Dirigida por Steven Spielberg, la película está protagonizada por Tom Hanks, Mark Rylance, Scott Shepherd, Amy Ryan, Sebastian Koch, Alan Alda, Austin Stowell, Mikhail Gorevoy y Will Rogers.
"El puente de los espías" está producida por Spielberg, Marc Platt y Kristie Macosko Krieger, con Adam Somner, Daniel Lupi, Jeff Skoll y Jonathan King ejerciendo como productores ejecutivos. El guión ha sido escrito por Matt Charman y los hermanos Ethan y Joel Coen.
La increíble historia
En los años 50, durante las fases iniciales de la Guerra Fría, las tensiones entre Estados Unidos y la Unión Soviética abundan, de manera que cuando el FBI detiene a Rudolf Abel (Mark Rylance), un agente soviético que reside en Nueva York, el miedo y la paranoia no hacen más que aumentar. Acusado de enviar mensajes cifrados a la URSS, Abel es interrogado por el FBI, pero se niega a cooperar con los agentes y rehúsa traicionar a su país, y entonces es recluido en una prisión federal a la espera de juicio.
El gobierno, urgido por la necesidad de un abogado independiente que asuma la defensa de Abel, contacta con James Donovan (Tom Hanks), un abogado de Brooklyn experto en seguros. A pesar de su buena reputación dentro del entorno jurídico por sus grandes habilidades como negociador, Donovan tiene poca experiencia en alegaciones de tal naturaleza y magnitud, y no le entusiasma precisamente implicarse. Hacerse cargo de una defensa tan sumamente impopular le convertiría en una figura pública y su familia podría verse sometida al escrutinio, desprecio e, incluso, a un potencial peligro.
Finalmente, Donovan acepta representar a Abel, pues está firmemente comprometido con los principios de justicia y protección de los derechos humanos fundamentales y quiere asegurarse de que Abel reciba un juicio justo, independientemente de su nacionalidad. Mientras prepara su estrategia de defensa, entre los dos hombres empieza a surgir un particular vínculo, construido sobre la base del muto respeto y entendimiento. Donovan admira la fortaleza y lealtad de Abel, y construye un apasionado alegato, argumentando que sus acciones fueron las de un buen soldado que simplemente sigue las instrucciones de su país; sin embargo, no tiene éxito.
Poco tiempo después, un avión espía americano, concretamente, un U-2, es derribado cuando surca el espacio aéreo soviético durante una misión de reconocimiento, y el piloto, Francis Gary Powers (Austin Stowell), es condenado y sentenciado a 10 años de prisión en la URSS. La CIA, al mismo tiempo que niega categóricamente cualquier conocimiento sobre la misión, teme que Powers pueda ser obligado a revelar información clasificada. Tras haber sido testigo del impresionante talento de Donovan durante el proceso judicial, el agente de la CIA Hoffman (Scott Shepherd) contacta secretamente con él para reclutarle en una misión de seguridad nacional de enorme importancia. Movido por el amor a su país, sus inquebrantables y sólidas convicciones así como una tremenda cantidad de coraje, Donovan se ve pronto metido en un avión con dirección a Berlín para negociar un intercambio de prisioneros entre los Estados Unidos y la Unión Soviética.
El principio
Desde los horrores del Holocausto en "La lista de Schindler" hasta la impresionante invasión de la playa de Omaha en "Salvar al soldado Ryan", el director Steven Spielberg, ganador del Oscar en tres ocasiones, ha abordado diferentes y trascendentales hechos históricos a lo largo de su carrera cinematográfica. Autoproclamado estudiante de Historia, la fascinación de Spielberg por la Guerra Fría se remonta a su infancia, al recordar las historias que su padre y su abuelo contaban sobre los profundamente arraigados sentimientos de animosidad y desconfianza que existían por aquel entonces entre Estados Unidos y la URSS.
Según el productor Marc Platt ("Into the Woods", "Drive"), "Éstos eran los años "calientes" de la Guerra Fría, y la gente todavía recordaba a los Rosenberg, que habían sido ejecutados por espionaje, un crimen capital en el momento en que se desarrolla nuestra historia".
"Era una época muy peligrosa para estar en la primera plana de los periódicos por defender a un espía", añade Spielberg, que es también socio principal de DreamWorks, "porque, como niño que creció en aquella época, yo sentía un miedo tremendo a la bomba atómica y la Rusia soviética".
El joven dramaturgo y guionista de televisión británico Matt Charman ("Suite Française") llevó a los ejecutivos de DreamWorks la extraordinaria y verídica historia de James Donovan, suscitando inmediatamente su curiosidad. Aunque el papel de Donovan no se vio muy reflejado en las crónicas de la Guerra Fría, se trataba de un cuento fascinante sobre un hombre idealista que se abre camino en el mundo de la seguridad nacional y el subterfugio.
Platt estaba familiarizado con la historia, y creía que se adecuaba perfectamente a la sensibilidad de Spielberg. "Steven es el director ideal para esta historia", señala Platt.
Y, efectivamente, estaba en lo cierto, pues a Spielberg le fascinó. La historia contenía elementos de drama legal, thriller y épica película histórica, pero fue James Donovan, el personaje situado en el centro de la historia, lo que le pareció más interesante. Reputado abogado, cuya vida es la del típico hombre de familia de los años 50, que aceptó un peligroso encargo, debiendo tratar con el aplomo y seguridad de un consumado cabecilla del espionaje, Donovan era un hombre excepcional; y Spielberg enseguida supo que la historia tenía un enorme potencial cinematográfico.
"Matt hizo un trabajo fantástico y, una vez terminado, presentamos su borrador a los hermanos Coen, cuya forma de escribir es particularmente provocadora, un tono que resultaba perfecto para esta historia", señala Platt. "Cuando se trata de escribir diálogos de personajes, no hay nadie mejor que Joel y Ethan".
Los hermanos Coen, ganadores del Premio de la Academia en tres ocasiones, cuya impresionante filmografía incluye títulos como "No es país para viejos", "El gran Lebowski" y "Fargo", respondieron favorablemente al material y escribieron un borrador del guión, entrelazando hábilmente esa extraordinaria experiencia en la vida de Donovan con una poderosa historia que captaba la esencia del hombre.
Dando vida a los personajes
Una vez disponible el guión definitivo, los planes para hacer la película se sucedieron rápidamente. Un estelar equipo de producción estuvo inmediatamente a punto, lo que incluía al director de fotografía Janusz Kaminski ("Salvar al soldado Ryan"); el diseñador de producción Adam Stockhausen ("El gran hotel Budapest"), la diseñadora de vestuario Kasia Walicka-Maimone ("Foxcatcher"), el montador Michael Kahn ("Lincoln") y el compositor Thomas Newman ("Al encuentro de Mr. Banks").
A la hora de elegir a la persona capaz de interpretar el crucial papel de James Donovan, el modesto abogado de seguros y antiguo fiscal en el proceso de Nüremberg al que atraen hacia las poderosas dependencias del FBI y la CIA, la elección fue siempre obvia: el actor Tom Hanks, ganador de dos premios Oscar ("Filadelfia", "Forrest Gump").
"No hay nadie más adecuado para este papel que Tom", dice la productora Kristie Macosko Krieger ("Lincoln"). "James Donovan es un honrado hombre de familia tan comprometido con la defensa de los valores democráticos que está dispuesto a arriesgar su propio confort y seguridad, así como el de su familia, y cuando es interpretado por un actor tan brillante como Tom Hanks, se convierte en alguien con el que el público se identificará y al que, básicamente, dará todo su apoyo".
Teniendo en cuenta el calibre de los talentos implicados en el proyecto, Hanks ya estaba dispuesto a apuntarse al mismo sin ni siquiera leer el guión pero, una vez lo hizo, se apresuró a aceptar. El hecho de que el actor resultara ser asimismo un gran aficionado a la Historia, con un interés especial por la situación política entre Berlín oriental y occidental, no perjudicó precisamente.
Hanks señala, "Cuando se me presenta un pedazo de Historia del que conozco una parte pero no todos los hechos en su totalidad, bueno, entonces eso es para mí como elevarme hasta las alturas".
A Hanks también le cautivó el complejo retrato de Donovan que el guión trazaba. Hanks afirma, "Los aspectos humanos de la relación que Donovan establece con las personas que representa son lo que hacen de él un abogado único. Nunca se limitaba a los aspectos meramente legales; él verdaderamente luchaba por su chico".
Hanks y Spielberg mantienen una excepcional relación creativa, una del tipo que engrandece cualquier película en la que ambos se involucren. Entre sus anteriores colaboraciones destacan: "Salvar al soldado Ryan", "Atrápame si puedes" y "La terminal", así como la miniserie de HBO "Band of Brothers", premiada con el Emmy y el Globo de Oro, basada en el libro homónimo de Stephen Ambrose, y la miniserie ganadora del Emmy "The Pacific", ejerciendo ambos de productores en las dos.
Spielberg señala, "Disfruto de la experiencia de trabajar con Tom. Tom está dispuesto a probar cualquier cosa y tiene un montón de ideas, pero también está abierto a los montones de ideas de otras personas. Es un receptáculo extraordinariamente creativo que simplemente quiere hacer las cosas de una forma más original".
El actor Alan Alda ("M*A*S*H*", "El aviador"), ganador del Emmy en siete ocasiones y nominado al Oscar, que fue elegido para interpretar a Thomas Watters, socio principal del despacho de abogados donde Donovan trabaja, señala, "Ésa es una parte genial de Tom porque, aunque la vida de Donovan corre peligro, el personaje se muestra irónico, divertido, profundo y convincente. Y eso son rasgos que Tom ya posee, lo cual le permite aportar al papel una credibilidad aún mayor".
A continuación, los realizadores emprendieron la búsqueda de un actor para interpretar a Rudolf Abel, el espía capturado cuyo desinteresado patriotismo se gana el respeto y la admiración de Donovan, y su idea era encontrar a alguien con la habilidad para crear un personaje creíble, de lealtades contrapuestas y sorprendente profundidad, y que al mismo tiempo estuviera a la altura de Hanks. Spielberg llevaba años siguiendo la carrera del actor británico Mark Rylance, estaba deseando trabajar con él y buscaba el papel adecuado para ello. Y ese papel había llegado.
"Mark es uno de los actores más extraordinarios susceptibles de trabajar en cualquier sitio", dice Spielberg. "Le vi en Noche de reyes, y básicamente me reafirmó en mi convencimiento".
Para Rylance, ganador de tres premios Tony y dos premios Olivier, más conocido por su aclamado trabajo sobre los escenarios en producciones tales como "Jerusalem" y "Boeing Boeing", así como la reciente serie de PBS "Wolf Hall", el personaje resultaba abrumador, pero se hallaba dispuesto a afrontar el reto.
Según Rylance, "Realmente no sabemos mucho sobre Abel, aparte del hecho de que, utilizando una moneda falsa, recibió y transmitió información en diversos lugares de entrega por toda la ciudad de Nueva York. Era lo que se suele denominar una célula durmiente".
El actor prosigue, "Abel había estado en Estados Unidos varios años antes de empezar sus actividades clandestinas, y no era el jefe ni el organizador de la red de espionaje, simplemente llevaba a cabo la misión. Pero cuando resultó capturado, el gobierno americano hizo creer que era mucho más importante de lo que era en realidad".
Spielberg afirma, "El puente de los espías es un thriller, pero un thriller de personajes, donde éstos se hallan profundamente integrados en la historia. Con actores maravillosos procedentes de Alemania, América y Rusia. Me siento muy orgulloso del reparto".
Recreando la Guerra Fría en la pantalla
Las localizaciones
La fotografía principal de "El puente de los espías" comenzó en septiembre de 2014 y el rodaje se desarrolló durante doce semanas en localizaciones de Nueva York, Alemania y Polonia, incluyendo muchos de los lugares exactos donde tuvieron lugar realmente los sucesos de la historia.
En Manhattan, producción reflejó la mayoría de los distintos estilos arquitectónicos de la ciudad y sus barrios geográficamente aledaños. El rodaje tuvo lugar en numerosas áreas de Wall Street y sus alrededores, incluyendo Foley Square y la estación de metro de Broad Street, lo cual transmitió a reparto y equipo la sensación del dinero y prestigio del "viejo mundo". En Midtown, en el centro de la isla, las oficinas de la New York Bar Association, ubicadas en la Calle 44, se transformaron en el despacho de abogados de Donovan.
En Queens, producción filmó en una escuela elemental pública en Astoria Park así como en múltiples localizaciones de Brooklyn, desde Flatbush hasta Brooklyn Heights. Ditmas Park, una zona residencial de Brooklyn compuesta por pintorescas casas situadas en calles tranquillas, rodeadas de árboles, era el sitio perfecto para la familia Donovan, y los encargados de buscar localizaciones encontraron una hermosa casa independiente de estilo victoriano, llena de encanto y detalles de época y con un diseño de espacio abierto, lo cual fue enormemente valorado por los responsables de iluminación, técnicos y electricistas.
"La casa tenía también un porche y un pequeño jardín trasero, y parecía absolutamente perfecta para la familia de Donovan, lo que era importante puesto que queríamos mostrar que él sentía una fuerte conexión con su barrio y su comunidad", dice Adam Stockhausen, el oscarizado diseñador de producción de la película.
"Cuando estaba en el set, me sentía como una especie de viajera del tiempo", dice la actriz nominada al Oscar Amy Ryan ("Birdman", "Adiós pequeña, adiós"), que interpreta a Mary Donovan, la comprensiva, pero de férreas convicciones, esposa de James. "Ya fuera caminando por la calle o moviéndome por la casa, parecía como si estuviera en el hogar de una perfecta familia tradicional, lo cual caracteriza a los Donovan de muchas maneras".
Los sets correspondientes al interior del hogar de los Donovan fueron construidos en las instalaciones de los Steiner Studios de Brooklyn, al igual que algunos otros. Las escenas de la persecución de Rudolf Abel por parte del FBI en el metro fueron rodadas en auténticos vagones de metro de los años 60, proporcionados por el New York City Transit Museum, también ubicado en Brooklyn, pero filmar un vagón de época desde un andén de estación e intentar que su movimiento pareciera real, era, sin embargo, otra historia, y precisaba que el rodaje tuviera lugar dentro un sistema de metro en vivo. Afortunadamente, las autoridades del transporte metropolitano de Nueva York estuvieron dispuestas a colaborar con la producción, permitiéndonos acceder a la estación de Broad Street durante una mañana de domingo a horas muy tempranas.
Stockhausen señala, "Tuvimos que trabajar rápidamente en lo que yo llamo realización de estilo relámpago, lo cual significa reemplazar carteles y señalización, cambiar elementos de iluminación y rectificarlo todo de arriba abajo. Y después, por supuesto, todo tenía que ser colocado de nuevo en su sitio tan rápidamente como fuera posible".
La producción en Europa arrancó en la ciudad de Berlín, utilizando el icónico aeropuerto de Tempelhof y el famoso puente Glienicke, donde tuvo lugar el verdadero intercambio de Abel por Powers. El puente, que durante la guerra separaba el Berlín oriental del occidental, en la actualidad conecta la zona de Brandemburgo en Berlín con el barrio de Potsdam. Las autoridades de la ciudad cerraron el puente para permitirnos llevar a cabo el rodaje, una molestia para los residentes locales, pero una molestia que, sin embargo, entendieron, dada su trascendencia para la historia.
Las secuencias que se rodaron sobre el puente implicaron a numerosos figurantes y actores especialistas, así como un extraordinario trabajo de cámara aérea que estuvo a cargo del director de fotografía nominado al Premio de la Academia en dos ocasiones Janusz Kaminski ("La lista de Schindler", "Salvar al soldado Ryan") y su equipo, y toda su ejecución requirió meses de preparación y una precisa labor de coordinación.
La producción viajó también a Wrolcaw, Polonia, una pequeña ciudad situada a algunas horas del Este de Berlín, donde se rodaron unas importantes secuencias que reproducían la construcción del Muro de Berlín. La arquitectura del Berlín actual es notablemente distinta a la que había en el Berlín Oriental de 1961, así que se eligió Wrolcaw para representar Berlín, ya que la ciudad se encontraba en un estado de grave deterioro, resultado de años de dificultades económicas y abandono, no obstante, su aspecto era similar al de una ciudad asolada por la guerra.
Resultó que la producción coincidió con el 25º aniversario de la caída del Muro de Berlín, el 9 de noviembre de 2014, conmemorando la fecha en que el gobierno de Alemania del Este revocó las restricciones de tránsito entre Alemania Oriental y Occidental. Miles de personas se reunieron para celebrar tal acontecimiento, un momento emocionante tanto para reparto como equipo, así como un vívido recuerdo de los horrores de la Guerra Fría y de las condiciones de violencia, vigilancia y privaciones bajo las cuales vivieron los alemanes del Este.
El vestuario
Como diseñadora de vestuario, Kasia Walicka-Maimone es la responsable de transmitir eficazmente la época durante la cual transcurre la historia, y con "El puente de los espías", enseguida se dio cuenta de que la moda de finales de los 50 y principios de los 60 era significativamente distinta de la vestimenta de hoy en día.
"A finales de los 50 y durante los años 60, la gente vestía con elegancia", señala Walicka-Maimone. "Tanto hombres como mujeres, en su mayor parte, vestían de una manera más formal, lo que significa trajes y sombreros en el caso de los hombres y vestidos, trajes y faldas en el de las mujeres".
Walicka-Maimone prosigue, "La fabricación de los trajes de hombre se hacía, no obstante, de manera muy diferente, con una forma de cuerpo y mangas actualmente inusual, un estilo holgado en pantalones y unas telas de textura mucho más densa".
Los trajes de época que llevaban los figurantes contribuyeron a reforzar la sensación de que la escena, a pesar de su vibrante inmediatez en el presente, de algún modo estaba sucediendo en el distante y, sin embargo, reconocible pasado. En algunas escenas aparecían más de 300 extras, desde espectadores y periodistas de tribunales hasta pasajeros del metro y transeúntes de las calles, y en los días fríos había que vestirlos por completo, no sólo con prendas de ropa sino también con accesorios adecuados como sombreros, bufandas, guantes y abrigos.
También era importante asegurarse de que todos los colores del vestuario se correspondían fehacientemente con esa época concreta. En las escenas ubicadas en Nueva York, la vestimenta estaba mucho más determinada por el color, simbolizando el exitoso mundo de la publicidad de la Norteamérica de los años 50, con mujeres llevando predominantemente tonos verdes, granates y amarillos, y los hombres, trajes de color marrón, gris y azul marino. En Berlín, los colores eran pocos y apagados, cuando los había, ya que casi todo era negro y/o grisáceo con el fin de reflejar la deprimente atmósfera de la ciudad en aquel momento.
Sobre Steven Spielberg
"Todo realizador cinematográfico es un contador de historias visual, pero lo que hace distinto a Steven es que él aplica eso, literalmente, a todo lo que sucede a su alrededor", dice la productora Kristie Macosko Krieger. "La mente de Steven siempre está trabajando, y su interés principal se centra en cómo contar la historia lo mejor posible. Steven aporta una gran dosis de reflexión y detalle a cada escena, porque realmente entiende la contribución y participación individual de todos y cada uno de los miembros del equipo a la hora de contar la historia".
"Cuando te presentas en un set de Steven, ya está todo construido, pero no sólo físicamente, sino en lo más profundo de la mente de Steven", explica Tom Hanks. "Tu trabajo consiste en hacer exactamente lo que Steven quiere que hagas, pero él también espera que añadas todas esas pequeñas cosas que confía en que a ti se te ocurran. Y le gusta ir rápido, muy rápido".
Scott Shepherd ("Efectos secundarios"), que interpreta al astuto agente de la CIA Hoffman, señala, "Steven se preocupa realmente por sus actores. Siente un profundo respeto por nuestro oficio, y busca continuamente la forma de crear una historia en pantalla que para nosotros resulte lo más fácil y natural posible. Las primeras palabras que me dijo en el set fueron, Quiero ver que Hoffman es algo más que un traje".
"El puente de los espías" era la primera película de Amy Ryan con el director, y para la actriz resultó una formidable experiencia de aprendizaje. "Steven se entusiasma mucho con todo lo que hace, lo cual es contagioso. Había veces que, observándole trabajar, de repente veía que se le abrían los ojos como platos, casi como si fuera aún aquel chaval de 12 años que hacía películas en el jardín de su casa".
La actriz continúa, "Pero además de ser un realizador extraordinariamente competente, Steven permite que todos los demás departamentos den en todo momento lo mejor de sí. Confía en ellos, y eso es algo que no se suele ver en el cine. En el set había sensación de calma porque todos los miembros del equipo tenían confianza en hacer lo que hacen muy bien, de manera que nadie cuestiona sus decisiones. Y es Steven quien les proporciona esa libertad".