Premio Una Cierta Mirada- Cannes 2014.
Premio Eurimages- SEFF 2014.
Ficha artística: ZSÓFIA PSOTTA, SÁNDOR ZSÓTÉR y LILI MONORI.
Premio Una Cierta Mirada- Cannes 2014.
Premio Eurimages- SEFF 2014.
Comentario del director
La superioridad se ha convertido en el privilegio de la civilización blanca occidental y es casi imposible que no nos aprovechemos de ello.
No es ningún secreto que, después de las películas que he hecho hasta ahora, me inclino por experimentar con el género. La primera entrega de estos experimentos es WHITE GOD, inspirada en las cada vez más rencorosas y absurdas relaciones sociales. En mi opinión, paralelamente a las dudosas ventajas de la globalización, el sistema de castas se ha hecho más palpable. La superioridad se ha convertido en el privilegio de la civilización blanca occidental y es casi imposible que no nos aprovechemos de ello. Sí, nosotros. Nosotros somos los miembros de esa masa privilegiada. Por eso he querido crear una película que deje entrever las intensas pasiones existentes en el otro lado y que critique nuestra detestable seguridad llena de mentiras y verdades a medias, basada en la domesticación de las minorías, al tiempo que solo deseamos destruirlas, negándonos a reconocer las desigualdades, y rehusando creer en una cohabitación pacífica y tranquila.
Sin embargo, para esta película he escogido a animales en vez de minorías. Lo he hecho para tener mayor libertad a la hora de centrarme en un tema tan sensible; quería hacerlo libremente y sin tabúes. Por eso cuento la historia de unos animales, una especie desposeída que antaño fue el mejor amigo del hombre. Pero el hombre los ha traicionado y ellos se rebelan contra sus antiguos amos y compañeros para hacer valer su existencia.
Las palabras que quizá describan mejor la película son aventura, venganza, rebelión y heroísmo. Espero que el tema de la venganza y la cualidad alegórica de las historias de animales se fundan en esta película en una forma dinámica, emocionante y conmovedora.
No queda duda de que, enfrentado a la traición y a la amistad, el espectador debe decidir de qué lado está. Me gustaría que Lili, esa niña de trece años, fuera nuestro espejo. Lili es una chica valiente con un corazón puro que le permitirá no aliarse con los demás seres humanos. Tiene el valor suficiente para rebelarse y contradecir, incluso si su decisión puede costarle la vida
Mi objetivo es que el espectador esté del lado de Lili y de Hagen, porque Hagen solo lucha para defenderse y porque Lili entiende que la rebelión de Hagen es justa. Si lo entendemos, quizá nos demos cuenta de que la decisión depende de cada uno de nosotros, de que tenemos elección, de que podemos decidir no convertirnos en adultos falsos y engañosos.
El melodrama se mezcla con el género de aventuras y las películas de venganza. Mi intención ha sido demostrar que la raza humana y los animales comparten el mismo universo. Solo si somos capaces de ponernos en el lugar de otras especies tendremos la oportunidad de dejar las armas.
Kornél Mundruczó
Solo si somos capaces de ponernos en el lugar de otras especies tendremos la oportunidad de dejar las armas.
Una entrevista con el director
P: ¿Quién es el dios blanco? ¿Qué significa el título?
R: Quería que el perro simbolizara al eterno paria cuyo amo es su dios. Siempre me han interesado las características de Dios. ¿Dios es realmente blanco? ¿Cada persona tiene un dios propio? El hombre blanco ha demostrado una y otra vez que solo es capaz de gobernar y colonizar. Las dos palabras del título son contradictorias, por eso me parecieron fascinantes.
P: Esta película difiere en muchos aspectos de sus anteriores obras, ¿qué le impulso a hacerla?
R: Después de diez años haciendo películas, sentí que un periodo de mi vida como realizador había llegado a su fin. De hecho, Szelíd teremtés - A Frankenstein-terv (Dulce hijo El proyecto Frankenstein) puso el cierre a ese capítulo. Digamos que había acabado con mi periodo adolescente de cineasta. Me interesaban pensamientos que requerían otra forma cinematográfica. Como resultado del masivo declive cultural actual, sentí el deseo apremiante de hablar a un público más amplio. Durante el transcurso de la escritura del guión y del rodaje, me enfrenté a varias preguntas. Haber podido contestarlas sin repetirme me ha hecho feliz. Desde luego, aunque sea diferente, es una película de Kornél Mundruczó de principio a fin.
P: ¿La película es un reflejo del estado político actual en Hungría?
R: La película no solo es una crítica de la Hungría actual, sino de la Hungría futura, donde una clase dirigente compuesta por muy pocas personas domina a la mayoría. Pero ocurre lo mismo en toda Europa. Un pequeño grupo formado por la élite se reserva el poder y, como si se tratara de un reality show, los políticos se convierten en auténticas estrellas a las que apoyamos o no. Me parecen tendencias muy peligrosas. Si no nos preocupamos, las masas se alzarán algún día.
P: ¿Cómo es el Budapest que quería mostrar?
R: Sentí que debía alejarme del tópico de una melancólica Europa Oriental postsoviética. Europa del Este existe en medio de un caos tremendo, de una mutabilidad, de una inestabilidad; planificar cara al futuro es imposible. Busqué espacios e imágenes que representasen esta idea. Intenté crear una nueva Budapest expresando una relación actual con la historia de la ciudad.
P: ¿Cómo se le ocurrió usar perros para representar a los eternos parias? ¿Qué le inspiró?
R: En el arte es sumamente difícil encontrar una forma de describir verdades atemporales de una forma nueva. Pero conocer las novelas de J.M. Coetzee fue una experiencia reveladora. Su obra nos recuerda que debajo del paria más paria existe otra capa de seres inteligentes y racionales que también pueden ser explotados por los seres humanos: los animales. Empecé a preguntarme si no sería posible rodar una película con un perro. Me pareció difícil, pero me inspiró. También hacía tiempo que quería hacer una película con una chica joven como protagonista. En la película, una joven adolescente pierde la inocencia de la misma forma que los perros. Es una historia espejo entre la niña y los perros.
P: ¿Cómo fue trabajar con los perros, y qué fue de ellos luego?
R: Fue una experiencia terapéutica, como entrar en contacto con la madre naturaleza, incluso con un trozo del universo. Durante el rodaje, nos ajustamos a los perros, no los perros a nosotros. Puede decirse que la película es un claro ejemplo de una singular cooperación entre dos especies. También fue maravilloso porque todos los perros salieron de refugios, y una vez acabado el rodaje conseguimos que todos fueran adoptados y tuvieran un hogar.
P: ¿Cómo se prepararon los actores para trabajar con los perros? ¿Qué pensaron los actores de la idea?
R: No hubo ningún problema, pero es verdad que el rodaje no se desarrolló como siempre. Al trabajar con perros, nos ceñimos a las reglas del US-Guide (Guía estadounidense para rodajes con animales). Cada escena debía ser un juego para los animales. En cierta medida, los perros se convirtieron en actores, y los actores en perros.
P: También cambió de coguionistas para esta película. ¿Se debe a que deseaba dar un tono diferente a la historia?
R: Sí, pero hace tiempo que trabajo con ellos en el teatro. Kata Wéber y yo hemos creado varios melodramas sociales en los últimos años, lo que nos ayudó a aportar un nuevo contenido al guión. Hace tiempo que Viktória Petrányi es mi coguionista y productora. Trabajar en equipo siempre ha sido importante para mí.
P: La película está construida a partir de elementos procedentes de géneros muy diversos. ¿Hasta qué punto fue una decisión consciente mezclar el melodrama, las películas de aventuras y de venganza?
R: No fue tanto una mezcla como una nueva forma de contar una historia. Tengo la impresión de que estos géneros están presentes en la sociedad de nuestro mundo occidental en vías de desintegración. La vida de algunos son auténticas telenovelas y la de otros, thrillers. Se alternan en la vida diaria con la facilidad con que cambiamos de canal de televisión. Me gustó la idea de superponer varios géneros para servir mejor a un gran tema. ¿Es posible infundir auténticas ideas dentro de un estereotipo? A veces, esas capas están tan cerca que se mezclan, pero solo puede unirlas una idea central. No debe ser nunca una parodia.
P: Los movimientos de cámara también han cambiado con respecto a sus anteriores películas. ¿Se debe a que parte de los actores eran impredecibles?
R: Los movimientos de cámara son parecidos en otras películas mías, pero en esta he trabajado con un director de fotografía muy joven, Marcell Rév. Las imágenes no significan lo mismo para él que para las personas de mi generación. Además, queríamos contar este cuento con mucho realismo, pero nos dimos cuenta de que no solo dependía de nosotros. Debido al hecho de que los perros eran impredecibles, a menudo no sabíamos cómo iba a desarrollarse la escena. Tuvimos que adaptarnos, casi como si rodásemos un documental sobre la naturaleza. También quiero añadir que no me interesa crear formas, me parece que es la mejor manera de llevar el creador a la muerte, un pensamiento nada estimulante. Mi forma de pensar hace que cada película adopte la forma que más le conviene.
P: ¿Qué emociones le gustaría despertar en el espectador mientras ve la película?
R: Al ser una película con una fuerte dosis moral, plantea una pregunta moral, y el espectador debe llegar a una conclusión moral. Pero para mí, lo más importante es que el público se emocione viéndola.
P: ¿Por qué escogió la pieza Rapsodia húngara, de Franz Liszt, como uno de los principales motivos musicales de la película?
R: Tom y Jerry son una referencia en el mundo entero. También es una música pegadiza. Al ser tan conocida, la obra carece de connotaciones. He buscado una pieza que pudiera ser emblemática de Hungría y también de algo pasado. El director de orquesta, desesperado, dirige a la orquesta de jóvenes, y a esta imagen se yuxtapone la de los perros enfurecidos. La misma furia que desprende la autenticidad de la rapsodia. Además, me conmovió profundamente la imagen de una joven tocando la trompeta y que, como en los cuentos de hadas, comprende a los animales. Zsófia Psotta interpreta a ese personaje con asombroso convencimiento y talento.
P: Ha rodado con un equipo y un reparto muy joven. ¿Fue una decisión consciente?
R: En muchos aspectos, desde luego. Pero también se debió a que casi nadie de mi generación estaba disponible. La idea de la película me vino de golpe y todo el mundo estaba metido en otros proyectos cuando me puse en contacto con ellos. He cambiado mucho estos últimos años y me apetecía el riesgo que representaba esta película. Fue un reto incluso para los más experimentados adiestradores de perros y para gran parte del equipo técnico. Nadie había rodado antes una película con 250 perros.
P: Después de interpretar un papel principal en Szelíd teremtés - A Frankenstein-terv (Dulce hijo El proyecto Frankenstein), también interpreta un papel en esta película. ¿Tiene pensado actuar en todas sus películas a partir de ahora?
R: No lo tenía pensado. Fue un desafortunado accidente, pero no me arrepiento. El actor que debía encarnar al Afgano tuvo un impedimento de última hora y no encontré a nadie para sustituirle. Me gusta actuar, pero prefiero hacerlo en las películas de otros.
P: ¿Tiene algún otro proyecto?
R: Para mí, esta película significa el principio de un periodo de cineasta adulto, pero quiero seguir contando cuentos de hadas. La atmósfera de Europa del Este es importante, porque el alma de Europa Oriental sigue siendo la misma, pero todo ha cambiado a su alrededor. Creo que mi trabajo es relatar lo que ocurre.
P: Los últimos 40 minutos de la película muestran imágenes nunca vistas.
R: Son los momentos en que las masas se levantan. Simbolizan el miedo actual de Europa: el alzamiento de las masas. No se equivocan al tener miedo. Busqué imágenes icónicas para mostrarlo, para dejar clara la dirección en la que vamos cuando rehusamos colocarnos en el lugar de otra especie, del adversario, de una minoría. Quería enseñar su punto de vista. El arte nunca debe dejar de ser crítico. Debe alzar un espejo ante la sociedad.
Ficha artística
Zsófia Psotta - Lili
Luke Y Body - Hagen
Sándor Zsótér - Dániel (El Padre)
Szabolcs Thuróczy - Viejo
Lili Monori - Bev
Károly Ascher - Péter
László Gélffi - Profesor de música
Lili Horváth - Elza (La madre)