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La habitación cartel reducidoLa habitación(Room)
Dirigida por Lenny Abrahamson
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Dirigida por Lenny Abrahamson, protagonizada por Brie Larson, Jacob Tremblay, con Joan Allen, Sean Bridgers y William H. Macy. Guión de Emma Donoghue a partir de su novela. Productores, Ed Guiney y David Gross. Productores ejecutivos, Andrew Lowe, Emma Donoghue, Jesse Shapira, Jeff Arkuss, David Kosse, Rose Garnett y Tessa Ross. Director de fotografía, Danny Cohen. Diseño de producción, Ethan Tobman. Diseño de vestuario, Lea Carlson. Montaje, Nathan Nugent. Música, Stephen Rennicks.

En una habitación de 3,50 x 3,50 metros cerrada a cal y canto empieza un fascinante y emotivo viaje que acaba transformándose en un vasto, ilimitado y revelador universo sin igual en LA HABITACIÓN, basada en el aclamado superventas mundial del mismo título de Emma Donoghue. La película cuenta la verdadera historia de Jack y de su entregada madre, que en circunstancias imposibles, consiguen no perder el juicio gracias a la fuerza de su amor, imaginación y espíritu.

La Habitación deslumbró a la crítica y a los lectores cuando se publicó en 2010; no solo se convirtió inmediatamente en un superventas, también fue calificada de novela clásica moderna. Mezcla de cuento de hadas y thriller, la historia se enfrenta a temas como el cautiverio y la liberación, el aislamiento y la conexión, a cómo creamos y vemos el mundo. En un innegable homenaje al amor materno y a la fortaleza humana, explora los poderosos lazos vitales que unen a madre e hijo como pocas novelas han hecho. También es verdad que en pocas novelas hay a un narrador tan notable como Jack, el exuberante niño de cinco años que nunca ha visto el mundo y solo conoce el lugar al que llama la Habitación.

Jack nunca ha sentido el viento ni la lluvia en su piel y no conoce a nadie excepto a Mamá. No sabe que su Mamá lleva sobreviviendo en la Habitación desde que tiene 17 años. Al contrario, el infinito amor de la madre y su empeño en hacerle feliz le ha impedido darse cuenta del reducido entorno en el que vive, y se ha convertido en un niño cariñoso, lleno de curiosidad, decidido a explorarlo todo.

Para Jack, los confines de la Habitación son el equivalente a un país de las maravillas, pero que acabará por desagregarse cuando a Mamá se le ocurra un atrevido plan para escaparse y regresar al mundo exterior... y a todo lo desconocido. La fuerza y brillantez de LA HABITACIÓN surge de la distancia entre dos mundos tan dispares, el mundo lleno de afecto y juegos con Mamá que conoce Jack, y el mundo exterior lleno de amenazas y peligros.

El New York Times dijo que la novela "tiene una forma absolutamente única de hablar del amor, al mismo tiempo que nos ofrece una mirada fresca al mundo donde vivimos". El famoso escritor Michael Cunningham (Las horas) dijo: "La Habitación es un espécimen raro, una obra de arte original de principio a fin. Y en el sentido más elogioso posible añado que no es comparable a ninguna otra novela. Basta con decir que es fuerte, enigmáticamente maravillosa y reveladora".

El libro dio pie a una auténtica guerra de ofertas y contraofertas antes de convertirse en la novela de la temporada y hacerse con numerosos premios. Naturalmente, en medio de tanta fama, empezó a hablarse de la posibilidad de hacer una película.

Ahora bien, ¿podía una historia tan intimista, nacida del mundo sin límites imaginado por un niño de cinco años convertirse en una experiencia visual de igual fuerza? La autora de la novela, Emma Donoghue, el creativo e intrépido realizador Lenny Abrahamson y un reparto entregado se han encargado de contestar a esta pregunta.


La reconstrucción de La habitación
Después de haber construido una novela con tanta precisión y meticulosidad, no había duda de que Emma Donoghue era la mejor candidata para remodelar La Habitación y convertirla en una visceral experiencia visual que abarcara el libro y conmoviera al público que no lo había leído.

Efectivamente, los autores no suelen encargarse de adaptar sus novelas a la pantalla, y Emma Donoghue nunca había escrito un guión. Sin embargo, decidió realizar una adaptación cinematográfica de la novela.

"Siempre pensé que La Habitación podía ser una película debido a la fuerza de la historia, pero también era consciente de que se necesitaría a un realizador muy inteligente para encontrar la forma de darle vida", dice la autora. "En cuanto acabé la novela, incluso antes de que se publicara, empecé a trabajar en el guión. Me pareció el momento idóneo, nadie iba a interferir, podía hacer lo que quisiera. Y ya que nunca había escrito un guión, pensé que me vendría bien tener una primera versión cuando surgiese la idea de hacer una película. La incertidumbre suele atormentar a los escritores, pero con La Habitación supe desde el principio lo que quería hacer, seguí mi instinto".

Y no se equivocó al seguir su instinto. Muy pronto se habló de la posibilidad de hacer una película. Emma Donoghue se entusiasmó: "Jack sería un personaje real, no solo una conciencia".

Jack y Mamá se presentaron inesperadamente a la escritora. Ya tenía en su haber varias novelas muy bien recibidas por la crítica, varias colecciones de relatos y biografías literarias, pero nada dejaba presagiar la inmensa popularidad que obtuvo La Habitación. Todo empezó cuando Emma Donoghue se enteró de la tremenda historia de Elisabeth Fritzl, la mujer austríaca encerrada en un sótano por su propio padre durante 24 años. Durante su cautiverio, había dado a luz a varios hijos de los que algunos se quedaron con ella en la mazmorra.

La autora no tenía interés en la vertiente más convencional de la historia, como pueden ser los horrores que cometió el padre de Elisabeth Fritzl, y tampoco quería retratar a un psicótico. Desde el principio, la horrible historia le hizo pensar en la naturaleza humana, en la resistencia: ¿Qué representa ser madre mientras se está encerrada en una habitación? ¿Cómo se puede criar a un niño alejado de la sociedad desde su nacimiento? ¿Qué pasa cuando se entra en el mundo después de haber pasado toda o gran parte de la vida alejado de la sociedad?

Los cimientos metafóricos eran enormes, y toda la historia parecía reflejar los misterios de la vida: el maravilloso y mágico mundo de la niñez, el instinto primordial de protección de las madres, la necesidad de dar un significado a lo que nos rodea y a lo que somos. "Fue una forma de explorar la vida cotidiana de una madre y su hijo partiendo de una situación extrema, una forma de explorar el abanico completo de emociones que entran en juego en el drama de nuestras vidas", dice la autora.

La tristeza de la situación se ve contrarrestada por el amor que atraviesa la novela; un amor incondicional, total. "Una de las ideas subyacentes en la novela es que los niños tienden a prosperar. Siempre que tengan cariño y afecto, incluso en circunstancias sombrías e incomprensibles, su enorme adaptabilidad les permitirá encontrar una forma de estar bien y de crecer".

Estos mismos temas forman el núcleo del guión, pero Emma Donoghue sabía que una película requiere inmediatez, al contrario de una novela, por eso lo tomó como una creación totalmente independiente del libro aunque fuese la misma historia. En el libro, la voz de Jack permite al lector entrar en la historia, pero la película debía arrancar con más fuerza, y el espectador debía encontrarse de golpe en la vida de Mamá y de Jack en la Habitación.

"El lector entiende poco a poco lo que ocurre a través de las pistas que le ofrece Jack, pero entendí que para el público en un cine, la historia debía tener impulso desde el principio", explica. "Tampoco quería que hubiese mucha voz en off. Desde luego, era lo más fácil, pero no me apetecía hacer lo más fácil y apoyarme tanto en la vertiente literaria. Me interesaba saber si funcionaría entrar de lleno en la vida de la madre y el niño en esa habitación. Más adelante usamos la voz en off, pero nunca para explicar lo que ocurre ni para agudizar la emoción. Al contrario, no suele tener mucho que ver con lo que pasa en la pantalla, se trata más bien de lo que piensa Jack en ese momento".

Para que el espacio físico de LA HABITACIÓN no fuera demasiado agobiante para el espectador, la autora lo dividió en zonas, que son enormes en la imaginación de Jack: "Me esforcé en crear subespacios, como Debajo de la Cama, Armario, Baño, y tratarlos como decorados diferentes. No quería incidir en el sentimentalismo del prisionero, sino mostrar que muchas personas que han vivido en espacios muy reducidos - prisioneros o místicos -, han creado mundos enormes en su imaginación. Vista desde fuera, la Habitación tiene aspectos horripilantes, pero desde la perspectiva de Jack, es su hogar, y eso era exactamente lo que debemos sentir".

Quizá la parte más complicada de la adaptación llegó cuando hubo que contrastar la primera parte, en la que ambos viven en la Habitación, con la descarga sensorial que significa salir a un espacio abierto. Puede parecer que la batalla de Mamá y de Jack ha terminado, son libres, pero enseguida vemos que la libertad será tan difícil como la vida en la Habitación. Intentan recuperarse de una terrible experiencia, pero ya deben adaptarse a una nueva, y solo lo consiguen a través del potente vínculo emocional que les une.

"Dentro de la Habitación, falta el espacio, no hay mucho donde escoger, pero está la magia y el humor de una madre y un hijo inventándose el mundo cada día", dice Emma Donoghue. "Aunque la segunda parte no tiene nada que ver, creo que aporta universalidad a la película. Muy poca gente ha pasado por un cautiverio, pero en algún momento todos nos hemos dado cuenta de que la relación con nuestros padres ha cambiado. De pronto, Jack descubre cosas de Mamá que desconocía. En la Habitación, todo giraba alrededor de él, pero ahora debe compartirla, ver cómo se comporta con otras personas.

La vida de Mamá cambia radicalmente cuando se escapan de la Habitación. No solo debe enfrentarse al hecho de que ha perdido parte de su juventud, también se ve rodeada de periodistas y reporteros que primero la convierten en una madre heroína para luego destrozarla. Aparte de eso intenta recuperarse a sí misma y conectar con Jack de otra forma.

"Sabía que la película plasmaría los aspectos mediáticos de la historia porque observar a Jack y a Mamá en esa situación ya implica un aspecto voyeurístico", explica la autora y guionista. "Lo más difícil para Mamá es que unos extraños la describan como el símbolo de la madre, pero ella siente que la relación que tenía con Jack en la Habitación está cambiando".

Gemma Donoghue reconoce que ver el guión que había escrito transformarse en realidad en el plató fue un proceso fascinante y cautivador porque el cine también cuenta una historia, pero lo hace en equipo. "Una novela es un pequeño mundo privado", dice, "pero el cine se hace en equipo. Es fácil sobrestimar el poder de las palabras en una película como esta, cuando en realidad el resultado final tiene mucho más que ver con la atmósfera, las interpretaciones y todos los detalles que Lenny, el estupendo reparto y el equipo técnico han aportado a cada momento. Me sigue gustando la autonomía que significa escribir una novela, pero esta experiencia me ha dado grandes alegrías".


La dirección de La habitación
La autora siempre supo que solo un realizador atrevido e ingenioso podía dar vida a LA HABITACIÓN tal como ella la imaginaba, pero no esperaba recibir una carta apasionada de un irlandés explicándole paso a paso cómo pensaba rodar la película.

La carta estaba escrita por Lenny Abrahamson, que se dio a conocer con el premiado thriller psicológico What Richard Did y, más recientemente, con la hilarante comedia roquera Frank, con Michael Fassbender, Domhnall Gleeson y Maggie Gyllenhaal. A primera vista, el estilo duro y económico de Lenny Abrahamson podía parecer equivocado para LA HABITACIÓN, pero resultó ser lo opuesto.

"La carta de Lenny era muy específica, incluso citaba a Platón, y pensé que había entendido lo que yo quería", recuerda Emma Donoghue. "Me dio la sensación de que actuaba como lo haría un padre, o alguien que quería entender la relación entre padres e hijos. A medida que trabajábamos en el guión, los dos hablábamos de lo que nos había pasado en algún momento con nuestros hijos. Conversar sobre el vínculo que une a padres e hijos nos permitió establecer una conexión muy fuerte".

Entre otras cosas, el realizador escribió: "La Habitación es el universo de Jack, y también la cárcel de Mamá, un espacio increíblemente rico, lleno de historias y de rituales". Emma Donoghue añade: "Lenny entendió que la película no tenía que encerrar al espectador en un espacio claustrofóbico. Veía LA HABITACIÓN como un microcosmos que la cámara podía explorar. Entendió inmediatamente que ese espacio que Mamá considera peligroso es un universo lleno de amor y seguridad para Jack".

Lenny Abrahamson pensó que merecía la pena redactar la carta teniendo en cuenta lo que sentía por la novela. La había leído cuando Ed Guiney, su socio productor y buen amigo de Element Pictures, con sede en Dublín (Frank, El irlandés), y él buscaban una novela que les llamara la atención. "La habitación estaba en todas las listas", recuerda Ed Guiney. "En cuanto Lenny la leyó me dijo que era algo especial".

El libro gustó al director desde el primer momento, pero no porque fuera una sensación entre los lectores. Le pareció un estudio perspicaz y conmovedor de las personas, la educación de los hijos y el mundo en general. "Mi reacción a la novela fue visceral, me conmovió como cineasta, como padre e incluso como el niño que fui", explica. "Me invadió una potente sensación en cuanto a la película que podría hacerse, hasta el punto de que empecé a tener conversaciones imaginarias con Emma mucho antes de conocerla. Ya estaba totalmente metido en la película y me indignaba no haberla rodado aún".

Y sigue diciendo: "Entonces pensé en mandarle una carta para expresar lo que sentía clara y totalmente, con pasión. Empecé a redactarla y no tardó en transformarse en un análisis general de la novela y de todas las dificultades que se le presentarían a un realizador y la forma de superarlas. Pensé que tenía algo a mi favor: soy un cineasta bastante analítico. Eso me permitió explicarle a Emma exactamente cómo funcionaría su novela en la gran pantalla. Supuse que estaría dispuesta a hablar".

Emma Donoghue quedó encantada con la carta, pero le comunicó que aún no se había decidido y que debía esperar. "A medida que Emma empezaba a recibir ofertas de otros directores y a oír sus ideas, cada vez pensaba más en el contenido de la carta. Entretanto, aproveché para ser un poco más conocido como director, lo que también me vino bien", añade, riendo.

"Comprendimos las dudas de Emma", explica Ed Guiney. "Acababa de escribir la novela más importante de su carrera hasta la fecha, el mundo entero quería hablar con ella, ¿por qué iba a hacer una película con otros dos dublineses? Creo que la convencimos explicándole que solo una productora independiente europea le permitiría formar realmente parte del equipo creativo de la película".

Mientras Lenny Abrahamson y Ed Guiney cortejaban a Emma Donoghue, las piezas del rompecabezas empezaron a encajar. Film4 (12 años de esclavitud, Slumdog Millionaire) y el Irish Film Board se unieron a Element Pictures para financiar el desarrollo de la película. Rena Ronson, de UTA, y Element colaboraron para convencer a la compañía internacional de ventas FilmNation Entertainment de que distribuyera la película en Estados Unidos con A24. Poco después, la compañía canadiense No Trace Camping se unió a la lista de entusiastas productores.

Lenny Abrahamson se alegró de trabajar con un equipo dispuesto a colaborar, pero que le daba carta blanca. "Desarrollamos la película en un espacio protegido gracias a que todos entendían el proceso creativo. El entorno era privilegiado, todos nos apoyaban. No se podía hacer una película como esta de otra forma", explica.

Pero ¿cómo consiguieron convencer a la autora? El realizador dice que bastó con demostrarle que el cine puede enseñar cosas que una novela no puede, y viceversa. "La mayor dificultad, para Emma y para mí, era saber cómo adaptar una novela tan interiorizada. Creo que intuí la respuesta la primera vez que leí la novela. A medida que imaginaba los acontecimientos descritos por la voz del niño, notaba su presencia en las imágenes, en las secuencias. El cine también tiene perspectivas, y pueden ser muy potentes, aunque son menos directas, más flexibles que en la literatura. Hubo momentos en que llegué a dudar de si iba a funcionar, pero decidí seguir adelante sin usar técnicas de estilización, nada de cámara subjetiva. Estaba convencido de que eso solo ahogaría la credibilidad y que nos distanciaría del niño".

Sigue diciendo: "En otras palabras, al realizar una traducción estilística directa desde la voz en primera persona de la novela a la pantalla, se perdería la intimidad con el niño que aporta ese toque tan especial al relato. Añadí algunas voces en off durante el montaje, y Emma estaba totalmente de acuerdo, pero son mínimas. El niño sigue siendo el centro de la historia, siempre estamos con él, no hay escenas sin él. Todo depende de cómo se le muestra, de cómo se le estudia, de qué frases le interesan en una conversación entre adultos. Una novela puede comunicar ciertas cosas directamente, lo que no puede hacer una película (y nunca debería intentarlo), pero el cine dispone de una modulación temporal y de la gramática de la tonalidad como medios de expresión totalmente suyos. Y tiene los rostros. La cara del niño observada de cerca mientras juega, escucha o piensa, mientras intenta entender el drama y el peligro que le rodea, es un medio muy poderoso, especialmente con la experiencia simultánea de la comprensión adulta".

El realizador supo desde el principio que no habría trucos ni extravagancias; al contrario, prefirió retirar todos los artificios que se interpusieran entre el público y los dos mundos de Jack y Mamá, dentro y fuera de la Habitación.

"Me fié de mi instinto y de la historia de los protagonistas", dice. "No quise recurrir a trucos, me limité a observarlos con la mayor sensibilidad posible para captar los detalles de lo que sienten, de lo que está en juego, y también para captar la ironía, la tragedia, las percepciones sociales, psicológicas y familiares de su historia. Intenté que fuese real y, a la vez, enfaticé sutilmente los aspectos más alegóricos de la asombrosa novela de Emma cuando describe la educación de Jack, respeté la imprecisión del mundo infantil y el descubrimiento de los peligros y la inseguridad del mundo de los adultos. Todo lo anterior se hace más fuerte si el espectador lo descubre y lo nota sin grandes aspavientos".

"Habría sido fácil enfocar la historia con mayor estilización, con algo de animación y diversos estilos sugestivos de cámara para, supuestamente, trasladar la subjetividad de Jack, pero me pareció totalmente equivocado", explica Lenny Abrahamson. "En el momento en que desaparece el naturalismo y la sensación de que realmente Mamá y Jack viven todo esto, se pierde la fuerza básica de la historia".

Curiosamente, las limitaciones que se impuso el director aportaron lo que Emma Donoghue y él buscaban. "Como cineasta, siempre he creído que una vez construido y poblado el mundo, y modelada la acción, se consigue mucho más dando unos pasos hacia atrás y observando la acción con la mayor honestidad posible", explica Lenny Abrahamson. "En lo que a LA HABITACIÓN se refiere, sabía que los espectadores se meterían en el mundo de Mamá y de Jack, y que verían todas las implicaciones siempre que fuera auténtico. Esta película va mucho más lejos que la historia propiamente dicha, tiene la fuerza alegórica de un cuento de hadas, pero si la enfocábamos desde ese punto de vista equivalía a matarla. Todas estas ideas son mucho más poderosas si el espectador las descubre por sí solo como algo natural propio de ese mundo, sin que el cineasta las subraye en rojo".

Al igual que Emma Donoghue, el realizador pensó que la segunda parte de la película debía ser algo totalmente diferente. "Siempre me ha parecido interesante que el espectador crea que la historia se ha acabado, pero vuelve a arrancar", dice. "El hecho de haber salido de la Habitación no soluciona el problema, el verdadero problema. Jack y Mamá aún no son libres, solo lo conseguirán al final de la historia. En la primera parte, su único problema es el Viejo Nick. Pero en la segunda parte, el problema es mayor: ¿Cómo superar las heridas para seguir en el mundo? ¿Cómo dejar la sencillez de la infancia y enfrentarse a las dificultades de la vida adulta? Y para una madre (o un padre), ¿cómo restaurar la relación con el hijo a medida que ambos cambian?

El productor Ed Guiney cree que el enfoque escogido por el director para LA HABITACIÓN es algo que no había hecho hasta ahora, pero no por eso ha dejado de ser fiel a sí mismo. "No me cabe duda de que Lenny es uno de los cineastas con más talento del momento, aunque no sea muy conocido. Sabía que dirigir esta película crearía muchas expectativas. Ha sido una experiencia nueva para él", explica. "El mayor don de Lenny es su absoluta honestidad como cineasta. Es imposible no dejarse atrapar por la historia y la vida de la familia. LA HABITACIÓN es su película más accesible y emotiva hasta la fecha".


Encontrar a Jack
LA HABITACIÓN solo podía funcionar si el director, la autora y los productores encontraban a alguien pequeño y con la suficiente presencia para encarnar al inolvidable Jack, alguien con tanta imaginación y valentía como él. Todo dependía de eso, por lo que hubo momentos de duda: ¿Sería posible encontrar a un niño tan inocente y observador como Jack? "Es un pequeño héroe", dice Emma Donoghue. "Hubo muchas noches que no pude conciliar el sueño", recuerda Lenny Abrahamson, "estaba demasiado preocupado por encontrar a Jack. Siempre fue el gran punto de interrogación. Se supone que tiene cinco años, lo que dificultaba aún más la búsqueda. En muchos casos, los papeles para niños de esa edad solo requieren que sean ellos mismos, pero en este caso necesitábamos a un actor de verdad, algo difícil de encontrar en un adulto y casi imposible a esa edad".

La búsqueda fue exhaustiva; el director vio un sinfín de cintas y de pruebas. Para complicar aún más el proceso, no se podía empezar a buscar con mucho tiempo de antelación ya que el niño no debía cambiar antes del rodaje. "Conocí a muchos niños asombrosos", recuerda Lenny Abrahamson. "Me enamoré de varios y vi varias posibilidades, pero cuando llegó Jake (Jacob Tremblay), fue otra cosa. No solo era un niño encantador, tenía lo necesario para ser un gran actor. En ese momento, creí que me había tocado el premio gordo".

Jacob Tremblay también conquistó a Emma Donoghue. "Es mágico", reconoce. "Vi unas cuarenta pruebas, pero Jacob es seguro de sí mismo, diferente, lo opuesto a un niño malcriado. Es muy normal, con muchas ganas de jugar, justo lo que necesitábamos. Y tiene un cara preciosa que contrasta fuertemente con la fealdad de la Habitación".

Jacob no tuvo ninguna dificultad en entender la situación de Jack: "Nunca ha visto nada de fuera, pero su Mamá le ha explicado que debe ser valiente".

El realizador usó su propio método para trabajar con un actor tan joven y tan decidido. "Me parece que debe hablarse a los niños como a los adultos, y sobre todo a alguien como Jake", explica. "Mantuvimos conversaciones muy serias sobre su personaje y las escenas, pero en términos comprensibles para un niño de su edad. Jake posee la pureza de la infancia. También tiene una paciencia sorprendente para su edad y entiende lo que es trabajar. Hubo momentos de nerviosismo, pero hacia el final del rodaje corría por el plató metiéndose con todo el equipo".

Lenny Abrahamson reconoce que alguien le ayudó mucho a la hora de guiar a Jacob Tremblay, y ese alguien es Brie Larson. "Pasaron mucho tiempo juntos y crearon un vínculo increíble, lo que permitía a Brie hacerle reaccionar según su comportamiento. Solo puedo admirar a Brie por haber sido capaz de ofrecernos una interpretación tan visceral como matizada sin dejar de guiar a Jake. Ha sido increíblemente generosa. Ya le dije que le había codirigido".

"Brie es una persona genial", dice el joven actor. "Jugamos mucho juntos, construimos cosas y somos muy buenos amigos. Siempre me ayudaba a ser mi personaje. Estábamos tristes, enfadados, asustados y felices juntos".

Uno de los momentos más difíciles para el joven actor fue cuando le envolvieron completamente en la Alfombra para que no le vieran y Jack pudiera escapar, confiando plenamente en Mamá. "Estaba muy oscuro y costaba respirar", recuerda Jack, "pero cuando desenrollaron la Alfombra, Brie estaba esperándome".


Encarnar a mamá
El papel de la mujer a la que Jack llama Mamá pasa por todo el espectro de victorias y agonías maternas, desde el terror hasta las lamentaciones, desde el asombroso hasta el amor incondicional. Brie Larson comunica todas estas emociones sin el menor atisbo de sentimentalismo. Se dio a conocer en 2014 como actriz dramática en Las vidas de Grace y más recientemente demostró su imparable vena cómica en Y de repente tú, con Amy Schumer, pero nunca había hecho nada parecido al papel de Mamá.

Brie Larson se entregó completamente al personaje de Mamá, y no dejó nada al azar. Para hacer justicia a Mamá, a lo que ha sufrido en la Habitación y a su enfoque absoluto hacia el futuro de Jake, la actriz no dudo en cambiar su aspecto físico y en documentarse a fondo sobre el cautiverio. Sabía que debería comunicar las contradicciones de Mamá. Por una parte, Mamá sigue siendo una niña, una chica arrebatada a la vida cuando está a punto de convertirse en adulta que se ve obligada a envolverse en una armadura carente de emociones si quiere sobrevivir. Por otra, también debía enseñar la entrega y la valentía que demuestra Mamá educando a Jake, decidida a que florezca incluso en las peores circunstancias, algo que dejó boquiabierta a Brie Larson desde el principio.

"No creo que Mamá pensara que saldría de la Habitación", dice la actriz. "Sabe que la esperanza engaña. Pero siempre estuvo segura de que Jack saldría. Cuando ideó un plan para que Jack escapara, fue un gesto de gran abnegación. Debía creer que Jack lo conseguiría, pero ella nunca pensó que también saldría, que tendría otra oportunidad para seguir siendo la madre de Jack".

Brie Larson empezó a prepararse mental y físicamente sumergiéndose en la terrible realidad que representa la Habitación de Mamá. Lo primero fue contratar a un entrenador personal que le impuso un régimen y ejercicios de pesas para muscularse quedándose con solo el 12% de grasa corporal.

"El proceso físico me ayudó mentalmente", explica. "Me sentía más agresiva, más dispuesta a luchar, pero también tenía hambre y estaba exhausta. Me permitió entender cómo debía sentirse Mamá después de años encerrada con muy poca comida".

También empezó a llevar una vida más recluida, sin ver a nadie, para adentrarse en el estado emocional y espiritual de Mamá. Cuando se veía obligada a salir, se cubría la cara y las manos con una crema de protección solar para mantenerse muy pálida.

"Quería entender realmente lo que significó para Mamá estar tantos años en la Habitación", añade Brie Larson. "Creo que debió pasar por altibajos, momentos de pánico, momentos de aceptación, pero también pienso que, la mayoría del tiempo, debía estar harta de la rutina y de la monotonía. Para acercarme a esa sensación, me encerré en casa durante un mes y solo salía para ir al gimnasio. Tuve muy poco contacto con el mundo exterior. Me esforcé para que no me dieran los rayos del sol en la cara porque Mamá llevaba años sin sentir el sol en su piel".

La sensación de estar absoluta y desesperadamente sola ayudó a la actriz a entender de dónde saca el coraje de creer que Jack tiene un futuro. Para saber más acerca del traumatismo y de sus terribles efectos en la personalidad, trabajó con el Dr. John Briere, profesor de psiquiatría en la Universidad del Sur de California y experto en traumas adolescentes.

"Me enseñó que, para sobrevivir, cuando el entorno es demasiado hostil para el individuo, el cerebro cierra parte de la conciencia. Mamá, dentro de la Habitación, cierra partes de sí misma para sobrevivir y para ser la mejor madre posible. Pero cuando sale de la Habitación, se da cuenta de que todo lo que apartó anteriormente vuelve con más fuerza", explica Brie Larson. "Es irónico pensar que, cuando está a salvo, su mente empieza a jugarle malas pasadas. Siempre pensé que Mamá empieza a darse realmente cuenta de lo que pasó en la Habitación cuando sale de ese espacio".

El proceso de convertirse en Mamá fue casi una obsesión. Cuando el diseñador de producción Ethan Tobman le mostró unos diarios en blanco que quería colocar en el cuarto de adolescente de Mamá, la actriz decidió rellenarlos con la voz de una chica de diecisiete años, una chica que aún no sabía nada de la Habitación ni de lo que le iba a acontecer. "Rellenar los diarios fue asombroso", dice, "como aprender quién era Mamá antes de entrar en la Habitación".

Brie Larson quería que el momento en que Mamá vuelve a su habitación de adolescente, que ha permanecido intacta como si de un museo se tratara, fuera sorprendente para ella también. "Tenía muy claro que no debía ver el decorado antes de la escena", explica. "Mamá entra y regresa a la adolescencia que le fue arrebatada. Para conseguir esas mismas emociones en mí, Ethan escogió objetos directamente relacionados con mi infancia y funcionó de maravilla porque no lo había visto antes".

El empeño de Brie Larson en entrar en la piel de Mamá asombró a Lenny Abrahamson: "Me centré en encontrar a Jack, solo me preocupaba eso, pero si no llega a estar Brie, esta película no sería lo que es. Tiene un enorme talento y está dispuesta a entregarse totalmente. Dudo que otra persona hubiera encarnado a Mamá con tanta autenticidad emocional".

Emma Donoghue comparte la opinión del realizador: "Estoy entusiasmada por el trabajo de Brie y su encarnación del personaje. Su gama de emociones es enorme. Tiene momentos espléndidos, pero no le asustó tocar el lado oscuro del personaje e incluso perder un poco la cabeza".

El productor Ed Guiney añade: "Para Lenny era importante encontrar a una actriz de la misma edad que Mamá, y Brie encajaba, pero su conexión con el personaje fue mucho más lejos. Creo que es una de las jóvenes actrices más interesantes del momento".

La actriz reconoce que su conexión con el personaje y con la historia tiene algo más personal. Creció con su hermana y su madre, que acababa de divorciarse, en un espacio muy reducido que también se convirtió en algo mágico, como le ocurrió a Jack.

"Cuando nos mudamos a Los Ángeles, mi madre, mi hermana y yo vivimos en un estudio que, como mucho, sería el doble de la Habitación. Teníamos muy poco dinero, ni siquiera nos podíamos permitir ir a McDonald's, apenas teníamos ropa y juguetes. Pero fue una época sencilla con algo de magia. Seguimos recordándola con mi hermana como una de las mejores de nuestra vida. Sé que mi madre lo pasó realmente mal intentando redescubrirse y luchando para cuidar de dos niñas sin la ayuda de nadie. Recuerdo ese periodo como un momento en que comprendí el poder de la imaginación. No teníamos mucho, pero mi madre sabía crear juegos con cualquier cosa, bolsitas de azúcar, por ejemplo".

"Obviamente, mi experiencia no es comparable a la de Mamá y Jack, pero cuando leí el libro, sentí una conexión con una madre y un niño que viven un periodo muy doloroso y maravilloso a la vez. Me gusta la sencillez del punto de vista de Jack, así como el cariño y la esperanza que se desprende de ese enfoque en oposición a unas circunstancias tan sombrías".

Brie Larson tuvo que cambiar de interpretación en la segunda parte, cuando Mamá se desmorona y consigue levantarse de nuevo, ayudada en gran parte por Jack. La actriz explica que en el mundo real, Mamá vive la experiencia opuesta a la de su hijo después de haberlo compartido todo con él desde que nació.

"Jack descubre el mundo, literalmente, no lo conocía", comenta. "Pero Mamá sale de la Habitación con toda una serie de ilusiones que son destruidas casi inmediatamente. Vuelve a casa de sus padres y descubre que están divorciados. Todo lo que dejó sigue estando, pero la ropa ya no le vale. Está totalmente desorientada, no reconoce las calles. Mamá pensó que volvía a casa, pero vuelve a un lugar desconocido, ajeno. Creo que todos podemos entenderlo, todos hemos pasado por momentos en los que descubrimos que nuestra vida y nuestras relaciones ya no son como eran".

La tremenda resistencia de Mamá y su feroz vínculo con Jack le impiden caer en el abismo. Brie Larson explica que funcionó gracias a la relación que tuvo con el pequeño Jacob Tremblay. "Antes de conocernos, mi mayor temor era que no conectáramos, pero fue inmediato, bastó con empezar a hablar de La guerra de las galaxias", dice, riendo. "A partir de entonces, charlamos, comimos pizzas juntos, jugamos".

De acuerdo con el método de preparación de la actriz, la unión entre ella y Jacob Tremblay se hizo más fuerte compartiendo pequeñas experiencias. "El departamento artístico nos pidió que fabricáramos algunos de los objetos que hay en la Habitación, y eso nos acercó mucho, el vínculo se hizo más profundo", explica. "Nunca me había sentido tan cercana a un actor. Jacob sabe estar en el momento y dudo que hubiera podido hacer esto sin él. Estábamos tan unidos que incluso le costaba verme pasarlo mal en algunas escenas".

Para terminar, Brie Larson añade que ambos se sentían seguros gracias a Lenny Abrahamson: "Trabajar con Lenny ha sido una de las experiencias más gratificantes de mi carrera. Es sensible, tierno, y tiene un enorme sentido del humor. Nos explicaba lo que debíamos sentir con una sola frase cómica. Y, personalmente, me hizo el mayor de los regalos al confiar totalmente en mí para construir un personaje tan especial".


Los padres de mamá
Cuando Mamá y Jack consiguen escapar, regresan al mundo de la infancia y adolescencia de Mamá, un mundo que cambió radicalmente durante su ausencia. Los padres, a los que dan vida Joan Allen, nominada en tres ocasiones a un Oscar, y William Macy, nominado a un Oscar, después del trauma que supuso la desaparición de su hija, se divorciaron y la madre vive con otro hombre. El mundo que Mamá conocía antes de la Habitación ha desaparecido. A pesar de todo, su familia le sirve de dolorosa ancla y le ayuda a situarse.

"No es fácil para Mamá ver que sus padres ya no están juntos, ver que no saben cómo comportarse con ella ni con Jack", explica Brie Larson. "Ambos tuvieron y tienen reacciones muy normales, también intentaron curar sus heridas".

El padre de Mamá casi no puede mirar a Jack porque le hace pensar en lo que debieron hacerle a su hija, pero su madre se esfuerza en crear nuevas conexiones con ella y con su inesperado nieto. "Joan Allen entendió inmediatamente que Nancy es una mujer que ama profundamente a su hija y que se siente muy feliz de tenerla en casa de nuevo, aunque está bastante incómoda en su presencia", explica Lenny Abrahamson. "Joan comunicó todas las emociones de Nancy; es una actriz como hay pocas, capaz de imprimir un sentido a esos pequeños momentos que nacen entre los grandes".

Joan Allen, nominada al Oscar por Candidata al poder, El crisol y Nixon, ya había leído la novela cuando le ofrecieron el papel. "Desde el momento en que leí el libro, pensé en que toda la historia era un magnífico estudio de la maternidad", dice la actriz.

Le atrajo la idea de explorar las emociones que supone vivir la tremenda experiencia de perder y recuperar a una hija. "Creo que todos esperamos que Mamá, una niña robada, esté profundamente traumatizada, pero se habla mucho menos de los efectos que puede provocar en toda la familia", explica. "Hay un dicho: 'Una familia está tan bien como su miembro más enfermo'. Lo que encaja perfectamente con esta familia. A su regreso, Mamá se da cuenta de que el matrimonio de sus padres no pudo aguantar. La segunda parte de la película narra cómo toda la familia vuelve a encontrar el camino de la esperanza".

Pocos padres de niños desaparecidos hablan delante de una cámara, pero Joan Allen se hizo con todos los clips y documentales de madres que recuperaron a sus hijos: "Entre todo lo que vi, hubo una madre que me sorprendió al decir que para recuperarse de algo así, hacía falta mucho tiempo y mucha ayuda. Todas intentaban recuperar la normalidad, pero es un proceso extremadamente lento al ser un trauma tan profundo".

Brie Larson dice que Joan Allen se convirtió en un ancla en un mar de emociones: "La interpretación de Joan era realmente conmovedora y me permitió meterme muy profundamente en las escenas que compartíamos. Incluso lejos de la cámara sentía una especie de corriente maternal con ella. También me apoyó muchísimo a nivel personal. Tratándose de un personaje tan intenso, siempre hay momentos complicados, poco claros, pero Joan siempre supo decirme exactamente lo que necesitaba oír, es algo que nunca olvidaré".

Joan Allen tampoco se queda atrás alabando a la joven actriz: "Brie es magnífica, su entrega al papel es admirable. No era un papel cómodo y entiendo que pasara por momentos difíciles, pero cuando se trabaja con alguien que interpreta a un nivel tan alto como lo hace Brie, es una verdadera inspiración".

La actriz también dice que fue un placer trabajar con William H. Macy, cuyo personaje es incapaz de aceptar las emociones que despierta el regreso de su hija. "El personaje de mi exmarido no ve más allá del momento presente", explica Joan Allen. Al preguntarle por qué cree que Nancy se abre a Jack, contesta que surge de algo innato: "Es el amor maternal, no sabría explicarlo de otra forma. También es doloroso para ella, pero tiene la capacidad de superar ese dolor y hacer como si nada por el bien de Jack".

El realizador Lenny Abrahamson estaba entusiasmado con el contraste entre los dos actores: "Bill Macy es encantador, pero aquí da vida a un personaje con un profundo conflicto. Bill entendió que un hombre bueno sintiera esa tremenda rabia hacia un niño de cinco años solo porque le recuerda algo impensable para él".

Joan Allen acaba diciendo que el realizador fue el guía perfecto en un entorno donde el amor y la confusión reinan a partes iguales. "Lenny es muy inteligente, pero también generoso, siempre está dispuesto a ayudar", dice. "Creó una atmósfera muy enriquecedora para el trabajo. Además de ser un director genial, es un gran ser humano, por eso ha hecho esta película. Es una historia muy difícil de llevar a la pantalla. Me pareció brillante que no se dejara arrastrar por el sentimentalismo y se inclinara más por el realismo. Sabe reconocer lo que realmente conmueve. Ha realizado una película valiente, preciosa y original acerca de la familia, de lo que significa la paternidad, y me enorgullece ser parte de esta obra".


El diseño de La habitación
Estaba muy claro desde el principio que LA HABITACIÓN representaba un desafío para el diseño de producción. No se requerían decorados exóticos, pero la dificultad era otra, y quizá mayor, al tener que rodarse en una especie de cárcel surrealista y al mismo tiempo creíble cuando se convertía en un mundo mágico para Jack. La segunda parte de la película, fuera de la prisión, ofrecía otra dificultad: representar lo que significa nuestro ajetreado mundo actual para una joven que lleva años encerrada en total aislamiento.

La ardua tarea recayó en Ethan Tobman, un diseñador canadiense cuya creatividad se vio incrementada gracias a su conexión emocional con el material. "Fue una experiencia inusualmente intensa", dice. "Reconozco que nunca había llorado en un rodaje. Pasé por sentimientos totalmente dispares durante la preparación y la filmación, desde estar totalmente destrozado a sentirme en la cúspide".

En esta película, todo parecía funcionar al revés de las habituales normas de diseño. "Nunca había construido un decorado tan pequeño, y tampoco había tardado tanto en prepararlo", dice Ethan Tobman, riendo.

Añade que el rodaje puede compararse a un "think tank", donde el intercambio de ideas era constante: "Durante toda la preproducción y la filmación, Lenny hizo el papel de guía. Cuando acabamos, echaba en falta las conversaciones con Lenny. Ofrecía magníficos paisajes para el diseño".

El diseñador de producción empezó su trabajo documentándose de modo exhaustivo: "Me documenté acerca de todo tipo de prisiones, desde cárceles a campos de concentración, revisé fotografías realizadas por la policía, así como los casos de Elisabeth Fritzl y de Natascha Kampusch en Austria. También estudiamos fotos de casos de extrema pobreza, de gente viviendo en espacios de 1,5 por 1,5 metros en Hong Kong, o de trabajadores emigrantes que comparten auténticos cuchitriles".

El diseñador de producción sigue diciendo: "Descubrí que todos personalizan su espacio y lo hacen de forma diferente. Esto se convirtió en una obsesión para mí. Me pregunté cómo personalizaría su cautiverio un niño de cinco años. Emma lo deja claro en la novela. A esa edad, todo es un juego, todo es imaginación. Pensé que la Habitación debía ser terriblemente real, pero a la vez también debía comunicar el realismo mágico del niño. Lo aprovechamos absolutamente todo para convertirlo en un juguete; incluso los enchufes son caras. Es un mundo muy pequeño, pero muy rico".

La forma en que el Viejo Nick habría ideado la Habitación de su cautiva también fue motivo de reflexión para Ethan Tobman: "Debía estar insonorizada para que nadie oyera gritar a Mamá. Seguramente usaría materiales baratos, y encontramos unas baldosas de corcho de lo más sencillo. Luego descubrimos que nos venían de maravilla para esconder focos o el objetivo de la cámara".

Otro gran problema para filmar era el tamaño de la Habitación. "Debíamos trabajar en un espacio donde apenas cabía el equipo más reducido imaginable", explica Lenny Abrahamson. "Desde el principio decidimos que el objetivo siempre estaría en la Habitación; en otras palabras, jamás rodaríamos desde más lejos que las paredes. Ethan creó un decorado modular totalmente flexible: podían retirarse secciones completas, era posible rodar a nivel del suelo. Siempre pensó en puntos donde colocar la cámara".

La geometría de la Habitación fue objeto de estudio. "Hay un fuerte componente de cuento de hadas en la historia, y quería que el espacio correspondiera al dibujo de un niño", explica el diseñador de producción. "A partir de eso, empecé a jugar con la puerta, la claraboya y las superficies con un programa de ordenador, cambiando la orientación hasta conseguir lo que quería. Todos los objetos y detalles de la Habitación se convirtieron en personajes".

Siguiendo el guión de Emma Donoghue, tuvo en cuenta que cada rincón, cada punto de la Habitación es un mundo. "Había dos enfoques, el macroenfoque, donde la Habitación era un todo, y la codificación posterior del espacio para ver cuántos mundos cabían en ese universo. La Habitación es un poco como un sistema solar", explica Ethan Tobman. "Por ejemplo, el Armario es un planeta; incluso lo imaginé como un portal para Jack, algo parecido al libro A través del espejo. Incluso la Alfombra es otro planeta. De hecho, hicimos pruebas con varias alfombras. Acabamos decidiéndonos por una alfombra de cuerda con muchos colores que alimentarían la imaginación de Jack".

Otra difícil tarea para el departamento artístico fue envejecer con autenticidad todos los objetos de la Habitación, para lo que se imitó el paso del sol por el diminuto espacio. "Queríamos cambiar el color de las paredes según el recorrido del sol por la pequeña claraboya", dice el diseñador. "Hicimos cientos de pruebas con las baldosas de corcho; las ensuciamos, las teñimos, las pusimos en lejía para conseguir imitar siete años de deterioro".

Uno de los últimos detalles en los que pensó Ethan Tobman fueron los dibujos que Mamá hace de Jack: "Ya llevábamos once semanas de preparación, y unas cuantas dentro de la Habitación, decorándola, cuando se me ocurrió que Mamá habría sentido la necesidad de documentar la infancia de Jack, de captar algunos de los momentos más preciosos. No tiene cámara, pero le sobra tiempo. Pedí fotos de Jacob Tremblay a diferentes edades y encargué unos dibujos. Hice una especie de collage y se lo mandé a Lenny. Acabó siendo una pieza central en la Habitación".

Ethan Tobman recuerda que acababa de dar los últimos toque a la Habitación cuando sus ocupantes se presentaron en el plató: "Brie entró, me volví hacia ella y le dije: 'Ahora es tuya'".

Brie Larson se quedó embelesada cuando vio la Habitación y reconoce que le ayudó a enriquecer su interpretación: "No hay nada en la Habitación que no funcione. Cada día es precioso, incluso vital. Ethan escogió cada objeto con mucha psicología. Daba la impresión de que Mamá y Jack llevaban años viviendo allí".

La autora y guionista Emma Donoghue se emocionó cuando descubrió el decorado: "En la novela, Jack nunca se da cuenta de lo fea que es la Habitación, no conoce otra cosa. Me fascinó ver lo que Ethan y Lenny habían hecho; era igual de fea, con un sinfín de toques imaginativos e infantiles. Cada detalle estaba estudiado".

Aunque le apasionó diseñar la Habitación, Ethan Tobman cree que la película es aún mucho más fascinante cuando entra en el mundo propiamente dicho, con todas sus complicaciones y confusión. "Me gusta que la Habitación parezca cálida, personal, y que la libertad, el mundo exterior sea frío, descolorido", añade.

El hospital donde Mamá y Jack se reencuentran era un decorado clave, un poco como la puerta entre dos fases de sus vidas. Lenny Abrahamson explica qué le hizo escoger un décimo piso acristalado: "Buscamos y vimos muchos decorados diferentes, pero al final nos inclinamos por una habitación totalmente blanca, al estilo de 2001: Una odisea del espacio, en una torre para dar la impresión de que Mamá y Jack se despiertan en un mundo colgante donde aún pueden retrasar la bajada al mundo real. También ofrece un tremendo contraste con la Habitación al ser como una asombrosa caja colgada del cielo. No podía haber nada más diferente al espacio en el que vivían antes".

La última parte tiene lugar en la casa de la abuela, donde Mamá creció, pero nada es igual que antes. "Nancy acaba de divorciarse, y pensamos que la casa estaría medio vacía, llena de recuerdos perdidos", dice Ethan Tobman. "Escogimos materiales que no tuvieran nada que ver con los de la Habitación. Las paredes no están recubiertas de baldosas de corcho marrón, sino de papel, o son de cemento. La única estancia abarrotada y cálida es el despacho de Leo, el compañero de Nancy, y es la que atrae a Jack".

Sin embargo, el cuarto más importante de la casa de Nancy es, sin lugar a dudas, el antiguo dormitorio de Mamá, que permanece exactamente igual que cuando desapareció. "Quería que pareciera el cuarto de una adolescente preservado en una cápsula del tiempo y que fuera muy personal para Brie", comenta el diseñador de producción. "Lo diseñamos juntos. Jamás había colaborado tan de cerca con un actor. Hablamos de cada detalle, de lo que habría debajo de la cama, encima de la cama, en los cajones".

Para la actriz fue un proceso revelador: "Ethan trajo un montón de objetos que tenían algo que ver con mis gustos personales cuando era adolescente. Intercambiamos muchos correos electrónicos para que todo encajara, disfruté enormemente con esa parte de la preproducción".

Ethan Tobman reconoce que se emocionó en la escena en la que Jack y Mamá vuelven por última vez a la Habitación en el momento culminante de la película:"Me encanta la sutileza de Lenny, es incapaz de usar un tópico. En ese momento, la Habitación es como un cementerio. Todos los objetos amigos de Jack han desaparecido, pero su huella sigue en las paredes. Se ve lo que se ha perdido, se entienden las implicaciones de dicha pérdida, pero también se vislumbra que el futuro de Jack y de Mamá carece de barreras".


Filmar La habitación
Durante la construcción del decorado de la Habitación, Ethan Tobman colaboró estrechamente con el director de fotografía Danny Cohen, nominado a un Oscar por El discurso del rey. Danny Cohen no tuvo más remedio que improvisar para rodar en un espacio tan limitado: "Parece muy sencillo rodar la mitad de una película en una sola habitación, pero en este caso fue todo lo contrario. Tuvimos que hacer malabarismos. No bastaba con saber que esta habitación de 3 por 3 metros es el único espacio que Jack conoce, debíamos convertir el concepto en una película".

Lenny Abrahamson apreció las tres corrientes de energía que fluyeron en la misma dirección, producidas por Ethan Tobman, Danny Cohen y él mismo. "Nos llevamos realmente bien", dice. "Danny tiene un sentido del humor muy mordaz, magníficas ideas y muchísimo talento. Estaba dispuesto a hacer lo necesario para que esa cajita marrón resultara visualmente interesante y expresara lo máximo posible. Era un reto totalmente diferente para un director de fotografía".

Al igual que el diseño de producción, la fotografía se basó en el principio de que la esencia de la Habitación es mucho más amplia que sus auténticas dimensiones. "Jack encuentra un sinfín de cosas interesantes en su diminuto mundo, y la cámara debía hacer lo mismo", explica el realizador. "Nuestra premisa era hacer con la cámara lo que la novela hace para Jack, convertir la Habitación en un lugar sorprendentemente cálido y ordenado en el que crecer. Para Jack, cada sombra, cada grieta en la pared es una aventura. Recordamos al espectador lo pequeña que es la Habitación en momentos clave, pero todos acabamos viéndola tal como la describe Jack: llega hasta el final en cualquier dirección. Desde el punto de vista de Jack, la Habitación no tiene paredes".

No era fácil que entrara una cámara en el reducido decorado con Brie Larson y Jacob Tremblay en constante movimiento, pero el director de fotografía decidió usar dos para complicar aún más las cosas. "Con un actor tan joven, pensé que era importante utilizar dos cámaras para asegurar las tomas", explica. "Pero también queríamos una sensación de gran dinamismo, tipo cámara en mano, por lo que ambas cámaras debían tener la flexibilidad de moverse con los actores".

Decidieron usar la cámara de última generación Red Epic Dragon 6K, una de las más pequeñas del mercado: "Fue muy interesante trabajar con una cámara totalmente nueva", reconoce Danny Cohen, "y el tamaño era ideal para nosotros".

Tanto el realizador como el director de fotografía querían que el ambiente de la Habitación fuera muy cambiante. "Hay momentos en que debe dar la sensación de ser pequeña y agobiante para que el público entienda por lo que pasa Mamá", explica Danny Cohen, "y en otros se convierte en un espacio enorme y asombroso para Jack".

Bastaba con hacer pequeños cambios para conseguir efectos proporcionalmente más amplios. "Conseguimos mucho moviendo la luz en la Habitación", sigue diciendo. "La noche y el día debían diferenciarse claramente para que se notara el paso del tiempo. Jack también debía ver el baile de la sombra de las hojas en la pared, dando la sensación de que hay un mundo exterior aunque él no pueda verlo".

Danny Cohen aprovechó al máximo el decorado modular y el techo sujeto con goznes para aumentar o disminuir la luz y esconder el equipo. "Las únicas fuentes de luz en la Habitación son una lámpara de mesa, un fluorescente, un pequeño radiador y la claraboya. Son muy limitadas y es difícil conseguir una iluminación creíble", explica. "Las baldosas removibles nos permitieron esconder puntos de luz para incrementar las texturas y formas".

Rodar en un espacio tan reducido hizo que Danny Cohen y su equipo se identificaran con los estados emocionales de Mamá y de Jack. "Al cabo de cinco semanas empezamos a tener comportamientos un poco extraños", recuerda. "Pero la sensación claustrofóbica de estar encerrados entre cuatro paredes sirvió para mejorar la ambientación de la película".

El director de fotografía disfrutó mucho filmando la huida de Jack y todo lo que ocurre después: "Es un cambio radical. La primera parte transcurre en un espacio muy pequeño, y de golpe volvemos al mundo real. Nos costó bastante hacer funcionar la huida en la Alfombra y rodar con Jack dentro en una camioneta en movimiento. Estudiamos cada detalle para que nada saliera mal. A partir de ese momento, todas las escenas siguientes son una oportunidad para que conozca nuevos ambientes, nuevas personas. Trabajé mucho con los encuadres de Jack para comunicar la sensación de que su mundo se va ampliando".

Una vez acabado el rodaje, el director Lenny Abrahamson se reunió con Nathan Nugent, el montador de sus películas Frank y What Richard Did. "Nathan es un maravilloso colaborador. No teme hacer sugerencias y creo que se obsesiona con las películas tanto como yo o incluso más", dice el realizador. "¡Me llamaba con ideas a cualquier hora del día o de la noche! Es muy musical, y hablamos sobre todo de la fluidez, el ritmo y la melodía".

La musicalidad de la narración también se nota en la banda sonora, interpretada por un cuarteto de cámara y compuesta por Stephen Rennicks, que también trabajó con el director en Frank y en What Richard Did. La música del compositor es otro pilar en la arquitectura de LA HABITACIÓN. "Stephen es mi colaborador más antiguo, nos conocimos en el instituto. Confío plenamente en él porque compone pensando en la película y no en la banda sonora", dice Lenny Abrahamson. "Hablamos de todos los aspectos de la historia y compuso temas orquestales que encajan con los significados de la película".

Quizá el momento más delicado de rodar fue cuando Mamá y Jack salen de la Habitación por última vez. Pero al igual que el resto de la película, Lenny Abrahamson sabía cómo enfocar la escena: "Ante todo sabía que no debía hacer concesiones. No es un momento sentimental, pero sí eléctrico, y requiere una gran delicadeza. Las interpretaciones de Brie y de Jake me parecieron realmente conmovedoras, comunican autenticidad. El genio de Emma se nota en esa escena porque, por fin, Jack le deja entender a su madre cómo ve realmente la Habitación, lo que llegó a significar para él. Es un espacio diminuto en el que Jack ha adquirido una enorme experiencia".