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El viaje cartel reducidoEl viaje(The journey)
Dirigida por Nick Hamm
¿Qué te parece la película?

Notas del director
"Es una historia que tiene que ver con Irlanda del Norte, pero es mucho más que eso. Si estos dos políticos fueron capaces de dejar el odio y ponerse de acuerdo, también pueden hacerlo otros".

Un periodista me contó una vez una práctica muy habitual entre los políticos de Irlanda del Norte. Según él, cuando viajaban fuera del país, los políticos que pertenecían a partidos contrarios tenían por costumbre viajar juntos para prevenir atentados.

Yo nací en Belfast y estudiaba en un colegio de allí cuando comenzaron "los conflictos". Sabía algo del carácter de los políticos a los que se refería el periodista y me fascinó la idea.

Empecé a investigar y averigüé que hubo un viaje que tuvo lugar en Escocia durante las Conversaciones de Paz que se retomaron en 2006. Las reuniones coincidieron con las bodas de oro de Ian Paisley, que le obligaron a volver a Belfast; Martin McGuinness, a la fuerza o voluntariamente, decidió viajar con él.

Estos hombres no habían hablado nunca. Paisley había rechazado todos los intentos de McGuinness de entrevistarse con él en los años anteriores. Al final, terminan juntos en un jet privado sin ningún sitio donde poder esconderse.

Todo esto es cierto, aunque los detalles exactos de lo que pasó en ese avión siguen siendo un misterio. En mis conversaciones con el partido de Paisley y el propio McGuinness, no pude sacar ninguna conclusión definitiva. Unos decían que hablaron, la otra parte lo negaba, todo lo cual seguía siendo un reflejo de la falta de sinceridad en la política de Irlanda del Norte.

Sin embargo, yo tenía algo muy claro: era necesario contar la historia de cómo dos personas radicales se conocen e inician la amistad política más inverosímil de la historia actual.

La pregunta era: ¿cómo?

¿Cómo podía convertirse en una película? ¿Cómo hacer una película que en última instancia celebre la idea la paz, pero que sea interesante y entretenida al mismo tiempo? Al guionista, Colin Bateman, y a mí nos fascinaban las posibilidades -dos enemigos encerrados en un espacio reducido que al final terminan reconociendo sus puntos en común-, pero teníamos que encontrar la forma correcta de plasmarlas.

En primer lugar, sacamos a los personajes del avión, porque no era muy cinematográfico que digamos, y los metimos en un coche. Ese recurso preservaba la claustrofobia que exigía la película y nos permitía rodar una versión política de una road movie. Concluimos que la imposición del coche no debía acobardarnos, sino que, por el contrario, teníamos que recibirla con los brazos abiertos y presumir de haberla vencido.

Greg Gardiner y yo tuvimos una conversación y rechazamos desde el principio la idea de rodar con un fondo verde croma o una retroproyección. Rodamos en la carretera y para ello creamos un "estudio portátil", una especie de microcosmos cinematográfico.

Los cambios en los dos hombres, su odio, su desconfianza y su posterior camaradería era algo que habíamos creado previamente y ensayado mucho. Esto nos permitió rodar tomas largas, lo que hizo que los actores interpretaran su papel apoyándose mutuamente de una forma organizada, pero también medio improvisada.

Spall y Meaney preferían trabajar así, porque les permitía reaccionar frente al otro y con el otro; lo único importante en su interpretación eran los matices y los significados. Quería crear un ambiente en el que los actores se sintieran liberados y limitados al mismo tiempo por la situación. Decidir cómo íbamos a interpretar un determinado momento es lo único que nos importaba. De eso trataban nuestras conversaciones en el plató. Los actores secundarios comandados por Toby Stephens, Freddie Highmore y John Hurt completaron el proceso e incluso lo incentivaron.

El cine nos ha permitido rodar esta historia y, al hacerlo, ha marcado un momento histórico. Es una historia que tiene que ver con Irlanda del Norte, pero es mucho más que eso. Si estos dos políticos fueron capaces de dejar el odio y ponerse de acuerdo, también pueden hacerlo otros.

Las atrocidades cometidas por los terroristas en los últimos años han exaltado el extremismo y han conseguido que la intransigencia domine el mundo.

Esta película es una respuesta directa a esa ideología. Por un lado, es activista porque lucha por la paz, pero también ensalza lo maravilloso que hay en los acuerdos mutuos y las concesiones. Espero que The Journey, que está basada en un hecho real, haya sabido recrear lo que sucedió y lo que podría haber sucedido.

Nick Hamm
Para Marian Connell Hamm



Historia de la producción

Los comienzos:
En palabras del productor Mark Huffam: "Es una historia que cuenta cosas positivas y me parece que nunca hay demasiadas historias de este tipo. Nunca me ha gustado recordar los viejos tiempos difíciles y contar ese tipo de historias, pero eso es lo que me atrajo de The Journey: poder contar una historia útil para que la conociera todo el mundo. Me pareció que era increíblemente imparcial, que no tomaba partido. Lo más importante de la película es que tenía que exponer los argumentos de los dos bandos porque si no lo hacía, querría decir que habíamos fallado".

La película también llamó la atención de su colega de producción, Piers Tempest: "Pensé que la historia era increíble porque trata de dos enemigos que vencen sus diferencias personales y políticas y terminan siendo buenos amigos. Es una historia muy sugerente y enseguida me enganchó".

El guionista:
Pensamos en Colin Bateman, el célebre novelista nacido en Irlanda del Norte, para escribir el guion. Piers Tempest dice: "Colin hizo un trabajo magnífico y logró captar el tono que necesitaba la película sin rehuir los problemas. Trabajar con él fue estupendo. Por lo general, el guion de una película requiere de tres a cuatro años de trabajo. Sin embargo, el primer borrador de Colin era tan bueno que el guion definitivo se terminó en menos de un año".

Mark Huffam también cree que todas las piezas del rompecabezas se juntaron muy pronto: "A Colin le encantó la idea y enseguida nos presentó un guion muy divertido, inteligente e interesante, que pronto se hizo realidad".

"Colin hizo un trabajo tan extraordinario con el guion, logrando que fuera profundo, divertido, cómico y dramático al mismo tiempo, que al principio hubo una guerra de ofertas por hacer la película", comenta el director, Nick Hamm. "El guion era tan bueno que hizo que en los círculos hollywoodienses más tradicionales todos quisieran hacer la película. Querían contar una historia así".

Colin confiesa que hubo un episodio entre él y el director, Nick Hamm en el pasado: "Hace 17 años Nick, que por aquel entonces era un joven director de Hollywood, leyó una reseña de mi libro Empire State. Nick pensó al principio que se podría hacer una película fabulosa y me explicó por qué podría triunfar. Después, leyó mi libro y me llamó para decirme que era tan políticamente incorrecto que no se podría hacer una película ni en un millón de años. Por eso me sorprendió bastante cuando mi agente me dijo que había un director que tenía una idea para una película que se titularía The Journey.

"Fui a la cita con ese director sin expectativas", continúa Colin. "Pensé que era muy difícil rodar una película sobre Paisley y McGuinness, sobre Irlanda del Norte en general. Es un tema bastante complejo y pensaba que no tendría mucho público o que no resultaría atractivo, pero Nick estaba entusiasmado. Me dio una libertad increíble para irme lejos y escribir".

El desarrollo de la historia:
"Nick vino con la idea de hacer una película sobre un viaje corto de Paisley y McGuinness en el asiento trasero de un taxi", comenta el escritor Colin Bateman. "Durante mucho tiempo se había considerado como algo totalmente inventado, pero descubrimos una información que daba a entender que había habido un viaje, aunque no necesariamente en coche, sino en un avión privado. Como la información tenía ciertos visos de autenticidad, Nick me dio el visto bueno para que empezara a escribir el guion. Lo más interesante es que hablé sobre el viaje con Martin McGuinness y también con el hijo de Ian Paisley y a los dos les habían contado el episodio de una forma completamente distinta. Pensé entonces que si ni siquiera ellos tenían claro lo que había sucedido de verdad, tenía libertad para escribir mi guion e imaginar lo que podría haber sucedido".

Nick Hamm, el director, dice: "Colin era la persona idónea para escribir el guion. Queríamos a alguien que entendiera perfectamente el contexto de la historia, que comprendiera a los personajes y que, sobre todo, lo contara con un cierto tono frívolo. Si puedes traspasar esa delgada línea entre el humor y la tragedia, o entre el drama y la comedia, la gente te presta atención. El público no quiere que le den lecciones".

Colin admite que le resultó difícil "crear" a esos dos colosos. "Pertenezco a la comunidad protestante de Irlanda del Norte y era lógico pensar que a medida que fuera desarrollando el guion, mis ideas se acercarían más a la filosofía de Paisley, o al menos a su forma de manifestarla. Por otra parte, Martin McGuinness provenía de un ambiente muy distinto al mío. En cierto modo, al ir desarrollando las ideas, se convertiría en el coco, el tipo malo. Los dos son figuras colosales y con un enorme carisma, así que me resultaba muy difícil escribir sus personajes. Es como cuando un escultor comienza a tallar una estatua. Empiezas con un bloque de información enorme y esquirla tras esquirla vas viendo lo que sale".

Colin continúa: "No quería mostrar esos días como una especie de época dorada. La faceta de los "Chuckle Brothers" se ha exagerado en cierto modo; no creo que fueran siempre los mejores amigos ni estuvieran siempre a partir un piñón. Esa fue la imagen que crearon los medios, aunque es verdad que se llevaban bien y se reían juntos".

Mark Huffam dice: "Hablamos con las familias y con algunas de las personas implicadas. Creo que a todos los que estuvieron implicados en los hechos les resultará agradable ver cómo la película sortea los obstáculos más difíciles. Para algunas de las personas que han sufrido pérdidas en el pasado, es posible que sea demasiado pronto; sin embargo, en mi opinión, es el momento adecuado porque necesitamos que el proceso siga avanzando o terminaremos volviendo para atrás".

El reparto:
Mark Huffman comenta sobre el reparto: "Todo el mundo tenía una opinión sobre quién debería estar. Había algunos actores indiscutibles, pero debido a las circunstancias, no pudimos contratarlos. Creo que los actores han añadido fuerza a la película. Tim hace un Paisley impresionante y Colm se parece muchísimo al personaje que interpreta".

Nick Hamm se puso intransigente y dijo que no podía empezar a rodar la película si no contaba con el actor idóneo para el papel de Paisley. "Paisley era esencial en el proceso de casting, y no necesariamente porque sea un papel más difícil de interpretar que el McGuinness, sino porque es una persona muy especial. Tenía un aspecto peculiar, hablaba de un modo peculiar y tenía unas características peculiares. Era fundamental que encontráramos a alguien que pudiera convertirse en él, y solo había una persona que pudiera hacerlo: Timothy Spall".

"Tim y yo iniciamos una especie de cortejo amoroso que duró varios meses", continúa Hamm. "Venía, trabajábamos juntos algunas escenas y, después, nos decíamos que lo pensaríamos. Tim se lo pensaba porque un buen actor no acepta un papel si no cree que puede hacerlo. Tim creó un personaje que es increíblemente difícil llegar a conocer. Cogió a este hombre, al que muchos consideran tiránico, repulsivo e incluso violento - sin duda polémico-, pero un creyente: alguien que cree apasionadamente en lo que hace. Creo que a Tim esto le resultaba también fascinante: interpretar a un personaje tan apasionado, gratificante y enorme. Sin embargo, conseguirlo era muy difícil dadas su peculiares características. No puedes interpretar a un personaje así excepto si te transformas en ese papel y Tim lo consigue". Piers Tempest continúa: "Siempre he sido un fan incondicional de Tim Spall. Es un actor que está en lo más alto de su carrera. Aunque era físicamente muy distinto de Paisley, Conor y el equipo de caracterización hicieron un trabajo fantástico. Se transformó por completo en el papel. Me acuerdo de cuando rodamos en el bosque. Los corredores que pasaban por allí se daban la vuelta porque pensaban que acababan de ver a Paisley. Fue un momento memorable: Tim había hecho suyo al personaje".

"No puedo pensar en ningún otro actor que no sea en Colm para hacer de McGuinness", continúa Piers. "Interpreta el papel de una forma que pone el contrapunto perfecto a la interpretación que Tim hace de Paisley y eso le da una dimensión más amplia a la relación".

Hamm dice: "Lo más importante era encontrar a alguien que pudiera hacer que McGuinness pareciera más simpático. Es un hombre con una historia muy conocida, así que ¿qué podíamos hacer? En primer lugar, hacerlo más humano, dándole una vida y situándolo en un contexto. Cuando colocas a alguien como Colm Meaney en ese papel, el actor se transforma por completo. Entiende perfectamente la cultura de la que proviene, comprende la base de su ideología y los mecanismos del personaje. Si cuentas con todo eso y además eres un buen actor -y Colm lo es-, tienes la combinación perfecta".

Tempest comenta: "Nos pusimos en contacto con las dos familias para decirles que íbamos a rodar la película. Queríamos tranquilizarles y dejarles claro que no íbamos a contar la historia sin tener ninguna consideración. Pero, al mismo tiempo, era importante que no tuviéramos ninguna limitación en cuanto a la creatividad. No les enseñamos el guion en ninguna de las etapas".

La historia se hace realidad:
The Journey fue creciendo con mucha rapidez. En palabras del productor, Piers Tempest: "Desde el principio, nos planteamos que no queríamos que la película fuera una historia local, algo poco importante. Queríamos llegar a un público amplio. Con esta idea en mente, nos pusimos en contacto con IM Global, que terminó siendo la principal promotora de la película, junto con Northern Ireland Screen y LipSync. Contar con una productora ubicada en Los Ángeles da idea de que siempre tuvimos en mente un público internacional".

Y continúa: "Nuestro director de fotografía, Greg Gardiner, había trabajado en algunas grandes producciones de Hollywood. Traerle a esta película fue un acierto: le imprimió un estilo nuevo y le dio un aire comercial muy útil".

La mayor parte de The Journey se desarrolla en un coche que va de St. Andrews al aeropuerto de Edimburgo. El director, Nick Hamm, comenta: "Este recurso nos permitía mantener el ambiente claustrofóbico que exigía la película y rodar una versión política de una road movie. Concluimos que la imposición del coche no debía acobardarnos, sino que, por el contrario, teníamos que recibirla con los brazos abiertos y presumir de haberla vencido. Greg Gardiner y yo tuvimos una conversación y rechazamos desde el principio la idea de rodar con un fondo verde croma o una retroproyección. Rodamos en la carretera y para ello creamos un "estudio portátil", una especie de microcosmos cinematográfico".

De vuelta a los orígenes:
Aunque técnicamente se sitúa en Escocia, The Journey se rodó en Irlanda del Norte. Piers Tempest comenta: "Esta es la cuarta película que he rodado en Irlanda del Norte y me encanta. Es un hecho tan trascendental para Irlanda del Norte que era importante que la rodáramos aquí".

Mark Huffam, el productor, también pensó que era fundamental: "Decidimos rodar la película en Irlanda del Norte por varios motivos. Uno de ellos es por la industria cinematográfica que existe allí. Estamos intentando promocionar las películas en Irlanda del Norte y está funcionando bastante bien. Por otro lado, sería un pecado, teniendo en cuenta la importancia de la historia para Irlanda, que no la hiciéramos aquí. Por todo eso, era lógico que la rodáramos en ese país".


Entrevista Timothy Spall
La larga carrera cinematográfica de Timothy Spall, ganador de diferentes premios, se remonta a Quadrophenia aunque lo que hizo que el gran público se fijara en él fue su trabajo en la célebre serie de TV Auf Wiedersehen, Pet. Desde entonces ha trabajado con todo el mundo, desde Bertolucci (El cielo protector) a Mike Leigh (La vida es dulce, Secretos y mentiras, etc.). Entre sus muchos trabajos se encuentran Cazador blanco, corazón negro; Hamlet, de Kenneth Branagh; El discurso del rey; Vanilla Sky; Mr Turner (que le valió el premio al mejor actor en Cannes en 2014) y las películas de Harry Potter.

P: ¿Cuáles fueron tus primeras impresiones de The Journey?

R: El guion me pareció fantástico y también la labor de investigación, en especial de las motivaciones de estos dos hombres y de cómo llegan a conocerse. Todos sabíamos que formaban parte de partidos opuestos, pero no conocíamos los entresijos de la historia ni el coste personal. En cierto modo, la belleza de la película está en que nadie sabe con certeza lo que sucedió realmente. Después de haber leído bastante al respecto, me parece una síntesis brillante de lo que pudo haber sucedido. Como actor, mi trabajo fue intentar que todo esto cobrara vida.


P: ¿Investigaste mucho sobre Ian Paisley?

R: Sí, porque ahora todo lo que necesitas es Internet. Vi las entrevistas que le habían hecho y algunos documentales sobre su pasado, además de sus sermones religiosos y sus mítines políticos. Fui reuniendo todas las piezas para intentar comprender quién era y qué significaba. Fue un trabajo apasionante, aunque al final lo único importante es contar una historia lo mejor posible. El público no tiene que preocuparse de si la película es un fiel reflejo de lo que pasó. Con un poco de suerte interpretamos a unos personajes y el público se los cree.


P: ¿Resulta más difícil interpretar a un personaje famoso?

R: El trabajo tiene que ser más minucioso porque todo el mundo sabe cómo era físicamente y su carácter. Así que la respuesta es que existe más presión porque todo el mundo tiene una opinión, y en el caso concreto de este hombre, es además todo un icono.


P: ¿Tenías alguna opinión de él y de McGuinness antes de aceptar el papel?

R: Sabía lo que sabía todo el mundo y la oposición con la que se encontraron en los dos bandos. Por supuesto, como en todo, solo sabes lo que quieres saber, pero a medida que envejeces, te das cuenta de que las cosas son a veces más complicadas.


P: ¿Fue difícil encontrar un equilibrio entre la comedia y la tragedia?

R: Algunas veces, cuanto más graves son las cosas, más dolorosas parecen. Y, no obstante, a menudo la comedia está dentro de la tragedia; la gente nunca se comporta como tendrían que hacerlo si viviéramos en un mundo perfecto. Cuando hablan de cosas que son peligrosas, por lo general, suele haber un cierto humor extraño en eso. Ahora bien, tenemos que ser muy prudentes, porque estamos hablando de un tema que suscita muchos sentimientos y la gente diría que no tiene nada divertido, y claro que no lo es cuando hay muertes. Sin embargo, la vida humana me parece en toda su profundidad una mezcla de comedia y tragedia. Los mejores dramas siempre tienen una mezcla de los dos. Por supuesto, no es una farsa, es más un humor que surge de la profundidad de lo que somos los seres humanos.


P: ¿Qué crees que pensaría Pasley de cómo le has retratado?

R: En este mundo acelerado en el que vivimos, hay una especie de moda por las biografías y las películas sobre sucesos recientes, fíjate si no en Steve Jobs. No sé lo que pensaría el gran hombre de esta película, pero sí puedo decir que he intentado meterme en su piel y comprenderle más que imitarle. Estamos hablando de una vida larga y llena de acontecimientos. Fue un hombre de una profunda fe y convicciones que no gustaba a todo el mundo. Lo mejor que puede hacer un actor es intentar comprender cómo se comporta un ser humano y tratar de convertirse en él.


P: ¿Ves algún parecido entre los dos personajes?

R: En un sentido general, sí. Creo que el guion es fantástico; parece decirnos que el problema está en que los dos tienen creencias muy firmes. Si hay alguien a quien podrías acusar de tener el coraje de defender sus convicciones, ese es Ian Paisley. Aunque supusiera desavenencias y divisiones, puedes estar seguro de que era un hombre de principios y estaba, por supuesto, dispuesto a defenderlos. Creo que reconoce lo mismo en el otro bando. No habría trabajado en la película si hubiera pensado que era de algún modo manipuladora. Me parece que logra un equilibro increíble y que está muy bien planteada porque comprende perfectamente a los dos bandos. Eso es lo que plantea el guion y deja decidir al espectador. Son hombres frágiles, pero también muy fuertes, eso es lo más interesante. Por supuesto, lo que sabemos todos es que se conocieron y se hicieron amigos. Solo tienes que ver las imágenes de McGuinness cuando le informan del fallecimiento de Paisley para darte cuenta de que entre ellos se había establecido un vínculo casi imposible, tanto desde el punto de vista personal como político.


P: ¿Habías trabajado antes con Nick Hamm?

R: No, y tengo que que decir que es un director muy apasionado. La película es un proyecto muy personal con él. Me pareció una experiencia única y maravillosa gracias a él.


Entrevista Colm Meaney
En su larga carrera llena de éxitos, Colm Meaney ha interpretado desde Don Revie en The Damned United al jefe O'Brien en Star Trek: Espacio Profundo Nueve. Otros títulos en los que ha trabajado son Dublineses (Los muertos), Escapada al sur, Layer Cake (Crimen organizado), Con Air (Convictos en el aire), Alan Partridge: Alpha Papa y la "trilogía de Rabbitte": Los Commitments, La camioneta y Café irlandés.

P: ¿Cuál fue tu reacción cuando te hablaron de The Journey por primera vez?

R: Cuando me enviaron el guion, tenía miedo de que fuera una historia política anodina. Cuando lo leí, me sorprendió y me alegré porque me pareció imaginativo, divertido y conmovedor. Me enganchó desde el principio y me lo leí de una sentada, lo cual es raro en mí.

El recurso que utiliza Colin Bateman para contar la historia es muy inteligente. Alterna lo que sucede en el coche entre los dos protagonistas con los comentarios en la base entre el Primer Ministro británico y el Primer Ministro irlandés. Aunque el espectador está dentro del coche, y los dos personajes hacen progresos y retroceden, eres consciente de que hay un ojo externo, lo cual le da una tensión añadida. Además, es una historia tremendamente humana. Hay mucha tragedia en ella, una tensión enorme, pero también humor y compasión.


P: ¿Sabías algo de Martin McGuinness con anterioridad?

R: He seguido muy de cerca los acontecimientos en Irlanda a lo largo de todos estos años aunque hace tiempo que no vivo allí. Por supuesto, seguí las negociaciones de paz y fue entonces cuando tuve noticia de Martin. Yo apoyaba su candidatura a la presidencia de Irlanda en 2011 y le conocí personalmente en un mitin.

Sin embargo, cuando preparé el papel no me puse en contacto con él. Pensaba que era mejor así, porque cuando interpretas a un personaje real tienes que aproximarte a él como actor, con una visión objetiva aunque no creo que hubiera querido influir en nosotros de ninguna manera. Es un hombre muy inteligente y habría respetado nuestro tratamiento y nuestra forma de crear esta historia ficticia.


P: ¿Cómo enfocas la interpretación de personajes reales?

R: El hecho de que conozcamos cómo es y cómo habla la persona real añade siempre la dificultad del físico y del sonido. En esta película, interpreto a una figura emblemática, pero en una situación ficticia. Si interpretas a un personaje ficticio que es herrero, tienes que aprender cómo trabaja un herrero, pues algo muy parecido sucede con los personajes reales.


P: En la película se mezclan la tragedia y la comedia, ¿no?

R: Existe una gran tradición en este sentido en la literatura irlandesa.

Si nos fijamos en Sean O'Casey, vemos que nos presenta sucesos terriblemente trágicos y, sin embargo, hay mucho humor en ellos. Una de las mejores cosas del guion es que alcanza ese nivel. La verdad es que me reí a carcajadas cuando lo leí y espero que el público se ría también.


P: ¿Consideras que The Journey tiene mensaje?

R: Quizás que incluso los temperamentos que parecen más irreconciliables pueden congeniar. Por aquel entonces, estaba leyendo un libro sobre los acuerdos de Camp David y encontré bastantes similitudes. Jamás habrías pensado que estos dos hombres se reunirían en una misma sala. Espero que esta película convenza al público de que existe siempre una forma de avanzar, que siempre hay esperanza, y lo más importante, que los enemigos tienen que hablar.


P: Ya habías trabajado antes con Timothy Spall, ¿no?

R: Sí, en The Dammed United yo interpretaba a Don Revie y Tim, a Peter Taylor, el ayudante de Brian Clough. Rodamos un par de escenas juntos, pero durante la mayor parte de la película estuvimos en sitios diferentes. Ha sido fantástico poder trabajar mucho más cerca de él en esta película. Es un actor extraordinario y lo demuestra en todos sus trabajos. Durante las dos primeras semanas de rodaje estuvimos solos él y yo en un espacio muy reducido y conseguimos encontrar un ritmo, prácticamente nos hicimos dependientes el uno del otro.


P: ¿Te plantearías dedicarte a la política?

R: Me lo han propuesto algunas veces y, en cierto modo, soy bastante un político de sillón. Sin embargo, cuando mi madre hablaba con mi padre sobre lo que hacíamos mis tres hermanos y yo, mi padre le decía que por lo menos no nos metíamos en política. Mis padres pensaban que dedicarse a la política era algo peor que la muerte.


Entrevista Freddie Highmore

P: ¿Qué te llevó a trabajar en The Journey?

R: Cuando me incorporé al equipo, Tim y Colm formaban parte del proyecto así que pensé que no podía dejar escapar la posibilidad de trabajar con esos fantásticos actores. También me enganchó el brillante guion de Colin. Interpretar la doble personalidad de mi personaje me resultaba fascinante. Es un agente del gobierno novato, y lógicamente nervioso, al que le asignan una tarea muy importante, pero al mismo tiempo es fundamental que se tranquilice y que convenza a sus dos pasajeros VIP de que es alguien totalmente distinto.


P: ¿Investigaste algo sobre el proceso de paz?

R: Sí. Great Hatred, Little Room es un libro magnífico de Jonathan Powell, un hombre que estuvo en las negociaciones que llevaron al Acuerdo de Viernes Santo. Aunque el guion de Colin sobre lo que sucedió en el viaje en coche es ficticio, muchos de los matices de esta historia están sacados de la realidad. Puede que nadie sepa cómo, pero estos dos enemigos irreconciliables encontraron, de algún modo, la manera de acercar posturas y buscar la paz para el grupo al que representaban.


P: La mayor parte de la película te la pasas sentado en el coche, ¿te sentiste aislado como actor?

R: Como personaje sí, pero no como actor. Tim y Colm son muy generosos y dos magníficos profesionales. Estaban siempre en el plató y repetían sus interpretaciones fuera de cámara para que tuviera algo frente a lo que reaccionar en mis tomas, incluso cuando no tenía que hablar. Cuando miraba por el retrovisor, allí estaban Ian Paisley y Martin McGuiness, encantadores y aterradores. John Hurt, mi jefe en The Journey, también tuvo la generosidad de grabar previamente sus líneas antes de rodarlas realmente para que pudieran ponerme su parte grabada en el coche cuando conversábamos.


P: ¿Te gustaría ser espía?

R: ¿Con hombres armados y situaciones peligrosas donde puedes perder la vida? No sé si me gustaría convertirme en un agente secreto; parece apasionante, pero no, gracias. Supongo, también, que aparecer en la pantalla interpretando a un espía no es lo más inteligente si quisiera ser un espía al que nadie reconociera. La gente solía tomarme el pelo porque en Cambridge, estudié en la misma facultad que James Bond. Sin embargo, me han dicho que tener una licenciatura en árabe y español y hablar francés son las titulaciones que buscan los servicios de inteligencia. Puede que tal vez trabaje realmente para el MI5 y mi carrera como actor sea solo una fachada.


Entrevista con John Hurt

P: ¿Investigaste algo sobre tu papel?

R: Nunca lo hago, simplemente leo el guion... algo que, en mi opinión, es fundamental; de hecho, este lo leí varias veces. El resto es un ejercicio de imaginación. Eso es lo que he hecho siempre, no soy de los que investigan mucho.


P: ¿Te interesó de manera concreta el proceso de paz en aquella época?

R: Tendrías que haber sido una persona muy pasota para no interesarte. Creo que todo el mundo del Reino Unido y de la República de Irlanda estaba pendiente. Fue un problema muy complejo que afectó a todo el mundo.


P: ¿Qué crees que lograron Ian Paisley y Martin McGuinness?

R: Sus actitudes y sus actos causaron mucha pena y dolor durante algunos años. No eran demasiado flexibles, más bien casi rígidos. De repente, se produjo ese giro de 180 grados y empezaron a llamarlos los "hermanos risitas", lo cual parecía algo impensable. ¿Cómo pudo suceder en tan poco tiempo?


P: Sin embargo, la película es una invención, ¿no?

R: Sí, pero me encantó el guion porque creo que el tema es muy interesante. Siempre habrá discusiones sobre su autenticidad, en el sentido de que es lo que el guionista ha imaginado que podría haber sucedido y no se puede saber hasta qué punto acierta con la verdad. Sin embargo, esa es su virtud. Nadie sabe lo que se dijeron, salvo Martin McGuinness, y no lo va a contar, claro. No obstante, demuestra comprender de manera ficticia perfectamente los hechos.


P: ¿Es la primera vez que trabajabas en Belfast?

R: Nunca había rodado en esa ciudad, pero había ido varias veces por motivos personales, y me parece una ciudad maravillosa.


Entrevista con Toby Stephens

P: ¿Qué te atrajo de The Journey?

R: La verdad es que no tenía muchas ganas de interpretar a Tony Blair. Lo que más me gustó fue la forma en que el guion contaba la historia: con un ligero toque humorístico, pero serio al mismo tiempo.


P: ¿Estudiaste a Tony Blair antes del rodaje?

R: Vi algunos discursos suyos y entrevistas en las que estaba bajo una gran presión y me llamó la atención su habilidad para salir airoso de situaciones muy delicadas. Sin embargo, no quería hacer una imitación. Siempre quieres que te feliciten por el parecido con el personaje que estás interpretando, pero no soy un imitador, soy un actor. Eso sí, Tony

Blair tenía algunos gestos que intenté conservar. Una de las cosas que más tuve que trabajar fue el movimiento de las manos y su forma de hablar, con la parte frontal de la boca. Sin embargo, es más una especie de filtro que le pones a la interpretación que algo que la domine.


P: ¿Estabas al tanto de los sucesos de los que habla la película cuando sucedieron?

R: Sí, era algo muy ligado a la política británica e importantísimo. Crecí en Londres y sabía que había bombas que explotaban; sencillamente, era algo que querías que acabara. Así que me interesaba mucho, sí.


P: ¿Cómo refleja, en tu opinión, el guion esos acontecimientos?

R: Es la síntesis de una historia muy compleja y unos personajes muy complejos. Solo tienes una hora y media para contar la historia y los personajes, que protagonizaron muchas negociaciones difíciles durante un largo periodo de tiempo, son muy complejos. El guionista nos muestra a Tony Blair como un político brillante en cuanto a que supo negociar en situaciones muy complicadas y, de alguna forma, se las arregló para salir airoso de ellas.


P: ¿Qué opinas de Tony Blair?

R: Creo que fue un superviviente y un camaleón político. Blair cambió y dio un giro sutil, casi imperceptible; eso es lo que le convirtió en un gran político y lo que refleja el guion. Sin embargo, no creo que valore mi interpretación ni la película en su conjunto porque da una versión simplificada de los hechos, lo cual es inevitable.


Entrevista con Nick Hamm

P: ¿De dónde surgió la idea de The Journey?

R: Los políticos de Irlanda del Norte tenían esa regla no escrita de que los partidos contrarios tenían que viajar juntos. A mí la idea de que dos hombres que se habían pasado la vida enfrentados se vieran obligados a compartir un espacio reducido me pareció muy interesante. Había oído que Paisley tuvo que volar desde Edimburgo para celebrar sus bodas de plata y que McGuinness fue con él. Es algo que me intrigó muchísimo.


P: ¿Y el resto es ficción?

R: Hay muchas especulaciones sobre lo que pasó de verdad, de lo que hablaron... incluso sobre si llegaron a hablar. Además, la mujer de Paisley y su hijo viajaban en el mismo avión. Pero eso no era lo importante. Lo difícil era coger esa idea y convertirla en una película. Los dos enemigos mortales se ven obligados a compartir un espacio reducido y tienen que hablar el uno con el otro, a ceder sobre algo tan banal como subir o bajar la ventanilla, apagar la música o hacer una parada para ir al baño. En ese sentido, de eso trata la película, de la idea de que los conflictos llevan aparejado mucho arrepentimiento y consecuencias muy amargas. Sin embargo, al final el auténtico heroísmo está en saber ceder y vivir con el otro.


P: ¿Cómo te gustaría que el público enfocara tu película?

R: Con una mente abierta. Aunque la película se basa en una historia de violencia y disturbios sociales, es en última instancia una celebración de la paz. Por eso, no se esconde detrás de secuencias de mucha acción y efectos especiales, sino que es una reflexión sobre dos enemigos que se ponen de acuerdo por el bien de Irlanda del Norte.


P: ¿Quién dirías que es el protagonista?

R: Los dos. McGuinness y Paisley tienen el mismo peso en la película aunque desde dos lados totalmente opuestos. El Paisley real era, en muchos aspectos, un demagogo y un personaje colosal, pero en la película ya es un hombre mayor y mantiene una postura pasiva y evasiva con respecto a las negociaciones de paz en las que McGuinness intenta embarcarle. McGuinness, por otra parte, tiene un carácter mucho más calculador e intransigente. En la película, asume el papel activo de la historia ya que convence al movimiento que representaba a aceptar la reconciliación.