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Al otro lado del muro cartel reducidoAl otro lado del muro(West)
Dirigida por Christian Schwochow
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Situada en el Berlín de 1975, dirigida por Christian Schwochow y basada en la novela autobiográfica de Julia Franck, “Al otro lado del muro” narra el drama que vive Nelly, una joven viuda de Alemania del Este que quiere empezar una nueva vida en la República Federal de Alemania.

Drama con trasfondo histórico que trata sobre una joven viuda de Alemania del Este que quiere empezar una vida nueva con su hijo al otro lado del muro.

Dirigida por Christian Schwochow y protagonizada por Jördis Triebel, Alexander Scheer y Tristan Göbel, “Al otro lado del muro” refleja con tremendo realismo la asfixiante atmósfera que vivieron los ciudadanos en la ciudad de Berlín pertenecientes al lado comunista y cómo la vida que les aguardaba al otro lado no era tan idílica como esperaban.

Basada en la exitosa novela de Julia Franck "Zona de tránsito", narra el drama que viven sus personajes tras cruzar el muro, no en vano ella misma pasó por esa circunstancia durante varios meses cuando contaba con tan sólo ocho años.


Festivales y premios
Festival Internacional de Cine de Montreal (Mejor actriz: Jördis Triebel, Premio de la FIPRESCI)

Festival de Cine de Arras (Premio de la Crítica Francesa)


Christian Schwochow (director)
Entre los años 1949 y 1990, aproximadamente cuatro millones de personas dejaron la República Democrática Alemana por la Alemania del oeste. Film emocional, AL OTRO LADO DEL MURO (WEST), de Christian Schwochow, narra la historia de una madre joven que junto a su hijo deja la República Democrática Alemana en busca de un nuevo comienzo en occidente. La cinta resigue los interrogatorios llevados por los servicios secretos aliados, que convierten el Centro de Refugiados en Tránsito en un lugar propio de la Guerra Fría, y demuestran una vez más que nadie puede irse sin llevarse consigo su pasado.

Tras debutar magistralmente con Novemberkind (muchos premios nacionales e internacionales), su sensible psicodrama Die Unsichtbare (en muchos festivales y con varios galardones), y el gran éxito de su telefilm Der Turm (seis Grimme, un Bambi, la Cámara de Oro, el premio de la televisión bávara), el director Christian Schwochow ha creado otro drama intenso. Con gran fuerza en lo político y personal, AL OTRO LADO DEL MURO (WEST) muestra las dificultades que acompañan el comenzar una nueva vida si el pasado ha eliminado toda fe.


Entrevista con Christian Schwochow y Heide Schwochow

El director Christian Schwochow y la guionista Heide Schwochow hablan acerca de la fascinación por los espacios transitorios, las razones personales para dejar la República Democrática Alemana, la esperanza de libertad, y el desafío de convertir una novela en una película.

P: ¿Cómo se cruzaron con la novela "Lagerfeuer", de Julia Franck?

Christian Schwochow: Me topé con ella a principios de 2000, cuando se publicaron ciertos libros de escritores jóvenes del este que trataban la época de la República Democrática Alemana y sus consecuencias. Lo que me fascinó de "Lagerfeuer" es que presenta a gente que ha dejado una vida ávidos por tener otra, pero se ven estancados de algún modo en un lugar extraño, transitorio. Sentí que esto conectaba con la historia de mi familia en alguna medida.


P: ¿En qué modo?

Christian Schwochow: Nos fuimos en 1989, cuando el muro ya había sido derribado, aunque aún pendía la cuestión sobre si teníamos que ir a un centro como ése también. Al final, no hubo necesidad, pero durante unos pocos meses, los tres vivimos en el pequeño salón de estar de la madre de mi amigo.


P: Le pasó el libro a su madre. ¿Qué le pareció, señora Schwochow?

Heide Schwochow: Para mí, operaba como una resaca. También me gustó la idea de ese mudo transitorio. Deje que compare esa condición con el embarazo: en cierto modo, hay un niño dentro de ti, pero es totalmente abstracto. Nuestro deseo de ir al oeste era lo mismo. Ignorábamos lo que pasaría, pero siempre estaba ahí el anhelo de ir.


P: ¿Qué fue exactamente lo que les fascinó en la historia de "Lagerfeuer"?

Christian Schwochow: Ese lugar tan peculiar. Sabíamos que esos centros de tránsito habían existido, pero no lo que significaba vivir allí durante un periodo de tiempo tan largo. Para mí, aquello era del todo nuevo y excitante. También me di cuenta de que nadie tiene presente esa parte de la historia de Alemania. Difícilmente hay alguien que sepa que los servicios secretos estaban en esos centros e interrogaban a la gente. Y que, antes de ser aceptados, la gente casi que tenía que desnudarse por completo.

Heide Schwochow: Antes de que emigráramos, occidente era igual que un fantasma para nosotros. De hecho, no habíamos investigado cómo funcionaban los procedimientos de inmigración, nunca habíamos pensado en ello. Ni sabíamos que uno debía decir frases como: "se me perseguía políticamente".


P: ¿Cómo imaginaban irse y la llegada a occidente?

Heide Schwochow: En cierta medida, era algo borroso. En mi cabeza, todo era irse, y no sólo por razones políticas, piénselo. Julia Franck ha logrado algo extraordinario en su novela: un personaje que en la interrogación asegura no irse por razones políticas sino que quiere "deshacerse de los recuerdos". Eso me impresionó. Porque en occidente sólo hay la idea de que uno se va por motivos políticos o económicos. A la opinión pública no se le ocurre nada más.

Christian Schwochow: Mis ideas eran notoriamente más infantiles. Cuando nos fuimos, tenía once años. Mi escuela estaba en la Falkplatz, en Prenzlauer Berg, justo donde estaba el muro. Cuando alguien podía poner las manos en un "Bravo" (una revista juvenil), o cuando podíamos intercambiar unos adhesivos por nuestra colección, para mí, eso era occidente. Más tarde, pensé: el momento de irse es comparable a una separación. Cuando mantienes una relación que te ahoga, acabarás por pensar que quieres irte. Pero eso no necesariamente significa que ya haya una alternativa a esa relación. No sabes de inmediato en qué tipo de nueva relación quieres involucrarte, o qué tipo de vida quieres vivir.


P: Los que dejaron la República Democrática Alemana tuvieron que comenzar una vida enteramente distinta de un día al otro.

Christian Schwochow: Ése es el motivo por el que la novela, así como la película, devienen metáfora para mucha gente. La emigración significa para muchos una gran esperanza, pero el nuevo comienzo resulta ser mucho más duro de lo imaginable, particularmente a nivel emocional. Entraron en ese espacio de tránsito. Algunos han permanecido ahí hasta hoy.


P: ¿Tuvieron dificultades en acomodarse?

Christian Schwochow: Primeramente, irse fuera tenía más de aventura, el anhelo de una vida distinta. Sin embargo, también recuerdo que nos llevó nuestro tiempo averiguar cómo comportarnos. Por ejemplo, en la escuela se me decía: "Tienes que sentirte aliviado al haberte escapado de ese país de mierda". En ese momento me di cuenta de que sentía de modo distinto sobre la cuestión. Los primeros meses fueron particularmente difíciles, sentado a solas en el piso, en aquel pequeño salón de estar, consciente de que los padres no tenían trabajo. Papá vagaba por las calles como un poseso. Y me parecía insoportable no tener dinero. No tuve la experiencia de ser pobre.

Heide Schwochow: Sin embargo, de hecho fue muy fácil para nosotros comparativamente. A aquéllos que fueron a occidente cuando el muro aún estaba alzado no se les permitió ver a sus familiares durante meses, incluso años. Y si no podían establecerse, no había modo de regresar y decir "ha sido un error". Eso se hubiera interpretado como una derrota en el este. Y así es para Nelly Senff y Hans Pischke en la película. Regresar difícilmente era una opción.


P: Contrariamente, Nelly trata de abrirse paso en occidente, también al resistirse a las preguntas, a los interrogatorios.

Heide Schwochow: Sí, en la República Democrática Alemana también intentamos esa estrategia, y repentinamente se esperó de nosotros que nos amoldáramos a occidente y al tiempo ¡que lo agradeciéramos! Pero Nelly insiste en su escepticismo y pregunta: "¿por qué debería facilitar información?" "A mí se me obligó a facilitar información a la Stasi, y ahora que estoy aquí, ¿he de volver a dar información? No estoy preparada para afrontar eso, y fin de la historia". De hecho, ésa es una gran actitud.

Christian Schwochow: Pero no era fácil comunicar ese tipo de actitud en occidente. Un día, en el colegio traté de explicar que no todo el mundo en el este tenía una vida horrible, y el profesor me respondió: "Bueno, entonces, ¿por qué no vuelves con tu maldito Honecker?"


P: La película también trabaja con insinuaciones e incertidumbres. Muchos interrogantes quedan sin respuesta durante largo tiempo. Por ejemplo, si Hans Pischke es realmente un chivato de la Stasi, o si Nelly Senff ignora de hecho la suerte del padre de Alexej, Wassilij Batalow.

Christian Schwochow: Así es, Hans Pischke es una figura sospechosa. Está soltero, lleva ya dos años en el centro. De pronto, resulta equívoco: Nelly incluso le pregunta: "¿Por qué estás aún aquí?" Puede ser que se haga amigo de Alexej para reunir información acerca de Wassilij, pero puede que diga la verdad. Dejamos muchos de esos interrogantes sin respuesta porque creemos que esa carencia de certeza describe cómo eran las relaciones interpersonales de esa época con bastante exactitud.

Heide Schwochow: Nelly sólo puede ver el modo en que esta persona se comporta como ser humano. En aquellos días, no había evidencias. En el guión, trabajamos duro para transmitir este extremo, pues el aspecto más interesante estribaba en que Nelly sólo pudiera hacer su primer paso hacia la libertad si aprendía a confiar de nuevo.


P: La motivación de Nelly está en dejar las cosas atrás, en olvidar los recuerdos.

Christian Schwochow: Y eso no tiene nada que ver con el tema este/oeste, o con otras historias de asilo. Se trata de algo que todos hemos experimentado en algún momento de nuestras vidas, cuando el tiempo decide un comenzar enteramente nuevo. Y creo que eso es lo que hace universal esta historia.


P: ¿Cuánto tiempo trabajaron en el guión?

Heide Schwochow: En términos generales, tres años.


P: ¿Se dieron cita frecuentemente con Julia Franck, la autora de la novela original, en el proceso de elaboración del guión?

Heide Schwochow: Sí, especialmente al principio nos encontrábamos asiduamente y le pedía sencillamente que me explicara muchas historias, lo que podía hacer con gran belleza y sensualidad. En una ocasión, visitamos juntos el Centro de Refugiados en Tránsito de Marienfelde. Más tarde, con regularidad, le enviaba los distintos borradores.