Cinemanía > Películas > El instante más oscuro > Comentario
Destacado: Julianne Moore y Tilda Swinton en 'La habitación de al lado' de Pedro Almodóvar
El instante más oscuro cartel reducidoEl instante más oscuro(Darkest hour)
Dirigida por Joe Wright
¿Qué te parece la película?

Una película de Joe Wright, protagonizada por Gary Oldman, con Kristin Scott Thomas, Lily James, Stephen Dillane, Ronald Pickup y Ben Mendelsohn. Casting, Jina Jay. Música, Dario Marianelli. Maquillaje protésico, maquillaje y peluquería de Gary Oldman, Kazuhiro Tsuji. Maquillaje y peluquería, Ivana Primorac. Diseño de vestuario, Jacqueline Durran. Montaje, Valerio Bonelli. Diseño de producción, Sarah Greenwood. Fotografía, Bruno Delbonnel, AFC, ASC. Producción ejecutiva, James Biddle, Lucas Webb, Liza Chasin. Guion, Anthony McCarten. Producida por Tim Bevan, Eric Fellner, Lisa Bruce, Anthony McCarten, Douglas Urbanski. Dirigida por Joe Wright.


Las palabras y el contexto: "En días sombríos y noches oscuras, cuando Gran Bretaña se quedó sola, y la mayoría, excepto los ingleses, dio por acabada a Inglaterra, movilizó al idioma inglés y lo mandó al combate. La cualidad incandescente de sus palabras iluminó la valentía de sus compatriotas". - Presidente John F. Kennedy, 1963


"Las palabras pueden cambiar y, de hecho, cambian el mundo. Esto es exactamente lo que ocurrió con Winston Churchill en 1940", explica el guionista y productor Anthony McCarten, ganador de un BAFTA. "A pesar de estar sometido a una tremenda presión política y personal, alcanzó la cima una y otra vez en pocos días".

Hace tiempo que Anthony McCarten se interesa por la vida del legendario hombre de Estado y, como muchos otros, se siente inspirado por los discursos y la oratoria de Winston Churchill. Su guion más reciente, La teoría del todo, trataba de otro gran hombre, Stephen Hawking, cuyas palabras cambiaron el mundo incluso cuando ya no pudo hablar. Le atraía sobre todo el intenso periodo comprendido entre "el 10 de mayo y el 4 de junio, durante el que Winston transformó carbón en diamantes".

El eje en el que basó el guión original de EL INSTANTE MÁS OSCURO son tres discursos escritos y dados por Churchill entre los meses de mayo y junio de 1940.

Siempre se dice que los primeros días, incluso las primeras semanas en un nuevo puesto siempre son difíciles. Pero cuando Churchill, que tenía 65 años, fue nombrado primer ministro de Gran Bretaña el 10 de mayo de 1940, poco más podía haber en juego para su país. Las Fuerzas Aliadas ya estaban en guerra con Adolf Hitler, y una democracia tras otra habían caído ante el ejército nazi. Gran Bretaña se encontraba al borde del precipicio. Solo había dos posibilidades: templar los nervios y meterse de lleno en el conflicto, o no participar en la guerra con las tremendas consecuencias que eso implicaba para la soberanía inglesa.

Anthony McCarten lo explica con suma claridad: "Tenía la opción de luchar solo, lo que podía acabar con la destrucción de las fuerzas armadas británicas, e incluso de la nación, o jugar la carta segura, tal como querían el vizconde Halifax y el exprimer ministro Neville Chamberlain, por lo que debería estudiar la posibilidad de firmar un tratado de paz con Hitler. Winston se metió de lleno en el dilema y no tardó en tener que batallar contra la clase dirigente.

"La historia pertenece al pasado, pero sus ecos llegan hasta nuestros días. En demasiadas ocasiones, los líderes de hoy solo son seguidores", continúa diciendo el guionista. "Las decisiones que tomó Winston en menos de un mes tuvieron repercusiones a escala mundial".

Estaban en juego muchas vidas entre mayo y junio de 1940. Más de 200.000 soldados, la Fuerza Expedicionaria de Gran Bretaña al completo, estaban atrapados en las playas de Dunkerque, en Francia, esperando ser rescatados y evacuados.

Anthony McCarten se documentó y accedió a las actas de las reuniones del gabinete de guerra de Churchill. "El contenido revela un momento de incertidumbre, algo que no se tiene en cuenta pensando en su liderazgo", dice. "Winston era consciente de que se había equivocado en el pasado, especialmente durante la Primera Guerra Mundial y la Batalla de Galípoli".

Según cuenta Anthony McCarten, el guion de EL INSTANTE MÁS OSCURO empezó a cobrar forma "mientras estudiaba el método de trabajo, el liderazgo y los pensamientos de Winston. Creía profundamente que las palabras tenían importancia, y se sirvió de la pluma para ayudar a su país, y a sí mismo, a hacer frente a una tremenda amenaza".

"Y durante este proceso apareció un hombre emblemático", añade.

El guionista se impuso un duro horario para reflejar el momento histórico, y al cabo de ocho días, ya tenía dieciséis páginas. Se las enseñó a la productora Lisa Bruce, nominada al Oscar y ganadora del BAFTA, con la que había rodado La teoría del todo.

"Leí lo que había mandado y vi inmediatamente que Anthony volvía a dibujar a un icono de una forma intimista y humana", explica Lisa Bruce. "Todos hemos estudiado la Segunda Guerra Mundial en el colegio y puede que creamos recordar más de lo que realmente hacemos, por eso Anthony incluye la dosis exacta de información contextual en el guion. Aunque no se sepa todo de la época, es fácil seguir lo que ocurría en el mundo en que se movía Winston".

"Con EL INSTANTE MÁS OSCURO, y aunque Winston muestra su proverbial inteligencia y humor, se le ve bajo otro prisma", sigue diciendo la productora. "Anthony se centró en un periodo extremo de esa época, lo que permite transmitir de forma directa la visión y voz de Churchill como líder, así como su don para ver lo realmente importante. Era capaz de convencer a la gente de que le siguiera, incluso a miembros de la oposición. Unió a todos con la idea de resistir y oponerse a Hitler porque entendió la amenaza y todo lo que implicaba".

"EL INSTANTE MÁS OSCURO llega en un momento en que notamos una carencia de liderazgo", añade. "Nos gustaría que alguien estuviera a la altura, como ocurrió con Winston. El título está basado en que consideró este periodo como el mayor reto al que jamás se enfrentó. Toda su vida estuvo encaminada hacia ese momento".

A medida que Anthony McCarten le entregaba más páginas, Lisa Bruce decidió hablar con los otros productores de La teoría del todo, Tim Bevan y Eric Fellner, de Working Title Films, nominados a los Oscar y ganadores de varios BAFTA.

El productor Eric Fellner pensó que la historia de "un hombre de Estado que llegó al súmmum bajo una tremenda presión" podría atraer a uno de los habituales colaboradores creativos de la productora, el director Joe Wright, premiado por los BAFTA. Los productores y el realizador ya tenían en su haber varios proyectos de éxito, Expiación. Más allá de la pasión entre ellos, con sus inolvidables escenas de la época de la Segunda Guerra Mundial.

"Nuestra relación ha crecido, se ha desarrollado", dice Joe Wright. "Me gusta la maravillosa actitud de Working Title, nada los detiene: 'Tenemos un guion, un director, actores, ¡hagamos la película!' Y la hacemos".

Eric Fellner no estaba equivocado, y Joe Wright no tardó en encontrarse "zambullido en un drama apasionante. Siempre he pensado que la Segunda Guerra Mundial fue la base del siglo XX, lo cambió todo".

"Si el público actual puede involucrarse con un icono de aquella época y ver al ser humano, sus cualidades como líder serán mucho más estimulantes", sigue diciendo el director.

Después de implicarse en el proyecto, Joe Wright colaboró en el guion. "Joe se convirtió en un auténtico compañero", recuerda Anthony McCarten. "Trabajamos durante semanas en cada línea del guion. Creo que fui a su casa unas veinte veces, y cada vez me recibía con la misma frase: 'Me alegro de verte. Bien, en la página uno...' Su minuciosidad y entrega ayudaron a cohesionar el guion".

"La concebí de inmediato como una película para el mundo, no limitada al público británico", explica Joe Wright. "Todos hemos visto películas acerca de líderes, pero temáticamente, EL INSTANTE MÁS OSCURO trata más de la duda, la falta de confianza. Descubrimos a una leyenda que se sobrepuso a unas dificultades a las que todos nos enfrentamos en mayor o menor escala".

"Joe me enseñó mucho durante la preproducción de la película", dice Lisa Bruce. "Piensa en términos visuales, tiene toda la historia en la cabeza y sabe perfectamente el recorrido emocional por el que quiere llevar al público".

Encarnar a un icono es intimidante, y los productores sabían que sería un casting complicado.

"Siempre tuve la esperanza de que le encarnase un actor con una idea ligeramente revisionista. Para conseguir otra visión de Winston Churchill pensé en alguien del calibre de Gary Oldman".

Efectivamente, siempre que se habla del actor, premiado por los BAFTA y nominado a los Oscar, se piensa en toda la generación de actores a la que inspiró. Pero Eric Fellner pensó que lo mejor sería ir a la fuente, el propio Gary Oldman, que había protagonizado su primera película como productor, Sid y Nancy, también la primera película del actor.


Transformativo
El productor Douglas Urbanski, ganador de un BAFTA y socio habitual de Gary Oldman, dice: "Hacer una película sobre Winston Churchill no tiene ninguna lógica, a menos que la trama se centre en un momento específico, un incidente, tal como ocurre en EL INSTANTE MÁS OSCURO".

"Cuando Eric Fellner empezó a hablarnos del proyecto, supimos que era un viaje que merecía la pena", sigue diciendo. "Se trataba de una película que no solo entretendría al público, sino que también haría pensar en la fuerza de la historia".

"Gary Oldman encarnando a Winston Churchill iba a ser una interpretación única", dice Joe Wright. "Es mi actor favorito desde Sid y Nancy, Ábrete de orejas, Ley criminal..." Pero ¿estaría dispuesto un actor que ya había encarnado a personajes reales como Sid Vicious, Beethoven y Lee Harvey Oswald a enfrentarse a Winston Churchill?

"Siempre me ha fascinado Churchill y creo que fue nuestro hombre de Estado más grande", dice Gary Oldman. "Pero no es alguien a quien me apetecía encarnar; me ofrecieron el papel hace años y lo rechacé. El reto intelectual o psicológico no tuvo nada que ver, sino la mera cuestión física. Basta con ver una foto de Churchill y mirarme a mí".

Pero reconoce que "al saber quién estaba detrás de EL INSTANTE MÁS OSCURO empecé a tener ganas de aceptar. Lo que más me gusta del maravilloso guion que ha escrito Anthony es que se trata de una película biográfica. Solo se ocupa de unas pocas semanas de enorme dramatismo; no hace falta ir hacia atrás o hacia delante, el personaje no envejece".

Otro atractivo para el actor eran los discursos. "Me apetecía pronunciar esas palabras. Los discursos de Churchill, todos escritos por él, están entre los más grandes del idioma inglés. Son extraordinarios porque no utilizaba una prosa florida, no empleaba metáforas ni imágenes, aunque sabía usarlas si hacía falta. Pero entendía a la gente a la que se dirigía y se aseguraba de que sus palabras llegaban directamente al corazón del país".

El actor sigue diciendo: "Mientras tanto, luchaba contra la adversidad. El gobierno estaba en su contra. Las peleas en el gabinete de guerra eran continuas, y Churchill temía por las vidas de miles de hombres atrapados en Dunkerque. Sin embargo, a pesar de estar bajo semejante presión, usó el idioma inglés como nadie, lo que me parece milagroso".

EL INSTANTE MÁS OSCURO puso a prueba uno de los principios de Gary Oldman: "Todo tiene que ver con la voz. Debí convencerme de que podía sonar como Churchill. Me hice con uno de sus discursos y una grabadora, y empecé a experimentar. Luego busqué documentación para saber quién era realmente el hombre que se enfrentó a un tirano. Quería ir más allá, llegar al nivel psicológico e intelectual. Construirle ladrillo a ladrillo".

"El guion se limita a unas cuantas semanas muy concretas", dice el productor Douglas Urbanski, "pero Gary estaba empeñado en leerlo todo acerca de él, era como una esponja".

El Dr. Larry P. Arnn, historiador y biógrafo de Churchill, le recomendó al actor "los libros esenciales, y fue de gran ayuda porque hay unos mil títulos publicados sobre él", añade Douglas Urbanski, riendo. "Podría estar años leyendo acerca de Churchill. El Dr. Arnn y nuestro asesor histórico, Phil Reed, revisaron personalmente todo lo que usamos para asegurarse de su exactitud. Siempre estaban dispuestos a comprobar los decorados cuando se lo pedíamos".

"Seguí entrenándome para imitar su voz, además de ver un sinfín de imágenes de archivo que me permitieron descubrir a un hombre de 65 años lleno de energía y de motivación", dice el actor.

La carrera militar y política de Churchill, incluyendo sus logros y heroicidades durante la Guerra de los Boer, es conocida, pero Gary Oldman no esconde su admiración por las hazañas del personaje cuando las enumera: "Más de 50 años en el gobierno; escribió 50 libros, es más, ganó el Premio Nobel de Literatura; condecorado en cuatro guerras; pintó 500 cuadros y realizó 16 exposiciones en la Academia Real". Y añade: "De no ser por él, ¿qué habría sido del mundo? Nadie puede alcanzarle, sigue sin haber nadie como él".

Incluso cuando el actor creyó que conocía mejor a Churchill, la falta de parecido físico seguía haciéndole dudar. Sabía que no podría encarnarle hasta que "no solo le oyera, sino que le sintiera físicamente y me moviera como él... Debía mirarme en el espejo y verle, o al menos a su espíritu". Y acaba diciendo: "Estaba convencido de que Kazuhiro Tsuji era la persona - la única persona - capaz de llevarme allí. En su profesión, Kazu es el equivalente a Picasso".

Conocido en la industria del cine como uno de los mejores, sino el mejor, del maquillaje protésico, Kazuhiro Tsuji ha sido nominado en dos ocasiones al Oscar al Mejor Maquillaje de Efectos Especiales en sus veinticinco años de carrera. Pero se retiró en 2012 para dedicarse a la escultura hiperrealista.

Gary Oldman decidió contactar con él personalmente. El maquillador lo recuerda: "Gary me dijo que no haría la película si yo no estaba con él. Me lo pensé, pero no podía decirle que no a Gary. Muy poca gente entiende y aprecia como Gary lo que significan las prótesis y el maquillaje".

Fue un alivio para todos saber que Gary Oldman había convencido a Kazuhiro Tsuji y que estaba dispuesto a meterse en la piel del icono, "a tirarme desde el avión", en sus propias palabras.

El maquillador se puso manos a la obra inmediatamente. "La idea de crear un parecido de una persona de la que todos tenemos una imagen en mente era bastante intimidante", reconoce. "Lo más difícil residía en que las cabezas eran de proporciones y tamaños totalmente diferentes. La cabeza de Gary es ovalada, pero la de Churchill es más aplastada, más redonda. Los ojos de Gary están bastante juntos, los de Churchill, separados. Había que solucionar estas dificultades".

"Pero con el arte del maquillaje, a un actor que pone el alma en el personaje es posible convertirlo en la persona que deseamos".

El trabajo para crear las prótesis, el maquillaje y el cabello requería una gran creatividad. Muy pronto en la preproducción todos comprendieron que "hacía falta un híbrido, una especie de polinización cruzada", dice Gary Oldman. "Debía ser un cruce entre Churchill y yo. Y además, un rostro con el que pudiera trabajar".

En seis meses de desarrollo y pruebas para alcanzar el equilibrio perfecto, Kazuhiro Tsuji moldeó, esculpió, aplicó, ajustó, añadió y quitó. Durante el largo proceso, Anthony McCarten siguió revisando el guion, mientras Joe Wright se documentaba y reunía a expertos para el equipo técnico.

Kazuhiro Tsuji realizó moldes de la cara y el cuerpo de Gary Oldman. "Hicimos cinco pruebas de maquillaje hasta encontrar el diseño que funcionaba mejor", recuerda el actor. "Un director debe tener un ojo clínico, pero Joe Wright es excepcional y fue de gran ayuda".

La conocida diseñadora de maquillaje y estilista Ivana Primorac se quedó maravillada ante el proceso. Nominada seis veces a los BAFTA, la diseñadora es una de las colaboradoras favoritas de Joe Wright, que la contrató muy al principio para, como dice ella misma, "ocuparme del maquillaje y el peinado de todos los demás".

"La silueta de Churchill es muy especial y muy conocida, ningún actor puede interpretarlo sin ella. Gary necesitaba esa silueta para encarnar la apariencia física, además de su forma de hablar y sus gestos", explica la diseñadora. "Y poco a poco empezó la transformación, etapa a etapa, fue algo fantástico. Lo que Kazu consiguió es absolutamente increíble, nunca había visto nada igual".

Los moldes en negativo sirvieron para hacer moldes en positivo. Basándose en fotos y documentales de Churchill, Kazuhiro Tsuji moldeó con arcilla los rasgos del político encima del molde de la cara de Gary Oldman. A continuación "se realizó otro molde de este trabajo con arcilla del que sacó un cuarto molde de silicona que encajaba en el rostro de Gary", explica el maquillador. "También diseñamos una peluca y postizos para que el pelo fuera idéntico. Así es como Gary se convirtió en Winston".

Al ser una prótesis de silicona muy maleable, a la que se añadieron sustancias líquidas para que fuera aún más suave, el parecido con la piel era extremo y, una vez colocada en el rostro de Gary Oldman, reproducía todos sus movimientos faciales sin perder nada de expresividad.

Sin embargo, algunas zonas de la cara no estaban recubiertas por la prótesis, como la frente y los labios. Se había visto durante las pruebas que reducía la fuerza de las expresiones, pero para que dichas expresiones fueran perfectamente sincronizadas con la falsa piel, esta no podía estar ni un milímetro fuera de lugar.

Kazuhiro Tsuji también diseñó "un traje corporal de gomaespuma, algo parecido a un 'traje de gordo' aunque muy ligero", dice Ivana Primorac. "No solo transformó su silueta, también le ayudó a moverse como Churchill".

Cuando el rodaje empezó en otoño de 2016, la transformación diaria se había convertido en una ciencia exacta, pero requería tres horas y media diarias, lo que obligó a Gary Oldman a estar, en algunos casos, hasta 18 horas en el plató. "Llegaba al estudio a las tres de la mañana para la sesión de maquillaje", recuerda el actor. "Tardaba otra media hora en vestirme, para entonces ya eran las siete y llegaba el resto del equipo".

Pero habría tardado aún más si no hubiera decidido raparse al cero para que los maquilladores no tuvieran que esconder su cabello. "David Malinowski y Lucy Sibbick trabajaron conmigo cada día, siguiendo las instrucciones de Kazu al pie de la letra. ¡Forman un equipo increíble!", acaba diciendo.

Los dos maquilladores utilizaban las marcas naturales del rostro de Gary Oldman como guías. El cuello, los ojos y la boca, y cada arruga, cada depresión estaba reflejada en el interior de la máscara. Solo así, la cara del actor podía transformarse en la de Winston.

"La máscara era muy suave", dice David Malinowski. "Un poco como una media con alubias cocidas dentro, algo informe que debíamos colocar en la cara de Gary. Si no estaba exactamente donde debía, cedía y se arrugaba".

A pesar del tiempo necesario, Gary Oldman sabía que en cuanto la máscara estaba perfectamente colocada, podía concentrarse plenamente en la interpretación. Ivana Primorac y su equipo redujeron las comprobaciones de maquillaje al mínimo, conscientes de que el actor llevaba casi la mitad de su peso en prótesis y relleno.

Quitar la prótesis requería unas dos horas. No podía retirarse de golpe porque habría arrancado parte de la piel de Gary Oldman.

"Mientras rodábamos, olvidaba totalmente que Gary llevaba una prótesis, un traje con relleno y una tonelada de maquillaje; para mí era absolutamente real", dice Joe Wright.

David Malinowski debía retocar la prótesis a menudo para conseguir el tono rojizo de la cara de Churchill creado por un delicado entramado de minúsculas venas. El proceso se repetía cada mañana una vez colocada la máscara en el rostro de Gary Oldman. El maquillador añadía o rebajaba el tono de la piel de silicona y pintaba cada uno de los lunares en la cara. Una vez hecho esto y sirviéndose del pincel más fino existente en el mercado, dibujaba pacientemente cientos de pequeñas venas para crear el entramado que daba el tono realista a la piel.

Todo se tenía en cuenta para el maquillaje, la iluminación diurna y nocturna, el estado físico de Churchill en un momento dado, incluso la rojez producida por un afeitado demasiado enérgico.

David Malinowski dice: "Nuestra intención fue crear un personaje que se pareciera al real. Nos esforzamos en que no se notara el maquillaje. Con las cámaras digitales se ve todo mucho más, incluso detalles ínfimos. Por eso hay que ser lo más realista posible".

El rodaje duró 54 días, en los que Gary Oldman y el equipo de maquilladores y peluqueros nunca fallaron, algo que solo puede conseguirse gracias a la paciencia y dedicación que compartían.

Kazuhiro Tsuji se desplazó desde Estados Unidos en varias ocasiones para estar presente en el rodaje. Reconoce que "no me fijaba tanto en el aspecto de Gary, sino en cómo imitaba la voz de Winston. Era genial ver el parecido y luego oír la voz saliendo del personaje".

El productor Douglas Urbanski no se ha recobrado del asombro: "Gary está impresionante como Winston Churchill. A pesar de que son dos figuras históricas totalmente diferentes, su encarnación me ha recordado a George C. Scott en Patton. Su interpretación dejará boquiabierto al público".

"La concentración de Gary es enorme, y llegaba cada día al rodaje con más energía que cualquiera", sigue diciendo. "Habría debido estar más cansado que nadie, pero motivaba a todo el mundo".

"Reconozco que es el trabajo más duro que he hecho en mi carrera", dice Gary Oldman, "pero también el más liberador. Antes de rodar, estaba impaciente por empezar y ser Winston. Llegaba cada mañana pensando que era afortunado por tener esa oportunidad".


Hablar y vestir como el personaje
Los discursos que dio Winston Churchill entre mayo y junio de 1940 son emblemáticos, no han perdido fuerza ni inspiración. Capaces de movilizar a una nación, esos discursos de uno de los oradores más influyentes del siglo XX, todavía se citan, usan y adaptan. Sus palabras han trascendido el tiempo, el espacio y, ahora, incluso el ciberespacio. Basta con entrar en cualquier página de citas célebres en Internet para encontrar una larga lista de frases de Winston Churchill.

"EL INSTANTE MÁS OSCURO incluye sus discursos más excepcionales y describe las también excepcionales circunstancias por las que los redactó", dice Joe Wright. "Tendemos a olvidar que Winston empezó profesionalmente como periodista; escribir fue su primer gran talento, y le sería muy útil posteriormente".

El guionista Anthony McCarten añade: "Ante todo era escritor, sus palabras se han convertido en un auténtico legado".

Aunque se sabía que Gary Oldman llevaba meses ensayando, todos se quedaron atónitos cuando le oyeron por primera vez en el plató; la voz estaba pulida a la perfección, desde la entonación hasta el ligero deje que tenía Churchill.

El actor descubrió algo de lo que pocos se habían dado cuenta hasta entonces: "Escuchando sus discursos, y no solo los que incluimos en la película, descubrí que Winston ceceaba. Su voz tenía un tono algo nasal. La cuestión era cuándo hacer que se notara más o menos".

Joe Wright estaba al corriente de todo lo que había descubierto Gary Oldman, pero prefirió no decírselo a nadie. El actor mandó varias grabaciones para saber su opinión. "Yo estaba en Reino Unido, y Gary, en Los Ángeles", explica el director. "Se grababa dando uno de los discursos en la entrada de su casa para que la acústica fuera más correcta, para que hubiera eco, y me mandaba la grabación. Empecé a sentir que escuchaba a Winston Churchill". Y añade: "Pero nunca era una imitación. Gary descubrió qué hacía hablar así a Winston Churchill".

Otros elementos de suma importancia para la interpretación de Gary Oldman fueron "los detalles del vestuario. Es algo muy personal, es lo que el actor toca".

Puede decirse que Gary Oldman trabajó desde dentro en cuanto a la voz y a las expresiones faciales, pero el vestuario le ayudó a externalizar a Winston Churchill. Una vez más, el equipo se concentró en ser absolutamente fidedigno a la época cuidando hasta el más mínimo detalle.

La oscarizada Jacqueline Durran, colaboradora habitual de Joe Wright, se encargó de vestir a Gary Oldman después de haberlo hecho en El topo, también de Working Title, aunque esta vez el cambio físico era notable.

"Me inspira una confianza total y es un placer trabajar con ella", dice el actor. Y Joe Wright añade: "Jacqueline, bendita sea, se enfrentó a EL INSTANTE MÁS OSCURO con la misma pasión y entusiasmo que ha demostrado en películas anteriores, aunque en esta ocasión se trataba sobre todo de hombres con trajes oscuros".

De hecho, Jacqueline Durran pasó más tiempo de lo habitual, seis meses antes del rodaje, trabajando con Gary Oldman, Joe Wright y Kazuhiro Tsuji. "Para los trajes de Winston Churchill estudié detenidamente lo que llevaba en fotos y documentales, y lo copié con exactitud", explica la diseñadora. "Me esforcé en darle a Gary las herramientas para ser el Winston que él quería encarnar, así como a Joe la imagen que deseaba".

Churchill solo encargaba sus sombreros a Lock & Co. Hatters, la sombrerería más antigua del mundo. Fundada en 1676, sus creaciones han coronado las cabezas de personas que van desde Lord Nelson a David Beckham. Se decidió hacer lo mismo. "Fue como entrar en la historia", dice Gary Oldman.

"Los sombreros son parte de la caracterización de Gary", explica Jacqueline Durran. "Tiene un sombrero de fieltro, un sombrero Cambridge y uno de copa. También compramos una gorra de marina y un fez, pero no los usamos".

Para los trajes se recurrió a la sastrería que vestía a Churchill, Henry Poole & Co, ubicada en Saville Row y fundada en 1806. "Me ofrecían algo más tangible a la hora de encarnarle", dice el actor.

Churchill fumaba Cohiba Siglo y su reloj de bolsillo era de Montres Breguet. La única excepción fueron los zapatos porque el proveedor original ya no existe.

"Cada mañana era como el ritual del boxeador preparándose para el combate, se le envuelve las manos, se le masajea", dice Gary Oldman. "Cuando llevaba la cara, el traje y la ropa, estaba listo, era Winnie".

Pero hace falta más que maquillaje y vestuario para encarnar a un personaje; la verdadera prueba llega con la interpretación. La productora Lisa Bruce reconoce que ver a Gary Oldman en el plató "le daba escalofríos. Tenía la impresión de estar delante del auténtico Winston Churchill. Gary, a través de la interpretación, la mirada, la postura, los movimientos, crea a Winston desde lo más profundo. El maquillaje y la prótesis son absolutamente increíbles, ayudan mucho, pero el que nos lleva a Winston Churchill es quien está dentro de todo eso".

Joe Wright descubrió que la comunicación con el actor era sorprendente: "En EL INSTANTE MÁS OSCURO fue mucho más que un actor, se convirtió en mi socio. Al ser también director - Los golpes de la vida es una película extraordinaria -, podía hablar con él sobre la mecánica de la realización de una forma poco habitual con un actor. Incluso llegué a pensar en dejarle hacer su papel y yo ocuparme de todo lo demás, pero Gary es un excelente colaborador. Quiere hablar, quiere una opinión, y el rodaje fue aún más fascinante de lo habitual".

"He trabajado en películas en las que no he hablado ni conocido al director hasta el primer día de rodaje", añade Gary Oldman. "Por eso fue maravilloso trabajar con Joe, una persona minuciosa que se involucra en el guión desde el principio y pide opiniones, que crea un ambiente cálido en el plató. Joe tenía una visión muy clara de lo que debía ser EL INSTANTE MÁS OSCURO".


Las mujeres detrás del hombre
Ya se sabe que detrás de cada gran hombre hay una mujer aún más grande. La mujer más importante en la vida de Winston Churchill durante esas cuatro intensas semanas de la primavera de 1940 fue su esposa Clementine, a la que llamaba Clemmie y con quien llevaba 31 años casado. Según él, casarse con ella había sido su mayor éxito.

Clemmie era su confidente, su conciencia, su crítica, la persona en la que Churchill más confiaba. "Clemmie era la compañera de Churchill, no solo en la vida doméstica, sino también en la vida política", explica Joe Wright. "Era más liberal que él y defendía la causa de los liberales. A veces le hacía caso, aunque no siempre. No tomaba una sola decisión sin consultar con ella".

Para encarnar a Clemmie se necesitaba a una actriz con clase y distinción, inteligencia y humor. "¿Quién mejor que Kristin Scott Thomas?", pregunta Eric Fellner.

Joe Wright estaba de acuerdo en que la actriz era perfecta para ser la contrapartida de Gary Oldman en la gran pantalla. "Cuando Kristin habla, se la escucha", dice. "Siempre había querido trabajar con ella, probablemente porque estoy medio enamorado de Kristin desde que era adolescente".

Por su parte, Kristin Scott Thomas es una admiradora de Orgullo y prejuicio y de Expiación. Más allá de la pasión, dos películas del director. "Trabajar con Joe fue exactamente como había imaginado", dice. "Permite que los actores prueben otras cosas, no se empeña en que todo sea como él quiere".

En su opinión, Clemmie es "un pilar. Winston y ella se adoraban, pero tenían discusiones épicas. Me parece extraordinario que fuera capaz, en esas escasas semanas entre mayo y junio, de comunicar un sentido de patriotismo, valentía y orgullo al pueblo británico".

Al igual que Gary Oldman, "el material a mi disposición para documentarme era descomunal. La productora me mandó una caja de libros enorme. Pero me lancé de lleno y fue fascinante. También tuve en cuenta cómo se había interpretado a Clemmie con anterioridad. Debía encontrar una versión, una interpretación y una visión propias".

Una vez más, la clave estaba en las palabras de Winston Churchill. "En una de sus cartas, Churchill dice que no habría podido superar la guerra sin Clemmie a su lado", explica Kristin Scott Thomas. "Es obvio que le apoyaba, pero tenía las ideas muy claras en cuanto a política y a lo que debía hacerse el mundo, y se lo decía sin rodeos".

"Clemmie y Churchill disfrutaban de igualdad emocional e intelectual", dice Lisa Bruce. "Nadie veía debajo del barniz con el que se disfrazaba Churchill, excepto Clemmie. Kristin era consciente de eso y se nota en sus escenas con Gary. Era un poco como si los dos ejecutaran un baile, fue un placer verlos actuar".

"Creo que la Clementine de Kristin Scott Thomas es la auténtica", añade Gary Oldman. "Su caracterización es maravillosa. Y me parece que los dos tenemos química en EL INSTANTE MÁS OSCURO".

"Me olvidaba totalmente de que era Gary", añade Kristin Scott Thomas. "Éramos Winnie y Clemmie".

Lily James se unió al reparto de EL INSTANTE MÁS OSCURO para dar vida a Elizabeth Layton, la secretaria personal de Churchill, porque sintió que era "una historia con mucha fuerza, la historia de todos, la historia que deberíamos recordar y que debería hacernos reflexionar".

La actriz se alegró "de hacer una película donde no encarno a la futura o actual novia de nadie, no hay romance, pero sí una relación maravillosa entre Churchill y Elizabeth".

Anthony McCarten se inspiró para el personaje en la auténtica Elizabeth, que escribió unas memorias en las que hablaba de los años que trabajó con Churchill, publicadas con su nombre de casada, Elizabeth Nel.

El guionista utilizó el personaje para ofrecer una visión más intimista de un hombre que no era muy asequible, y Joe Wright filmó las escenas entre la secretaria y su jefe en ese sentido.

"Elizabeth puede compararse a los ojos de la película", explica el director. "No quería que nada se interpusiera entre Lily y el público. Su perspectiva es asequible y nos lleva a lo que me parece un aspecto importante: la desconexión de Winston con el pueblo británico, antes de reconectarse con mayor fuerza".

"En cierto modo, vivía en un ambiente exclusivo", sigue diciendo. "En un momento en que se hace esencial un verdadero liderazgo, debe salir de su burbuja y conectar con el hombre y la mujer corrientes. Solo así, escuchando las preocupaciones del pueblo podía entender la repercusión, el efecto de las tremendas decisiones que debía tomar".

Lily James dice: "Me lo pasé realmente bien leyendo la autobiografía de Elizabeth. Sabía que debía estar a la altura del puesto que tenía y era una luchadora. Admiraba profundamente a Churchill, sentía un gran afecto por él, como muchos miembros de su personal. Era muy estricto, las cosas debían hacerse a su manera, pero también se mostraba muy generoso y tenía un enorme sentido del humor".

"Era como trabajar con Churchill. Gary Oldman es un intérprete muy atrevido, pero fue muy amable conmigo profesionalmente", añade. "Y Joe Wright crea una atmósfera en el plató que permite llegar al humanismo más profundo de los personajes sin limitarse solo a la política y a la historia. Se tiene la sensación de que todos colaboramos; por ejemplo, cuando creamos el aspecto de mi personaje con Jacqueline Durran e Ivana Primorac. Joe hace que seamos un equipo".

"Todo debe encajar, aunque sería imposible sin una colaboración constante. Es lo que Joe quiere, que trabajemos en equipo", recalca Ivana Primorac. "Lily es una mujer moderna, pero la convertimos en una mujer típica de los años cuarenta".

Lily James explica que "Elizabeth siempre debía acompañar a Churchill. Incluso en el coche, estaba sentaba con él tomando notas o escribiendo a máquina. Aprendí a usar una máquina de las antiguas; me costó, pero conseguí una velocidad profesional".

"Puede decirse que Elizabeth siempre está trabajando", sigue diciendo. "Tuve que meterme en la cabeza de una joven de unos veinte y pico años que trabaja con un genio, que copia los discursos y telegramas que cambiarán el futuro del mundo".

Jacqueline Durran diseñó un vestuario más amplio para Elizabeth que para otros personajes. Al principio lleva bonitos vestidos de colores suaves, pero a medida que el ambiente cambia y se hace más tenso, cambia a trajes de chaqueta que no desentonan con el hombre con quien trabaja".

"Elizabeth es como una flor que emerge entre esos hombres poderosos", dice la productora Lisa Bruce. "Da una energía diferente a la historia y a la relación. Con ella, Churchill se atreve a bajar un poco la guardia, y gracias a ella, se ven cosas de él que no mostraría habitualmente".

"Lily es naturalmente curiosa, muestra la ingenuidad de Elizabeth y su profunda lealtad a Churchill", sigue diciendo. "La auténtica Elizabeth describió lo difícil que era trabajar para Winston Churchill, pero también dijo que fue la mejor época de su vida. Lily comunica esa sensación y aporta mucho a la historia".


Contemporáneos
Aunque Winston Churchill fue miembro del Parlamento durante muchos años, nunca se le consideró un candidato a primer ministro. Algo cambió el 10 de mayo de 1940, cuando el rey Jorge VI le nombró para ese puesto, a pesar de contar con pocos apoyos en el Partido Conservador, donde militaba, y entre la clase dirigente.

Su primer gesto fue invitar a Neville Chamberlain, el exprimer ministro, y al vizconde Halifax (al que todos llamaban Edward) a formar parte del Gabinete de Guerra. Churchill era consciente de que Chamberlain seguía manejando el Partido Conservador y de que muchos habrían preferido, entre ellos el Rey, que Halifax ocupara su puesto.

Ben Mendelsohn, premiado por los Emmy, encarna a Jorge VI y dice que "EL INSTANTE MÁS OSCURO nos descubre la idea que el Rey se hacía de Churchill y de la guerra. Fue un momento en que ambos se vieron sometidos a una tremenda presión y tuvieron que navegar juntos en un canal tan estrecho como peligroso".

"Me sentí muy halagado, y también muy sorprendido, cuando me ofrecieron el papel del Rey", sigue diciendo. "Encarnar a una figura inglesa de esa importancia me pareció un reto demasiado prometedor como para rechazarlo".

"Joe tuvo la idea de dar el papel a Ben", dice la productora Lisa Bruce. "Pero es australiano y debió entrenarse para conseguir el acento adecuado y el ligerísimo tartamudeo que el Rey aún tenía. Físicamente, el parecido es extraordinario".

"Siempre supe que Ben debía hacer el papel", explica Joe Wright. "Me pareció admirable en Convicto, su tremenda energía le permitía alcanzar un elevado punto de concentración. Ben es un actor que interioriza mucho, y eso aporta una carga emocional a las escenas entre Winston y el Rey".

"Joe siempre escoge a los mejores actores para los papeles", añade Ivana Primorac. "Jacqueline Durran y yo, así como nuestros departamentos, trabajamos con el actor para crear el personaje. Ben casi habría podido estar delante de la cámara tal cual, pero decidimos añadir algún que otro toque regio. Le hicimos un peinado igual al del rey Jorge VI y, curiosamente, empezó a moverse de otro modo. Se metió de lleno en el papel".

"Ver a Churchill y al Rey juntos es fantástico. Churchill es el protagonista, pero de pronto parece mucho más pequeño, arrugado, incluso mal vestido", acaba diciendo la maquilladora.

"No era tarea fácil encarnar al rey Jorge después de que lo hiciera Colin Firth (El discurso del Rey), pero Ben ha estado brillante. Su interpretación es especial. Llamó a Joe para decirle que había demasiadas erres en sus escenas. Las personas con problemas de habla - el Rey tartamudeaba -, evitan ciertas letras, la erre entre ellas. Ben había revisado todos sus diálogos, y la sugerencia tenía mucho sentido, por lo que se reescribieron sus frases".

"Un actor no debe dejar nada al azar y tampoco debe escatimar esfuerzos", dice Ben Mendelsohn. "En ningún momento quise hacer una imitación del rey Jorge, era una interpretación, pero siempre hay que estar lo más cerca posible de la autenticidad".

Y sigue diciendo: "Fue un gran honor trabajar con Gary Oldman, un actor de actores. Además, era mi única oportunidad para estar en una sala con Winston Churchill".

La relación entre Churchill y el Rey mejoró durante la primavera de 1940, pero con las opiniones divergentes de Chamberlain, Halifax y otros. Estas quedaron reflejadas en las Actas de las reuniones a las que tuvo acceso Anthony McCarten, que trasladó a la película muchas frases íntegras.

En opinión de Joe Wright, las escenas de las Salas de Guerra "son el centro de la película y de la historia que contamos. Anthony basó los diálogos en las Actas de las reuniones, que podían alcanzar un gran dramatismo. Mi intención era escenificar estas escenas de forma cinematográfica, con los diecisiete actores en una sala. A menudo se cree que cinematográfico significa tomas abiertas de inmensos paisajes, pero para mí el cine es más la intención que el lienzo".

"Pero ya tenía parte del trabajo hecho gracias... a Winston, que siempre colocaba a sus oponentes frente a él, impidiendo que hablaran sin que él lo notara", termina diciendo.

"A un lado estaban los decididos a aplacar a los nazis, y al otro, los que querían convencer a la nación de que debían enfrentarse a Hitler", explica Anthony McCarten. "El conflicto entre Winston y Halifax es patente, pero al oír estas discusiones, el público verá a lo que se enfrentaba Churchill y toda la nación".

"No queríamos limitarnos a decir que Churchill era maravilloso", explica el director. "Nos pareció que el público debía oír los argumentos de ambos bandos y sopesarlos. Lo genial de Churchill es que hacía exactamente eso, escuchaba otros puntos de vista, los analizaba, y luego decidía. Es algo que mostramos en varias ocasiones en EL INSTANTE MÁS OSCURO".

"Espero que el espectador escuche a Halifax y reflexione acerca de su razonamiento: si Gran Bretaña no hubiera ganado la guerra, ¿no habría tenido razón Halifax? En ese caso, Churchill no habría sido un héroe. Ganar una guerra no depende de una decisión, sino de muchas, y a veces, de la suerte".

Y añade, con cierto alivio: "La Historia demostró que Churchill tenía razón y eso merece celebrarse. Pero en mayo de 1940, negociar la paz era un camino posible, sobre todo porque el ejército de tierra de Gran Bretaña estaba atrapado en las playas de Dunkerque, al otro lado del Canal de la Mancha. Si caía en manos del enemigo, Gran Bretaña no podría defenderse".

Para encarnar a Halifax, un aristócrata profundamente religioso, Joe Wright sabía que necesitaba a un actor que comunicara autoridad y convencimiento, y no un antagonismo caricaturesco. En una reunión de casting se habló de Stephen Dillane, ganador de un Tony, y la idea gustó al director: "Stephen es un intérprete riguroso, sabía que defendería su opinión de forma que el espectador la tomaría en cuenta. Desprende gravedad y entereza. Estoy convencido de que el público se preguntará si Halifax no tenía razón".

"Nunca se debe hacer oídos sordos a un argumento en favor de la paz", dice Anthony McCarten, "pero Churchill conocía la Historia y sabía que los países que se rinden jamás vuelven a ser lo que eran, mientras que los luchadores consiguen levantarse de nuevo".

Para encarnar a Halifax, Stephen Dillane trabajó muy de cerca con Ivana Primorac, lo que conllevó rasurarse la mitad de la cabeza. El actor empezó a documentarse y descubrió que el papel no tenía nada de fácil. "Me costó mucho encontrar algo donde se hablara bien de él", recuerda. "Halifax es el personaje que se colocó en el lado equivocado de la Historia; cuesta verle objetivamente y es aún más difícil convertirle en un mito. Me interesó su comportamiento cuando estaba convencido de que podía ser el líder de los Tories y su duda ante la acción militar".

Lisa Bruce cree que "Stephen documentó muy bien su perspectiva y cuestionó todas las posturas de Halifax. Supo añadir un subtexto a su encarnación de Halifax, convirtiéndole en digno oponente de Churchill y dando más fuerza a las escenas de las Salas de Guerra".

Se pidió al veterano actor Ronald Pickup que encarnara a Neville Chamberlain, papel que estaba destinado al lamentado John Hurt. "Me sentí privilegiado por trabajar en EL INSTANTE MÁS OSCURO", dice. "Me parece una película de suspense de gran vitalidad y optimismo".

"Neville Chamberlain defendía la tesis de que se debía aplacar a Hitler; sin embargo, el Parlamento votó en contra y le obligó a dimitir como primer ministro", sigue diciendo. "Ahora bien, era el líder de los Conservadores y tenía una gran influencia. Siempre iba de uniforme".

El productor Douglas Urbanski dice: "Ron logra darle al papel una mezcla de vulnerabilidad y fuerza. Su mirada nos deja entender lo que significaron esas pocas semanas para Chamberlain. Se suele pensar que Churchill y Chamberlain eran rivales, pero poca gente sabe que Churchill redactó y leyó una magnífica elegía ante el Parlamento cuando falleció Chamberlain".

Según Ronald Pickup, actuar con Gary Oldman "daba escalofríos y emocionaba por su encarnación de Winston, por la fuerza que había en su interpretación. Me parece uno de los grandes porque nunca subraya su actuación".

Y añade: "El guión de Anthony está muy bien escrito y no juzga. Joe nos impedía ser excesivos, es un director que ama profundamente a los personajes".

Lisa Bruce cree que los actores se beneficiaron de la dedicación de Joe Wright, "de su empeño en ser tan específico en los detalles. Es la primera vez que produzco una película en la que el director exige dos semanas de ensayos con actores maquillados y vestidos para que se metan realmente en el papel".

"En total fueron diez semanas de trabajo para mí, pero muy placenteras", reconoce Gary Oldman. "No había ensayado tanto desde mi época en los escenarios".

La productora Lisa Bruce recalca que "Joe contrató a historiadores para hablar con los actores, organizó viajes a decorados, invitó a participar a la familia de Churchill... Es otro tipo de cineasta por su forma de trabajar. Y eso se nota en el montaje final porque no se tiene la sensación de ver algo simulado; prepara las interpretaciones a la perfección".


Los decorados
EL INSTANTE MÁS OSCURO transcurre en una Gran Bretaña más que crispada. La Primera Guerra Mundial menoscabó la economía y la mano de obra, y aunque habían pasado dos décadas, el país seguía sin recuperarse industrial y militarmente cuando ya amenazaba una segunda guerra.

Para diseñar a una nación en proceso de recuperación, Joe Wright recurrió a la conocida diseñadora de producción Sarah Greenwood, nominada a los Oscar, y a la decoradora Katie Spencer: "Hago cine con un equipo, Sarah y Katie son una parte intrínseca de este proceso. Después de haber realizado tantas películas juntos, sabemos cómo trabajamos, apenas nos hace falta hablar".

Efectivamente, el equipo de diseño de producción sabe que los decorados deben ser circulares porque el cineasta prefiere disponer de mayor flexibilidad para los movimientos de cámara.

En palabras de Joe Wright, "el Londres de 1940 no presentaba el mismo aspecto que ahora, estaba más sucio, por lo que evitamos los típicos decorados londinenses".

La decoradora se inclinó por amarillos apagados, azules claros, sofás algo raídos y alfombras gastadas. Los interiores de la residencia del primer ministro en el nº 10 de Downing Street se decoraron con los colores indicados por el director de fotografía Bruno Delbonnel, nominado por la Academia después de que este se pusiera de acuerdo con Joe Wright.

"Este periodo se traduce a menudo como algo ampuloso en la pantalla, hicimos todo lo posible para evitarlo", dice Sarah Greenwood. "Tuvimos la enorme suerte de encontrar una casa georgiana en un estado regular en Yorkshire y pudimos transformarla, incluso obteniendo los decorados circulares que tanto gustan a Joe".

El departamento no tuvo que realizar una copia exacta de la residencia del primer ministro porque apenas se sabe cómo era realmente en 1940. La diseñadora de producción lo explica con una sonrisa: "Nos dio la libertad de crear nuestro propio 10 de Downing Street. Parece auténtico, pero no tiene nada que ver. Por ejemplo, las escaleras que llevan al primer piso no están allí realmente".

Wentworth Woodhouse, una imponente mansión neoclásica considerada la mayor residencia privada del Reino Unido, hizo las veces del Palacio de Buckingham.

Bruno Delbonnel iluminó las escenas interiores a través de pequeños agujeros porque el departamento de Sarah Greenwood había cerrado las ventanas con enormes persianas. Además, el Palacio de Buckingham no era tan luminoso como actualmente, sino más oscuro, acorde con el estado de ánimo de la nación en aquel tenso periodo.

Teniendo en cuenta dónde pasó Churchill la mayor parte del tiempo durante esas cuatro críticas semanas, en EL INSTANTE MÁS OSCURO hay dos decorados principales, el Parlamento y las Salas de Guerra. La autenticidad de ambos debía ser absoluta.

Las Salas de Guerra aún existen, pero forman parte del Museo Imperial de Guerra y no se permite filmar en ellas. Se autorizó al departamento de diseño que hiciera fotos y tomara medidas para reproducirlas posteriormente, y Gary Oldman pasó horas en el interior. Incluso se le permitió sentarse en la silla de Churchill.

Después de meses de documentación adicional y de minuciosa planificación, se recreó el búnker en el que Churchill se reunía con el Gabinete de Guerra. El decorado se construyó en los platós de los estudios Ealing, los más antiguos del Reino Unido, donde se rodaron clásicos como El quinteto de la muerte e It Always Rains on Sunday. Se comprobó hasta el más mínimo detalle, incluso el color de las chinchetas que sujetaban los mapas.

"Desde luego, las chinchetas eran iguales. El decorado daba una sensación extraña, muy parecida a lo que se siente en las auténticas Salas de Guerra", dice Gary Oldman. "Me atrevo a decir que es uno de los mejores decorados en los que he trabajado. Los detalles eran impresionantes. Abrí un par de libros y eran copias perfectas de los diarios que había visto en las verdaderas Salas".

Lily James confirma lo que dice el actor: "Abrí un cajón por curiosidad, y me encontré con raciones de azúcar y lápices usados".

El asesor histórico Phil Reed describe los 23 años en los que fue el conservador de las Salas de Guerra como "los mejores de mi vida". Hablando del decorado de Sarah Greenwood y Katie Spencer, dice: "Los ladrillos, las vigas e incluso los conductos de aire son idénticos a los originales. La única diferencia está en la escala de algunos elementos para permitir el paso de las cámaras".

"Pero la atmósfera, la sensación son las mismas", añade. "No hay un solo error, es un trabajo brillante".

El departamento artístico supervisó la creación de un centro permanentemente activo, con una centralita con numerosas operadoras, pilas de documentos, mapas de Europa, y dormitorios descuidados. El ambiente de caos reproduce la actividad dentro del búnker subterráneo.

"Las Salas de Guerra son una especie de lío constante donde Churchill se inspiraba", dice la diseñadora. "Estaban metidos en un búnker subterráneo, una especie de madriguera. Joe quería una atmósfera intensa, como si todos caminaran por la cuerda floja".

Y añade: "Los diálogos en el guión dejan entender que esos hombres tenían mucha información, pero que no sabían hasta qué punto debían compartirla con la nación".

"En esa especie de laberinto era fácil que algunas personas explotaran", explica la actriz Lily James. "Joe y Bruno consiguieron tomas sorprendentes de todos nosotros allí dentro".

El productor Douglas Urbanski añade: "El departamento artístico construyó decorados espectaculares con paredes gruesas, pero era posible moverlas para que Joe consiguiera otro ángulo, se acercara a los personaje y Bruno los iluminara a la perfección".

"Ya que buena parte de la película transcurre en ese búnker, era necesario comunicar un entorno claustrofóbico, crispante, así como una sensación de esfuerzo constante", explica Joe Wright. "No había tecnología punta en esas salas. Impresiona imaginar cómo trabajaban con medios muy básicos, impresiona y conmueve".

El Parlamento contrasta fuertemente con la actividad del búnker subterráneo. La recreación del edificio, tal como era antes de que los alemanes empezaran a bombardear Londres en otoño de 1940, es un enorme decorado construido en los estudios Warner Bros, Leavesden, en el sureste de Inglaterra.

"Un decorado ofrecía mayor libertad a Joe y a Bruno", explica Sarah Greenwood. "Consideramos la posibilidad de rodar en el Parlamento, aunque fue reconstruido posteriormente y no es idéntico al de 1940, pero nos comunicaron que los actores no podían usar los asientos".

Joe Wright añade, riendo de buena gana: "Los asientos del Parlamento están reservados a los traseros de los miembros. Así que decidimos construir el nuestro, y nos inclinamos por una madera más oscura, más intensa, más victoriana".

"Era un decorado grande, complicado. Nick Gottschalk, el director artístico, estudió todas las posibilidades dentro de nuestro presupuesto", dice Sarah Greenwood. "Pero mereció la pena porque obtuvimos la escala y el espacio que necesitaba Bruno para iluminar las escenas y para los movimientos de cámara. Bruno es un maestro de la luz, un gran naturalista, y sabe cuándo debe permitir a la historia y a la interpretación hablar por sí mismas".

Joe Wright añade: "Todo el guión nos lleva a lo que va a ocurrir, el inolvidable discurso que dio Churchill el 4 de junio de 1940".

El equipo de Jacqueline Durran vistió a los 450 figurantes que hacen de miembros del Partido Conservador y del Laborista. "Rodar con personas reales, no con figurantes generados por ordenador, nos llenó de energía", dice el director, que decidió poner música entre toma y toma para mantener la motivación. Entre los temas escogidos estaba "Hey Jude", de The Beatles.

"Los figurantes reaccionaban con entusiasmo durante los discursos de Winston, aplaudían y gritaban", recuerda Douglas Urbanski.

"Había momentos realmente asombrosos cuando Gary hablaba en el Parlamento o en el búnker", termina diciendo la diseñadora de producción. "Teníamos la sensación de ser testigos de la Historia".


Siguiendo los pasos
En EL INSTANTE MÁS OSCURO, cuando Churchill cruza St Stephen's Hall, alzando el sombrero y levantando el bastón ante las estatuas de los anteriores primeros ministros, Gary Oldman cruza realmente el Parlamento.

Se pidió y consiguió permiso para rodar en el Parlamento, también conocido como Palacio de Westminster. EL INSTANTE MÁS OSCURO es la segunda película que obtiene la autorización, la primera fue Sufragistas, pero tardó seis meses en llegar.

Los actores y el equipo técnico nunca habían pasado por una seguridad tan férrea para un rodaje. Absolutamente todo el equipo y todos los vehículos fueron comprobados en un lugar especial; una vez aprobados, tuvieron que seguir una ruta específica hasta el Parlamento. Si se desviaban de la ruta, debían volver al mismo lugar y pasar nuevos controles. Por suerte, solo ocurrió en una ocasión.

El permiso para rodar en St Stephen's Hall y en el palacio no exigió ningún cambio en el guión y, más aún, permitió que Gary Oldman fumara los puros de Churchill.

Como ya hemos dicho, se recrearon los interiores del 10 de Downing Street, pero los exteriores son auténticos. Las medidas de seguridad también fueron drásticas, y una vez más, EL INSTANTE MÁS OSCURO es la segunda película que obtiene la autorización. Hasta ahora solo se había permitido rodar documentales y noticias. Aunque el permiso también tardó meses en concederse, la espera mereció la pena por la mayor verosimilitud que adquiere la historia.

Solo se pudo filmar con un equipo restringido, pero los productores, el director y el actor estaban entusiasmados con que la cámara de Bruno Delbonnel pudiera seguir a Gary Oldman en el papel de Churchill andando por la calle y no solo delante de la puerta.

El día de rodaje más triste fue el 12 de noviembre de 2016, el Remembrance Day (Día del Recuerdo), cuando se filmó el ataque de la ciudadela de Calais en mayo de 1940, recreada en el fuerte Amherst de Chatham. Ciento diez figurantes, vestidos de uniforme, aparecen en la escena. Joe Wright pidió que sonara el tema "Sleep", de Max Richter, para crear el ambiente adecuado. Durante el asedio de Calais, las fuerzas británicas y francesas resistieron tres días al tremendo empuje alemán, haciendo posible la evacuación de las tropas británicas en las playas de Dunkerque, a costa de la vida de los defensores.

Bruno Delbonnel y Joe Wright habían estudiado la escena detalladamente para que la cámara empezara a filmar una cruz iluminada por velas en un altar improvisado, antes de seguir al brigadier mientras lee el telegrama que sella el destino de sus hombres. Para conseguir la toma en un solo movimiento, se ató al operador de la Steadicam con cables para que la cámara hiciera un picado que permitiera leer el contenido del telegrama. Una grúa le elevó a unos 12 metros de altura. A partir de ese punto hay una transición impecable a la perspectiva de un avión que va a lanzar las primeras bombas.

Con una gran sonrisa, Joe Wright dice: "No había trabajado con Bruno, y ha sido fantástico, en gran parte porque me obligaba a plantearme retos. Ha sido una pieza clave en la realización de EL INSTANTE MÁS OSCURO".

El montador Valerio Bonelli, que tampoco había trabajado con el director, empezó a montar con las composiciones de Dario Marianelli, ya que el oscarizado músico había escrito gran parte de la partitura antes del comienzo del rodaje. Joe Wright también ponía la música de Dario Marianelli en el plató para crear la atmósfera correcta.

"Creo que fue apropiado para una historia como esta, acerca de un momento clave para nuestra civilización, que el equipo reuniera talentos creativos británicos, franceses e italianos", dice Joe Wright.


La toma de posesión
Anthony McCarten reconoce que "en algunas escenas de EL INSTANTE MÁS OSCURO, Winston Churchill tiene un aspecto muy poco 'primer ministro'".

Joe Wright aclara el comentario anterior: "Winston Churchill solía acompañar sus comidas con vino blanco o whisky, y como trabajaba muchas horas, a veces lo hacía desde la cama o la bañera, dictando notas o reuniéndose con alguien; recibía visitas y debatía asuntos estatales en bata".

"Eso sí, pasase lo que pasase, siempre se echaba una siestecita a las 4 de la tarde, por lo que tenía una cama estrecha en las Salas de Guerra". El director añade: "Era el perfecto inglés excéntrico".

El guionista dice: "Para llegar al hombre detrás del icono tuve que establecer los rasgos más característicos de Churchill. La película es una ficción, pero refleja hechos documentados. Por ejemplo, hay algo que suele leerse en los libros de historia, y es que fue el hombre que ideó la operación Dinamo para rescatar a las fuerzas atrapadas en Dunkerque, en la que participaron barcos civiles para llevar a sus compatriotas a casa".

"El rescate de Dunkerque fue idea de Winston Churchill, y salvó a miles de soldados británicos y franceses", añade.

El guionista estaba decidido "a ir más allá de lo que se sabe de él. Tenía la sensación de que su naturaleza tridimensional había quedado enterrada bajo el barniz con que le había cubierto la Historia. Cuanto más importante es la figura histórica, más se apropia la gente de ella".

"Incluso la más fidedigna biografía siempre se cuida de evitar mencionar los puntos débiles de Winston, sus manías, sus dudas; se le describe como un personaje muy resolutivo", sigue diciendo Anthony McCarten. "Pero creo que le respetamos más si también conocemos sus defectos. En los últimos diez años, los historiadores han empezado a revelar otras dimensiones, y EL INSTANTE MÁS OSCURO forma parte de esta nueva tendencia".

Phil Reed, el asesor histórico de EL INSTANTE MÁS OSCURO, dice: "Se considera a Winston Churchill como el hombre que no solo salvó a su país, sino al mundo. Esta película ilumina un periodo en el que decidió luchar a pesar de todo, sabiendo que se lanzaba a recorrer un camino muy incierto".

"Pasó de estar rodeado de personas que no se fiaban de él ni le respetaban, a ser el líder que debía impulsar al gobierno, a sus compatriotas, al mundo, y lo consiguió".