Zach Braff (Algo en común, Ojalá estuviera aquí) es el director esta película con guión del nominado al Óscar Theodore Melfi (Figuras ocultas, St. Vincent).
Donald De Line (The Italian Job) ha ejercido como productor de Un golpe con estilo. Los productores ejecutivos son Toby Emmerich, Samuel J. Brown, Michael Disco, Andrew Haas, Jonathan McCoy, Bruce Berman y Tony Bill (productor de la película de 1979 Going in Style).
El equipo de realización creativa está formado por el director de fotografía Rodney Charters (24), la diseñadora de producción Anne Ross (Lost in Translation), el editor Myron Kerstein (Algo en común, Ojalá estuviera aquí), el diseñador de vestuario Gary Jones (Noche de fin de año) y el compositor Rob Simonsen (Foxcatcher, Ojalá estuviera aquí).
La planificación
Todas las personas tenemos un límite. Cuando se sobrepasa, explotamos y pasamos a la acción, a veces de una forma impensable. Eso es lo que les ha pasado a Willie, Joe y Al, interpretados por tres de los actores más alabados y respetados del mundo: Morgan Freeman, Michael Caine y Alan Arkin. Estos tres amigos, honrados y de gran corazón, residen en Brooklyn y están unidos por una amistad forjada en la cadena de montaje de Semtech Steel. Nunca pensaron que se atreverían a robar un banco, porque nunca pensaron que el banco pudiera robarles a ellos.
Ahora están muy cabreados. Estos ancianos criminales en potencia, ahogados por la pensión y la hipoteca y convencidos de que no tienen nada que perder, se adentran juntos en un mundo arriesgado, desconocido (y tremendamente estimulante) de perfecta sincronización, engaños y coches para huir. Tras coordinar sus coartadas, se preparan para realizar el atraco perfecto y recuperar lo que les pertenece, aunque sea lo último que hagan. Ni más ni menos.
Se acercan al límite de su suerte. Se acercan a sus propias limitaciones. También se acercan a los 80, pero eso no importa. Nunca se es demasiado mayor para luchar por uno mismo.
Un golpe con estilo es una comedia rápida y divertida, amable y ácida, que muestra la excepcional fuerza interpretativa de Freeman, Caine y Arkin, tres leyendas vivas del cine juntas en la gran pantalla por primera vez y acompañadas de un excepcional reparto encabezado por los magistrales Ann-Margret y Christopher Lloyd.
"El guión de Ted Melfi tiene giros muy divertidos y sorprendentes revelaciones. Es un narrador fantástico", afirma el director Zach Braff. "Además, en la película trabajan algunos de los grandes de Hollywood, lo que fue todo un placer para mí, y sé que el público valorará su forma de equilibrar la comedia y la acción con momentos más emotivos y conmovedores que constituyen una parte importante de la historia. Adoro a estos tíos. ¿Quién no? Consiguen que creas que sus personajes llevan 40 años siendo mejores amigos, han superado momentos buenos y malos y siempre se ayudarán".
"Recibo muchos guiónes, pero este fue especial", afirma Caine. "Me gustó que se tratara de una comedia, ya que no suelo recibir este tipo de papeles, y la calidad de las relaciones me pareció extraordinaria. Es una película entrañable y muy divertida, pero con trasfondo. Además, me ha brindado la oportunidad de trabajar con Morgan y Alan y, desde el punto de vista de un actor, no hay nada mejor".
"Creo que en la pantalla se aprecia lo bien que nos lo estamos pasando", añade Freeman sobre su innegable química.
Un golpe con estilo quiere hacer reír y aportar también una pincelada de indignación ante las maquinaciones de las grandes empresas. Es posible que el público se identifique con esto último, ya que muchos espectadores, al igual Joe, Willie y Al, habrán pasado graves apuros con la desaparición de sus beneficios y los préstamos cambiantes, y habrán notado grandes diferencias entre lo que les prometieron y lo que recibieron.
"Puedes imaginartelo", afirma Arkin, "si una persona que ha trabajado toda su vida para una empresa y espera que esta cumpla lo prometido monte en cólera si no es así, incluso alguien que jamás ha cometido un delito. Entiendo perfectamente el motivo por el que estos tres se cabrean y hacen lo que hacen".
"Esta historia es tan actual hoy en día como cuando se estrenó la película original, e incluso más", añade el productor Donald De Line en ese sentido. Se refiere a la película de 1979 dirigida por Martin Brest, que ha servido como punto de partida para este nuevo filme, en los siguientes términos: "No se trata de una versión, sino de una visión moderna sobre una premisa que perdura en el tiempo. A veces el sistema no funciona, ya sean las pensiones, los seguros o los bancos. Mi padre trabajó muchos años para una empresa y se jubiló con una pensión que se redujo de repente a la mitad cuando otra empresa absorbió la suya. Es algo que ocurre muy a menudo".
Entre risas y bromas, la historia no se amilana a la hora de contar los problemas reales. "Hay momentos muy divertidos", afirma Braff, "pero la realidad de la situación y los riesgos se plasman de forma directa y sincera. Es imposible no emocionarse con la imagen de estos tres ancianos que se ven de repente luchando por sobrevivir".
Es posible que su ingenioso plan sea la culminación del deseo supremo del público, libre de todos los riesgos y repleto de recompensas indirectas. "Es tremendamente gratificante, porque estás de su parte y quieres que les salga todo bien, y eso les aporta mucha energía y vitalidad. Probablemente sea lo más emocionante que he hecho en años…puede que nunca", confiesa De Line.
"Creo que al público le gusta que la gente se vengue", opina el guiónista Theodore Melfi. "Hemos adoptado un enfoque cómico porque, aunque están cometiendo un delito, lo que les han hecho a ellos también es delito. Tengo un gran sentido de la justicia y creo que cada uno tiene lo que se merece. En mi opinión, estos tíos tienen toda la razón. Han trabajado durante 40 años y les han arrebatado la pensión. Además, el problema de Joe con su hipoteca es un ejemplo perfecto de las técnicas de ventas de los trabajadores de un banco: beneficios para el banco sin pensar en sus clientes".
Según Melfi, uno de los aspectos que ha modernizado en la historia fue "que hubiera más acción y el atraco fuera el centro de esta película, ya que la original se centraba en las consecuencias posteriores". Además, introdujo una historia de amor con Annie, un personaje optimista y apasionado interpretado por Ann-Margret, que actúa como contrapunto al cauteloso y cínico Al, porque, en sus palabras, "quería explorar la idea del amor y el sexo en edades avanzadas. Casi nunca se habla de esta parte de la vida".
Además, Melfi proporcionó un contexto mucho más completo para los tres protagonistas y reforzó sus historias, relaciones familiares y rutinas para hacerlas muy cercanas: "Joe es una figura paterna para su nieta, Brooklyn, ya que su padre ha desaparecido de su vida. Vive con su madre y su abuelo, una tendencia muy actual: varias generaciones de una familia que viven en la misma casa. Willie y Al también viven juntos, otra tendencia habitual entre la gente mayor".
"Esta película tiene de todo", afirma Ann-Margret, cuyo personaje aporta un toque de dulzura y mucho fuego. "Te ríes. Te identificas con los personajes. Te implicas en la historia, te llega su calidez y angustia y, al final, te queda una sensación agradable. A mí hasta se me escapó una lágrima".
Para completar el reparto principal, Joey King interpreta a Brooklyn, la adorada y perspicaz nieta de Joe. Peter Serafinowicz da vida al padre de Brooklyn, Murphy, cuyos desagradables contactos del dispensario de marihuana por fin serán útiles para Joe y sus amigos; y John Ortiz interpreta a Jesús, un tipo un poco turbio que acepta ser el maestro de estos aprendices de ladrones de bancos. Matt Dillon es Hamer, un tenaz agente del FBI, y Christopher Lloyd interpreta a Milton, el amigo bienintencionado pero algo despistado del trío protagonista.
"Creo que esta historia capta a la perfección el momento histórico en que nos encontramos", opina Braff. "Refleja la forma en que las grandes empresas aprietan a los ciudadanos de a pie. No obstante, ante todo es una comedia sobre tres amigos que recuperan su poder: son tíos que no han cometido un delito en su vida, que nunca han hecho nada arriesgado ni peligroso, pero que se ven contra las cuerdas y deciden hacer algo muy gordo".
El plan
Todos los grandes planes empiezan con una chispa de inspiración. En este caso, todo empieza con la chispa de una semiautomática descargando balas a corta distancia.
Joe, destinado a ser el cabecilla de esta extraña diablura, se ve atrapado una mañana en Williamsburg Savings escuchando las explicaciones de un altivo representante de clientes (Josh Pais, de Ray Donovan) sobre su hipoteca, que se ha triplicado de repente. En ese momento, un grupo de enmascarados irrumpe para robar el banco. Entre sus atentos cautivos está Joe, que observa la impecable coordinación de la banda y la facilidad con la que se llevan lo que quieren y desaparecen. No le parece tan difícil: unos minutos de trabajo por una remuneración multimillonaria.
Luego, cuando les cuenta la experiencia a sus amigos, Joe bromea con la idea de que los tres podrían hacerlo igual de bien. Los otros dos se ríen. Sin embargo, unos días después, tras la impactante noticia de que se han cancelado sus pensiones, es decir, les han arrebatado el futuro, esta idea les parece menos descabellada y mucho más factible.
Además, la familia de Joe depende de él, pues es quien les proporciona un hogar. "Tiene una nieta a la que adora y su hija es una madre soltera que trabaja de sol a sol, pero no es suficiente. Joe intenta pagar las facturas y conseguir que todos salgan adelante. Ahora el banco va a ejecutar la hipoteca de su casa y tienen 20 días para marcharse", explica Caine.
Willie es un padre y un abuelo orgulloso, aunque vive muy lejos de su familia, que reside en el oeste del país. Está enganchado a las llamadas por Skype y le gustaría poder visitarles con más frecuencia. Al, viudo desde hace años, es el único que no tiene familiares cercanos; para él, Willie y Joe son su familia.
"Al era un músico de jazz con poco futuro profesional, así que comenzó a trabajar en la fábrica para costearse su vida como músico. Allí conoció a los otros dos y se hicieron amigos para siempre", explica Arkin.
"Están todo el día juntos", afirma Freeman sobre las rutinas de este trío. "Hacen siempre lo mismo, comen siempre en los mismos sitios, hablan de lo mismo y viven en el mismo bloque. Juegan juntos a la petanca y ven la televisión. Hasta que un día, Joe les dice que quiere robar un banco. Como es lógico, sus amigos creen que se ha vuelto loco. Aunque, en ese momento, a ninguno le gustan mucho los bancos. Por eso no les parece tan mala idea; después de todo lo que les han hecho, ¿qué tienen que perder?".
"Morgan aporta afabilidad y simpatía a su personaje", opina De Line. "Siempre está sonriente y tiene un gran sentido del humor, que saca a relucir sean cuales sean las circunstancias. Por otro lado, Albert es el amigo pesimista y cascarrabias del grupo. Alan Arkin, uno de los actores cómicos más brillantes de nuestros días, aporta un toque divertido, cínico y neurótico que se equilibra con los otros dos. Aun así, Al también es afable en cierto modo. Michael Caine es el instigador y aporta el grado exacto de humanidad junto con un pícaro sentido del humor y la actitud necesaria para que creamos que esto va a pasar de verdad".
"Es muy interesante ver cómo cobran vida estos personajes tan diferentes", afirma Braff. "A veces, los detalles más pequeños revelan mucho, y los tres saben que es posible generar breves momentos de vital importancia haciendo únicamente lo justo y necesario. Se entienden a la perfección y saben que la cámara captará estos pequeños detalles para crear un momento muy intenso. He aprendido mucho viéndolos trabajar".
Casualmente, el atraco al banco coincide con la feria anual de recaudación de fondos para los niños de su comunidad, en la que los tres amigos se han comprometido a colaborar. Como puede resultar sospechoso que los tres lo dejen a la vez, discurren una forma de explicar sus respectivas ausencias. Aunque el organizador del evento, Milton, seguramente no se daría ni cuenta.
Christopher Lloyd interpreta a Milton, su compañero en la comunidad Knights of Hudson y, probablemente, la persona menos capacitada para organizar nada. "Milton tiene un gran corazón, es un entusiasta y un buen amigo, pero ya no se acuerda de nada", explica Braff.
Milton se deja el alma en lo que hace, pero su cabeza está en las nubes. No obstante, siempre que pierde la memoria o hace algo sin sentido, subyace su firme dignidad. "Es un viejecillo adorable. Milton se desorienta con facilidad y comete errores, y también empieza a tener problemas de corazón. Sin embargo, sigue estando muy capacitado para controlar y organizar todo, algo de lo que se suele enorgullecer. Milton hace su trabajo e intenta que todos sigan sus indicaciones y normas, que respeten el programa. Es su misión. Me encanta este personaje; he disfrutado mucho del reto que suponía interpretarlo", opina Lloyd.
"Contar con alguien tan divertido y especial como Christopher Lloyd en este proyecto fue increíblemente emocionante . Nos hacía reír constantemente. Zach le dejaba improvisar y Christopher hacía aportaciones brillantes", confiesa De Line.
A medida que Willie, Joe y Albert entran en acción, se dan cuenta de que, una vez hayan recuperado la cantidad que les deben, todo excedente ayudaría mucho a los niños. De hecho, si lo hacen bien, la propia feria puede ser la coartada perfecta y Milton, gracias a sus desorientados sentidos, es la persona ideal para "confirmar" su paradero.
Practicar la huida
Antes de lanzarse a esta aventura, deben estar seguros de que están a la altura. Tienen que ensayar para conocer sus fortalezas y debilidades, así que deciden robar en una tienda y su prueba resulta todo un fracaso y una de las escenas favoritas de todo el equipo. "Willie, Joe y Al llegan a una tienda local para empezar poco a poco e intentan robar algo. Resulta que se les da fatal. No tienen ni idea de lo que hacen, tiran los productos, toman malas decisiones... Hay muchos rasgos de comedia física en esta escena", recuerda De Line.
"Lo más difícil fue intentar esconder el asado de cerdo en los pantalones. También el momento de correr por el aparcamiento con una docena de huevos escondida en la camisa", confiesa Freeman.
Mientras Willie y Joe se pasean por los pasillos del supermercado Value Town, guardándose productos aleatorios en la ropa, se las ingenian para no saltarse ninguna cámara de seguridad. Mientras tanto, Albert, el encargado de conducir en la huida, se aburre y pasa calor en el coche, así que decide marcharse. Esto obliga a sus dos amigos, cargados de productos robados, a improvisar la fuga.
"Joe asalta a una mujer con un carrito a motor con la cesta de la compra en la parte delantera y obliga a Willie a sentarse en la cesta mientras intentan esquivar a los guardias de seguridad, salir a la calle y mezclarse entre el tráfico de coches. Es una persecución clásica a cámara lenta", afirma Caine, recordando la historia.
Keith, el encargado, es quien les ve en acción, por decirlo de alguna manera. Kenan Thompson interpreta a este personaje, cuyo punto cómico está subestimado. A Keith, que al principio no puede creerse lo que ven sus ojos, esta escena le resulta más divertida que ofensiva, pero debe hacer su trabajo de todos modos. El resultado es un enfrentamiento muy divertido, uno de los momentos inolvidables de la película. Lo que Keith ni se imagina es que no conseguirá, ni de lejos, acabar con ellos.
"Morgan se pasó todo el día en la cesta", recuerda Braff sobre esta escena. "Nadie se iba a la caravana entre tomas. Michael estuvo mucho tiempo haciendo piruetas y conduciendo entre el tráfico, hasta rodeó un autobús que se para delante de él. Había previsto que tres cuartas partes de la escena se rodasen con dobles, pero ellos tres hicieron la mayor parte. Se implicaron totalmente".
Si parece que se lo están pasando genial es porque así fue.
Freeman y Caine ya habían trabajado juntos en varias ocasiones; la más reciente, la trilogía El caballero oscuro. "Ya tenían buena conexión y, aunque Alan era el nuevo, congenió rápidamente", indica Braff. "Bromeaban y se reían juntos. A veces dejaba que la cámara siguiera grabando, porque si no decía que cortábamos la escena, seguían interpretando y conseguíamos material muy divertido y muy bueno. Ha sido genial ver disfrutar a estos actores en su mejor momento".
No tuvieron problema alguno en incluir al director en sus bromas. "Una parte de nuestra dinámica diaria era vacilar a Zach. Es rápido y sabe lo que quiere, lo cual está muy bien, pero no es inflexible. Por eso a veces nos negábamos a hacer algo, solo para tomarle el pelo y ver cómo reaccionaba, pero él siempre nos ponía en evidencia", comenta Freeman.
El profesional
Lo que necesita este grupo es ayuda profesional. Por suerte, Joe conoce al tipo perfecto. Está seguro de que el vago de Murphy, el padre de Brooklyn, es el tipo de "porreta" que tiene unos cuantos amigos delincuentes y puede darles un contacto sin hacer muchas preguntas.
Murphy, interpretado con un excelente acento yanqui por el actor y cómico británico Peter Serafinowicz, regenta un dispensario de marihuana terapéutica y es probable que este sea su primer trabajo legal. Le va bien, aunque no lo suficientemente bien como para pagar a tiempo la pensión de su hija. La última persona que desea ver en su tienda, aparte de a un poli, es a Joe, porque siempre le sermonea.
De hecho, Joe visita a Murphy por dos motivos. Sí, tanto él como sus amigos necesitan que alguien les ayude a planificar el atraco, pero también quiere convencer a Murphy, un tipo decente en el fondo pero que no ha madurado, de que se responsabilice de su hija. ¿Qué pasa si este plan les sale mal y acaban en la cárcel? ¿Quién cuidará de Brooklyn?
El director otorgó el papel de Brooklyn, una adolescente de 14 años, a Joey King, que entonces tenía 16. "En principio el papel estaba escrito para un chico de menor edad, pero me parecía interesante explorar la relación de un abuelo con una adolescente llena de energía, así que Ted lo reescribió para Joey", explica Braff. "Descubrí a Joey en Oz, un mundo de fantasía, de Sam Raimi, y me pareció que era una niña especial. Después trabajé con ella en Ojalá estuviera aquí. Es una actriz excepcional".
"Joe y Brooklyn tienen una conexión especial", afirma King. "Más que abuelo y nieta, son mejores amigos y hablan mucho. Tienen una relación excelente. Él está orgulloso de la inteligencia de su nieta y quiere el mejor futuro para ella. Por otro lado, ella saca su lado más divertido y juvenil. Además, se protegen mutuamente".
Mientras Joe madura la idea de atracar el banco, su mayor preocupación es cómo puede afectar esto a Brooklyn. Por eso acude a Murphy.
"Murphy se describiría como un emprendedor, pero no es más que un perdedor", confiesa Serafinowicz. "Es un inútil, un niño que no ha crecido y no entiende que ya es padre. Nunca pasa la pensión a tiempo y se siente culpable, aunque no lo suficiente como para evitarlo. Por lo tanto, es como si la niña no tuviera padre. No es un mal tipo, pero tiene que madurar".
"Peter es un conocido actor de comedia, y ha tenido que rebajar el tono para interpretar a un hombre serio con Michael Caine, pero no deja de ser divertido", afirma Braff.
"Michael Caine juega en otra liga", comenta Serafinowicz sobre compartir escenas con uno de sus héroes. "Además de ser toda una leyenda, es una persona encantadora. Aun así, me imponía muchísimo conocerle. Por suerte, mi personaje se pone nervioso en presencia de Joe, porque hace sentir a Murphy inferior, así que saqué provecho de la situación".
Aunque Murphy no sea el hombre que Joe espera que sea, al menos proporciona a los tres amigos la ayuda que necesitan: les presenta a un misterioso personaje llamado Jesús con una larga lista de antecedentes y, sorprendentemente, una lista aún mayor de animales abandonados a los que cuida. Jesús acepta enseñar a estos aprendices todo el proceso, a cambio de llevarse parte del botín: desde la coordinación hasta la forma de diseñar su máscara, pasando por una huida limpia. La primera lección es probablemente la más complicada: cómo enviar mensajes de texto.
"No es el típico criminal. Es un lobo solitario que ha superado todas las adversidades inherentes a la vida en la ciudad y, aunque su aspecto de duro inspira miedo, actúa con empatía", explica John Ortiz, que interpreta al enigmático Jesús.
Sea cual sea su precio, no será suficiente para este trabajo.
La mujer
En medio de la planificación del robo florece un precioso e inesperado romance entre Albert y Annie, una cajera de supermercado interpretada por Ann-Margret. Él es el más sorprendido por este giro de los acontecimientos. Albert no está buscando el amor; hace ya años que decidió que ese aspecto de su vida estaba muerto.
Annie tiene un espíritu libre y detecta el lado artístico y tierno que esconde Albert, y finalmente le muestra lo equivocado que estaba. "Annie está loca por Al. Se acuerda de la época en que tocaba el saxofón", declara Ann-Margret. "Ahora que él y sus amigos van casi todos los días a la tienda a comprar una patata o una lata de sopa, una cosa lleva a la otra... Él no sabe ni cómo han llegado a esta situación".
"Annie tenía que ser guapa, encantadora y coqueta, tres características que tiene Ann-Margret", opina Braff. "Es impactante y muy divertida y, por si fuera poco, Alan y ella ya habían trabajado juntos y son amigos, así que ambos se compenetraron de forma ideal. Su química queda patente al verles en pantalla".
Enamorarse es una experiencia que transforma profundamente a todo el mundo, excepto a Al. "Al no quiere cambiar y eso es lo más divertido, que en realidad no cambia. Hay un momento en toda relación en que es inevitable, pero lo único que le pasa a Al es que se vuelve más obediente", explica Arkin sobre su personaje:
"Sigue siendo un cascarrabias", opina Ann-Margret.
"¿Crees que es un cascarrabias?", pregunta Arkin, antes de admitir: "De repente se ve en una relación que no quería tener, y no sabe ni cómo ni por qué ha llegado a ese punto. De todas formas, parece que va bien".
La graciosa química que comparten Arkin y Ann-Margret queda patente en un la escena en la que cantan juntos en el karaoke de la feria. "Fue un momento increíble", recuerda De Line. "Conseguimos que Ann-Margret y Arkin hicieran un dueto y fue una experiencia muy emocionante. Hacía años que no la veía cantar y sigue siendo fantástica. Además, ¿quién podría imaginar que Alan era todo un cantante? Tiene muy buena voz. Nos enteramos de que había sido cantante profesional hacía tiempo en una banda de folk, hasta que dejó la música por el cine. Lo grabaron en directo y todos nos divertimos mucho".
El momento
El inevitable problema de su plan tiene el aspecto del arrogante agente Hamer, del FBI, interpretado por Matt Dillon. "Parece un verdadero agente del FBI y la persona ideal para desbaratar el plan de estos tres. Matt es muy divertido, es perfecto para el papel", opina Braff.
Hamer, a quien asignaron el caso del primer robo del banco en el que Joe estuvo presente, trabaja para llegar al fondo del asunto cuando, de repente, roban el mismo banco una segunda vez.
"Hamer quiere ganar, es el típico tío que siempre quiere tener la razón", afirma Dillon. "Cuando entrevista a Joe por primera vez, como testigo del primer atraco y cuando aún no había cometido ningún delito, le da la sensación de que Joe lo trata de forma condescendiente, diciéndole cómo debe hacer su trabajo y dejando caer que debería ver algún capítulo de Ley y Orden. A él le parece gracioso, pero cerca de lo ofensivo".
Hamer no es idiota. Es un buen investigador, y tiene la corazonada de que estos tres ancianos traman algo, aunque no sepa el qué. De lo que sí está seguro es de que no va a dejar el caso.
Al otro lado del puente de Manhattan
El rodaje de Un golpe con estilo se desarrolló en Queens y Brooklyn. Para Braff, nacido en Nueva Jersey, grabar en Nueva York era primordial. "La atmósfera, la gente y la calidad de producción de esta ciudad no se consiguen en ningún otro lugar", afirma. "Fue todo un reto. Hacía mucho calor, y los neoyorquinos no siempre te lo ponen fácil, especialmente cuando cortas la calle, pero teníamos que hacerlo así".
El equipo creativo estaba formado por el director de fotografía Rodney Charters, con quien Braff ya había trabajado en varios proyectos piloto. "Es muy, muy rápido e impecable; así es como me gusta trabajar. El resultado tiene una luz intensa y preciosa. Gracias a Rodney hemos utilizado la ciudad en nuestro favor", explica Braff, que elogia el estilo del neozelandés.
Entre los principales escenarios de rodaje de esta película se encuentran el banco, el mercado y la feria.
El edificio del banco Williamsburgh Savings Bank, en One Hanson Place, es un lugar clave en Brooklyn y su torre del reloj domina la zona de Fort Greene/Atlantic Avenue. Aunque ahora es prácticamente un área residencial, sirve como escenario de rodaje gracias a su vestíbulo de estilo Beaux Arts, con un techo abovedado de 20 metros de altura, suelos de mármol y vidrieras con coloridos mosaicos. Los realizadores escogieron esta ubicación por su gran altura y amplio espacio, útil para dar cabida a las múltiples cámaras, grúas y carretillas que utilizan Braff y Charters, y para crear un momento emocionante y extraordinario. Además, la diseñadora de producción Anne Ross lo convirtió una mezcla entre lo antiguo y lo nuevo. "Todos sabemos que los bancos eran grandiosos, pero se han convertido en espacios estériles y nada inspiradores construidos con Formica, un material que desentona, y mobiliario de oficina de mala calidad", explica.
Encontrar una tienda de barrio con aparcamiento fue el mayor reto de la escena del robo en la tienda. "La mayoría de los supermercados de Nueva York no tienen aparcamiento", explica Ross. Por suerte, ella ya tenía un sitio en mente: el supermercado Key Foods, en Grand Street, Williamsburg (Brooklyn), muy cerca de uno de los lugares donde vivió. Además, la tienda tenía el tamaño y la antigüedad adecuados, así que se le cambió el nombre a Value Town, el supermercado local nada gourmet o pijo en el que hacen la compra Willie, Joe y Albert.
Ross y la decoradora de escenarios Sara Parks crearon de cero la feria Knights of Hudson en el parque Williamsburg East River State Park, en la que incluyeron una noria, una casa encantada, un karaoke y un tanque de agua en el que Joe, interpretado por Caine, se sumerge por una buena causa.
Aunque estas ubicaciones presentaron problemas de organización, Ross disfrutó enormemente lo que ella llama "la personalidad y los matices" del rodaje, como el interior de las casas de Joe y de Willie y de Al, construidas en platós de los estudios Gold Coast Studios en Bethpage (Nueva York). "Joe lleva años viviendo en la misma casa, es la casa en la que vivió con su mujer, así que la llenamos de cosas, porque probablemente se mudó a mediados de los 60. También añadimos algunos detalles británicos, como la moqueta y el papel pintado. Como es hincha del Chelsea, al igual que el propio Michael Caine, incluimos objetos relacionados con el equipo. Por su parte, Willie y Al no siempre han vivido enfrente de Joe. Es muy probable que se mudaran tras jubilarse, o que empezaran a compartir piso cuando falleció la mujer de Al. Por eso, su casa está decorada con un estilo más actual y sencillo, sin demasiados efectos personales", explica.
"El pasado musical de Al queda patente con los pósteres de jazz de la pared, mientras que en la habitación de Willie se ven muchas fotos familiares y referencias a los viajes espaciales que, de nuevo, son uno de los intereses de Morgan en la vida real", añade Ross.
Uno de los elementos esenciales fue ubicar la historia y a los personajes en un barrio desde el que pudieran ver, a lo lejos, un mundo diferente. "El barrio en el que viven estos tíos es Brooklyn, se nota que es un barrio obrero pero, cruzando el río, se ve el magnífico skyline de Manhattan o Wall Street, donde reside la riqueza", afirma De Line.
Para Ross, que se encargó de buscar zonas poco conocidas de Brooklyn y Queens, esta historia solo podría estar ambientada en los barrios de las afueras. "Sentirse expulsado de Manhattan no es nada nuevo", explica, aunque apunta que "Brooklyn y Queens también se están aburguesando. Hay muchos rascacielos de cristal junto a casas pequeñas; es una representación visual de la forma en que la población obrera se ha visto sobrepasada".
Los exteriores de las casas corresponden a una calle tranquila de Long Island City, con modestas casas de altura media que se abren al puente RFK, anteriormente conocido como Triborough, al final del bloque. Cerca de Astoria, el barrio de Queens ofreció varias ubicaciones prácticas, como Ditmans Park, el parque en que estos amigos juegan a la petanca, o el colegio PS 122 Mamie Fay School, donde Brooklyn asiste a clase. Otras de las localizaciones de Queens son el barrio College Point, donde se duplicó el espacio que ocupa el VFW Post 885 para crear la comunidad Knights of Hudson; el área de Richmond Hill, donde se transformó la floristería Bangert's Flowers para crear el dispensario de marihuana de Murphy; y Maspeth, cuyo clásico Goodfellas Diner pasó a ser Nat's, el lugar en el que los tres amigos se reúnen a tomar café y, en los buenos días, un trozo de tarta. El apartamento de Annie se encuentra en East Williamsburg, y la zona de Brooklyn Army Terminal, en Sunset Park, fue el lugar elegido para rodar la escena de exteriores en la ficticia fábrica Semtech Steel.
El diseñador de vestuario Gary Jones hizo numerosas excursiones por el barrio para sacar fotografías a los viandantes. Sin olvidar que el presupuesto de estos ancianos es limitado, mantuvo los orígenes ingleses de Joe con su gorra, americana y chaleco. Por su parte, Willie lleva jerséis más informales y anchos, mientras que Al, que va a contracorriente, suele llevar pantalones cortos.
Jones ya había trabajado con Ann-Margret, y confirmó que es una excelente colaboradora, pues ayudó a crear el vestuario de Annie, a quien describe como "una mujer de cierta edad, pero muy coqueta y sexi. Queríamos que la ropa ayudara a plasmar su personalidad de forma realista". Cuando no lleva su uniforme verde de Value Town, Annie se viste con ropa suelta y de vivos colores.
A pesar de que se resiste a los cambios, Albert acaba vistiendo de forma diferente tras enamorarse. "Empieza a preocuparse por llevar un atuendo digno de la mejor época del jazz, los colores son más tenues y cálidos, y se siente diferente. Al principio, se quedaba con lo negativo, lo oscuro, no le gustaba la decoración, era más sencillo e iba siempre en pantalones cortos. Comienza a cambiar cuando se pone un traje para el atraco. Es de angora y denota tintes de jazz, como si se tratara de algo fuera de lugar. Albert vuelve a tocar el saxo, algo que le ayuda a sacar su otro yo. Al final, parece plausible que puede pasar página y cambiar de vida", comenta Jones.
En ese sentido, Albert destaca los cambios de los tres amigos, y mucho más.
"El reparto es sensacional, y la historia es tremendamente indignarte, real y conmovedora", explica De Line. "Hay relaciones importantes, vínculos familiares, una historia de amor, un atraco épico planificado y ejecutado al pie de la letra por tres ancianos, y creo que el público lo disfrutará. Se trata de ciudadanos de a pie contra el sistema, pero va más allá. Son tíos que, aunque piensan que sus vidas se acaban, han decidido tomar las riendas. Desarrollan un nuevo sentido de la identidad y se ponen serios".
"Cuando pensamos en las películas que nos gustan, suelen ser aquellas que combinan la sinceridad con el humor", opina Braff. "Queremos reírnos y emocionarnos, sentirnos inspirados. Espero que el público sienta todas estas emociones con Un golpe con estilo. Es una comedia divertida e hilarante en la que aparecen algunas leyendas del cine; es el tipo de película que vas a ver con tu familia y con la que todos se divierten".