Tras ganar el Oscar® con La teoría del todo, James Marsh vuelve a ponerse tras la cámara para dirigir la increíble historia real de Donald Crowhurst, un velerista aficionado que en 1968 compitió en la Sunday Times Golden Globe Race con la esperanza de convertirse en la persona más rápida en circunnavegar el globo en solitario y sin escalas. Con un barco inacabado, y su negocio y su hogar en juego, Donald deja a su mujer, Clare, y a sus hijos atrás, embarcándose con indecisión en una aventura en su barco, el Teignmouth Electron.
Poco después de zarpar, Donald se da cuenta de su radical falta de preparación. Su avance inicial es lento, por lo que comienza a inventarse la ruta. Su repentino acelerón no pasa desapercibido y pronto se presenta como un serio contendiente en la competición. El socio comercial de Donald, Stanley Best, le había recordado que podría retirarse en cualquier momento, y si bien las consecuencias de semejante decisión para su familia son impensables, Donald no se da a sí mismo otra opción que no sea la de seguir adelante. Durante sus meses en el mar, se enfrenta al mal tiempo, equipamiento defectuoso, daños en la estructura y, el obstáculo más duro de todos, la soledad.
Uno a uno, el resto de sus competidores van abandonando hasta que sólo queda él enfrentándose a Robin Knox-Johnston, que será el primero en completar el recorrido. A medida que aumenta la presión por lo que le espera en su regreso a casa, Donald se enfrenta al reto más duro, mantener la cordura. Cuando tiene noticia del reconocimiento y las celebraciones que le esperan a su llegada, Donald acaba perdiendo la cabeza.
El Teignmouth Electron lo hallan abandonado en frente de las costas de República Dominicana. En él se encuentran las bitácoras garabateadas de Donald, llenas de divagaciones sobre la verdad, el conocimiento y seres cósmicos. En su hogar, su esposa Clare se ha quedado sin un marido, y sus hijos sin un padre.
Los otros personajes clave
Clare Crowhurst: La esposa de Donald
"Creo que esta película trata sobre la familia", comenta Rachel Weisz, que interpreta a la esposa de Donald Crowhurst, Clare. "Donald, el cabeza de familia, es un aficionado a la vela, un inventor, un visionario y un soñador, por lo que cuando ve anunciada una competición en el Sunday Times ofreciendo 5.000 libras al primer hombre que circunnavegue la Tierra en solitario, sin escalas, él cree que puede conseguirlo. Chichester había dado la vuelta al mundo a vela poco tiempo antes, haciendo una escala, y al regresar fue ordenado caballero y se convirtió en un héroe. Es una historia sobre cómo niños y hombres se obsesionan con convertirse en héroes".
"Creo que Donald tenía un montón de ideas disparatadas que a menudo no llevaba a cabo, por lo que al principio, cuando Clare se entera de que se va a apuntar a la carrera, le parece una idea absurda, ya que él no es un regatista profesional, simplemente lo hace por pasar el rato. Dudo que ella creyera que de verdad lo fuera a conseguir. Poco a poco se va dando cuenta de que cada vez está más y más cerca de participar de verdad, y llega un momento en que le pregunta, '¿de verdad vas a participar?', y é responde, 'sí'".
La cuestión es - ¿pudo Clare Crowhurst haber impedido a su marido embarcarse en esta arriesgada empresa? "Tal vez podría habérselo impedido", dice Weisz, "pero desde mi punto de vista se trata de la descripción de un matrimonio y una relación y ¿qué habría pasado si ella le hubiera impedido ir? ¿La habría llegado a perdonar? En una relación, ¿puedes impedir a la otra persona que realice sus sueños? En este caso, resulta que fue una decisión trágica. Clare Crowhurst ha dicho en algunas entrevistas que, mirando en retrospectiva, siente que debería haberle detenido. Pero creo que, en aquel momento, no le pareció que tuviera el derecho de hacerlo. Estaba en una situación imposible".
"Es como si pasara a haber dos películas, la que se desarrolla en el mar, en la que los niños y yo no estamos, y luego está la del hogar familiar, esperando noticias de su marido y de su padre que se está convirtiendo en un héroe nacional mientras está en el mar. Clare tiene que lidiar con la prensa, con largos periodos de silencio y la Navidad y los cumpleaños sin él. También tiene que lidiar con la falta de dinero para comprar comida o calentar la casa sin él, pues Clare depende de Donald para tener dinero".
Durante su investigación para la película, Rachel Weisz se formó una imagen de Clare a partir del documental Deep Water y leyendo sobre ella, según lo cual, "a ella no le interesaba realmente estar casada con una persona famosa. Intuyo que ella le quería muy, muy intensamente y no quería impedirle que realizara sus sueños".
En aquel momento de la historia, los hombres abandonaban sus hogares y atravesaban nuevas fronteras, ya fuera en el espacio exterior o circunnavegando el mundo. Así que, en lo que respecta a Clare, ella se alegraba de que fuera a tener éxito ya que eso le iba a hacer feliz", señala Weisz, "yo creo que ella era feliz si Don era feliz".
Cuando un actor se aproxima a un papel en que el personaje representado es real y sigue vivo, aparece una cierta responsabilidad. A Rachel Weisz le interesaba no tanto hacer una imitación de Clare Crowhurst, como más bien transmitir simplemente algo de su espíritu, como ella lo explica: "creo que sería diferente interpretar a alguien que ya es emblemático, pues todo el mundo sabría cómo era y cómo hablaba. Yo interpreto a una persona real que ha estado muy poco expuesta a los medios. Ella no ha perseguido la fama o la publicidad, nunca le ha interesado eso. Y quiero honrarla. He visto muchas imágenes para poder captar su esencia pero, en definitiva, se trata de mí haciendo de ella".
Al contar la historia de Donald Crowhurst en la gran pantalla, Rachel Weisz tiene esperanza: "Celebramos la belleza de ser un soñador, la belleza de pensar a lo grande, de desear grandes cosas y seguir la pasión y el corazón de uno mismo con vistas a hacer algo increíble".
Para el director James Marsh, lo que constituía el núcleo de la tragedia y puso tanto en juego, es el hecho de que los Crowhurst fuera una familia tan feliz. "En los registros puedes ver la pareja tan encantadora que hacían Donald y Clare. Sientes que conectaban realmente bien como pareja y que constituían un feliz núcleo familiar. Practican vela juntos y Donald es muy buen padre, y nosotros queríamos mostrar eso en la película. Todos sus hijos le recuerdan con mucho cariño. Era un buen marido y padre, y lo que resulta muy trágico es que en parte lo que quería era demostrar a su esposa y a sus hijos que era alguien especial. Creo que para él eso es parte de su motivación".
"En el archivo de la verdadera Clare Crowhurst, se ve que es una mujer formidable y muy buena madre, y como pareja son más o menos iguales", apunta James Marsh. El quería desde hacía tiempo trabajar con Rachel Weisz, así que cuando hubo que elegir intérprete para el papel de Clare Crowhurst se presentó la oportunidad perfecta, según explica. "Rachel es genial, y hay una interesante conexión física que puedes establecer entre ella y Clare. No se parecen pero están en el mismo tipo de espectro de humanidad por así decirlo, al igual que Colin y Donald, lo cual es útil".
"Rachel es uno de esos intérpretes que simplemente te sorprende y hace cosas que no te esperas que haga, y eso hace que extraiga cosas de los demás actores. Me encantó trabajar con ella. Realmente confía en el instinto, y no le gusta hacer muchos ensayos ni adquirir compromisos. Rachel siempre quiere ser flexible y adaptarse. Me encanta ese estilo de trabajo que tiene".
Según el guionista Scott Z. Burns, para la audiencia, el viaje que emprende Clare es tan importante como el viaje que emprende Don: "tienes la sensación de que la percepción que tiene de su marido - tanto en términos de su necesidad de partir como de su aceptación de lo que ocurrió después - es extraordinaria, va del terreno de la reticencia al terreno del perdón".
"Lo mejor de Rachel es que entiende la fortaleza de Clare Crowhurst", observa Burns. "Además Rachel entiende que el momento histórico del que estamos hablando también demandaba ciertas cosas en una mujer en términos de ser una esposa. Creo que entendió muy rápidamente la travesía que Clare recorrió. Por un lado deseaba ser amorosa y cariñosa pero también ves en ella a una pensadora progresista. La mayoría de las personas se horrorizarían ante la posibilidad de que su marido se embarcara en este tipo de una aventura, pero Clare entendía lo fundamental que era para él, y eso arroja una interesante luz acerca de su relación".
"Para mí es una historia de amor", concluye Rachel Weisz. "No los ves cuando se conocieron siendo adolescentes, los conoces cuando tienen hijos y están instalados en su matrimonio. Creo que estaban apasionadamente enamorados el uno del otro y, para Clare, Donald representa toda su vida. Ella no tenía trabajo, aunque creo que quería dedicarse a la enseñanza, entre otras cosas, y a escribir. Pero era una mamá, y estaba muy entregada a Donald. Así es como la percibo. Creo que lo que lo hace tan romántico es el hecho de que estén separados, porque eso es lo que significa el tradicional concepto de romántico con 'R' mayúscula - algo que es inalcanzable, insatisfecho y fracturado. Por eso es trágico, porque creo que se anhelaban el uno al otro mientras estaban separados.
Rodney Hallworth: El agente de prensa
"Recuerdo que mis padres estaban bastante entusiasmados con la historia de Sir Francis Chichester en la década de los sesenta cuando yo era pequeño, pero no conocía la historia de Donald Crowhurst", recuerda el actor David Thewlis, que interpreta a al agente de prensa de Crowhurst, Rodney Hallworth.
Cuando Thewlis recibió el guión de Un océano entre nosotros por parte de su agente, quedó "absolutamente fascinado al instante. Fue una de esas raras ocasiones en que lo leo por la mañana e inmediatamente después llamo a Marsh para decirle que sí. No había duda y, habiendo trabajado antes con James en La teoría del todo, sabía que era buena noticia. Me lo pasé genial sumergiéndome en la historia de este relato. Hay un montón para investigar al respecto y acaba volviéndose un poco una obsesión".
Thewlis devoró la "obscena abundancia" de material existente en las imágenes del documental, las grabaciones de Crowhurst y las entrevistas de la BBC de la época con Rodney Hallworth. "Todos los que estuvieron involucrados concedieron exhaustivas entrevistas así que todos hemos tenido acceso a eso", cuenta Thewlis. "Hemos leído todos los libros y visto todos los documentales y durante el rodaje en Teignmouth conocimos a personas que recuerdan los acontecimientos reales. Algunos de los extras eran amigos de mi personaje Hallworth e incluso recibí una carta de un señor que más o menos era el personaje de Wheeler. Es increíble tener tanta información disponible y la historia realmente es sólo una condensación de todo eso. No hay exageración - no hace falta que la haya, es un relato extraordinario."
Rodney Hallworth era un personaje impresionante, un ex reportero de sucesos para el Daily Mail que acabó viviendo en Teignmouth dirigiendo una agencia local de noticias y haciendo de relaciones públicas para el Ayuntamiento de Teignmouth. Se ofreció como agente de prensa de Crowhurst. "La historia da un giro bastante oscuro con Hallworth", explica Thewlis, "con el papel que desempeña adornando lo que está pasando. Él no es cómplice de lo que Crowhurst está haciendo, realmente cree que va a dar la vuelta al mundo, pero no recibe suficiente información de Crowhurst así que empieza a ponerse un poco creativo y exagera las velocidades y los paraderos de Crowhurst en el mapa. Esto no ayuda a que el mundo comprenda la historia real, no ayuda a la familia de Crowhurst y no ayuda a Crowhurst, pues Hallworth está informando de que Crowhurst ha bordeado el extremo de África como si fuera una certeza. Crowhurst no había hecho tal cosa y, en consecuencia, esto le hacía cada vez más difícil darse por vencido y regresar. Yo creo que Hallworth fue el hombre que dio el empujón a Crowhurst cuando el barco no estaba listo para salir, y fue el hombre que le dijo 'tienes que hacerlo, hay mucho que perder'".
Según Thewlis, "si hay un malo del cuento, es Hallworth, aunque no es tan simple porque también es inocente hasta cierto punto, en la medida en que él no sabe lo que está pasando".
Crowhurst menciona a Hallworth repetidas veces en su cuaderno como la principal persona a la que estaría decepcionando, así como Stanley Best, su patrocinador. Cree que su esposa Clare sería más comprensiva, pero Hallworth no.
Caracterizar a Rodney Hallworth le permitió a Thewlis conectar con "una especie de elemento bufonesco shakesperiano". Hallworth también mostraba rasgos ambiguos, maquiavélicos, por ejemplo cuando subió a bordo del Teignmouth Electron en la República Dominicana: "entró al camarote, encontró los cuadernos y descubrió la verdad. Descubrió las divagaciones, los diarios y la locura, y una probabilidad muy alta de suicidio, así que arrancó las dos últimas páginas del cuaderno y después negoció la venta de los cuadernos al periódico Times sin el permiso de Clare Crowhurst", explica Thewlis. "Quien quiera que fuera, eso no estuvo bien. Podemos perdonarle por una parte de su papel en la historia, pero no por lo que hizo al final".
El verdadero Rodney Hallworth murió en 1985, pero Thewlis aún llegó a sentir algo de responsabilidad por su personaje, tal como explica: "estábamos en la playa rodando con algunos extras, todos ellos hombres de entre setenta y ochenta años, que se alegraban mucho de contarme que habían conocido a Rodney y que solían beber con él, lo cual me alteró un poco y me hizo sentir muy responsable de repente".
El director James Marsh ve a Hallworth como "un anticuado escritorzuelo de la calle Fleet (la calle Fleet de Londres era famosa por sus pubs frecuentados por trabajadores de la prensa). Siempre le encuentras con una pinta a medias y con frecuencia ligeramente ebrio". Formado en el periodismo de sucesos, Marsh señala que "debió de haberse codeado con toda la mugre de los tabloides sensacionalistas de la época, y traslada esa mentalidad a la representación de prensa. Es un hombre muy cínico y un oportunista, y David Thewlis captó todo ello muy hermosamente".
Marsh no cree que Hallworth sea completamente el malo del cuento: "todo el mundo tiene sus razones para hacer lo que hace y, para ser justos con Rodney, él exagera la historia de Don tal como le está siendo transmitida desde el barco. La adorna y hace crecer la mentira. Se siente engañado y, como reportero de sucesos que había sido, cree que le han estafado. Por tanto, su enfado e indignación son personales pero también profesionales. Puedo entender cuáles fueron sus razones al final. Tenía compasión por Don a su manera cínica, se sentía responsable, igual que Stanley Best, pero ellos no sabían dónde se estaban metiendo".
"Rodney es la voz del futuro", apunta el guionista Scott Z. Burns, "es como un punto de entrada a la telerrealidad y lo que ahora vivimos". Era un hombre de su época y había hecho una promesa a la gente de Teignmouth, había hecho promesas a los patrocinadores, había utilizado mucho de su propio tiempo y lo había invertido en esto. Una vez llegó a decir que su trabajo era hacer de Don el hombre más famoso de Inglaterra y lo hizo. El modo en que lo hizo fue brutal e insensible, pero puedo imaginármelo ante una situación en que has establecido un compromiso con alguien que ha mentido, de modo que actuó en su propio interés. No creo que Rodney fuera un hombre malo por naturaleza, creo que era un hombre práctico que había invertido en algo y quería amortizar su inversión".
Stanley Best: El patrocinador
Stanley Best era un astuto y exitoso hombre de negocios que había hecho su dinero como comerciante de caravanas en la localidad costera de Teignmouth, condado de Devon.
Ken Scott interpreta a Best en Un océano entre nosotros, y lo considera "un hombre muy corriente sin ninguna distinción que aprovechó la oportunidad de formar parte de algo ciertamente espléndido". Su relación con Donald Crowhurst era amistosa. A Stanley Best le gustaba mucho. Parece ser que Crowhurst era el tipo de hombre que caería bien a cualquiera por lo carismático que era".
Según Scott, vale la pena señalar que "Stanley Best no hacía nada sólo por el placer de hacerlo. No era un gran aficionado al riesgo. Le gustaba que las cosas estuvieran bien en orden. Ello contribuyó notablemente a lo que podría considerarse una tragedia griega moderna en su inmensidad".
"Para Crowhurst habría sido algo aceptable regresar a casa pero había mucha presión sobre él y Stanley Best puso esa presión sobre él, de un modo un tanto involuntario, estoy seguro. En efecto creo que Best se culpó a sí mismo en muchos sentidos pero la familia le aseguró que no le consideraban en modo alguno responsable".
"Lo que hace tan conmovedora esta historia es el amor de Crowhurst por su familia", observa Scott, "y es el amor por su familia lo que le puso en un peligro como aquel. La ironía es la tragedia. Es una historia dolorosamente hermosa".
Sobre la producción
Teignmouth es un centro vacacional costero de principios del siglo XIX situado en Devon, Inglaterra, y se convirtió en una de las localizaciones más importantes para el rodaje de Un océano entre nosotros, pues desde allí zarpó Donald Crowhurst a las 4.52 pm del 31 de octubre de 1968.
Gran parte de la generación de más edad de Teignmouth recuerda claramente el día en que Crowhurst partió en su fatídica travesía. Fue un gran evento en un pequeño pueblo. Muchos recuerdan a Crowhurst por la localidad, preparando su barco en las semanas previas al viaje. Medio pueblo se presentó para ayudar a la unidad con la producción y para aparecer como extras en la salida. "Nos sentimos muy bien recibidos en Teignmouth. La gente estaba muy contenta de tenernos allí", señala el director James Marsh. "Cortamos muchas carreteras y nos adueñamos de la playa durante dos días, pero en ningún momento hubo problemas. Predominaba una sensación general de apoyo local porque se trataba de un recuerdo popular grabado en la localidad. Fue genial rodar exactamente por donde Crowhurst había caminado. Hay material de archivo en el que se ve que tampoco ha cambiado mucho, lo cual resultó útil para nosotros".
"No he conocido a nadie en Teignmouth que condenara a Crowhurst o le juzgara con dureza", señala Marsh, "porque pagó el precio, al igual que su familia. Su desaparición provocó tanta lástima y compasión que resultaría duro juzgarle y condenarle por eso".
El mayor reto para la responsable de localizaciones, Camilla Stephenson, fue organizar la logística para uno de los elementos clave - filmar a un hombre en un barco, nos explica ella. "Estábamos a las órdenes de Daren Bailey, nuestro coordinador marino. Pero el segundo gran problema a considerar era que se trataba de una película de época - finales de los sesenta. Necesitábamos estar al máximo en exteriores, tanto en tierra como sobre el agua".
Una de las primeras conversaciones que tuvo Stephenson con el director James Marsh fue sobre dónde rodarían las escenas de Teignmouth. "Me fijé en Teignmouth y por todo Devon, pero estaba claro desde el principio que la propia Teignmouth servía como localización ya que podríamos mostrar mucho de ella. A menudo ocurre con las películas de época que te ves confinado a pequeños rincones de la localización porque justo detrás de ti o tu lado lo que se ve es completamente anacrónico".
La historia evoca la imagen de un pequeño pueblecito y era importante retratar ese sentimiento de la gente y la comunidad que sentía cariño por Donald Crowhurst. "Visualmente es lo bastante pequeño como para que puedas darte cuenta del tipo de presión a la se sometía si abandonaba. No podía regresar y enfrentarse a todos ellos. Se habría sentido demasiado humillado. No creo que Donald Crowhurst buscara la fama, buscaba el respeto de la comunidad y de su propia familia", comenta Stephenson.
"Hay algo de universal en la idea de que un pequeño pueblo o comunidad pueda poner sus esperanzas en alguien. Esa persona se convierte en la 'mascota' de la gente y el cuidador de sus sueños", apunta el guionista Scott Z. Burns. "Cuando estás escribiendo, tratas de dar con los detalles, y ello supuso buscar mucho, investigar mucho, y entender la relación que Rodney Hallworth tenía con Teignmouth. Anteriormente intentó vender la idea de que Teignmouth era el sitio más soleado de Inglaterra. La gente estaba buscando una identidad, igual que Don buscaba una identidad.".
Camilla Stephenson y su equipo comenzaron a organizar la logística en Teignmouth a partir de enero de 2015, y el rodaje se inició en mayo, por lo que efectivamente pudieron hacerse una idea del lugar y conocer a muchas personas que tenían recuerdos personales de la historia de Crowhurst y de la histórica salida en 1968. "Nos introducimos en el club de vela casi desde el principio y casualmente un grupo de hombres mayores estaban tomando café y todos ellos tenían una opinión sobre Crowhurst, o bien porque le habían conocido, o bien porque habían oído hablar de él. La historia divide realmente a la gente, algunos son muy comprensivos y otros le ven como un estafador. El Teignmouth de hoy es muy optimista, y están orgullosos de que se haga una película sobre él en el pueblo. Cuando rodamos la salida de Crowhurst con el alcalde oficiando el acto en la playa, el hombre que interpreta al alcalde es el hijo del verdadero alcalde, que lleva siéndolo desde 1968".
La importancia del hogar familiar de los Crowhurst fue otra gran cuestión a considerar en lo que se refería a la búsqueda de localizaciones. James Marsh y el diseñador de producción Jon Henson sabían que debía parecer un auténtico hogar familiar y que debía provocar en el público una firme sensación de familia amorosa y unida que disfrutan estando juntos en casa. "Queríamos reflejar que ellos no se gastaban el dinero en tener una vida vanguardista de alto nivel, sino que más bien eran una familia de clase media, que se preocupaban los unos por los otros. Queríamos que el hogar dijera mucho sobre Donald Crowhurst como persona, como padre y como marido, así como sobre su esposa Clare y sus hijos, y eso lo hace aún más conmovedor", señala Camilla Stephenson.
Desde el punto de vista práctico, Stephenson necesitaba encontrar una casa lo bastante grande como para que la unidad pudiera filmar en dos semanas. "En un principio pensamos que el interior de la casa debía ser un escenario construido en estudio, pero en nuestra primera visita a Devon con James y nuestro director de fotografía, Eric, quedó claro que ellos en realidad querían que se pudiera mirar por las ventanas de verdad. La casa que encontró finalmente estaba en realidad cerca de Leatherhead, en Surrey, y fue allí donde se rodaron las escenas íntimas entre Donald y Clare, así como las imágenes de vida familiar, como Donald experimentando, inventando y diseñando en su taller del jardín, y las escenas invernales con nieve y con los niños, que incluían efectos de nieve rodados en uno de los días más calurosos de 2015".
La logística de rodar en el mar en el Reino Unido y Malta fue un reto constante. Durante el rodaje en el Reino Unido, aparte de rodar la salida de Crowhurst de Teignmouth, la producción se trasladó a Portland, en Dorset, donde la unidad combatió al clima, las mareas y largas horas en el mar.
El productor Pete Czernin reconoce que todos los demás directores con los que habló dijeron, "no os acerquéis al mar". Malta planteaba sus propios retos debido al calor y los largos días de rodaje, e "interminables problemas con el horizonte y que la tierra se veía, y con otros barcos pasando cerca, por lo que debías asegurarte de alejarte mar adentro". "Además de eso estábamos rodando en celuloide, que se agotaba de los almacenes mientras estábamos fuera, por lo que toda nuestra logística estuvo asociada a ello, aunque creo que Portland y Weymouth supusieron el mayor reto, debido al viento, la meteorología cambiante y las olas. Luego está el hecho de que el equipo necesita comer e ir al servicio. Fue un poco desquiciante y muy complicado. No creo que vuelva a hacer otra película en el agua a toda prisa", confirma Czernin.
En Malta, estábamos limitados a ocho personas en el catamarán del equipo, cuando normalmente tendrías un equipo de unas 30 personas rodando. El departamento de cámara iba en un barco separado, al igual que el de peluquería y maquillaje; había un barco principal para el director James Marsh, un barco de seguridad, tres o cuatro zódiacs, y luego un barco de gran velocidad. Cuando estás rodando de ocho a diez horas al día, a tres o cuatro millas de la costa, todo lo que requiere el equipo tiene que estar a mano, de ahí la necesidad de la "nave nodriza", como la llamábamos nosotros. Este gran barco a motor disponía, entre otras cosas, de elementos de primera necesidad, como instalación de inodoro y agua potable. "Te das cuenta de por qué tanta gente no quiere rodar en el mar", dice Jim Dines, "pero consigues una imagen mucho mejor, el movimiento y todo en general parece mucho más real".
Cuando le preguntaban qué pensaba sobre rodar en el mar de nuevo, el director James Marsh respondía simplemente diciendo: "bueno, sencillamente no lo haría otra vez porque en cierto modo es una temeridad. Entiendo por qué la gente quiere rodar películas en el entorno controlado de un tanque, donde puedes controlar fácilmente el movimiento del barco. Sin embargo, el movimiento real del barco y la experiencia de rodar con Colin en él era muy importante para la textura de la película".
Marsh trabajó con el director de fotografía francés Eric Gautier, que también insistía en rodar en el océano de verdad. "La experiencia es más como un documental, porque consiste en una unidad mínima y Colin. Hizo que la colaboración con Colin fuera tan interesante, porque no había otros actores involucrados. No fue fácil. Estás atrapado ahí fuera, así que te haces una pequeña de idea de aquello por lo que Crowhurst debió pasar, aunque es una idea indirecta, de aficionado, comparado con lo que él estaba haciendo", concluye Marsh.