Sección Oficial Festival de cine de Berlín, ganadora del OSO DE PLATA al mejor guión y del jurado ecuménico. Sección Oficial a Competición Seminci 2014.
Protagonizada por Lea Van Acken, Franziska Weisz y Florian Stetter.
Comentarios de Dietrich Brüggemann (Director y guionista)
El tema de esta película no se parece nada a lo que he hecho hasta ahora. Formalmente, retoma algo que utilicé en el pasado y de hecho existen ciertas conexiones entre los contenidos.
P: ¿Por qué este formato?
R: Trabajar con cuadros fijos que llegan a los 15 minutos de duración fue una de las experiencias más gratificantes que he hecho desde que debuté con la película NEUN SZENEN en 2006. Aquella película funcionó como una comedia y cosechó un inesperado éxito en el público de los festivales. Así que tuve claro que era algo que podía retomar y desarrollar en el futuro. Aparte del hecho de que esta es la manera más maravillosa y concentrada de pasar un día de rodaje, también esconde un tesoro artístico. La mirada sin concesiones de una cámara inmóvil, un espacio que uno percibe siempre como un todo, un grupo de actores que sigue una coreografía propia del teatro y que puede imponer este espacio a través de una cámara que lo cubre todo, desde el plano largo hasta el primer plano. No necesitamos coger a los espectadores de la mano a través de la resolución y el montaje; en cambio, les permitimos que sus ojos vaguen y perciban todo en su simultaneidad. Luego está el trabajo con los actores que exige una concentración totalmente diferente a una película convencional a través de las tomas largas... La presión que se puede acumular lentamente en una toma larga, única. Todos ellos son aspectos que quería retomar de alguna manera.
P: ¿Por qué este tema?
R: El tema de CAMINO DE LA CRUZ es, si se quiere, una versión de NEUN SZENEN vista desde su lado oscuro. Entonces nos hicimos una pregunta: ¿Qué pasa entre los jóvenes de 20 años y sus padres? ¿Cómo se consigue cortar el cordón umbilical? ¿Cuántas maneras hay de aferrarse a tus hijos o para darles su libertad? Esta vez, empezamos unos años antes y nos preguntamos: ¿qué sucede en una familia profundamente religiosa que reza a un Dios que se toma más en serio a sí mismo que a cualquier otra cosa? Por supuesto, nos encontramos frente a un par de problemas muy importantes que hemos "desglosado" en preguntas individuales. Mientras que a finales del siglo XX aun así podíamos creer que la religión se había vuelto más o menos irrelevante, hoy vemos lo opuesto en todas partes: la multiplicación de los cristianos evangélicos en Estados Unidos, la presencia permanente del Islam militante en los medios de comunicación... La Sociedad de San Pío X, que sirvió de inspiración para la Sociedad de San Pablo en la película no es, en comparación con otras sociedades, un movimiento de masas a pesar de que tiene sus seguidores. Y lejos de estar al margen del catolicismo, ocupa en realidad el corazón de la Iglesia. Según ellos, la Iglesia se vació de contenido en la década de los 60, y sólo la Sociedad de San Pío X se mantuvo fiel a la verdadera esencia de la fe. Su incuestionabilidad plantea algunas preguntas incómodas a la Madre Iglesia: ¿Hasta qué punto se lo toma en serio? ¿Está difundiendo la fe con compromiso y coherencia o es una especie de compañía moderna de servicios especializados que ya no interesa a nadie?
P: ¿Por qué ahora precisamente?
R: Hace mucho tiempo que no oíamos hablar de la Sociedad de San Pío X. De vez en cuando te encuentras con artículos divertidos o bien intencionados sobre los "fundamentalistas religiosos". Pero fue con la elección de Joseph Ratzinger como Papa de que el catolicismo - incluyendo los tradicionalistas- volvió a ser protagonista del debate público. En 2009 el Papa revocó las excomuniones de los obispos de San Pío, y, al mismo tiempo, también salió a la luz que uno de ellos, el obispo Richard Williamson, mantuvo negó repetidamente el Holocausto, lo que produjo grandes convulsiones en la Iglesia. Una página web agitadora y repleta de odio llamada kreuz.net comenzó a atraer a un público cada vez más numeroso hasta que el año pasado generó tantas protestas que fue retirada de Internet. Mientras investigábamos para la película, nos dimos cuenta de que la Sociedad de San Pío -que parece tener muchos seguidores- había dejado de celebrar sus servicios en almacenes y otro tipo de edificios industriales; dondequiera que miramos, habían encontrado sedes en iglesias bien construidas, muchas de ellas nuevas. Todos estos aspectos sugerían que era el momento adecuado. Por otra parte, percibí en mis propios círculos una especie de regreso a la religión. Nuestras vidas están tan fragmentadas, nadamos en un mar de accionismo sin sentido. Estamos a un paso de empezar a soñar con un monasterio, viendo películas en las que la práctica silenciosa de la fe adquiere todo su valor. Añade esto a lo anterior, al resurgimiento mundial de los que practican una fe radical. Pero antes de hacer una película sobre baptistas o musulmanes radicales, prefiero observar este fenómeno desde el punto de vista de sus manifestaciones locales, tal y como aparece aquí, en la sociedad en la que vivo.
P: ¿Qué es lo que no queremos?
R: Queremos distinguirnos de las críticas habituales que se dirigen contra la Iglesia. Personalmente, no tengo nada contra la religión, ni tampoco contra la Iglesia católica. Dejemos a la gente que forme comunidades, funde coros y se ayude mutuamente. Este es uno de los subsistemas que da a luz a nuestra sociedad como tal, y tiene su legitimidad. Tampoco me interesan los escándalos de abusos; ya tenemos suficiente información sobre ese tema y el interés que despierta siempre deja un regusto amargo de sensacionalismo morboso. Pero me gustaría plantear una pregunta más radical: ¿Dónde está el abuso del sistema? ¿Qué sucede cuando nadie puede cruzar sus fronteras firmemente delimitadas? Cuando el párroco da clases de confirmación y los padres educan a sus hijos de acuerdo con lo que les dicta su conciencia, ¿no es esto un abuso de por sí, no un abuso esporádico o sexual, sino global y espiritual?
P: ¿Por qué precisamente nosotros?
R: Anna y yo conocemos este entorno ya que nuestra propia familia perteneció a los círculos de la Sociedad de San Pío en la década de los 90. En aquel entonces, nuestro padre opinaba que estaba bien. Después se fue relajando. Nuestra familia era bastante atípica, y las razones son complejas. La película no representa para nada a nuestra familia, ni busca resolver cuestiones pendientes. El punto decisivo es: Gracias a esta situación, hemos obtenido información que hubiera sido muy difícil de conseguir de otra forma. Yo estoy siempre a favor de los cineastas sepan de lo que están hablando. Y ese es el caso en esta película.
Comentarios de Anna Brüggemann (guionista)
Las sociedades religiosas fundamentalistas no pueden quejarse ya que sus adeptos han aumentado considerablemente en los últimos años. Aparentemente, hay una demanda muy fuerte de valores inquebrantables y de sinceridad. Pero, ¿qué se hace con un niño al que se la ha dicho que un ser superior puede escudriñar en todos los rincones de su corazón para encontrar pecados? ¿Cómo puede una adolescente enfrentarse al mundo cuando le han enseñado a desconfiar de él? Y no sólo del mundo, sino también de sus propios sentimientos. ¿Cómo se espera que reprima sus instintos? En cierto sentido, un sistema que no permite otras verdades que las suyas, ya se trate de religión o ideología, siempre va en contra de la vida. No se deja nada al azar, incluyendo el mundo interior de los propios hijos. De niño, puedes escoger: o rompen tu voluntad y te sometes ciegamente a ese sistema, o te rebelas y centras tus energías en ti mismo. Queríamos hacer una película que mostrara a modo de ejemplo cómo una idea prevalece por encima de los seres humanos, y cómo los niños no cuentan con la confianza de sus padres. Queríamos retratar a una persona joven dotada de una gran voluntad que encuentra una solución drástica por aunar la fe estricta en la que ha sido educada, y su deseo -reprimido pero que sigue muy vivo- de llevar otro tipo de vida. Una chica joven que logra por fin el amor de su madre pero que también se libera de ella para siempre.
Comentarios de Jochen Laube (productor)
En la primavera de 2013, Anna, Dietrich y yo llevábamos año y medio desarrollando. Fue entonces cuando me reuní con algunos inversores importantes para hablarles de CAMINO DE LA CRUZ. Antes de nuestra reunión les había enviado el guión y nuestro concepto. Esperaba convencerles de la viabilidad de nuestro proyecto. Ya habíamos trabajado juntos en muchas ocasiones con excelentes resultados. Pero esta vez, la respuesta que me dio uno de ellos fue directa: Jochen, te doy un consejo de amigo: "¡No hagas esa película!".
Desde que conozco a Anna y Dietrich Brüggemann, hemos hablado a menudo de religión. Los tres nos hemos enfrentado en nuestra infancia a formas extremas de la fe, así que conocíamos bien este tema. Después de nuestras experiencias mutuas en MOVE, la colaboración con Anna y Dietrich Brüggemann se hizo más cercana, más interesante. Desarrollar esta historia con los dos y llevarla a la gran pantalla ha sido una de las experiencias más gratificantes e intensas de mi vida profesional. Todos estábamos impresionados con la intensidad con la que Lea van Acken, Franziska Weisz, Florian Stetter y el resto del reparto encarnaban a sus personajes frente de la cámara, y les dieron vida con magníficas interpretaciones. Todos los que hemos estado delante y detrás de la cámara hemos hecho un esfuerzo considerable y espero que el público se sentirá interpelado personalmente por este tema tan importante y con tanta repercusión social y que irán al cine a ver CAMINO DE LA CRUZ. Estoy muy satisfecho de haber ignorado los consejos de mis colegas porque ahora puedo presentar CAMINO DE LA CRUZ a todo el público.
Las Estaciones de la Cruz
Las Estaciones de la Cruz ilustran el camino que recorrió Jesucristo desde que fue sentenciado a muerte por el gobernador romano de Palestina Poncio Pilato hasta su sepultura. La tradición de hacer las estaciones de la cruz o de rezarlas, existe en las iglesias católica y anglicana. La introdujeron los cristianos de Jerusalén que querían seguir el Vía Crucis a lo largo de la Vía Dolorosa con una cruz a la espalda para demostrar que habían aceptado la invitación de Jesús: El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, cargue con su cruz y me siga (Evangelio según San Marcos, 8,34)
Las Estaciones de la Cruz llegaron después a Europa a través de los cruzados que regresaban. Al principio sólo había siete estaciones que se llamaban las siete caídas de Cristo, o las siete etapas de Jesús. En los siglos XVII y XVIII que dos monjes franciscanos, Antonius Daza y Leornardo di Porto Maurizio dieron presumiblemente a las Estaciones de la Cruz su actual formato de 14 estaciones, que después se propagó por toda la Cristiandad.
Las Estaciones de la Cruz se pueden hacer en cualquier momento, solos o en grupo. Estas estaciones están en todas las iglesias católicas, y a veces también al aire libre, en zonas montañosas en las que se asciende por un camino que simboliza la ardua ascensión de Jesús al Monte Gólgota, donde fue crucificado. Recorrer el Camino de la Cruz también se puede entender como una devoción que es una forma de meditación, sobre todo cuando se hace solo.
La devoción del Vía Crucis se celebra sobre todo en Cuaresma, el Viernes Santo, día de la muerte de Cristo. La más conocida es la Vía Dolorosa de Jerusalén. Es probable que este camino no coincida completamente en el recorrido que hizo Jesús. Las 14 Estaciones de la Cruz no sólo describen los acontecimientos recogidos en los Evangelios, también incluyen tres estaciones en las que Jesús cayó al suelo bajo el peso de la cruz; el encuentro con su madre; y el encuentro con Verónica que le da una sábana con la que se limpió la cara de sudor y sangre. Esta sábana fue después objeto de culto, al igual que la Sábana Santa de Turín que muestra el rostro de Jesús.
En 1731 el Papa Clemente XII dio a este Vía Crucis categoría de canon religioso. El que lo hiciera ganaba indulgencias. Cuando el monje español Estanislao murió a los 24 años en marzo de 1927, dejó las "14 Promesas para los devotos del Vía Crucis" reveladas por Jesús para que las recen los que hace las Estaciones de la Cruz. Las Estaciones de la Cruz son importantes para los católicos, no sólo porque afirman que Jesús fue un hombre ["¡Ecce homo!" - "He aquí el hombre", Juan 19,5] que tuvo que soportar muchos sufrimientos, desde ser arrestado sin motivo, a acusaciones de traición, tortura, abusos físicos y hasta una muerte inimaginablemente dolorosa, pero también por el símbolo más destacado del Cristianismo: la cruz que cada uno de nosotros lleva, pero que también nos redime cuando creemos en ella. En tiempos de Jesús, la muerte en la cruz no sólo era una muerte particularmente horrible, sino sobre todo, una desgracia, que algunos hombres deseaban a aquellos que consideraban los más bajos y ruines.
Las 14 Estaciones de la Cruz
1.Jesús es condenado a muerte
2.Jesús carga con la cruz
3.Jesús cae por primera vez
4.Jesús se encuentra con su madre
5.Jesús es ayudado por el Cireneo
6.La Verónica limpia el rostro de Jesús
7.Jesús cae por segunda vez
8.Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén
9.Jesús cae por tercera vez
10.Jesús es despojado de sus vestiduras
11.Jesús es clavado en la cruz
12.Jesús muere en la cruz
13.Jesús es bajado de la cruz y puesto en los brazos de su Madre
14.Jesús es sepultado
La sociedad de San Pio X
Esta sociedad religiosa está formada por sacerdotes católicos que se han negado a reconocer las reformas del Concilio Vaticano II (1962-1965). Entre ellas se encuentran la apertura a los movimientos ecuménicos, la libertad religiosa, la Conferencia Episcopal que se creó en aquel momento, la aceptación de la fe judía como un camino de salvación (Nostra Aetate), así como la reforma de la liturgia. Esta última introdujo muchas simplificaciones. Por ejemplo, la Misa ya no tenía leerse en latín, sino en la lengua vernácula de la región, y el sacerdote se colocaba ahora de cara a los fieles en lugar de darles la espalda.
El Arzobispo francés Marcel Lefebvre, que murió en 1991, fundó la Sociedad de San Pío X, que es su denominación oficial, en 1970. El objetivo de la Sociedad era mantener los ritos y las enseñanzas de la Iglesia Católica Romana tal y como existían antes del Concilio. La Sociedad defendía "una renovación del sacerdocio" y la difusión y recuperación de las auténticas enseñanzas católicas". El Papa Pío X, cuyo Pontificado duró de 1902 a 1914, está considerado como un "Papa conservador" que atacaba todo tipo de modernidad en sus escritos.
Los miembros de esta Sociedad se oponen a la libertad religiosa, el divorcio, la homosexualidad, la igualdad de derechos para las mujeres, el aborto, la separación entre Estado e Iglesia, el Islam, el judaísmo y la propia Ilustración. Están en contra de todo lo que pertenece a una sociedad moderna, y por eso les llaman a veces católicos fundamentalistas, un concepto que ellos interpretan como un cumplido.
En 1975 la Sociedad fue desterrada de la comunidad de la Iglesia. Sus miembros fundaron después sus propios seminarios, conventos y capillas sin el permiso de Roma. En 1988 el obispo Lefebvre elevó cuatro sacerdotes al rango de obispos, entre ellos el suizo Bernard Fellay, que ha sido superior general de la comunidad desde 1994. Para el Vaticano este fue un primer paso hacia un cisma, una ruptura con la Iglesia, y excomulgó a los cuatro obispos que habían sido consagrados y a los dos obispos que los habían consagrado. En 2007, el Papa Benedicto XVI, considerado un conservador, permitió la reintroducción de la antigua Misa que se había practicado en el siglo XVI, y que el Concilio había prohibido. En 2009 derogó la excomunión de los cuatro obispos ordenados para fomentar un diálogo con la sociedad, pero llegó a punto muerto en 2012.
Para volver al seno de la Iglesia Católica Romana, Bernard Fellay había tenido que aceptar los principios del Concilio que él y la Sociedad seguían rechazando. De acuerdo con el Derecho Canónico, están considerados como "clérigos errantes", que pueden seguir activos sin el permiso de la Iglesia. Sin embargo, en las diócesis de Alemania, Austria y Suiza se suele prohibir a la Sociedad la utilización de edificios de la Iglesia Católica Romana, incluso en funerales, bautismos, bodas o peregrinaciones.
Entre los cuatro obispos ordenados por Lefebvre está el inglés Richard Williamson, que negó reiteradamente el Holocausto y, después de extensos debates públicos, fue excluido de la Sociedad en 2012. Sin embargo, la Sociedad logró celebrar un funeral por el criminal de guerra nazi Erich Priebke en Roma en octubre de 2013.
La Sociedad cuenta con unos 900 miembros en 63 países. Pero dado que no se dispone de documentos estadísticos oficiales, las estimaciones de sus seguidores varían entre 150.000 y 600.000.