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Lobos sucios cartel reducidoLobos suciosDirigida por Simón Casal
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Manuela Vellés y Marian Álvarez protagonizan "Lobos sucios" película dirigida por Simón Casal. Les acompañan en el reparto el actor alemán Pierre Kiwitt y el belga Thomas Coumans.

"Lobos sucios" está ambientada en las minas gallegas de wolframio explotadas por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, inspirada libremente en hechos, historias y personajes reales. Además de transportar al espectador a una de las épocas más apasionantes de la Historia, nos descubre el papel fundamental de nuestro país en esta contienda.


Una película internacional
Lobos Sucios es una coproducción internacional entre España y Bélgica.

Esta es una película que narra un episodio totalmente desconocido y verídico de la Segunda Guerra Mundial, local pero con trascendencia europea. Por lo tanto Lobos Sucios puede interesar y mucho a la audiencia europea. Varios de los protagonistas de esta historia son alemanes, y otros belgas. En el caso concreto de los personajes belgas (Edgar D'Hoore) narramos historias reales y también desconocidas en su país.

La vocación internacional de Lobos Sucios se confirmó en el prestigioso Festival Internacional de Estados Unidos de Mill Valley (entre los 5 mejores de EEUU) donde la película fue acogida entre ovaciones por auditorios abarrotados, obligando al Festival a añadir una tercera proyección.

Nuestro socio en Bélgica es la reputada productora, experta en coproducciones internacionales, Left Field Ventures (www. leftfieldventures.com).*


Meniña, pecha a fiestra, non deixes a noite entrar; para tebras ben abondan estas que comigo van. - Amado Carballo


Notas del director
Galicia, 1944. La región ha sido convertida en un nido de espías por los servicios secretos nazis y aliados. Aquí los alemanes hallan algo que no había en el resto de Europa: wólfram, un mineral estratégico para la industria de guerra nazi. Esta historia transcurre en la principal mina de wólfram de Galicia, una gran instalación dirigida por ingenieros nazis y guardia civil española, donde conviven presos políticos que redimen sus penas y trabajadores libres procedentes de las aldeas pobres de los alrededores. Un sabotaje a la mina será el gran detonante de esta historia.

Cuando me llegó el guión de Lobos Sucios lo primero que me cautivó es el mundo al que me transportaba. Empezamos a documentarnos, a visitar minas, a caminar por sus túneles y a escuchar testimonios de la época. Comencé a imaginarme a los mineros trabajando en las vetas, entre el agua, el barro y el polvo, vestidos con monos de tela y zuecos de madera, helados de frío, fumando, tosiendo... mujeres separando mineral en hangares húmedos, junto a máquinas de triturado y separación, trabajando en mesas de lavado con los pies descalzos sobre tierra y serrín... todo estos elementos comenzaban a sugerirme las primeras sensaciones, las que vivieron las personas reales y las que vivirían nuestros personajes.

Y al lado de la mina, Casaio, una pequeña aldea encaramada a las montañas regida por condiciones naturales muy duras donde abundan, como en el resto de Galicia, la superstición y las creencias populares. Relatos que describen bosques poblados por almas que vagan por las noches convertidas en insectos y animales. Relatos que hablan de la vida secreta de los bosques gallegos. Relatos que leímos y que nos contaron nuestras abuelas y abuelos. Nosotros recogemos el testigo y hacemos nuestra propia interpretación.

Este es el mundo de la película, un entorno ultra-exigente donde cualquier fenómeno de la naturaleza desprende sensaciones sobrenaturales. Y entonces me di cuenta de lo primero que necesitaba para transportar al espectador a esta historia: inmersión.

Y es en este mundo donde surgen las historias de amor de la película. Entre una madre y su hija, entre dos hermanas, y entre un hombre perdido, un hombre condenado y una mujer encerrada en sí misma. Me atraía enormemente este contraste entre la crudeza del entorno y de la época, y el coraje, el amor y el sacrificio que surgen en ella.

Nuestros personajes han vivido tiempos de hambre y sufrimiento. Viven rodeados de pobreza, enfermedad y falta de esperanza. Tienen necesidades urgentes y huyen de fantasmas del pasado. De imágenes que retumban en sus cabezas, una y otra vez, y los ahogan en resentimiento porque son incapaces de transformarlas. Hay un rechazo a conectar con el otro, a comprender lo que pide o a aceptar su ayuda, por miedo o desconfianza o porque supondría reconocer la propia vulnerabilidad. Son personajes incapaces de empatizar, incapaces de ponerse en la piel del otro, del diferente. Pero las circunstancias les obligan a iniciar este viaje, a pararse y mirar durante unos segundos a los ojos del que tienen enfrente. Y luego a mirar dentro de sí mismos.

Uno de los grandes retos en Lobos sucios fue el personaje de Franz. ¿Cómo dibujar un personaje nazi realista e interesante sin disolvernos en el estereotipo? Primero tenía que enamorarme de él, comprenderlo para poder relacionarme con él. Había que hacerlo humano. Concretar muy bien su historia, ser muy específicos al revivir su pasado en Alemania, su papel en el ejército nazi, su interés en la filosofía y en la física, en la superstición y en la magia. Franz es un hombre con muchas imágenes en la cabeza y con una gran sensibilidad. Un tipo que se siente especial, que desprecia a sus camaradas iletrados, ya sean nazis o guardias civiles, y que quiere convertirse en un guía espiritual dentro de la religión nazi que están desarrollando en la Ahnerbe, la Orden ocultista de Himmler.

Estos son los elementos que entran en colisión en esta historia. Personajes al límite en un ambiente de desolación, y con mucho que aprender. Personajes con un viaje interior pendiente, que se ven obligados a lanzarse a una aventura épica, de espionaje y robo de una mina, en la que se juegan la vida a cada paso y donde surgirá la magia, el suspense y la emoción de un relato que, al final, habla de la capacidad del ser humano de sacrificarse por los demás.*

Simón Casal de Miguel


Simón Casal de Miguel (director)
Esta es su ópera prima, tras haber dirigido la una tvmovie Barreiros, el Henry Ford español y varios capítulos de la serie El Faro.

Empezó en la industria audiovisual trabajando en diferentes cargos de asistente en departamentos de producción, dirección y cámara. Luego comenzó a trabajar regularmente como fotógrafo en producciones de publicidad con distintas agencias para banca y telefonía regional (CaixaGalicia, Euskaltel, CAI, entre otros). Como fotógrafo recibó reconocimientos en certámenes fotográficos de El País, Fnac y Xunta de Galicia.

Durante este tiempo escribió y dirigió varios cortometrajes que obtuvieron numerosas selecciones en festivales internacionales y algunos premios en certámenes nacionales (HDFest Los Angeles, Fest. Int. de Almería, Cinemad, FasCurt, Plataforma Nuevas Realizadores Madrid...).

En 2012 dirigió su primera película para TV, Eduardo Barreiros, el Henry Ford español, que ganó el Gran Premio Platino a mejor TV-Movie en el Houston International Film Festival 2012 y el Premio a Mejor TV-Movie en los premios del audiovisual gallego Mestre Mateo 2013. En 2014 realizó diversos spots para tv e internet (Movistar Galicia entre otros) y dirigió 15 capítulos en El Faro, una telenovela de éxito para televisiones autonómicas.