Basada en un hecho real la de un hombre normal y corriente que un día se adentra en las montañas para no volver nunca más, esta película podría haber sido un thriller, o un drama psicológico, o una denuncia social. Quizás al contrario, Christophe Farnarier aborda los hechos con curiosidad, con paciencia, con comprensión, y retrata el personaje llevando a cabo los actos más cotidianos, como si no pretendiera entender sus motivaciones, sino simplemente seguir sus pasos para ver hacia donde nos llevan. El Perdido es un trabajo honesto y valiente, lleno de humanidad y con una aparente humildad que poco a poco va adquiriendo, casi sin pretenderlo, dimensiones épicas.