Película de Clausura de la 59ª edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (en 2014).
Jean Becker, el director de "La fortuna de vivir", "Conversaciones con mi jardinero" y "Mis tardes con Margueritte", ha adaptado la novela de Marie-Sabine Roger, UNOS DÏAS PARA RECORDAR, editada en España por Duomo Editorial, y ha contado con actores franceses tan reconocidos como Gérard Lanvin ("Cuenta Atrás", "Secretos de Estado") y Jean-Pierre Darroussin ("22 Balas", "Las nieves del Kilimanjaro").
Jean Becker
P: ¿Qué es lo que le atrajo de la novela de Marie-Sabine Roger, de la que ya había adaptado Mis tardes con Marguerite, hasta el punto de querer llevarla a la pantalla?
R: Marie-Sabine tiene el don de crear personajes de enorme humanidad. Lo que me gustaba, esta vez, era su manera de tratar el mundo hospitalario en clave de comedia, con ligereza y no con esa tristeza que produce la enfermedad. Pero quizá, "Unos días para recordar" ha sido un poco más difícil de adaptar que Mis tardes con Margueritte. Lo hemos conseguido alejándonos, probablemente, un poco del texto, pero hemos tratado de mantener ese tono de comedia de esta obra que se desarrolla en un ambiente cerrado aunque incluye también algunos flash-back. Como rayos de luz que ayudan a entender la vida del personaje protagonista.
P: ¿Cómo ha sido el trabajo de adaptación del libro? ¿Qué elementos ha reforzado o aligerado?
R: Ya había mucho material existente, aunque sólo sea porque, en la novela, Marie-Sabine había optado por narrar la historia y describirla con una voz en off. Le pedí que escribiera diálogos y que visualizara las escenas, que le diera vida a todo para hacerlo cinematográfico. Luego, Jean Loup Dabadie, con ese talento natural que posee, aportó ese tono crujiente y gráfico a los diálogos.
P: ¿De qué trata la historia?
R: Trata de un hombre que está en el hospital contra su voluntad porque un coche le ha atropellado y le ha tirado al Sena, accidente del que no recuerda nada. Poco a poco, se van sucediendo ciertos encuentros que le van a cambiar la vida. En primer lugar, los miembros del personal - auxiliares, médicos, enfermeras, - luego las visitas y, por último, los personajes variopintos que pueblan el hospital. Lo que más me gustó fue, precisamente, esta pluralidad de personajes que gravitan alrededor del papel de Pierre que Gérard Lanvin interpreta con fuerza y maestría. Es, al mismo tiempo, la víctima y un personaje muy divertido.
P: ¿Por qué se le ocurrió ofrecerle el papel a Gérard Lanvin? ¿No podríamos pensar que es un papel escrito para él, que se le parece?
R: Quería un actor viril, fuerte, al que no le cuelan ni una. Y, al mismo tiempo, quería que se descubriera rápidamente en su interior una cierta fragilidad. Un cascarrabias con un buen corazón escondido en el fondo de su ser, que fuera capaz de evolucionar gracias al contacto con los demás, que fuera dejando brotar sus emociones. Por este motivo elegí a Gérard para el papel de Pierre, porque, como lo conozco desde hace mucho, sé que es así en la vida real. Estuvimos a punto de trabajar juntos en La fortuna de vivir hace unos quince años.
P: ¿Y durante estos quince años, nunca ha perdido la esperanza de trabajar con él?
R: No, claro, sobre todo teniendo en cuenta que nuestra amistad se remonta más allá, porque Gérard tuvo la amabilidad de venir a ayudarnos a dar las réplicas en los ensayos de Verano asesino, hace treinta años. Siempre he querido trabajar con él, he seguido de cerca su carrera. Estaba esperando el papel ideal para ofrecérselo. Si se hubiera negado me hubiera quedado un poco descolocado.
P: ¿Y esta primera colaboración ha estado a la altura de lo esperado?
R: Realmente me ha encantado ver al actor, que me ha embobado y engatusado, pero también ver la percepción que tenía del personaje, al que ha ido nutriendo con sus propias reflexiones y al que ha dado una gran profundidad. Ha añadido detalles que yo no me había ni imaginado, tanto en el registro de la comedia - muy presente en la película -, como en el drama. Aparece en la película como casi nunca le hemos visto. Fuerte y frágil a la vez, ¡fantástico!
P: ¿En qué se parecen ustedes dos, cinematográfica y personalmente?
R: Lo que nos gusta en las películas son las relaciones humanas. Gérard, en la vida real, es una persona honesta, y yo también creo que lo soy en las decisiones que tomo. No trato de sorprender a nadie sino de contar historias a la gente. Somos cuentacuentos, hedonistas. Como decía Jean Cosmos: nos encanta la buena vida.
P: ¿La relación que le une con Gérard Lanvin es la misma que le unía a Jean Paul Belmondo o a Jacques Villeret?
R: Sí, y podría meter en el mismo saco a Albert Dupontel, Jean Pierre Darroussin, Daniel Auteuil
Son relaciones que se fundan en la amistad. No concibo la confección de una película si no es así. Esta relación puede ser más o menos profunda, pero necesito de esa amistad, de esa confianza, para avanzar. Tenemos las mismas aspiraciones, las mismas ganas de trabajar cuando toca y de reírnos también cuando toca, de pasar juntos veladas memorables. Puedo considerarlos mis amigos.
P: ¿El personaje interpretado por Gérard Lanvin tiene, al principio, un pequeño problema con los jóvenes, las mujeres y los homosexuales? ¿Podemos pensar que es un poco retrógrado?
R: Yo no diría retrógrado. Es un tipo normal. Todos tenemos, creo, bloqueos, todos podemos ser víctimas de ideas preconcebidas. El posicionamiento con respecto a la homosexualidad, por ejemplo, ha empezado a cambiar hace muy poco. El de mi personaje protagonista también se va modificando a lo largo de la película. Al principio, se defiende y luego se enfada consigo mismo, y es así como va abriéndose a los demás.
P: A este personaje, que tiene sesenta años bien cumplidos, la vida le ha dado muchos golpes. ¿La idea de que podemos cambiar a cualquier edad, independientemente de lo que hayamos vivido, también le parecía un tema atractivo?
R: Sí, por razones personales. Seguramente se acuerda de esa hermosa película de Claude Berri El viejo y el niño. Uno de mis abuelos era exactamente como el personaje interpretador por Michel Simon: antibolchevique, homófobo, racista, antisemita. Poco a poco, porque le quería mucho, conseguí que fuera cambiando de opinión. Nunca me lo dijo, pero se dio cuenta de que estaba equivocado.
P: ¿Qué es lo que le gustaba de Claudia Tagbo y de Fred Testot, que interpretan a una enfermera y a un inspector de policía? ¿Cómo dio con ellos?
R: Había visto a Claudia en sus one woman shows y me hacía mucha gracia. No le pedí que hiciera un número cómico en la película, sino que interpretara a un personaje muy amable, agradable y sensible. Es una magnífica actriz. En cuanto a Fred, sigo su carrera desde hace mucho tiempo. Los sketches del SAV en Canal+, que hacía con Omar Sy, siempre me divirtieron mucho. Es un poco como Claudia, empleado aquí un poco a contrapelo - en un papel que no se ajusta a su físico ni a su carácter -, pero creo que le va muy bien.
P: ¿Por qué Anne Sophie Lapix, una periodista? ¿Y el cantante Daniel Guichard?
R: Siempre es divertido e interesante trabajar con tipos de fuerte personalidad, como son ambos. Y aquí, lo que ha primado es la idea del papel contra natura, a contrapelo, improbable, en todo caso, en un empleo distinto al que tienen en su vida real. Anne-Sophie siempre se encuentra muy cómoda, es increíblemente cinegénica. En cuanto a Daniel, es un animal de escena, no podía estar mal.
P: ¿Por qué eligió a Jean Pierre Darroussin para el personaje del Hermano, tan poco parecido al personaje protagonista?
R: Jean Pierre, con el que ya había trabajado en Conversaciones con mi jardinero, es un actor que me encanta y que tiene tantas facetas
divertido, amable, tierno. Las tres escenas en las que nos ha hecho el honor de aparecer son muy importantes en la película. Mi padre solía decir: no hay papeles protagonistas y secundarios, sólo hay personajes de los que te acuerdas o de los que no te acuerdas. Lo que Jean Pierre aporta a la película ilustra perfectamente estas palabras.
P: En este hospital, que sirve de telón de fondo a la película, esas personas a las que llamamos "las eminencias" esos intelectuales en el ámbito académico - no salen muy bien paradas
R: No dudo de su nivel de estudios y de sus competencias, son profesionales super preparados, que salvan vidas. Pero quería hablar de ciertas actitudes. Me las he visto, dos o tres veces, con gente que, permítame la expresión, se lo tiene muy creído. Por tanto, sí, tenía una pequeña cuenta que ajustar con ellos. Sin acritud.
P: ¿Qué mensaje quería transmitir con la película?
R: Que siempre hay que desconfiar de los prejuicios. La gente a la que vamos conociendo, muy distinta toda ella, pueden irnos transformando profundamente.
Filmografía de Jean Becker
Director de Cine Largometrajes
2014 - UNOS DÍAS PARA RECORDAR
Basada en la novela de Marie-Sabine Roger
2012 - MI ENCUENTRO CON MARILOU
Basada en la novela de Eric Holder
2010 - MIS TARDES CON MARGUERITTE
Basada en la novela de Marie-Sabine Roger
2008 - DEJAD DE QUERERME
Basada en la novela de François dEpenoux
2006 - CONVERSACIONES CON MI JARDINERO
Basada en la novela dHenri Cueco
2003 - EFFROYABLES JARDINS
Basada en la novela de Michel Quint
2000 - UN CRIMEN EN EL PARAÍSO
Basada en la novela de Sacha Guitry
1998 - LA FORTUNA DE VIVIR
Basada en la novela de Georges Montforez
1995 - ELISA
César a la Mejor Música
1983 - VERANO ASESINO
César a la Mejor Actriz para Isabelle Adjani,
César a la Mejor Actriz de Reparto para Suzanne Flon
César al Mejor Guión para Sébastien Japrisot
César al Mejor Montaje
Basada en la novela de Sébastien Japrisot
1967 - SIMPÁTICO SINVERGÜENZA
1965 - PAS DE CAVIAR POUR TANTE OLGA
1964 - A ESCAPE LIBRE
1961 - UN TAL LA ROCCA
Gérard Lanvin
P: ¿Qué le atrajo en la aventura de Unos días para recordar: la historia o el hecho de poder trabajar por fin con Jean Becker, que deseaba que usted participara en una de sus películas desde hacía más de quince años?
R: Cuando Jean me propuso La fortuna de vivir llevaba mucho tiempo viviendo en el campo. Era un proyecto en el que tenía realmente muchas ganas de participar, pero el productor no quiso ni oír hablar de mí. Y, ¿qué quedó de todo aquello? Una sensación, una voluntad, un deseo de artista entre Jean y yo. Una especie de fidelidad. ¡Quince años! Desde entonces, efectivamente, teníamos que trabajar juntos, con lo que no podía hacer otra cosa que mostrarme receptivo a sus ganas de llevar conmigo a la pantalla este formidable tema. Leí el guión, por tanto, con suma atención, y me di cuenta enseguida de que podía construir algo especial en lo tocante a la humanidad del personaje.
P: ¿Por qué?
R: "Unos días para recordar" es una película, como las que ya ha dirigido Jean o las de Claude Sautet, que habla de nosotros, de nuestros defectos, de nuestros prejuicios, de nuestros puntos fuertes y de los débiles. Pierre, el personaje al que interpreto, es un hombre un tanto hosco al principio, que se ve empequeñecido, como varado, atado a una cama de hospital. Esto no ayuda para mejorar su carácter, hasta el punto de que reacciona primero muy mal frente a todas las intervenciones médicas, y se encierra en sí mismo. La psicología del personaje tenía que evolucionar hacia una apertura a los demás y no es algo evidente cuando tienes que actuar tumbado las tres cuartas partes del tiempo. Este era el reto, entre comillas, que me interesaba.
P: Como ya ocurrió con Jean Paul Belmondo y con Jacques Villeret, usted se convierte en un colaborador esencial del cine de Jean Becker. ¿En qué cosas se parecen?
R: Me siento totalmente en onda con Jean. Como todos los que hablan mucho y con franqueza, tiene mucha humanidad y siente una gran amistad y amor por la gente. Hace de los sets de rodaje un lugar feliz. Es un hombre al que le gusta vivir bien, es un hedonista, pero también es muy exigente en el trabajo y eso es importante. El carácter de Jean me va a la perfección, es como el de mi padre, como el mío, a la antigua usanza. Generoso y reactivo. Viviendo la vida al 100%.
P: ¿Se siente cómodo con su manera de construir personajes y de contar historias?
R: Soy actor de cine y también espectador de cine. Me encanta como escribe, las historias de hombres que desarrolla, el espectáculo que consigue gracias a la elección de sus actores, a su puesta en escena.
P: ¿Y su sentido del humor?
R: El humor de Jean siempre me ha gustado, precisamente por ese punto de vista que tiene sobre la vida, por su manera de provocar la risa en situaciones dramáticas. Afirmo: no esperemos a que nos deje para reconocer su talento y su valía. Como decía François Valéry: amémonos en vida.
P: En la película, consigue mostrar la quintaesencia de lo que es usted, una mezcla de fuerzas a la vista y de fragilidad oculta con mucho pudor. ¿Usted también lo vivió así?
R: No sé. Me resulta imposible hablar de mí de esa manera. Leí el guión, escuchaba a Jean cuando me hablaba de él y construí mi personaje tratando de humanizar y mostrar el lado generoso de un hombre que no lo es tanto al principio. Podría tachársele de hosco, yo prefiero decir que tiene carácter. Forma parte de esos hombres de temperamento que me gusta encarnar. El interés también reside en el hecho de divertir al público con alguien que tiene mal carácter. A mí eso me divierte mucho. Son estos tipos sanos, estos tipos que tienen valores, puntos de vista propios, como Jean o como Coluche, los que me interesan. Los conciliadores, sin embargo, no puedo con ellos.
P: ¿Cómo ha influido en su interpretación el pasar una buena parte del rodaje tumbado en una cama de hospital? ¿Le ha permitido a usted, que es un actor muy físico, dotar de mayor fragilidad al personaje?
R: Nunca había hecho nada así. Escayolado, postrado en una cama, no puedes hacer ciertos gestos, mostrar ciertas formas de ser. Por eso, tienes que ir a buscar lo que está escrito, y yo lo repito desde la humanidad del personaje, desde el fondo de sí mismo. Cuando ruedas una película tumbado durante hora y media, está claro que si propones siempre lo mismo, puede resultar enseguida cansino, para el actor y para el espectador. Por eso tenía que ser un personaje rico en propuestas y sutil en las maneras de interpretar las diferentes fases de la evolución del personaje, desde el momento de la reanimación hasta la salida del hospital.
P: Pierre es un tipo muy humano bajo la piel de un cascarrabias, también muy pudoroso. ¿Se identifica con él?
R: Prefiero decir que se parece a todos nosotros más que que yo me parezco a él. A veces somos débiles, a veces fuertes, cobardes o valientes, todo depende de las circunstancias. Suelen ser ellas las que deciden por nosotros. Efectivamente, Pierre es hosco, intransigente, maniático, pero había que hacerlo simpático, para que el espectador pudiera identificarse con él. Por eso, obligatoriamente buscamos en lo que somos, en lo que hemos observado en los demás.
Nos vamos dando cuenta, a lo largo de la historia y gracias a los flash-backs de que Pierre no ha tenido una vida demasiado fácil.
P: ¿Podemos hablar de que se ha creado una coraza o un caparazón?
R: Su mujer murió de una enfermedad larga y dolorosa. Trabajaba en una plataforma petrolífera, con lo que solía pasar largas temporadas fuera de casa. Pierre sigue enfadado consigo mismo por no haberle dado más a su esposa. No tuvieron hijos. Está frustrado, se siente culpable. Todo eso hace de él un ser de difícil acceso, un poco acorazado, sí. Al verse incapacitado por sus lesiones, va a descubrir que tiene que romper la coraza para abrirse a los demás, porque los necesita. Las situaciones cómicas nacen de esta resistencia que opone para aceptar una nueva situación y los cambios que se derivan de ésta. Es un personaje muy intenso de interpretar, en el sentido en que no es monolítico, posee múltiples caras.
P: Unos días para recordar es también una película que rompe con la idea de los prejuicios. Esto le tiene que gustar mucho.
R: Ya conoce el dicho francés: las apariencias engañan, ¡si nos fiáramos de ellas nunca hubiéramos comido erizos de mar! Sí, hay que dejarse llevar por el placer de conocer al otro. Pero, a veces, te ponen una etiqueta. Yo, por ejemplo, parece que asusto y cuando me conocen, es todo lo contrario.
Los prejuicios, hay que dejárselos a los imbéciles que no tienen ninguna intención de cambiar. La palabra prejuicio se creó para ellos.
P: Es el tipo de papel que hace pensar en los que hacía Lino Ventura. ¿Podría reivindicar esta filiación?
R: Estábamos muy unidos y deberíamos haber rodado una película juntos que no pudimos hacer porque murió antes. Pero hay que evitar cualquier tipo de comparación. Yo, al menos, no lo pienso nunca. Sin embargo, podemos hablar de una mentalidad común que consiste en transitar por la vida armados con una serie de valores fuertes e indispensables.
P: ¿Se ha preparado de alguna manera especial para interpretar el papel de Pierre?
R: Bastaba con utilizar la propia experiencia. A mi edad, ya he vivido muchas de éstas, aunque me hayan dicho que soy, según parece, un sexygenario. Ya me ha tocado estar ingresado en un hospital, tener que tratar con las enfermeras, a las que daba las gracias a diario porque hacen un trabajo increíble, y a veces, sin embargo, se las desprecia.
P: ¿Qué tipo de director es Jean Becker? ¿Da muchas indicaciones antes de rodar o más durante el rodaje?
R: No me reuní con Jean hasta empezar el rodaje. Con sus películas ya tenía bastante, confiaba plenamente en él. En el set, había que estar siempre disponible para ir evolucionando con la historia y cuando digo disponible era hasta cambiar algunos diálogos juntos o dejar espacio, otras veces, para la improvisación.
P: ¿Y si Jean Becker le propusiera una segunda película ahora mismo?
R: Sueño con ello, para recuperar el tiempo perdido. Si es mañana por la mañana, mejor. Lo que he vivido con él, más allá de la película, es impagable. Con él, tienes no tienes ningún problema. Con Jean, iría al fin del mundo.
Fred Testot
P: ¿Qué relación tiene su personaje con el interpretado por Gérard Lanvin?
R: Al principio, es una relación profesional. Maxime, que es inspector de policía, trata de saber por qué a Pierre le ha atropellado un coche y le han tirado al Sena. ¿Se trata de un simple accidente o hay algo más? Y luego, a través de las visitas que le hace al hospital por exigencias de la investigación, vamos adivinando que Maxime arrastra una especie de tristeza interior. Sentimos que tiene una debilidad y no sabemos de dónde viene. Y terminamos dándonos cuenta de que no está llevando a cabo una investigación al uso, sino que está buscando a ese padre que se fue, al que echa de menos y que vuelve a descubrir en el personaje de Gérard. La amistad que nace entre ellos a lo largo de la película está marcada por una relación paterno-filial. Al final, podemos pensar que su amistad va a prolongarse y que Maxime se convertirá, en cierto modo, en el hijo que Pierre nunca tuvo. "Unos días para recordar" es una película divertida desde el principio hasta el final, pero también provoca mucha emoción gracias a la manera en que los seres que la habitan tejen sus relaciones. Es una historia que no puede dejarte indiferente.
P: ¿Qué indicaciones le dio Jean Becker para construir este personaje que puede parecer, a primera vista, un poco lunático?
R: No había ningún tipo de concepción a priori, todo se fue construyendo a medida que avanzaba la película. Jean es una persona muy precisa que no deja de recordarte, o de contarte, en qué estado mental está tu personaje en tal o tal escena. Este tipo de charlas suelen ser muy útiles para los actores. Me gustó mucho este método que consiste en sumergirse todo el rato en la psicología del personaje que tienes que interpretar en sus diferentes fases de evolución.
P: ¿Intimidaba el hecho de actuar con Gérard Lanvin o, por el contrario, motivaba más? ¿Qué se puede descubrir o aprender con él?
R: Ambas cosas a la vez, un completo. Con Gérard puedes estar seguro de que nunca estás perdiendo el tiempo. Pasar un día con él es un concepto en sí mismo. En el rodaje o fuera de él, cuando estás esperando, cuando comes, siempre está enorme. Hemos hablado mucho y nos hemos reído mucho, también. Gérard es una bellísima persona. Con él, frente a él, sientes una confianza total, te sientes siempre apoyado, animado, nunca juzgado. Me da la sensación de que hemos contado - y vivido también - una hermosa historia. Y, al mismo tiempo, ¿no es el hilo conductor de la obra de Jean Becker?
Jean-Pierre Clamadieu
Interpreta a Hervé, el hermano pequeño de Pierre, personaje interpretado por Gérard Lanvin. ¿Cómo es la relación entre sus personajes?
El personaje al que interpreto es el enclenque de la familia. Sin duda, siempre le han considerado como el que no tenía ni fuerza física, ni moral. A fuerza de considerarse siempre como el débil, terminas siéndolo. Continuamente se la dan con queso, pero esto no le agria el carácter. Con Pierre, la relación está basada, seguramente, en la admiración, aunque quizá también salpimentada con una cierta dosis de respeto por el hermano mayor.
P: ¿Cómo definiría usted a ese personaje que se pasa el día queriendo contar chistes que sacan de quicio a su hermano?
R: Podemos imaginarnos que, a falta de autoridad, siempre ha sido el que intentaba hacer gracia sin buscar otro papel más importante en la vida. Pero también es el resultado de su habitual buen humor, de su fantasía. Se lo toma todo con una cierta filosofía y una buena dosis de tranquilidad. Hervé es servicial y amable, y estas son cualidades formidables, me parece a mí. Forma parte de ese tipo de personas a las que, con el paso del tiempo, se les toma mucho cariño.
P: ¿Podemos interpretar que existía un amor fraternal que nunca pudo expresarse realmente antes y que ahora se expresa?
R: Jean Becker quizá lo fue sugiriendo con pequeñas pinceladas aquí y allá, pero les toca a los espectadores unir los puntos. Creo que hay muchas personas que viven en esta situación: cuando nos preocupamos por nuestra propia vida no estamos muy pendientes los unos de los otros. Cuando vas cumpliendo años, vas adquiriendo también algo de madurez, y puedes demostrar con mayor facilidad el afecto que sientes por tus seres queridos. El personaje interpretado por Gérard Lanvin, en ese momento de debilidad, se vuelve vulnerable y comprende, al final, lo que los demás pueden aportarle.
P: Usted conocía bien a Gérard Lanvin, ¿esto le ha ayudado a fortalecer los lazos delante de la cámara?
R: Nos conocemos desde hace mucho tiempo, desde 1979 para ser exactos, porque trabajé con él en uno de mis primeros papeles, en Est-ce bien raisonnable? de Georges Lautner. He rodado otras veces con él, hemos compartido momentos muy agradables y muy divertidos fuera del set, en diferentes etapas de nuestra vida. Y, para serle sincero, no me cuesta mucho verle como un hermano mayor. Me produce mucha ternura.
P: Usted es uno de los habituales del cine de Jean Becker. ¿Qué cree que le gusta de los actores, de usted o de Gérard Lanvin?
R: Lo primero, la humanidad. Es algo que necesita para contar sus historias, que se articulan sobre las debilidades o defectos que tienen los seres humanos. En Gérard, lo que le interesaba, obviamente, era ver y mostrar lo que hay debajo del caparazón de ese carácter duro y enérgico que observamos en la superficie.
Ficha artística
Pierre - Gérard LANVIN
Maxime - Fred TESTOT
Hervé - Jean-Pierre DARROUSSIN
Camille - Swann ARLAUD
Myriam - Claudia TAGBO
Florence - Anne-Sophie LAPIX
Thierry - Philippe REBBOT
Maëva - Mona JABEUR
Serge - Daniel GUICHARD
Le chirurgien - Louis-Do de LENCQUESAING
Claudine - Isabelle CANDELIER-PARNES
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