STEVE JOBS está dirigida por el oscarizado® Danny Boyle a partir de un guión de Aaron Sorkin basado en la biografía superventas del fundador de Apple escrita por Walter Isaacson. Los productores son Mark Gordon, Guymon Casady, de la productora Film 360, Scott Rudin y el oscarizado® Christian Colson.
Protagonizan la película Michael Fassbender en el papel de Steve Jobs, el brillante pionero, y la oscarizada® Kate Winslet como Joanna Hoffman, la mujer que dirigió el departamento de marketing de Macintosh. Seth Rogen es Steve Wozniak, el cofundador de Apple, y Jeff Daniels es John Sculley, expresidente ejecutivo de Apple. El reparto también incluye a Katherine Waterston como Chrisann Brennan, la exnovia de Steve Jobs, y a Michael Stuhlbarg como Andy Hertzfeld, uno de los miembros fundadores del equipo de desarrollo de Apple.
El director DANNY BOYLE
P: ¿Qué pensó cuando le llegó el guión de Aaron Sorkin y lo leyó por primera vez? ¿Qué le hizo decidirse a querer dirigir esta película?
R: Leí el guión y pensé que sería una locura no hacerlo. Me dejó sin aliento. No había hecho nada parecido antes. El desafío que implicaba - era muy contenido, un auténtico ejercicio de lenguaje -, me atrajo enormemente. Al mismo tiempo, el personaje de Steve Jobs creado por Aaron - el Steve del guión que a veces se superpone a la figura histórica y otras no -, también me intrigó mucho. Es un personaje de proporciones shakespearianas. Es fascinante, brutal y divertido. El guión de Aaron Sorkin me mostró a muchas personas orbitando alrededor de un planeta extraordinario, el personaje de Steve Jobs. En la vida nos encontramos con personas así, alrededor de las que orbitamos; casi puede decirse que vivimos a través de su reflejo y no somos capaces de alejarnos. Tienen fuerza gravitacional. Inspiran auténtica devoción. Son personajes deslumbrantes que merecen ser estudiados de cerca. Nuestro protagonista se cruza con personas que le son absolutamente fieles, mientras que otras le ven como un monstruo. En cierto sentido, es un monstruo que se volvió hermoso gracias al lenguaje... y a dos mujeres.
P: Ha dicho que la película no es una biografía ni tampoco un intento por contar la vida de Steve Jobs al pie de la letra, pero los personajes son reales. ¿Qué elementos de estos personajes reales, de Steve Jobs y de los diversos miembros de su equipo, ha incorporado a la película?
R: Debemos mucho a Walter Isaacson por la profunda investigación que realizó para escribir su libro, pero queríamos que la película fuera por otros caminos. Aaron Sorkin describe la película como un "retrato impresionista". Contiene ideas tomadas de la vida real, pero la película es una abstracción. Se basa en acontecimientos, algunos reales, otros imaginarios, y los reúne en tres momentos estructurados en torno a los lanzamientos del Macintosh en 1984, el NeXTcube en 1988 y el iMac en 1998. Los mismos seis personajes aparecen tres veces exactamente 40 minutos antes del lanzamiento de cada producto, y se dedican a atacarse. No es la vida real, es una visión intensificada de la vida real.
El guión de Aaron Sorkin va mucho más allá de Steve Jobs como persona. Él cambió una de las cosas más preciosas y vitales en nuestras vidas, la forma de comunicarnos, de interactuar con otros, y sin embargo, muchas de sus interacciones eran claramente disfuncionales. La película también se centra en los equipos; me refiero a una persona capaz de empujar a individuos y a grupos para que creen. El personaje de Steve es ingenioso, tiene sentido del humor y sabe hasta qué punto nos gusta encontrar a alguien que nos inspire a esforzarnos más. Su determinación por querer transformar a la gente casi rozaba la locura.
P: Antes de empezar a rodar, había incluido en el presupuesto largos periodos para ensayar cada acto por separado y secuencialmente. ¿Qué le impulsó a adoptar esta estrategia y cómo benefició a las interpretaciones, a la película en sí?
R: Lo más extraordinario del lenguaje de Aaron es el ritmo, su proyección. Quería ver a los actores hablar ese idioma, pero también era consciente de que representaba un desafío.
Dado que hay tres lanzamientos, nos concentrábamos en uno y lo filmábamos cronológicamente. Muy pocas películas se ruedan cronológicamente, pero hacerlo da un impulso a las interpretaciones y a la historia. Permite que los actores se sumerjan en un solo momento temporal, y se concentren en cuál sería su aspecto, cómo hablarían y qué sentirían en ese periodo de la vida del personaje. Les permite detenerse y evaluar la situación.
Los actores no paran de moverse durante los tres actos. En parte se debe a que son los últimos momentos antes de un lanzamiento y hay muchas cosas que resolver, pero también es intencionado porque refleja la filosofía de Steve Jobs. Se movía mientras hablaba. No le gustaba tener aburridas reuniones sentado. Prefería andar mientras hablaba porque daba impulso al proyecto, fuera cual fuera. Yo tenía la esperanza de que la forma de abordar los ensayos y el rodaje liberara físicamente a los actores; no quise crear espacios confinados, sino decorados que dieran sensación de libertad, de apertura. No era necesario que los actores se preocuparan mucho de dónde estaban colocados ni de adónde iban. Al principio de los ensayos, todos podían moverse como quisieran. Luego, a medida que se acercaba la fecha de rodaje, encontramos la forma de posicionarlos. El hecho de rodar con una Steadicam, que suele reservarse para secuencias de acción o de persecución, ayudó mucho a conseguir la libertad de movimientos deseada. La Steadicam crea una sensación de movimiento continuo. Geoff Healey, el primer operador de la Steadicam, es un auténtico artista, y con la iluminación de Alwin Küchler, nos permitió construir escenas de una gran fluidez en los tres decorados de los tres actos.
P: ¿Por qué decidió rodar toda la película en San Francisco?
R: San Francisco es el pueblo de Belén de la edad moderna, el hogar de la segunda revolución industrial. Nací en el Norte de Inglaterra, en Manchester, la cuna de la primera revolución industrial hace 200 años. Al igual que mi ciudad natal, San Francisco está saturada de su historia y su mito. Pensé inmediatamente en rodar en San Francisco con la esperanza de que la película, mediante una especie de ósmosis, recogiera algo del ambiente. Hace tiempo que estoy convencido de que, si se respeta el lugar donde se rueda, la película sale ganando... mediante la compresión y la apreciación de los actores y la mía propia. Durante los ensayos y el rodaje conocimos, por casualidad o por haber quedado, a gente que había estado en los tres lanzamientos.
P: Diferencia claramente los tres espacios correspondientes a los tres actos, ¿por qué?
R: Sí. Lo primero que me atrajo del guión fue la dificultad de presentar tres escenas que transcurren entre bambalinas con el mayor dinamismo y tensión posible. Por eso decidimos trabajar en tres decorados diferentes, cada uno con algo especial, una sensación propia, una historia diferente.
P: ¿Qué le hizo escoger el auditorio Flint para el lanzamiento del Macintosh en el Acto Primero?
R: El auditorio Flint, en el colegio universitario De Anza, en el corazón de Cupertino, fue donde tuvo lugar el lanzamiento del Macintosh en 1984. Allí, Steve Jobs desveló el Macintosh. Estábamos literalmente donde él estuvo. Rodamos el primer acto en 16 mm para conseguir una sensación menos pulida, más casera y básica, en un teatro sencillo y funcional. La energía casi podría describirse como punk, era el amanecer de los lanzamientos. El Acto Primero, cuando se lanza el Mac, es el mito creador de la época moderna. Es Steve Jobs sacándose de la chistera el futuro de la computadora, el primer ordenador personal, el primer ordenador a escala humana. Por primera vez, se le había ocurrido a alguien crear un ordenador que fuera parte del ser humano. Ya lo dice Steve en la película, hasta entonces, hasta 1984, Hollywood se había encargado de que los ordenadores dieran miedo. Él quiso que todos sintiéramos que nos pertenecían. Obviamente, aún no era el momento, no funcionó, no lo consiguió hasta después.
P: ¿Por qué escogió la Ópera de San Francisco para el segundo acto? ¿Qué tenía la Ópera que encajase con el lanzamiento del NeXT?
R: Puede debatirse hasta qué punto Steve Jobs, en la realidad, decidió fabricar el ordenador NeXT para vengarse de Apple, pero sí sabemos que el sistema operativo NeXT volvió a abrirle la puerta de Apple. Vendió NeXT a Apple cuando esta empresa necesitaba un nuevo sistema operativo y eso era exactamente lo que ofrecía NeXT. Jobs consiguió introducir algo de NeXT que sigue estando en el corazón de todos los sistemas operativos de Apple.
Queríamos que el decorado reflejara la sensación de una venganza operística, y por eso escogimos la Ópera de San Francisco, con sus cortinas de terciopelo y sus molduras doradas. El Acto Segundo requería una ambientación más indulgente, casi romántica. Lo rodamos en 35 mm, dando una sensación mucho más fluida, bonita, lisa, si lo comparamos a la primera parte. El diseño, el movimiento de la cámara, la música, todo está enfocado para describir una especie de venganza. Queremos que el público entienda gradualmente la maquinaria del plan de venganza de Steve a medida que se revela durante el desarrollo del acto. Todo está encaminado hacia la venganza, es lo que dirige cada movimiento hasta el enfrentamiento definitivo entre Steve y John Sculley.
P: ¿Qué tomó en consideración en cuanto al diseño y a la fotografía para el tercer acto, el lanzamiento del iMac?
R: El tercer acto trata más del futuro, de las líneas de comunicación y del control actual de datos. El iMac introdujo realmente Internet en nuestras vidas diarias. Rodamos esta parte en el futurista Davies Symphony Hall, en el centro de San Francisco. Y la rodamos con una Alexa, una cámara digital moderna con una resolución casi infinita. En el tercer acto nos dirigimos hacia posibilidades inimaginables, simbolizadas por el regreso de Steve Jobs a Apple y el lanzamiento del iMac, el producto que significó su regreso.
P: Ha hablado de la filosofía de los largos ensayos con los actores. ¿Cómo fue trabajar con Michael Fassbender? ¿Por qué pensó que era el intérprete idóneo para dar vida al personaje?
R: Nunca había trabajado con un actor que hiciera el recorrido que realizó Michael con semejante ferocidad de entrega. Nunca le vi recurrir al guión o a las hojas, y tenía que recitar cada día parrafadas comparables a los diálogos de "Hamlet" o de "El rey Lear". Absorbió el guión de una forma que fue mucho más allá que aprenderse el papel. Nunca preguntó en qué momento debía decir una frase. Conocía el guión como si lo hubiera escrito, lo que dio a su interpretación una fuerza incomparable; daba la sensación de ser capaz de crear algo en cualquier momento con casi nada. Siempre había pensado que Michael tenía algo de Steve Jobs. Me refiero a la increíble intensidad que aporta a todo lo que hace. Como actor, impone, lo digo en serio. Pero gracias a Dios, tiene un humor enorme. El guión es muy ingenioso, y Michael sabe extirpar cada gramo de humor cuando quiere. Su aplicación es tal que intimida a cualquiera, como demostró durante la preparación. Tuve suerte de unir el guión de Aaron Sorkin a un actor de este calibre. Mi trabajo consiste en impedir que nada se interponga.
P: Kate Winslet pasa por una transformación en el papel de Joanna Hoffman. ¿Cómo se enfrentó al papel?
R: Bueno, teníamos a Fassbender, más nos valía conseguir a una actriz excepcional para trabajar con él. Y eso hicimos. Kate es extraordinaria. Tiene mucho talento, desde luego, pero no sabía que su enfoque fuera tan amplio. Es una gran colaboradora, muy positiva, y como no sabe estar sin hacer nada, incluso reorganizaba a la figuración entre las tomas. Joanna Hoffman es la guardia y la sanadora que intenta organizar a un hombre imposible, y Kate se hizo con cada detalle del papel de forma brillante, tanto en el plató como en la historia.
Al igual que Michael, absorbió el lenguaje del guión con avidez y consiguió que pareciera fácil. Los grandes actores beben la musicalidad de las palabras de Sorkin. Se apoderan de ella, la notan inmediatamente y se oye inmediatamente. Es muy parecido a lo que pasa con un gran músico; basta con escucharle interpretar un fragmento de Mozart.
Las conversaciones de Aaron Sorkin con la auténtica Joanna Hoffman le influyeron mucho y decidió convertirla en un personaje clave en el guión, aunque solo aparece en unas pocas páginas en el libro de Walter. En nuestro caso, también es su historia. Joanna comprende que hubiera debido obligar a Steve a arreglar las cosas con Lisa antes de que esta fuera a la universidad. Por eso el guión es tan conmovedor y la interpretación de Kate tan maravillosa, se da cuenta de que fue cómplice de un error.
P: ¿Cómo enfocó Seth Rogen el papel de Steve Wozniak?
R: Fue muy valioso contar con el verdadero Steve Wozniak durante los ensayos para hablarnos de su experiencia con Jobs y con Apple. Pero Seth se hizo con la esencia de Woz desde el primer momento. No sé cómo explicarlo con palabras; la interpretación de Seth contiene algo que llega hasta la raíz del personaje. Ocurre a veces con los grandes cómicos, también tienen a un actor serio, ambicioso, instintivo y hábil en su interior.
Woz cree que el talento no impide a nadie ser decente, y esa idea recorre toda la película como un hilo conductor. La cruz de Woz durante toda la película es intentar que Steve reconozca la importancia del pasado, que acepte el importante papel del pasado en el proceso creativo, tan importante como la innovación. Pero Steve solo piensa en una cosa, la innovación. Para Steve solo existe el futuro, es su meta. Woz intenta hacerle entender que la creación se basa en la innovación, desde luego, pero que también depende de las personas que estuvieron antes. Siempre nos apoyamos en alguien anterior, y la elegancia de reconocerlo nos permite estar entre los predecesores. El hecho de que su mejor amigo, junto al que soñó y creó el ordenador personal, no lo reconozca, es tremendamente conflictivo para él. Seth plasma maravillosamente el optimismo y la angustia de la amistad que les une.
P: ¿Qué historia cuenta la música en cada uno de los actos? ¿Cuál fue su planteamiento y el planteamiento del compositor Daniel Pemberton?
R: El primer acto está influenciado por los ruidos de los primeros ordenadores. La gran mayoría del público, y esto se hace más palpable con cada año que pasa, ha nacido en la era digital. No recuerdan cómo fue el principio de la revolución digital. Los primeros sonidos digitales parecían casi futuristas. Me interesaba la idea, y Daniel usó muy bien esos sonidos retro.
Hay dos movimientos musicales en el segundo acto. Uno es una especie de ópera ligera, el allegro del principio, desenfadado, casi caprichoso. El segundo movimiento también es operístico, pero tiene más peso y se encamina hacia una conclusión más tensa. Este acto está entrecortado con varias escenas entre Sculley y Jobs correspondientes a los años intermedios. Hay menos música en el tercer acto, pero es elegante, sencilla, minimalista... un poco como los productos de Jobs.
P: En un momento de la película, Steve compara su papel al de un director de orquesta. Se basa en la analogía de que, a pesar de no ser músico y de no tocar ningún instrumento, su trabajo consiste en hacer tocar a la orquesta. ¿Qué quiere decir con eso?
R: Jobs no era ingeniero, ni tampoco programador. Sus conocimientos de ingeniería eran muy básicos, pero sintetizaba otras muchas habilidades. Es lo que hace un director de cine. No entiendo tanto de cámaras ni de iluminación como el jefe del departamento o un especialista. Tampoco diseño ropa, pero puedo - al menos eso espero - sintetizar los conocimientos de estos expertos.
P: ¿Qué espera que se lleve el público de la película?
R: Espero que cuando los espectadores vean la película, se den cuenta de lo mucho que ha cambiado el mundo gracias a lo que hizo este hombre, empujado por un feroz impulso, una gran inteligencia, una dedicación de locos y una tremenda pasión, aunque pagó un precio muy elevado a nivel personal. Era un genio visionario, pero solo se convierte en un ser humano cuando consigue entender que él está mal hecho.
Al fin y al cabo, no puedo decirle qué pensar de nuestra película, como tampoco podría decirle Steve Jobs qué apuntar en su iPad. Como todo narrador, quiero trabajar con material maravilloso para entregárselo al público. La belleza y el horror de este trabajo es que el espectador decide qué va a sacar de él.
El guionista AARON SORKIN
P: ¿Cómo se aproximó a la biografía Steve Jobs, escrita por Walter Isaacson, para convertirla en fuente del guión? ¿Cree que el personaje cinematográfico está muy cercano al verdadero Steve Jobs?
R: En el fondo, el libro Steve Jobs es un ejemplo de periodismo de gran formato escrito por un periodista de primer orden; no olvidemos que Walter fue director de la CNN y editor jefe de la revista Time. Ante todo, Walter debía ser objetivo. Para mí es lo opuesto, debo ser subjetivo, me dedico a un medio artístico. Esta historia es mi visión de un hombre complicado y de sus relaciones tangenciales. Todas las personas que han colaborado en la película han añadido interpretaciones subjetivas, Danny Boyle, Michael Fassbender, el diseñador de producción Guy Dyas, el compositor Daniel Pemberton, el montador Elliot Graham y docenas más.
Danny y yo teníamos muy claro que no buscábamos una imitación de Steve Jobs, de Steve Wozniak, de John Sculley. Ya lo he dicho en repetidas ocasiones, STEVE JOBS es un cuadro, no es una fotografía. El único acontecimiento que ocurrió en el mismo lugar donde rodamos fue el lanzamiento del Macintosh, cuando no consiguieron que el Mac dijera "hola" a los accionistas. Los otros dos lanzamientos existieron, pero no en esos escenarios. Todo lo que ocurre en torno a esos lanzamientos es, en realidad, el producto de haber mezclado los conflictos que seleccioné para representar la vida de Steve, condensados en actos de 40 minutos.
Espero que la impresión que permanezca sea la de un hombre intenso, complicado y brillante, con grandes defectos, que supo soñar a lo grande y galvanizar a otros para conseguir resultados. Básicamente, espero que el público descubra a un ser humano que probablemente habría sido mucho más feliz si no hubiera estado convencido de que la bondad y el genio eran binarios.
P: La estructura de la película es única. ¿Cómo les permitió contar la historia, tanto a usted como a Danny Boyle? ¿Qué lugar ocupa en el desarrollo narrativo un proceso de ensayos tan especial?
R: Soy dramaturgo por naturaleza. Me siento más cómodo en lugares claustrofóbicos, con el tiempo medido y un espacio muy definido. También me pareció que sería más interesante observar a ese personaje monolítico en tres puntos de inflexión durante su carrera. Se lo propuse al estudio y me dieron luz verde.
Al estudiar el libro de Walter Isaacson, y después de hablar con Steve Wozniak, Joanna Hoffman, John Sculley, Andy Hertzfeld, Lisa Jobs y Chrisann Brennan, identifiqué cinco conflictos personales clave en la vida de Steve y busqué la forma de incluirlos en los tres lanzamientos de productos. Todo lo que ocurre son conjeturas mías basadas en el libro de Walter y en el material que reuní a través de entrevistas personales con los compañeros y miembros de la familia de Steve.
El guión resultante de 182 páginas está construido íntegramente en base a los diálogos. Tal vez a la mayoría de realizadores parecería una selva impenetrable, pero Danny Boyle se lanzó de cabeza. Se hizo con las palabras y las incrustó en algo absolutamente cinematográfico y en imágenes fascinantes. Es capaz de rodar una escena sencilla, como la puesta a punto de un programa de voz, en una secuencia de acción.
Rodamos cada acto como si fuera una película en sí, cronológicamente y en diferentes decorados. Dispusimos de tres semanas de ensayo antes de rodar el Acto Primero, y de dos semanas para el Acto Segundo y el Acto Tercero. Pensamos que los intérpretes no solo tendrían la oportunidad de aprenderse los diálogos, sino de absorber y hacer suyo el lenguaje. Aprendieron a vivir en la piel de los personajes durante periodos extensos, mucho más allá de los pocos segundos que lleva rodar un plano o un contraplano.
P: En la película, Steve Jobs se sirve del miedo y del engaño, entre otras cosas, para alcanzar los resultados que busca. ¿Describe todos sus métodos?
R: Steve creía sinceramente que su método sacaba lo mejor de las personas que contrataba. Muy a menudo devolvía la primera presentación con una nota: "Puedes mejorarlo, inténtalo". Y la segunda, la tercera, incluso la cuarta, con la misma nota. En realidad, ni se había molestado en estudiar ninguna. Estaba convencido, y en general tenía razón, de que todo era mejorable. Puede parecer odioso, pero está muy bien que haya alguien que obliga a los demás a dar lo mejor de sí mismos. En ese aspecto, tuvo mucho éxito. Pero creo que caía mal sobre todo por su personalidad, no tanto por pedir el máximo a sus empleados. Es posible que conociera otras tácticas, pero obtenía los resultados que buscaba.
P: En la película, Woz dice: "Tus productos valen más que tú, hermano". Y Steve contesta: "De eso se trata, hermano". ¿Por qué le pareció importante incluir estas frases?
R: Los artistas canalizan lo mejor de sí mismos en sus creaciones. Intentamos encontrar una perfección que no existe en la vida, y es exactamente lo que quiere conseguir Steve con sus productos. Steve se enfada mucho, incluso en los años setenta, cuando Woz le dice: "Los ordenadores no son cuadros". Pensar que sus creaciones no eran arte le enfurecía. Su deseo de compensar sus limitaciones es lo que le motivaba a ofrecer algo al mundo.
Steve siempre intentó controlarlo todo. Le molestaba intensamente no haber controlado el principio de su vida; la historia de su adopción tuvo profundas repercusiones en su existencia. Toda su vida creativa fue una cruzada para controlarlo todo, asegurándose de que sus productos emanaran lo mejor de él.
P: ¿Qué dice la película acerca de la fuerza de la visión de un hombre, de la ambición estadounidense y del espíritu empresarial en general?
R: Es posible que Steve Jobs sea uno de los últimos grandes inventores de Estados Unidos. Se empeñó en construir lo que muchos tacharon de castillos en el aire. Desarrolló lo que posteriormente se bautizó como "un campo de distorsión de la realidad", algo que le fue muy útil. Hablaba con un diseñador, un codificador, un ingeniero, y decía: "Quiero un aparato de este tamaño capaz de hacer esto". El diseñador quizá contestaba que no era posible con un tamaño semejante, que las funciones que requería no cabrían, se necesitaba más espacio. Entonces solía contestar algo así: "Muy bien, eres un filisteo, no sabes de qué va esto. Encontraré a alguien capaz de darme lo que quiero". La reacción del diseñador en cuestión era conseguirlo como fuera, a pesar de haber dicho que no era factible.
En varias ocasiones a lo largo de la película, alguien le pregunta a Steve: "Pero ¿qué haces exactamente?" No sabía codificar. No había estudiado ingeniería, tampoco informática. Steve era incapaz de tocar un solo instrumento de la orquesta, pero colocado ante una multitud de mentes creativas, ¡era el director de orquesta ideal!
MICHAEL FASSBENDER
P: Las 570 y algo páginas que conforman la biografía de Steve Jobs escrita por Walter Isaacson siguen las huellas de biografías sobre Albert Einstein y Benjamin Franklin del mismo autor. ¿Qué tiene Steve Jobs y sus logros para que esté en tan elevada compañía?
R: La idea de Steve Jobs siempre fue que todos debíamos tener un ordenador, no solo la élite. Le apasionaba el concepto del ordenador como objeto intuitivo que todos pudiéramos usar, en oposición a la idea de objetos que nos aterraban. Steve Jobs cambió nuestras vidas. Cambió la forma en que funcionaba el mundo, la manera de comunicarnos e interactuar, de ver cine, de escuchar música e incluso de hacer la compra. Alguien con esa influencia en nuestras vidas merece cierta atención.
P: Aaron Sorkin modela sus guiones al estilo de los grandes escritores de Hollywood, como Wilder y Hecht. Son rápidos, divertidos e inteligentes. ¿Qué le pareció el guión cuando lo leyó?
R: Eran casi 200 páginas de diálogo rápido. El ritmo de Aaron es muy particular y pasé muchas horas solo trabajando con el guión. Por suerte, Danny tuvo la brillante idea de añadir un amplio periodo de ensayo antes de rodar cada acto. Es algo que ocurre poquísimo, casi nunca. Se lo agradeceré eternamente, jamás habría podido filmar a esa velocidad sin haber ensayado antes.
P: No pueden negarse los logros de Steve Jobs, pero mucha gente hace hincapié en sus métodos y en algunas tácticas realmente maquiavélicas. ¿Qué opina?
R: Creo que había elementos maquiavélicos en Steve Jobs. Puede que algunas vertientes de su personalidad fueran simplemente crueles. ¿Realmente era necesario tratar a la gente así? Puede que no. Pero la personalidad y los logros van unidos. En ciertas ocasiones hay que provocar y manipular. Como actor, sé que los realizadores emplean esas tácticas algunas veces. Si llevo muchas horas trabajando, pierdo la paciencia mucho más deprisa, y Steve trabajaba muchas horas sin descanso. Hicieron jornadas de veinte horas las tres o cuatro semanas anteriores al lanzamiento del Macintosh. Ya se sabe, en cualquier negocio, si uno está quieto demasiado tiempo, la competencia le deja atrás. Steve Jobs era muy consciente de que debía avanzar constantemente. ¿Cuántos días de vacaciones se tomó en 40 años? No creo que muchos. Tenía una visión, y pasó unos 40 años persiguiéndola; me parece toda una hazaña. Tuvo la capacidad de perseguir esa visión durante décadas, no todo el mundo resiste tanto sin ser pisoteado en el camino.
Uno de los miembros del equipo original de diseñadores del Macintosh dijo que Jobs funcionaba dentro de "un campo de distorsión de la realidad", en el sentido de que, si repetía las suficientes veces que el cielo era verde, todo el mundo acabaría por creerle. Gracias a esto, pudo imponer su idea del ordenador personal, de nuestra relación con esos ordenadores. ¿Habría sido capaz de hacerlo sin esa tremenda voluntad? No lo sé. Me parece que van unidos; era un ser humano muy complejo.
P: Debe de ser el guión más largo jamás filmado por Danny Boyle, conocido por su gran sentido narrativo visual. ¿Qué aportó a un guión tan fluido y rápido como el de Sorkin?
R: Danny es un hombre positivo, lleno de energía, que siempre anima. Creo que inyecta esas tres cualidades a sus narraciones. La energía que aporta al trabajo de cámara es de suma importancia para una película como esta, donde los personajes hablan mucho durante dos horas. Danny viene del teatro, empezó allí y entiende el mundo de la palabra. En muchos aspectos, el guión es muy teatral. Los personajes parecen entrar a menudo desde bastidores; no es difícil imaginar una puesta en escena en un teatro.
P: En Apple todos sabían que solo había una persona capaz de enfrentarse a Steve Jobs e incluso callarle, me refiero a la directora de marketing, a Joanna Hoffman. ¿Qué aportó Kate Winslet al personaje?
R: Creo que Joanna tuvo bastante impacto en Steve. Existe una grabación de ellos dos después de que echaran a Steve de Apple, y queda patente que no se mete con él, no va a por él. Creo que Kate capta ese sentimiento a la perfección. En la película, Joanna es la única persona que puede retenerle. La dinámica entre los dos fue muy buena. Joanna le saca su lado humano, porque lo tiene, pero está enterrado en lo más profundo de su ser. Creo que Steve nunca baja la guardia, hasta el punto de que puede considerarse un trastorno. Tiene un bloqueo que le impide ser vulnerable, abrirse a los demás. Vi varias entrevistas suyas y la armadura estaba allí. Notaba el brillo de la armadura.
Reconozco que le debo mucho a Kate. Recuerdo la primera lectura conjunta antes de los ensayos. Ella ya había construido el personaje, el acento era muy leve, impecable. Pensé: "Lo tengo crudo". No tiene par como intérprete. Luego, a la hora de rodar, lo pasamos muy bien. Nos apoyábamos mutuamente, y eso es lo bueno de tener a una auténtica compañera, sabes que está ahí para ti, que va a provocarte para que des lo mejor de ti mismo, que responderá a tu interpretación, en vez de quedarse rígida, sin modificar un ápice las decisiones que tomó antes de rodar la escena. Es muy intuitiva y posee una técnica brillante.
P: Teniendo en cuenta la colaboración previa de Jeff Daniels con Aaron Sorkin, ¿llegó a los ensayos con el papel de John Sculley a punto, preparado para el ritmo de Sorkin? ¿Cómo entiende la relación entre su personaje y el suyo?
R: La ironía existe, pero Jeff Daniels la supera. Es el hombre con el sentido del humor más irónico que he conocido nunca. Aporta algo único a la película, una gran inteligencia. Lleva tiempo haciendo esto, dirige una compañía de teatro en Michigan y conoce al dedillo todos los componentes de la narrativa. Lo importante son los detalles en su interpretación. En el primer acto, Jobs bebe vino y Sculley se limita a observarle. Son matices de ese tipo, pequeños detalles que ponen la maquinaria en marcha. Enseguida se nota que hay algo más complicado en la relación entre ellos dos.
Creo que Sculley interesaba a Jobs porque procedía de un mundo totalmente opuesto al mundo de Steve. Sus orígenes no podían ser más diferentes. Sculley había nacido en el seno de una familia perteneciente a la clase alta de la costa Este, había disfrutado de una buena educación. Aparentemente, Jobs se rebelaba contra esas cosas, pero en lo más profundo de su ser, admiraba a Sculley. Se nota en la forma en que se viste para ir al lanzamiento de Apple, intenta imitar el estilo de John.
Hay una historia que ilustra las dicotomías que existían en su relación con Sculley. Cuando John lleva a Steve a las oficinas centrales de Pepsi, vio que había una zona muy elegante, muy cómoda, a la que no tenía acceso la mayoría de empleados. Le sacó de quicio, Steve no entendía ese tipo de segregación dentro de una empresa. Por otra parte, le gustaba que John condujera un Mercedes, que fuera elegante y tuviera buen gusto; eso le importaba mucho, le gustaban los objetos bonitos, el buen diseño. Podemos decir que había cierta ambivalencia.
La realidad es que Steve Jobs necesitaba a alguien que se enfrentara a la junta directiva de Apple. Los miembros de la junta respetaban a Steve, le consideraban un auténtico genio de la técnica, pero les costaba tratar con él, no era "material directivo" en su opinión. Steve pensó que Sculley controlaría a la junta porque los miembros le respetaban, pero no sabía nada de ordenadores, y por eso Jobs podía manipularle.
P: La relación entre Steve Jobs y Steve Wozniak, al que encarna Seth Rogen, es muy matizada en la película. No cabe duda de que fue complicada, como ocurre entre muchos socios creativos. ¿Cómo ve esa relación? ¿Y cómo fue trabajar con Seth?
R: Creo que Steve sabía que Steve Wozniak era alguien muy especial. También sabía que Woz sería el vehículo que le permitiría hacerse un hueco en el negocio. Steve Jobs era un gran vendedor, un gran negociador y un gran descubridor de talentos. Steve Wozniak era quien poseía los conocimientos informáticos. Pero ¿podía Steve Wozniak comercializar el producto y venderlo al mundo? ¿Tenía la visión suficiente como para ver el futuro del ordenador personal? No estoy seguro. Formaban una pareja clásica y que por eso trabajaron tan bien juntos. Uno era el genio que diseñó el Apple II, pero necesitaba a un visionario como Steve para llevarlo por buen camino. Para Jobs solo era el principio; veía todas las posibilidades a lo largo del camino. Muchas personas reconocen que, después de hablar con él, era como si les hubiera mostrado el futuro.
Creo que debería haber alguien como Seth en cualquier plató. Es extraordinario, un gran profesional, generoso y tranquilo, pero también es una de las personas más trabajadoras que jamás he conocido. Consigue hacer muchas cosas al mismo tiempo y parece que se está relajando, pero escribe, produce, dirige e interpreta. Convierte a sus personajes en auténticos seres humanos. Incorporó pequeños gestos al personaje de Wozniak, la forma en que mueve las manos, por ejemplo, pero nunca se hace pesado ni obvio. Me encanta trabajar con él. El único problema de trabajar con Seth era no reírme cuando teníamos escenas juntos.
P: Andy Hertzfeld parece ser una de las pocas personas en la vida de Jobs que consiguió cruzar la frontera entre lo profesional y lo personal. Es un programador brillante, uno de los miembros originales del equipo Mac, y se considera amigo de Steve. ¿Qué aporta Michael Stuhlbarg al papel?
R: Michael es un actor muy serio. Tal como estaba planeado el rodaje, tenía tiempo libre. Durante esos periodos, e incluso durante los ensayos, aprovechó para pasar tiempo con el verdadero Andy Hertzfeld. Construyó su personaje de forma específica, muy técnica, y quiso absorber lo máximo posible. Si se fija, es el único actor que rompe el ritmo, la cadencia Sorkin. En realidad no rompe el ritmo, pero lo cambia. Lo respeta, añadiendo pausas. Hertzfeld tiene su propio ritmo.
P: Hacia el final de la película, Woz le dice a Steve: "Tus productos valen más que tú, hermano", y Steve contesta: "De eso se trata, hermano". ¿Qué se dicen realmente?
R: A Jobs le gustaba hablar de la eficiencia de los seres humanos comparada a la de otros animales; la energía que despliegan en relación a los resultados obtenidos. Digamos que el cóndor es el animal más eficiente del planeta en cuanto a los kilómetros recorridos y la energía gastada. Los seres humanos estamos bastante abajo en la lista, pero un ser humano en una bicicleta se convierte en un animal mucho más eficiente. Leyó el concepto en la revista Scientific American y se quedó con la idea de los seres humanos como constructores de herramientas que nos permiten trascender nuestras limitaciones y aumentar nuestras capacidades naturales. De eso se trata.
P: Al fallecer Steve Jobs, el planeta entero pareció lamentarle. Algunas personas se sorprendieron ante este dolor espontáneo, más acorde con la muerte de una estrella de rock o un respetado líder. ¿Qué tenía Jobs que conmoviera a tanta gente?
R: En muchos aspectos fue un visionario, y no me refiero solo al ordenador personal. Steve visualizó los ordenadores como objetos intuitivos con los que se podía mantener una relación personal, en oposición a las aterradoras máquinas orwellianas aparcadas en un rincón. Hoy en día, vaya donde vaya, verá a gente mirando la pantalla de un iPhone. Graban, fotografían, envían mensajes, correos, twits. El iPhone es un ordenador en miniatura que casi se ha convertido en una extensión de la mano. Es difícil ver una mano que no lleve uno. Es como pensar en Henry Ford y multiplicarlo por mil. Lo que hizo, cambió nuestra forma de vida. Es muy sencillo y, sin embargo, trascendental.
KATE WINSLET
P: ¿Qué le pareció el guión?
R: Leí el guión a mediados de diciembre en un lugar perdido de Australia sabiendo que si todo encajaba, debería estar el 9 de enero en San Francisco para empezar a ensayar. Entonces me pareció algo muy complicado, pero la idea me entusiasmó. Era un guión complejo escrito por Aaron Sorkin, con un ambiente muy denso y algo claustrofóbico creado por la intensidad y el ritmo de los diálogos. El proyecto planteaba un desafío; además, tenía muchas ganas de ser la compañera de Michael en un recorrido de esta envergadura.
La primera dificultad de mi papel era la cantidad de diálogos, pero Aaron consigue hacerlos fluir de una forma natural. Luego, cuando empezamos a ensayar, pedí consejo a Jeff acerca de la mejor forma de hacerme con el material, y me dijo: "Apréndete los diálogos, memorízalos. No olvides ni una coma, no intentes cambiar absolutamente nada. Aprende lo que está escrito. No te fíes de la suerte, hazme caso". Y tenía toda la razón.
P: ¿Cómo fue el periodo de ensayo?
R: El periodo de ensayo nos vino muy bien a todos, nos dio tiempo a encajar las piezas. Ensayamos a fondo y cuando llegó el momento de rodar cada uno de los actos, no solo nos sabíamos los diálogos al dedillo, también entendíamos lo que hacíamos. Fue un lujo, pero también demostró, como suele ocurrir, que cuanto más preparas el papel, más fácil es tirarlo todo por la borda y dejar que el personaje se adueñe de ti. Los ensayos nos permitieron estar a todos al mismo nivel, sin que importase el tamaño del papel. Todos estábamos en el mismo lugar.
Se habían molestado en indicar todas las paredes, las ventanas, las puertas con cinta adhesiva pegada en el suelo de la sala donde ensayábamos. Danny decía: "Cuando cruces este trozo de cinta, habrás salido por la primera puerta. Aquella cinta es la segunda puerta y ese cuadrado es la escalera". Era crucial ensayar como lo hicimos; había escenas de 13, 14 páginas que se convertían en tomas de diez minutos hablando sin cesar mientras nos movíamos. Si no llegamos a sabernos los diálogos a la perfección, no habría sido posible rodar la película. Todo se habría desintegrado.
P: Tuvo la oportunidad de ver imágenes de archivo de Joanna con Steve e incluso de hablar con ella. ¿Quién es el personaje de Joanna en esta película?
R: Las imágenes de archivo me fueron de gran utilidad porque no solo vi cómo era físicamente en las diferentes épocas, también sus gestos, su forma de hablar. Daba la impresión de tener mucho carácter, a pesar de ser pequeña de estatura, mide 1,65 metros. Pero sus gestos eran muy firmes, los de una persona cálida y entusiasta.
Cuando hablaba con la auténtica Joanna acerca de mi personaje, siempre lo hacíamos en tercera persona. Mi personaje se inspira muy libremente en la verdadera Joanna Hoffman y en sus anécdotas, pero sí intenté hacerme con su espíritu, su energía, y respetarla. Le hizo gracia que al principio del guión se la describiera como "la esposa profesional" de Steve , porque nunca fue así. Me dijo que nadie en su sano juicio escogería a una mujer tan despistada y desorganizada como ella para ser "una esposa profesional". En la realidad, hubo varias mujeres muy capaces que se encargaron de cumplir con ese papel, pero Aaron decidió reunirlas en un solo personaje.
P: ¿Qué opina de la facilidad con que Michael Fassbender se hizo con el papel?
R: Michael es un profesional, no monta números. Se puso a trabajar y se sirvió de un sistema suyo para conseguirlo. Recuerdo el día que nos reunimos en la sala de ensayo, después de haber rodado el Acto Primero y el Acto Segundo, para empezar a estudiar el Actor Tercero. Nos sentamos alrededor de la mesa y todos, yo la primera, teníamos el guión abierto delante. Michael ni se molestó en sacar el suyo de la bolsa. Ya se sabía todos los diálogos y quería demostrarse a sí mismo, y solo a sí mismo, que podía hacerlo. No solo puso el listón muy alto para nosotros, también se esforzó mucho para estar totalmente seguro de sí mismo.
P: ¿Qué es lo que más le gustó de trabajar con Danny Boyle?
R: Danny tenía muy claro desde el principio que debía contar la historia con la mayor veracidad posible, por lo que decidió rodar en San Francisco. No éramos muchos entre reparto y equipo técnico. A veces, de noche, cuando todavía ensayábamos, y después de que se fueran los cantantes de ópera, los bailarines y los músicos, nos colábamos en los decorados reales para impregnarnos del ambiente. También me gustó que parte del rodaje fuera con una Steadicam, aporta una gran fluidez a la narración. Casi sentía que las escenas transcurrían entre Michael y yo, el cámara de la Steadicam y el jirafista.
Unos pocos días antes de terminar, tuve la oportunidad de darle las gracias a Danny. Y de pronto me oí decirle: "Todos nos enorgullecemos de estar aquí gracias a ti". Es un hombre adorable; consigue que todo el mundo sienta que es importante, que se le escucha, y no todos los directores tienen la habilidad de hacer que el equipo y los actores se sientan así.
P: ¿Cómo diseñó su aspecto "de época" para la película?
R: Tuve la suerte de que contaran conmigo para el diseño del look de Joanna en la película. Estudiamos todas las imágenes de archivo y fotografías que encontramos; además, la misma Joanna nos dejó algún que otro artículo de ropa que había conservado. Hablando con ella, nos describió la ropa que llevaba entonces, nos habló de las hombreras y de sus botas favoritas. También dijo que le molestaba mucho la simetría, por lo que empezó a ponerse solo un pendiente, o dos diferentes. Eso nos llevó a la idea del peinado asimétrico estilo años ochenta en el segundo acto. Suttirat Larlarb, la diseñadora de vestuario, se había documentado mucho y también trajo ropa suya de la época para inspirarse. En el tercer acto, me pareció importante dar la sensación de más edad, dejar claro que había sido madre - el cuerpo cambia después de dar a luz - y que en general era más maternal. La diseñadora de vestuario y la diseñadora de maquillaje, Ivana Primorac, estaban totalmente de acuerdo conmigo. Por eso añadimos algún que otro pelo gris para rebajar el lustroso cabello negro de los dos primeros actos.
P: ¿Qué impresión cree que se llevará un espectador no familiarizado con la historia?
R: Creo que fue un genio capaz de demostrar mucho afecto, a pesar de lo que opinan algunos, y eso se nota en la película. Era apasionado y decidido. Quería que la gente a su alrededor diera lo mejor de sí misma. Le costaba trabajar con alguien que no hacía uso de todo su potencial. En numerosas ocasiones pensó que la fuerza le ayudaría a sacar lo mejor de los demás, algo que creía merecer. Sus empleados eran los mejores de la profesión. Tenía estándares muy altos y no era fácil emularlos para los que le rodeaban. Estoy segura de que era difícil trabajar en circunstancias semejantes, pero Steve era así. Y fíjese en lo que consiguió...
SETH ROGEN
P: En el universo de los ordenadores, de la informática, el nombre de Steve Wozniak es muy conocido. Pero fuera de esos círculos, si alguien menciona Apple, el primer nombre que se pronuncia suele ser Steve Jobs.
R: Sí. Creo que es difícil saber quién fue qué en Apple. Creo que el jurado aún no ha tomado una decisión. Mientras rodamos la película, lanzamos hipótesis acerca de lo que pensaban los personajes durante esos importantes lanzamientos. Y me incluyo en el segundo grupo. No sabía que Wozniak hubiera sido fundamental en la creación de Apple hasta que empecé con esta película. Hablando de mi personaje, no parece desencaminado pensar que dijera: "Todo el mundo debería tener un ordenador". En la época debió sonar tan ridículo como si alguien dijera hoy en día: "Todo el mundo debe tener un avión privado en el jardín". Pero quería hacerlo realidad, y encontró la forma de fabricar un avión barato que cupiese en un garaje. Fue un logro enorme. También dice mucho que Steve Wozniak dejara de trabajar a tiempo completo en Apple a principios de los ochenta, pero que es el único empleado de la empresa que sigue estando en nómina desde la creación de Apple.
P: Hoy en día, todos asumimos las conquistas de Jobs, no imaginamos la vida sin los artefactos que lanzó al mercado. Pero nada de eso habría sido posible sin los dos Steve en el garaje de la familia Jobs.
R: Al parecer, Silicon Valley en los años setenta y ochenta era como Hollywood. Una comunidad aislada de personas muy creativas que, en su mayoría, tenían los mismos conocimientos y los mismos objetivos. Tanto Silicon Valley como Hollywood son comunidades dedicadas a un solo negocio y ambas llevan el nombre del lugar donde están instaladas. Una de las cosas que más me sorprendió del guión de Aaron Sorkin fue la falta de narración lineal, como por ejemplo, el punto de inflexión en el garaje. Aaron prefirió contar una historia más humana. El público descubrirá que Steve Jobs era un hombre con grandes defectos, pero eso no le impedía tener grandes sueños y hacer que otros progresaran. Probablemente habría sido más feliz si no hubiera creído que la bondad y el genio eran binarios.
P: ¿Puede explicar este último comentario?
R: Steve Jobs tenía una forma muy particular de atravesar la vida y de motivar a los que le rodeaban, obligándoles a intentar llegar a lo imposible. Jobs se ganó la reputación de ser, digamos, un jefe muy difícil. Creía que un genio no debía malgastar el tiempo añadiendo un toque de amabilidad en sus relaciones diarias. En su mundo, esas dos cualidades, el genio y la bondad, pertenecían a un sistema binario donde son una cosa o la otra, cero o uno, sí o no. Woz es un hombre muy bondadoso y así es como le interpreté.
P: ¿Cómo fue trabajar con Danny Boyle? ¿Qué impresión le causó?
R: Si fuera a salir de expedición a una selva desconocida, Danny Boyle sería el jefe de la expedición, no le quepa la menor duda. Es un maestro haciendo que todo se mueva y encontrando pequeñas oportunidades para incrementar el interés y el significado de ciertos momentos. Recuerdo que, en el colegio, nos ejercitábamos para leer y entender más rápido. Pasaban palabras en una pantalla y había que leerlas y entenderlas con mucha rapidez. Cada vez pasaban más deprisa y no podías seguir el ritmo, se te pasaba algo importante. Danny se ha hecho con las palabras de Aaron, las ha puesto en boca de unos personajes que no paran de moverse y ha incrementado el ritmo para que esas palabras se lancen con más rapidez, más fuerza, pero sin que den miedo. Lo entiendes y piensas: "Vale, a eso llamo velocidad, pero es tremendo". Danny sabe que pasearse entre bambalinas con personas que no paran de hablar de ordenadores puede ser agobiante, pero también innovador. No dejó de buscar formas de aportar más agilidad, de hacerlo más interesante para que los fuegos artificiales mentales siguieran explotando.
P: Algo se hace patente durante esos fuegos artificiales, y es el enfrentamiento entre Woz y Jobs. ¿Qué les lleva a estar en desacuerdo?
R: Es lo que realmente me gusta del guión. En vez de contar directamente la historia de Jobs - nacimiento, adopción, estudios, Woz -, el personaje de Steve se somete a un repaso de todos los conflictos de su vida justo antes del lanzamiento de un producto. Si el pobre hubiera tenido que aguantar algo así cada vez que sacaba algo al mercado - y sacó muchas cosas -, no creo que hubiera vuelto a subir al escenario tantas veces. Hay algo de Steve que saca a Woz de quicio. Danny lo llamaba "la cruz de Woz". El producto de más éxito de Apple hasta el iMac fue el Apple II, un ordenador diseñado por mi personaje que funcionaba con cualquier tipo de hardware, no solo el de Apple. Pero Steve quería un control "end-to-end", es decir, impedir que cualquiera pudiera cambiar algo del ordenador. En el guión, Woz acaba diciendo: "¡Pero es lo que pide el usuario!" Steve odiaba el Apple II a pesar de que le hacía ganar mucho dinero. En el guión, mi personaje le pide un pequeño favor, que mencione a los chicos del equipo del Apple II, los que aportan dinero a la empresa. Pero como no encaja con la visión de Steve, no es un ordenador de pura raza, no quiere mancillar su presentación. Y se convierte en una petición habitual: "¿Te importa...?", "No", "¿Podrías...?", "No". Es la cruz de Woz. En manos de Danny y de Aaron, el momento dice mucho de quiénes son y de su relación.
JEFF DANIELS
P: La primera lectura del guión de Aaron Sorkin debió ser como un déjà vu, teniendo en cuenta sus colaboraciones anteriores con él.
R: Hay musicalidad en lo que escribe Aaron, como en la obra de todo gran escritor. Cuando se encuentra la música, el ritmo de Aaron, el guión canta. Recuerdo nuestra primera lectura, antes de empezar a ensayar. Se oía a Michael, a Kate, entraba Seth, el resto seguía y, de pronto, era como una orquesta, todos tocaban al unísono, hablaban a la vez. Había entradas, salidas, dúos, tríos, está escrito así. No hay sitio para la improvisación.
Me di cuenta del trabajo y de los ensayos necesarios para hacerse con ese lenguaje, sobre todo para Michael, que está en el centro de todas las conversaciones. Iba a hacerse muy cuesta arriba. Una orquesta no se sienta y toca la Novena de Beethoven a la perfección nada más empezar. Danny nos hizo un favor enorme al incluir un periodo de ensayo antes de rodar cada acto. Nos dio la oportunidad de hacernos con el texto, de aprender a movernos, porque en esta película nadie se está quieto mucho tiempo.
P: ¿Qué representa su personaje, y qué lugar ocupa en el universo de Steve Jobs?
R: Steve Jobs convenció a John Sculley de que dejara el puesto de director general de Pepsi-Cola para hacerse cargo de Apple en 1983, unos ocho meses antes del famoso anuncio "1984" y de la presentación del Macintosh a los accionistas. Steve apreciaba sinceramente el genio comercial de John, había sido testigo de la exitosa campaña "Generación Pepsi". Lo que Steve le dijo puede resumirse así: "Yo seré el visionario, tú llevarás el negocio". Era un "bromance", ya se sabe. Disfrutaban estando juntos y, en muchos aspectos, John se convirtió en una figura paterna para Steve. El tipo de padre que un joven genio californiano sueña con tener, un hombre inteligente, sofisticado, culto, rico. Por lo que sé, Steve también era un gran vendedor, y convenció a Sculley. Le dijo: "¿No estás harto de vender agua con azúcar? Es tu oportunidad para cambiar el mundo". Sculley tenía ante él a un joven visionario que le preguntaba si no le apetecía volver a ser joven.
Tiempo después, John Sculley dijo: "Un genio es alguien cuya visión le permite ver lo que pasará dentro de 20 años y que sabe cómo llegar hasta allí". Creo que Sculley estaba entusiasmado con la idea de hacer algo importante, algo más que limitarse a comercializar un producto para satisfacer a los accionistas, lo que no deja de ser irónico porque acabó en Apple por eso mismo. Pero se dejó seducir por la idea embriagadora de cambiar el mundo.
P: ¿Habló con John Sculley?
R: Sí. Danny no quería que hiciera una imitación, sino que el personaje comunicara con sinceridad las sensaciones de cada situación. Michael le aportó ciertos elementos a Steve y hay cosas en Sculley que son ideas mías, pero nunca se llega a la imitación. Habría sido una posibilidad, y ha habido numerosas recreaciones de personas en la gran pantalla, pero en el caso de STEVE JOBS, se trataba de sacar la verdad de los personajes, las reacciones a cada situación creada por Aaron en momentos muy tensos. Quizá lo más importante para mí, al conocer a John, fue descubrir que aún le duele lo que pasó.
P: ¿A qué cree que se debe?
R: En 1985 quedó patente que Apple debía tomar decisiones económicas muy difíciles, decisiones muy difíciles tanto para John como para Steve. Habían llegado a un cruce en el camino. En una dirección estaba la supervivencia de Apple como empresa, en la otra, posiblemente el final de dicha empresa. El camino de la supervivencia era seguir con el Apple II para obtener beneficios. Pero Steve odiaba ese ordenador porque no lo había creado. Quería más recursos para su creación, el Macintosh, que no era todo lo que la empresa esperaba. John apoyó el Apple II y el consejo estuvo de acuerdo. Entonces, Steve dio un ultimátum, él y su Macintosh, o John y el Apple II, y Sculley dijo: "Muy bien, votemos". El consejo votó a favor de Sculley y apartaron a Steve del departamento Macintosh. Cinco meses después, dejó Apple y fundó NeXT, Inc.
Los medios dijeron, y todo el mundo acabó creyéndolo - Jobs se encargó de alimentar el bulo a lo largo de su vida -, que Sculley había despedido a Steve. No creo que John fuera el típico director general desalmado. Le gustaba la idea de cambiar el universo con Steve Jobs, e hizo lo que consideró correcto basándose en la situación financiera de Apple. Para Steve fue una traición de proporciones shakespearianas. John descubrió que era imposible recuperar la relación con Steve y se quedó con la sensación de haber perdido algo. Para cuando la estrella de Steve llegó a su apogeo y se convirtió en "Steve Jobs", Sculley y su familia ya eran el blanco de ataques maliciosos ridiculizándolos. En el guión, John Sculley le pide a Steve Jobs que reconozca la verdad públicamente. Al conocer a John, tuve la sensación de que, a pesar de haber seguido con su vida, seguía doliéndole. En manos de Aaron se convierte en la caída del rey y el auge del príncipe.
MICHAEL STUHLBARG
P: ¿Qué impresión le causó el guión de STEVE JOBS?
R: Había leído la biografía de Walter Isaacson. Me quedé impresionado al ver que Aaron había conseguido convertir un libro de 570 páginas en una película de dos horas con toda la información de la vida de alguien contada gran humor y humanidad. Abarca mucho y lo hace de una forma casi abstracta, sin recurrir a un recorrido de A a C pasando por B. En vez de eso, nos enteramos de lo que ocurrió a través de un diálogo continuo entre Steve y sus colegas, y algún que otro miembro de la familia, en bloques de 40 minutos antes de que presente tres nuevos productos, el Macintosh, el ordenador "cubo" NeXT y, finalmente, el iMac. Antes de esa presentación, hay un acto en el que Steve habla con todos los que le rodean.
P: La historia está llena de personas con mucho carácter. ¿En qué se diferencia el personaje de Andy? ¿Y qué le gusta más de su personaje?
R: Andy es un hombre que dice la verdad, siempre dice lo que piensa sin tener en cuenta las consecuencias. Dice las cosas tal como son para bien o para mal. No lo hace por maldad, simplemente es así. Quizá sea lo que Steve más aprecia en Andy. Andy reconoce que solía hablar demasiado, pero es lo que más me atrajo de él. Aporta una especie de equilibrio cuando está con Steve, y también creo que le permite a Steve sacar a la luz facetas suyas que no suelen ser muy visibles.
P: Su personaje tiene una función crucial en la historia y en el desarrollo del Mac.
R: Andy fue uno de los miembros del primer equipo de Mac. Al principio del guión, en vísperas del lanzamiento del Mac, Andy está aterrado porque hay un elemento de la presentación que no funciona y Steve le ha encargado solucionarlo. Steve ya había pedido al equipo de Mac que echara una mano en la presentación, y Andy se ocupaba de la parte musical. Steve está empeñado en que el ordenador se presente y diga "hola" al público. Andy debe conseguirlo. Al ver que no funciona, Steve hace uso del miedo para obligar a Andy a lograrlo; le amenaza con anunciar desde el escenario que si la máquina no habla, es culpa suya. Mi personaje se devana los sesos y por fin consigue que el Mac diga "hola".
P: ¿Cree que el Mac, en cierta medida, refleja a sus creadores?
R: Steve era elitista y quería proteger sus creaciones de un posible uso erróneo. Para impedir que alguien no autorizado abriese la carcasa del Mac para, por ejemplo, añadir más memoria, se diseñaron herramientas especiales. Las herramientas habituales no funcionaban. Este tipo de medidas se llamaban control "end-to-end", y es algo que Steve defendía a capa y a espada. Más tarde volvió a introducir medidas exclusivistas en el ordenador NeXT, por ejemplo, los correos electrónicos enviados desde un NeXT solo estaban destinados a otro NeXT. Al menos, así fue al principio.
Por el contrario, la creación de Steve Wozniak, el Apple II, no tenía ese tipo de controles porque, según él, no es lo que quería el usuario. Por lo tanto, sí, creo que los inventos reflejan a los inventores. La necesidad perentoria de Steve de controlarlo todo es el hilo conductor de la historia; y su control férreo de los demás afectó profundamente las relaciones de las personas que le rodeaban. Algunos le aceptaban tal como era, otros se iban.
P: ¿Cómo fue conocer al verdadero Andy Hertzfeld antes de empezar a rodar? ¿Qué cosas de él incorporó al personaje?
R: Aaron Sorkin entrevistó a Andy mientras se documentaba para escribir el guión. Andy vino a hablar con nosotros cuando empezamos a ensayar el primer acto. Para él es algo muy personal y sentí que debía ayudar a contarlo lo mejor posible. Luego, en otras conversaciones con Andy, una de las cosas que me hizo entender la dinámica de su amistad con Steve es que aceptaba las condiciones impuestas por este último. Sin embargo, creo que era una relación de respeto mutuo. Eso sí, siempre que Andy hacía planes con Steve, este ponía una excusa, no se presentaba... Steve se limitaba a llamar regularmente a la puerta de Andy para que hicieran algo juntos. Andy aceptaba a Steve tal como era. La energía de Andy nace del amor que siente por su profesión, de la obsesión y admiración por la capacidad de los ordenadores. Siempre se maravilló ante lo que hacía, era su inspiración.
KATHERINE WATERSTON
P: ¿Cuál fue su reacción al leer el guión de Aaron Sorkin?
R: Tuve la sensación de haberlo leído en cinco minutos, conteniendo la respiración. Era intenso, me entusiasmó. Aaron tiene un estilo único, crea personajes complicados, inteligentes, no los menosprecia, y el ritmo marea. Leer un guión maravilloso es toda una experiencia. Entran ganas de participar, de ser parte de la historia, de intentar descubrir por qué funciona tan bien el relato. Pero también es angustioso si te encanta un proyecto y esperas que te escojan para el papel. Aunque esta vez estaba tan entusiasmada que olvidé ponerme nerviosa. Creo que todos pusimos el listón muy alto, queríamos dar lo mejor de nosotros mismos.
P: Chrisann Brennan es la novia de instituto de Steve Jobs y la madre de Lisa, su primera hija. ¿Puede describir a su personaje y su relación con Steve Jobs?
R: Si mi personaje tuviera que describirse, diría que ante todo es una madre. Gran parte de su identidad, para bien o para mal, es ser la defensora y protectora de su hija. Todas las madres lo son hasta cierto punto, pero creo que la situación en que estaba le obligó a concentrarse únicamente en Lisa. Chrisann fue la primera novia de Steve. La relación duró años, rompían y volvían a unirse. En uno de esos reencuentros, se quedó embarazada. La reacción de Steve no se hizo esperar: negó ser el padre y rehusó hacerse responsable de la niña. Al principio de la película, Chrisann está terriblemente frustrada y en una situación desesperada. Aparece con Lisa antes de la presentación del Macintosh para pedirle ayuda. También se siente humillada y enfadada por las cosas que Steve ha dicho públicamente de ella. Se enfrenta a él.
P: ¿Cómo es la relación de Steve con Lisa en la película?
R: Cuando vemos por primera vez a Steve y a Lisa juntos, se nota una cierta tirantez en su forma de relacionarse porque nunca han estado mucho tiempo juntos. Por una parte, ella le ve como a una figura fascinante, pero también se siente intimidada por él. No acaba de entender qué tipo de relación mantienen. Steve no es muy paternal. Lo interesante es que le habla como a alguien inteligente, y eso es genial. Lo malo es que se comunica con ella como hace con cualquier persona inteligente, es decir, sin la menor sensibilidad, con dureza. No parece capaz de darle lo que ella necesita, un poco de atención. Mientras rodábamos estas escenas, mi parte femenina se rebeló contra la forma horrible de tratarla, y mi parte interpretativa lo usó para meterme con Michael.
P: ¿Cómo fue la dirección de Danny Boyle? ¿Qué tipo de energía lleva al plató?
R: La energía de Danny es positiva, siempre está dispuesto a apoyar. Permite que el actor colabore, y es a lo que aspira todo artista, le apoya y le da libertad. Personalmente, lo que más aprecio en Danny es su paciencia. En una gran producción de estudio, casi se oye el tic-tac del reloj. Todos sabemos que disponemos de equis tiempo para rodar equis escenas. Con Danny jamás sentí ese tipo de presión. Incluso haciendo doce cosas a la vez, nunca perdió la paciencia. Le admiro profundamente por eso.
P: La relación de Chrisaan y Steve es muy complicada, salpicada de enfrentamientos. ¿Cómo fue trabajar con Michael Fassbender?
R: Una de las cosas que aprende un actor es a creer total y absolutamente en la verdad del momento. Fue mi salvación porque si hubiese pensado que estaba ante Michael Fassbender, me habría quedado sin habla. Me asombra su talento, sus habilidades. Sinceramente, incluso llega a molestarme; una vez le vi en una película independiente en la que todo el tiempo llevaba una máscara e incluso así era fascinante. Aporta muchísimo al papel de Steve. Otro actor posiblemente no se hubiera entregado tan a fondo en las facetas más oscuras de Steve Jobs, pero Michael no dudó nunca en hacerlo. No le asusta ser antipático. Es muy valiente, un actor extraordinario.
P: ¿Qué impacto produjo en el mundo el pequeño grupo de personas que aparece en la película? ¿En qué medida cambiaron nuestra forma de vida?
R: Sinceramente, es asombroso pensar en el impacto de ese puñado de personas en la forma en que vivimos actualmente. Los niños de hoy en día tienen una relación natural con la tecnología que en mi generación no existía. La posibilidad de comunicarse a través de esos pequeños aparatos ha dado pie a revoluciones. ¿Cómo sería nuestro mundo si no hubiese aparecido un visionario loco, si no hubiese escogido ese camino, si no hubiese creído realmente en lo que hacía? ¿Qué habría pasado si no hubiese sabido presentar esta tecnología de una forma comprensible, accesible y atractiva? Steve humanizó esos aparatos y nos hizo creer que cualquier cosa era posible.
PERLA HANEY-JARDINE
P: ¿Cuál fue su reacción cuando leyó el guión de STEVE JOBS? En su opinión, ¿de qué trata la película?
R: Al leer el guión, me sentí cerca de Lisa. Somos de la misma edad, a las dos nos gusta escribir, pensé que teníamos mucho en común. Creo que la película trata del impacto que produjo una sola persona. Gira en torno a Steve Jobs, un genio que diseñó ordenadores innovadores, y de su relación con las personas que le rodeaban. Le puede pasar a cualquiera. ¿Quién no tiene un grupo de amigos o parientes a los que afecta de la misma forma que hizo Steve? La película habla de las relaciones y de las consecuencias de estar ciego como Steve.
P: Antes de unirse al proyecto, ¿estaba familiarizada con la historia de Steve Jobs?
R: Sabía quién era Steve Jobs, como lo sabe casi todo el mundo, y también que no todo el mundo le adoraba, pero no tenía ni idea de que las relaciones con sus empleados, sus colaboradores y su familia fueran tan complicadas. Era un icono, pero solo sabía que era un genio que inventó aparatos asombrosos.
P: ¿Cómo fueron los ensayos, además de trabajar con Danny Boyle y Michael Fassbender?
R: Mis momentos favoritos fueron ver trabajar a las actrices que interpretan versiones más jóvenes de mi personaje, Makenzie Moss (Lisa a lo
Steve JobsDirigida por Danny Boyle