Del oscarizado director David Frankel llega Belleza oculta, un drama que invita a la reflexión protagonizado por un reparto estelar en el que se incluyen Will Smith (Escuadrón Suicida, La verdad duele), Edward Norton (Birdman), Keira Knightley (The Imitation Game [Descifrando enigma]), Michael Peña (Marte), Naomie Harris (Spectre), Jacob Latimore (El corredor del laberinto), así como las oscarizadas Kate Winslet (The Reader, Steve Jobs) y Helen Mirren (La reina, Trumbo. La lista negra de Hollywood).
Frankel (Una pareja de tres, El diablo viste de Prada, Querido diario) dirige a partir de un guion escrito por Allan Loeb (Wall Street 2: El dinero nunca duerme; 21: Blackjack). Bard Dorros (Triple 9), el oscarizado Michael Sugar (Spotlight), Loeb, Anthony Bregman (Foxcatcher) y Kevin Frakes (John Wick [Otro día para matar]) se han encargado de la producción. Toby Emmerich, Richard Brener, Michael Disco, Michael Bederman, Peter Cron y Bruce Berman han sido los productores ejecutivos.
En el equipo creativo de Frankel se incluyen la directora de fotografía Maryse Alberti (Creed. La leyenda de Rocky), la diseñadora de producción Beth Mickle (Reporteras en guerra), el editor Andrew Marcus (American Ultra) y la diseñadora de vestuario Leah Katznelson (Mejor... solteras). La banda sonora es obra de Theodore Shapiro (Trumbo. La lista negra de Hollywood).
En los créditos finales podremos oír una versión especial de la nueva canción Let's Hurt Tonight interpretada por el exitoso grupo OneRepublic, nominado en varias ocasiones a los premios Grammy.
New Line Cinema presenta, en colaboración con Village Roadshow Pictures, una producción de Anonymous Content, Overbrook Entertainment, PalmStar Media y Likely Story: Belleza oculta. La distribución de la película corre a cargo de Warner Bros. Pictures, una compañía Warner Bros. Entertainment, encargándose Village Roadshow Pictures de la distribución en determinados territorios.
"Tiempo, amor y muerte. Estas tres cosas conectan a cada ser humano en la Tierra. Deseamos encontrar el amor, deseamos tener más tiempo y tememos a la muerte"
Belleza oculta trata sobre la búsqueda de un camino de vuelta a la vida y al amor después de una pérdida indescriptible, y sobre esos momentos inesperados de esperanza, significado y conexión, los aspectos positivos proverbiales, que iluminan el camino incluso en los momentos más oscuros.
"Son esas cosas que a veces no valoramos o de las que no nos damos cuenta, pero que pueden suceder cada día, como una puesta de sol, o ser efímeras, como la sonrisa de un niño", explica el director David Frankel. "Existen millones de ejemplos de bellezas ocultas; son únicas, y cada uno se las imagina de una forma diferente. Son la razón por la que seguimos adelante, y creo que lo más convincente de esta historia es que nos recuerda que debemos hacer caso a esos extraordinarios fragmentos/trocitos de vida que hacen que merezca la pena".
Descubrir esos momentos provocados por un suceso trágico es un viaje emocional y espiritual profundamente personal para cada persona, aunque todos lo compartimos. Belleza oculta, enclavada en la cálida, enérgica y a veces agridulce temporada festiva de Nueva York, narra la reconfortante historia de progreso de un hombre en medio de un entorno de pérdida y lo que acaba encontrando, siempre con corazón, franqueza, un toque de humor y el reconocimiento de que siempre habrá cosas buenas más allá de nuestro entendimiento.
"La forma en la que ves el mundo, abres tu corazón y te relacionas con la gente después de sufrir una tragedia puede ser preciosa", opina el guionista Allan Loeb, que también ha sido uno de los encargados de la producción. "Puede cambiarte por completo".
Will Smith interpreta al protagonista, Howard, un hombre encerrado en el dolor. "La idea general de la belleza oculta nos llegó a todos: no importa lo difíciles que sean tus circunstancias, siempre está pasando algo especial enfrente de ti. Solo tienes que buscarlo para poder verlo". El actor, que cita el clásico It's a Wonderful Life como uno de sus temas favoritos e inspiración para la película, añade: "Muchos de los actores a los que David contactó dijeron que sí desde el primer momento. Fue una de esas veces en las que a todos nos llega; queríamos ayudar a llevar esta historia a la gran pantalla".
Para Loeb empezó siendo el germen de una idea que fue creciendo en su imaginación hasta que no pudo seguir rechazándola. "Se me metió en la cabeza, poco a poco, a lo largo de mucho tiempo, mientras escribía otras películas y trabajaba en otras cosas", recuerda. "Era una pequeña historia en mi imaginación que no paraba de molestarme, sobre un hombre que escribe cartas a entes abstractos como el tiempo, el amor y la muerte. ¿Por qué hace eso?
Howard era un ejecutivo publicitario de éxito, enérgico, dueño de su propia empresa, para el que esas palabras representaban en otros tiempos poderosas herramientas de marketing. Eran grandes alicientes. En una de las primeras escenas, en la que recuerda su antigua pasión, vemos cómo se dirige a una multitud embelesada con la frase: "Estas tres cosas conectan a cada ser humano de la Tierra". Deseamos encontrar el amor, deseamos tener más tiempo y tememos a la muerte".
Sin embargo, cuando su hija de seis años muere a causa de una grave enfermedad y Howard queda emocionalmente a la deriva, estos conceptos adquieren un significado más amplio. Su única comunicación, ahora que rehúye cada vez más el contacto humano, son las coléricas y acusadoras cartas que escribe al Amor, el Tiempo y la Muerte.
"Le asaltan unas inmensas dudas filosóficas y busca respuestas en el universo", explica Frankel. "Como si fuese un rey Lear moderno, podríamos decir que grita a los dioses".
"Les llamamos entes abstractos, pero sabemos perfectamente que no tienen nada de abstracto", afirma el productor Michael Sugar. "Es lo que nos une a todos. La aspiración de cualquier cineasta es hacer una película que sea entretenida y conmovedora al mismo tiempo, y creo que esta historia captura la esencia de todas esas cosas de la vida en las que pensamos, y por eso me enganchó cuando leí el guion por primera vez. Nos pasó lo mismo a todos".
En cierto momento, la fijación de Howard da a sus amigos una idea para sacarle de esa apatía infinita permitiéndole enfrentarse a esos conceptos. Han probado mil formas diferentes de ayudarle, desde la terapia de duelo tradicional hasta rituales de chamanes. Le han brindado paciencia y consuelo, y nada ha funcionado.
Los amigos de Howard también son sus compañeros y socios más cercanos: Whit, interpretado por Edward Norton; Claire, a la que da vida Kate Winslet, y Simon, interpretado por Michael Peña. Aunque su preocupación es sincera, su plan tiene también un lado práctico, ya que la ausencia de Howard de las tareas diarias ha llevado a la empresa al borde de la insolvencia y, para poder salvarla, tienen que hacer una venta.
"Está destruyendo su propia agencia porque ya no puede comprometerse con nada, y sus socios y mejores amigos temen perder todo aquello por lo que han trabajado juntos", explica el productor Anthony Bregman. "Así que deciden llevar las medidas al extremo. Lo hacen por la empresa y por los cientos de trabajadores que trabajan en ella, pero sobre todo lo hacen por amor. Lo hacen por él".
En palabras de Frankel: "Es una intervención. Amor con mano dura".
De esta manera, un día, cuando está sentado en su banco habitual del parque de perros, una mujer vestida de azul, segura de sí misma, se sienta a su lado. Lleva una carta que Howard le ha escrito hace poco a la Muerte. Ella, que le ha pillado totalmente desprevenido, se presenta como la destinataria de esa carta. Cuando Howard recula, le recuerda que la gente busca continuamente respuestas del universo pero no muchos tienen la suerte de recibir una respuesta directa. Y así empieza todo.
"Es una historia conmovedora, pero también tiene momentos naturales de comedia, sobre todo en las relaciones a menudo alegres entre los personajes y el funcionamiento de la naturaleza humana", reconoce Frankel mientras medita acerca del insólito entorno de la escena y de la reacción de Howard, que puede ser de incredulidad, curiosidad y repulsión a partes iguales. "Para mí, el mayor reto fue equilibrar esos momentos con personajes e ideas bastante profundos".
Helen Mirren interpreta a la mujer vestida de azul. La actriz, como otros muchos miembros del elenco y cineastas, quedó hechizada por la historia. "Es original. Nunca antes había leído algo así y reaccioné al concepto de belleza oculta y a lo que significa", explica. "Es una idea muy bonita. La realidad es que cada persona entiende de una manera estos elementos; es algo privado y personal. No obstante, sin duda son algunas de las ideas más importantes e imaginativas que tenemos que abordar como seres humanos a lo largo de la vida".
"Llevaba unas 20 o 30 páginas cuando me enganchó", afirma el productor Kevin Frakes. "Sabía que iba a ser un guion impresionante, pero no cuánto me iba a afectar a nivel personal. Me hizo llorar. Me dio donde más me dolía, así que supe que tenía que hacer la película. En mi opinión, trata sobre el milagro de la vida: el nacimiento y la muerte, y cuando alguien muere, su alma se queda con nosotros. Esa es mi interpretación del significado de belleza oculta".
Al mismo tiempo, en opinión de Edward Norton, "mantiene la ligereza mientras que en el fondo esconde temas emotivos y una combinación de elementos que me recordaron un poco a las películas de Billy Wilder. Si miras atrás te darás cuenta de que algunas películas de los años 30 y 40 eran capaces de presentar temas de adultos pero con cierta calidad en la confección. Cuando ves una de esas películas te asombra la capacidad de cineastas y actores a la hora de combinar esos tonos, y cuando leí el guion pensé que suponía una especie de reto. El equilibrio tonal es interesante".
"Sabíamos que David era experto en mostrar humor y emoción sin ser manipulador. Siempre ha sabido capturar los tonos especiales de forma magistral en sus películas", considera Sugar.
"Es capaz de conseguir interpretaciones sólidas que mantienen el sentimiento de la película lo más real posible", afirma el productor Bard Dorros, "a la vez que hace sentir al público que hay algo más en la historia. Esos sucesos esconden un significado. El duelo y el amor esconden un significado y una razón por la que todos estos elementos interactúan. Espero que transmita al público el sentimiento de satisfacción que experimentas cuando ves que una historia alcanza una magnitud mayor que la suma de sus partes".
A medida que se suceden los acontecimientos, esas partes empiezan a mostrar las vidas y deseos del resto de personajes principales, además de su atención común en Howard. Vemos que este viaje también es importante para ellos, para los problemas que necesitan resolver y las cosas que están buscando, porque el concepto de belleza oculta se extiende para tocarlos a todos de una forma que nunca imaginaron. "En cada escena me centraba en las conexiones que hacía la gente, en cómo les afectaba a todos, y en cómo intentaban encontrar lo que necesitaban en su vida", recuerda Frankel.
Además de Smith, Norton, Winslet, Peña y Mirren, el elenco también incluye a Keira Knightley y a Jacob Latimore, que interpretan al Amor y al Tiempo respectivamente, y a Naomie Harris, la terapeuta que conoce de verdad el terreno.
Al ubicar la película en la época navideña de Nueva York, los cineastas utilizaron su incomparable y elegante esplendor y sus juegos de luces para destacar otro elemento presente a lo largo de la historia y que los espectadores interpretarán por sí mismos: la posibilidad de que existan fuerzas invisibles y desconocidas que se esconden entre bastidores en nuestra vida diaria.
"Hay algo inspirador y maravilloso en la decoración navideña de Nueva York, con árboles y luces por todas partes, que no está exagerado", cuenta Frankel. "Es como si estuvieses en una pequeña bola de nieve que alguien ha agitado, con los copos arremolinándose y atrapando la luz".
Estos efectos visuales idealizados constituyen un telón de fondo apropiado para una inspiradora historia que incorpora la belleza de infinidad de maneras y, añade, "refleja cómo imaginamos que debería funcionar el mundo y trata del triunfo del amor y del espíritu humano".
"Te han concedido un regalo: esta profunda conexión con todo. Búscala. Te prometo que está ahí".
Elenco y personajes
Los laberintos de fichas de dominó son uno de los ejemplos visuales, ya que Howard se pierde en la meditabunda labor de colocar miles de fichas de plástico haciendo complicados diseños que luego caen con efecto cascada. Por suerte, los cineastas comparan la producción de Belleza oculta con esa reacción en cadena.
"Will Smith fue el primer actor en firmar, y después sedujimos a Helen. Luego empezó a unirse el resto de actores", explica Bregman. "Creo que la gente tiene la sensación de estar haciendo algo especial y emocionante. El efecto dominó es una cuestión subyacente y, en gran medida, hacer la película fue algo bastante parecido a eso".
"Contamos con apasionados actores que aman su profesión y les encanta rodar", añade Frankel. "Todos hacen un papel impresionante y trabajan muy bien juntos. Cada día descubrimos cosas en los guiones y nuevas formas de recrear a los personajes, pero la constante era la emoción que todos sentíamos. No me creo que alguien pueda haber leído el guion sin echarse a llorar y, cuando rodábamos, casi todas las escenas lograban hacernos reír, y en parte por eso el proceso resultó tan gratificante.
Los actores estaban especialmente emocionados porque las posibilidades eran muy amplias", continúa. "Por cómo estaban escritos los personajes, resultaban todos muy poco específicos en cuanto al género, la raza o la edad, así que había que dar con la persona adecuada para interpretar a cada uno de ellos con su estilo propio".
Frankel colaboró estrechamente con el guionista y productor Loeb durante el rodaje, a medida que él adaptaba aspectos de los personajes y el diálogo; una experiencia poco habitual para el veterano actor de Hollywood, pero que tuvo muy buena acogida. "Se escribieron muchas cosas en el estudio", recuerda, "sin cambiar la estructura o la esencia de la película, pero sí equilibrando las voces de las estrellas. Escribir para Will es diferente que escribir para Edward, o para Kate, y cada uno aportó sus propias ideas. Estaba permanentemente en el estudio, trabajando con los actores, y es algo que le agradezco a David Frankel porque es poco común que un director le permita ese acceso al guionista".
Howard
Para el papel de Howard, los cineastas buscaban un actor que pudiese plasmar las complejidades del personaje y seguir resultando próximo e interesante. Tenía que sugerir calidez, humor y un gran corazón, aunque no se puedan apreciar esas cualidades a simple vista. Según Sugar, "Will Smith es una estrella con un carisma sin precedentes. El papel de Howard tenía que interpretarlo alguien que le guste al público, y creímos que Will era la persona adecuada".
"Siempre tenía en cuenta todos los matices, y se aseguraba de resaltar la ligereza en todas las escenas dramáticas", recuerda Frankel. "Me sorprendió el humor natural que encontró Will en este personaje tan atormentado. Como la reacción que tiene cuando Helen se le presenta en el parque, y creo que es algo que forma parte de su optimismo natural".
"Howard era un tío que tenía la vida perfectamente calculada, sabía todo lo que tenía que saber sobre ella", explica Smith. "Se consideraba un profesor y un gurú del marketing. Un gran tipo. Era cariñoso, daba buenos consejos, ayudaba a todos sus amigos. Sabía cómo ganar. Cuando pierde a su hija, su entendimiento del funcionamiento del mundo se desmorona por completo.
El duelo ha sido un estudio para él", continúa Smith, haciendo referencia a cómo empieza a acudir su personaje a libros de filosofía y recuperación que acaban abarrotando su apartamento. "Intenta entenderlo. Llegar a tener una sensación de comprensión y una razón para seguir con su vida. Sabe, a nivel intelectual, que la muerte forma parte de la vida y que las cosas son temporales, que tienes que aceptarlas y olvidarlas, pero el proceso de ponerlo en práctica va a exigirle algo más".
La vida actual de Howard se basa en repetir un reducido grupo de actividades que repite a diario antes de irse a dormir y evadirse en sueños. Sigue yendo a la oficina, pero en vez de trabajar pasa horas apilando piezas de dominó. Por el día se sienta en el parque de perros, y por la noche pasea en bicicleta sin ningún cuidado por las calles de la ciudad. A veces para en medio de la oscuridad al otro lado de una ventana a través de la que vemos a gente sentada formando un círculo, hablando y consolándose unos a otros, pero él nunca entra.
"Cuando alguien muere de forma inesperada, como un niño que fallece antes que sus padres, es como si el círculo de la vida se rompiese, y no estamos programados genéticamente para ello", opina Frankel. "¿Está Howard loco? Creo que el duelo puede llevar a una persona inteligente y alegre a una situación inimaginable, a un pozo profundo y oscuro al que nunca pensó poder llegar".
Los seres humanos reaccionamos de forma diferente a la pérdida y tenemos maneras distintas de sobrellevarla, tal y como refleja la historia. No existe una forma correcta y no se puede juzgar a los demás. Sin embargo, en el caso de Howard, no logra superarla. "Está bloqueado. Se encuentra en un estado de inmovilidad permanente y no sabe cómo avanzar", afirma Dorros.
Su único consuelo parecen ser las cartas que escribe al Tiempo, el Amor y la Muerte. "Empieza siendo una catarsis, su forma de desahogar sus emociones, su enfado y su desilusión; algo con lo que todos podemos sentirnos identificados", opina Smith.
Sin embargo, de pronto ocurre algo inesperado.
Whit, Claire y Simon
Aunque Howard se haya rendido, sus amigos no le han abandonado.
Año tras año, Howard desarrolló su carrera y su empresa gracias en parte al talento y la dedicación de sus colaboradores más cercanos: Whit, el imaginativo, cuyo nombre aparece al lado del de Howard en el membrete de la empresa; Claire, su inteligente directora de cuentas; y Simon, el fiel asesor de la agencia. En cierto modo han crecido juntos: han pasado de ser ambiciosos trabajadores a socios plenos, y sus vidas están ahora entrelazadas como amigos, compañeros y familia.
Juntos han intentado de mil formas diferentes sacar a Howard del abismo en el que se encuentra, pero no lo han conseguido. Al mismo tiempo han luchado para mantener a la empresa a flote en su ausencia. No obstante, sin sus contactos y su creatividad las cuentas han caído y las perspectivas se han desinflado tanto que, ahora, su única opción es vender. Hay una oferta sobre la mesa, pero Howard posee la mayor parte de las acciones y no se da por enterado.
"Creo que la intimidad de su relación se intuye desde la primera escena", afirma Edward Norton, que interpreta a Whit. "Enseguida te das cuenta de que estos dos tíos son grandes amigos, y ahí se refleja el golpe tan tremendo por el que han pasado".
"Edward puso mucho de sí mismo en el proceso", cuenta Frakes. "Todos los actores trabajaron con Allan para ayudarle a definir sus personajes, y en el caso de Ed, Whit evolucionó hacia un personaje increíblemente complejo y conmovedor. Lo fue en todo momento, pero se enriqueció".
Sin duda es Whit quien más echa en falta a Howard, y también es él a quien se le ocurre una idea poco ortodoxa para intentar traerlo de vuelta. "Al principio Claire cree que es una broma", explica Kate Winslet de su personaje. "Está acostumbrada a que Whit tenga ideas algo alocadas, pero aun así esto no va a funcionar. En cuanto se da cuenta de que va en serio y de que podrían hacerlo juntos, creo que piensa que realmente pueden ayudar a Howard".
La verdad es que, además de su preocupación por Howard, ambos tienen problemas propios que no entienden o que no están afrontando del todo, y que naturalmente van apareciendo a medida que se desarrolla la historia.
Whit, por ejemplo, aparece al principio como la persona que él quiere que vean: seguro, creativo y encantador, sin ninguna preocupación y con la esperanza de que su próximo romance sea el definitivo. "Sin embargo", explica Frankel, "ha cometido muchos errores en el pasado y no puede creerse en qué se ha convertido su vida. Se creía el rey del universo. Luego su matrimonio se rompe, su hija se enfada con él, se tiene que ir a vivir a Queens con su madre, que sufre demencia, y la agencia se va al garete".
La relación de Whit y su hija está bastante deteriorada y eso le rompe el corazón, pero no tiene ni idea de cómo arreglarla; ni siquiera cree que se pueda arreglar. "La gente que haya tenido problemas para encontrar pareja, que tiene una relación complicada con sus hijos, o problemas de ese estilo, entenderá lo que está pasando", opina Norton. "Creo que Allan y David hicieron un gran trabajo introduciendo a personajes que a los espectadores les pueden gustar y en los que se pueden ver reflejados. Son accesibles y atentos. Cuando ves a Whit cuidar de su madre, te das cuenta de cómo es en realidad.
Creo que, en cierta medida, él cree que si puede arreglar su vida a nivel económico, también podrá arreglar la relación con su hija", continúa el actor, "pero la película trata en gran parte de gente que reconoce que la solución a sus problemas no es la que creen o la que necesitan. Trata de enfrentarse a algunas verdades sobre uno mismo".
Claire es una de esas personas para las que no resultará fácil, porque ha estado evitando la verdad durante mucho tiempo. En muchos sentidos es una cuidadora clásica: le deja a Howard la cena en casa todos los días, aunque él tenga siempre la puerta cerrada, pero ha pospuesto algunos aspectos de su vida personal para centrar toda su energía y su compromiso en la empresa y en su carrera profesional.
"Claire siempre ha antepuesto el trabajo y ha olvidado algunas cosas por el camino. Hasta ahora. Está cerca de los 40 y todavía quiere tener un hijo, entre otras cosas. ¿Es demasiado tarde?", se pregunta Frankel.
"Quiere ser madre por encima de todo, y ese deseo ha acabado convirtiéndose en un verdadero problema", añade Winslet. "Lo que más me sorprendió de Claire es que, con un trabajo tan dinámico, siempre ha tenido que ser fuerte por fuera, pero esconde una gran preocupación en su interior. Pocas personas saben que quiere tener un hijo y que está preparada para hacerlo sola, lo que es un acto de valentía enorme".
Según explica Bregman, para Claire sería especialmente amargo el posible fracaso de la empresa, porque "todo lo que ha construido está en juego y ahora tiene que enfrentarse a todo aquello que ha sacrificado por la agencia de publicidad. Es una situación con la que Kate empatiza mucho".
A su vez, Simon, interpretado por Michael Peña, puede jugarse incluso más en la viabilidad de la empresa. "En opinión de Simon, lo que están haciendo por Howard es algo que el propio Howard habría hecho por cualquiera de ellos si les hubiese pasado lo mismo. Es una emergencia", afirma Peña.
A pesar de su lealtad hacia Howard, Simon también se siente responsable de su mujer y su hijo. La aprensión y la incertidumbre sobre su futuro económico le están consumiendo, y no quiere compartir ese miedo con ellos para que no vean las dudas que tiene.
Le está pasando algo. Algo que podría afectar considerablemente a su familia, y no sabe cómo contárselo y ni siquiera si debería hacerlo.
"Cuando era más joven no creo que hubiese aceptado este papel, porque no habría sabido cómo hacerlo", confiesa con franqueza el actor. "Ahora que han pasado los años y tengo un hijo, es diferente. Nunca tuve miedo de montar en avión, por ejemplo, pero ahora me preocupo más porque ahora pienso que, si me pasa algo, sería un golpe muy duro para mi hijo y no quiero que tenga que pasar por algo así, aunque sabes que algún día será inevitable. Piensas en esas cosas, y eso es lo que realmente me gusta de películas como esta. Mi novia y yo paseamos a veces por 34th Street y no puedo evitar pensar en la película Milagro en la ciudad".
"Como abogado", afirma Dorros, "Simon tiene los pies en el suelo y está centrado, y las situaciones a las que se enfrenta son serias. Aun así, Michael tiene un toque de ligereza y levedad que confiere a Simon una profundidad adicional. Lo que pasa con Michael es que nunca sabes lo que vas a ver; todo lo que hace es súper espontáneo".
"Básicamente", cuenta Loeb, "queríamos que los personajes fuesen reales e imperfectos. Howard no es el único que necesita perspectiva, que necesita curarse con esta película; los tres lo necesitan. Se convierte en su viaje y también en su lección".
Irónicamente, cuando ponen en marcha el plan para recuperar a Howard es cuando Whit, Claire y Simon empiezan a realizar incursiones en sus propios problemas. Esa es la naturaleza de las buenas intenciones, opina Bregman: "La caridad normalmente beneficia al que da mucho más que al que recibe, y lo que hacen estos personajes para ayudar a la persona a la que quieren les ayuda a ellos con las pérdidas de sus propias vidas. Me gusta pensar que es una realidad ligada también al amor. Como dicen los Beatles, lo que recibes es lo que das".
Qué le dirías al Amor, el Tiempo y la Muerte
En cuanto a la premisa básica de la película, "el guion era un caballo de Troya de un discurso acerca de lo que creo que son los tres elementos más importantes de nuestra existencia", explica Loeb. "Quería hablar de ello no desde un punto de vista de un coro, sino desde las bocas del Amor, el Tiempo y la Muerte, literalmente".
Con este fin, elaboró los personajes cuyo principal objetivo era tomar los elementos determinantes de estos conceptos y dejarles desafiar, con valentía y cara a cara, la actitud y las suposiciones de Howard en cuanto a su papel en el mundo y lo que significan para él.
"Nos lo pasamos muy bien", recuerda Frankel, "con el personaje de Helen Mirren, Brigitte, haciendo frente a Howard acerca de sus pensamientos sobre la Muerte; a Keira Knightley defendiendo el argumento del Amor; y a Jacob Latimore hablando con él sobre el Tiempo".
"Se ha reflexionado hasta la saciedad sobre el amor", afirma Smith. "La gente suele evitar el tema de la muerte, pero todos nos tenemos que enfrentar a ella, y cuando lo haces se esfuman todas las tonterías. Solo ves las cosas importantes. Para mí, a nivel filosófico, la idea del tiempo era el concepto más difícil a la hora de enmarcarlo en una escena divertida, pero creo que Jacob Latimore ha hecho un gran trabajo. Era muy interesante sentarse y meditar sobre todas estas ideas y desarrollar un concepto y el opuesto, porque, al final, nadie tenía respuesta".
La carta más reciente de Howard al Amor decía simplemente "Adiós", y ahora el personaje de Keira Knightley, Amy, tiene que hacerle darse cuenta de que renunciar al amor no es una opción. De hecho, es todo lo contrario: en estos momentos el amor es lo más importante. "Ella empatiza mucho con el dolor de Howard, y esa empatía es una forma de amor; le habla de una forma emocional que él entiende", explica Knightley. "Sin embargo, lo que quiere es hacerle entender que en el amor no todo es bonito; también forma parte de él ese dolor inconcebible que sientes cuando te arrancan algo, pero aun así no disminuye ni desaparece.
Es una idea interesante, ¿y cómo vas a negarte a ser la personificación del amor?", pregunta la actriz.
Cuando Belleza oculta se cruzó en su camino, Knightley estaba disfrutando de una época de tranquilidad y no buscaba papeles de forma activa. "Tengo una niña muy pequeña y acababa de terminar un trabajo agotador, así que no me apetecía mucho volver a trabajar", recuerda. "Le pasé el guion a mi madre, básicamente para que me dijese que no la hiciese, que me quedase en casa con mi bebé y descansase, pero lo leyó y me llamó llorando. Me dijo que nada le había hecho sentirse así en mucho tiempo. Creo que habla de algo que a todos nos asusta y que, aun así, contiene un increíble sentimiento de alivio y optimismo. No sé lo que experimentará la gente, pero a mí me conmovió sobremanera. Además, no sabía cómo acabaría todo, así que resultó muy emocionante".
Cuando el personaje de Knightley no está desnudando su alma a Howard, está intercambiando bromas con Whit, sobre todo intentando esquivar su continuo flirteo en escenas que muestran el tono ligero de la película. Para Whit, esa es una reacción automática cuando una mujer guapa se cruza en su camino, pero también le distrae de lo que realmente necesita: la valentía para enfrentarse al enfado de su hija y encontrar el amor que se esconde detrás antes de que pase a ser algo irreparable.
Mientras tanto, Howard se siente acosado por lo que él piensa que solo puede ser el Tiempo, representado por Jacob Latimore como un joven de la calle llamado Raffi que aparece en los lugares más inesperados, como su oficina, o acompañándole en su monopatín mientras se agarra al sillín de su bicicleta.
En sus cartas, Howard ha sido especialmente duro con el Tiempo y recibe una respuesta en especie, ya que a él le lanzan acusaciones similares. "Howard le escribe al Tiempo lo que cualquier padre le diría si pudiese", opina Latimore. "Estás muerto, petrificado; matas la belleza, lo arruinas todo. Resumiendo: solo quiere estar con su hija y, por desgracia, ya no puede hacerlo. Voy en monopatín a su lado para atraer su atención y comunicarme con él diciéndole que está equivocado. El tiempo es un regalo y él lo está desaprovechando al no hacer nada y pasar de todo. Hay más cosas por las que merece la pena vivir. Nuestras conversaciones son frustrantes, pero tengo que creer que le ayudan de una forma que no entiende hasta más tarde".
Latimore realizó un acto de fe personal para su papel que ahora no tiene problema en revelar: "Tras la audición, David me preguntó si sabía patinar justo cuando iba a irme. Siempre me han enseñado que, si eres actor, siempre tienes que decir sí a todo, así que le contesté que por supuesto, que me diese un monopatín y lo haría. Así que, un par de semanas después de contratarme, tuve que comprarme un monopatín y empezar a ir a clase para aprender".
Cuando no persigue a Howard para discutir sobre sus expectativas, el personaje de Latimore forja una conexión completamente diferente con Claire, que está sufriendo su propio conflicto con el paso del tiempo y se está dando cuenta de que ha dejado pasar algunas oportunidades. "A veces tienes que dejar pasar algo que has querido y aprender a desear algo nuevo y comprender que, aunque no puedas volver atrás, sí puedes cambiar tus objetivos de diversas maneras", cuenta Frankel. "Parece que es mucho para aprender en unos cuantos encuentros, pero a menudo es todo lo que necesitas".
Sin embargo, puede que las conversaciones que Howard mantiene con la mujer que habla por la Muerte sean las que más le inquietan; en gran parte, quizás, porque ella no es en absoluto como se la había imaginado. Esta fue una decisión voluntaria del guionista que luego personalizó Helen Mirren con una sinceridad profunda y poco sentimental, ingenio y brillo en la mirada.
"Howard reta a la Muerte, discute, se enfada", explica Mirren. "Sin duda es un hombre que está experimentando un profundo e infinito dolor. Ha perdido su lugar en el mundo y el control sobre su comportamiento a causa del terrible trauma que ha sufrido".
Por lo tanto, su estrategia fue sorprenderlo de todas las maneras posibles. "Helen decidió que la Muerte tuviese un gran sentido del humor y, cuando interactúa con Will, desde el primer encuentro, se acerca de una forma casi juguetona que luego equilibra con una muestra de compasión igual de profunda", cuenta Frankel.
En opinión de Mirren, al actuar así el personaje es coherente con el tema principal de la historia, la afirmación de que "puede haber algo positivo, bonito e inesperado en las circunstancias más difíciles. Suele encontrarse en la humanidad y la forma en que las personas interactúan. El epicentro de la historia es la idea de belleza oculta, y espero que, al acabar la película, la gente se vaya con una sensación de optimismo y compromiso con la vida".
Mirren presenta el mismo personaje a otros protagonistas, y encuentra en el Simon de Peña un espíritu afín; alguien que la "entiende" y que puede compararse a ella, tanto en su fortaleza como en su delicadeza. De hecho, Simon se siente tan cómodo con su personaje que le confiesa lo que le ha estado escondiendo a su familia y a sus amigos. "Ella intenta convencerle para que mire más allá de lo lógico y para que comparta su secreto".
Cuando estás preparado para hablar de ello: Madeline
Aunque las preguntas y las emociones se están despertando, hay una piedra de toque personal para Howard. En alguna parte de la ciudad, un grupo de gente, diferente en todo excepto en el dolor que comparten, se reúne para hablar sobre sus seres queridos fallecidos, para romper fotos y ofrecerse unos a otros consuelo y compañía.
Muchas noches, Howard se acerca al lugar de reunión. Mira por la ventana desde una cierta distancia y observa los apacibles movimientos y las sonrisas amables de la mujer que dirige el grupo. A veces ella le mira y él se da la vuelta.
Madeline, interpretada por Naomie Harris, es una terapeuta especializada en duelos que recorre el mismo camino cada día con la gente de su grupo de apoyo. Al igual que ellos y que Howard, ha perdido un hijo. No obstante, al contrario que Howard y en palabras de Harris, "creo que poco después de que pasase, Madeline empezó a buscar formas de sobrellevarlo y enseguida empezó a acudir a estos grupos. Lo que admiro de Madeline es su fortaleza. Está llena de amor y es tan valiente que está dispuesta a enfrentarse a su pérdida de ese modo, está decidida a aprender y a crecer, mientras que Howard huye de ello. No puede hacerle frente. No puede ni empezar a plantarle cara".
La recuperación de Madeline llega a través de su trabajo. "A pesar de su dolor y su pérdida ha encontrado la manera de hallar sentido a la vida ayudando a los demás en su lucha. Eso fue algo con lo que empaticé mucho", añade Harris. De esta manera, ver a esa persona que acecha al otro lado de la ventana le hace querer acercarse a ella.
"Madeline se interesa especialmente por Howard y siente que, con un poco de persuasión, puede que se anime a participar en el grupo y así podrá ayudarle", explica Frankel. "La química entre Naomie y Will es muy específica y poderosa. Tiene una capacidad increíble para transmitir las emociones que se esconden bajo la superficie", añade.
Uno de los dones de Madeline es su paciencia. Espera que algún día, cuando esté preparado, Howard cruce el abismo y entre en la sala. Cuando lo haga, estará ahí para apoyarle.
Let's Hurt Tonight
Esta idea de trabajar el sufrimiento propio se refleja en una versión especial del nuevo tema de OneRepublic Let's Hurt Tonight, escrito y producido por el cantante de la banda, Ryan Tedder y por Noel Zancanella, e interpretado por OneRepublic para la película. La canción ya se había grabado cuando un compañero de Tedder, que había visto una proyección anticipada de Belleza oculta, se dio cuenta de que era una combinación temática sorprendente. Tedder se puso en contacto con los cineastas para que lo pudiesen comprobar por sí mismos. "Me avisaron de que iba a afectarme emocionalmente, y así fue; eso no suele pasarme nunca", recuerda. "Tengo hijos, y creo que la idea de ser padre y perder a tu hijo es lo peor que podría pasarte. Así que, empezando por ahí, ya estás en una situación de incredulidad y emoción, y luego añaden estas ideas de amor, tiempo y muerte... Es un concepto brillante.
Lo único que modificamos fue la introducción musical y añadimos algunas variaciones". Retomando las notas de esperanza del final de la historia, la versión remezclada de Let's Hurt Tonight vuelve a sonar en los créditos finales.
Grabar en Nueva York: Dentro de la bola de nieve
David Frankel tenía una idea muy clara de cómo quería que fuese la apariencia de Belleza oculta: "Intentamos que el diseño y la cinematografía fuesen lo más bonitos posible, con decorados y luces reflejadas por todas partes".
"En nuestra primera reunión", recuerda Loeb, "dijo que la Navidad en Nueva York, y especialmente en Manhattan, era una imagen increíble, repleta de brillo y emoción. La gente de todo el país sabe cómo es y quiere formar parte de ello. Es la ciudad pequeña dentro de una ciudad grande favorita de todos los estadounidenses, y él lo quería mostrar".
Con ese fin, la mayor parte del rodaje tuvo lugar en exteriores. Empezamos en febrero de 2016 en el Upper East Side de Manhattan y continuamos por toda la ciudad durante los 40 días de grabación. Esto ocasionó encuentros espontáneos con los fans, tal y como recuerda riéndose Smith: "Trabajar en Nueva York es genial, pero la parte difícil es que a veces, en medio de una escena, alguien te pregunta gritando si estás rodando, y tenemos que cortar. Rodar en las calles de Nueva York puede ser todo un reto".
Algunos de los escenarios fueron Park Avenue, donde Whit va a visitar a su hija a casa de su padrastro; la panadería Le Pain Quotidien de Lexington Avenue, donde Simon para a tomar café, y los grandes almacenes Bergdorf Goodman en la Quinta Avenida, en donde se encuentran Claire y Whit para debatir qué hacer con Howard. Más al norte, el equipo rodó exteriores en el puente gótico de Central Park, en la calle 106 de West End Avenue, en la 182 de Washington Heights y en la 175 de Street Farmer's Market. Al sur de la ciudad, pararon en el restaurante Remedy Diner en East Houston Street, en Colicchio & Sons en West Chelsea, que luego ha cerrado; en el mercado Garden of Eden en Greenwich Village y en el Whitney Museum.
"No queríamos tener solo escenarios bonitos, sino también localizaciones reales y un aspecto singular que provocase una respuesta emotiva", explica el productor Frakes, a lo que la actriz Kate Winslet añade: "La época navideña en Nueva York es preciosa. Viví allí nueve años y todavía lo echamos muchísimo de menos; las pistas de patinaje sobre hielo y las luces, los escaparates que te dejan sin palabras, y todo es precioso. Rodamos muchas escenas de noche y hacía mucho frío. A veces la nieve era real y otras era artificial, pero todo parecía muy festivo".
Para reproducir las oficinas ficticias de Yardsham Inlet se utilizaron las oficinas reales de Wieden+Kennedy en Varick Street: una de las agencias de publicidad independientes más grandes del mundo. Al rodar principalmente en fines de semana, la diseñadora de producción de Belleza oculta Beth Mickle pudo utilizar las modernas instalaciones de la empresa, con espacios abiertos, paredes de cristal, numerosas salas de reunión y una característica escalera abierta, a los que añadió el logo de Yardsham Inlet y decoración navideña.
Sin embargo, el interior de la oficina de Howard se construyó en un escenario de los estudios Silvercup, en Queens, para poder acomodar y controlar los enormes diseños de fichas de dominó a los que dedica gran parte de su tiempo. Con unos 10 o 12 metros cuadrados cubiertos por fichas, en donde un movimiento podría destruir horas de trabajo, el equipo de producción necesitaba un espacio seguro y específico que albergase esa delicada obra de arte.
Tres jóvenes diseñadores de dominó, cuyo trabajo es ampliamente conocido entre la comunidad online de fans, ayudaron a diseñar los complejos laberintos que aparecen en la película. Lily Hevesh, de 17 años, Shane O'Brien, de 19, y Nathan Heck, de 15, trabajaron juntos en el estudio, modificando sus trucos y habilidades personales según las directrices de Mickle para realizar diferentes formas, como torres, muros, edificios y pirámides. Durante el rodaje de la película se utilizaron más de 50.000 piezas, tanto en laberintos que se tenían que tirar "en directo" como en laberintos pegados con adhesivo.
"Construíamos laberintos por la noche para fuesen un espectáculo en vivo cuando el equipo nos lo pidiese", explica Mickle. "Tirábamos el laberinto en la primera escena del día. Luego retirábamos todas las piezas y traíamos las que estaban pegadas; así el equipo podía rodar todas las partes de la escena que llevaban al derribo sin peligro de tirarlo todo accidentalmente".
Fuera de Manhattan, Mickle utilizó localizaciones entre las que se incluyen una casa de la calle 86 en Glendale (Queens), a donde se muda Whit con su madre después de un complicado divorcio. Entre los lugares seleccionados en Brooklyn estuvieron la estación de metro de Church Avenue, el teatro St. Ann's Warehouse en Brooklyn Bridge Park, el parque Marion Hopkinson, el restaurante River Deli en Joralemon Street y la S.E.M. Ensemble Church en Columbia Place.
El rodaje empezó un par de meses después de Navidad, por lo que el equipo de Mickle tuvo que redecorar varias zonas de la ciudad para recrear el ambiente. "Fuimos de casa en casa preguntando quién nos dejaría poner adornos en sus entradas", explica. "Por suerte, casi todas las personas a las que se lo pedimos aceptaron. Hicimos diferentes diseños, desde piezas buenas, divertidas, cursis y vintage a otras realmente elegantes". Mickle recuerda un día en el que hubo 21 grados: "Teníamos cuatro camiones para picar hielo, y montañas de nieve a los lados de la calle, y capas de nieve a cierta distancia, además de nieve artificial cayendo. Había cuatro equipos adornando árboles de Navidad de ocho o nueve metros, así que contábamos con un montón de buena luz, además de las lámparas extra que ayudaron con la iluminación exterior".
Una excepción importante fue el apartamento de Howard, que Mickle describe como "minimalista, oscuro, el tipo de lugar en el que se va a despojar de todo para intentar arreglar las cosas". Incluso en los exteriores, la diseñadora mantuvo un tono oscuro y simple, el opuesto a la atmósfera general de la película. "No hay ni un adorno ni luces en el exterior de su apartamento y en las zonas colindantes".
Del mismo modo, la paleta de color de la diseñadora de vestuario Leah Katznelson ofreció algunos contrastes interesantes, como el inesperado traje azul de Helen Mirren que contrasta con el cielo nublado de la tarde en la que conoce a Howard en el parque.
"El valor del color se amplió para Helen", afirma Katznelson. "Elegimos para ella un azul fuerte, tanto para el abrigo como para la bufanda. También lleva lentillas azules durante toda la película. Cuando la ves con todo este color, parece casi etérea, aunque no de una forma que puedas tocar".
Katznelson huyó de los típicos tonos de san Valentín para el personaje de Keira Knightley, que representa al Amor. En su lugar, cuenta, "las formas de sus prendas eran muy femeninas. Utilizamos muchos diseños florales y vintage, que dan mucho movimiento. Hay más malvas, morados, cremas y acentos rojos ocasionales". El representante del Tiempo, el personaje de Jacob Latimore, adoptó un estilo más urbano y juvenil. En su vestimenta predominaba el gris, que representaba que el tiempo no tiene principio ni final; ni negro ni blanco, simplemente gris.
El aspecto de Howard es estructuralmente el mismo durante toda la película: diferentes camisas hechas a medida, pantalones sin cinturón y zapatillas de alta gama que reflejan la posición a la que ha llegado como hombre próspero y creativo. Sin embargo, "para plasmar su estado psicológico quitamos el color del presente, y así cada vez que lo vemos en un flashback hay más vitalidad y diseño", explica, añadiendo que su ropa monocromática actual parece un uniforme cuando recorre en bici las calles de la ciudad, sin darse cuenta de la alegría que le rodea.
"Puede convertirse en la época más solitaria del año", reconoce Loeb. "Tradicionalmente, es cuando pasarías tiempo con tu familia y tus seres queridos. Sin embargo, para alguien que ha sufrido una pérdida, sobre todo la de un hijo, pueden ser momentos muy duros".
"Las fiestas intensifican todo aquello que ya estás sintiendo", opina Norton.
Comparar el estado pensativo de Howard con la festividad que le rodea, al igual que comparar el frío del invierno con el calor de los amigos y la comunidad, o el dolor de cada persona con la promesa de la renovación, ayuda a transmitir el mensaje subyacente en la historia. La vida es compleja y desigual, bonita, divertida, difícil y a menudo incomprensible; un lugar donde la oscuridad y la luz coexisten, y por encima de todo eso está nuestra capacidad infinita de curación y renovación.
"Es una época de esperanza, de amor, incluso aunque sea agridulce", considera Smith. "Creo que Nueva York lo transmite perfectamente, y David se esforzó mucho para asegurarse de que esa energía estuviese presente en la película, y la belleza fue el contrapeso con aquello que están sufriendo los personajes.
Espero que el público disfrute la película", añade Smith.
Esas ideas resuenan, literalmente, en la banda sonora de la película, compuesta por Theodore Shapiro, un colaborador habitual de Frankel, que se refiere a él como "un increíble compositor. Escribe obras melódicas simples pero que, a su vez, son totalmente adecuadas, y luego las hace grandiosas y orquestales. El reto particular en esta ocasión era transmitir el sentimiento de las escenas, pero sin que la música fuese demasiado sentimental. Además, como la película está ambientada en Nueva York, tenía que parecer contemporánea y urbana".
Volviendo a los temas del Amor, el Tiempo y la Muerte, Frankel opina: "No espero que la gente se vaya del cine necesariamente con una comprensión más profunda de estas ideas, pero puede que se emocionen al pensar en cómo afecta a nuestras propias vidas. Tenemos que lidiar con la importancia de estas nociones abstractas, y eso es el corazón de la película. Lo que yo espero", concluye, "es que podamos darle al público una experiencia estimulante que les saque de la rutina y les dé algo de lo que hablar".