Retratar la muerte de un rey
Después de ganar el Leopardo de Oro a la Mejor Película de Locarno por "Historia de la meva mort", Albert Serra se embarcó en uno de los proyectos más ambiciosos y radicales de su carrera: retratar los últimos días de Luis XIV, monarca absolutista francés apodado popularmente "El Rey Sol". También se le conocía como "Luís el grande" pues su reinado fue, y sigue siendo hasta la fecha, el más extenso en un país europeo (72 años en el trono).
Para encarnar a un personaje tan ilustre, Albert Serra ha recurrido al rostro más icónico de la "Nouvelle Vague", Jean-Pierre Léaud, que reside en el imaginario de los cinéfilos como el alter ego de François Truffaut y uno de los cómplices de Jean-Luc Godard. A sus 72 años, Léaud, que recibió la Palma de Honor en Cannes 2016, se mete de lleno en la piel del monarca, en la que para muchos es su mejor interpretación.
Albert Serra presentó LA MUERTE DE LUIS XIV fuera de competición en la pasada edición de Cannes y se convirtió en una de las películas mejor valoradas del festival. Después ha pasado por los festivales de Jerusalén o Toronto, actualmente se está proyectando en New York Film Festival y en unos días pasará por Busan International Film Festival, BFI London Film Festival y la Viennale.
Antes de su estreno en España la película se presentará en el Festival de cine Europeo de Sevilla y en el Temporada Alta de Girona.
Con LA MUERTE DE LUIS XIV Serra ha recibido el prestigioso Premio Jean Vigo, convirtiéndose en el primer cineasta español en obtener ese honor. Además, la película ha conseguido otros premios como The Wilf Family Foundation Award para la Mejor Película Internacional (Jerusalem Film Festival 2016) o Gran Prix 2016 al director de fotografía Jonathan Ricquebourg (Ostrava Camera Oko, República Checa 2016).
Cronología
9 de agosto
El Rey vuelve muy cansado de cazar en Marly. Al día siguiente, se queja de un dolor en la pierna izquierda. Su médico, Fagon, diagnostica una ciática y prescribe compresas de aguardiente alcanforado y baños de leche de burra. Los días siguientes, el Rey trabaja pese a sus dolores. Sin embargo, no consigue descansar por la noche, come poco y se muestra debilitado.
16 de agosto
Durante una recepción, se muestra en público visiblemente agotado. Rechaza que los médicos le vigilen en sus aposentos. Al día siguiente, parece mejorar, da audiencia y después trabaja. Esa misma noche, la fiebre se intensifica y Fagon prohíbe, desde ese momento, sus desplazamientos a París. La enfermedad del Rey empieza a conocerse entre los nobles de la corte y algunos cortesanos empiezan a frecuentar al futuro regente, el Duque de Orleans.
20 de agosto
El estado de Luis XIV empeora repentinamente, pero la familia Real miente al respecto y hace circular pronósticos optimistas sobre su estado de salud.
21 de agosto
El Rey aprueba una consulta colectiva de cuatro doctores de la facultad de medicina de Paris. Estos confirman el diagnóstico de Fagon, a pesar de que la fiebre consume al Rey y que su pierna presenta manchas negras. El tratamiento, completado con frecuentes lavativas, se muestra ineficaz.
24 de agosto
El primer cirujano, Georges Mareschal, hace incisiones en la pierna y anuncia a Su Majestad que la gangrena que padece requiere la amputación del miembro. El Rey rechaza este procedimiento y, desde ese momento, prepara su muerte como buen cristiano. Ese mismo día, se confiesa con el Padre Le Tellier, quien permanecerá a su lado hasta el final.
25 de agosto
Durante la festividad de San Luis, Luis XIV decreta que se respete la etiqueta y, desde su ventana, asiste al concierto de tambores, oboes y violines. Para preparar su testamento, el Rey recibe a Madame de Maintenon y el duque de Maine en sus aposentos y firma un codicilo que deja a cargo del duque toda la casa civil y militar.
A continuación, el Rey recibe el viático y la extremaunción del cardinal de Rohan, el Gran Limosnero de Francia. Posteriormente, los cortesanos desfilan ante el lecho de Su Majestad para profesarle su devoción.
26 de agosto
El Mariscal de Villeroy es nombrado por el Rey como instructor de su bisnieto, el Delfín y futuro Rey Luis XV. Seguidamente, le da los últimos consejos, recomendándole no imitar su gusto por las construcciones costosas, apaciguar la miseria del pueblo y vivir en paz con sus vecinos. Es célebre la frase: "Me marcho, pero el Estado siempre permanecerá".
28 de agosto
Numerosos charlatanes se proponen salvar la vida del Rey, en especial un marsellés llamado Brun que le da unas gotas de un elixir "fabricado con el cuerpo de un animal". Su remedio parece funcionar durante un instante, pero esa misma noche la gangrena sigue avanzando y la salud del Rey empeora.
30 y 31 de agosto
El Rey se encuentra en un estado comatoso. La inflamación de la gangrena ha alcanzado ya la cadera y sus dos piernas están completamente negras.
1 de setiembre
El Rey muere a las ocho y cuarto de la mañana. Se realiza la autopsia y sus entrañas son llevadas por dos capellanes del Rey a la catedral de Notre-Dame, en una de sus carrozas. conforme a sus últimas voluntades, su corazón es entregado al superior de la casa profesa de los Jesuitas de la Rue Saint-Antoine, donde también se encuentra el de Luis XIII. Sus despojos son embalsamados, antes de ser expuestos para los homenajes. El 9 de septiembre, es enterrado en la Basílica de Saint-Denis.
Albert Serra (Biografía)
Albert Serra es un artista y realizador catalán, nacido en Banyoles en 1975. Tras licenciarse en filología española y teoría de la literatura, escribe obras de teatro y trabaja en vídeo, antes de rodar su primera película, Honor de Cavalleria (Quincena de realizadores de cannes 2006), que fue seleccionada por Cahiers du Cinéma como una de las 10 mejores películas de 2007. Se trata de una adaptación libre de Don Quijote, con actores no profesionales, que le vale el reconocimiento internacional.
En su segundo largometraje, El Cant dels ocells (Quincena de realizadores de cannes 2008), Serra se inspira en la canción catalana tradicional de Navidad para contar la historia de los tres reyes magos, durante su travesía por el desierto para bendecir al niño Jesús. En 2013, el centro Pompidou de Paris organizó una retrospectiva de todas sus obras, dentro de la correspondencia filmada que mantuvo con el cineasta Argentino Lisandro Alonso. Ese mismo año, Historia de la meva mort, film inspirado de las memorias de casanova, gana el Leopardo de Oro en el Festival de Locarno. La muerte de Luis XIV, con Jean-Pierre Léaud como Rey Sol, ha sido seleccionada en la Sección oficial del Festival de cannes 2016 y ha obtenido el prestigioso premio Jean Vigo.
Filmografía
La muerte de Luis XIV (2016)
FEstival de Cannes - Selección oficial
Historia de la meva mort (2013)
Festivald el film Locarno - Leopardo de Oro
El cant dels ocells (2008)
Festival de Cannes - Quincena de realizadores
Honor de Cavalleria (2006)
Festival de Cannes - Quincena de realizadores
Entrevista a Albert Serra
P: Te sirves de nuevo de un personaje histórico para tu cuarta película.
R: La muerte de Luis XIV es un huis-clos que sucede íntegramente en la habitación del Rey. Esas dos semanas de encierro, durante las cuales Luis XIV ve desfilar cortesanos, eclesiásticos y ministros ante su lecho de muerte, son el objeto y el tiempo de la película. No obstante, no se trata en absoluto de mostrar como Francia vive, durante esos quince días, la pérdida de su Rey. La película es la historia de un hombre que se prepara para morir, en el sufrimiento y la intimidad, pese a su condición de monarca.
P: ¿Qué materiales has utilizado para la escritura del guion?
R: Dos obras literarias e históricas al mismo tiempo: las Memorias de Saint-Simon y las Memorias del Marqués de Dangeau. Estos dos cortesanos asistieron a los últimos días de Luis XIV y quisieron describir, detallar, casi coleccionar, cada momento del monarca moribundo. Algunas de sus palabras son transcritas al pie de la letra y se relata, con los detalles más sórdidos, el estado de la pierna enferma del Rey.
P: En el film, la agonía del Rey se filma como un espectáculo invariable y recurrente. ¿Por qué?
R: Los textos de Saint-Simon y Dangeau son de una precisión y exhaustividad que llegan a los límites de la saturación: la agonía no es un espectáculo bonito o variado, pero es la de un Rey. No es ni siquiera un espectáculo. Es por eso que no he querido dramatizar los textos. Al contrario, he intentado respetar de manera fidedigna la cronología y todo lo que su repetición implica. Me opongo a la idea de agonía que se muestra habitualmente en el cine, que consiste en filmar únicamente la intensidad dramática y psicológica como si se tratara, sobre todo, de la última palabra, del último suspiro. Durante estas dos semanas, el sufrimiento se apodera del Rey, dilatándose, tomándose su tiempo. El film representa la muerte anunciada, un inventario cotidiano de los territorios que son conquistados progresivamente por la enfermedad; el dolor que alcanza al cuerpo y al espíritu día tras día, hora tras hora.
P: ¿Te niegas a introducir la dramaturgia en tu filmografía?
R: Yo no me lo planteo de ese modo. En este proyecto, lo más importante son las anécdotas y no la historia, que puede ser monótona. Me he basado en la dicotomía que se establece entre la muerte tal y como el Rey la muestra a los demás la muerte representada- y la muerte vivida interiormente. Representar la muerte de un rey significa evocar un mito, vinculándolo a lo ordinario, a lo íntimo. Mi trabajo consiste en utilizar, como referencia, una figura legendaria para trabajarla, hasta introducirme en su carne. Por eso, se debe reinscribir el mito en toda su banalidad, con objeto de explorar los vaivenes, los giros de la Historia, centrándome en aquello más pequeño y, por tanto, más humano. El espectador estará obligado a rechazar sus ideas preconcebidas en relación a un personaje histórico célebre.
Deberá además deshacerse de los códigos de la dramaturgia y de los momentos supuestamente verídicos de una agonía.
P: Jean-Pierre Léaud es por sí mismo otro mito. ¿Qué significa para ti hacer una película con él hoy en día?
R: Hasta ahora sólo había trabajado con actores no profesionales. Pero el punto de partida es siempre el mismo: debo entenderme bien con las personas con las que trabajo. La edad de los actores no es un problema para mí. Jean-Pierre y yo nos entendimos a la perfección desde el principio. compartimos un mismo sentido estético y moral de la vida. Me gusta su integridad, le admiro. Todo aconteció de manera muy natural. Y a la vez, no me he sentido abrumado en ningún momento por su extraordinaria trayectoria.
P: ¿Cómo se ha desarrollado vuestra colaboración?
R: Como en mis películas precedentes, con fe y una cierta distancia. No hicimos ningún ensayo antes del rodaje. Pienso que Jean-Pierre ensayaba solo en su casa. La primera vez que lo vi vestido de Rey fue el primer día de rodaje. cada día de trabajo era diferente. Él improvisaba constantemente. Yo no pretendía controlar, tenía ganas de que todos pasaran un buen rato.
P: A diferencia de tus películas anteriores donde rodabas con gente de Banyoles, aquí trabajas tanto con actores profesionales como con perfectos desconocidos que encontrasteis en los propios lugares de rodaje.
R: Sí, es lo que me gusta hacer. Las cosas se vuelven más simples y más naturales. Y eso aporta algo de heterogeneidad a la película, una cierta dosis de ironía. Aunque mi concepción del cine sea formalista no me lo tomo en serio. Durante el rodaje me olvido de todo y procuro mezclar conceptos opuestos. Es como en los sueños, donde la lógica no puede ser la misma que cuando estamos despiertos. Hay que ser un troublemaker.
Han dicho de ella
La muerte de Luis XIV convertida en una hermosa y magnífica pieza de cámara. La mejor película de Albert Serra con un soberbio Jean-Pierre Léaud - Carlos Heredero, Caiman
Una obra superior - Carlos Reviriego, El Cultural
La película más bella del Festival de Cannes - Sight and Sound
Una película impresionante - Hollywood Reporter
La mejor interpretación de Jean-Pierre Léaud - Screen International
Un retrato magistral de la muerte lenta y dolorosa del Rey Sol - Elisabeth Cabeza, Screen International