Sobre la producción
Ambientada en Hollywood en 1950, LA EXCEPCIÓN A LA REGLA cuenta el floreciente romance entre la actriz principiante Marla Mabrey (Lily Collins) y su ambicioso chófer, Frank Forbes (Alden Ehrenreich). Ella es compositora, devota baptista y reina de la belleza de su pequeña ciudad. Él es un metodista que está prometido con su amor del instituto. Ambos son empleados del multimillonario Howard Hughes (Warren Beatty), que ha prohibido las relaciones románticas entre sus empleados. Cuando Frank y Marla se enamoran y desafían las reglas, la represión sexual y cultural de los 50 deja paso a unos años 60 más liberales.
La inusual comedia ofrece una ventana al surrealista reino de Howard Hughes, el multimillonario magnate del cine, afamado aviador y legendario excéntrico, que fue tanto una autoridad reguladora para muchas jóvenes estrellas como un infractor de las reglas que desafió las costumbres sociales y los códigos morales restrictivos de la industria. Los elementos de la vida real de Hughes se entrelazan en una historia cómica ficticia, que explora el panorama cambiante de las mujeres, el significado del amor y el poder transformador de la redención y la familia.
El reparto incluye a Alec Baldwin en el papel del hombre de negocios de la vida real Bob Maheu; a Annette Bening como la solemne madre baptista Lucy Mabre; Haley Bennet como la actriz Mamie; Candice Bergen como la secretaria de Hughes, Nadine, Matthew Broderick como el chófer principal de Hughes Company, Levar Mathis; Dabney Coleman como Raymond Holiday; Steve Coogan como el piloto Colonel Nigel Briggs; Taissa FarmiGa como la prometida de Frank, Sarah Brandsford; Ed Harris como el Sr. Brandsford; Megan Hilty como la actriz Sally; Oliver Platt como el hombre de negocios Forester; y Martin Sheen como el director ejecutivo de Hughes, Noah Dietrich.
El evocador ambiente de finales de los años 50 y principios de los 60 de la película, con sus ingenuas mujeres, sus magnates, estudios de cine y lujosas habitaciones de hotel cobra vida gracias a un equipo de decoración en el que se encuentra el cinematógrafo nominado cinco veces al Oscar® Caleb Deschanel, la diseñadora de producción cuatro veces nominada al Oscar® Jeannine Oppewall, el diseñador de vestuario ganador de dos premios Oscar® Albert Wolski, la decoradora de escenarios ganadora de un Oscar® Nancy Haigh, la maquilladora ganadora de un Oscar® Valli O'Reilly, la estilista nominada al Emmy y al BAFTA Cydney Cornell y el aclamado supervisor de efectos visuales John Scheele.
En 1958 Hollywood estaba en la cúspide del cambio. Los principales estudios estaban empezando a ver el declive del poder global cuando las compañías independientes dirigidas por artistas empezaron a surgir. Al mismo tiempo, el cerrado sistema de estudios, que mantenía a sus cuidadosamente refinados ídolos con contratos herméticos, pronto llegaría a su fin. Y las películas populares de entonces empezarían pronto a dejar de reflejar los valores conservadores de los años 50 para dar paso a las agitadas revoluciones sexuales, políticas y sociales de los 60.
1958 también fue el año en el que un joven Warren Beatty empezó su carrera. Criado en Virginia en el seno de una familia baptista, llegó a Hollywood en 1958 y debutó en el cine en 1961 con Natalie Wood en la película de Elia Kazan Esplendor en la hierba, la historia de las consecuencias de la represión sexual de dos jóvenes enamorados. La película fue el presagio de una nueva era en el cine, que cuestiona todas las reglas sociales: el amor, la familia, la industria, la religión, la guerra y la política hasta llegar a lo que hace que una vida tenga sentido.
Beatty se convirtió en uno de los principales directores de cine de Estados Unidos ganadores de un Oscar. Ha sido nominado a 14 premios Oscar y ganó el Thalberg Award, entre muchos otros premios. "En las películas de Warren siempre hay un sentido melancólico mezclado con un toque de humor, sin importar el tema sobre el que escriba", apunta su mujer y dos veces protagonista de una película suya, Annette Bening. "Da igual que haga una película sobre Hollywood, política o costumbres sociales".
Bonnie & Clyde (1967) usó las hazañas de los forajidos de la época de la Depresión para explorar la creación de rebeldes antihéroes, y es considerada una de las primeras películas de la época del Nuevo Hollywood. Shampoo (1975) muestra una visión de la atmósfera durante la elección de Nixon en 1968 a través de las correrías de un peluquero de Beverly Hills y sus clientes adinerados. El cielo puede esperar (1978), adaptación del clásico de 1941 El difunto protesta, es una comedia que trata no sólo del amor, el fútbol y los errores celestiales, sino también sobre la creciente corporatización de finales de los 70 en Estados Unidos.
Rojos (1981) cuenta la historia real del periodista John Reed durante la Revolución rusa, el romance que mantuvo y su participación en el ascenso de la izquierda en Estados Unidos. Dick Tracy (1990) redefinió el género de los cómics al dar vida al famoso detective. Bugsy (1991), la historia real del gánster que creó Las Vegas, reveló las contradicciones internas del gran estafador americano. La profética Bulworth (1998) convirtió la campaña política de 1996 en la historia de un franco senador americano que se convierte en una sensación popular en un marco satírico en temas de globalización, raza, medios de comunicación y el coste del sistema político roto.
Después de tomarse un descanso para formar una familia, Beatty regresa con La excepción a la regla, una película que ha tenido en lo más profundo de su mente durante muchos años, que refleja la propia educación de Beatty y su llegada a Hollywood en una época de cambio social.
Beatty admite haber pasado grandes momentos con Hughes: "Podía hacer lo que quisiera, pero había un cierto nivel de puritanismo que nunca llegó a alcanzar". Pero ideó una historia que utilizó el misterio y el impacto de Hughes a la vez que evitaba contar la vida del magnate. "No escribí una película biográfica de Howard Hughes en absoluto", explica Beatty. "Es más una historia de amor entre dos jóvenes de 1958 que trabajan para Hughes; una historia de amor que explora las consecuencias, a veces cómicas y a veces tristes, del puritanismo americano de finales de los 50 y principios de los 60, cuando yo llegué a Hollywood".
Ese tema queda personificado en los protagonistas románticos de la película: Marla Mabrey, una joven baptista sureña y virgen, que persigue la fama en Hollywood a pesar de su cerrada educación religiosa; y Frank Forbes, un metodista de Fresno y miembro del amplio equipo de chóferes de Hughes, que sueña con seguir los pasos empresariales del magnate. Tanto Marla como Frank compiten por, al menos, conseguir la rara oportunidad de conocer a Hughes, que se encuentra escondido en una nube de rumores y especulaciones. Mientras los dos tratan de averiguar cómo acatar las reglas que les inculcaron durante su educación y, a la vez, seguir adelante en Hollywood, su creciente atracción les hace caer en la regla más incuestionable de Hughes: los chóferes y las actrices nunca jamás pueden mantener una relación.
Beatty comenta: "La historia del propio Howard Hughes tiene una inevitable trayectoria descendente. A mí me interesaba más contar la historia de dos personas que, como yo mismo, llegaron a Hollywood en la época de Hughes y se enamoraron cuando las reglas jugaban en su contra".
La película también profundiza en cómo la diferencia de poder cambiante entre hombres y mujeres deja su huella en Marla y Frank, a medida que su relación avanza entre 1958 hasta la época posterior a Kennedy de 1964. "Durante ese breve periodo, el país vio una fuerte irrupción del feminismo", comenta Beatty. "Algunos apuntan a finales de los 50 y principios de los 60 como la revolución sexual. Creo que es justo decir que hubo verdaderos avances en la liberación de las mujeres, y que dio lugar a una gran agitación, replanteamiento, aceptación y rechazo. Y aún hoy continúa".
Es en este contexto en el que Marla se libera de las expectativas de la época. Tal y como lo explica el director de fotografía Caleb Deschanel: "Vemos a lo largo de la película cómo Marla y Frank triunfan sobre las restricciones de los 50... y se convierten en gente moderna".
La película también refleja el cambio en Hollywood en una época de cambio cultural. El propio Beatty presenció la evolución del antiguo sistema de estudios a un Hollywood más libre, creativamente hablando, que produjo las innovadoras películas de los años 70. Beatty recuerda: "Desde la primera película que hice, sentí que empezaba a ver la escritura a mano en la pared. Sentí que algunos actores iban a asumir más responsabilidades y más control y me di cuenta que si no tomaba yo la responsabilidad de realizar una película, nunca llegaría a hacer lo que pretendía hacer a veces. Por supuesto, hay muchas ocasiones en las que quieres actuar y desempeñar tu personaje, y yo he disfrutado haciendo las dos", afirma.
La actriz
En el centro de La excepción a la regla están sus dos potenciales amantes prohibidos por Howard Hughes, que están en contra de los métodos de control de Hughes, de sus nociones tradicionales del pecado y la culpa, así como de sus propias ambiciones individualistas, incluso aunque se sientan inevitablemente atraídos el uno por el otro. Beatty escogió a dos actores relativamente nuevos para interpretar a los dos novatos de Hollywood. "Yo siempre digo que el personaje es el argumento y el casting es el personaje", afirma Beatty. "Así que, últimamente, el casting se convierte en el argumento. Cuando conocí a Lily y Alden, pensé: ya veo cómo pueden desarrollarse los acontecimientos en esta historia".
Lily Collins, que debutó en el cine como la hija de Sandra Bullock en la película nominada al Oscar® The Blind Side (Un sueño posible) y fue la actriz principal de Cazadores de sombras: Ciudad de hueso y Blancanieves (Mirror, Mirror), interpreta a la reina de la belleza de su pequeña ciudad, Marla Mabrey. En La excepción a la regla, aunque al principio se muestra inocente ante las formas de Hollywood y bajo el ojo atento de su protectora madre, Marla, es inteligente, fuerte y se vuelve cada vez más brillante a medida que choca con convenciones e ideas que no parecen aportarle satisfacción ni felicidad.
Beatty afirma sobre el casting: "Yo creo que me llevó unos diez segundos darme cuenta de que Lily era la persona perfecta para esta historia".
Collins comenta: "Estaba a punto de irme de vacaciones cuando recibí una llamada que me decía: Warren dice que tienes que volver pronto porque tienes que empezar a ensayar. Estaba un poco aterrorizada, pero también algo asombrada por tener esta oportunidad. Es una historia diferente a cualquier otra ahora mismo".
La actriz admite que, cuando empezó el rodaje, estaba nerviosa. "Por supuesto que estaba nerviosa: ¡Es Warren Beatty! Pero pensé que si él creía en mí y vio algo en mí, mejor no defraudarle. Me sentí bastante como Marla en ese sentido, que no quería decepcionar a Howard Hughes", afirma Collins. La actriz se sumergió en una amplia investigación: leyó libros de la época, vio películas y habló con personas que vivieron en esa época, incluido Beatty, para saber cómo una novata de una pequeña ciudad como Marla llegaría a Hollywood en aquella época.
"Leí libros de los años 50 y estudié a actrices que trabajaron con Howard Hughes. Pero también hubo simplemente muchas conversaciones con Warren, que explica tan bien los sentimientos de la época, así como con Caleb Deschanel, Albert Wolsky y Jeannine Oppewall. Aprendí muchísimo escuchándoles hablar sobre el ambiente para las mujeres de entonces", recuerda. "Cuanto mejor comprendía la mentalidad de la época y cuantas más historias me contaba Warren, ya fueran historias personales suyas o de otras personas que conoció en su carrera, mejor comprendía el cambio de moral que tuvo lugar y la represión sexual".
Collins tenía claro por qué Marla empezó a revelarse contra todo, especialmente cuando salió con mucho más de lo que esperaba de una reunión en un hotel con Hughes. "Creo que a finales de los años 50, se esperaba que las mujeres fueran muy recatadas. Claramente, tenían cierto tipo de poder, pero al mismo tiempo, Hollywood era dirigida principalmente por hombres", observa Collins. "Te daban una voz, pero sólo la podías usar hasta cierto punto como mujer. Creo que Marla llega a desafiar ese límite que no podían sobrepasar las mujeres con sus voces. En Hollywood, Marla empieza a darse cuenta de que tiene una independencia que quizás no sabía que tenía".
Collins considera a Marla una persona que escogió la única cosa que no parecía probable que pudiera escoger una actriz principiante en Hollywood en aquella época: su propio camino. La actriz continúa: "Marla comienza con la suposición de que hay un conjunto muy específico de reglas muy que deben cumplir las mujeres para lograr el éxito. Aun así, gracias a su viaje a Los Ángeles y a todo lo que aprendió de su relación con Frank y con Howard, descubre realmente que esas reglas no tienen por qué aplicarse a ella. De hecho, no tienen por qué aplicarse a nadie".
Para Collins, lo mejor de Marla es que es auténtica, a pesar de la presión que tiene por comportarse como una verdadera fantasía femenina. "Me he dado cuenta de que había mucha filtración en lo que hacían las mujeres en los años 50. Las mujeres que vivían tras puertas cerradas no eran las mujeres que veías en la pantalla", apunta. "Marla lo único que quiere es ser Marla todo el tiempo. Creo que eso es parte de lo que la hace tan fascinante para mí".
Aunque Marla encontrara su sentido de identidad y su poder, está dividida por sus deseos enfrentados. Por un lado, tiene que descubrir lo que hacer con los sentimientos prohibidos que siente por su chófer, Frank. "Veo a Frank como la fruta prohibida de Marla. Se sienten indudablemente atraídos, pero entre sus religiones, los escrúpulos del tiempo, las reglas que Howard Hughes ha establecido y sus propios sueños de Hollywood, parece que nunca pueda llegar a ocurrir", reflexiona Collins. "Aun así, no pueden evitarlo y, por ese motivo, empieza esta tensa relación".
Los momentos más delicados de Collins llegan cuando canta la canción de Marla, Rules Don't Apply. Beatty acudió a la cantautora Lorraine Feather (la ahijada de Billie Holiday) y al compositor Eddie Burkina para crear la canción principal de la película. Collins comenta: "Cuando Marla se la canta por primera vez a Frank, es como si desnudara su alma. Experimenta realmente lo que es ser una joven mujer que tiene sentimientos y que va tras ellos, aunque otros digan que es inmoral".
Aun así, fue una proposición intimidante para Collins, que tuvo que cantar la canción en vivo en el escenario. "Fue aterrador", confiesa la actriz. "Pero a la vez, había algo liberador en ello. Había algo muy puro. Pero también pensé que, dado que en la película Lily dice que es compositora y no cantante, ella también habría sentido nervios en ese momento. Así que si mi voz desafinaba, no pasaba nada, ya que es exactamente lo que le pasaría a Marla en ese momento".
La actuación consiguió el objetivo de Beatty. "Me encanta la voz de Lily cuando es totalmente espontánea. Canta con mucha honestidad", afirma Beatty.
Más tarde, Collins vuelve a cantar la canción para Hughes, con resultado diferente. Collins explica: "Marla ha bebido alcohol por primera vez, así que cuando canta la canción para Howard, él percibe que la canción viene de un lugar sincero y amoroso y la interpreta como: 'Te veo. Te oigo. Siento tu batalla interna. A veces, ponemos reglas sobre nosotros mismos, y esas reglas no tienen por qué aplicarse a ti tampoco'. Es un bonito mensaje que ella comparte con los dos hombres y que, al final, creo que termina creyéndoselo dentro de sí misma".
Igual de complicado fue la borrachera de Marla, ya que ella nunca antes había bebido un trago de alcohol y, en esta ocasión, se termina una botella de champán de Hughes. "Marla pasa de la devastación a la comedia y al drama en cuestión de minutos; hay diversidad de emociones en esa escena", explica la actriz. "Fue, literalmente, una montaña rusa. Cuando terminamos la escena, me sentía como si hubiera luchado en una guerra. Fue aterrador, pero extremadamente gratificante.
"Nunca me había dado cuenta de lo real que puede ser para un actor tener que renunciar al autocontrol. Esos momentos en los que dejas de hacer lo que habías planeado son aquellos en los que consigues algo espontáneo, algo que no te esperabas. Es una lección que me llevo aprendida para siempre".
El chófer
Si le preguntas a Collins qué piensa de su compañero de película Alden Ehrenreich, la respuesta es rotunda: "Alden es una estrella de cine total", declara Collins. "Cuando entra en una habitación, quieres prestar atención. Cuando habla, quieres saber lo que está diciendo. Tiene los pies en la tierra, es divertido e inteligente, y creo que ésa es la razón por la que Marla se siente atraída por Frank también".
Ehrenreich ha actuado en la película de Woody Allen Blue Jasmine, en Stoker, de Park Chan-Wook y en ¡Ave, César!, de los hermanos Coen, y va a interpretar el codiciado papel del joven Han Solo en la nueva película de Star Wars. Al igual que con Collins, Beatty tenía en mente desde el principio a Ehrenreich, al que conoció hace años, cuando Ehrenreich empezaba con su carrera, y con el que ha estado en contacto desde entonces. Ehrenreich lo llama "una audición de cinco años".
Y se explica: "Conocí a Warren cuando tenía 19 años y acababa de hacer mi primera película. Desarrollamos una amistad o una especie de aprendizaje; quedábamos y hablábamos sobre todas las películas que había hecho Warren, de las que he sacado todo tipo de historias. Tiene un punto de vista interesante, no sólo de la industria del cine actual sino también de la historia del cine, y fue una gran experiencia de aprendizaje".
Trabajar con Beatty ofreció a Ehrenreich conocimientos sobre sus métodos. "Warren enfoca la realización de cine de una manera bastante poco convencional", observa Ehrenreich. "Cada persona que trabaja en la película empieza su trabajo yendo a su casa y conociéndole, y así es como se prepara el terreno. Creo que eso es algo que adoptó de Elia Kazan, que también solía quedar con sus actores repetidas veces. Creo que parte de lo que hace es conocer lo que hay dentro de las personas y aprender a trabajar con ellos en ese nivel, que es algo que también tiene influencia en su visión final de la película".
Para Ehrenreich, parte del atractivo de La excepción a la regla es que trata de una búsqueda que se ha convertido en una parte determinante de la vida moderna durante el último medio siglo: la búsqueda de cómo cada uno de nosotros podemos romper las limitaciones que pensamos que tenemos impuestas. "Creo que la película trata de muchas cosas", afirma el actor. "Pero en el fondo, trata sobre elegir tus prioridades en la vida: sobre si vas a dejar que te controle un tipo de sistema u otro o si, por el contrario, vas a aprovechar la oportunidad para crear tu propia vida libre de las presiones y culpas de la sociedad".
Ehrenreich sintió una conexión instantánea con Frank, que empieza la película como el chófer de Hughes, pero que apenas ha escondido sus ambiciones empresariales; unas ambiciones que se impulsan cuando tiene la oportunidad de entrar en el círculo interno de Hughes. "Frank es una persona muy ambiciosa y muy orientada al éxito", explica Ehrenreich. "Cuando lo conocemos en la película, aún no ha conocido a Hughes, pero cuando lo hace, empiezan a desarrollar un tipo de afinidad muy interesante. Howard termina aprendiendo a confiar en Frank, aunque no sea de confiar fácilmente en alguien, por decir algo, lo que pone a Frank en una situación de privilegio poco habitual".
También en su puesto de chófer de Hughes es como Frank conoce a Marla, que no se parece a ninguno de sus pasajeros principiantes. "Los dos se sienten un poco perdidos en este nuevo mundo y crean un vínculo entre ellos que pareciera que tuviera que ser romántico", apunta Ehrenreich. "Pero también se ven empujados hacia esta loca situación que crea Howard Hughes, en el que parece que las cosas que quieren en sus carreras están destinadas a mantenerlos aparte".
Cuando Frank y Marla chocan con barreras en su relación, las realidades de Hollywood como negocio —y como fantasía— empiezan a verse con más claridad. Ehrenreich afirma: "La temperatura de sus sentimientos, que están contenidos, les hace actuar de manera errática y empieza a causar estragos en sus vidas. Al mismo tiempo, son dos personas que se han intoxicado con el sueño de Hollywood; y creo que empiezan a darse cuenta de que el sueño que persiguen es en parte un espejismo. Es un gran despertar para ellos".
Al igual que Collins, Ehrenreich acudió a Beatty para parte de su investigación. "Elegí su cerebro no sólo por las películas de las que ha sido parte, sino también por la transición entre el viejo Hollywood de los años 50 y la nueva Hollywood de los 60 y 70. Era muy joven cuando empezó, pero conocía a personas como Orson Welles y Charlie Chaplin, así que obtener información de primera mano como ésa, tenía un valor incalculable. Es como si estuviera en una escuela de cine", reflexiona.
Ehrenreich esperaba siempre impaciente trabajar con Beatty a solas a medida que Hughes empieza a aceptar a Frank a regañadientes y luego, le adopta bajo su ala, y viceversa. "Hay mucho contenido emocional y muy personal en la relación entre Frank y Howard", apunta Ehrenreich. "Warren siempre hablaba de Frank y Howard como un tipo de relación padre-hijo, pero en el sentido de que Frank empieza a convertirse en un padre para Howard".
Beatty estaba encantado con la interpretación de Ehrenreich. "Alden es listo. Tiene un gran sentido del humor. Es atractivo. Pero también muestra una humildad verdadera. Igual que Lily. Los dos tienen una humildad auténtica, y ése es un elemento muy importante de los personajes de la película", afirma.
Igual de importante es la química que hay entre Ehrenreich y Collins. "Los dos son buenos por sí mismos, pero también hacen mejor al otro", concluye Beatty.
El multimillonario
Después de convertirse en un símbolo del declive en los últimos tiempos, sería fácil olvidar cómo era el poderoso y popular Howard Hughes en su época. Mucho antes de convertirse en el excéntrico famoso por excelencia en la segunda mitad de su vida, Hughes tuvo una gran influencia en la cultura como el perseguidor paradigmático del Sueño Americano.
Después de heredar una fortuna y la herramienta empresarial familiar de su padre, que murió cuando Howard tenía 18 años, quedó encantado de todas las formas de industria relacionadas con grandes sueños. Primero, cementó su reputación en Hollywood con las exitosas Los ángeles del infierno y Scarface, el terror del hampa. A continuación, aunque seguía produciendo y dirigiendo películas, fundó Hughes Aircraft Company, a la vez que estableció récords de aviación como piloto de riesgo. Ya convertido en un icono mundial y en el piloto estadounidense más famoso desde Charles Lindbergh, Hughes se hizo cargo de la TWA, que marcó el inició de la era del jet en Estados Unidos. Pero a finales de los años 40, el hombre ilustre por su osadía y por su astucia industrial y envidiado por sus glamurosos romances de Hollywood, se vio envuelto en rumores de compulsión obsesiva, reclusión, contratación de dobles y muchas otras enigmáticas idiosincrasias.
Mientras escribía el personaje, Beatty combinó hechos, historias apócrifas e imaginación para mostrar un Hughes tan solitario e incomprendido como rico y poderoso. El Hughes de Beatty es una leyenda que lucha contra su propio mito asfixiante, una maraña de contradicciones: a la vez brillante y bastante excéntrico. Tanto seductor como solitario, alentado por el poder pero en búsqueda de algo más mientras también batalla con su enfermedad mental.
El cinematógrafo Caleb Deschanel apunta: "El Howard de Warren es una persona fascinantemente extraña y, al mismo tiempo, realmente humana y algo trágica".
Beatty nunca tuvo un encuentro personal con Hughes, pero la presencia de Hughes se podía sentir fuertemente en Hollywood cuando Beatty llegó. Conocía muchas personas que habían trabajado con Hughes, lo que le dio un punto de vista diferente. "Conocía a mucha gente que conocía muy bien a Howard; y la verdad es que todo el mundo hablaba muy bien de él", comenta. "En ese momento, no sabía que Howard estaba tan interesado en ganar más dinero. Estaba interesado en volar, en hacer cine, en la política y en otras cosas".
Aun así, había una sensación de que la inusual vida de Hughes se prestaba a un tipo de discordancia constante entre su imagen y su realidad. "Creo que, a veces, si tienes todos los recursos financieros y el poder para hacer lo que quieras en la vida, puede llegar a ser problemático", observa Beatty.
Beatty también subraya que la imagen pública enigmática de Hughes era en parte su propia producción. Los finales de los años 50 era una época en la que la privacidad era alcanzable hasta para los más famosos; y también se cuidaba más, algo que se refleja en la película.
"Hughes creó una especie de misterio alrededor de sí mismo, que no creo que pudieras crear ahora con todas las redes sociales", reflexiona Beatty. Lo interesante es que en los 30, 40 e incluso los 50, la privacidad realmente era posible para la gente muy famosa. Y a veces la privacidad incluso estaba sobrevalorada. A los actores de Hollywood se les enseñaba en aquella época a controlar la manera en la que se les veía en cada aspecto. No sé si eso sigue siendo posible ahora, a menos que uno quiera ser un completo recluso".
Annette Bening comenta sobre el enfoque de Beatty de Hughes: "Creo que es muy divertido y algo indignante, pero también consigue reflejar una parte de dolor y suavidad en Hughes. Es tanto divertido como muy, muy conmovedor".
Beatty enfoca la dirección de cine como un trabajo que emerge de una unión fuerte con los actores, lo que le incluye a él mismo cuando actúa en sus propias películas.
"Dirigir es siempre una experiencia de colaboración", concluye Beatty. "He tenido la inmensa suerte de trabajar con lo que podría llamar grandes actores en muchas de mis películas; y lo que es más interesante es que siempre he notado que, en cierto sentido, ellos me dirigen a mí un poco también. Siempre es dar y recibir. Así que cuando te diriges a ti mismo es, de alguna manera, lo mismo que cuando tienes que confiar en tus actores. Si los conoces bastante bien, sabrás cómo lo estás haciendo sólo por cómo están respondiéndote".
El reparto
Alrededor de Lily Collins y Alden Ehrenreich hay un logrado reparto, en el que cada uno de sus miembros crea un personaje diferente ligeramente basado en figuras o entidades históricas. Van desde oscarizados nombres como Alec Baldwin, Annette Bening, Candice Bergen, Matthew Broderick, Steve Coogan, Ed Harris, Oliver Platt y Martin Sheen hasta promesas como Haley Bennett y Taissa Farmiga.
Beatty afirma: "Alec Baldwin es impagable en el papel de Bob Maheu, al que yo conocía. No hay un actor con el que te lo pases tan bien trabajando como Matthew Broderick. Tiene un gran sentido del humor y es un placer tenerle cerca. Lo mismo se aplica a Oliver Platt, que también estuvo muy divertido en Bulworth, y no hay una persona más graciosa que Steve Coogan".
Y continúa el director: "Marty Sheen es un extraño regalo para cualquier película en la que participe, al igual que Candy Bergen, a la que conozco desde que tenía 17 años y que tiene un gran sentido cómico, además de ser una fantástica actriz dramática. Taissa Farmiga es maravillosa, y creo que tiene un gran futuro; y Ed Harris fue tan amable de venir a trabajar con su mujer, Amy Madigan, en los papeles de los padres de Taissa. Haley Bennet y Megan Hilty también son impresionantes. Dabney Coleman personifica lo más significativo de la infancia de Hughes. Paul Sorvino siempre está perfecto".
Hubo un miembro del reparto que tuvo la oportunidad de ver el desarrollo de la historia en primera fila: la mujer de Beatty, la cuatro veces nominada al Oscar® Annette Bening (a la que pudimos ver este año en 20th Century Women), que interpreta a Lucy Mabrey. La actriz afirma: "Conozco esta historia desde hace mucho tiempo, a medida que fue evolucionando".
Bening apunta que es la primera vez que ha tenido a Beatty como director. "He hecho películas con él, pero nunca ha sido mi director. Otros actores me han contado que es una experiencia genial que te dirija, pero nunca lo había probado de primera mano. Ahora, he podido comprobar que su entusiasmo es contagioso y que es increíblemente atento. Respeta mucho a los actores y realmente quiere escuchar lo que dicen. Es un gran espectador, así que me sentía libre y era un placer. Además, tenía la oportunidad de mandarme, que creo que es algo que, en cierto modo, disfrutó".
Para Bening, Lucy Mabrey también fue un desafío divertido, diferente a cualquier otro personaje que haya hecho. "Creo que Lucy es una mujer muy inteligente", apunta. "También es una persona muy religiosa y algo recelosa de las circunstancias bajo las que su hija ha llegado a Hollywood de la mano de Howard Hughes. Se siente protegida y no está segura de que sea una buena idea. Es una madre cariñosa que, por supuesto, quiere la felicidad para su hija, pero que encuentra toda la situación un tanto extraña. Aun así, creo que termina sorprendiendo a la gente con sus reacciones ante lo que le pasa a Marla. Lucy no es del todo lo que parece".
El doble ganador del premio Tony y nominado al Globo de Oro Matthew Broderick interpreta a uno de las infinitas manos derechas de Hughes: el jefe de su equipo de chóferes, Levar Mathis, que guía a Frank en su odisea hacia el misterioso mundo de Hughes. Broderick afirma que se sintió atraído tanto por Beatty como por la historia, que no se parecía a ninguna otra.
El actor apunta: "Hay una característica retro en la película que parece muy personal. Es como una película de Warren Beatty, no una película hecha por un comité. En su dirección puedes ver que se preocupa por cada mínimo detalle, por eso es una película completamente suya. Eso no es común hoy en día".
El diseño
La excepción a la regla recrea un mundo que existió no hace mucho, pero que casi ha desaparecido visualmente: el Hollywood de finales de los años 50. Para crear el estilo vivo de la película, Beatty reunió a un equipo de reconocidos maestros en sus campos: el director de fotografía Caleb Deschanel, la diseñadora de producción Jeannine Oppewall y el diseñador de vestuario Albert Wolsky.
"Albert hizo Bugsy para nosotros y ganó un Oscar®. Para mí, es impecable y es también una de las pocas personas que sé que tiene casi mi edad", bromea Beatty. "Ha hecho un trabajo espectacular en La excepción a la regla. Jeannine Oppewall es una diseñadora de producción igual de genial. Es divertido trabajar con ella, es sensata y siempre dice lo que siente. Caleb es un cinematógrafo experto y nos ha dado unas imágenes maravillosas".
Deschanel, ganador del premio a la trayectoria de la American Society of Cinematographers, ha sido nominado cinco veces al Oscar® por Elegidos para la gloria, El mejor, Volando libre, El patriota y La pasión de Cristo, y ha recibido otros premios por Bienvenido, Mr. Chance y El corcel negro. Conocido por ser capaz de ilustrar el mito y la parte personal con sus composiciones e iluminaciones, aporta estas dos cualidades a La excepción a la regla.
Matthew Broderick apunta: "Caleb le da a la película la apariencia de una película tecnicolor clásica de la Edad de Oro de Hollywood y a la vez una apariencia moderna. De alguna manera, consigue combinar las dos perfectamente. Y usa la iluminación de formas que no he visto en mucho tiempo, con las que realmente captura el sentimiento que hay en los ojos de alguien. Sus imágenes son realmente bonitas, originales e inesperadas".
Annette Bening añade: "Hay un ambiente muy glamuroso durante toda la película. Es como un paso más allá de la realidad, y más de lo que suelen ser las películas".
Deschanel afirma que él solía ver la televisión de los 50 y 60 para inspirarse en lugar de ver películas. "La televisión te ofrece una referencia maravillosa de cómo era la vida en esa época", explica. "Y lo maravilloso de La excepción a la regla es que trata de dos personajes que empiezan de cero como parte de esa época, pero que al final de la película, se convierten en personajes modernos".
Una de las claves para Deschanel al crear la imagen de la película era la iluminación y las sombras. "Hay un elemento importante que es que Howard Hughes siempre está en la penumbra. A menudo, los cinematógrafos tienen que pelearse con los directores, que quieren siempre las cosas con más claridad, pero Warren era todo lo contrario; él quería esa oscuridad particular y ese ambiente misterioso para Howard. Así que, cuando Lily conoce a Howard en la suite de su hotel, al principio, apenas puedes distinguirle. Quise que fuera ese momento típico en el que quieres ver más de él y estás ansioso por tener la oportunidad de verle, de manera que cuando por fin sale a la luz, es fascinante poder verle con claridad".
Una de las escenas favoritas de Deschanel es el punto álgido de la película. "Me encanta la escena final en el dormitorio con las cortinas, cuando Lily va a ver a Howard después de varios años. Hay muchas piezas de puzle que se unen en ese momento y que hacen que todo encaje de una manera maravillosa; y en el que Howard sigue manteniendo su misterio hasta el final".
Como padre de dos importantes actrices y cineastas [Zooey y Emily], a Deschanel también le encanta que la película trate, en parte, del ascenso de las mujeres en Hollywood y en el mundo. "Habiendo visto cómo estaban las cosas en los años 60, creo que ahora están mucho mejor", apunta. "Eso no significa que no haya muchas cosas que mejorar y mucho progreso que realizar. Pero me gusta que esta película esté ambientada en una época en la que surgió el ideal de que algún día habrá plena igualdad".
Jeannine Oppewall, nominada al Oscar® por L.A. Confidential, Pleasantville, Seabiscuit, Más allá de la leyenda y El buen pastor, es una gran conocedora de las películas históricas y de la historia de Los Ángeles. Pero para La excepción a la regla, crea la Hollywood más secreta y exclusiva de Howard Hughes, un reino entre bastidores de habitaciones de hotel, salas de proyección, casas alquiladas, restaurantes y asientos traseros de coches.
"Esta película trae de vuelta una ciudad de Los Ángeles que es difícil encontrar hoy en día", subraya Oppewall. "Hay partes de esa vieja Hollywood que siguen ahí, pero lo complicado en esta película era unirlo todo a lo que necesitábamos para crear estos personajes. Creo que una de las cosas bonitas de esta película es que Warren hace las cosas de una manera muy parecida a la vieja escuela de Hollywood, en la que se toma su tiempo para pensar en cada fotograma; y creo que la gente echa un poco de menos ese tipo de cine. Además, Warren tiene una manera de contar grandes historias con mano blanda".
Otro de los desafíos era que Howard Hughes fue, en palabras de Oppewall, "un hombre que vivió principalmente en la oscuridad de las suites de hoteles". Oppewall y su equipo se convirtieron en hoteleros virtuales; recrearon lujosos complejos hoteleros, como el Beverly Hills Hotel, el Desert Inn de Las Vegas, The Acapulco Princess, el Ritz de Londres y el Intercontinental de Managua. "No podían ser todos iguales, así que cada hotel tiene su propio estilo", explica Oppewall. "El Desert Inn es moderno, de mitad de siglo, Managua es del estilo de los hoteles sudamericanos Grand Dame, mientras que el de Londres tiene un estilo europeo, lujoso y de tonalidades más claras".
El Beverly Hills permitió a la película el inusual privilegio de grabar en sus exteriores. Más tarde, Oppewall creó el interior de las suites desde cero en un escenario. Tanto para el Acapulco Princess como para el Desert Inn, utilizó el antiguo Arrowhead Springs Hotel & Spa de San Bernardino, diseñado por el famoso arquitecto de Carolina del Sur Paul Williams. Actualmente, el edificio es la oficina central de la Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo. Sin embargo, el grupo dio la bienvenida a la producción, de manera que Oppewall pudo crear dos diseños diferentes; eliminó un "hotel" y confeccionó otro con un estilo decorativo totalmente diferente.
"Ese lugar es una verdadera joya", comenta Oppewall sobre el complejo de Williams, que se encuentra en las montañas de Carolina del Sur. "Los interiores originales son obra de Dorothy Draper, que es también conocida por sus diseños para hoteles de lujo. E incluso una vez tuvo allí una suite nupcial Elizabeth Taylor. Una de las cosas de las que te das cuenta al mirar este antiguo hotel es cómo ha cambiado nuestro sentido del espacio. Ves estas suites de película y piensas: ¡eso no es mucho más grande que la típica habitación de cualquier persona actual! Además, la gente tenía muchas menos posesiones, por lo que las casas y las habitaciones no estaban tan abarrotadas".
Ése es, sin duda, el caso de la casa alquilada de Hollywood Hills a la que llegan Marla y su madre. "Al principio, Warren y yo hablamos de usar una casa típica del mediterráneo español, pero luego empezamos a ver nuevas casas de mitad del siglo, ya que Hughes era conocido por su interés por la arquitectura", explica Oppewall. "La casa que encontramos era increíble, porque está en una colina muy empinada; y era una locura llevar todo el equipo hasta allí, pero es que... tiene unas vistas tan maravillosas".
Oppewall también usó el auténtico Musso & Frank Grill, un restaurante que lleva en Hollywood Boulevard desde 1919; y el estudio de Hollywood Club YWCA, diseñado por la legendaria y prolífica arquitecta californiana Julia Morgan, que también diseñó Hearst Castle.
Un aspecto divertido para Oppewall fue trabajar en un territorio nuevo para ella: la aeronáutica. El equipo recreó tanto una torre de control de los años 50 —basada en una reliquia deteriorada del aeropuerto de Ontario, que Oppewall exploró con una destartalada escalera— como una cabina de piloto del ahora excesivamente raro avión de hélices Lockheed Constellation, un diseño que encargó Hughes cuando era jefe de la TWA. (Aunque fue desechado después de la llegada de los aviones a reacción en los 60 y 70, hay varios Constellation que todavía funcionan).
"No soy una experta en aviación, así que fue un extenso proceso de aprendizaje", afirma. "Nos dimos cuenta rápidamente de que no íbamos a encontrar un Constellation utilizable. Así que tuvimos que trabajar con nuestras investigaciones y fotos y con un asesor que conocía el Constellation de arriba abajo. El objetivo era conseguir que todos los artilugios de la cabina del piloto estuvieran en su sitio, además de que funcionaran como queríamos para la escena".
De principio a fin, Oppewall disfrutó mucho colaborando con Beatty. "Como Warren es el escritor, ya ha pasado muchos años imaginando cómo se moverían sus personajes dentro de los escenarios, lo cual era muy importante pare él y es diferente al método de trabajo que utilizan otros directores con los que he trabajado", explica. "Warren sabe hacer que los planes sobre el papel cobren vida, así que pudimos hablar con mucho detalle del diseño. Fue un baile interesante que hice con él cada día. Con Warren, aprendes a bromear y a parar; para mí fue un trabajo maravilloso".
Muchos de los demás miembros del reparto se sentían de manera similar al trabajar con el diseñador de vestuario Albert Wolsky, que es conocido por vestir personajes que hablan con cada puntada. Ganador de un Oscar® por All That Jazz (Empieza el espectáculo) y Bugsy, ha sido nominado por su trabajo en La decisión de Sophie, Natty Gann, Toys: fabricando ilusiones y Revolutionary Road. Recientemente, fue diseñador de vestuario de la película ganadora del Oscar de Alejandro G. Iñárritu Birdman o (La Inesperada Virtud de la Ignorancia).
"Albert es una gema", afirma Lily Collins. "Es muy particular, delicado y preciso al milímetro. Me ha enseñado mucho sobre proporción y cómo el más mínimo cambio puede alterar toda la forma de tu cuerpo y darte una impresión totalmente nueva".
Y añade: "Warren fue muy particular sobre la apariencia de Marla y sobre cómo quería que evolucionara como la mujer que es. Y Albert, con sus colores y sus patrones e incluso con sus sombreros y bolsos, mostró esa evolución espléndidamente".
Broderick añade: "Albert Wolsky es simplemente uno de los mejores. Es muy inteligente y divertido y todo el mundo está muy guapo con su ropa. Creo que mi personaje estaba frustrado, porque sólo se viste con un uniforme. Pero incluso con eso, pone muchísimo cuidado para que los trajes y las camisas encajen perfectamente y cuenten con todo tipo de detalles".
El estilo de los escenarios, el vestuario y la fotografía se convirtieron en otra importante fuente de inspiración para los actores. "El Hollywood que crearon Jeannine, Albert y el resto del equipo era, de alguna manera, tanto íntimo como totalmente transportador", resume Alden Ehrenreich. "Podías ver lo conmovedor que era para Warren estar en los escenarios, porque se parecía mucho al mundo que se encontraría cuando llegó de Virginia a California en 1959. Contábamos con un entorno tan increíblemente rico que hizo que esta imaginativa historia de amor se sintiera de una forma muy real".