director había escrito el personaje como alguien mayor y con más experiencia, hasta que llegó Hutcherson. "En cuanto lo conocí, supe que era nuestro hombre. Como Benicio, acabó fundiéndose por completo con el personaje de Nick. El hecho de que ya hubiera trabajado anteriormente bajo la dirección de Benicio Del Toro [en "7 días en La Habana"] fue una ventaja. Josh ve a Benicio como a un padre, de manera similar a como Nick ve a Pablo".
La elección fue más difícil para el papel de María. "Vimos a cientos de actrices para interpretar a Maria. Algunas de ellas eran increíblemente conmovedoras, pero carecían de cierta pureza, cierta simplicidad. En su primera audición, Claudia apareció con un corte de pelo extraño, pero era original, tenía algo distinto, algo radiante, que me pareció que era como dorado". Andrea Di Stefano se deshace en elogios hacia Claudia Traisac. Claudia, de sólo 20 años de edad, y procedente de Madrid, debuta en el cine estadounidense con ESCOBAR: PARAÍSO PERDIDO.
Para el papel de Dylan, el hermano de Nick, comenta: "Nick tenía que verse sumido en un dilema, obligado a elegir entre dos familias. Me gusta eso en el teatro de Shakespeare, ese choque entre dos parientes, en el que uno le dice a otro: Tal vez estés cometiendo un grave error con esto. Como sucede a menudo en la vida real, crees estar yendo por buen camino y, pese a los avisos de quienes te rodean, rara vez cambias de rumbo". Esa fue la lógica que condujo a la creación del personaje de Anne, la compañera de Dylan, interpretada por Ana Girardot.
Entrevista con Andre Di Stefano (director y guionista)
Andrea Di Stefano, nacido en Roma en 1972, se crió con las comedias italianas y un tipo de cine popular. Como adolescente tímido, encontró su salvación sobre los escenarios. "Empecé en el teatro", recuerda. "Eso me ayudó. Me subía a un escenario, actuaba y, cuando me bajaba, la timidez volvía a apoderarse de mí". Con 20 años, se marchó a Nueva York, donde asistió a una escuela de arte dramático. En 1997, Marco Bellocchio le ofreció su primer papel en el cine en "El príncipe de Homburg".
Doce meses después, Dario Argento le ofreció un papel en "El fantasma de la ópera". Tras regresar a los Estados Unidos, Julian Schnabel lo eligió para trabajar junto a Javier Bardem y Johnny Depp en "Antes que anochezca".
En 2009, bajo la dirección de Marina De Van, intervino junto a Sophie Marceau y Monica Bellucci en "Don't Look Back", que se proyectó en Cannes. "Nine" también se estrenaría en 2009, y, aunque Rob Marshall no le dio un papel principal, a Andrea Di Stefano no le importó. Ya estaba pensando en la historia de ESCOBAR: PARAÍSO PERDIDO. "He hecho algunas buenas películas y he tenido algunos buenos papeles pero, al final, me di cuenta de que lo que yo quería era otra cosa", explica.
P: ¿QUÉ HIZO QUE QUISIERAS PONERTE TRAS LAS CÁMARAS?
R: Siempre me ha interesado la narración. Lo llevo dentro. Mientras que no puede decirse lo mismo de la dirección. Nunca había pensado siquiera en hacer mi primera película. Sólo tenía una historia que ofrecer. Únicamente puedo transcribir lo que veo en mi cabeza. A mi modo de ver, el director reproduce una especie de mundo imaginario creado por él. En mis sueños, veo los planos más hermosos y las mejores puestas en escena. Intento unir las imágenes, las escenas y las emociones, para ponerlas al servicio de la historia, valiéndome de mis experiencias como actor y mis gustos cinematográficos. Siempre me ha entusiasmado el cine, me encanta "Amanecer", de Murnau, o "Fellini, ocho y medio (8œ)", de Fellini, y toda la obra de Kurosawa. Es, sin duda, mi única gran pasión desde mi infancia. El rodaje no fue fácil, pero todos dieron lo mejor de sí mismos. Mi obsesión era encontrar el equilibrio adecuado entre las emociones y lo que estaba sucediendo ante la cámara, de modo que los espectadores pudieran sentir la sinceridad de la escena, tal como la transmitían los actores.
P: ¿CÓMO MANEJASTE A LOS ACTORES?
R: Cuando he trabajado yo mismo como actor, aunque no fuera precisamente Marlon Brando, siempre me sentí un poco frustrado porque tenía la impresión de que los directores no siempre prestaban atención a lo que nos preocupaba. El actor llega con su carga emocional, sus tensiones y sus expectativas y el director debe intentar hacer cuanto esté en su mano por tranquilizarlo, para que pueda esforzarse al máximo cuando llegue el momento. Una vez acabada la escena, debe hacerle pensar que ha hecho todo lo posible cuando vuelve a su camerino. Eso es lo que intento hacer yo. Escuché las ideas de todos, aunque no las usara. Las películas son cuestión de trabajo en equipo. Tengo la habilidad de leer un guión y trasponer visualmente la historia, y de imaginar cómo podría mejorarla. Siempre he hablado las cosas con los directores, así que, ¿por qué no hacer lo mismo con los actores a los que dirijo?
P: ¿TE PARECIÓ QUE EL MONTAJE FUERA COMO SI ESTUVIERAS ESCRIBIENDO UNA NUEVA VERSIÓN DE TU HISTORIA?
R: Era otra versión de la misma. Había oído decir a otros directores que cortar cosas podía resultar muy difícil. Yo me encontré afrontando problemas distintos, pero siempre tuve presente la historia. Eso fue fundamental. Tenía que sumir al espectador en una atmósfera y no permitirle salir de ella.
P: ¿CUÁLES SON TUS INFLUENCIAS?
R: Tiene gracia, pero sólo empecé a fijarme en la belleza de una imagen hasta bastante tarde. Me convertí en un apasionado de la ópera a los 19 años. Cuando empecé en el teatro, descubrí que el escenario y la fuerza de la narración, combinados con música, pueden inspirar profundas emociones. Eso me dio una cierta dirección. Siempre me ha atraído el cine que gira en torno a grandes historias. Mis influencias son italianas, por supuesto, el cine de las décadas de 1950-60, pero también me gusta mucho el cine japonés.
P: ¿QUÉ QUERRÍAS QUE SINTIERAN LOS ESPECTADORES AL SALIR DEL CINE DESPUÉS DE VER ESCOBAR: PARAÍSO PERDIDO?
R: Creo que la gente va al cine porque es lo más cerca que pueden llegar a estar de sus sueños. Los primeros planos sorprendentes, los paisajes, la gente que expresa cosas que entiendes más tarde, la música, las imágenes, el sonido, las sombras, eso es lo que busca la gente en una sala de cine. Y eso es lo que la televisión no puede ofrecer. Me gustaría que los espectadores sintieran empatía por Nick y María, pero también por Pablo. Durante la última escena, me gustaría que sintieran lástima por ese hombre.
P: ¿PESE A TODAS LAS ATROCIDADES QUE COMETE?
R: Siempre está la cuestión de cómo contar el aspecto positivo de un personaje tan horrible y malvado. No soy documentalista. Mi trabajo consiste simplemente en contar una historia, hacer una película con, al final, una lectura puramente filosófica de este hombre. Sus actos violentos hablan por él.
El director visto por sus actores
Para Benicio Del Toro, el entusiasmo de Andrea Di Stefano es contagioso. "Como es actor, es consciente de la presión a la que nosotros mismos nos sometemos al ponernos ante la cámara. Hay mucha tensión cuando te dispones a hacer una escena. Lo más importante es precisamente aliviar ese estrés y ayudar a los actores a relajarse. Él está relajado, pero sabe lo que quiere. Es un placer trabajar con él. Conoce bien los elementos que componen su película; una historia de amor, una historia de familia y, en mitad de todo eso, el malo contra el bueno. Esta película tiene muchos elementos para complacer a los espectadores. Podría atraer a fans del cine más comercial y a los del cine más bien independiente. Andrea me impresionó, y no olvidemos el hecho de que también escribió la historia. Algunos guionistas son rígidos, mientras que él se muestra receptivo a la idea de cambiar líneas de dialogo o añadir cosas. Andrea no estaba en contra de eso, lo que es muy agradable".
Josh Hutcherson: "Andrea adora ponerlo todo en la imagen. Está haciendo su cine y deja su cámara para contar su historia. Muchos actores-directores se obsesionan con la actuación, la interpretación y lo internalizan todo. Él nos daba cierta libertad. Su director de fotografía y él lograron obtener la imagen que querían de modo que la historia no dejara de avanzar. Le gusta darle vueltas a los diálogos. Entiende a los actores y, cuando te encuentras en el momento y sientes algo, no tiene miedo a la improvisación. Para él, el guión es la literatura del cine. A veces, teníamos muchas líneas que decir, pero lo reducíamos a tres palabras, porque eso hacía la escena más fuerte y le daba autenticidad. No está obsesionado con las palabras, sino que se centra en la historia".
Entrevista con Benicio del Toro (Pablo Escobar)
P: ¿SENTISTE ALGUNA RESERVA A LA HORA DE ACEPTAR EL PAPEL?
R: Siempre hay dudas, pero esta historia tiene numerosas dimensiones y me encantaba la idea de interpretar esta versión concreta de Escobar.
P: ¿QUÉ FACETA DE PABLO ESCOBAR SE PUEDE VER EN ESTA PELÍCULA?
R: Tuve que documentarme sobre su vida porque, antes, no conocía más que la parte más superficial. Es importante saber que esta película no cuenta la historia de su vida, son retazos de su existencia contados desde el punto de vista de un joven que sale con su sobrina. Descubres varias facetas: su vida familiar, el tiempo que dedicó a la política y también puede verse algo de su crueldad. Creo que el guión intenta mantenerse bastante fiel a muchos elementos de Escobar.
P: ¿INTENTASTE MANTENERTE TÚ TAMBIÉN TAN FIEL A ÉL COMO TE FUERA POSIBLE, O HABÍA MARGEN PARA INVENTAR?
R: Había margen para inventar. Aunque las partes clave se basan en hechos reales, la historia no deja de ser ficticia. Intentas reunir tanta información como te es posible acerca de Escobar, para ver cómo se comportaba, estudiar las imágenes de archivo, pero, quieras o no, todo ese material acaba convirtiéndose en el personaje de una película. Con Andrea, sabíamos que podíamos tomarnos ciertas libertades.
P: ¿CÓMO TE AYUDA LA ABUNDANCIA DE MATERIAL, DE LIBROS Y DE DOCUMENTALES, A CONSTRUIR EL PERSONAJE?
R: Si tienes una idea precisa del personaje y el director o guionista tiene otra, o si tienes cualquier duda, siempre puedes consultar el material original. Todos los documentos se convierten entonces en árbitros: te ayudan a tomar decisiones.
P: ¿TE AYUDÓ HABER INTERPRETADO YA AL CHE GUEVARA?
R: En cierto modo, sí. Pero la película "Che" estaba más basada en su vida. Todo era cierto, lo que limitaba un poco. Con "Che", es como si tuvieras que seguir un camino. Aquí, con Pablo, había algo más de flexibilidad en la interpretación. Actuar no sólo consiste en aprenderte tus líneas y meterte en el personaje; es algo más complicado que eso. Es sobre todo cuestión de mucho esfuerzo. Antes del rodaje, alguien me preguntó si esta película iba a ser más fácil que la otra. En mi opinión, ambas son únicas, y si quieres intentar dar lo mejor de ti mismo cada vez, siempre resulta estresante y exigente, a veces es deprimente y, de vez en cuando, es emocionante. Tan sólo esperas poder trabajar con buena gente y divertirte un poco.
P: EN TU OPINIÓN, ¿DE DÓNDE CREES QUE PROCEDE EL ARRAIGADO SENTIDO DE LA FAMILIA DE PABLO ESCOBAR?
R: Su madre ejerció una gran influencia sobre él, al igual que su hermano y sus hermanas. La importancia de la familia tiene un aspecto latino. Su padre y su madre estaban presentes cuando era niño. No procede de una familia dividida, y no era un niño abandonado. No se crió en un ambiente acomodado, su familia era pobre. Adquirió un sentido de la familia durante su infancia, que se mantuvo a lo largo de toda su vida. En cierto modo, era su punto débil. Es más, fue su perdición. Siempre estaba hablando con su familia, lo que permitió seguirle el rastro y localizarlo.
P: ¿POR QUÉ SE MOSTRABA TAN PROTECTOR PARA CON SU SOBRINA?
R: Es cuestión de familia. Se siente un poco como un padre con ella. Tan sólo quiere asegurarse de que no sufra. Es protector, no posesivo. Sólo hacia el final de la película empieza a sentir celos de Nick, y teme que intente distanciarlo de María. Crea el mundo que quiere para cada miembro de su familia. Pueden vivir según sus reglas, pero, si quieren saltárselas y seguir su propio camino, no piensa permitírselo.
P: ¿CÓMO FUE TRABAJAR CON JOSH HUTCHERSON?
R: Josh pertenece a esa categoría de actores sinceros y genuinos. Se esfuerza por justificar cosas añadiendo detalles a la realidad, el período, el lugar, el personaje. Sin ser yo muy comunicativo, no necesita más que media frase para saber lo que quiero decir. Habíamos establecido esa comunicación, ese entendimiento, en el segmento que dirigí para una película ["7 días en La Habana"]. Esa era una de las razones por las que me entusiasmaba la idea de hacer esta película. Es uno de esos jóvenes actores cuyo trabajo aprecio.
Josh Hutcherson (Nick)
El prersonaje
Nick es un joven canadiense que sale de su país para reunirse con su hermano en Colombia. Josh Hutcherson comenta: "Nick nunca tuvo grandes sueños propios. Es inteligente, pero imbuido de cierto pesimismo. Me gusta este personaje que se enamora y se encuentra tratando con un sentimiento desconocido para él. Para empezar, María y él no hablan el mismo idioma. Aun así, entre ellos hay un entendimiento inmediato. Tras encontrar a una mujer dispuesta a luchar por él, permite que el amor que siente por ella lo guíe, hasta el punto de dejarse cegar por él. Cuando va a vivir a la hacienda, descubre cómo se comporta Pablo con su familia, su generosidad, las fiestas que organiza para todos. Sólo puede ver a este hombre como alguien bueno. Eso es lo que hace interesante al personaje. Todo el mundo conocía esa dualidad. Se portaba muy bien y hacía muchas cosas por su comunidad pero, al mismo tiempo, era un individuo psicológicamente retorcido".
"La mezcla del suspense de un thriller, al que se añade el aspecto romántico con fuerzas invisibles que guían la historia y la presencia del personaje de Escobar, produce un resultado atractivo". Le atrajo ese enfoque de hacer una película romántica envuelta en una cinta de acción. En su opinión, ESCOBAR: PARAÍSO PERDIDO, no se encuadra dentro de ningún género. Josh Hutcherson señala que se siente cercano a Nick. "En el sentido de que todo el mundo, en un momento dado de su vida, se ha encontrado quizá cegado por el amor y ha permitido dejarse arrastrar hasta perder el control".
Sobre sus compañeros de reparto
"Benicio Del Toro es la clase de actor que se mete de lleno en sus personajes. Durante el rodaje, le va mucho la improvisación, se centra en el momento. Siente la escena y siempre busca la forma de jugar con ella. No saber siempre adónde vas aumenta tu energía. Benicio es uno de los grandes". Josh Hutcherson comenta que quedó impresionado con Claudia Traisac, dado que era su primera película norteamericana. "No sé cómo se las apañaba siempre para darle el tono adecuado. Y además, es muy divertida". Asegura haber aprendido mucho al interpretar el papel de Nick. "Es un tipo de personaje muy nuevo para mí, un papel más maduro en cualquier caso. Eso fue lo que más me atrajo de él".
Claudia Traisac (María)
María es una mujer moderna y dinámica que trabaja en una clínica, junto con hombres, y no le teme a nada. Claudia Traisac la ve como una persona "que cree poder cambiar el mundo y la situación existente en Colombia. Está encerrada, prisionera de su propia situación, pero conocer a Nick le ha permitido abrirse. Es una buena persona, una de las pocas de la película. Me gusta María, me gusta despertarme cada mañana en su piel. En cuanto a su tío, empieza pensando que es un buen hombre, el benefactor de Colombia. Como alguien que es siempre honesto, se ve inmersa poco a poco en un mundo en el que todo se vuelve mentira. Creo que los colombianos son como ella; pasaron por lo mismo. Él era su héroe. Al principio, lo veían como un tipo fantástico, sumamente generoso. Pero acabaron dándose cuenta de hasta qué punto había asolado el país".
P: ¿TIENES ALGO EN COMÚN CON MARÍA?
R: "La verdad es que creo que me parezco bastante a ella. ¡Tal vez sea esa una de las razones por las que mi nombre aparece en los créditos! (Ríe). Claro que somos iguales: la descubrí a través de sus luchas".
P: ¿QUÉ PENSASTE LA PRIMERA VEZ QUE LEÍSTE EL GUIÓN?
R: "La primera vez que lo leí, con mi padre, ambos pensamos que era increíble, que sería una gran película. Me convenció desde la primera página. Se puede ver que Andrea lo escribió con pasión, con amor". Hizo dos audiciones y luego salió por primera vez de su país para reunirse con Andrea Di Stefano. Conectaron al instante. Pero hicieron falta dos audiciones más para convencer a los productores. "Después de la última sesión, me marché y apagué el móvil. No quería saberlo. Estaba con mis amigos, mi padre y mi madre, que me suplicaban todos que volviera a encenderlo. Lo hice por la noche y descubrí que tenía más de una docena de llamadas desde Panamá. Llamé a Andrea y le pedí que me repitiera la frase: ¡De acuerdo, eres María!. Estaba loca de alegría".
Pablo Escobar
Pablo Emilio Escobar Gaviria nació el 1 de diciembre de 1949. Su padre era campesino, su madre era maestra. La pobreza era el pan de cada día. Se crió junto a sus seis hermanos y hermanas en una casa sin electricidad ni agua corriente. De adolescente, empezó a robar coches y lápidas. A los 20 años, para ganar más dinero, empezó a trabajar para un contrabandista, que lo fue empujando a cometer crímenes cada vez más graves, como el secuestro. Luego llegó el narcotráfico. "Era joven", dijo. "Quería vivir y era ambicioso. No sabía nada sobre el contrabando de drogas. Entonces conocí a un joven gringo en una discoteca de Medellín. Tenía un avión y quería comprar cocaína. Tomé mi decisión. Empezamos a venderle mercancía. Había poco riesgo y mucho beneficio. Y lo que es más, no había que matar a nadie, lo que era importante para mí".
Pablo Escobar se metió en serio en el negocio en 1975. Al año siguiente, lo arrestaron en posesión de 18 kilos de cocaína. Tras salir de prisión, aceleró un poco sus operaciones. Empezó a esconder las drogas en neumáticos e introdujo el uso de "mulas". El dinero llovía del cielo. Fue tomando poco a poco el control del tráfico de droga y neutralizó a los representantes de las autoridades, ya fuera sobornándolos o eliminándolos si fuera necesario. A principios de la década de 1980, asumió el control del cártel de Medellín. En 1982, fue elegido como parlamentario liberal, pero fue rechazado por la clase política y emprendió una campaña de terror.
No temía a nadie, en especial ni a jueces ni a periodistas, y empezaron a cobrar forma los mitos en torno a su persona. En 1989, hizo asesinar a tres candidatos presidenciales. Ese mismo año, figuró en séptimo lugar en la lista de personas más ricas del mundo. Su negocio le hacía ganar más de 30 000 millones de dólares al año. Pablo Escobar se convirtió en un dios para aquellos a los que ayudaba con su dinero; hizo que construyeran más de 500 casas, junto con hospitales y colegios. Para otros, era una amenaza y un criminal. Los asesinatos se contaban por millares. Su red, la mayor del mundo por aquel entonces, se extendía desde Perú y Bolivia, hasta inundar los mercados de Estados Unidos, Europa y Asia. En su apogeo, su organización exportaba 15 toneladas de cocaína al día.
En 1991, aceptó entregarse a las autoridades a cambio de que Colombia rechazara su extradición a Estados Unidos. Pero no pasó mucho tiempo entre rejas, ya que escapó al año siguiente, tras lo que llegaría otra nueva oleada de violencia. Se dice que sus soldados de a pie, conocidos como los sicarios, superaban los 3000. Ese año, murieron 6662 personas en las calles de Medellín y cientos más desaparecieron. Las autoridades colombianas, con ayuda de la CIA, el FBI y todos los servicios federales de seguridad de los Estados Unidos, emprendieron una persecución. Se realizaron más de 20 000 registros, en los que tomaron parte más de 2000 agentes de policía y soldados. El 2 de diciembre de 1993, el jefe del cártel fue localizado y abatido por tiradores. Millones de personas siguieron su funeral. Su organización desapareció en 1995. Veinte años después de su muerte, su hermana mayor pidió perdón por no actuar antes. En la actualidad, su tumba sigue siendo un lugar de culto, visitada por turistas.
¿QUIÉN ES EL AUTÉNTICO PABLO ESCOBAR, DESDE EL PUNTO DE VISTA DEL DIRECTOR?
Andrea Di Stefano comenta: "Todo el mundo ha oído hablar de Pablo Escobar, pero nadie sabe quién es realmente. Al contar la historia de mi película, descubrí que todos aquellos con los que hablaba ignoraban que hubiera sido político antes de convertirse en criminal. Todos pensaban que era igualito que Scarface, pero no era así. Era como un gran oso de peluche. Todos pensaban que era tremendamente rico y hacía cosas extravagantes y divertidas. Fue a Las Vegas, conoció a Frank Sinatra, estaba loco por Elvis y siempre estaba cantando sus canciones. Era hincha de un equipo de fútbol y cantaba ópera. Al mismo tiempo, era uno de los hombres más peligrosos de la historia. Pagaba 5000 dólares a cualquiera que matara a un policía, voló un avión con 140 pasajeros a bordo, y colocó una bomba en un edificio situado frente a una juguetería. Cometió actos monstruosos y su familia habla de él como si se tratara de alguien excepcional. Su hogar, llamado la Hacienda Nápoles, a semejanza del rancho Neverland de Michael Jackson, tenía su propio zoo. Situado en Puerto Triunfo, era un parque de atracciones por que él mismo se encargaba personalmente de llevar de visita a colegios locales, para que todos pudieran ver lo que había construido para sus propios hijos y los niños de los colegios pudieran divertirse. Adoraba los dibujos animados de Disney, sobre todo a Mowgli de "El libro de la selva". Es un personaje fascinante, pero psicótico. Tiene gracia, porque el FBI elaboró su perfil a finales de los 80, y su extraña conducta les impedía clasificarlo dentro de la categoría de jefe del crimen organizado, así que lo catalogaron como asesino en serie. Desde mi punto de vista, la gente más temible llega primero con una gran sonrisa, y al principio no sentía lo peligroso que podía ser. Mi objetivo no era hacer un documental, sino mantenerme fiel a quién era como persona completa. Sí, era un tipo divertido, pero eso no significa que no pudiera ser también un monstruo".